La Santidad es posible

Espiritualidad (Vida y escritos de Santos) Se publicarán vidas y obras de santos para el diálogo y sobre todo para el aprendizaje espiritual en nuestro camino a la santidad. Leemos las Sagradas Escrituras a través de los santos, contamos con la santidad de estos hombres como autoridad. ¡Qué poco que se leen las obras de los santos! Este foro será una gran oportunidad para estimular la lectura de los escritos de los hombres más grandes que han vivido en este destierro

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La Santidad es posible

Notapor gerardorocha » Mié Sep 05, 2012 11:40 pm

Cuántas veces nos sentimos muy lejos de vivir la vida de los Santos. Eso no es de admirarse, los Santos también se sentían muy lejos de vivir la vida de otros Santos.
Cuando San Antonio Abad estaba por dejar este mundo, comenzó a temblar. Sus discípulos, sorprendidos, le preguntaron el por qué de aquella reacción. “¿Y cómo no he de temblar, respondió, si estoy por entrar en la presencia de mi Juez?”.
Y así es como debe ser.
La Santidad es un trabajo de cada día, y pobre de nosotros si alguna vez sentimos que es ya tarea acabada en nuestra alma.
Los maestros espirituales enseñan que en la vida interior, detenerse no es estancarse, es retroceder. Es inevitable la caída cuando sentimos que no hay necesidad de hacer más, que la medida es suficiente. Aquello del Evangelio, donde Jesús hablaba del hombre que dejó limpia su casa, y que vagando el espíritu inmundo, tomó siete espíritus peores que él, y regresando, el final del hombre fue peor que su principio (Lc. 11; 24-26). Es decir, que cuando limpiamos nuestra alma de todo lo que no es Dios, es necesario no sólo apartarnos del mal, sino llenarnos de ese mismo Dios.

Y eso se hace entrando por la simbólica “puerta estrecha”.
«Esfuércense, dice Jesús, por entrar por la puerta estrecha» (Mt. 7;13).
¿Por qué “esfuércense”? Porque es innato en el hombre rechazar todo lo que es difícil, duro, doloroso. La exhortación de Jesús, sin embargo, trasciende estos sentimientos naturales. Y lo hace con la autoridad del ejemplo: «Si es posible pase de Mí este Cáliz, pero no se haga Mi Voluntad, sino la Tuya» (Mc. 14; 36). Por eso puede decirnos: “¿quieren seguirme? Tomen su cruz y vengan detrás de Mí” (Lc. 9; 23). Él acusaba duramente a los fariseos de que cargaban al pueblo con cargas legales que ellos no levantaban siquiera con un dedo; pero nosotros no podemos decirle lo mismo a Jesús.

En la parroquia, alguna vez me dijeron, “bueno, pero Él era Dios”. Perspicaz excusa. Sí, era Dios. Pero nunca se hizo trampa a Sí mismo. Nunca hizo un Milagro para que la Sagrada Familia no tuviera necesidad de trabajar para comer. ¿Para qué nacer en un pesebre? Tampoco se evitó a Sí mismo, el trabajo junto a José. ¿Pudo hacerlo? ¡Claro que podía! Pero NO QUISO.
La noche de la traición, cuando Pedro cumple su palabra de morir por Él, le dice al Apóstol: “¿Crees que el Padre no enviaría un ejército de Ángeles para defenderme si se lo pidiera?” (Mt. 26; 53). Pero antes había manifestado: “¿Qué voy a decir? ¿Pase de Mí esta Hora? Pero si para esto he Venido”. Como Dios, no era posible que sufriera dolor o contrariedad alguna; pero al hacerse Hombre, NO QUISO ahorrarse Padecimiento alguno, para Salvarnos y para darnos ejemplo.

Escribe S. Pablo: «Debió ser en todo asemejado a Sus hermanos…a fin de expiar los pecados del pueblo» (Hb. 2; 17). Y S. Pedro: «…Cristo Padeció por vosotros, dejándoos ejemplo, para que sigáis Sus pisadas» (1ª 2; 21). Y con el Apóstol Pablo, podemos concluir: «Él mismo, porque fue Probado con lo que Padeció, PUEDE SOCORRER a los que son Probados» (Hb 2;18).

Como Dios, todo lo Sabe; pero el conocimiento experimental es propio de Su Humanidad.
Por eso, la Cruz siempre da temor, pero el saber que no estamos solos, debe llenarnos de confianza. No es fácil para la sola razón; pero la Gracia sostiene la Fe. En este momento vivimos una especie de noche el huerto de los olivos: vemos hacia delante, y no hay muchas luces, sino más bien incertidumbre. Es el momento, pues, del salto, el momento de decirle a Dios, “Señor, aquí estoy para hacer Tu Voluntad”.
Que el temor ni la duda nos aplaste. No estamos olvidados del Amor de Dios Papá.

Contaba Jesús a Sus discípulos la Parábola de la higuera. “Arráncala”, ordenó el dueño de la viña. Pero el viñador le dijo: «Déjala aún por este año, que la cave y la abone, a ver si da fruto para el año que viene» (Lc 13; 6-8).
“Cavar” y “abonar”, el trabajo intenso y duro de remover del corazón todo lo que no es Dios, y la Gracia que es la que hace florecer en ese corazón los frutos de Santidad.
Por eso, este ya no es tiempo de erudición, de estudio, es tiempo de acción. Pero no de acción hacia fuera: predicación, reuniones, planes…Es tiempo de acción hacia adentro; porque la higuera eres tú y soy yo, y es en nosotros donde el Padre quiere encontrar el fruto. Jesús, el Viñador, ha conseguido más tiempo, porque «usa de paciencia con nosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos vengan a penitencia» (2 Pe 3; 9). Es la maravillosa Misericordia de Dios.

Pero el Apóstol dice que “vengan a penitencia”, lo que implica un movimiento de nuestra voluntad. La Salvación depende no sólo de la Voluntad de Dios, sino también de nuestra respuesta. Por eso, Jesús nos exhorta a esforzarnos por entrar por la puerta estrecha, y si miras la vida de los Santos, es sorprendente como su actitud ante la vida diaria, dista enormemente del proceder común del mundo. Ellos, no solo aceptaban firmes en la Esperanza las adversidades, sino que voluntariamente buscaban lo más difícil, no temían padecer, y aún, perder la propia vida por Cristo.
Cierto, estamos en el comienzo del camino, y tales cosas se nos presentan más como un ideal, que como una realidad concreta en nuestra vida actual. Pero el Señor te exhorta y me exhorta a trabajar en ello. Si lo hace, si hace que sintamos tal deseo en nuestro corazón, y que este sea con fuerza, es porque podemos lograrlo. Llevamos la Palabra a otros, y eso es muy bueno. Pero aquí es donde comienza todo. Nadie puede dar lo que no tiene.

Me preguntaban una vez, por qué fueron Beatificados los padres de Santa Teresita del Niño Jesús: lo hicieron por vivir Santamente su vocación como esposos y como padres. No olvidemos que detrás de cada Beatificación y Canonización, hay un intenso proceso donde se busca cualquier mínima sombra en la vida del santo, en sus palabras, escritos y ejemplos. Se escucha e interroga a decenas de testigos. Hasta que por fin resplandece, sin lugar ya a duda, la heroicidad en la Virtudes de esas personas.
Posiblemente nuestros nombres no se incluyan alguna vez en un proceso de esta índole. Pero eso ¿qué importancia tiene? El fin de la Iglesia no es darnos los nombres de cada Santo que habita el Cielo, esto es imposible, sólo Dios los conoce uno por uno. El fin que se persigue es pedagógico; como Madre y Maestra que es para el mundo, invita a ver en cada Santo, la posibilidad de la Santidad; nos exhorta a trabajar por ella, mostrándonos a tantos hombres, mujeres y niños, modelos del Modelo que es Cristo. Para que nadie pueda decir que no le es posible llegar a ser como Él, a ser otro Cristo, como enseña S. Pablo.
Y todas esas personas, ¿en qué han sido diferentes a ti y a mí? Absolutamente en nada. O quizás lo fueron en una sola cosa: su sí rotundo ante el llamado de Dios. Y respondieron cada cual en su estado: religioso, consagrado, matrimonial.

¿Qué hizo que un niño de 14 años como José Luis (que fue Beatificado el 20 de noviembre de 2008), durante la persecución en México, en 1913, diera su vida gritando ¡Viva Cristo Rey! antes de morir fusilado. Y ese fue el final, porque primero le quitaron la piel de la planta de los pies y lo llevaron caminando hacia el cementerio donde iba a recibir la palma del Martirio.

O Santa Inés, que con 15 años, y después de tremendos padecimientos, dio su vida a la espada del verdugo, por negarse a apostatar de su Fe.

No era Sacerdote el uno, ni Monja la otra. ¿Qué tenían en común, además de su corta edad? A Cristo en el irrenunciable primer plano de sus vidas.

¿Por dónde comenzar el camino?

Perseverancia en la oración –el Santo Rosario-, y perseverancia en la Comunión Eucarística. Tan simple como eso. Jesús nos alimenta y sostiene con Su Cuerpo, y María nos ilumina y sostiene con Su Compañía e Intercesión. Así lograremos revestirnos de "entrañas de Misericordia, de Bondad, Humildad, Mansedumbre, Paciencia, soportándonos unos a otros y perdonarnos mutuamente...haciendo todo de corazón, como para el Señor y no para los hombres" (Col. 3; 12-13 y 23).

Por eso no temamos enfrentar la vida. El mundo vive una situación difícil, pero no desfallezcamos. Jesús nos mostró que esto no es ilusión, que el Cielo está pronto para franquearnos la entrada.

Arriba te decía que este no es tiempo de estudio. No quiero decir que no haya que prepararse más. Debemos continuamente profundizar nuestra Fe para siempre saber dar razón de ella cuando se nos pida. Lo que quiero significar, es que esa formación debe ocupar ahora otro lugar. El trabajo de purificación interior y el crecimiento en la unidad con Dios, es la prioridad. La formación es la que echa luz sobre el camino a transitar.

No hay que caer en la humildad de escaparate, pensando, “no, yo soy demasiado pecador para una vida así, para crecer así”. Sí, somos pecadores, pero no podemos caer en los escrúpulos.

Graba esto en tu mente y en tu corazón:

El llamado no es consecuencia de la Santidad; es la Santidad, consecuencia de la fidelidad al llamado.

Un abrazo en Jesús y María.
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Re: La Santidad es posible

Notapor Enamorada de Jesus » Jue Oct 04, 2012 4:24 am

Muchísimas gracias por todo esto...lo necesitaba.

Cuántas veces caemos en el "cansancio", en el sentir que por más que deseamos y, hacemos y, esperamos...seguimos con la espina en el corazón.

Me basta con Su Gracia porque, lo amo.

Quisiera hacerte una pregunta. Vos decís que en la vida de los santos, para su beatificación, "se busca hasta su mínima sombra..."

¿Qué pasa con el pasado pecador? San Agustín, el inmenso Francisco de Asís y tantos otros que cargan con muchas sombras....¿?

Muchas gracias por todo. Que Dios guíe e ilumine tus caminos.
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Te adoro...te amo.
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Re: La Santidad es posible

Notapor gerardorocha » Dom Oct 07, 2012 6:56 pm

Hola...agradezcamos a Dios, que es quien, a pesar de las pobres palabras escritas, ilumina tu corazón y te da fuerzas para continuar adelante en Su búsqueda.

En cuanto al pasado pecador, "las sombras" mencionadas son aquellas que pueden existir una vez que el alma ha dicho un sí definitivo a Dios, es decir, cuando deja la vida de pecado atrás, para vivir exclusivamente para Dios, cuando alcanza lo que muchos autores espirituales llaman "la segunda conversión".

El P. Garrigou-Lagrange escribe: "¿Qué sucede cuando la conversión comienza a ser una realidad? Comienza Dios a ir tras el alma y el alma a buscar a Dios, lo cual no sucede sin lucha contra las inclinaciones del hombre exterior y sin fatiga".

Dicho nuestro sí sincero, firme e irrevocable a Dios, comenzamos a vivir, no sin trabajo, como ya está dicho, las Virtudes que poco a poco van construyendo la Santidad. Para muchos, hablar de Santidad les suena soberbio, pero para qué estamos en esta vida sino para eso, para ser Santos: “Sed santos porque, Yo, Yahvé vuestro Dios Soy Santo” (Lev. 19,2); y Jesús, Dios Verdadero, lo refrenda: "Sed Santos, como vuestro Padre es Santo" (Mt. 5,48).
¿Difícil? Sí, y Jesús Sr. ntro no lo ocultó: "Pasen por la puerta estrecha" (mt. 7,14).
¿Imposible? ¡NO! "Yo estoy con ustedes todos los días..." (Mt.28,20).

La confesión de nuestros pecados, el desecharlos y la lucha por vivir estas Virtudes hasta hacerlo, como dice la Iglesia, de forma heroica, es lo que marca nuestra nueva vida, nuestra conversión. Y desde aquí es donde comienza a contar el camino de Santidad. Las sombras que se buscan son sobre el modo de vivir esas Virtudes, si la heroicidad de ellas fue continua, y sobre ello se basa el Juicio de la Iglesia.
Por eso Agustín, Francisco, Ignacio de Loyola y muchísimos otros alcanzaron la Salvación y la Gloria del Cielo. Entiéndase aquí, que no hablo de la Canonización y elevación a los altares. Allí Quiso la Providencia colocarlos para edificación, ejemplo y ayuda nuestra. Hablo de la heroicidad de las Virtudes que tú y yo debemos vivir para alcanzar la Gracia de entrar en la Vida del Cielo eternamente.
Ruega por mí, para que lo pueda lograr.

Te dejo este enlace a un interesante artículo sobre los Procesos de Beatificación y Canonización

http://es.catholic.net/estudiososdelder ... p?id=22598

Un Abrazo en Jesús y María
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