Ariel escribió:Orsonb escribió:Y en la elección presidencial, puedes hacer como hicimos muchos (elegir al menos malo de todos -porque claramente había unos que propiciaban males mucho peores-, tal como recomendó Mons. González; o bien, hacer como hicieron otros: anular).
Orsonb, cuando un político promueve cuestiones inmorales no es lo "menos malo".
Por supuesto que es menos malo. Es mucho menos malo que los demás. Eso lo constituye en el menos malo entre los malos o, desde otro punto de vista, el mal menor.
Generalmente, cuando se refiere a lo "menos malo" es de entender que el político no promueva cuestiones inmorales aunque su propuesta política/económica no es una panacea. Eso vendría a ser lo "menos malo".
No, para nada. En ese caso, hablaría de "buenos".
Distinto es el asunto de si votar por el menos malo es o no causar un mal. Porque la doctrina del mal menor se articula así:
1. Nunca es lícito elegir deliberadamente un mal. No importa que sea un mal muy pequeño.
2. En toda situación en que es necesario elegir,
siempre existe una opción buena. No elegir es siempre una de estas opciones.
3. Cuando en cierta situación es imposible distinguir alguna opción que sea buena, debe pedirse consejo. Si el consejo no sirve o si no puede conseguirse, entonces -y sólo entonces-, es
moralmente lícito elegir el mal menor en su consideración de bien.
En el caso de mi país, aunque todos los candidatos promovieron alguna cosa inmoral, uno de ellos tenía una propuesta equilibrada y, en el tema moral, su propuesta se acotaba a un sólo asunto, promoviendo una visión errada, aunque con efectos acotados. Los otros dos candidatos promovían gravísimos males morales.
Mis opciones, luego, eran votar por este candidato o anular mi voto: elegirlo a él, puede verse desde varios puntos de vista:
1. Algunos dijeron que elegirlo era elegir un tipo de mal. Y existiendo el deber de anular, habría que anular.
2. Otros señalaron que, puesto que los cuatro propugnan males morales, es lícito y necesario que el católico haga una reflexión seria y vote por aquel que promueva los menores males, evitando así que salga elegido otro peor. Por lo demás, el voto nulo no tiene ningún efecto (de hecho, se descuentan de los votos).
3. Otros dijeron que elegir a este candidato era, en realidad, el bien mayor. Puesto que yo lo elijo por su propuesta en cuanto esta es buena y simplemente sufro los elementos malos que ésta tiene.
Los dos últimos argumentos (en especial, el número 2) me convencieron para votar por él. Aunque el caballero no sea de mi agrado ni le tenga mayor confianza.