Hola a todos, mes gustaría pedir un consejo matrimonial a todos ustedes pues no se bien que hacer. Les comento. Tengo 43 años casado desde hace 12 años, con tres hijos. Yo siempre he tenido unas creencias firmes aunque cuando conocí a mi mujer no practicaba si bien siempre he tenido claro en lo que había que creer. Con el tiempo he ido retomando la práctica religiosa hasta el momento actual que la he retomado por completo, gracias a Dios.
Mi mujer es la típica persona que ha recibido una educación cristiana pero que no ha practicado apenas, y con poco o nulo conocimiento de en qué consiste la fe cristiana, nunca ha leído ni lee nada para tener un mínimo de formación porque actúa como si no le interesara lo más mínimo, aunque nunca lo dice. No practica nada.
Cuando yo retomé ir a Misa ella al principio venía conmigo, hubo un momento que ella parecía haber empezado a retomar o a practicar, pero eso decayó al punto que ir a Misa con ella se convirtió en un suplicio, poniendo siempre mil impedimentos para ir, sin nunca decir no, pero todo muy forzado y logrando que al final no fuéramos ninguno. Por ejemplo si la Misa era a las 12 pues a las 11'50 decía que se tenía que duchar, consecuencia que llegamos a misa cuando termina. Esto me provoco dado que de todos modos va de mala gana, y se suele salir con alguna excusa, de ir solo para al menos poder ir yo y llevar a los niños a Misa.
Yo he tratado de ponerle algún vídeo, de darle una lectura, pero siempre es muy reacia y es más cuando ve que hablo de estas cosas siempre me habla con cierta condescendencia diciéndome que estoy "obsesionado" con la religión, o hablándome con cierto tono irritante como si fuera un maniático. Yo rezo mucho por su conversión, se que Dios puede "tocarla" en cualquier momento si el quiere, y mi duda y solicitud de consejo es que realmente no se muy bien que estrategia seguir.
1) Por un lado la estrategia de tratar de darle lecturas, conversaciones.. espirituales no funciona, es más se pone un poco borde, pues entiende que estoy tratando de forzándola a cambiar. Por lo que pienso que la mejor estrategia posible es simplemente tratar de dar ejemplo con mi vida, rezar mucho por ella y esperar que Dios le abra un poco el alma, para a partir de ese momento darle lecturas y reinvitarla a los sacramentos.
2) Sin embargo un sacerdote me aconsejó en cierta ocasión que no, que le diera continuamente lecturas y que la invitara a misa aunque lleguemos tarde los dos, pero esa estrategia como he comentado en el punto uno como que no funciona, se pone un poco agresiva, alguna vez que le he puesto un vídeo me decía "que pretendes con esto"... y a Misa pues la verdad para que vaya de mala gana y además me haga perder la mía pues no se.
Entonces realmente no se que hacer, que es lo más oportuno. Creo que en tanto Dios no le toque el alma mínimamente el darle lecturas, vídeos, conversaciones o cualquier cosa que ella pueda presuponer hago deliberadamente con esa idea la encierra más en sí misma. Recuerdo cuando le puse el bello testimonio de María Vallejo-Nágera que a mí me saltaban las lágrimas y ella sólo me miraba diciendo: "¿a esto le queda mucho?". Esa parte la tengo clara, no que no tengo clara es si a pesar de eso tratar de que vaya a Misa aunque provoque que no vaya ni ella ni yo, o no, porque total para ir sin querer ir pues como que no.
No se, imagino muchos de ustedes habrán vivido situaciones parecidas. Yo personalmente me inclino simplemente por tratar de llevar la mejor vida posible, que le sirva de ejemplo vivo de la Fe, y rezar mucho por ella en espera de que Dios algún día le abra el corazón, pero tengo una gran duda de si debo "forzarla" a ir Misa o no en tanto ella no tengo un interés cierto y espiritual.
gracias a todos