Casi muero y no es broma.
Comienzo el relato explicando que nadé profesionalmente por gran parte de mi vida y que si bien tengo varios años de no nadar (excepto por hobby) aún preservo la teoría y gran parte de la resistencia que tuve en los viejos tiempos.
Fuimos a Nosara a filmar una producción el fín de semana (en mi caso con la cámara aérea). En la tarde fui con uno de mis viejos amigos a la playa, por ahí de las 5pm para relajarnos un rato. Estabamos nadando con el agua por la cintura, todo bajo control, disfrutando sanamente y sin excesos de profundidad (ni licor, ni psicotrópicos, ni nada similar). En un momento se vinieron varias olas seguidas bastante fuertes y cuando vimos ya no estabamos tocando suelo. Al tratar de volver hacia la playa el esfuerzo era en vano pues habíamos caído en una corriente fuerte. Traté de ir hacia donde mi amigo, que ya iba mar adentro (talvez 15 o 20 metros de donde estaba yo) y no podía acercarme. Le grité entonces que nadara paralelamente a la playa y traté de hacer yo lo mismo (ese es el procedimiento que se debe hacer si hay una corriente). Nadé como jamás en mi vida había nadado, con toda la fuerza que pude generar. Nada servía. Después de no se cuanto tiempo nadando así, en vano, empecé a perder potencia y la patada se volvía más suave, y lo mismo las brazadas (por cierto, luego de eso quedé con un dolor de extremidades como nunca antes). Las olas se pusieron más fuertes y la corriente jalaba cada vez más y ya yo sin fuerzas solo podía tratar de mantenerme flotando (pero en posición de pie, casi hundido). Cada ola significaba una tragadera de agua terrible. Mi amigo ya casi tampoco se escuchaba. EN ESTE MOMENTO SUPE QUE ÉL Y YO IBAMOS A MORIR.
No vi toda la vida pasar frente a mis ojos ni ninguna de esas cosas que alguna gente reporta. Simplemente pensé 3 cosas:
1- "mirá, así es como se muere ahogado, y me pasó a mi",
2- La imagen de mis papás se me vino a la mente,
3- Trate de rezar (de hecho empecé el Ave María...) pero apenas decía las primeras palabras una ola me golpeaba de nuevo y perdía la concentración. Mientras tanto veía la costa alejarse cada vez más y la línea de la arena más arriba (por que yo ya estaba casi hundido y sin energías). A mi amigo ya no lo escuchaba.
Casi resignado, volví a ver una esperanza cuando, de la nada, salió un surfista (gringo, como de 50 años) que parecía venir de adentro del mar hacia afuera. Yo le grité "ayuda, ayuda" a como podía, pensando que quizás no me había visto... pero todo lo contrario, ya él venia hacia mi para rescatarme. Me dijo que me agarrara de la tabla. Yo le gritaba "my friend, my friend, please help him" señalando a Alonso, que ya podía estar a unos 20 metros de donde yo estaba. El señor surfista tenía la tabla amarrada con un mecate al pie y así nadó hacia donde mi amigo. Luego vino una ola que me revolcó y solté la tabla. Ahí volví a ver la muerte. El señor llegó donde mi amigo, y se vino hacia donde estaba yo (no se ni como) y nos remolcó hasta la orilla. En ese momento ocurrió algo que me impactó mucho; me dijo algo así como: "eso [señalando hacia el escapulario que llevaba puesto y que por cierto en una ola casi lo pierdo, pero lo agarré con los dientes] fue lo que te salvó, dale gracias a Dios". Me abrazó. Luego volví a ver hacia donde mi amigo que estaba tirado en la arena (él había tragado más agua que yo) y estaba siendo atendido por una doctora de Francia que iba pasando por el lugar. Cuando yo volví a ver al surfista ya él no estaba.
Al iniciar la emergencia había buena luz aún y no se cuanto tiempo pasó, que para mi fue una eternidad, pero lo que si es cierto es que al salir era de noche, casi las 6.45 pm. No se como nos habrá logrado ver el surfista (la playa estaba desértica) y no solo había una corriente jalándonos mar adentro, también había otra llevándonos en dirección paralela a la costa, como hacia el peñón de rocas. De hecho al salir tuvimos que caminar como mínimo unos 600-800m para llegar al punto donde habíamos entrado al mar. Habriamos muerto definitivamente si no es por el surfista. Siempre había pensado que si se sabía nadar y se sabía lidiar con corrientes las posibilidades de morirse eran muy bajas. El papel aguanta toda la teoría que usted quiera ponerle. A la hora de la desgracia no hay teoría que valga. Usted queda en manos de la misericordia del Señor, y del socorro de la Virgen Santísima. Esta es mi historia. Realmente hay poco que aprender, ya que no estabamos haciendo nada "loco", ni tampoco eramos novatos. No se cuando volveré al mar... ciertamente no pronto. He dicho.
A Dios sea dado todo el honor y la Gloria.
este fue el comentario que le hice del surfista, que no sé si ustedes comparten:
"Acerca del surfista, cabe dos posibilidades, un angel en forma humana, o un hombre movido en su voluntad por la Gracia, de cualquier manera es un milagro ya sea por que la violencia del mar, la dificil visibilidad, el remolcar dos hombres en esas condiciones (que no son niños y al que conozco bien grande), el mismo hecho de señalar el escapulario (objeto insignificante para ojos no advertidos) todo eso en conjunto manifiesta, almenos someramente, fuerzas preternaturales movidas por Dios por la intercesión de la Beatísima Virgen María."
Sea por siempre alabada la Santísima Madre de Dios.
