isadelscj escribió:Recomiendo la lectura de la Constitución dogmática DEI VERBUM sobre la DIVINA REVELACIÓN.
Muy clarificador es el final del artículo 2º: "la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación".
Asimismo el artículo 4º que copio y pego íntegro:
"En Cristo culmina la revelación
4. Después que Dios habló muchas veces y de muchas maneras por los Profetas, "últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo". Pues envió a su Hijo, es decir, al Verbo eterno, que ilumina a todos los hombres, para que viviera entre ellos y les manifestara los secretos de Dios; Jesucristo, pues, el Verbo hecho carne, "hombre enviado, a los hombres", "habla palabras de Dios" y lleva a cabo la obra de la salvación que el Padre le confió. Por tanto, Jesucristo -ver al cual es ver al Padre-, con su total presencia y manifestación personal, con palabras y obras, señales y milagros, y, sobre todo, con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos; finalmente, con el envío del Espíritu de verdad, completa la revelación y confirma con el testimonio divino que vive en Dios con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y resucitarnos a la vida eterna.
La economía cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva, nunca cesará, y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo (cf. 1 Tim., 6,14; Tit., 2,13)."
¡¡¡ Excelente intervención, isa !!! Agréguesele a ésto los números 67 y 83 del Catecismo de la Iglesia Católica, que avanza aún más sobre el tema. En el 66 dice que no habrá "otra" Revelación pública, por lo tanto todo lo que estamos estudiando, viendo, aclarando y gozando, son revelaciones privadas, que ayudan (ó no) a vivir la Revelación pública.
Por ello no entran en el depósito de la fe y el fiel cristiano es libre de creer en ellas o no.
Lo único a creer católicamente de la Virgen es:1) Que es
Inmaculada en su Cocepción: Dios quita el pecado original cuando sus padres se unen para engendrarla, a fin de otorgar a Jesús luego una naturaleza humana perfecta.
2) Que es
Madre de Dios, al dar a luz a la naturaleza humana de Jesús, íntimamente unida a la naturaleza divina y asumidas ambas por la Persona del Verbo. María es Madre de la Persona, y la Persona es Divina, por lo tanto es Madre de Dios en el tiempo.
3)
Que es siempre virgen: a)
Antes del parto, conservando su virginidad.
b) En el parto (como la luz atraviesa el cristal, ó "miraculosa dilatatione").
c)
Después del parto: María no tuvo relaciones sexuales ni hijos luego de Jesús.
4) Y que fue
Asunta a los cielos: Jesús, por su poder, la glorificó, anticipando en ella los dones de la resurrección corporal (agilidad, sutilidad, claridad, inmortalidad), de los cuales él ya goza y que nosotros los tendremos al final de los tiempos, que lejos de ser algo catastrófico y aterrante, es algo bellísikmo y lleno de luz, en que los muertos son resucitados gloriosos, los vivos son transfigurados y el universo inmortalizado.
Por lo tanto:Las revelaciones privadas, transcurridas desde la muerte del último apóstol, incluso las aprobadas por la Iglesia (que sin duda gozan de una mayor claridad), no son objeto de fe obligada católica, sino que pueden ayudar, incluso en una determinada época de la historia, a vivir la Revelación Pública, y el Magisterio de la Iglesia, compuesto por los Sucesores de los Apóstoles, es decir, los Obispos en comunión con el Romano Pontífice, pueden mantenerlas, modificarlas o suprimirlas directamente (Catecismo 83 al final.
San Juan de la Cruz, citado en el número 65 del Catecismo, en el que dice que Jesús es la cumbre de la Revelación, y luego de Él no hay que esperar ninguna Revelación pública más, dice que "querer tener alguna visión o revelación, no solo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no queriendo poner los ojos totalmente en Cristo, sin querer alguna otra cosa o novedad".
Sin duda que María nos ayuda a ir a Jesús, pero no olvidemos que la mariología es una parte de la cristología, y el cristianismo es cristocéntrico, no marianocéntrico, o en todo caso cristocéntrico mariano, pero también josefino y celestial en su ángeles y santos.
El justo culto de veneración a María nos lleva sanamente a Jesús, nunca es un fin en sí mismo.
Gracias Jesús. Gracias, mamá.