SOR JOSEPH MC NOS HABLA DE LA ESTRECHA UNIÓN ENTRE LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA Y EL SERVICIO A LOS MÁS POBRES DE LOS POBRES.
Fue en Adoratio 2011, el primer Congreso Internacional sobre la Adoración Eucarística organizado por los Misioneros de la Santísima Eucaristía en la ciudad de Roma.
La religiosa ilustró su conmovedora intervención con testimonios recogidos en su comunidad y con enseñanzas de la fundadora, la Beata Madre Teresa de Calcuta.
DESDE LA ADORACIÓN DE CRISTO EN LA EUCARISTÍA A SERVIRLO EN SUS POBRES
Sor Joseph, MC
Introducción
Mi deseo es el de expresaros cómo nuestra Adoración Eucarística nos impulsa en un modo casi tangible y poderoso, dando el poder del mismo Cristo a nuestras vidas y obras como Misioneras de la Caridad.
La Adoración de Jesús en la Eucaristía, antes que nada, urge a una pureza de intención en nuestras palabras y actos. Apenas uno comienza a encontrarse con Él en el altar y enseguida se presentan los pecados y las faltas con las que tenemos que vernos en nuestras relaciones fraternales. Por eso, no es de admirarse que los sacerdotes que tienen Adoración Perpetua en sus parroquias dicen que aumenta el número de confesiones.
Cuando estamos en adoración nos volvemos una ventana abierta en la que Dios penetra nuestro mundo y lo inunda con su Vida, Luz y Amor. Cuando, luego, salimos, Él viene con nosotros y hace que sucedan cosas buenas!
La siguiente oración, “Irradiando a Cristo”, fue centro en la vida de la Madre Teresa y lo es también para todas las Misioneras de la Caridad.
Querido Jesús, ayúdame a esparcir tu perfume por todas partes donde vaya.
Inunda mi alma con tu espíritu y vida.
Penetra y posee mi entero ser, tan profundamente
que mi vida sea sólo una irradiación de la tuya.
Brilla a través de mí y sé en mí,
que cada alma con la que me encuentre sienta tu presencia en mi alma.
Que ellas no busquen y no me vean a mí sino ¡sólo a ti, Jesús!
Quédate conmigo, y entonces empezaré a brillar como tú brillas;
brillar para ser luz para los otros;
la luz, oh Jesús, vendrá toda de ti, nada de ella será mía;
Serás tú, brillando en los otros a través de mí.
Déjame así alabarte como a ti más te gusta: brillando en aquellos que me rodean.
Déjame que predique de ti sin predicar,
no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza contagiosa,
la imitativa influencia de lo que hago,
la evidente plenitud del amor que mi corazón tiene por ti.
Amén.
http://adoracionperpetua.info/detalle.php?id=611Por eso, oremos por los sacerdotes,
http://www.youtube.com/watch?v=_nCIflrf ... _embedded#!