Hermanos, soy un hombre que siento una fuerte llamada de Dios a consagrarme a su servicio en el sacerdocio, para servir a los demás en los sacramentos y en todo lo que los fieles necesiten de un sacerdote. Llevo una vida de oración bastante regular, rezo el Rosario todos los días, y medito en sus misterios. Hago una hora santa de adoración al santísimo varias veces por semana. Rezo la liturgia de las Horas todos los días, Laudes, Vísperas y Completas. Me confieso regularmente cada 15 días. Mantengo lectura espiritual y dirección espiritual. Estoy integrado en mi parroquia y trato de llevar una vida cristiana acorde con los principios cristianos. Hasta aquí parece que no hay ningún problema. Pero resulta que mi duda es la siguiente. Yo estuve casado por lo civil, no por la Iglesia. Y estoy divorciado. En fin, el matrimonio no resultó porque no fue por amor sino para ayudar a esa muchacha a hacer unos papeles de residencia. Yo no cobré nada por ello. Después me arrepentí y tampoco lo que habíamos acordado se llevó a cabo, y nos divorciamos. Mi director espiritual dice que no hay problema canónico para que yo pueda entrar al seminario y ordenarme algún día. Mi párroco también me dice lo mismo. Pero uno de los sacerdotes encargados de la pastoral vocacional me ha dicho que yo no puedo ser seminarista ni sacerdote porque estuve casado y me divorcié. Quisiera saber si hay algún canon o alguna ley eclesiástica que me aclare mi situación, o me dé una luz de lo que tengo que hacer para consagrarme al Señor.
Gracias. Que la Virgen los acompañe siempre.