Ponderación de la esperanza en la moral

Los diez mandamientos son resumen y proclaman la ley de Dios. Son un don de Dios a la humanidad, para que conozcamos su Santa Voluntad. La conciencia moral ordena a la persona, «en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal. Juzga también las opciones concretas aprobando las que son buenas y denunciando las que son malas, es decir, la posibilidad de ver nuestros propios actos en relación con los planes de Dios. Estos foros son un espacio para discutir, aclarar, consultar y aprender a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, guiados por su gracia y para promover una buena formación de la conciencia

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Ponderación de la esperanza en la moral

Notapor antonio cristiano » Jue Abr 28, 2016 10:29 pm

La virtud teologal de la esperanza muchas veces no se practica, y eso lleva a caídas motivadas por la desesperación. Hay quienes tienen la virtud de la fe, se levantan de la corrupción, deciden la conversión al camino de Dios, tienen un fuerte propósito de seguir ese camino usando de todos los medios disponibles.

A pesar de ello, a los dos pasos se vuelve a caer. ¿qué sucede? ¿acaso la raíz de la gula, lujuria, ira o cualquier otra perversa inclinación es más fuerte que la misericordia de Dios? ¿Es que Dios les ha abandonado?

Lo cierto es que es fácil solución (siendo un don de Dios); consiste en practicar la virtud de la esperanza. Sucede que cuando una persona cae en estas circunstancias señaladas, no cae por amor a la depravación, no cae con gusto, sino por desesperación.

La desesperación consiste en una terquedad en creer que los prodigios de Dios que conocemos de la fe no se aplican a nosotros. Es una creencia insensata pero surge de forma natural en nosotros. Cuando uno cae en estas condiciones así razona consigo mismo: sé las verdades de la fe, pero ahora no estoy en condiciones de practicar la virtud, voy a caer y no puedo evitarlo, y cuando más piense en evitarlo más voy a caer, así que me dejo caer a mi pesar, mañana practicaré la virtud.

Llega mañana, y "mañana" se convierte en otro "mañana"; y al final el pobre acaba de mal en peor; pues ese "mañana" es fantasía, en "hoy", en este momento, lo que sucede es que está desesperando, cree que los prodigios de Dios todopoderoso son reales y le permite la libertad de practicar la virtud, pero se vuelve terco y no espera estos dones "hoy", sino "mañana", es decir, que en el "hoy" que es la realidad, está desesperado. "mañana" es un engaño diabólico sin fundamento, pues si no se practica la virtud de la esperanza "hoy" ¿cómo se "espera" que "mañana" se pueda practicar si el grado de desesperación ha aumentado? Y así muchos caen al infierno.

Lo paradójico es que el remedio a la desesperación es sencillo; es practicar la virtud de la esperanza, que no tiene nada de duro como puede ser en ocasiones la virtud de la caridad, sino que siempre es dulce y embriagadora. Hay que dejarse enamorar por Dios y no rechazar tan tercamente sus dones, pues en la desesperación rechazamos los dones por nuestra terquedad, no por amor a los vicios.

Pero no debe descompensarse el equilibrio entre esperanza y caridad, es decir, tampoco se puede tener presunción de ser "salvo porque sí", la esperanza tiene su fundamento que es la fe junto con la voluntad de obedecer a Dios (que es la caridad)
antonio cristiano
 
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