DEJARLO TODO Y OFRECER SU VIDA A DIOS

[de la mancha]

[color=#0000FF][b][size=150]Algo que siempre me ha causado una total admiración en este mundo, me la han producido aquellas personas, incluidos algunos amigos míos, que después de haber vivido sin problemas familiares, laborales, económicos ni incluso fracasos sentimentales, haya decidido dejarlo todo para ofrecer el resto de su vida, a Dios.

Y éste es el caso de Carlos, hijo de mi buen amigo Ricardo, del que ya he hablado alguna vez en estos escritos, que un buen día decidió dejar su despacho de abogado, para ingresar en una institución religiosa y de este modo consagra su vida a Dios.

Hace unos días, Carlos en animada charla con sus padres, estando yo presente, nos anunciaba que después de varios años de reflexión y plenamente consciente de poderla asumir, había decidido aceptar la llamada de Dios.
Su seguridad era total. Y plenamente convencido de no haber sido arrastrado por esa alegría, entusiasmo y gozo que frecuentemente nos presentan los iniciados en esta vida de entrega a Dios.

En cualquier caso, uno no deja de asombrarse, cuando un hombre de cuarenta años con un despacho de abogacía brillante, por supuesto con unas creencias religiosas dignas de todo elogio, decide abandonarlo todo para asumir un sentimiento cristiano que le conducirá al servicio de Dios y de los hombres basado en una fe que hace veraz y real la célebre frase “la fe mueve montañas”.

Por otra parte pienso que es muy importante convencernos de que en el mundo existen personas idealistas y generosas que adquieren y aceptan la exigencia de vivir el celibato, la pobreza y la obediencia, como importantes pilares para desarrollar una vida dedicada a los demás a través de la vida religiosa. Y por supuesto aceptando eludir las riquezas terrenales que tanto se evalúan en este mundo egoísta en el que habitamos, para aceptar las espirituales, que Jesús nos enseñó a su paso por la tierra.

Estoy convencido de que Carlos, hombre sentimental, emotivo y sobre todo buen cristiano, ha pensado y meditado mucho el cambio que va a realizar en su vida. Pero está claro que dentro de él existe un alma que por sentir a Dios no puede estar cerrado al mundo exterior sino con un corazón totalmente abierto al amor como en su tiempo fue el de Santa Teresa de Jesús que no permitió que llama purísima del amor Divino se consumiera en ella para de este modo no verse abrasada con el fuego del amor terrenal.

Su esperanza se basa en que Dios le ilumine para hacerse instrumento suyo y llevar la luz necesaria a los que viven en tinieblas y través del mensaje Divino aproximarse y estar más cerca de los que lo necesiten, para inundarles de esa agua viva que genera y purifica.

Así las cosas, no cabe ninguna duda de que en Carlos existe un propagador de la fe. Un alma entregada por entero a Dios y a los hombres. Un siervo fiel lleno de sueños que buscará a esa gente sencilla, modesta, sin excesivas ambiciones, pero sin embargo alegres y felices… muy felices.

Y es entonces, solo entonces, cuando uno en su intimidad, piensa ¡Qué bonito es dejarlo todo y ofrecer su vida a Dios![/size][/b][/color]