Instrumento laboris

Los diez mandamientos son resumen y proclaman la ley de Dios. Son un don de Dios a la humanidad, para que conozcamos su Santa Voluntad. La conciencia moral ordena a la persona, «en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal. Juzga también las opciones concretas aprobando las que son buenas y denunciando las que son malas, es decir, la posibilidad de ver nuestros propios actos en relación con los planes de Dios. Estos foros son un espacio para discutir, aclarar, consultar y aprender a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, guiados por su gracia y para promover una buena formación de la conciencia

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Instrumento laboris

Notapor enriman » Mar Feb 16, 2016 2:30 pm

Buenas tardes:

Me estoy leyendo el documento y en el apartado referente a la concepción de los hijos, resulta que salvo error por mi parte, viene a decir la Iglesia que los fieles no llegan a entender la relación y vínculo que debe haber entre el Matrimonio y la concepción de los hijos. Resulta que mi mujer se ha casado conmigo con cierta edad, y además después de unas revisiones ginecológicas, dijeron que la probabilidad de concebir eran escasas. Por lo demás, estamos abiertos y dentro de nuestros conocimientos , hacemos nuestras cuentas, etc. ¿Qúe se supone que debo o debemos interpretar acerca de nuestro matrimonio?
Gracias y un abrazo en Nuestro Señor.
enriman
 
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Re: Instrumento laboris

Notapor eduarod » Mar Feb 23, 2016 6:02 pm

Estimado en Cristo enriman:

Acabo de escribir una respuesta que, aunque en un contexto muy diferente, toca parte de estos temas:
http://foro.catholic.net/viewtopic.php?f=181&t=27756&p=490240#p490240
Y es que, en efecto, existe una relación no solo muy importante, sino esencial entre el Sagrado Matrimonio y su FIN PRIMARIO, que es el fin procreador.
Sin embargo, ya en esa respuesta señalaba un servidor que no necesariamente el fin procreador se realiza por los medios biológicos convencionales, sino existen otras formas de realizarlo, notoriamente la adopción, pero no es tampoco esa la única manera. De hecho, la Iglesia Enseña que, aún respecto a los hijos biológicos, los padres NO cumplen la parte más importante y fundamental a través de la simple concepción biológica, sino la procreación es una labor continuada que encuentra su expresión más sublime en ayudar a los hijos a nacer a la Vida de la Gracia, esto a través de los Sacramentos, notoriamente el Bautismo, pero también a través de TODA la educación y formación que va llevando a los hijos a Cristo. Nos enseña el Papa Pío XI en su Encíclica Casti Connubii:
14. Pero los padres cristianos deben entender, además, que ellos están destinados no ya sólo a propagar y conservar el género humano sobre la tierra; más aún, ni siquiera sólo a educar a unos adoradores cualesquiera de Dios, sino a engendrar la progenie de la Iglesia de Cristo, a procrear conciudadanos de los santos y domésticos de Dios, para que crezca de día en día el pueblo consagrado al culto de nuestro Dios y Salvador. Porque, pese a que los cónyuges cristianos, aunque santificados ellos, no pueden transmitir la santidad a la prole, antes bien la generación natural de la vida se ha convertido en camino de muerte por donde pasa a la prole el pecado original, participan, no obstante, en cierto modo, algo de aquel primer matrimonio del paraíso, ya que en ellos está ofrecer su propia descendencia a la Iglesia, para que esta madre fecundísima de hijos de Dios la reengendre para la justicia sobrenatural mediante las aguas del bautismo y la haga miembro vivo de Cristo, partícipe de la vida inmortal y, finalmente, heredera de la vida eterna, que todos anhelamos.

15. Meditando sobre esto, la madre verdaderamente cristiana podrá, sin duda, comprender que, en un sentido más profundo y consolador, se refieren a ella aquellas palabras de nuestro Redentor: La mujer..., una vez alumbrado el hijo, ya no se acuerda de su trance por el gozo de ver nacido un hombre para el mundo, y, sobreponiéndose a los dolores, cuidados y cargas del deber maternal, se gloriará en el Señor mucho más justa y santamente que aquella matrona romana, la madre de los Gracos, de la floridísima corona de los hijos. Y ambos cónyuges verán estos hijos, recibidos de la mano de Dios con pronto y agradecido espíritu, como un tesoro confiado por Dios a ellos, el cual no habrán de gastar exclusivamente en beneficio propio ni de la sociedad terrena, sino que habrán de restituir con fruto al Señor en el día de la cuenta.

16. El bien de la prole, sin embargo, no está completo con la procreación, sino que debe añadirse otro, consistente en la debida educación de la misma. Poco en verdad habría mirado el sapientísimo Dios por la prole engendrada, y, consiguientemente, por todo el género humano, si no hubiera dado también el derecho y el deber de educar a aquellos mismos a quienes había concedido la potestad y el derecho de engendrar. Nadie puede ignorar, en efecto, que la prole no se basta a sí misma, que no puede proveer ni siquiera en las cosas que afectan a la vida natural, y mucho menos a las que tocan al orden sobrenatural, sino que por muchos años necesita del auxilio, de la enseñanza y de la educación de los demás. Y está claro que, por mandato de la naturaleza y de Dios, este derecho y deber de educar a la prole compete en primer lugar a los que iniciaron la obra de la naturaleza engendrando, y a los cuales está terminantemente vedado exponer a una ruina cierta lo iniciado, dejándolo imperfecto. Ahora bien: a esta tan necesaria educación de los hijos se ha atendido de la mejor manera posible en el matrimonio, en el cual, hallándose ligados los padres con un vínculo indisoluble, cuentan siempre con la cooperación y la ayuda de ambos.

Esa misma parte es la que cumplen los padres adoptivos respecto a los chiquitos que, por ese medio, la Providencia ha puesto a su cuidado. Y así también existen otras posibilidades diversas (p.ej. participar con otros padres en el nacimiento de sus hijos a la Gracia a través de la formación en catecismos y escuelas parroquiales).


Sin embargo, lo anterior NO quiere decir que la procreación biológica sea meramente accesoria y casi como "opcional". Ya que no solo es la expresión más natural de ese fin procreador, sino, cuando se entiende correctamente, se da cuenta uno de que es un evento sublime en el que los hombres se hace co-creadores con Dios, participando junto con Él en la creación de un nuevo hijo Suyo, cuyo valor es tal, como para que Dios Mismo, en la Persona de Cristo, se Entregase en la Cruz por él. Por eso los padres DEBEN buscar y estar abiertos a la vida en tanto no exista una causa seria que implique proponer a Dios el espaciamiento de los nacimientos por los medios legítimos Dispuestos por Él según lo Enseña la Santa Madre Iglesia.
Se entiende perfectamente que los problemas médicos y biológicos, así como la avanzada edad pueden ser factores que hagan poco probable esa situación. Y por eso es que hablé primero sobre los complementos y las alternativas a la simple procreación biológica. Pero, insisto, que no todos los matrimonios puedan cumplir ese fin en su expresión más natural significa que esta sea accesoria u "opcional". Nos Enseñaba el Venerable Pío XII en un famoso discurso pronunciado ante la Unión de Obstétricas italianas:
La verdad es que el matrimonio, como institución natural, en virtud de la voluntad del Creador, no tiene como fin primario e íntimo el perfeccionamiento personal de los esposos, sino la procreación y la educación de la nueva vida. Los otros fines, aunque también los haga la Naturaleza, no se encuentran en el mismo grado del primero y mucho menos le son superiores, sino que le están esencialmente subordinados. Esto vale para todo matrimonio, aunque sea infecundo; como de todo ojo se puede decir que está destinado y formado para ver, aunque en casos anormales, por especiales condiciones internas y externas, no llegue nunca a estar en situación de conducir a la percepción visual.

Entonces, así como si por circunstancias particulares un ojo determinado no logra ver, no puede decirse por ello que ESE ojo no estuviese destinado para ver, ni, muchísimo menos, puede generalizarse diciendo que es "opcional" que los ojos humanos vean. Antes bien, el hecho de que un ojo en particular no pueda ver debe considerarse una anomalía que debería intentarse corregir por todos los medios razonables que estén disponibles.
Y así, aunque, en efecto, habrá circunstancias en las que, por más esfuerzos que se hagan, no se logrará curar la ceguera y el ojo seguirá sin ver; eso no quita veracidad a la afirmación de que el ojo humano está hecho para ver, y ESE ojo en particular TAMBIÉN tenía ese destino primario, aunque no se haya logrado conseguir.
De la misma manera ocurre en el Sagrado Matrimonio: aunque haya matrimonios que resulten estériles, no por eso se puede decir que el matrimonio en general, ni ese matrimonio en particular, tuviesen entonces otro fin. Sino que deberá hacerse lo física y moralmente posible para que dicho matrimonio pueda cumplir su función primaria; y si, en todo caso, no logra cumplirse de manera biológica y se sigue un medio alterno de vivir la fecundidad del fin procreador (tal como la adopción o los otros que hemos descrito), ese medio alterno cobra sentido y encuentra su razón de ser precisamente en la PARTICIPACIÓN que tiene de lo que, de suyo, fue siempre la función natural de ese y todos los matrimonios.

De hecho, recordando a Sara, la madre de Issac, y a Isabel, la madre de San Juan Bautista; por mucho que la ciencia parezca demostrar lo que sea, no podemos NUNCA descartar el Poder de Dios, y lo que Él Pudiera Tener Previsto para la situación concreta... a pesar de que todo el conocimiento humano pudiera parecer decir otra cosa. Pero desde luego que eso no es algo que podamos dar por hecho ni muchísimo menos exigir, sino corresponde a los Designios Extraordinarios por los que Dios Manifiesta Su Ilimitado Poder para el bien de los hombres.

Que Dios te bendiga.
eduarod
 
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