Nada por éstos foros es nuevo, pero siempre se ve desde un punto de vista distinto cada vez.
Santa Mónica fué madre de San Agustín, un doctor de la Iglesia.
San Agustín brilla en nuestro calendario católico. Su madre en cambio, no es conocida por muchos que no saben mucho como yo antes (no es que ahora sepa mucho, jjajaj pero sí mas que antes)
Cuando yo supe de Santa Mónica me identifiqué mucho con ella por su vida tan similar a la mía. Iré compartiendo aquí sobre su vida, pero tratando de ver en qué es similar a la mía. Tal vez así pueda yo llegar a obtener lo que ella obtuvo: la conversión de su hijo, en mi caso, la conversión de mis dos hijos y de mi esposo.
Moderadores: Pido por favor no muevan éste tema a la vida de santos, porque no es sólo su biografía. Sé que el patrón del foro es San José Manyanet intercesor de las familias.
Santa Mónica es intercesora de las esposas. Y como esposa, deseo verla. He leido su historia, en mucho me parezco; en mucho no, pero soy esposa y tengo un esposo que ha sido violento y éso ha causado problemas en nuestro matrimonio, en nuestro hogar y con la educación de nuestros hijos.
Santa Mónica
Madre de San Agustín
(Año 332- 387)
Mónica, la madre de San Agustín, nació en Tagaste (África del Norte) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332.
Formación.
Sus padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa y estricta en disciplina. Ella no las dejaba tomar bebidas entre horas (aunque aquellas tierras son de clima muy caliente ) pues les decía : "Ahora cada vez que tengan sed van a tomar bebidas para calmarla. Y después que sean mayores y tengan las llaves de la pieza donde esta el vino, tomarán licor y esto les hará mucho daño."
Mónica le obedeció los primeros años pero, después ya mayor, empezó a ir a escondidas al depósito y cada vez que tenía sed tomaba un vaso de vino. Más sucedió que un día regañó fuertemente a un obrero y éste por defenderse le gritó ¡Borracha !
Esto le impresionó profundamente y nunca lo olvidó en toda su vida, y se propuso no volver a tomar jamás bebidas alcohólicas. Pocos meses después fue bautizada ( en ese tiempo bautizaban a la gente ya entrada en años) y desde su bautismo su conversión fue admirable.
Su esposo.
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero de genio terrible, además mujeriego, jugador y pagano, que no tenía gusto alguno por lo espiritual. La hizo sufrir muchísimo y por treinta años ella tuvo que aguantar sus estallidos de ira ya que gritaba por el menor disgusto, pero éste jamás se atrevió a levantar su mano contra ella. Tuvieron tres hijos : dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por varias décadas.
Ya de entrada, soy parecida a Santa Mónica en la formación que ella tuvo.
Mi mamá que me educó estaba enojada con la Iglesia o mejor dicho con las personas que iban a ella. Eso la hizo cometer muchos errores con sus hijos.
Yo soy su nieta y en nosotros quiso corregir el camino tal vez y terminó por corregirlo ciertamente.
Fuí bautizada, confirmada, hice mi primera comunión y yo las viví intensamente. Recuerdo ésa época como muy bella en mi vida. Mi infancia fué infinitamente bella.
Empezaron mis problemas cuando mi mamá aceptó vivir junto a una persona enferma. A mis 8 años llegamos a su casa y fué muy pesado. Tanto que muchas veces, mis nervios no lo soportaban.
Sin embargo, Dios fué misericordioso conmigo. Entré a un internado en donde estuve cuidada y al mismo tiempo, cercana a mi familia a quien amo tanto. Ese estar en el internado me ayudó a entender mejor a mi familia.
Y ahí recibí una educación distinta, incluyendo oración en la noche, antes de dormir. Se llevaba una vida disciplinada y bonita.
A los 12 años dejé el internado por decisión propia, me gustaba mucho pero no deseaba ser distinta a mi familia. Sentía de alguna manera que la iba a perder; me estaba alejando mucho de su forma de ser y la meta que la persona encargada del internado tenía para mí era que llegara a la Universidad.
No quise hacerlo seguramente, a pesar de saber que era un honor que muchas niñas hubieran deseado se les brindara.
No quise ser distinta de mi familia. Mi mamá era obrera, había sido sirvienta. Todos sus hermanos eran lo mismo.
Es cierto que yo era su nieta y no su hija y por lo tanto, pude ser más que sus propios hijos.
Y lo fuí.
Estudié una carrera corta, Secretariado. Mis tíos, hijos de mi mamá (no quiero llamarla abuelita aqui para que no se hagan hombría porque siempre la llamé mamá y ella hija a mí) eran obreros. Así que subí un escaloncito más que ellos.
Si yo hubiera ido a la universidad mi mundo hubiera sido distinto, mis amistades y mucho más porque la persona que me iba a ayudar me iba a llevar a un mundo distinto, más elevado que el de la familia con la que me crié.
Ahora sé de dónde venía ésa ayuda. Seguramente de los familiares de mi abuelo español, quienes al fallecer mi abuelo quisieron quedarse con mi papá. Cuando nacimos mi hermana y yo, quisieron llevarnos a su mundo.
Mi hermana no quiso entrar al internado, se sentía a gusto con sus primos y demás. Yo fuí obedeciendo lo que mi mamá deseaba y fué bonito, pero cuando me dijeron que me iban a ayudar a estudiar la Universidad no quise.
Y quedé entonces expuesta a tentaciones a las que no me supe resistir.
A mis 12 años me sentía muy fuerte, me sentía muy lista y fuí cayendo poco a poco en varios errores.
Aprendí a jugar baraja, aprendí a fumar a los 14 años, aprendí a tomar vino. Me enseñaron disque para que no me embarazara borracha.
Empecé a trabajar a los 14 años como secretaria. Me fuí olvidando de la iglesia, de orar.
Lo que aprendí en el internado me ha sido útil hasta la fecha, me ha ayudado a educar a mis hijos, han sido las bases sobre las que he fundado mi familia.
Sigo en ésto mañana, si Dios lo permite.