Los defectos de los santos

Espiritualidad (Vida y escritos de Santos) Se publicarán vidas y obras de santos para el diálogo y sobre todo para el aprendizaje espiritual en nuestro camino a la santidad. Leemos las Sagradas Escrituras a través de los santos, contamos con la santidad de estos hombres como autoridad. ¡Qué poco que se leen las obras de los santos! Este foro será una gran oportunidad para estimular la lectura de los escritos de los hombres más grandes que han vivido en este destierro

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Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Vie May 06, 2011 2:26 pm

Muchos han sido los que han tratado este tema. De Jesús Urteaga tenemos un libro precioso sobre ello, pero aprovecho para dejarles aquí un texto sencillo y fructífero de más de trescientos años de antiguedad en el original frances. Los ensayos de moral de Pierre Nicole. Aunque su autor está apegado al error de los jansenistas en esta parte se muestra claramente católico y se adelanta a Urteaga en cientos de años. Si saben inglés pueden leer su biografía en la Enciclopedia Católica: http://www.newadvent.org/cathen/11068b.htm

TRATADO VII.

QUE NO DEBEN CAUSARNOS ESCANDALO LOS DEFECTOS DE LOS JUSTOS.


Beatus qui non fuerit scandalizatus in me
(Bienaventurado el que no se escandalizare de mí)
Matth. 11.6.


CAPITULO I.

    Cuanto importa saber qué cosa es escandalizarse de Jesuchristo. Jesuchristo no escandaliza , sino á aquellos á quienes está oculto. Lo está de diversas maneras. Todos los amantes del mundo se escandalizan de la pobreza y trabajos de Jesuchristo.


Cuando dice Jesuchristo, bienaventurado aquel que no se escandalizare de mí, nos da á entender por esta expresion, que es una dicha bastante rara el estar exentos de este escándalo, y por consiguiente es una desdicha bastante ordinaria el caer en él. Mas, si es cierto que el número de estos dichosos es corto, y grande el de estos desdichados, á todos nos interesa mucho instruirnos sobre qué cosa es escandalizarse de Jesuchristo, porque todos queremos ser del corto número de los dichosos, y no del grande número de los desdichados; y tal vez podrán servir para hacérnoslo comprehender las consideraciones siguientes.

Jesuchristo no es propiamente motivo de escándalo, sino para los que le desconocen, y no le desconocen los hombres, sino porque está oculto á ellos. Ninguno tropieza contra las piedras, sino porque no las ve; ninguno tropieza contra Jesuchristo, sino porque no le conoce por lo que es. Así escandalizarse de Jesuchristo , es no conocerlo y despreciarlo, por ceguedad y por ignorancia. Luego lo que nos oculta á Jesuchristo, es lo que hace que Jesuchristo sea motivo de escándalo para nosotros. Pues hay diversas cosas que le ocultan á los hombres.

- Su baxeza, su pobreza, sus trabajos y todas las señales de su flaqueza le ocultáron á los Judíos: no pudiéron creer que este Mesías , que se figuraban habia de venir rodeado de pompa y de gloria , fuese aquel hombre miserable que veian entre ellos, y el qual Cap. no se ¿istinguia de los demas hombres por ningun resplandor exterior; no pudieron imaginarse que aquel á quien ellos habian crucificado , fuese el mismo autor de la vida; y por esto llama S. Pablo á la cruz, el escándalo de los judíos: Iudaeis scandalum.

Pero no solamente á los Judíos escandalizan las flaquezas de Jesuchristo: este escándalo comprehende generalmente á todos los que aman el mundo. Todos aquellos , dice S. Agustin, que aman lo que Jesuchristo despreció , y aborrecen lo que amó, desprecian á Jesuchristo: porque ¿ no es despreciar la sabiduría de Jesuchisto, juzgar de las cosas de otra manera que él juzgó? ¿ elegir todo lo contrario de lo que él eligió? ¿ creer que es un bien lo que él creyó que era un mal? ¿y un mal lo que creyó que era un bien? Pues despreciar la sabiduría de Jesuchristo, és .despreciar á Jesuchristo, y escandalizarse de él.

¡Qué grande es este escándalo, y que comun! Porque ¡cuan pocos son los que estan exentos! ¡Quan pocos los que no estiman menos á los hombres quando estan revestidos de las libreas de Jesuchristo, esto es, de su pobreza, y no los honran interiormente mas, porque llevan las de sus enemigos, que son las pompas del mundo, las quales llama San Agustin con razon los andrajos del diablo, pannos diaboli! ¿Qué son las cortes de los Príncipes? ó mas bien ¿qué cosa es el mundo, sino un lugar en donde es vergonzoso parecerse á Jesuchristo?

Pero aunque no se caiga en este escándalo grosero, que solo es propio de los que estan poseidos del amor del mundo; se puede decir sin embargo que hay pocos aun entre los justos mismos, que disfruten perfectamente de esta dicha , de no escandalizarse de Jesuchristo, no solo porque tienen siempre alguna inclinacion á las cosas que Jesuchristo despreció , sino tambien porque se escandalizan de otras muchas maneras, que es útil considerar.


CAPITULO II.

    Causa escándalo Jesuchristo , quando no se le reconoce en sus miembros d causa de las flaquezas de estos. Remedio á este escándalo. Utilidad de las flaquezas que ocultan la virtud de los justos.


Luego para no escandalizarse de Jesuchristo, es menester conocerlo; pero para conocerlo, es menester conocerlo enteramente; mas Jesuchristo todo entero no solo es la cabeza, sino tambien sus miembros; vive en ellos, y está oculto en ellos: así no se le conoce, quando es despreciado en ellos.

Tambien es mucho mas fácil despreciar á Jesuchristo en sus miembros, que en él mismo , porque está en ellos mas oculto: no era desconocido en el mundo sino por las baxezas de la naturaleza; pero es desconocido muchas veces en los fieles por infinidad de defectos que no tuvo Jesuchristo, y aun por muchas culpas que nos ocultan algunas veces el resplandor y olor de su virtud, y nos hacen sospechar, que no hay cosa en ellos, que no sea humana; y como este escándalo es muy pe ligroso , debemos abrazar todos los medios de evitarlo.

Uno de los principales es el de comprehender bien con qué condiciones está oculto Jesuchristo en los fieles. Y para esto es menester saber, que este reyno celestial, que vino á establecer en el mundo, es un reyno interior: Regnum Dei intra vos est: El reyno de Dios está dentro de vosotros. Está oculto en lo íntimo del alma en donde reside Dios con la riqueza de sus gracias, sin que aparezca muchas veces ningun resplandor á la parte de afuera. Una alma justa viene á ser por la posesion de este reyno, el objeto de la complacencia de Dios; viene á ser su trono y su templo; los ángeles que la conocen, descubren en ella todas sus grandezas; pero los hombres, no ven sino ciertos obscuros resplandores, que se descubren en sus acciones y en la conducta de su vida, y todo lo demas queda obscurecido por la flaqueza de la carne.

Esta obscuridad con la qual cubre Dios en el mundo los tesoros dé las gracias que deposita en las almas, produce muy grandes bienes , y muy grandes males, segun el bueno ó .mal uso que se. haga de ellas: este es uno de los grandes medios, por los quales exerce Dios en el mundo su misericordia y su justicia: ella impide por una parte, que los justos no se engrian , ni se pierdan por la consideracion de su propia excelencia; y los libra por otra de la tentacion que les causaria la estimacion y admiracion de los hombres que los conociesen; ella los conserva en el camino de la fe, privándolos de la vista de una cosa, que los sacaria de él por motivos demasiado humanos: porque, si dice S. Agustin, que no ha querido Dios que la renovacion que produce la gracia en nuestras almas, se extendiese hasta el cuerpo, haciéndolo inmortal, para precaver que no fuese demasiado interesada la esperanza que debemos tener en él; si este mismo Santo asegura, que por la misma razon permite que los buenos sean afligidos en este mundo igualmente que los malos, por precaver que no nos propusiésemos por objeto en él servicio que tributamos á Dios, la exencion de los males temporales; se puede decir de la misma manera, que no permite que podamos ver la excelencia de la belleza de una alma justa, ni la horrible fealdad de una alma en pecado, por precaver que no deseásemos la justicia , ni aborreciésemos el pecado solamente por estos motivos interesados.

CAPITULO III.

    Escándalos que nacen de la obscuridad que cubre á los Santos.


Pero si esta obscuridad produce algun bien respecto á ciertas almas, se puede decir que produce gravísimos males respecto á otras, y que esta es la principal causa de la ceguedad de los males: porque esto hace que los mundanos no crean que haya ninguna cosa estimable en los hombres, sino lo que lisonjea sus sentidos, y que desprecien á la mayor parte de los justos, porque no ven en estos lo que ellos aman. Lo que se les dice de los bienes del alma pasa en su espíritu por quimera , porque no lo sienten, ni lo ven. Así no distinguen los hombres, sino por las calidades exteriores, y las relaciones que tienen con sus pasiones. Su apego excesivo á las calidades exteriores, les quita el sentimiento de la miseria espiritual de las almas; tambien muchas veces no tienen la estimacion que debieran tener de los verdaderos bienes que otros poseen , porque estan cubiertos de defectos exteriores , a los quales son demasiado sensibles.

Ve aquí una de las maneras mas ordinarias de escandalizarse de Jesuchristo en sus miembros : porque así como querian los Judíos que su Mesías fuese todo resplandeciente de gloria , así tambien querriamos nosotros que Jos justos no tuvieran ningun defecto exterior, ni interior; y á no tener ellos este agrado que impresiona los sentidos, somos inclinados á despreciarlos, porque vemos sus defectos y sus miserias, y no vemos sus riquezas, ni sus bienes.

Este escándalo crece infinitamente, quando estos defectos que notamos en ellos, no son simples defectos naturales, sino defectos de costumbres y verdaderas faltas: porque si no cuidamos de pedir á Dios que nos preserve de la tentacion que nace de esto, es peligroso que estas faltas que vemos en los que estan reputados por buenos, no los abatan y envilezcan de tal manera á nuestros ojos, que nos privemos de la edificacion que podriamos sacar de todas las demas virtudes, que notamos en ellos. Aun muchas veces se nos hacen sospechosas estas virtudes. Comenzamos á temer de habernos engañado , no sabemos á que atenernos , y desesperamos en algun modo de hallar en el mundo virtudes sólidas.

Esta tentacion es á un mismo tiempo muy peligrosa y ordinaria; porque es difícil vivir largo tiempo con personas de piedad, que no advirtamos en ellas muchos defectos, no solo imaginarios , sino tambien verdaderos. Obra el espíritu humano, y se manifiesta siempre un poco: se dexan engañar y alucinar; se dexan llevar de preocupaciones injustas; son precipitados á veces en sus juicios; se ven algunos que son adictos á sus pensamientos; otros que son delicados en lo que les toca; otros que son sensibles á las pequeñas incomodidades; los hay, á quienes su zelo los arrastra á excesos; en fin casi no hay ninguno en quien no se manifieste la naturaleza por muchos lados. Y si nos inclinamos por esto á reprobarlos,. llegamos á reprobar á todo el mundo, y á. pasar desde el odio de los defectos al odio de las personas, segun esta sentencia de un antiguo: Qui vitia odit, homines odit.

CAPITULO IV.

    Consideraciones que la fe nos suministra contra los escándalos que nacen de los defectos de los justos. Diversos exemplos de los defectos de los Santos, por los quales cumplió Dios sus designios sobre su Iglesia.'


Luego es útil fortificarnos contra esta tentacion por las consideraciones que se pueden hallar en la fe; mas esta nos las suministra, que serian capaces de disiparla, si pusiéramos seria atencion en ellas: porque nos hace ver que las faltas de los justos les son útiles de muchas maneras, como ya hemos dicho, y aunque muchas veces las permite Dios mas por los otros, que por ellos mismos, obscurece su resplandor, para que sean privados los que no merecen gozar de él; oculta á nuestros ojos sus buenos exemplos, para castigarnos de no habernos aprovechado de ellos; y comprime el olor de su piedad, porque el mundo no la ha recibido, como debia.

Luego nos escandalizamos muchas veces de ciertas faltas en los justos, que no son tanto por ellos como por nosotros: no perjudican a ellos; pero nos perjudican á nosotros: son espinas buenas para ellos, porque preservan su piedad del peligro de ser como marchitada por las alabanzas de los hombres; pero estas espinas nos ofenden á nosotros, nos impiden llegarnos á ella, y sentir su buen olor; y así solamente nosotros perdemos en ellas.

Las faltas de los justos entran en el orden de la Providencia, y muchas veces se sirve Dios de ellas, para executar sus mayores designios contra los malos. Tal vez S. Juan Chrisóstomo hubiera podido ser mas mirado con Arcadio y Eudoxía; y si lo hubiera hecho, no le hubieran abandonado al furor de Teofilo; pero porque Teofilo y los malos Obispos de aquel tiempo merecian ser abandonados á sus pasiones, y ser cegados por un suceso conforme á sus designios, permitió Dios que este Santo siguiese el ardor de su zelo.

Hay hombres de bien que, examinando la vida de Santo Tomas de Cantorbery, son inclinados á creer que hubiera podido sin quebrantar las leyes de la Iglesia, afioxar sobre muchas cosas que el Rey Henrique II deseaba de él; y sin embargo siendo recto el corazon de este Santo Arzobispo, y corrompido el corazon de este Rey, siendo humilde y justo el procedimiento de este Santo, y violento é injusto el procedimiento del Rey, juzgó Dios de este litigio mas bien por la pureza del corazon del Santo, y por la perversidad de su adversario, que por el fondo de la causa, y no dexó de justificarlo mediante mu-chos milagros, quando toda la Iglesia estaba dividida sobre su causa.

El Cardenal de Arles fue autor de una empresa que causó infinidad de turbaciones, qual es la deposicion de Eugenio IV. Esta accion no fue seguida en la Iglesia; ni hay señales algunas de que él se arrepintiese; y sin embargo no dexó de hacer milagros despues de su muerte, no habiéndole imputado Dios lo que habia hecho por el zelo de la justicia , aunque en circunstancias que hacían su accion imprudente. San Pedro de Luxémburgo, S. Vicente Ferrer y Santa Catalina de Sena eran de diferentes partidos en tiempo del cisma, y es preciso necesariamente que algunos de ellos hubiesen estado á favor del Antipapa; y sin embargo este obscurecimiento no impidió su santidad.

La utilidad que se puede sacar de todos estos exemplos, puede suministrar una mira muy diferente de la que tienen de ordinario los que componen las vidas de los Santos: porque en lugar que su único objeto parece que es poner á la vista todas sus virtudes, y ocultar todos sus defectos, yo no sé si obrarían mejor haciendo que se notasen sus defectos tan bien como sus virtudes, a fin de impedir por este medio que nadie se escandalizase de los que se perciben en algunos justos que se conocen. Qualquiera, por exemplo, que hiciere reflexión acerca del modo, como obráron tres Santos, á saber S. Epifanio; S. Gerónimo y S. Cirilo de Alexandria, sobre el asunto de S. Juan Chrisóstomo, no se admirará ya de que algunos justos se preocupen á veces, y caigan en algunos excesos, y concebirá que tiene muy grande extension este pasage: Caritas operit multitudinem peccatorum: La caridad oculta muchos pecados.




CAPITULO V.

    Otras razones, que prueban que las faltas de los Santos son mucho menos considerables, que nos parecen.



Tambien nos engañamos muchas veces en la idea que nos hemos formado de las faltas de los Santos, figurándonoslas mas grandes que lo que realmente son: porque

1º vemos muchas veces en ellos defectos que Dios no ve, en lugar que no vemos en nosotros los que hay verdaderamente. Si cometen faltas por ignorancia, el ardor de su caridad las purifica, aun sin que ellos lo conozcan, y así ya no subsisten; si las cometen por flaqueza ó por alguna pasion, se humillan, y se levantan mas fuertes que eran antes de su caida, y de este modo tampoco subsisten ya; pero las faltas de las almas tibias, aunque mas leves en la apariencia, subsisten siempre á los ojos de Dios, porque no tienen este fuego de la caridad para consumirlas, y no se reparan enteramente.

2º Es menester distinguir sumamente las faltas de obscurecimiento y de defecto de luz, de las faltas de pasion; las faltas del espíritu, de las faltas del corazon: solamente Dios es juez de las faltas que nacen de ignorancia, en que parece no tener parte la concupiscencia; y no es lícito á los hombres determinar el grado de ellas.

3º Todos los Santos tienen en el corazon una disposicion sincera de amar y seguir una verdad conocida; pero no conocen igualmente todas las verdades, ni tienen igual aplicacion á todas las que conocen. Dios los ilumina y los mueve diferentemente, segun los diversos designios que tiene sobre ellos, y dándoles un amor ardiente á ciertas verdades, por las quales quiere santificarlos; permite algunas veces que vivan, respecto á los otros, en alguna especie de obscuridad, ó en un defecto de sentimiento, que no proviene de la corrupcion de su corazon, sino de que Dios los aplica á otras cosas. Esto hace, que los que aman estas verdades se ofendan muchas veces de verlos tan poco movidos de ellas, porque no consideran que ellos mismos estan en esta privacion de luz y de sentimiento respecto á otras muchas, y que reducido el corazon del hombre al punto en que se halla en esta vida, no exige Dios que ame la verdad en toda su extension, sino solamente que el amor de la verdad sea el principio de sus acciones, y no lo sea la concupiscencia. .

4º Así, quando deja Dios á los Santos en la ignorancia de ciertas verdades, ó aparta las ocasiones que podrían inducirlos á caer en faltas por esta ignorancia, ú oculta por la pureza de su corazon y el ardor de su caridad las que cometen. De aquí nace, sin embargo, que se puede abusar fácilmente de su exemplo, ya sea imaginándose ciegamente todo lo que ellos han hecho, ya sea inclinándose á despreciar á estos Santos á causa de estos defectos de luz. Pero se debe remediar uno y otro de estos escándalos, por la consideracion de esta diversa dispensacion que hace Dios del conocimiento de la verdad: porque aquí se ve por una parte que pueden quedar tinieblas en los Santos respecto á ciertos puntos, en los quales por consiguiente no debemos tomarlos por guias, y por otra hay motivo para concluir que no se infiere de esto que aquellos en quienes se perciben defectos de luz respecto á ciertas verdades, no puedan ser Santos por la aplicacion que tienen á otras.

5º Se puede añadir á esto que tal vez los que ofenden en la apariencia ciertas verdades por ignorancia y por defecto de luz, tienen delante de Dios mas amor y zelo respecto á ellas, que los que manifiestan mucho ardor respecto á estas mismas verdades: porque Dios atiende particularmente al fondo del corazon; y quando en él ve un amor sincero de la verdad y de la justicia, una disposicion. á seguirlos á expensas de todas las cosas, atiende menos á las tinieblas que impiden á este amor el esparcirse 'sobre ciertos puntos particulares; en lugar que sucede algunas veces, que este zelo aparente á favor de ciertas verdades, no es mas que un afecto de amor propio y de apego á su propio dictámen. Se defiende la verdad, como se defenderia la falsedad, si hubiera el mismo empeño en defenderla , y. Dios no ve muchas veces en lo íntimo del corazon nada sincero que aspire directamente á la verdad.


CAPITULO VI.

    'Razones que tienen los doctos de humillarse en los defectos de ilustracion, que descubren en los Santos.


Los que por un estudio mas exacto de la antigüedad han adquirido conocimientos y luces, que no tienen personas muy santas, tienen motivo de humillarse por este pensamiento, que estas verdades, aunque grandes é importantes, no son de ordinario aquellas cuya práctica es la mas freqüente, y que son los principios de las acciones comunes que componen nuestra vida. Así, como las ocasiones de practicarlas no son muy comunes, vienen á ser muchas veces estériles en los que las saben, y pueden creer fácilmente que las aman, sin tener respecto á ellas ningun amor real y efectivo. Sucede todo lo contrario en orden á las verdades comunes , como las que enseñan á conversar con el próximo de una manera edificante , á tener á Dios presente en todas nuestras acciones, á no hacer ninguna cosa sino por su movimiento y su espíritu, á mortificar los ímpetus de nuestro amor propio, á retraer todas las inutilidades de nuestra vida, á mortificar nuestros sentidos en todo lo que podamos, á moderar nuestras pasiones, á arreglar todos los movimientos de nuestro espíritu y nuestro cuerpo, á no quejarnos de los pequeños males, á recibir favorablemente á los que nos avisan de algun defecto, á no ser adictos á nuestro dictamen y á nuestras luces, á ser reservados en nuestros juicios: estas verdades que prescriben estas acciones comunes, no son menos verdades que las otras de que hemos hablado; pero tienen esta ventaja, que la práctica de ellas es ordinaria, y que casi no nos lisonjeamos de amarlas, quando no las amamos verdaderamente: estas son las que han conocido todos los Santos, y por las que, practicándolas y amándolas, han llegado á ser Santos; en lugar que sucede muchas veces que los que estan mas ilustrados en las verdades menos ordinarias, y que no sirven de regla sino para las grandes acciones, se aplican mucho menos á estas verdades comunes, cuya práctica continua es el verdadero origen de la santificacion de las almas, y de la edificacion que causamos á los que son testigos de nuestras acciones.

No obstante sucede algunas veces que personas que parecen muy exactas y edificantes en sus acciones comunes, sucumben en las grandes ocasiones, por haberse descuidado en buscar las luces que necesitaban para conducirse en ellas, ó por otras razones secretas que Dios conoce; y otras, al contrario, cuya vida era efectivamente menos exacta y mas llena de pequeños defectos, manifiestan mucho valor y fortaleza en estas ocasiones importantes, y hacen ver que tenían en lo íntimo del corazon un amor sólido y verdadero á Dios. Y esto debe humillar á su turno á los que son exteriormente mas arreglados y compuestos , porque no saben en orden á esto, qual es el grado de su fortaleza, y tal vez son con toda esta regularidad exterior, mas flacos y mas imperfectos delante de Dios, que aquellos cuyas imperfecciones hacen mas impresion á los ojos del mundo; tanto cuidado ha tenido Dios de tener en esta vida todas las cosas en la obscuridad é incertidumbre, para quitarnos todo derecho de gloriarnos en nosotros mismos, y de menospreciar á los otros.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Vie May 06, 2011 4:28 pm

La utilidad que se puede sacar de todos estos exemplos, puede suministrar una mira muy diferente de la que tienen de ordinario los que componen las vidas de los Santos: porque en lugar que su único objeto parece que es poner á la vista todas sus virtudes, y ocultar todos sus defectos, yo no sé si obrarían mejor haciendo que se notasen sus defectos tan bien como sus virtudes, a fin de impedir por este medio que nadie se escandalizase de los que se perciben en algunos justos que se conocen.


Ahora lean a Jesús Urteaga, trescientos años después, en su obra el valor divino de lo humano:

“VIDAS DE SANTOS”
Y continúan preguntándonos: « ¿Qué es ser santo?” Y abrimos con miedo esos libros que llevan par titulo: «Vidas de santos». Libros encuadernados con tapas negras, muy negras, ¡siempre de luto! con gruesos caracteres de imprenta, para que puedan leer con facilidad las gentes de vista cansada. Y nos encontramos con hombres poco enérgicos y faltos de alegría, que a la temprana edad de cinco años demostraban una terrible aversión al siglo mundano y pervertido.
A veces se nos presentan en estos ejemplos de vida sobrenatural a unos niños que no saben jugar con las cosas de los niños, que no saben hacer travesuras, que no saben reír ni saben llorar.
Todos, siendo pequeños, hemos pedido a los Reyes Magos una pelota un tranvía Y un tambor. Nuestras hermanas, muñecas de mil colores, botones y cocinas de verdad. Pero los santos -así nos lo han contado en ocasiones- se encontraban muy por encima de esos juegos triviales y sin sentido.
Y si esos libros presentan a un joven de dieciocho, veinte o veintitrés años, quieren exaltar su modestia y retratan la timidez, y si hablan de pureza, entendemos cobardía.
Muchas veces aún se confunde la santidad con los portentos, y si se nos habla de santos que no fueron milagreros se nos llama la atención sobre su oración contemplativa, que exteriormente no se traslucía, y se alude a esto con pena.
¿Por qué tienen miedo a decirnos que exteriormente tenían todas las características de los hombres corrientes? Como si la santidad obligara a llevar en la frente un sello que los distinguiera de los otros mortales; como si la santidad fuera una profesión más entre las actividades humanas.
Hablamos tan solo de lo que leemos. Más vale no hablar de lo que vemos en muchas estatuas de cartón piedra. ¡Qué caras, que gestos, que amaneramiento!
Este es, por lo visto, el tercer concepto que se tiene de los santos, el de esos piadosos autores: no nos dejan ver más que un derroche de Gracia divina sobre una naturaleza enclenque y enfermiza. He intentado alguna vez comenzar a escribir un libro que llevara por titulo «Los defectos de los santos», pero… ¡resulta tan difícil hallar las fragilidades humanas de los biografiados en esos libros! ¡Como las ocultan! Tienen verdadero temor a decirnos que fueron hombres. ¡Con lo alentador que sería para nosotros contemplar los defectos naturales de los santos y lo que hicieron para superarlos! Por eso es por lo que a muchos las “Vidas de santos» les aburren, les cansan, les decepcionan. Buscaban un modelo imitable, un gesto humano, un amigo que les animara en la lucha y los hombres de carácter querían hallar una personalidad. Pero si la han visto, en el mejor de los casos ha sido una personalidad desfigurada o aniquilada.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Sab May 28, 2011 6:02 am

Pueden seguir con un ejemplo de estos días en el beato obispo Palafox que va a ser canonizado. Verán sus agrias disputas con los jesuitas y las polémicas en las que se vio inmerso que retrasaron su proceso con maquinaciones desde la misma Compañía de Jesús para pararlo. Todo un ejemplo de como se calumnia dentro de la Iglesia a los santos y como estos pueden tomar acciones contra parte venerable de la misma según justicia y criterio propio.

http://infocatolica.com/blog/historiaig ... #more12552
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Re: Los defectos de los santos

Notapor leandro del santo rosario » Lun Jun 13, 2011 7:20 pm

Querido hermano en Cristo y María, Miles Dei:

Está bueno el texto de Pierre Nicole.

Es conveniente siempre que se habla de santidad ser preciso en la exigencia de este estado de perfección, para no tener una noción de santidad tan amplia que con la intención contraria se termine reduciendo la santidad al estado de gracia de un súperprincipiante. Pero Nicole, aunque pueda que no se concentre en ser más preciso cuando habla del hombre justo, sin embargo pone como ejemplares a santos canonizados, como el Crisóstomo, o Santa Catalina de Siena, lo que aclara las cosas un poco.

Ahora, vamos a lo más importante...

No se puede tener un real conocimiento de uno mismo si la persona se cree santa cuando no lo es.

No se puede alcanzar la santidad si se cree que se es santo cuando no se lo es. []


Un santo, en el sentido más propio de la santidad, lo máximo que puede llegar a cometer es un pecado venial no deliberado, venialísimo, levísimo, que lo percibe inmediatamente. Normalmente, los santos no pasan de imperfecciones apenas aparentes, y cada tanto, pero cada vez menos porque sigue creciendo, algún pecado tan leve como no deliberado. []

Pero esto en un santo. Porque si alguien falta gravemente contra la caridad contra el prójimo []

... de esta persona, a las claras, que no hace falta entender mucho de espiritualidad,

que, un santo, ¡NO ES!

[]

Roguemos a la Virgen que nos ilumine acerca de nuestra verdadera condición, de nuestra verdadera edad espiritual, para que, andando en verdad, con humildad, si estamos en pecado, con la gracia de Dios, lo venzamos, adquiramos la virtud, progresemos en ella, y lleguemos a la perfección de la caridad.
Última edición por Catholic.net el Mar Jun 14, 2011 12:45 pm, editado 2 veces en total
Razón: respuesta demasiado personalizada contra el forista, deje solo lo que responde al tema. S avisó anticipadamente a Leando.
Blog sobre mística: http://catequesismistica.blogspot.com/ El secreto de los santos para alcanzar la más elevada perfección y vida mística era rezar el rosario todos los días. Y tú, ¿lo rezas? http://www.facebook.com/group.php?gid=65358051689
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Sab Jun 18, 2011 9:13 am

Leandro no entiende la finalidad de este tema por eso se deja llevar de divagaciones extrañas al mismo.

Aparte hay una mezcla extraña de un elemento jurídico como es el de "estado de perfección" relativo al hecho de la santidad, que es un estado moral. Mezcla que no pocas veces ha causado confusión en la Iglesia, sobre todo antes del Concilio Vaticano II y el derecho subsiguiente llevando a menospreciar el papel de los laicos en la vida de la Iglesia.

Para ejemplos, baste que el Concilio Vaticano II remite estrictamente el término "estado de perfección" al fuero jurídico (hablando de Institutos de estado de perfección), mientras que cuando se remite a la exigencia de la moral cristiana habla simplemente de "perfección cristiana", que es exigible a todos por igual:

    Por tanto, todos los católicos deben tender a la perfección cristiana y esforzarse cada uno según su condición para que la Iglesia, portadora de la humildad y de la pasión de Jesús en su cuerpo, se purifique y se renueve de día en día, hasta que Cristo se la presente a sí mismo gloriosa, sin mancha ni arruga. (Unitatis Redintegratio 4)

Esto creo que pueda ser en parte el que no entienda la finalidad de este tema, que radica principalmente en mostrar como a todos es posible la santidad a pesar de los defectos propios sin necesidad de profesar estado especial alguno aparte del bautismo o de que se haya designado un status peculiar sobre alguien (tal como una especie de designio divino visible en signos) de modo que se pueda decir que "es santo". Algo que sólo compete al juicio de la Iglesia y para lo cual se debe haber muerto con fama de santidad históricamente comprobada y heroicidad de virtudes comprobables en un periodo estable de tiempo previo a la muerte, salvando el caso de caridad excelsa del martir que se da precisamente en torno a la muerte. Lo normal es que un santo no sea canonizado, ni siquiera incoado su proceso, pues son muchos más los santos anónimos que ya gozan de la bienaventuranza o del purgatorio porque vivieron la caridad de Dios hasta el final que los que la Iglesia nos ha querido presentar como ejemplo a los que estamos en la vía.

Es muy sencillo confundir elementos jurídicos y teologales de modo que se haga de la santidad un estado de vida más allá de la mera consecuencia de la vida cristiana coherente y así confundir a las personas pensando que sólo unos pocos designados pueden llegar a ese "estado" preparado para unos pocos. Unos pocos que además guardarían un orden jerárquico en la probabilidad de alcanzar dicho "estado". Así serían más santos los religiosos, los sacerdotes, los que de algún modo se pegan a las faldas de una sotana para hacer su vida y así muchas más malconcepciones clericales que se pueden ocurrir y que han hecho que en la historia apena haya habido laicos canonizados por el imperio de esa misma concepción clerical cuando resulta que los laicos son miriadas de millones más que los sacerdotes o religiosos.

Al final de la caridad viva que se espera entre hermanos se hace un juridicismo y se pierde el fuego de la misma en procesos formales que empiezan y acaban viciados por la propia formalidad (entiéndase fuero mental) de cada uno que acaba juzgando de los demás cuando es algo que claramente nos está vedado.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Sab Jun 18, 2011 9:30 am

Hay un problema inherente y mucho más profundo en lo teológico en esto. Remite a lo que se entiende por acción del Espíritu Santo en las almas y que a través del formalismo escolástico fue reducida a una serie de virtudes o hábitos personales perdiéndose de vista lo que realmente quería decir el tema de la virtud en los dos extremos de toda mística mal entendida: quietismo y pelagianismo.

Es necesario leer, estudiar y meditar el capítulo I del libro "Teología de la Mística" del afamado Baldomero Jimenez Duque para comprender por donde andan en origen el problema. Un problema muy latente en la Iglesia y que ha dado lugar a un neomesalianismo que es percibible por doquier y al renacimiento hogaño de las más angustiosas expresiones sectarias que la misma Iglesia como madre había reprimido antaño.

Ahí queda la referencia para el que pueda aprovecharla y entender cual es el verdadero sentir tradicional al respecto, tal como el mismo Don Baldomero señalaba.

Sobre Baldomero Jiménez Duque, el silencio es asombroso. Ahí les dejo algo:

http://www.zenit.org/article-24589?l=spanish

http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=18126
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Re: Los defectos de los santos

Notapor Tadeo » Mar Jun 21, 2011 9:35 am

miles_dei escribió:Leandro no entiende la finalidad de este tema por eso se deja llevar de divagaciones extrañas al mismo.
.


Leandro no es el único. He de confesar que después de releer dos veces este tema todavía no alcanzo a adivinar su finalidad ni en que forma puede servirnos de aprovechamiento espiritual. Al menos, tal y como se esta desarrollando hasta ahora. Espero que todo esto no tenga por objeto vindicar la canonización de la reina Isabel I de Castilla.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor josé miguel arráiz » Mar Jun 21, 2011 10:09 am

Leandro, que gusto volverte a ver por estos foros.

No sé exactamente que decía tu mensaje antes de ser editado pero a rasgos generales estoy muy de acuerdo contigo. Obviamente no se lee en tu mensaje nada que pueda hacer inferir a otros que a la santidad están llamados solo unos pocos. Estamos de acuerdo en que todos estamos llamados a santificarnos, pues bien claro dice la Escritura que “es voluntad de Dios nuestra santificación” (1 Tes 4,3), una obra de Dios donde el creyente se va purificando de toda mancha de carne y espíritu (2 Cor 7,1). Todo se resumiría con las palabras de Jesús “Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial” y San Pablo se muestra muy convencido de que “quien inició en nosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús” (Fil 1,6).

Pero todos sabemos que por causa del pecado original podemos caer y no están exentos aquellos que han avanzado mucho en su santificación. Incluso la providencia divina puede permitir estas caídas para hacernos crecer. El mismo San Pablo reconocía:

“No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante” Fil 3,12

Y por supuesto que entre los obstáculos que puede Dios permitir está el ser perseguido ya sea fuera y dentro de la Iglesia. Y eso lo puede permitir Dios que “en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio” (Rom 8,28).

Lo que yo no haría es partir de esto para sostener como ha hecho otro forista que “ se calumnia dentro de la Iglesia a los santos y como estos pueden tomar acciones contra parte venerable de la misma según justicia y criterio propio” . Pues aunque esto puede ocurrir (siempre será una posibilidad) no es la norma. Obviamente los cristianos somos humanos, caemos y pecamos. Muchos santos han sufrido injusticia pero incluso de esas injusticias y desgracias Dios puede lograr que redunde en beneficio de nuestra propia santificación.

Y si te dicen que no entiendes un tema, simplemente ignóralo. Aquí nadie puede erigirse juez de nadie y todos tienen el mismo derecho a opinar, sobre todo los que como moderadores son los que representan la línea del portal.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Mar Jun 21, 2011 2:28 pm

Obviamente no se lee en tu mensaje nada que pueda hacer inferir a otros que a la santidad están llamados solo unos pocos.


Eso es porque ignoras el término usado y sus implicaciones en el derecho canónico y la historia de la espiritualidad cristiana. Por ejemplo, veamos la exposición teológica de Salvador Canals respecto a la relación entre santidad y estado de perfección ya antes del Concilio, preanunciando lo que este sancionará en el nuevo código de derecho:

Pasamos ahora a determinar las relaciones que existen entre la perfección y el estado de perfección. De cuanto hemos dicho hasta ahora se desprende que lo que constituye estado de perfección es el hecho de asumir libremente una obligación permanente y estable en orden a la adquisición de la perfección, sirviéndose para ello, como medio obligatorio, de los consejos evangélicos. Este concepto no supone necesariamente la perfección: es totalmente compatible, por el contrario, que personas que se encuentran en estado de perfección no lleven nunca vida de perfección, y viceversa, que personas no consagradas totalmente al Señor, en orden a esta perfección supererogatoria, lleguen a la cima de la perfección, es decir, que sin ningún acto formal de consagración hayan llegado, de hecho, a la práctica constante de los consejos evangélicos (48).


_______________________
(48) Cfr. D. TH., q. 184, a. IV: Así, pues, se dice que alguien se encuentra en estado de perfección no porque posee el acto de caridad perfecta, sino porque se obliga para siempre con alguna solemnidad a lo que es propio de la perfección. Ocurre a veces que algunos se obligan a lo que no cumplen, y otros, en cambio, cumplen aquello a lo que no se han obligado... Y, por tanto, nada impide que sean perfectos algunos que no se encuentran en un estado de perfección, mientras otros que se encuentran en estado de perfección no son perfectos, sin embargo. SUÁREZ, o. c., capítulo XII, n. 13; WERNZ-VIDAL, o. c., pág. 4 y nota. 2; VERMEERSCH, o. c., págs. 188 ss.


Luego, aquí todos opinamos, pero según las reglas. No se permite juzgar de nadie y menos según las apariencias, porque es algo prohibido por el Evangelio. Pero esto que añades:

sobre todo los que como moderadores son los que representan la línea del portal.


Nos lleva necesariamente a esta pregunta:

¿Es la línea de este portal el vincular la perfección cristiana a un "estado de perfección" oponiéndose a lo dictaminado por el Concilio Vaticano II al respecto?

Creo que no. simplemente es la ignorancia de lo que se está diciendo y los términos empleados la que lleva a ello como lleva a otras muchas cosas tan lamentables que deben ser editadas.

Por otro lado agradecer que se saque la vindicación de Isabel la Católica. Es algo que han pedido obispos del mundo entero a Roma y en lo que los obispos españoles trabajan insistentemente hace años. Hasta los reyes pueden ser santos sin necesidad de vincularse a un "estado de perfección". Me alegra que ustedes se sumen a ello.

http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=330
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Mar Jun 21, 2011 2:37 pm

Claro que hay otro tema que parece que José Miguel no entiende tampoco del todo. Y es el de vincular la santidad a un supraestado teologal que aquí se habría confundido, bendita ignornacia, con un "estado de perfección". Eso me preocupa más porque va directamente contra los cánones de Trento y contra el mismo dogma de la gracia. Por eso he usado de estas palabras:

    Es necesario leer, estudiar y meditar el capítulo I del libro "Teología de la Mística" del afamado Baldomero Jimenez Duque para comprender por donde andan en origen el problema. Un problema muy latente en la Iglesia y que ha dado lugar a un neomesalianismo que es percibible por doquier y al renacimiento hogaño de las más angustiosas expresiones sectarias que la misma Iglesia como madre había reprimido antaño.

Y por lo expuesto por José Miguel puedo colegir que seguramente no ha leído esa obra fundamental que pone en su sitio ya desde el principio la justa comprensión psicológica de la gracia en el hombre antes de hablar de alturas de santidad. Una cosa es que a esas alturas podamos llegar todos ciertamente y otra este problema que nos lleva directamente al neomesalianismo y neopelagianismo actuales a la hora de entender la acción del Espíritu Santo en las almas.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor josé miguel arráiz » Mar Jun 21, 2011 3:29 pm

Al parecer el problema o la frase que se acusa de inducir a otros a pensar que no todos los cristianos estamos llamados a la santidad es esta:

“Es conveniente siempre que se habla de santidad ser preciso en la exigencia de este estado de perfección”

Sé que Leandro está de acuerdo conmigo en que todos estamos llamados a ser santos. Quizá pudo haber utilizado de manera equivocada (o digamos imprecisa) el término “estado de perfección” pero eso no lleva necesariamente a negar algo que tenemos claro. Y si alguien no lo tiene claro nada mejor que aclararlo con la caridad cristiana que corresponde.

Y que nadie se cohíba de opinar porque algún pretendido censor venga a sancionar si entiende o no los temas, que estos foros son para intercambiar opiniones y edificarnos mutuamente con temas constructivos.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor Tadeo » Mar Jun 21, 2011 4:02 pm

miles_dei escribió:
Por otro lado agradecer que se saque la vindicación de Isabel la Católica. Es algo que han pedido obispos del mundo entero a Roma y en lo que los obispos españoles trabajan insistentemente hace años.


500 años, nada menos. Cien generaciones de cristianos laborando por una eventual beatificación de la poderosa reina Isabel I de Castilla no es moco de pavo.
"No debemos callar por más tiempo.Hay muchos padres que no pueden dar pan a sus hijos siempre que se lo piden. La mayor parte de los obreros tienen hambre de pan y carecen de muchas cosas necesarias." (Cardenal Tarancón)
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Mar Jun 21, 2011 4:47 pm

Y que nadie se cohíba de opinar porque algún pretendido censor venga a sancionar si entiende o no los temas, que estos foros son para intercambiar opiniones y edificarnos mutuamente con temas constructivos.


¿Esto lo dices por la censura que le ha hecho la dirección de Catholic.net?

Última edición por Catholic.net el 14 Jun 2011 17:45, editado 2 veces en total
Razón: respuesta demasiado personalizada contra el forista, deje solo lo que responde al tema. S avisó anticipadamente a Leando.


Porque dudo que aquí alguien más le haya censurado o sancionado.
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Re: Los defectos de los santos

Notapor miles_dei » Mar Jun 21, 2011 5:05 pm

Tadeo escribió:500 años, nada menos. Cien generaciones de cristianos laborando por una eventual beatificación de la poderosa reina Isabel I de Castilla no es moco de pavo.


Lo que tiene la ignorancia de las cosas es que a veces se dicen auténticos disparates, Tadeo.

El proceso de Isabel la Católica se inicia en 1958. Lleva la décima parte de años de los que has dicho. Cosa que por otro lado no quiere decir nada, ya que los procesos tienen sus tiempos. La beatificación del obispo Palafox, ha tardado tres siglos y medio teniendo en su contra a la más poderosa orden de la Iglesia.

Pero vamos, dejemos que lo diga la misma comisión de beatificación:

Es mucho lo que se ha escrito y dicho sobre Isabel la Católica y es también mucho lo que se ignora, por ejemplo que en 1958 se inició en Valladolid, España, su Causa de Beatificación.


http://www.reinacatolica.org/ejemplaridad.htm
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