.Ahora que estamos viajando por Europa del este, comparto este documento que habla del amor hacia la Virgen María, en esos confines de la tierra.
Miles de rusos van a venerar el cinturón de la Virgen María que llegó desde Vatopedy; noviembre 23 del 2011.
Está peregrinando por Rusia el cinturón (cíngulo) que tejió y vistió la madre de Jesús, y fue cedido por el monasterio Vatopediou del Monte Athos en Grecia para visitar las ciudades rusas. Los fieles ortodoxos hacen largas colas en Moscú. Creen que cura la infertilidad.
Decenas de miles de fieles ortodoxos rusos hicieron el lunes cola para venerar en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú el cinturón que tejió y vistió la Virgen María, reliquia cedida por el monasterio Vatopedy del Monte Athos en Grecia.
La expectación creada por la reliquia ha sido tal que el Ayuntamiento moscovita a petición de la Iglesia ortodoxa rusa (IOR) se ha visto obligado a fletar más de 40 autobuses para satisfacer la demanda de visitantes, según las agencias rusas.
Las autoridades municipales también han cedido a la IOR un barco, de los que llevan normalmente a los turistas por el río Moskova, para que los feligreses puedan beber y comer caliente.
Para cumplir con su fervor religioso, los peregrinos ortodoxos tienen que hacer cola durante horas al aire libre cuando la temperatura fue el lunes en la capital de varios grados bajo cero.
La catedral, que recibió el sábado el cinturón, ha decidido mantener sus puertas abiertas las 24 horas del día para recibir a los feligreses y peregrinos hasta las nueve de la noche del próximo domingo, ya que sólo el fin de semana unas 60.000 personas visitaron el templo.
Cientos de miles de personas ya han podido ver una de las reliquias más sagradas de la Ortodoxia desde el pasado 20 de octubre en ciudades como San Petersburgo, Yekateringburgo, Norilsk, Vladivostok, Ussurisk, Krasnoyarsk y Tiumen.
El monasterio del Monte Athos se vio obligado a ampliar el plazo de estancia de la reliquia en territorio ruso debido al gran interés que causó entre la feligresía rusa, que en muchos casos tuvo que dormir en plena calle.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, un creyente confeso que se encuentra en plena campaña electoral, visitó el fin de semana la catedral en compañía de su esposa, Svetlana.
Según reza la tradición, el cinturón de la Santísima Virgen, que no había abandonado Grecia durante siglos, fue tejido por la madre de Jesús a partir de lana de camello y lo utilizó hasta el fin de sus días, tras lo cual se lo entregó al apóstol Tomás.
Los fieles creen que, entre otras cosas, el cinturón cura la infertilidad, precisamente uno de los problemas más acuciantes de la sociedad rusa que envejece a marchas forzadas.
Por ello, muchas parejas con dificultades para concebir un niño se acercaron al templo de mármol blanco construido tras la caída de la Unión Soviética con la esperanza de que el milagroso cinturón les conceda la gracia de tener hijos.
El cinturón fue cortado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia y actualmente únicamente se conservan tres trozos, el que se exhibe en Moscú y otros dos que se encuentran en Italia y en Georgia.
QUE ES EL HAGIA ZONI
¿Pero qué es el Santo Cíngulo de la Virgen, el llamado “hagia zoni” en griego? Pues bien, se trata de un cinturón realizado en pelo o lana de camello tejido, según la tradición, de la propia mano de la Virgen María (En la imagen de la izquierda, la Virgen lo sostiene en sus manos. En la de arriba pueden Vds. contemplar el relicario de Vatopedy en el que se guarda cortado en tres trozos).
Obtiene carta de naturaleza en la literatura apócrifa, concretamente en el llamado Narración del Pseudo José de Arimatea, donde se cuenta cómo se produjo la entrega del mismo al apóstol Santo Tomás, que tuvo que volver para ello de la India, donde se hallaba:
“Después el bienaventurado Tomás se puso a contarles cómo se encontraba celebrando misa en la India. Estaba aún revestido de los ornamentos sacerdotales cuando ignorando la palabra de Dios, se vio transportado el monte Olivete y tuvo ocasión de ver el cuerpo santísimo de la bienaventurada Virgen María que subía al cielo; y rogó a ésta que le otorgara una bendición. Ella escuchó su plegaria y le arrojó el cinturón con que estaba ceñida. Entonces él mostró a todos el cinturón” (op.cit. 20).
La Narración de José de Arimatea forma parte, dentro de la literatura apócrifa, del género que se da en llamar “literatura asuncionista”, en la base de la tradición cristiana de la Asunción de la Virgen María, junto con otros títulos como el Libro de San Juan Evangelista o el Libro de Juan Arzobispo de Tesalónica. Y aunque dentro del género es uno de sus más tardíos títulos, -es improbable que date de antes del s. IX-, tiene entre sus atractivos precisamente el de aportar esta bonita historia del cíngulo de María que llena la iconografía y la literatura de corte sacros. Recibe su título por venir firmado por el discípulo que aportó la tumba de Jesús, cosa que hace con estas palabras:
“Yo soy José, el que depositó el cuerpo del Señor en mi sepulcro y le vi resucitado; el que guardó de continuo su templo sacratísimo, la bienaventurada Virgen María, antes y después de la ascensión del Señor; el que escribió finalmente en el papel y en mi corazón las palabras que salieron de la boca de Dios y el modo como llegaron a realizarse los acontecimientos arriba consignados” (op.cit. 24).
En cuanto a la Asunción de María, en el seno de la Iglesia católica, la consolidada tradición es elevada a dogma en 1950 por el Papa Pío XII, mediante la Bula Munificentissimus Deus, en lo que constituye a la vez el último dogma proclamado de la fe católica, y la primera y única manifestación hasta la fecha del dogma de la infalibilidad papal. Aunque en la Iglesia ortodoxa la Asunción de María no ha sido declarada dogma, reviste, como vemos, consolidada veneración, manifestación de la cual, por ejemplo, la presente reliquia.
Por lo que se refiere al Cíngulo de Vatopedy, quiere la tradición que la reliquia se hubiera conservado en Jerusalén hasta el s. IV, en la que aparecen indicios de hallarse en Zela, Capadocia. El Emperador español Teodosio el Grande la habría devuelto a Jerusalén, y luego su hijo Arcadio trasladado a Constantinopla. En tiempos del Emperador León VI el Sabio se le atribuye la curación de la Emperatriz Zoe. En 1185, con motivo de la derrota del Emperador Isacio por el rey de los búlgaros Asán, la reliquia habría sido llevada a Bulgaria, de donde habría partido posteriormente a Serbia. Precisamente el príncipe serbio Lázaro I (1372-1389) habría hecho entrega de la misma al monasterio de Vatopedy para su custodia.
Es norma que los monjes de Vatopedy entreguen a las feligresas pequeñas reproducciones del cinturón de la Virgen las cuales acompañan con unas oraciones y las instrucciones de unos ayunos encaminados, precisamente, a tratar problemas de infertilidad. Es la única manera en la que las mujeres pueden venerar esta reliquia, pues como es bien conocido, los espectaculares y monumentales monasterios del Monte Athos no son visitados más que por hombres
EL CÍNGULO DE LA CATEDRAL DE PRATO
El Santo Cíngulo de Vatopedy no es, sin embargo, el único que se venera en el mundo, pues se conserva otro con parecida tradición en la catedral de San Esteban en Prato (Italia), donde existe de hecho una capilla del Santo Cíngulo.
En Prato, localidad italiana de unos 185.000 habitantes, la veneración de la reliquia está llamativamente enraizada en la cultura popular y se halla, de hecho, en la mismísima base de la concesión de la categoría de diócesis a la ciudad.
El cíngulo de Prato tiene una longitud de 87 cms., está realizado en lana de cabra, frente al pelo de camello de la que está hecha el de Vatopedy, y es de color verdusco y brocado en hilo de oro.
La presencia de la reliquia en Prato se remonta a los tiempos de la I Cruzada, en los que la recibe en la dote de su mujer, María, -una cristiana de Jerusalén hija de un sacerdote de rito oriental (probablemente caldeo y por lo tanto no sometido al voto de castidad)-, Michele del Prato, un italiano enrolado en los ejércitos cruzados. Según la tradición, la cristiana en cuestión, así como su padre sacerdote, pertenecían a la familia encargada de la custodia de la reliquia desde su hallazgo en el inicio de los tiempos.
De vuelta a Prato en 1141, y en articulo mortis, Michele habría hecho donación de la reliquia al preboste catedralicio Ruberto della Pieve en 1171, momento a partir del cual, empezó a ser objeto de una acendrada veneración que se unió a los muchos prodigios que se producían en torno a ella.
Uno de los episodios más remarcables vinculados a la reliquia habla del intento de robo perpetrado en el s. XV por Giovanni di ser Landetto, conocido como Musciattino, al solo efecto de trasladarla a Pistoia para su veneración, un robo, pues, de lo más “pío”. Capturado el ladrón, habría sido quemado en la hoguera, no sin previamente serle cortada la mano derecha, produciéndose el prodigio de que apareciera en el quicio de una de las puertas de la catedral una mancha de sangre con forma de mano, que algunos atribuyen a un milagro y otros a un capricho del mármol, perfectamente visible hoy día.
Conservada primero en el altar mayor de la luego catedral, tras el intento de robo del Musciattino se construye una capilla en el lado izquierdo para alojarla, ornamentada con los frescos de Agnolo Gaddi con los episodios de la historia de la Virgen María y del Cíngulo.
En 1786 se produce dentro de la propia Iglesia un proceso de cuestionamiento de la reliquia, con una declaración del obispo Scipione de Ricci desacreditándola, seguida de una revuelta que terminó con la pública retractación del obispo.
Actualmente se conserva custodiada bajo tres llaves, una de las cuales en posesión del obispo, y se procede a su ostensión cinco veces al año: por pascua, el primero de mayo mes de la Virgen, la asunción, en Navidad, y el 8 de septiembre, natividad de María con especial solemnidad.
Fuentes: EFE, Religión en Libertad, Signos de estos Tiempos
J. J. V. M.