Santa Mónica

Un espacio para compartir experiencias, opiniones y consejos acerca de la vida matrimonial y familiar: relaciones conyugales, fidelidad, comunicación en la pareja, paternidad responsable, la educación de los hijos, el enriquecimiento mutuo en la convivencia y las amenazas y riesgos a las que se enfrenta la familia, como institución, en nuestros días. No es un lugar de consultoría matrimonial, sino un lugar para compartir temas y opiniones de manera pública

Moderadores: siempremaria, Catholic.net, enrique_ellena, Moderadores Animadores

Santa Mónica

Notapor scarlett* » Jue Sep 08, 2011 10:26 pm

Paz y bien.

Nada por éstos foros es nuevo, pero siempre se ve desde un punto de vista distinto cada vez.
Santa Mónica fué madre de San Agustín, un doctor de la Iglesia.
San Agustín brilla en nuestro calendario católico. Su madre en cambio, no es conocida por muchos que no saben mucho como yo antes (no es que ahora sepa mucho, jjajaj pero sí mas que antes)
Cuando yo supe de Santa Mónica me identifiqué mucho con ella por su vida tan similar a la mía. Iré compartiendo aquí sobre su vida, pero tratando de ver en qué es similar a la mía. Tal vez así pueda yo llegar a obtener lo que ella obtuvo: la conversión de su hijo, en mi caso, la conversión de mis dos hijos y de mi esposo.

Moderadores: Pido por favor no muevan éste tema a la vida de santos, porque no es sólo su biografía. Sé que el patrón del foro es San José Manyanet intercesor de las familias.
Santa Mónica es intercesora de las esposas. Y como esposa, deseo verla. He leido su historia, en mucho me parezco; en mucho no, pero soy esposa y tengo un esposo que ha sido violento y éso ha causado problemas en nuestro matrimonio, en nuestro hogar y con la educación de nuestros hijos.

Santa Mónica
Madre de San Agustín
(Año 332- 387)
Imagen

Mónica, la madre de San Agustín, nació en Tagaste (África del Norte) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332.
Formación.
Sus padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa y estricta en disciplina. Ella no las dejaba tomar bebidas entre horas (aunque aquellas tierras son de clima muy caliente ) pues les decía : "Ahora cada vez que tengan sed van a tomar bebidas para calmarla. Y después que sean mayores y tengan las llaves de la pieza donde esta el vino, tomarán licor y esto les hará mucho daño."
Mónica le obedeció los primeros años pero, después ya mayor, empezó a ir a escondidas al depósito y cada vez que tenía sed tomaba un vaso de vino. Más sucedió que un día regañó fuertemente a un obrero y éste por defenderse le gritó ¡Borracha !
Esto le impresionó profundamente y nunca lo olvidó en toda su vida, y se propuso no volver a tomar jamás bebidas alcohólicas. Pocos meses después fue bautizada ( en ese tiempo bautizaban a la gente ya entrada en años) y desde su bautismo su conversión fue admirable.

Su esposo.
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero de genio terrible, además mujeriego, jugador y pagano, que no tenía gusto alguno por lo espiritual. La hizo sufrir muchísimo y por treinta años ella tuvo que aguantar sus estallidos de ira ya que gritaba por el menor disgusto, pero éste jamás se atrevió a levantar su mano contra ella. Tuvieron tres hijos : dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por varias décadas.

Ya de entrada, soy parecida a Santa Mónica en la formación que ella tuvo.
Mi mamá que me educó estaba enojada con la Iglesia o mejor dicho con las personas que iban a ella. Eso la hizo cometer muchos errores con sus hijos.
Yo soy su nieta y en nosotros quiso corregir el camino tal vez y terminó por corregirlo ciertamente.
Fuí bautizada, confirmada, hice mi primera comunión y yo las viví intensamente. Recuerdo ésa época como muy bella en mi vida. Mi infancia fué infinitamente bella.

Empezaron mis problemas cuando mi mamá aceptó vivir junto a una persona enferma. A mis 8 años llegamos a su casa y fué muy pesado. Tanto que muchas veces, mis nervios no lo soportaban.
Sin embargo, Dios fué misericordioso conmigo. Entré a un internado en donde estuve cuidada y al mismo tiempo, cercana a mi familia a quien amo tanto. Ese estar en el internado me ayudó a entender mejor a mi familia.
Y ahí recibí una educación distinta, incluyendo oración en la noche, antes de dormir. Se llevaba una vida disciplinada y bonita.

A los 12 años dejé el internado por decisión propia, me gustaba mucho pero no deseaba ser distinta a mi familia. Sentía de alguna manera que la iba a perder; me estaba alejando mucho de su forma de ser y la meta que la persona encargada del internado tenía para mí era que llegara a la Universidad.
No quise hacerlo seguramente, a pesar de saber que era un honor que muchas niñas hubieran deseado se les brindara.
No quise ser distinta de mi familia. Mi mamá era obrera, había sido sirvienta. Todos sus hermanos eran lo mismo.
Es cierto que yo era su nieta y no su hija y por lo tanto, pude ser más que sus propios hijos.
Y lo fuí.
Estudié una carrera corta, Secretariado. Mis tíos, hijos de mi mamá (no quiero llamarla abuelita aqui para que no se hagan hombría :? porque siempre la llamé mamá y ella hija a mí) eran obreros. Así que subí un escaloncito más que ellos.
Si yo hubiera ido a la universidad mi mundo hubiera sido distinto, mis amistades y mucho más porque la persona que me iba a ayudar me iba a llevar a un mundo distinto, más elevado que el de la familia con la que me crié.

Ahora sé de dónde venía ésa ayuda. Seguramente de los familiares de mi abuelo español, quienes al fallecer mi abuelo quisieron quedarse con mi papá. Cuando nacimos mi hermana y yo, quisieron llevarnos a su mundo.

Mi hermana no quiso entrar al internado, se sentía a gusto con sus primos y demás. Yo fuí obedeciendo lo que mi mamá deseaba y fué bonito, pero cuando me dijeron que me iban a ayudar a estudiar la Universidad no quise.
Y quedé entonces expuesta a tentaciones a las que no me supe resistir.

A mis 12 años me sentía muy fuerte, me sentía muy lista y fuí cayendo poco a poco en varios errores.
Aprendí a jugar baraja, aprendí a fumar a los 14 años, aprendí a tomar vino. Me enseñaron disque para que no me embarazara borracha.
Empecé a trabajar a los 14 años como secretaria. Me fuí olvidando de la iglesia, de orar.

Lo que aprendí en el internado me ha sido útil hasta la fecha, me ha ayudado a educar a mis hijos, han sido las bases sobre las que he fundado mi familia.

Sigo en ésto mañana, si Dios lo permite.
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Re: Santa Mónica

Notapor scarlett* » Vie Sep 09, 2011 10:01 pm

Paz y bien.

Mónica significa: "dedicada a la oración y a la vida espiritual".
Patrona de las mujeres casadas y modelo de las madres cristianas.

Sigo con su biografía
Mónica explicó su sabiduría sobre la convivencia en el hogar: "Es que cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando el grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos, y yo no acepto la pelea, pues… no peleamos". Esta fórmula se ha hecho célebre en el mundo y ha servido a millones de mujeres para mantener la paz en casa.

Mónica recomendaba a otras mujeres casadas, que se quejaban de la conducta de sus maridos, que cuidasen de dominar la lengua por ser esta causante en gran parte de los problemas en la casa. Mónica, por su parte, con su ejemplo y oraciones, logró convertir al cristianismo, no sólo a su esposo, sino también a su suegra, mujer de carácter difícil, cuya presencia constante en el hogar de su hijo había dificultado aún más la vida de Mónica. Patricio murió santamente en 371, al año siguiente de su bautismo.


Qué cierto es ésto, ¿verdad? ¿Cuántas veces el no saber refrenar la lengua me ha causado problemas?
Muchas.
Ay, santa Mónica si tú hubieras estado cerca de mí, yo no hubiera tenido tantos problemas.
No en mi matrimonio porque en él yo hice lo mismo. Cuando mi esposo llegaba molesto, yo trataba de alegrarle el día. Cuando llegaba de mal humor, trataba de conservar la calma.

Si él hacía algo mal, buscaba la manera de hacer que yo pareciera culpable. Ante los ojos de los demás yo no me quejaba de él, trataba de hablar de sus buenas cosas que son muchas.

Pero un día terminó mi paciencia y empecé a decirle a mi hermana. Hasta ése momento, no lo comentaba yo con nadie, cargaba mi cruz yo sola. Me cansé de ser siermpre la que callaba, me cansé de ser siempre la que era culpada por él de todo sin tener yo la culpa. Ante todos, mi esposo mostraba una cara, a solas otra.
Incluso con mis hijos, siempre encontró la manera de mostrarme como culpable.

Gracias a Dios perdimos todo: nuestra casa que estábamos pagando, el carrito que habíamos comprado, una tiendita que teníamos.
Tuvimos que irnos a otra ciudad porque nadie pudo ayudarnos. Antes de irnos, luchamos vendiendo desde dulces hasta carnitas, pero no pudimos rescatar nuestra casa.
Mi esposo empezó a tomar de nuevo, tal como lo había hecho de soltero (yo no lo sabía al casarnos porque a mí no me mostraba ésa cara)
Tuvimos que alejarnos todavía más y llegamos a donde estamos ahora. Me dolió mucho al ir pasando el tiempo, porque mis hijos fueron maltratados por otros niños. Yo misma lo fuí en los trabajos.

Pensé que debía ayudar a las personas porque los veía pobres, porque creí que necesitaban ayuda por ignorantes. Creí que sus agresiones provenían de su ignoracia. Y no es así. Lo hacían por aquello de "mientras menos burros, más olotes"
Aquí, personas estadounidenses y de orígen mexicano, les traían mucha ayuda y terminaron por ser flojos.

Las personas lo hacían de buena voluntad, pero no de acuerdo a lo que la Palabra de Dios nos pide: "enséñales a pezcar, no les des el pescado"
Yo no sabía de la Palabra de Dios como muchos por aquí lo saben ahora: leyendo versículos y demás. Estas personas son de otras sectas cristianas. Les traían cosas, ropa, etc. a cambio de que leyeran la Biblia y se hicieran "cristianos" pero no cristianos como nosotros, sino protestantes.

En muchos trabajos preferían a personas "cristianas" protestantes. Aquí hay muchas sectas. Por ello no me hablan.
incluso muchos católicos no asisten a misa a los templos cercanos, se van a iglesias lejanas para que no sepan que son católicos y no sufran las consecuencias.
Muchos fingen ser cristianos, sólo para conseguir trabajo o para que les regalen cosas. En realidad no son creyentes.
Muchos han abandonado la Iglesia por ello.
En ◙ste ambiente es donde encontré a Dios, en donde regresé a mi Iglesia, a la iglesia de mi fé.
Me invitaron a asistir a sus templos, a sus congregaciones y me resistí. Yo antes de aquí ni siquiera sabía de la existencia de ésos grupos, asi que asistí a un concierto, una persona me fué a dar "estudio bíblico" cuando entré en depresión porque en los trabajos personas cristianas, mexicanos venidos de Estados Unidos junto con lugareños me trataron mal en algunas empresas.

Y sólo cuando corrí a clamar a Dios en el templo católico, empecé a regresar del hoyo negro en que me había sumido.
He regresado a la oración, no sólo a la Iglesia. Y mi matrimonio ha vuelto a tomar el camino correcto, incluso mejor que en nuestros principios porque como digo, mi esposo era muy violento.

Tuve que perder todo para empezar a recuperarlo.
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Re: Santa Mónica

Notapor scarlett* » Sab Sep 10, 2011 1:11 pm

Paz y bien.

Continúo con la vida de Santa Mónica
Tres de sus hijos habían sobrevivido, Agustín, Navigio, y una hija cuyo nombre ignoramos. Agustín era extraordinariamente inteligente, por lo que habían decidido darle la mejor educación posible. Pero el carácter caprichoso, egoísta e indolente del joven haba hecho sufrir mucho a su madre. Agustín había sido catecúmeno en la adolescencia y, durante una enfermedad que le había puesto a las puertas de la muerte, estuvo a punto de recibir el bautismo; pero al recuperar rápidamente la salud, propuso el cumplimiento de sus buenos propósitos. Cuando murió su padre, Agustín tenía diecisiete años y estudiaba retórica en Cartago. Dos años más tarde, Mónica tuvo la enorme pena de saber que su hijo llevaba una vida disoluta y había abrazado la herejía maniquea. Cuando Agustín volvió a Tagaste, Mónica le cerró las puertas de su casa, durante algún tiempo, para no oír las blasfemias del joven. Pero una consoladora visión que tuvo, la hizo tratar menos severamente a su hijo. Soñó, en efecto, que se hallaba en el bosque, llorando la caída de Agustín, cuando se le acercó un personaje resplandeciente y le preguntó la causa de su pena. Después de escucharla, le dijo que secase sus lágrimas y añadió: "Tu hijo está contigo". Mónica volvió los ojos hacia el sitio que le señalaba y vio a Agustín a su lado. Cuando Mónica contó a Agustín el sueño, el joven respondió con desenvoltura que Mónica no tenía más que renunciar al cristianismo para estar con él; pero la santa respondió al punto: "No se me dijo que yo estaba contigo, sino que tú estabas conmigo".

Esta hábil respuesta impresionó mucho a Agustín, quien más tarde la consideraba como una inspiración del cielo. La escena que acabamos de narrar, tuvo lugar hacia fines del año 337, es decir, casi nueve años antes de la conversión de Agustín. En todo ese tiempo, Mónica no dejó de orar y llorar por su hijo, de ayunar y velar, de rogar a los miembros del clero que discutiesen con él, por más que éstos le aseguraban que era inútil hacerlo, dadas las disposiciones de Agustín. Un obispo, que había sido maniqueo, respondió sabiamente a las súplicas de Mónica: "Vuestro hijo está actualmente obstinado en el error, pero ya vendrá la hora de Dios". Como Mónica siguiese insistiendo, el obispo pronunció las famosas palabras: "Estad tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas". La respuesta del obispo y el recuerdo de la visión eran el único consuelo de Mónica, pues Agustín no daba la menor señal de arrepentimiento.

Esto es lo que yo estoy viviendo en la actualidad con mis hijos. Tengo uno parecido a San Agustín, salvando las diferencias claro.
Y estoy empezando a ver lo que debo hacer: orar, ayunar por la conversión de mis hijos. Tengo uno a mi lado, que no me ha dado nunca problemas, pero tengo otro alejado.
La oración no me cuesta trabajo, el ayuno puedo intentarlo.

Mi hijo también me reta a dejar de creer lo que creo, me reta a hacer lo que él cree debo hacer.
Entiendo a mis hijos, porque al traerlos a vivir a ésta región, los alejé de su familia con la que vivían. Digo los alejé proque fuí yo la que le dijo a mi esposo nos viniéramos, a raíz de que empezó a tomar. Y empezó a tomar porque había sido despedido de su trabajo, dado que llega y llega gente del interior de la República empujando y empujando.
Vendimos lo que pudimos porque no había trabajo y tuvimos que salir finalmente del D.F.

Tuvimos que alejarnos por éso y me dolió mucho por mis hijos. Y me dolió mucho más cuando empezaron a dañarlos por éstos lados. Yo entiendo a las personas porque no somos de aquí, es su tierra no la mía. Sin embargo, en mi tierra también recibimos personas de toda la República. Soy del D.F. y ahí viven personas de todos lados. Estaba acostumbrada a recibirlos en mi tierra y nunca creí que al irme a vivir a otro lado fuera yo tan mal recibida con mis hijos.
Me resentí mucho con éstas personas, me pareció tan injusto que si vengo de un sitio en donde se les ha recibido siempre bien y está hasta el tope porque ya no cabemos, y no cabemos porque se nos recibiera tan mal.

Mis hijos se resintieron conmigo. Tienen el carácter fuerte de su padre, he tratado de irlos atemperando, pero no es sencillo. Sobre todo el mayor. Está lejos de todo lo que ama, de sus familiares, sus primos.

Yo sé que éstas personas no tienen la culpa tampoco, son las circunstancias de la vida que estamos viviendo y así lo he entendido. Pero caí vencida, me atacaban por todos lados: sectas llamadas "cristianas", los mismos católicos porque no entendían o no querían entender mi dolor y necesidad. Y no soy solo yo y mi familia, varias familias capitalilnas sufrimos lo mismo.
Tenemos ya 14 años por aquí y mi hijo se ha alejado de mí. Le molesta que ore, se burla de que asista a la iglesia donde también me han dado mis catorrazos.
Confio en Dios que su corazón sane, se limpie de rencor, de soledad. Han alejado a su novia porque no quisieron darle trabajo. Ella decidió irse es cierto. Tampoco era de aquí, vino a estudiar y se enamoraron. Vivieron juntos y ella decidió irse a España esperando que él la siguiera.
No la siguió porque no alcanzó a juntar el dinero para ir cuando habían quedado. Entre descomposturas de su carro y gastos de gasolina. Yo entienndo que mucha gente no quiere que estemos aquí. ¿Y a donde iremos entonces?
No tengo familia en otro lado con la que pueda llegar.

Regresar al D.F. es lo mismo.Está lleno,no se encuentra trabajo ni para los que viven ahí. Aquí él trabaja, gana poco es verdad porque así es, pero por lo menos trabaja.
Está adolorido conmigo, con la gente de aquí.
Se ha aplacado bastante, pero se fué de la casa a vivir aparte. Espero que Dios escuche mis oraciones, yo acepto su Voluntad y le pido lo mejor para mi hijo, lo que El considere es mejor para que no se pierda, para que no cometa barbaridades, para que reflexione.

No podemos irnos a ningún otro lado. Debemos quedarnos aunque no nos quieran. No tenemos otro sitio adónde ir.
Dios algún día ablandará los corazones de éstas personas. Tengo fé de que así será.
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Re: Santa Mónica

Notapor scarlett* » Mié Sep 14, 2011 5:20 pm

Paz y bien.

Viuda, y con un hijo rebelde.
Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su esposa y su generosidad tan grande hacia los pobres, nunca se opuso a que dedicará de su tiempo a estos buenos oficios.y Quizás, el ejemplo de vida de su esposa logro su conversión. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo y al fin alcanzó de Dios la gracia de que en el año de 371 Patricio se hiciera bautizar, y que lo mismo hiciera su suegra, mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar de su nuera le había amargado grandemente la vida a la pobre Mónica. Un año después de su bautizo, Patricio murió, dejando a la pobre viuda con el problema de su hijo mayor.


Este es mi mayor temor. Mi esposo varias veces me ha dicho que él sabe que va a morir joven. Eso me llena de dolor.
Varias veces les ha dicho a mis hijos que no se casen jovenes, que mientras más grandes se casen, mejor. Que vivan su vida antes de casarse.

Esto me duele, porque me hace ver que para mi esposo el matrimonio ha sido una loza pesada. Y no sé qué haya hecho yo para que se sienta así.

Sin embargo, he analizado mucho mi papel dentro de mi matrimonio y sinceramente no encuentro haber fallado. He pasado por tentaciones varias veces, pero no he caido por la fé tan grande que siempre he tenido.
Pienso que mi esposo lo hace para que mis hijos hagan su voluntad, como siempre ha hecho.
Mi esposo quiere culparme de todo lo malo ante mis hijos. Y todo lo bueno según él, es mérito suyo.
Mi esposo tiene una frase que repite seguido: "alguien debe tener la culpa y no voy a ser yo".

Ese no querer cargar con ninguna culpa es lo que lo hace querer que sus hijos no sufran. Y quiere que no les diga nada si los veo hacer algo indebido: "ya están grandes, no les digas nada"

Ese no querer cargar con ninguna culpa es lo que lo hace decirme que les llame yo la atención en su lugar.
Sé que el hombre es quien debe hacer ésa parte. Sucede que muchas veces mi esposo hace lo que mis hijos quieren.
A veces mis hijos parecen mandarlo a él, en lugar de que sea al revés.

Le he dicho a mi esposo que eso no puede ser posible, que "los patos no le pueden tirar a las escopetas", pero no me entiende o no quiere entenderme.
Eso ha llegado a hacer que mis hjos me falten al respeto. Trato de llamarles la atención, trato de tomarlo a la ligera, trato de ser prudente, trato de no alterarme y sigo orando para que la situación cambie.
Mi esposo me dejó la carga de mis hijos y su educación totalmente. A mí me tocaba el cuidarlos, atenderlos, reprenderlos. Y a él le tocaban las caricias y los juegos.

Mi esposo es lo que muchos llaman "el robalonches" Yo he trabajado mucho en mi matrimonio, he llevado la carga casi total de él y mi marido se lleva los aplausos.

Eso ha ido cambiando poco a poco, a medida que sigo orando y pidiendo al Espíritu santo me ayude y me guie.
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Re: Santa Mónica

Notapor scarlett* » Mar Sep 20, 2011 2:19 pm

Paz y bien.

Sigo con la vida de Santa Mónica. Y cada vez veo mejor su perfil. Veamos:

El muchacho difícil.
Patricio y Mónica se habían dado cuenta de que Agustín era extraordinariamente inteligente, y por eso decidieron enviarle a la capital del estado, a Cartago, a estudiar filosofía, literatura y oratoria. Pero a Patricio, en aquella época, solo le interesaba que Agustín sobresaliera en los estudios, fuera reconocido y celebrado socialmente y sobresaliese en los ejercicios físicos. Nada le importaba la vida espiritual o la falta de ella de su hijo y Agustín, ni corto ni perezoso, fue alejándose cada vez más de la fe y cayendo en mayores y peores pecados y errores.

Una madre con carácter.

Cuando murió su padre, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarle a Mónica noticias cada vez más preocupantes del comportamiento de su hijo. En una enfermedad, ante el temor a la muerte, se hizo instruir acerca de la religión y propuso hacerse católico, pero al ser sanado de la enfermedad abandonó su propósito de hacerlo. Adoptó las creencias y prácticas de una la secta Maniquea, que afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios, sino el diablo. Y Mónica, que era bondadosa pero no cobarde, ni débil de carácter, al volver su hijo de vacaciones y escucharle argumentar alsedades contra la verdadera religión, lo echó sin más de la casa y cerró las puertas, porque bajo su techo no albergaba a enemigos de Dios.

Tiemblo al ver las concidencias entre la vida de Santa Mónica y lo que vivió con su hijo Agustín y lo que yo vivo.
Mi esposo también le ha dado alas a mi hijo para que viva su vida. He tratado de frenarlo, pero no ha sido posible.

Recuerdo un día que asistí a la Adoración nocturna, sin saber lo que era. No recuerdo cómo supe de ello, estaba yo tan confusa. Oramos, me hinqué ante todos, lloré.
Mi hijo andaba mal, buscaba a las personas con dinero, incitado por mi esposo que le ha dicho varias veces que se meta a la política, que trata de unirse a personas con influencias.
Mi hijo de 15 años ya tenía auto, salía con sus amigos, tomaba. Llegaba tarde a casa y mi esposo me decía que me callara, que no le dijera nada. Y yo no podía hacerlo. Le llamaba la atención, veía a mi hijo que iba derecho a un pozo.

Ese día, mi hijo se salvó milagrosamente de la muerte. Llevaba 3 días sin dormir bien, sus amigos lo tomaban como taxista, debía llevarlos a las fiestas, debía servirles a la hora que ellos lo querían. (no somos de ésta tierra y las personas acostumbran aprovecharse de otros) Regresaba a casa después de haber dejado al último.

En una vuelta del camino, sus ojos se cerraron y cuando los abrió, iba derecho al despeñadero, alcanzó a desviar el volante y una gran piedra lo detuvo. Esa piedra no estaba cuando iba de ida. El carro se deshizo, mi hijo sólo sufrió una crisis nerviosa.

Saliendo de la Adoración, llamamos a su celular. Mi hijo estaba en shock. Mi esposo acudió a su lado; estaba junto a su carro deshecho, llorando.

Mi hijo se dedica a enseñar a niños y jovencitas, es Licenciado en Deportes, gracias a Dios.
Veo que no ha sido sencillo para él lo que ha vivido aquí. Yo siempre supe que sufría, pero ahora que escrito ésto, veo que su sufrimiento ha sido mayor de lo que yo imaginaba.

Recuerdo que compramos un curso de inglés para niños y mis hijos me pidieron que invitara a otros niños. Mi esposo se negó a que lo hiciera.
Invité a un chico vecino y mi esposo no quería que lo hiciera. Mi hijo se enojó y ya no quiso aprender inglés. Ahi tengo el curso que nos costó bastante y nadie lo ha aprovechado. Mi esposo no lo quiere.

Una señora me hizo el favor de ir a orar a mi casa, llegó mi esposo y se enojó conmigo. Mis hijos invitaron a un niño a orar con nosotros.
Entiendo a mi esposo que no quería los invitara, porque no son católicos. El y otros hicieron del catolicismo una bandera de guerra, no una forma de vivir la fé en Jesús.
Ese niño no es católico, como no lo son muchos de mis exvecinos. Mi hijo los invitaba a la casa y mi esposo no los aceptaba.
Aqui se da una guerra católicos vs protestantes. El ecumenismo para nada se vive.
Aquí, los protestantes o cristianos de otras sectas son los que tienen los negocios en su mayoría, dado que tenemos gran influencia de los estadounidenses. Cuando llegamos, la moneda corriente era el dolar, etc.

En muchos lugares como los hoteles la Biblia se pone como libro de cabecera; en muchos lugares de trabajo, las personas que no comparten su fé, no son aceptadas o son perseguidas como lo he sido yo.

Lo aceptan a uno a trabajar, le dan una biblia casi casi, lo invitan a uno a sus reuniones y conciertos. Si después de un tiempo no se ha hecho uno como ellos, simplemente se cierran muchas puertas de trabajo.
Eso ha hecho que muchos no vivan su fé, aún siendo católicos no asisten a las misas ni dan testimonio de Dios.

Dios nos guarde para ellos y nos bendiga mucho.
Amén.
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Re: Santa Mónica

Notapor scarlett* » Mié Sep 21, 2011 9:14 pm

Paz y bien.
Continuo con la vida de Santa Mónica.

La visión esperanzadora.
Sucedió que en esos días Mónica tuvo un sueño en el que se vio en un bosque llorando por la pérdida espiritual de su hijo, Se le acercó un personaje muy resplandeciente y le dijo: "tu hijo volverá contigo", y enseguida vio a Agustín junto a ella. Le narró a su hijo el sueño y él le dijo lleno de orgullo, que ello significaba que se iba a volver maniquea, como él. A eso ella respondió: "En el sueño no me dijeron, la madre irá a donde el hijo, sino el hijo volverá a la madre". Su respuesta tan hábil impresionó mucho a su hijo Agustín, quien más tarde consideró la visión como una inspiración del cielo. Esto sucedió en el año 437. Aún faltaban 9 años para que Agustín se convirtiera.

La célebre respuesta de un Obispo.
En cierta ocasión Mónica contó a un Obispo que llevaba años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos por la conversión de Agustín. El obispo le respondió: "Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas". Esta admirable respuesta y lo que oyó decir en el sueño, le daban consuelo y llenaban de esperanza, a pesar de que Agustín no daba la más mínima señal de arrepentimiento

El recordar la vida de Santa Mónica me reconforta y me impulsa a seguir orando por mis hijos, por su conversión hacia Dios.
Alguna vez me he preguntado porqué deseo su conversión. Ciertamente no es porque desee que hagan mi voluntad; fuí educada en el amor a Dios y en el temor a Dios y tengo miedo por ellos, tengo miedo de que sus almas se pierdan tanto como están perdidas en ésta vida.

Un forista que extraño mucho y al que busqué mucho y que no ha regresado, escribió una vez que en ésta vida vivimos y obtenemos un poco de lo que será nuestra vida futura. Yo no quiero que mis hijos se pierdan.
Alguna vez leyendo a Francisco Durán decía que nos veriamos en el cielo. Y pude imaginarme entrar y encontrarme con mi mamá, mi papá, mi pequeña hija esperándome ahí, asi como a algunos familiares conocidos y desconocidos y no me gustaría que ellos no estuvieran presentes.

Decía Francisco que en el cielo no existe el dolor por lo que se deja en la tierra ni por nada porque se vive en presencia de Dios. Eso es en el cielo, pero aquí sufro porque si se pierden, no estarán con nosotros.
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Re: Santa Mónica

Notapor scarlett* » Jue Sep 22, 2011 10:54 pm

Paz y bien.

Continuo con la vida de Santa Mónica

La célebre respuesta de un Obispo.
En cierta ocasión Mónica contó a un Obispo que llevaba años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos por la conversión de Agustín. El obispo le respondió: "Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas". Esta admirable respuesta y lo que oyó decir en el sueño, le daban consuelo y llenaban de esperanza, a pesar de que Agustín no daba la más mínima señal de arrepentimiento.

El hijo se fuga, y la madre va trás de él.
A los 29 años, Agustín decide irse a Roma a dar clases. Ya era todo un maestro. Mónica se decide a seguirle para inten
tar alejarlo de las malas influencias pero Agustín al llegar al puerto de embarque, por medio de un engaño se embarca sin ella y se va a Roma. Mónica, no dejándose derrotar tan fácilmente toma otro barco y va tras de él.


Qué diferencia entre Santa Mónica y yo. Ella conocía obispos, sacerdotes y yo no conozco ni uno.
Esa es tal vez la gran diferencia.

Sin embargo, yo confio en que la Misericordia de Dios es tan grande que no se puede perder mi hijo si yo continuo orando por él con un rosario en la mano y ante el Santísimo Sacramento.

He visto actuar la Justicia divina muchas veces en mi vida y en la de mi pueblo. Conocí la Misericordia de Dios a los 9 meses cuando mi abuelita se hizo cargo de nosotros, siendo quien me cuidó y educó.
Sentí su influencia cuando a los 8 o 10 años llevaba flores a la Virgen en el Mes de Mayo.
Una vecina mía de mi edad me invitó a ir.
Recuerdo ésa época tan bella. Mi vecinita se llama Angelita
Yo hice mi Primera Comunión a los 6 años sin saber leer siquiera. Aprendí el Catecismo de memoria. Me gustaba escuchar de Dios y me gustaba cantarle como me enseñó la Señora Carmelita que era muy amable y buena.

Después de mi Primera comunión no hubo quien me llevara a misa, hasta que nos cambiamos de casa y mi vecinita me invitó a llevar flores a la Virgen. Me puse mi vestido de Primera comunión que me quedaba a las rodillas ya, pero me seguía entrando porque estaba yo como un palillo y me fuí alegremente a la Iglesia.
Empecé a ir a misa con mi vecinita y recuerdo que me gustaba asistir a ella.
Me tocó vivir posadas en la iglesia, festejar el Día de Reyes.

Ese ambiente lo llevó un sacerdote que corría de la Parroquia a la iglesia de mi barrio todos los días y estaba bastante retirado. Por lo menos corría media hora para poder trasladarse.
Recuerdo que llevaba sandalias y vestía de blanco. Llevó mucha alegría a la iglesia de mi barrio, recuerdo que se festejaba a la Virgen con mañanitas, mariachi y muchos asistíamos a ellas, asi como asistiamos cada año a las fiestas del Santo Patrón San Lucas.

Mi infancia y mi relación con la iglesia fué festiva. Ibamos a las fiestas de los santos patronos de cada templo cercano, a la feria. Antes de festejar, por supuesto que ibamos a misa. Entre éso y los bautizos, las confirmaciones, bodas, Primeras comuniones asistiamos a misa mucho más seguido que ahora lo hacen muchos católicos.
En mi adolescencia tuve que alejarme de mi barrio y poco a poco dejé de asistir a misa.
Cuando se mantiene uno alejada de la iglesia por mucho tiempo, se va olvidando las cosas y cometí errores.
Me casé y volví a vivir mi catolicismo pachanguero y con ésa "fé como un granito de mostaza" fué suficiente para mantenerme en paz.

Desgraciadamente tuvimos que trasladarnos al norte del país y aquí existen muchas sectas cristianas que hacen difícil el caminar. El granito de mostaza ha ido fermentando en mí y creciendo dentro.
Aquí la fé se vive de una manera distinta, no existe tanto festejo. Es más frío. La gente cuando se casa, asisten a misa sólo los pocos familiares, pero los salones de fiesta se repletan de invitados y "gorrones".
El ambiente en la iglesia es mucho más adusto. Se tiene mucho desconocimiento de Dios. Se cometen muchos errores en la liturgia por parte de los fieles.

No se tiene respeto a las investiduras clericales. Por ejemplo, los fieles acostumbran salir antes del sacerdote como si fuéramos iguales. No respetan el ceremonial litúrgico que se debe seguir en la misa.
No comprenden la importancia que tiene el sentarse, pararse, hincarse, juntar las manos, extenderlas en los distintos tiempos de la celebración.

Puede ser por falta de conocimiento litúrgico, pero la falta de respeto ante la investidura sacerdotal es simplemente un reflejo de la falta de respeto hacia las autoridades, hacia la legalidad.

El sacerdote no es un maestro de buenas costumbres, asi como no lo es el profesor.
La educación se "mama" como decimos en mi tierra y en ésta tierra no "maman" educación, sino falta de modales, buenas costumbres, falta de respeto hacia los demás y por lo tanto, a sí mismos.
Porque quien no se ama y respeta a sí mismo, difícilmente respeta a los demás. "Trata a los demás como te gustaría ser tratado".
Si en la misa no dan testimonio de obediencia a la Ley de Dios, mucho menos lo hacen fuera del templo. Sin embargo, más vale poco que sea verdad a mucho que sea mentira.
A mí me cuesta aceptar muchas cosas porque estoy acostumbrada desde niña a seguir el ritual que no es sólo un ritual, es una muestra de obediencia, además de que al realizar cada parte del ritual, nos adentramos más fácilmente en Cristo o Cristo en nosotros.
La misa no es una celebración carismática. Muchas personas aquí han asistido a templos "cristianos" que se dejan llevar por el carisma y le dan "vuelo a la hilacha", creen que poniéndose a hablar en lenguas o dándoles el telele están festejando a Dios de mejor manera. Muchos por acá se han acostumbrado al show, exacerando los sentidos.

Este es el ambiente en el que mis hijos se han perdido. Y yo me pregunto: ¿dónde estaban los católicos?
Metidos en los templos esperando que lleguen solos, sabiendo que existen otros grupos?

Cuando yo llegué no sabía de la existencia de otros grupos y nadie me advirtió de ello. Al salir de misa (misión) nos dicen mas o menos: podeis ir en paz a vivir lo que aqui se ha enseñado o predicado.
Antes nos decian mas o menos: podeis ir en paz, nuestra misa ha terminado. Demos gracias a Dios.
Cuando se llega a misa, es como reportarnos con el jefe: "Aquí estoy, Señor. He cumplido por ésta semana con lo que me has mandado". Y entonces se vuelve una celebración. Llegamos sin estar resentidos con nadie, llegamos limpiecitos como decía el sacerdote de mi infancia de cuerpo y alma a festejar, a celebrar.

Es difícil lo que les ha tocado vivir a mis hijios en la fé.
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