Bueno... La culpa no hace falta que se sienta llorando a mares tampoco...
Sabes que hay dos tipos de arrepentimientos:
- El de contricción que es por amar a Dios, por saber que Él es todo amor, que te quiere, que te creó, que dió su vida por tí, que siente que te separes de él. Este es el dolor perfecto. En peligro de muerte si tuvieras este dolor no haría falta ni siquiera que te confesaras, si murieras, morirías perdonado.
- El de atricción que es el arrepentimiento por miedo a las penas del infierno, al castigo que se produciría si murieras en pecado grave. Este dolor es suficiente para confesarte. Si vas con este dolor, ya es un arrepentimiento. Y al confesarte quedarías perdonado.
Ahora... Todos a veces pasamos por ese proceso de "sequedad espiritual" en el que no sentimos a Dios cerca. Y sin ese sentimiento nos es muy difícil rezar... nos es muy difícil sentir un arrepentimiento sincero... Pero tenemos que ver a Dios a nuestro lado, acompañándonos en el camino.
El pensar "no estoy verdaderamente arrepentido" Puede ser incluso una tentación del demonio para que no te confieses... Aunque bien es verdad que si no tienes un mínimo arrepentimiento no se debe confesar.
También depende del pecado grave que sea. Igual es un pecado grave ocasional como puede ser faltar a Misa un domingo y puede que no sintamos arrepentimiento porque no acabamos de valorar la Misa o de comprenderla... Con lo que esforzándonos en escuchar devotamente la Misa acabaríamos sintiendo necesidad de ella y nos dolería el faltar un domingo a la cita con el Señor.
Pero un pecado grave recurrente como podría ser la masturbación, la pornografía... Cualquier adicción. Puede llegar a ser más difícil. Porque acabamos confundidos, sin saber que hacer, cansados por caer y caer una y otra y otra vez....
Pero Dios siempre sale a nuestro encuentro. Pídele al Señor que te ayude a tener un verdadero arrepentimiento de todos tus pecados. Reza al Espíritu Santo para que venga en tu auxilio:
Ven Espíritu Santo,
desciende sobre nosotros,
da luz a nuestras almas
y fuego a nuestros corazones. Amén
Aprende del perdón misericordioso de Dios Padre para con nosotros meditando la parábola del hijo pródigo... Como con el sólo de ver al hijo, el padre sale corriendo lo abraza, lo besa, le perdona, le prepara una fiesta....
Espero que te ayude mi respuesta.
Dios te bendiga.
Un saludo.