por eduarod » Lun Jul 04, 2016 2:47 pm
Estimado en Cristo enriman:
1. No recuerdo haber recibido un mensaje tuyo y acabo de volver a revisar y no encuentro ninguno, pero si he recibido otros recientemente. ¿Podrías volver a mandarlo por favor? (o si lo prefieres puedes intentar primero con un mensaje corto de prueba).
2. Respecto a los juicios, el asunto es sencillo: se juzga las situaciones observables y objetivas, y en función de ello se puede hacer saber a la persona lo que objetivamente "se ve desde afuera" que está haciendo, e invitarla a que entienda que eso está (o al menos parece estar) mal; de modo que ella misma pueda evaluarse ante Dios y corregir (si está mal) y/o perfeccionar (si simplemente parece mala) su acción objetiva.
Pero NO se juzga a la persona por dos razones:
a) La más tradicionalmente citada es que no conocemos todas las circunstancias, conocimientos e intenciones del corazón con los que la persona realiza sus acciones, todo lo cual es indispensable conocer para poder realizar un juicio serio y justo sobre la situación real de la persona. A veces ni la misma persona conoce esto con exactitud, solo Dios, por ello solo Èl puede Juzgar con Justicia y Verdad.
b) Pero, además del conocimiento de todos esos elementos, es preciso saber valorarlos y aplicarlos apropiadamente, y aquí es donde entra esto sobre lo que el Papa nos ha insistido: no solo no podemos Juzgar apropiadamente porque no conocemos todos los detalles que pueden afectar las decisiones y acciones de nuestros hermanos, sino además porque simplemente no tenemos la Perfección de la Misericordia de Dios que es el criterio apropiado para realmente sopesar y valorar correctamente cada elemento dentro de esas acciones.
Nótese, sin embargo, que, contra lo que alguno pudiera pensar, hablar de un Juicio Misericordioso no necesariamente significa hablar de un juicio más indulgente o bonachón; pues, como lo sabe todo padre o mentor que ha educado o corregido a un hijo o a un aprendiz, en ocasiones la Misericordia puede ser más rigurosa y exigente precisamente porque busca el bien real del ser amado; el punto es que no lo hace por perfeccionismo irracional, rencor, "desquite", egoísmo ofendido, revancha o cosa semejante, sino es rigurosa y exigente porque sabe con certeza que la persona es capaz de hacer algo mejor, y esa exigencia contribuirá a su bien haciéndole una mejor persona. Aunque, por supuesto, un Juicio Misericordioso igualmente puede ser indulgente con quien lo amerita. Pero entonces se requiere una Misericordia Perfecta que pueda determinar con toda precisión quién necesita qué y porqué; y eso es justo lo que nosotros estamos muy lejos de poseer.
Por eso el Papa dice que no juzguemos, pero no que no podamos aconsejar o intentar corregir. La manera correcta de hacerlo es seguir los pasos que Jesús Mismo nos Enseñó (ir primero en privado, luego con algunos testigos si no hace caso y luego con toda la Comunidad, o sea, la Iglesia) y en los cuales no haremos una afirmación tajante sobre lo que no podemos juzgar ("eres un pecador", "estas en pecado", etc.) sino una afirmación más acorde con la evaluación externa que es lo que realmente podemos hacer ("observando tu comportamiento he visto que haces esto, y salvo que tengas una buena razón que lo explique, es importante que entiendas que..."), desde luego adaptada a la forma en que nos relacionamos con esa persona.
Que Dios te bendiga.