Paz y bien, Victor.
Te acompaño con mi oración. El dolor que deja la partida de un ser querido, sólo es comparable con la presencia de Dios en nuestras vidas. Sólo El puede llenar el vacío que nos dejan.
ORACIÓN DE RECOMENDACIÓN DEL ALMA A CRISTOSeñor, te encomendamos el alma de tu siervo Dardo Augusto Zubiat y te suplicamos, Cristo Jesús, Salvador del mundo, que no le niegues la entrada en el regazo de tus patriarcas, ya que por ella bajaste misericordiosamente del cielo a la tierra.
Reconócelo, Señor, como criatura tuya; no creada por dioses extraños, sino por ti, único Dios vivo y verdadero, porque no hay otro Dios fuera de Ti ni nadie que produzca tus obras.
Llena, Señor, de alegría su alma en tu presencia y no te acuerdes de sus pecados pasados ni de los excesos a que la llevó el ímpetu o ardor de la concupiscencia.
Porque, aunque haya pecado, jamás negó al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo; antes bien, creyó, fue celoso de la honra de Dios y adoró fielmente al Dios que lo hizo todo.
POEMA
Muerte, té has llevado a mí familiar querido.
Me has separado de su rostro amado.
Has venido de improviso, nadie te ha llamado.
¡Oh! Sueño profundo, sueño de tono gris sombrío.
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Se ha roto el silencio con tu presencia inoportuna.
Pero ha dejado de sufrir, su larga agonía.
Llegó el tiempo, de abrirse a la esperanza.
Llegó el tiempo de blanquear el alma.
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Llegó la hora del juicio a solas, con Él qué, te creo.
Más ha creído, he creído, todo llega a su sitio certero.
No temas su muerte, ni tu muerte, todo es verdadero.
Ha llegado el momento, de Cribar lo efímero.
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Seguro qué, amó a su hermano, al vecino y al amigo.
Un poco, o mucho, al enemigo; si no reza conmigo.
Todo era, Amor, por Ti, mi Señor: ¡Dios Mío!
Te suplico por el alma del familiar que ha partido.
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No le tengas en cuenta, lo que te ha ofendido.
Perdónale sus pecados, Jesús Sufriente
Llévalo a la casa Del Padre, como un hijo pródigo.
Y que Él se apiade
Por Tu Preciosa Sangre
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Autora: Mercedes Ramos.
ORACIÓN
Oh Dios que concedéis el perdón de los pecados y queréis la salvación de los hombres, imploramos vuestra clemencia en favor de todos nuestros hermanos, parientes y bienhechores que partieron de este mundo, para que, mediante la intercesión de la bienaventurada Virgen María y de todos los Santos, hagáis que lleguen a participar de la bienaventuranza eterna; por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén!