Queridos hermanos en Cristo.
Como se ha mencionado ya, el hallazgo del siglo pasado es fidedigno y no hay menester de cosa alguna, empero, deseo compartir lo siguiente de Eusebio de Cesarea:
Acerca de la persecución, bajo Nerón, con la que Pablo y Pedro se adornaron con el martirio por la religión
XXV 1. Cuando el poder de Nerón estuvo bien afianzado, y habiendo llevado a cabo actos profanos, se armó contra la mismísima religión del Dios del universo. No obstante, está fuera de los objetivos de la presente obra el relatar los extremos de su perversidad.
2. Porque, gracias a que muchos lo han relatado con gran precisión, quien lo desee podrá examinar perfectamente en sus escritos la extremadamente funesta locura de este singular hombre, el cual, dirigido por ella, causó la destrucción a muchos sin razón alguna, y a tal punto llegó su sed de asesinato que no se detuvo ni ante los parientes más cercanos y amados, sino que hizo sufrir con distintos tipos de muerte a su madre, a sus hermanos y a su esposa junto, con muchos otros familiares, como si se tratara de adversarios y enemigos.
3. Pero a todos estos detalles falta añadir acerca de él, que es el primer emperador en proclamarse enemigo del culto a Dios.
4. A él de nuevo lo menciona el autor latino Tertuliano cuando dice lo siguiente: Revisad vuestras memorias históricas. Allí observaréis que Nerón fue el primero en perseguir esta creencia, especialmente cuando hubo sometido todo el oriente, y era inhumano con todos.
»Para nosotros es un gozo tener a este causante de nuestro castigo, pues la persona que le conozca sabrá que nada que no fuera un gran bien podía ser condenado por Nerón».
5. Según todo esto, el proclamado primer luchador en contra de Dios, entre muchos más, se ocupó en dar muerte a los apóstoles. Pues se cuenta que Pablo fue decapitado en la misma Roma, y Pedro, a su vez, fue crucificado bajo su mando. Y este relato viene secundado por la denominación de «Pedro y Pablo» para los cementerios, que se mantiene todavía hoy en aquel lugar.
6. También lo afirma, y no con menor certidumbre, un varón eclesiástico llamado Cayo, que vivió durante el obispado en Roma de Ceferino. Este Cayo, en una disputa escrita con Proclo, jefe de la secta de los Catafrigios, habla acerca de los lugares donde se hallan los santos restos de los apóstoles que hemos mencionado, y dice lo siguiente:
7. «Pero yo puedo mostrar los trofeos de los apóstoles. Pues si deseas ir al Vaticano o al camino de Ostia, verás los trofeos de aquellos que fundaron esta iglesia».
8. El obispo de Corinto, Dionisio, en su correspondencia con los romanos, confirma el hecho de que ambos (Pablo y Pedro) fueron martirizados al mismo tiempo, como sigue: «Vosotros también habéis unido, mediante esta advertencia, la obra plantada por Pedro y la que plantó Pablo, la de los romanos y la de los corintios. Pues ambos, una vez que plantaron en nuestra Corinto, los dos nos instruyeron, y, tras enseñar en Italia en el mismo lugar, ambos fueron martirizados a la vez.» Sea esto también una confirmación de lo que hemos mencionado.
EUSEBIO DE CESAREA, HISTORIA ECLESIASTICA LIBRO II
Que Dios derrame sus bendiciones sobre nosotros.