por Fabiola Chavez » Mar Mar 27, 2012 8:40 pm
• ¿Cómo explicarías a alguien que, con la sola razón, podemos estar plenamente seguros de que hay vida tras la muerte?
R/
La inmortalidad del alma a la luz de la razón
La fe nos dice qué sucede exactamente después de la muerte, pero con la sola razón podemos demostrar que no todo termina con la muerte. Ya Platón, hace 24 siglos, demostró que nuestra alma es inmortal: incorruptible e indestructible. San Agustín y Santo Tomás de Aquino recogen sus argumentos y los perfeccionan.
• ¿Qué es el infierno, el purgatorio y el cielo?
R/ En el marco de la Revelación sabemos que EL «CIELO» o la «bienaventuranza» en la que nos encontraremos no es una abstracción, ni tampoco un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con la santísima Trinidad. Es el encuentro con el Padre, que se realiza en Cristo resucitado gracias a la comunión del Espíritu Santo. Es preciso mantener siempre cierta sobriedad al describir estas realidades últimas, ya que su representación resulta siempre inadecuada. Hoy el lenguaje personalista logra reflejar de una forma menos impropia la situación de felicidad y paz en que nos situará la comunión definitiva con Dios.
EL PURGATORIO: Purificación necesaria para el encuentro con Dios.
A partir de la opción definitiva por Dios o contra Dios, el hombre se encuentra ante una alternativa: o vive con el Señor en la bienaventuranza eterna, o permanece alejado de su presencia.
Para cuantos se encuentran en la condición de apertura a Dios, pero de un modo imperfecto, el camino hacia la bienaventuranza plena requiere una purificación, que la fe de la Iglesia ilustra mediante la doctrina del «purgatorio» (cf. Catecismo de la Iglesia católica, nn. 1030-1032).
EL INFIERNO:
La razón nos dice que, tras la muerte, el cuerpo, siguiendo las leyes de la naturaleza material, se corrompe, pero que el alma, al ser de naturaleza incorruptible, sigue subsistiendo. ¿Pero a dónde va? Con total seguridad eso sólo se puede saber por la fe. Veamos lo que dice la Revelación a propósito de las realidades últimas. Lo haremos con palabras de Juan Pablo II. Empezamos con el infierno: El infierno como rechazo definitivo de Dios.
El INFIERNO es rechazo definitivo al amor y perdón de Dios, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él.
• ¿Cuál debe ser la actitud cristiana ante la muerte?
R/ La mejor y más completa respuesta al problema de la muerte la encontramos en los escritos de San Pablo. Recordemos la, magnífica frase: "Al fin de los tiempos, la muerte quedará destruida para siempre, absorbida en la victoria" (I Cor.15:26).
Tenemos el maravilloso instinto de conservación que nos hace defender y luchar por la vida. Sabemos que la vida es un don formidable y la humanidad ama la vida, propaga la vida, defiende la vida, prolonga la vida y odia la muerte. En muchos casos luchamos por la vida aunque ésta sea un verdadero infierno.
Si hay personas que en el colmo de la desesperanza recurren al suicidio, lo normal es que no queremos morir y estamos dispuestos a pasar por todos los sufrimientos y a gastar toda nuestra fortuna para curar a un enfermo. Le peleamos a la muerte un ser querido a costa de lo que sea, de vez en cuando hasta en contra de la voluntad del interesado. ¡La vida es la vida!
"La Muerte es la compañera del amor, la que abre la puerta y nos permite llegar a Aquel que amamos".
San Agustín
• ¿Has intentado imaginarte como es el cielo? ¿Nos lo podrías contar?
R/ El Cielo es ese maravilloso estado de vida en Cristo Jesús (por el cual somos nos movemos y existimos).
Que sería de nosotros si Dios no hubiese creado el Cielo.
El Cielo me da esa motivación diaria para luchar y seguir adelante en este mundo (que en muchos casos es “un valle de lágrimas”).