por eduarod » Jue Jul 18, 2013 1:06 am
Estimado en Cristo pedroavalos:
Al revisar el tema que abriste antes en el foro recordé bien tu caso y todo lo que te escribí. Desafortunadamente no siempre es fácil seguir las respuestas en el foro, y, sinceramente, nunca me dí cuenta de que contestaste con información valiosa.
Bien, por ahora, respecto a la oración, recuerda que no es un acto de magia. Incluso el Papa Francisco ha llegado a escandalizar a algunos recientemente indicando cómo la misma multiplicación de los panes, incuestionablemente algo extraordinario, indudablemente milagroso e inverosímil, NO debe entenderse como un acto de magia, como si de repente hubieran comenzado a aparecer panes al por mayor; sino que la forma correcta de entenderlo es más bien como que el pan simplemente no se acababa al partirlo y compartirlo. Evidentemente, al final, el milagro es igual de sorprendente y no cambia mucho su "aspecto físico": se vea como se vea, al terminar había mucha más materia de pan que con la que se comenzó, y eso normalmente simplemente no sucede.
Pero, desde un punto de vista espiritual, la cosa cambia muchísimo al contemplar el milagro de una u otra forma por dos razones:
1. Por un lado el milagro justamente no fue un "alakazam!!!", sino que se fue desarrollando poco a poco, de manera un tanto oculta y misteriosa, sin que a nadie le fuera evidente de momento el evento tan grande que se estaba realizando, sino seguramente la gente comenzaba a darse cuenta cuando veía que más y más comían con ese pan que todo el tiempo parecía a punto de terminarse pero simplemente no se acababa, sino seguía y seguía alimentando a más y más. Luego, no nos debemos desesperar si no vemos "efectos inmediatos", claros, indiscutibles y sorprendentes, porque muchísimas veces Dios no Actúa así, de hecho muy rara vez lo hace; sino por lo general Dios Actúa más bien de manera sencilla y "callada", sin violentar nuestra historia ni nuestra libertad, sino "acomodando" las cosas para que, un detalle por aquí, una feliz coincidencia por allá, un aparente descalabro por acá, etc. se acaben conjugando todos para que, sin acabar de entender nosotros ni cuándo, ni cómo, ni porqué, de pronto comenzamos a percibir que las cosas han cambiado significativamente, justo como, de acuerdo a lo que nos enseña el Papa, la gente seguramente no percibía que el pan se estuviera multiplicando... pero de pronto se dieron cuenta de que ya todos estaban comiendo.
2. La otra gran diferencia entre la "multiplicación mágica ante todos" y la multiplicación del pan que no se acaba al compartirlo, es que la primera nos excluye, es como si Dios de pronto y casi caprichosamente decidiera resolvernos nuestros problemas, lo que siempre nos dejaría la duda de porqué a veces si lo hace y a veces no, de porqué decidió un momento y no antes, etc. En cambio, la segunda nos involucra, nos envuelve en el Misterio de la Caridad, del Amor. Porque entonces la multiplicación no sólo requiere partir de los 5 panes y 2 pescados originales que son generosamente puestos a disposición del Señor por parte de quien tenía derecho a quedárselos y disfrutarlos; sino que, si yo me quedo el pedazo y no lo parto para el otro, simplemente la multiplicación no podría seguir. Por eso es que esta forma de actuar del Señor es mucho más fructífera: porque nos involucra y nos hace tanto co-responsables (sin nosotros no hay multiplicación) como co-partícipes (gracias a nuestra colaboración y participación se logró la multiplicación). De ahí que nos sirve para aprender a amar, pues, como dice San Francisco, dándo es cuando en verdad recibimos, pues por dar ese esfuerzo, ese relativamente pequeño sacrificio que Dios nos pide de compartir el poco pan que nos llega, entonces Él nos da algo mucho más grande que es el Don de Si Mismo, el Don del Amor. Por eso el milagro de la multiplicación de los panes es figura y antecedente de la Eucaristía. Y viviendo así el Amor de Dios, es como podemos nosotros darlo a los demás, y transformar nuestra realidad en algo mucho mejor, independientemente de las dificultades y complicaciones que encontremos en nuestra vida, porque incluso esas dificultades y complicaciones se vivirán de manera muy diferente, si se viven en el Amor de Dios.
Bien, todo esto lo comento porque, si bien entiendo tu desesperación, sobre todo después de tanto tiempo que pareces haber pasado sufriendo esta situación, tal vez con altibajos, pero sin acabar de superarla, y con un agravamiento reciente; y de donde seguramente piensas que no has dejado de participar de manera activa y con mucho esfuerzo y sufrimiento en todo eso; ´por otra parte, cuando hablas de todas las oraciones, misas, etc. que al parecer has ofrecido por esto, lo haces como hablando de algo que debió "surtir efecto" por si mismo, como algo que "debió funcionar" de esa manera casi como externa y mágica. Y esto lo llevas hasta el punto de decir que "ni siquiera con cristianos" (comentario al margen: ¡como si los católicos no fueramos cristianos!) lo que te entiendo que significa que por alguna razón tuviste contacto con alguna comunidad evangélica que te quiso ayudar mediante sus oraciones. Pero, en efecto, si las oraciones católicas no "funcionan" como magia, pues mucho menos otro tipo de oraciones. No es malo que aceptes que estas personas oren por ti, después de todo, como lo enseña la Iglesia, en esas comunidades Dios ha querido preservar elementos de salvación que las ponen en una comunión muy imperfecta, pero real, con la Iglesia Católica. Y ciertamente una oración hecha de buena fé por ti, es algo que Dios perfectamente puede escuchar en tu favor.
Pero de ahí a pensar que, por abundar en recursos, peor aún, por recurrir a fuentes adicionales aunque de suyo sean menos perfectas, esto de algún modo hará que "algo especial pase", pues lo que todo eso sugiere es más bien un error de concepto.
Debemos recordar que Dios NO se impone por sobre nuestra libertad, de tal suerte que NO es posible pedirle a Dios que, por ejemplo, cambie la forma en que una persona QUIERE percibir las cosas. Ciertamente Dios puede darle Gracia a esa persona para superar limitaciones de todo tipo, para superar tentaciones, para superar condicionamientos y prejuicios, etc. Y eso puede AYUDAR a la persona a ver las cosas de manera más objetiva. Pero, para que todo eso funcione, la persona LIBREMENTE debe ACEPTAR la Gracia de Dios.
Y es ahí donde regresamos al segundo punto, porque muchas veces es a través de nosotros, a través de nuestra colaboracón, como Dios puede persuadir mejor a una persona a cambiar. Precisamente por eso Él mismo vino a hacerse presente entre nosotros, porque siendo uno de nosotros, estando presente aquí, junto a nosotros, era mucho más fácil para nosotros poder entender y convencernos de todo lo que Él quería enseñarnos y de cómo quería conducirnos para alcanzar nuestra Salvación. La Cruz de Cristo lo que nos dice es "YO le preocupo a Dios", y esa Cruz hace infinitamente más creible a nuestros ojos esa preocupación, que si simplemente alguien viniera y nos dijera, "Dios está en el Cielo en Su Infinita Felicidad, pero, por cierto, tú le preocupas". Eso nos costaría mucho trabajo creerlo. En cambio, ver que alguien se dejó clavar en una Cruz por uno, pues le hace ver a uno que esa preocupación es MUY REAL.
Y es por eso que Él mismo continúa Su Presencia en nuestra historia, llegando a la gente para poder guiarla de manera personal, pero si no lo hace directamente estando aquí como estuvo en Jerusalén hace 2000 años, es precisamente porque lo hace a través de nosotros, sus discípulos.
Entonces, quizá, cuando oras, te pasa más que quieres ver que los panes se vuelvan muchos, y no acabas de comprender que el efecto de tu oración es más bien algo en lo que tú tienes que participar de manera más directa; es una invitación en tu interior a compartir el pan con el de junto y lograr así que se produzca el milagro.
Digo, por solo citar un ejemplo, tal vez te puedas preguntar ¿qué tanto he orado porque ella vea las cosas más claramente y desaparezcan todos esos fantasmas de su mente? y, casi por contraparte ¿qué tanto he orado para que Dios me dé a mi mismo la Gracia de poder saber y entender qué es lo que ella necesita? Ojo, NO lo que "necesita para creerme", sino REALMENTE, DE FONDO, qué es lo que a ella le está faltando que, al no poder resolverlo de otra manera, le ha llevado a creer en toda esta serie de pensamientos raros. ¿Qué función, pues cumplen esos pensamientos en su interior que NO hay otra cosa que la cumpla, y qué es eso que falta y que, al faltar, no está cumpliendo esa función que debería estar realizando en ella para que ella estuviera confiada y tranquila y no tuviera la necesidad de satisfacer esa necesidad por estos otros medios tan dañinos?
Te pongo un ejemplo quizá algo alejado de tu experiencia para permitirte guardar algo de distancia y ver mejor a qué tipo de cosas me refiero:
Los niños, en general, requieren mucho cariño y atención, y de manera igualmente general eso es algo que el mundo moderno, en su egoismo imperante, de manera CRECIENTE tiende a negarles.
Se habla de que cada quién tiene derecho de "realizarse" y que, por tanto, los padres tendrían derecho a buscar actividades que les resulten satisfactorias en diferentes sentidos, particularmente actividades de tipo laboral. Actividades que les hagan sentir útiles en la sociedad (pues por quién sabe qué extraña razón del universo se ha estereotipado y difundido la tontería de que cuidar y educar a los niños NO ES "ser útil a la sociedad" a menos de que los niños no sean de uno y uno perciba un salario por ello) y que esa "contribución" se vea traducida en un "reconocimiento", típicamente en un reconocimiento salarial, que, además de generar esa satisfacción personal, sirve para comprar muchas cosas que más causan satisfacciones. Y así, para estar bien satisfechos, los padres se olvidan de que los hijos también los necesitan a ellos. Pero claro, hay que acallar la conciencia y, para eso, nada mejor que esas teorías del "tiempo de calidad" en las que se sostiene que lo importante NO es cuánto tiempo se pasa con los niños, sino la calidad del tiempo que se está con ellos. Y se justifica el punto diciendo que hay padres que están todo el día, pero como si no estuvieran, porque están atendiendo otros asuntos, de que hay padres (o mamás) que se supone que están con los hijos, pero que en realidad dedican el tiempo a ir a desayunos con amistades, o a ir a hacer ejercicio a un club deportivo, etc. En verdad todo eso no prueba nada sino que la actividad laboral no es la única manera de satisfacer el egoismo humano, porque, en efecto, "quedarse en casa" tan solo para no dedicarle tiempo a los niños, sino a otras cosas que dan satisfacción personal, como puede ser el deporte o las amistades, pues acaba siendo lo mismo que irse a trabajar.
Pero bueno, este ejemplo no se trata de los padres, sino de los niños, niños que entonces NO reciben la atención, el cariño y el cuidado que requieren, y niños que, por lo mismo, lo van a buscar y tratar de obtener CÓMO SEA.
Y muchos de esos niños no tardan en descubrir que, si se portan bien y dejan a los papás dedicarse a sus preocupaciones, sean estas de la naturaleza que sean; pues entonces los papás estarán contentos, se dedicarán a lo que quieren... y difícilmente voltearán a verlos; pero ¡oh, descubrimiento!, si en vez de portarse bien y dejar a los papás hacer sus tareas en paz, comienzan a portarse muy mal y a hacer destrozos e irregularidades, ahí si, como por arte de magia, los papás voltean a verlos, les dedican tiempo... y ¡hasta puede que acaben asignando una tarde todas las semanas para acompañarles al psicólogo! Pues entonces ¡no más preguntas señor juez! ¡manos a la obra! ¿dónde estaba esa vajilla valiosa de mamá que una vez rota garantizará por lo menos hora y media de regaños... que implicarán otro tanto de valiosísisma atención? ¡Y eso sin hablar del "plus" de tener atención conjunta de ambos padres cuando la mamá le pida al papá que hable también con uno!
Y asi, muchos papás se preguntan porqué su hijo no entiende con ninguna clase de regaños, sino que, al contrario, parece que a más regaños hubiera peor comportamiento....¡Pues precisamente porque ESO es lo que está buscando el niño! Y si el peor comportamiento maximiza la ganancia en términos de atención, vale gorro que no lo dejen jugar a uno con sus juguetes favoritos, ¡que la atención de los papás vale mucho más que el mejor juguete! vale gorro que no lo dejen a uno ir a las fiestas ¡que esos minutos de dedicación indivisa hacia uno de los papás vale mucho más que la compañia del mejor amigo!
Asi pues, aquí la necesidad NO ES que "el niño entienda", al contrario, ¡él entiende... y muy bien! precisamente por eso aprendió a usar "el sistema" a su favor. Tampoco la necesidad es tener juguetes, regalos, premios, ni no tener castigos, ni nada de eso. Sino la necesidad, simple y llanamente, es tener cariño y atención de los papás. ¿Pero es que los regaños son cariño? Bueno, tal vez no sea la forma más agradable de cariño, pero al menos se da uno cuenta de que, si el niño que vive del otro lado de la ciudad reprueba todas sus materias, el papá de uno difícilmente se va a inmutar en lo más mínimo, en cambio, si uno es el que las reprueba, el mega-regaño es prueba inequívoca de que al papá de uno el tema le afectó más y que, por tanto, algo de cariño habrá como para que se preocupe así respecto a si uno le va bien o no. Y como no hay otra manera de ver o percibir ese cariño, pues bienvenida sea esta ¡aunque duela un poco! (oucch!!)
Y esto que, platicado así quizá parezca un tanto obvio... salvo que uno esté en plan de justificarse a sí mismo y no ver lo evidente... la verdad es que la vida familiar cotidiana no va sacando letreros para ir explicándolo conforme sucede. Por eso los padres que VIVEN estas circunstancias, sobre todo aquellos que se ven de algún modo OBLIGADOS a vivirlas (por no trabajar para descaradamente satisfacer su egoismo y vandidad, sino tal vez por creer, por ejemplo, que darle la mejor educación a sus hijos y poder tener el dinero para pagarla, es una muestra inequivoca del amor que les tienen, lo que esperan que los hijos no pueden fallar en apreciar; o, peor tantito, se ausentan por no tener suficiente para siquiera garantizar la comida del día, de donde esperan que en cada bocado que se logre comprar el niño podrá saborear el cariño y el sacrificio que se hace por él), muchas veces simplemente no logran percibir la causa de ese mal comportamiento. No logran comprender que el hijo NO logra traducir esos esfuerzos y sacrificios de sus padres en "cariño hacia él", sino que él simplemente SIENTE que no tiene la atención que necesita, y, por eso, como ya dijimos, si no se le da, la va a buscar CÓMO SEA.
Bien, resumiendo de esto el punto importante, la cuestión es que, en la medida en que los padres NO logren percibir la necesidad de cariño y atención del niño, y que eso es lo que REALMENTE está detrás de todo, pues hagan lo que hagan nunca van a resolver nada. En cambio, en la medida en que entiendan que el niño tiene esa necesidad, en la medida que respondan a ella eliminando lo que haya en verdad de vanidad y egoismo en sus actividades, y en la medida en que lo que no se pueda eliminar pueda entonces ser auténticamente explicado y expuesto al niño de forma que él no se vea obligado a "traducir" consecuencias que no entiende, sino de manera visible y patente para él, se le haga SENTIR que sus papás no lo van a ver pero no porque no quieran, sino porque no pueden. Entonces la necesidad REAL se verá resuelta y el niño no tendrá motivo ya para recurrir a esas "técnicas alternas de obtener atención".
De nada serviría que esos papás se dedicaran a "aguntar" los malos comportamientos, hicieran el sacrificio de olvidarse de sus obligaciones por ratos largos para reprenderles, etc. (es decir, NO estamos siquiera hablando de quedarse con los brazos cruzados, sino estamos hablando de esfuerzos y dedicación) y oraran por su hijo, esperando "la intervención de Dios", mientras en realidad NO ATIENDEN esa necesidad fundamental del niño. Porque entonces todos los esfuerzos los están encaminando MAL y precisamente EN SENTIDO CONTRARIO del que deberían tener, FOMENTANDO el problema, en vez de eliminarlo.
Por eso, la oración de estos papás NO tendría que ser tanto "Señor, ayuda a mi hijo a entender lo importante y necesario para él que es portarse bien" o "Señor, da tranquilidad a mi hijo para que se calme", ni NADA parecido. Sino, más bien, la oración TENDRÍA que ser "Señor, ayúdame a renunciar a mi egoismo, ayúdame a darle a mi hijo todo el cariño que pueda darle y enséñame a mostrarle que todo lo que hago es también una muestra de cariño para él". "Enséñame a darme por mis hijos, como Tú te diste por nosotros, que somos Tus hijos", etc.
Ahora, volviendo a tu situación, espero con este ejemplo haberte ayudado a orientar un poco mejor de lo que quizá lo hayas podido venir haciendo tanto tus esfuerzos, como tu oración, y a ayudarte a comprender mejor cómo es que debes integrar ambas cosas para poder esperar resultados.
Y es que también hay que tomar en cuenta que Dios NO ES un Dios "carpichoso" al que, si no le pedimos exactamente lo que necesitamos con puntos pelos y señales, no nos dé lo que necesitamos. Por el contrario, la Escritura nos enseña que el Espíritu ruega por nosotros con gemidos inenarrables, porque nosotros no sabemos pedir lo que necesitamos, y entonces Él pide por nosotros.
El problema, pues, NO ES que Dios no nos dé lo que necesitamos, sino el problema es que NOSOTROS entendamos qué es lo que necesitamos, y, en consecuencia, sepamos reconocerlo y USARLO cuando nos es dado.
Hay un cuento que expresa muy bien esta situación:
Resulta que está un hombre de gran fé en medio de una fuerte tormenta que ha causado una gran inundación.
Y resulta que este hombre comienza a orar con fervor al Cielo: "Señor, yo confío en Tí, ¡Sé que no me abandonarás en esta gran tribulación!".
En eso se acerca al hombre una lancha de remos, pero este hombre le grita al de la lancha, "¡vaya a recoger a otro, por mi no se preocupe, el Señor me salvará!"
La tormenta empeora y el nivel del agua sube, por lo que el señor sube al segundo piso de su casa, y piensa "Ante las aguas turbulentas, mi fé no ha de fallar, no he de dudar como San Pedro, que se hundió por no confiar", y en eso pasa un bote de motor de rescatistas, pero nuevamente el hombre les grita: "No se detengan, vayan y salven a otros, yo ya tengo mis propios medios para salir de esto".
La lluvia y la crecida aumentan aún más, de modo que el hombre tiene que subir al techo de la casa, hasta donde casi llega el nivel del agua. En eso, pasa un helicóptero militar que le arroja una canastilla, pero el hombre, una vez más, se rehusa a subir, pidiendo que vayan por alguien más, porque él no duda de los medios por los que se ha de salvar, haciendo en ello gala de una "fé inquebrantable y ejemplar".
Pero ocurre que las aguas siguen subiendo, hasta que el torrente lo alcanza, lo arrastra y el hombre muere ahogado.
Confuso y algo decepcionado nuestro hombre llega al Cielo y se presenta ante el Señor, sin poder contener su interrogante: "Pero Señor ¿cómo es posible? ¡Tú prometiste estar con los que tuvieran fé!, yo confié en Tí hasta el final, ¿porqué no me salvaste?"
A lo que el Señor responde: "¡Pero qué dices!? ¡Te mandé nada menos que un bote, una lancha de motor y un helicóptero! ¿¡¿¡QUÉ MÁS QUERÍAS!?!?"
Más allá de la broma, la verdad es que JUSTO ASÍ nos puede pasar si nos empeñamos en pedir lo que queremos o lo que creemos necesitar, y no estamos atentos a cuando el Señor nos manda LO QUE DE VERDAD NECESITAMOS. Porque, como el hombre del cuento que esperaba algún tipo de salvación sorprendente y milagrosa, no sabremos reconocer lo sorprendente y milagroso que es que el bote, la lancha y el helicóptero nos hayan encontrado y ofrecido la ayuda que EN REALIDAD era lo que requeríamos.
Es por eso que resulta tan importante saber pedir bien, NO TANTO porque el Señor nos vaya a dejar abandonados si no sabemos pedir, sino porque NOSOTROS MISMOS no vamos a saber reconocer y usar la Ayuda que Él nos dé cuando la recibamos.
Entonces no caigamos en el error de pensar que, porque hemos sufrido y aguantado mucho, porque hemos sido muy pacientes, eso es signo inequívoco de que "estamos poniendo lo que nos toca". Porque igual sufren y aguantan y son pacientes los papás del niño que se porta mal y al que no dejan de regañar. E igual sufría, aguantaba y era paciente el hombre de nuestro cuento que soportaba los embates de la lluvia con su inquebrantable fé.
Pide pues al Señor que Él te ayude a ver y entender qué es lo que ella necesita, qué es lo que le falta, qué es lo que le está haciendo sufrir, cómo puedes tú ayudar a subsanar esas carencias, y ese tipo de cosas. Y no tanto que ella entienda (acuérdate también de esto otro que dice San Francisco: "que no busque yo ser entendido como yo entender"), o que ella vea, o que ella se calme, etc.
Todo esto respecto a tu oración por los comentarios que haz hecho en este tema.
En otra respuesta comentaré sobre la información que proporcionaste al final del tema anterior...
Que Dios te bendiga, te conceda la ayuda que necesitas, y te dé la Gracia de comprender y aprovechar la forma en que te dé esa ayuda.