Paz y bien.
Dentro de lo que es ser padres, entra el serlo como Dios manda. Para ello la palabra de Dios tiene mucha importancia.
Revisando algunos podcast que realicé y que estoy pasando a mi blog porque el sitio donde los alojo me da sólo sitio para 100 y ya los rebasé y por lo tanto, debo borrarlos, encontré uno que hice sobre la familia, otro sobre si los hijos son una bendición o un sacrificio.
Todos seguramente han oido eso de que "Dios te envió una bendición" cuando tenemos un hijo. O por lo menos deberíamos escucharlo. Yo no lo escuché porque ni mi familia era asidua a la iglesia a pesar de contar con todos los sacramentos, ni la familia de mi suegra lo era.
Mi familia es creyente, de tradiciones y mucha fé, pero no asidua a la iglesia. La familia de mi suegra son "católicos pachangueros" de los que van a misa sólo en bautizos, XV años, bodas, misas de difuntos, etc. Como es numerosa la familia, pues se iba a misa seguido.
Por lo tanto, yo no tengo una educación en la que la iglesia sea importante, ni el asistir a misa lo sea. Mis hijos no están educados así, desgraciadamente.
Y digo desgraciadamente porque me he dado cuenta de la importancia de la iglesia. Por muy malo que se sea, el simple hecho de asistir regularmente nos mantiene en paz. Si se acude con mayor frecuencia, pues mayor paz.
El conocer los sacramentos, el conocer lo que es la misa, me hace disfrutarla y vivirla, no sólo acudo a escuchar la palabra de Dios sino a aprender a hacerla realidad en mi vida.
Afortunadamente mis hijos pueden ser llamados unos buenos hijos con los ojos del mundo, es decir, son estudiosos, trabajadores, buenos amigos, buenas personas, pero no lo son tanto con sus padres o por lo menos, conmigo.
Y es que no conocen la palabra de Dios y a su edad, ni quieren conocerla como me dijo mi marido. Y les hace falta.
Dios es tan grande que aún en mi ignorancia, ha bastado mi fé para poder saber lo que es bueno para mis hijos.
Hubo un tiempo en que llegué a sentirme culpable de haber sido o de ser con mis hijos disciplinada, es tanto el ruido del mundo que nos dice que somos malas madres los que les llamamos la atención y no sólo los tratamos con caricias y besos, que llegué a sentirme mal.
Sin embargo, revisando mis podcast, decidí agregar un tema basado en la biblia para sustentarlo. Y he encontrado tantas maravillas y he encontrado que Dios ha sido infinitamente bueno conmigo, porque a pesar de mi ignorancia me ha guido para poder educar a mis hijos, sin embargo no me ha sido fácil, he sufrido mucho.
Y es ahí donde me doy cuenta la falta que hace vivir dentro de la iglesia para que me recuerden constantemente lo que debo saber.
Es mucho más sencillo educar a los hijos en la iglesia de Cristo que fuera de ella.
Yo llegué a desgastarme tanto que caí desplomada. La carga era muy pesada porque eran mis dos hijos, mi esposo con una formación muy distinta y su familia a la que quiero mucho porque mi suegra me enseñó a quererlos.
Viví como ellos, me hice "católica pachanguera" y la fé de mi catolicismo tradicionalista poco a poco se fué difuminando hasta llegar a desaparecer y me quedé en la oscuridad.
Una voz me llamó, me rescató de ésa oscuridad.
Ahora, gracias a Dios estoy de vuelta pero mi fé se ha reforzdo, es más completa, tengo la tradición de mi familia, la fé inmensa de mi abuelita, la pachanga de mi suegra pero viviéndola dentro de la iglesia.
Mis hijos no comparten mi fé, pero aún así el manto de la Virgen a quien se los encomiendo siempre los cubre, gracias a Dios.
Leía en Eclesiásticos 3 la manera en que los hijos debemos comportarnos con los padres y que los padres debemos educarlos con disciplina. También leía que los hijos desobedientes sufren mucho y que las maldiciones de una madre llegan muy lejos.
Así que trato de bendecir a mis hijos siempre aún cuando no esté de acuerdo con ellos, no quiero que carguen con una maldición dicha en un momento de coraje.
Sé de una madre que dijo a su hijo que ojalá hubiera muerto él en lugar de otro hijo que murió, palabras dichas en un momento de coraje seguramente, pero que pesaron como lozas en su hijo toda la vida, que impidieron que llevaran una relación madre-hijo buena.
Asi que los hijos pueden ser una gran bendición si los hemos educado bien. O pueden ser una loza sobre nosotros si no lo hemos hecho así.
Con Cristo todo se puede, sin El todo es muy difícil. Para mí lo ha sido.
Sin embargo, la Virgen me protege a pesar de no merecerlo. Por lo que le doy las gracias y le pido cuide de mis hijos y los conduzca a su Hijo porque yo no he podido hacerlo.
Es por ello que comparto tanto sobre hijos, sobre fé, por lo que tengo un blog, porque no quisiera que otras madres sufrieran lo que yo, ni que les parezca una loza el matrimonio como para mí lo ha sido.
Tal vez no pude hacerlo con mis hijos, pero seguramente Dios tomará en cuenta el esfuerzo que hago para que otras ignorantes como yo antes dejen de serlo.
Es por ello que me esfuerzo tanto.
Es por ello que entré en éstos foros fúrica, sintiendo que si sabían la manera no la hicieran llegar a más personas, viendo en ellos un reeflejo de la labor de la iglesia. Recuerdo la iglesia de mi barrio llena de gentes que asistía a misa, que asistía a la feria, que se juntaba para organizar la fiesta del santo de la iglesia, que se juntaba para darnos juguetes el Día de Reyes, pero que no nos miraban siquiera.
Simplemente nos formaban, nos daban el regalo. Organizaban la gran fiesta con juegos, con toritos, con cuetes y fuegos artificiales, pero hasta ahí. Sin el trato personal.
Las religiosas que atendían el internado al que asistí por 3 meses, tampoco nos daban un trato personal.
Eso ha ido cambiando según creo, pero para mí no llegó ni para mis hijos.
Gracias a Dios ha llegado para otros.
Como me dijo un sacerdote no basta con criticar, hay que hacer algo. Y aquí estoy, haciéndolo o tratando de hacerlo.
Por lo pronto, les invito a leer Eclesiástico 3 y a escuchar mi podcast que espero les sirva
http://podcastretazosypuntadas.blogspot.com/2013/01/un-hijo-bendicion-o-sacrificio.html