Re: Invitado especial: S.S. Benedicto XV (semana del 21 de mayo)
Publicado: Lun May 28, 2012 10:34 pm
Poco después del tránsito del Papa Pío X a la casa del Padre Eterno, estallaba la gran guerra. Ciertamente fue en medio de una situación de gran tensión internacional cuando él asumía el timón de la Barca de Pedro. Dotado de una gran destreza y habilidad diplomática, Su Santidad Benedicto XV buscaría con singular empeño poner este don al servicio de la paz de las naciones. Su gran deseo era el de prestar su mediación para lograr una pronta distensión y un justo acuerdo de paz, y para ello declaró la imparcialidad y neutralidad total de la Iglesia.
Al momento de elegir a un hombre de extraordinarias cualidades para conducir firmemente la barca de Pedro en medio de las tormentosas aguas del conflicto mundial, los Cardenales habían elegido también a un hombre de gran corazón. El Papa Benedicto se distinguía por un gran amor paternal: su misión —así lo entendía él— era la de ser un apóstol de la paz, un promotor de comunión y reconciliación en medio del odio y del irracional conflicto. S.S. Benedicto XV quiso ser para todos un padre, un hermano solidario, un cristiano coherente. Y, ciertamente, muchas fueron las muestras de su solidaridad afectiva y efectiva, especialmente para con las víctimas de la gran guerra. Por ello el Papa Benedicto XV ha sido calificado —con mucha justicia— como el buen samaritano de la humanidad.
Asimismo, por su gran amor a los hombres, por su incansable tarea en favor de la comunión y reconciliación entre las naciones, y por su eficaz solidaridad para con la sufriente humanidad, la Iglesia recordará siempre a este Pastor como el Papa de la paz. Es también un justo homenaje para este sucesor de Pedro recordar que, al acercarse ya la hora de su tránsito a la Casa del Padre Eterno, elevaba su ofrenda al Señor con estas palabras: «Nos ofrecemos nuestra vida a Dios en nombre de la paz del Mundo».
Su labor intraeclesial
Algunos sucesos saltantes del pontificado de S.S. Benedicto XV al interior de la Iglesia fueron:
En 1917 fue promulgado el Código de Derecho de Canónigo, fruto de varios años de trabajo iniciados durante el pontificado de su predecesor, S.S. Pío X. Se puede decir que éste fue el acontecimiento intraeclesial más importante de su pontificado, dado que el Código se constituyó en el elemento decisivo para la organización eclesiástica.
En 1917 el Santo Padre crea la Congregación para las Iglesias Orientales.
En 1919 publica su encíclica Maximum illud, conocida como «la carta magna» de la actividad misionera. «La Iglesia de Dios es católica y, por lo tanto, no puede ser extraña a ningún pueblo», decía en ella el Santo Padre. En esta encíclica da ciertas directrices que se constituyen en hitos fundamentales para la posterior acción misionera y evangelizadora de la Iglesia.
Al momento de elegir a un hombre de extraordinarias cualidades para conducir firmemente la barca de Pedro en medio de las tormentosas aguas del conflicto mundial, los Cardenales habían elegido también a un hombre de gran corazón. El Papa Benedicto se distinguía por un gran amor paternal: su misión —así lo entendía él— era la de ser un apóstol de la paz, un promotor de comunión y reconciliación en medio del odio y del irracional conflicto. S.S. Benedicto XV quiso ser para todos un padre, un hermano solidario, un cristiano coherente. Y, ciertamente, muchas fueron las muestras de su solidaridad afectiva y efectiva, especialmente para con las víctimas de la gran guerra. Por ello el Papa Benedicto XV ha sido calificado —con mucha justicia— como el buen samaritano de la humanidad.
Asimismo, por su gran amor a los hombres, por su incansable tarea en favor de la comunión y reconciliación entre las naciones, y por su eficaz solidaridad para con la sufriente humanidad, la Iglesia recordará siempre a este Pastor como el Papa de la paz. Es también un justo homenaje para este sucesor de Pedro recordar que, al acercarse ya la hora de su tránsito a la Casa del Padre Eterno, elevaba su ofrenda al Señor con estas palabras: «Nos ofrecemos nuestra vida a Dios en nombre de la paz del Mundo».
Su labor intraeclesial
Algunos sucesos saltantes del pontificado de S.S. Benedicto XV al interior de la Iglesia fueron:
En 1917 fue promulgado el Código de Derecho de Canónigo, fruto de varios años de trabajo iniciados durante el pontificado de su predecesor, S.S. Pío X. Se puede decir que éste fue el acontecimiento intraeclesial más importante de su pontificado, dado que el Código se constituyó en el elemento decisivo para la organización eclesiástica.
En 1917 el Santo Padre crea la Congregación para las Iglesias Orientales.
En 1919 publica su encíclica Maximum illud, conocida como «la carta magna» de la actividad misionera. «La Iglesia de Dios es católica y, por lo tanto, no puede ser extraña a ningún pueblo», decía en ella el Santo Padre. En esta encíclica da ciertas directrices que se constituyen en hitos fundamentales para la posterior acción misionera y evangelizadora de la Iglesia.