Invitado especial: S.S. Juan Pablo I (Semana 25 junio)

En esta ocasión, en el curso “Basílicas y Capillas papales”, haremos un recorrido virtual por Roma. Nuestro objetivo religioso es claro: las basílicas y capillas papales, una cada semana, pero al mismo tiempo iremos conociendo Roma y todos los atractivos socioculturales que tiene para el turista.


Fecha de inicio del curso: 7 mayo de 2012

Fecha de finalización del curso: 7 julio de 2012

Periodicidad de envió de las lecciones: semanal

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Moderadores Animadores

Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor J Julio Villarreal M » Mar Jun 26, 2012 10:40 am

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Carta a Santa Teresa de Ávila


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Santa Teresa de Ávila.


Teresa, un maravedí y Dios


Querida Santa Teresa,
Octubre es el mes de vuestra fiesta: pensé que me permitirías que me entretuviera con vos por escrito.
El que mira al famoso grupo marmóreo, en el cual Bernini os pesenta traspasada por la flecha del Serafín, piensa en vuestras visiones y éxtasis. Y hace bien: la Teresa mística de los raptus en Dios es también una verdadera Teresa.
Pero es también verdadera la otra Teresa que me gusta más: la más cercana a nosotros, la que resulta de la autobiografía y de las cartas. Es la Teresa de la vida práctica ; que prueba nuestras mismas dificultades y las sabe superar con destreza; que sabe sonreír, reír y hacer reír; que se mueve con desenvoltura en medio del mundo y de las situaciones más diversas y todo ello gracias a las abundantes dotes naturales pero, más todavía, a su constante unión con Dios.
Estalla la Reforma protestante, la situación de la Iglesia en Alemania y en Francia es crítica. Vos os dáis cruenta y escribís: "Con tal de salvar un alma sola de las muchas que se pierden allá, habría sacrificado mil veces la vida. ¡Pero yo era mujer!”
¡Mujer! Pero que vale por veinte hombres, que no deja algún medio sin intentar y que logra realizar una magnífica reforma interna y con la obra y los escritos influye en toda la Iglesia; ¡la primera y la única mujer que, con Santa Catalina, haya sido proclamada Doctora de la Iglesia!
Mujer de lengua sincera y de pluma elegante y cortante. Teníais un altísimo concepto de la misión de las monjas, pero habéis escrito al padre Gracián: "Por amor de Dios, ¡fíjese bien lo que hace! No crea nunca en las monjas, porque si ellas quieren una cosa, intentan por todos los medios posibles". Y al padre Ambrosio, al rechazar a una postulante, decís: "Usted me hace reír, diciéndome de haber comprendido a aquella alma sólo con verla. ¡No es tan fácil conocer a las mujeres!"
Es vuestra la lapidaria definición del diablo: "Aquel pobre desgraciado, que no puede amar". A don Sancho Dávila : "Distracciones en el rezo del Officio Divino también yo las tengo… me he confesado de ellas con el padre Domingo (Báñez, teólogo famoso, n.d.a.), que me ha dicho que no les hiciera caso. Lo mismo le digo a usted, porque el mal es incurable". Es un consejo espiritual, este, pero consejos los habéis esparcido a manos llenas y de todos los géneros; al padre Gracián, hasta le habéis dado el consejo de montar un asno más dulce en sus viajes, que no tuviera la costumbre de arrojar a los frailes por tierra, ¡o de hacerse atar al asno mismo para no caer!
Insuperabile, aún, aparecéis en el momento de la batalla. El Nuncio, nada menos, os hace encerrar en el convento de Toledo, declarándoos “fémina inquieta, vagabunda, desobediente y contumaz…”. Pero desde el convento vuestros mensajes a Felipe II, a príncipes y prelados, deshacen todo ovillo.
Vuestra conclusión: “Teresa sola no vale nada; Teresa y un maravedí valen menos que nada; ¡Teresa, un maravedí y Dios todo lo pueden!”
***
Para mí, vos sóis un caso notable de un fenómeno que se repite regularmente en la vida de la Iglesia Católica.
Las mujeres, o sea, de por sí, no gobiernan. Esto pertenece a la Jerarquía. Pero, muy a menudo, inspiran, promueven y, tal vez, dirijen.
Por una parte, en efecto, el Espíritu “sopla donde quiere”; por otra, la mujer es más sensibile a la religión y más capaz de darse generosamente a las grandes causas. De aquí el grandísimo grupo de santas, de místicas y de fundadoras aparecidas en la Iglesia Católica.
Junto a ellas habría que incluir a las mujeres que han impulsado movimientos ascético-teológicos, los cuales influyeron en un radio muy vasto.
La noble Marcela, que dirigió en el Aventino una specie de convento compuesto por patricias ricas y cultas, colaboró con San Jerónimo en la traducción de la Biblia.
Madame Acarie influyó en personajes ilustres como el gesuita Coton, el capuchino de Canfelt, el mismo Francisco de Sales y muchos otros, influyendo en toda la espiritualidad francesa de principios del Seiscientos.
La princesa Amalia de Gallitzin, desde su “Círculo de Münster”, apreciado hasta por Goethe, difundió en toda Alemania septentrional una corriente de vida intensamente espiritual. Sofía Swetchine, rusa convertida, a principios del Ochocientos, apareció en Francia la “directora espiritual” de los laicos y sacerdotes más representativos.
Podría citar otros casos, pero vuelvo a vos que, más que hija, habéis sido madre espiritual de San Juan de la Cruz y de los primeros Carmelitas reformados. Hoy es todo claro y parejo al respecto, pero en vuestros tiempos ocurrió el choque arriba mencionado.
De un lado, estábais vos, rica de carismas, fuerzas ardientes y luminosas concedidas a vos para la Iglesia de Dios; del otro, estaba el Nuncio, o sea, la Jerarquía que debía juzgar la autenticidad de vuestros carismas. En un primer momento, presentadas las informaciones erradas, el juicio del Nuncio fue negativo. Una vez dadas las necesarias explicaciones y examinadas mejor las cosas, estas se aclararon: la Jerarquía aprobó todo y vuestros dones pudieron expanderse en favor de la Iglesia.
***


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S. S. Juan Pablo I


Pero de carismas y de Jerarquía se siente hablar tanto también hoy. Especialista cual fuísteis en la materia, me permito extraer de vuestras obras los siguientes principios:
1. Por encima de todo está el Espíritu Santo. De Él vienen sea los carismas sea los poderes de los Pastores; al Espíritu Santo corresponde realizar el acuerdo armónico entre Jerarquía y carismas y promover la unidad de la Iglesia.
2. Carismas y Jerarquía son ambos necesarios para la Iglesia, pero en modo diverso. Los carismas actúan como acelerador, favoreciendo el progresso y la renovación. La Jerarquía debe hacer más bien de freno, a favor de la estabilidad y la prudencia.
3. A veces, carismas y Jerarquía se entrecruzan y superponen. Ciertos carismas, en efecto, son dados sobre todo a los Pastores como los "dones de gobernar” recordados por San Pablo en la primera carta a los Corintios. Viceversa, debiendo la Jerarquía regular todas las etapas principales de la vida eclesial, los carismáticos no pueden sustraerse a su guía con el pretexto de tener carismas.
4. Los carismas no son caza reservada de nadie: pueden ser dados a todos: curas y laicos, hombres y mujeres. Pero otra cosa es poder tener, otra tener de hecho los carismas.
Encuentro escrito en vuestro libro de las Fundaciones (c. VIII, n. 7): “Una penitente afirmaba al confesor que la Virgen iba a visitarla a menudo y se entretenía hablándole más de una hora, revelándole el futuro y muchas otras cosas. Y como entre tantas extravagancias salía alguna verdadera, se consideraba todo como verdadero. Intuí enseguida de qué se trataba… pero me conformé con decirle al confesor que esperara el éxito de las profecías, que se informara del género de vida de la penitente y exigiera otros signos de santidad. En fin… se vio que eran todas extravagancias”.
***
Querida Santa Teresa, ¡si vinieras hoy! El nombre “carisma” se desperdicia; se distribuyen patentes de “profeta” a más no poder, atribuyendo este título también a los estudiantes que se enfrentan con la policía en las plazas o a los guerrilleros de America Latina. Se pretende oponer los carismáticos a los Pastores. ¿Qué diríais vos de ello, que obedecíais a los confesores aun cuando sus consejos resultaban opuestos a aquellos dados por Dios en la oración?
Y no creáis que yo sea pessimista. Aquello de ver carismas por todos lados espero que sea sólo una moda pasajera. Por otra parte, sé bien que los dones auténticos del Espíritu han sido siempre acompañados de abusos y falsos dones; no obstante ello, la Iglesia ha ido lo mismo hacia adelante.
En la joven Iglesia de Corinto, por ejemplo, había un gran florecimiento de carismas, pero San Pablo se preocupó por algún abuso encontrado. El fenómeno se repitió a continuación en formas aberrantes más vistosas.
Dos mujeres, Priscilla y Maximilla, sostenedoras y financiadoras del Montanismo en Asia, comenzaron predicando “carismáticamente” un despertar moral hecho de grandes austeridades, de renuncia total al matrimonio, de prontitud absoluta al martirio. Terminaron contraponiendo a los obispos los “nuevos profetas”, hombres y mujeres, que “investidos por el Espíritu”, predicaban, administraban los sacramentos, esperaban al Cristo que, de un momento a otro, habría venido a inaugurar el reino millenario.
En tiempos de San Agustín estaba Lucilla de Cartago, rica señora, a quien el obispo Ceciliano había regañado porque, antes de la Comunión, acostumbraba estrechar contra el pecho un pequeño hueso de no se sabe qué mártir. Irritada y resentida, Lucilla indujo a un grupo de obispos a oponerse a su obispo: perdido un proceso ante el episcopato africano, el grupo protestó, sin éxito ante el Papa, luego ante el Concilio de Arles, luego ante el mismo emperador e inició una nueva iglesia. En casi todas las ciudades africanas se vieron así dos obispos, dos catedrales frecuentadas por dos categorías opuestas de fieles que, encontrándose, se daban golpes: de acá los católicos, de allá los donatistas, secuaces de Donato y Lucilla.
Los donatistas se llamaban los “puros”; no se sentaban en el lugar ocupado antes por un católico sin haberlo limpiado con la manga; evitaban como a apestados a los obispos católicos; se apelaban al Evangelio contra la Iglesia, que decían sostenida por la autoridad imperial; instituyeron escuadras de asalto. El mansísimo San Agustín debió una vez apostrofarlos: “Os importa tanto el martirio, ¿por qué no tomáis una cuerda para colgaros?”
En el siglo XVII fueron la monjas de Port Royal. Una de sus Abadesas, la Madre Angélica, había empezado bien: se había “carismáticamente” reformado a sí misma y al monasterio, rechazando de la clausura hasta a los padres. Provista de grandes dotes, nacida para gobernar, se convirtió todavía en el alma de la resistencia jansenista, intransigente hasta el fin ante la autoridad eclesiástica. De ella y de sus monjas se decía : "Puras como ángeles, soberbias como demonios".
¡Cuán lejano es todo esto de vuestro espíritu! ¡Cuál abismo entre estas mujeres y vos! "Hija de la Iglesia" era el nombre que os gustaba más. Lo murmurásteis en el lecho de muerte, mientras, durante la vida, para la Iglesia y con la Iglesia habíais trabajado tanto, ¡aceptando hasta sufrir algo desde la Iglesia!
¡¿Si enseñárais un poco vuestro método a las “profetizas” de hoy?!
Octubre de 1974


COMENTARIO:
Es fácil entender una conversación entre S. S. Juan Pablo I y sus corresponsales, es natural, profundo en la fe, respetuoso de las líneas a las que se dirige, pero sobre todo es entendible pausado y a la vez profundo. Me llama la atención que es como si fuere un dialogo con alguien a la que conociere por largo tiempo. El tema es actual a pesar de que se escribió aproximadamente hace cuatro décadas, me gusto su contenido y forma de expresión a la que le rindo un respetuoso reconocimiento.


Enlace:

http://www.papaluciani.com/esp/ensenanz ... eresa1.htm
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor gregory » Mar Jun 26, 2012 1:35 pm

Sobre Juan Pablo I he podido leer su libro Ilustrissimi que en verdad es una delica de lectura temas muy densos y profundos tocados con sencillez y gracia como cartas dirigidas a determinados personajes de la historia o de la literatura

Mis favoritas son las siguientes: Somos el estupor de Dios carta dirigida a Charles Peguy
Nobleza Obliga carta dirigada a J. W. Goethe, En que clase de Mundo carta a G. K. Chesterton, La revolución por la revolución carta a Figaro, Cuando te enamores carta a Pinocho, Navegar en la nave de Dios carta a San Francisco de Sales, Nostalgia de lo limpio carta a Walter Scott,Tenemos textos ¿Pero tenemos catequistas carta a Mons. Dupanloup, Teresa un Maraveri y Dios carta a Santa Teresa de Avila, La llamada del monte Issel carta a Andreas Hoffer, La alegría caridad exquisita carta a Santa Teresita de Lisiux y finalmente Escribo temblando carta a Jesucristo.

Menciono solo mis favoritas invito a leerlo a quienes puedan encontrarlo.

No menciono pero también son importantes sus alocuciones y catequesis hechas con un estilo parecido a sus cartas.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor Angeles Reese » Mar Jun 26, 2012 2:57 pm

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Así como el nuevo nombre del Papa recuerda los de sus dos inmediatos predecesores, también se puede decir que en su escudo se encuentra algo de cada uno de ellos. Del Papa Juan, por el simple hecho de haberle sucedido en Venecia, ha heredado la parte alta del blasón. En este caso, el escudo patriarcal de la sede de San Marcos: un león alado en campo de plata que tiene entre sus zarpas un libro abierto, con esta leyenda: «Pax tibi, Marce, Evangelista». Bajo el león veneciano aparece el escudo propio del Papa que, jugando con el nombre (Luciani) derivado de la palabra latina "lux", consiste principalmente en tres estrellas de cinco puntas en campo azul. Pero se añade —y aquí aparece el recuerdo del Papa Montini.— el "monte de seis cimas a la italiana, saliendo de la base", que era uno de los "motivos" del escudo montiniano (nótese también aquí el juego de palabras: monti, montini). El monte de seis cimas, que va acompañado, en el escudo del Papa Juan Pablo I, de tres estrellas, iba en el del Papa Pablo VI acompañado de tres lirios, otro "motivo" muy frecuente en heráldica. ¿Quién sabe, por otra parte, si el Papa Luciani habrá querido recordar así también las montañas de su pueblo natal?... Si queremos concluir con una interpretación un poco audaz, digamos que el nuevo Papa, llegado al pie de la montaña de su pontificado y, en su humildad, un poco incierto sobre sus fuerzas, alza los ojos y descubre sobre los montes, como los Reyes Magos, una espléndida luz estelar que le ilumina y le da buena esperanza para llegar a lo alto. Y esto se aplica, en el fondo, a todos nosotros. Que nuestra vida pueda ser una continua ascensión, iluminada por la luz que viene de lo alto, la luz de la fe, la luz de Cristo Señor, la luz que nos den las enseñanzas de Su Vicario en la tierra.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor J Julio Villarreal M » Mar Jun 26, 2012 3:36 pm

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MISA DE COMIENZO DEL MINISTERIO DE SUMO PASTOR
HOMILÍA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO I

Domingo 3 de septiembre de 1978

Enlace:

http://www.vatican.va/holy_father/john_ ... 78_sp.html

Cito los dos últimos párrafos de esta homilía por sentir que son representativas a la forma de coexistir de S. S. Juan Pablo I.

“Venerados hermanos e hijos queridísimos:
En esta celebración sagrada, con la que damos comienzo solemne al ministerio de Sumo Pastor que ha sido puesto sobre nuestros hombros, el primer pensamiento de adoración y súplica se dirige a Dios, infinito y eterno, el cual, con una decisión suya humanamente inexplicable y por su benignísima dignación, nos ha elevado a la Cátedra de San Pedro. Brotan espontáneamente de nuestros labios las palabras de San Pablo: “¡Oh profundidad de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Rm 11, 33)

Rodeado de vuestro amor y sostenido por vuestra oración, comenzamos nuestro servicio apostólico invocando, cual espléndida estrella de nuestro camino, a la Madre de Dios, María, Salus populi romani y Mater Ecclesiae, que la liturgia venera de manera particular en este mes de septiembre.
La Virgen, que ha guiado con delicada ternura nuestra vida de niño, de seminarista, de sacerdote y de obispo, continúe iluminando y dirigiendo nuestros pasos, para que, convertidos en voz de Pedro, con los ojos y la mente fijos en su Hijo, Jesús, proclamemos al mundo con alegre firmeza, nuestra profesión de fe: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16)”.
Amén


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S. S. Juan Pablo I.

Como vemos se invoca como guía a Nuestro Señor Jesucristo y a su Santa Madre la Santísima Virgen María. Inicia su etapa de papado con gran amor a Dios. Se rodea de santidad y solemnidad, que trasmite su pensamiento tan fácil de digerir, que todos nos asombramos por su calidad de Ministerio. Dios guarde su menoría por todo el tiempo.
A pesar de su corto tiempo en la dirección de la santa Iglesia su participación fue alimentadora, llena de esperanza y nos quedo hambre de su saviduria.
J. J. V. M.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mar Jun 26, 2012 8:44 pm

DISCURSOS DE S.S. JUAN PABLO I

NÚMERO 11. LA VIRGEN, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACION EN AMERICA LATINA
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MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

Mensaje a los obispos y fieles del Ecuador

Venerables hermanos y amadísimos hijos del Ecuador:


Con sumo gusto queremos unir nuestra voz a la vuestra, desde esta Roma centro de la catolicidad, para tributar un homenaje de filial devoción y amor a nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen María.

Sabemos que estáis celebrando el III Congreso Mariano Nacional, bajo el lema: El Ecuador, por María a Cristo. Haced de este lema todo un programa de vida y de acción apostólica. María, la Madre de Cristo, Madre de la Iglesia y Madre dulcísima de cada uno de nosotros, sea siempre vuestro modelo, vuestra guía, vuestro camino hacia el Hermano Mayor y Salvador de todos, Jesús.

Y sea también Ella, en este momento difícil y lleno de esperanza, la estrella de la evangelización en Ecuador y en toda América Latina. Con gran afecto paterno y en unión de plegarias os bendecimos a todos, Pastores y fieles del Ecuador, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. amor, su justicia, su salvación, por medio de la palabra y del ejemplo, ante sus vecinos, los pueblos de Asia.

Y sabemos que disponéis de un instrumento excepcional a este respecto: Radio Véritas. Tenemos esperanza firme de que Filipinas utilizará este medio magnífico, y todos los demás a su disposición, para anunciar con la Iglesia entera que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador del mundo.

Enviamos un saludo a todas las Iglesias locales, especialmente a los sacerdotes y religiosos. Les exhortamos a una santidad de vida cada vez mayor, como condición para la eficiencia sobrenatural de su apostolado.

Amamos y bendecimos a las familias de vuestras diócesis y a todo el laicado. Pedimos a los enfermos y minusválidos que comprendan el alcance de su importante papel en el plan de Dios y se den cuenta de lo mucho que depende de ellos la evangelización.

A vosotros, hermanos, os impartimos nuestra bendición apostólica especial pidiendo para vosotros gozo y fortaleza en Jesucristo.
"No anteponer nada al amor de Dios"

PEPITA GARCIA 2
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor Liliana Apolonio » Mar Jun 26, 2012 9:59 pm

Albino Luciani Papa Juan Pablo I
Nació en Forno di Canale (ahora Canale D'Agordo), el 17 de octubre de 1912 . Sus padres fueron : Giovanni Luciani y Bortola Tancon. Tuvo tres hermanos
La niñez de Albino se desarrolló entre la belleza de los valles y montañas de su hogar natal, pasando penurias durante la Primera Guerra Mundial, conociendo de cerca la pobreza. Era un chico inquieto, recio y vivaz . A los 10 años, nació su vocación sacerdotal gracias a la predicación de un fraile capuchino. En 1923, ingresó en el seminario menor de Feltre.
En 1928, Albino Luciani ingresó en el seminario de Belluno. El 7 de julio de 1935 recibió la ordenación sacerdotal.
Se desempeñó como capellán en la parroquia de su pueblo natal y luego en la de Agordo, donde también enseñó religión en el Instituto Técnico Minero.
En 1937, fue nombrado Vicerrector del seminario de Belluno. Fue profesor de Teología Moral y Dogmática, de derecho Canónico e Historia del Arte.
En 1947, obtuvo el Doctorado en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
En 1949, organizó el Congreso Eucarístico de Belluno y apareció su libro " Catequesis en migajas ".
En 1954, fue nombrado Vicario general de la diócesis de Belluno.
El 15 de diciembre de 1958 fue nombrado obispo de Vittorio Veneto. Recibió la consagración episcopal el 27 de diciembre de 1958 de manos de Su Santidad, el Papa Juan XXIII, en la Basílica de San Pedro. Durante 11 años ejerció su ministerio en esta diócesis. En 1962, inició su participación en el Concilio Vaticano II.
" Estoy pensando en estos días que conmigo el Señor actúa un viejo sistema suyo : toma a los pequeños del fango de la calle y los pone en alto; toma a la gente de los campos, de las redes del mar, del lago, y hace de ellos apóstoles. Es su viejo sistema. Ciertas cosas el Señor no quiere escribirlas ni en el bronce, ni en el mármol, sino hasta en el polvo, de modo que, si queda la escritura sin descompaginarse, si dispersarse por el viento, esté bien claro que todo es obra y todo es mérito solamente del Señor (...). En este polvo, el Señor ha escrito la dignidad episcopal de la ilustre diócesis de Vittorio Veneto ".( De la homilía pronunciada el 4/1/59 )
El 15 de diciembre de 1969 fue nombrado Patriarca de Venecia. El Papa Paulo VI lo creó Cardenal del título de San Marcos el 5 de marzo de 1973. Durante 3 años (1973-1976) fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Participó en los Sínodos de los Obispos de 1971,1974 y 1977. En 1976 apareció su libro " Illustrissimi ", recopilación de cartas dirigidas a los más variados personajes de la historia y de la ficción literaria.
" Personalmente, cuando hablo solo con Dios y la Virgen, más que adulto prefiero sentirme niño. La mitra, el solideo, el anillo desaparecen; mando de vacaciones al adulto y también al obispo (...), para abandonarme a la ternura espontánea que tiene un niño delante de papá y mamá (...). El rosario, oración simple y fácil, a su vez, me ayuda a ser niño y no me avergüenzo de ello en absoluto ".( De " Mi rosario " )

El 26 de agosto de 1978, en un cónclave que duró un día, fue elegido como 263º sucesor de San Pedro tomando un nombre doble por primera vez en la historia de los Papas que lo habían precedido. Su ministerio oficial comenzó el 3 de septiembre sucesivo, con una Misa celebrada en la Plaza de San Pedro. Regresó a la Casa del Padre el 28 de septiembre de 1978, treinta y tres días después de su elección.
"Amar significa viajar, correr con el corazón hacia el objeto amado (...) Amar a Dios es, por tanto, viajar con el corazón hacia Dios. Un viaje bellísimo (...) El amor a Dios es también viaje misterioso, es decir, uno no lo emprende si Dios no toma la iniciativa primero (...) Esto quiere decir, amar a Dios no poco sino muchísimo; no detenerse en el punto a que se ha llegado sino, con su ayuda, avanzar en el amor".( Homilía de la audiencia general del 27/9/78 )

Desde 1935 hasta 1978 en que fue elegido Papa, desarrolló una actividad pastoral intachable.
Fueron treinta y tres días de Pontificado, y, al decir de Gloria Molinari, autora de una página de internet en su memoria puedo rescatar con emoción sus palabras:
El propósito de esta página es rendir homenaje a una persona que puso el Señor en la Iglesia para iluminarla, para guiarla, para ser ejemplo de vida cristiana, de santidad, de humildad. El cardenal Confalonieri dijo, el día de los funerales del Papa Luciani, que " ha pasado por la Iglesia y por el mundo como un cometa vertiginoso que deja una ráfaga de luz inextinguible, como un relámpago de esperanza que deja encendidos los corazones ..."
¿ Qué dejó a su paso este " cometa de Dios " ? Nos dejó con ganas de ser más buenos, de amar más al Señor, a la Iglesia, al prójimo. Hay historias de llamadas al sacerdocio, de gracias recibidas por su intercesión, de curaciones, de conversiones. Y ésto último me toca muy de cerca, ya que pasé casi cinco años alejada de la Iglesia. A partir de su pontificado, de su ejemplo, mi vida cambió y, desde entonces, nunca más abandoné mi fe católica.
Quiero dar gracias a Dios por haber puesto a Juan Pablo I como maestro y pastor de la Santa Madre Iglesia.
¿ Quién dijo que sus 33 días no fueron necesarios ? " Mis caminos no son los vuestros ", dice el Señor.

Rescato algunas anécdotas de su vida pastoral y de cuando fue elegido Papa:

El 14 de noviembre de 1976, el Patriarca Luciani había sido invitado a presidir una celebración en Frassinelle Polesine por el XXV aniversario del aluvión del Po. "Llegó a mi parroquia para recordar en la fe a las 84 víctimas del "camión de la muerte" y para dar gracias junto a los obispos, a los párrocos y a tanta gente por la solidaridad humana
que se volcó en el Polesine con ese sacrificio. Llovía. Me quedé duro cuando vi
a don Diego - su nuevo secretario - llegar delante de la iglesia sin el
Patriarca. Entrando en el pueblo, en efecto, había pedido de hacer un poco de
camino a pie "para desentumecerse las piernas". Un modo como otro de romper el
protocolo y llegar a la iglesia mezclado entre la gente"

Los apuntes del Papa por los techos
A Albino Luciani, "convertido en Papa, el médico le había aconsejado pasear, por lo menos, una vez al día, pero los primeros días habían estado llenos de audiencias y tareas oficiales. Así, uno de los colaboradores le recordó al nuevo Papa que, encima del palacio
apostólico, había un pequeño jardín donde iba Paulo VI en los últimos años. . Quería irlo a ver y se llevó también trabajo para hacer. Llegado al lugar, se puso a admirar la plaza que había abajo y la ciudad de Roma; más bien, dejó las hojas de un discurso importante que estaba preparando sobre la mesa del jardín para observar libremente el panorama. Cuenta sor Vincenza que, mientras el Papa miraba con la simplicidad de un niño la gran ciudad, una ráfaga de viento hizo volar por todas partes las hojas del discurso : "¡ Socorro !", empezó a gritar, riéndose, el Papa. Llegaron bastantes para ayudarlo. Y,
mientras algunos se subían a los techos y  otros bajaban a la plaza, el
Papa comentaba : "¿Ve, hermana, el fin que tienen las palabras ?... también las
del Papa. ¡ Son los hechos que cuentan !".

Campanadas de fiesta

Acerca de la acogida y la fiesta
dispensada al obispo Luciani cuando estaba de visita en una parroquia. La "fiesta" continuaba, no sólo en el "centro" sino también en los oratorios y las comunas (...). Y, de frente a tanto entusiasmo y honor, Luciani se comentaba a sí mismo : "Me parece ser un arlequín falso príncipe : soy hijo de emigrantes; soy hijo de humilde y pobre gente; me avergüenzo de tanta fiesta por mí. Pasaría mejor un poco de tiempo a rezar en la iglesia. Un poco de rojo nos lo ponemos si sirve para entrar en el Paraíso. I putèi vol al roso " (A los niños lesgusta el rojo) "Excelencia, la gente quiere que Ud. se ponga encima todo el rojo, que se vea que Ud, es obispo" "Pero, don ... no es necesario; de todos modos, necesito tratar de parecerme al asno que llevaba a Jesús el día del ingreso a Jerusalén ..."

Simplicidad y reconocimiento

Un episodio en Villa Immacolata.
"Una mañana voy con la Loretta, una chica que colabora en la Casa de ejercicios,
a la habitación del cardenal para las normales tareas de limpieza. Algún
instante después llega también él : "Eminencia - le digo - entre, que nosotras
regresamos luego". "No, no - responde - hagan lo que tienen que hacer, quédense
adentro, yo me quedo sentado aquí". No hubo modo de convencerlo, y se quedó
afuera sentado esperando. La cosa se repitió otras veces
Lo vi la última vez al terminar los ejercicios
de los obispos del Triveneto en junio del '78. Vino a saludar a nosotras las
monjas de la cocina : "Siente - dijo sonriendo - qué buen olorcito; qué bellas
cacerolas. Gracias por todo, ¿ saben ? No soy ni siquiera digno". Salió por la
puerta de servicio

"La Difesa del popolo",
Llegamos a las 16:30 para entrar al cónclave. Mi celda era la número 88; formaba una suite con la 86, que había sido asignada al cardenal Duval. Por suerte, era una de las celdas que tenían agua corriente. El cardenal Luciani, como muchos otros, tenía que ir a buscar agua con una palanganaNuestra suite hasta tenía una ducha, ¡ el último lujo ! Los cardenales Silva y Landázuri, muy humildemente, habían pedido el favor de usarla, por lo que yo estaba feliz de accederMi celda era una especie de sauna. Es difícil describir qué es dormir dentro de un horno; es suficiente para enfermar a alguien completamente. La única ventana se encontraba herméticamente sellada. El segundo día, con toda la fuerza, rompí los sellos. ¡ Finalmente oxígeno Luego, llegó el gran día. La primera votación ha proporcionado un amplio rango de nombres. En la segunda, se ha reducido un poco. En la tercera, comenzamos a ver la luz del alba y la cuarta votación trajo la plena luz del amanecer : Juan Pablo I ha sido elegido Enseguida, todos nosotros fuimos a abrazar al nuevo Papa, mientras él exclamaba : "Dios os perdone lo que habéis hechos". Esta ocurrencia llegó a la prensa, que, equivocadamente, la tomó como un reproche Luego seguimos a Papa hacia la logia para dar su primera bendición. Luego, él regresó para cenar con nosotros y ha tenido tiempo para charlar con cada uno A los postres, un cardenal americano era el cardenal español Tarancónha pedido al nuevo Papa permiso
para fumar, algo contrario al protocolo. El Papa parecía muy solemne; tenía todos en vilo, mientras pensaba un poco la cosa; finalmente dijo : "Eminencia,Ud. puede fumar, con una condición : ¡ el humo tiene que ser blanco !"
Naturalmente, hubo muchas risas

Y con respecto a “Sus cartas” escritas a personajes admirados por él, rescato ésta a “Pinocho”, la cual es un mensaje cargado de enseñanzas para los jóvenes y un llamado de atención para sus educadores.

CUANDO TE ENAMORES
No podría decirte cuánto me gustaron ni cuántas veces he vuelto a leerlas desde entonces. La verdad es que en ti, niño, me reconocía a mí mismo; en tu ambiente, mi
ambiente.
¡Cuántas veces corrías por el bosque, a través de los campos, por la playa, por las
calles! Y contigo corrían la Zorra y el Gato, el perro Medoro, los niños de la batalla de los libros. Parecían mis carreras, mis compañeros, las calles y los campos de mi aldea.
Corrías a ver los carromatos que llegaban a la plaza; también yo. Te quejabas, retorcías la boca, metías la cabeza bajo las sábanas antes de beber la amarga medicina; también yo. La rebanada de pan con mantequilla por los dos lados, el pastel de canela, el terrón de azúcar y, en algunos casos, hasta un huevo, una pera, o incluso sus mondaduras, representaban un manjar delicioso para ti, glotón y hambriento como estabas; lo mismo me pasaba a mí.
También yo, al ir y venir de la escuela, me veía enzarzado en "batallas": con bolas de nieve en invierno; a puñetazos y patadas en todas las estaciones del año; unas veces "encajaba"; otras, daba, tratando siempre de equilibrar el "haber" con el "debe" y de no lloriquear en casa, donde, si me hubiera quejado, me habrían quizá dado "el resto".
Y ahora has vuelto. Ya no hablas desde las páginas del libro, sino desde la pantalla de TV. Pero sigues siendo el mismo niño de otro tiempo. Yo,en cambio, he envejecido. Me encuentro ya, si se puede hablar así, al otro lado de la barricada. Ya no me reconozco en ti, sino en tus consejeros: el maestro Gepeto, Pepe Grillo, el Mirlo, el Papagayo, Luciérnaga, el Cangrejo, la Marmota.
Ellos intentaron - ¡ay!, sin éxito, excepto en el caso del Atún - darte consejos para tu vida de niño. Yo intento dártelos para tu futuro de muchacho y de joven. ¡Mucho cuidado! ¡Ni se te ocurra tirarme a mí también el martillo, porque no estoy dispuesto a acabar como el pobre Pepe Grillo!
¿Te has dado cuenta de que no he nombrado al Hada entre tus "consejeros"? No me gusta su sistema. Cuando te persiguen los asesinos, llamas desesperado a su puerta; ella se asoma a la ventana con su rostro blanco, como una figura de cera, se niega a abrirte y deja que te cuelguen de un árbol. Te libra, sí, más tarde, de la encina, pero luego te gasta la pesada broma de meter en tu cuarto de enfermo a aquellos cuatro conejos, negros como el betún, con un pequeño ataúd a sus espaldas. Aún más. Escapado por milagro de la sartén del Pescador verde, vuelves a casa aterido de frío cuando la noche está ya entrada y el agua cae a cántaros sobre tus espaldas. El Hada hace que te encuentres con la puerta cerrada y, tras muchas llamadas desesperadas, te envía al Caracol, que tarda nueve horas en bajar desde el cuarto piso y en llevarte - medio muerto como estás de hambre -un pan de yeso, un pollo de cartón y cuatro melocotones de alabastro pintados al natural.
Bueno, no se trata así a los niños que se equivocan, sobre todo si están entrando, o
han entrado ya, en la edad llamada preciosa o, también, difícil que va de los 13 a los 16 años, y que de ahora en adelante será la tuya, Pinocho.
La probarás: edad difícil, tanto para ti como para tus educadores. Ya no eres un niño, y rechazarás la compañía, las lecturas, los juegos de los pequeños; pero tampoco eres un hombre, y te sentirás incomprendido y casi rechazado por los adultos.
Y mientras pasas por la extraña experiencia de un rápido crecimiento físico, tendrás la impresión de encontrarte de improviso con unas piernas kilométricas, unos brazos de Briareo y una voz extrañamente cambiada, insólita, irreconocible. Sentirás una fuerte necesidad de afirmar tu “yo”: por una parte, entrarás en conflicto con el ambiente de la familia y del colegio; por otra, entrarás a velas desplegadas en la solidaridad de las "pandillas". Por un lado, exiges independencia de la familia; por otro, tienes hambre y sed de ser aceptado por tus compañeros y de depender de ellos.
¡Cuánto miedo a ser distinto de los demás! Adonde va la pandilla, allí quieres ir también tú. Los chistes, el lenguaje y los pasatiempos de los demás los haces tuyos. Vistes como ellos visten: un mes, todos en sweater y vaqueros; al siguiente, todos con cazadoras de cuero, pantalones de color, cordones blancos sobre botas negras. En unas cosas, anticonformistas; en otras, sin daros siquiera cuenta, conformistas al cien por ciento. ¡Y de humor mudable! Hoy, tranquilo y dócil, como cuando tenías 10 años; mañana, arisco como un ulceroso de 70. Hoy quieres ser aviador, mañana estás decidido a ser actor de teatro. Hoy, audaz y despreocupado; mañana, tímido y casi ansioso. ¡Cuánta paciencia, cuánta indulgencia, cuánto amor y comprensión deberá tener contigo el maestro Gepeto!
Hay más: te volverás introspectivo, es decir, comenzarás a mirar dentro de ti y descubrirás cosas nuevas. Aflorará en ti la melancolía, la necesidad de soñar con los ojos abiertos, el sentimiento e incluso el sentimentalismo. Y hasta podrá ocurrir que, en séptimo u octavo de EGB, te "enamores",como el joven David Copperfield, que decía: "Adoro a miss Shepherd. Es una chica de chaquetilla corta, cara redonda y cabellos rizados. Cuando estoy en la iglesia, no puedo leer el misal porque tengo que mirar a miss Shepherd. Pongo a miss Shepherd entre los miembros de la familia real..., en mi cuarto a veces me siento impulsado a exclamar: '¡Oh, miss Shepherd!'... Me gustaría saber por qué he regalado secretamente a miss Shepherd doce nueces. No son un símbolo de afecto... y, sin embargo, siento que es un regalo que le va bien. También doy a miss Shepherd insípidas galletas e innumerables naranjas... Miss Shepherd es la única visión que invade mi alma".
¿Cómo es posible que, en el espacio de unas pocas semanas, rompa con ella? Se dice por
ahí que prefiere al señorito Jones... Un día miss Shepherd hace un gesto al pasar a mi lado y se ríe con su amiga. Todo ha terminado. La devoción de toda una vida ha desaparecido. Miss Shepherd sale de la función religiosa de la mañana dominical, y la familia real ya no la reconoce
Le pasó a Copperfield. Les pasa a todos. ¡Te pasará también a ti, Pinocho!
Pero ¿cómo te ayudarán tus "consejeros"?
Durante el "fenómeno de crecimiento", tu nuevo Pepe Grillo debería ser el viejo Vittorino de Feltre, un pedagogo que quiso mucho a los niños de tu edad y que dio una gran importancia en la educación a los ejercicios al aire libre.
La equitación, el salto, la natación, la esgrima, la caza, la pesca, el tiro al arco, el canto. Pretendía, con estos medios, crear un ambiente sereno en su "Casa alegre" y dar una salida útil a la exuberancia física de sus jóvenes alumnos. De muy buen grado habría hecho suyo lo que más tarde diría Parini: ¿Qué no podrá hacer un alma audaz si tiene vida en miembros fuertes?
Luego, tu amigo Atún, que te llevó sano y salvo a la orilla cuando saliste del vientre del tiburón podrá ayudarte, con su calma y fuerza persuasiva, en la próxima crisis de la autoafirmación de que te he hablado.
Hoy, el sueño de vosotros jóvenes no es sólo el automóvil. Vosotros soñáis con todo un garaje de autos morales: autoelección, autodecisión, autogobierno, autonomía. Hace muy poco, unos muchachos de Bolzano comenzaron una autoescuela dirigida por ellos mismos.
Justo, diría con su típica calma el sabio Atún, llegar a la autodecisión. Pero poco a poco, paso a paso. No se puede pasar de repente de la total obediencia de niño a la plena autonomía de adulto". Ni se puede usar hoy, para todo, el método duro de un tiempo. A medida que vayas creciendo en edad, Pinocho, crecerá en ti el deseo de autonomía. Pues, bien, haz que crezca también - con la ayuda externa de buenos educadores - la recta conciencia de tus derechos y deberes; haz que crezca el sentido de la responsabilidad, para usar bien de la tan deseada autonomía.
Escucha cómo eran educados, hace más de un siglo, los hermanos Visconti - Venosta. Uno
de ellos, Giovanni, era escritor; el otro, Emilio, un político de nuestro Risorgimento:
"Uno de los métodos de educación de mi padre consistía en estar con sus hijos el mayor tiempo posible, en exigirnos una confianza ilimitada, devolviéndonos mucha por su parte, y en considerarnos como personas un poco superiores a nuestra edad. Así inculcaba en nosotros el sentido de la responsabilidad y del deber. Nos trataba como a hombres pequeños, cosa que nos halagaba bastante. Por ello nos esforzábamos también por estar a la altura".
En tu viaje hacia la autonomía, chocarás quizá, querido Pinocho, como casi todos los jóvenes entre los 17 y los 20 años, con un difícil escollo: el problema de la fe.
Respirarás, en efecto, objeciones antirreligiosas como se respira el aire, en el colegio, en la fábrica, en el cine, etc. Si tu fe es un montón de buen trigo, vendrá todo un ejército de ratones a tomarlo por asalto. Si es un traje, cien manos tratarán de desgarrártelo. Si es una casa, el pico querrá derribarla piedra a piedra. Tendrás que defenderte: hoy, de la fe sólo se conserva lo que se defiende.
Y ten presente dos cosas..toda certeza merece estima, aunque no comparta la evidencia de la matemática.
La existencia de Napoleón, César o Carlomagno no goza de la certeza del 2 + 2 = 4, pero no por ello deja de ser cierta con una certeza humana, histórica. Del mismo modo es también cierto que existió Cristo, que los apóstoles lo vieron muerto y luego resucitado.
Segunda cosa: al hombre le es necesario el sentido del misterio. De nada sabemos todo, decía Pascal. Sé muchas cosas de mí mismo, pero no todo. No sé exactamente qué es mi vida, mi inteligencia, el grado de mi salud, etc. ¿Cómo puedo entonces pretender
comprender y saber todo de Dios?
Las objeciones más frecuentes que oirás irán dirigidas contra la Iglesia. Podrá
quizá ayudarte una anécdota contada por Pitigrilli. En Londres, en Hyde Park,un predicador está hablando al aire libre. De cuando en cuando lo interrumpe un
individuo despeinado y sucio. "La Iglesia existe desde hace ya dos mil años - salta de repente el individuo - y el mundo está todavía lleno de ladrones, de adúlteros, de asesinos". "Tiene usted razón – responde el predicador -. Pero hace también dos millones de siglos que existe el agua en el mundo y mire cómo tiene usted el cuello".
En otras palabras: ha habido malos Papas, malos sacerdotes, malos católicos. Pero
¿qué significa eso? ¿Que se ha aplicado el Evangelio? No, todo lo contrario. En esos casos no se ha aplicado el Evangelio.
Pinocho mío, sobre los jóvenes hay dos frases famosas. Te recomiendo la primera, de
Lacordaire: "Ten una opinión y hazla valer". La segunda es de Clemenceau, y no te la recomiendo en absoluto: "No tiene ideas, pero las defiende con ardor”
¿Puedo volver a David Copperfield? El recuerdo de miss Shepherd se ha alejado de él,
desde hace algún tiempo, y David, ahora con 17 años, se vuelve a enamorar.Esta vez adora a la señorita Larkins. Se siente feliz con tal de poder hacerle una reverencia cada día. Sólo encuentra alivio si se pone los mejores trajes y se limpia continuamente los zapatos. Sueña: «¡Ay!, si mañana viniera Larkins padre y me dijera: 'Mi hija me ha contado todo. Toma 20 mil libras esterlinas. Sed felices'». Sueña con su tía, que se emociona y bendice su matrimonio. Pero, mientras él sueña, la chica se casa con un cultivador de lúpulo.
David pasa dos semanas hundido: se quita el anillo, se pone los peores trajes, deja de
darse brillantina, no se limpia ya los zapatos.
Más tarde llegó el flechazo de Dora: "Era un ser sobrehumano para mí. Era un hada, una sílfide... no sé qué era... todo lo que nadie ha visto jamás...Quedé engullido por un abismo de amor en un instante... precipitado, de cabeza, antes de haberle dicho una sola palabra
Son citas transparentes: a través de ellas se vislumbran los problemas del amor y del noviazgo, para el que deberás también prepararte, querido Pinocho. Sobre este punto, algunos defienden hoy una moral muy permisiva. Pero, aún admitiendo que en el pasado se ha sido un poco demasiado rígidos en este tema, los jóvenes no deben aceptar esa permisividad. Su amor debe ser con A mayúscula,hermoso como una flor, precioso como una joya, y no vulgar como un fondo de vaso.
Conviene que acepten imponerse algún sacrificio y mantenerse alejados de personas,
lugares y diversiones que les sirvan de ocasión de mal. "No tenéis confianza en mí", dices, "Sí, la tenemos, pero no es desconfianza recordar que todos estamos expuestos a tentaciones. Y sí es, en cambio, amor
quitar del camino, al menos, las tentaciones innecesarias".
Mira a los automovilistas: encuentran policías de tránsito, semáforos, pasos peatonales, sentidos únicos, prohibiciones de estacionamiento, cosas todas que, a primera vista, parecen fastidios y límites contra el conductor, cuando en realidad están ahí en su favor, porque lo ayudan a conducir con mayor seguridad
Y, si un día tienes novia - Shepherd o Larkins o Dora -, respétala. Defiéndela de ti mismo. ¿Quieres que se conserve intacta para ti? Muy bien, pero tú consérvate del mismo modo para ella y no hagas caso de ciertos amigos que cuentan sus "hazañas", alardeando y creyéndose "unos machotes" por sus aventuras con mujeres. El verdadero "machote", el hombre fuerte, es el que sabe conquistarse a sí mismo y toma su puesto en las filas de los jóvenes, que son la aristocracia de las almas. Mientras se es novio, el amor debe procurar no tanto el placer sensual cuanto la alegría espiritual y sensible; ha de manifestarse de manera afectuosa, sí, pero correcta y digna.
Consejos parecidos han de impartirse también a la otra parte, con tal que sepa aguantar
los "sermones".
Querida Dora (o señorita Larkins o Shepherd) - le dice su madre -, déjame que te recuerde una ley biológica. La chica, por lo general, tiene mayor dominio de sí que el chico en el aspecto sexual. Si el hombre es más fuerte físicamente, la mujer lo es espiritualmente. Podría casi decirse que Dios decidió hacer depender la bondad de los hombres de la de la mujer. Mañana dependerán un poco de ti el alma de tu marido y las de tus hijos. Hoy, la de tus amigos y la de tu novio. Debes, pues, tener sentido común por dos y saber decir que no en ciertas cosas, incluso cuando todo parecería invitar a decir que sí. El novio mismo, si es bueno, te lo agradecerá en sus mejores momentos y se dirá: 'Mi Dora tiene razón. Tiene una conciencia y la obedece. Mañana me será fiel'. La novia demasiado fácil, en cambio, no ofrece las mismas garantías y corre el riesgo de sembrar desde ahora, con su condescendencia demasiado despreocupada, semillas peligrosas, de las que brotarán en un futuro celos y sospechas por parte del marido".
Aquí paro, Pinocho, pero no me salgas ahora con que no venía a cuento hablar de Dora. Cuando eras niño, tenías al Hada, primero como hermana y luego como madre. Ahora eres adolescente y joven; la única hada que puede hacerte compañía es una novia o una esposa. ¡A no ser que quieras meterte a cura!
Pero,no te veo la vocación
Junio
1972
PINOCHO Inmortal personaje del cuento homónimo del escritor florentino
Una vez crecidos, los "Pinochos" de hoy (los niños) deberán vérselas con el problema del amor. Sobre este punto, algunos defienden una amplia permisividad, pero los jóvenes no deben aceptarla: su amor debe ser hermoso como una flor.
Liliana Apolonio
 
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor Angeles Reese » Mar Jun 26, 2012 10:05 pm

ALBINO LUCIANI ... EL PAPA DE LA SONRISA O EL PAPA DE LOS NIÑOS

Imagen

Albino Luciani fue el primer pontífice nacido en el siglo XX. Hijo de Giovanni Luciani y Bortola Tancon, nació en una pequeña localidad italiana llamada Canale d'Agordo, Belluno (en esa época conocida como Forno di Canale) el 17 de octubre de 1912. Fue bautizado por la matrona que ayudó en el parto, ya que se temía que muriera. Su bautismo fue formalizado dos días después por el párroco del pueblo, Achille Ronzon. Fue el mayor de cuatro hermanos del matrimonio Luciani; los otros hermanos fueron Edoardo, Nina y Federico, que falleció a corta edad. La familia de Luciani, de extracción humilde, pasó penurias durante la Primera Guerra Mundial.
Cuando tenía 6 años, recibió el sacramento de la confirmación de manos del obispo Giosuè Cattarossi. A los diez años, su madre murió y su padre contrajo nuevas nupcias con una mujer de gran devoción; fue entonces cuando nació su vocación sacerdotal, según él declaró, gracias a la predicación de un fraile capuchino.
muchas veces, los periodistas han hablado de la pobreza de mi infancia. Pero ninguno podría llegar a sospechar jamás el hambre que yo he conocido. (Albino Luciani)

Imagen su casa natal



El Vaticano afirma que Juan Pablo I falleció de un infarto en su cama, y que no se llevó a cabo autopsia alguna por la oposición de sus familiares. Algunos aspectos de esta declaración oficial, sin embargo, se vieron contradichos más tarde: no fue el irlandés John Magee (posteriormente obispo), quien fuera secretario personal de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, la primera persona en hallar el cadáver del Pontífice, sino una de las religiosas que se encargaban del trabajo doméstico, como se supo en 1988; la familia del fallecido Papa reveló en 1991 que la muerte no le sobrevino en la cama, sino en su escritorio; y además, sí se le habría realizado una autopsia, según otros informes. Estas incoherencias oficiales, junto a otros factores de índole económica, han dado origen a teorías conspirativas que apuntan a un envenenamiento del Pontífice.
Juan Pablo I pretendía ahondar en las reformas iniciadas por Juan XXIII. La clarificación de las cuentas vaticanas era una de sus prioridades. Mientras fue Patriarca de Venecia, en 1972, la Banca Vaticana vendió al Banco Ambrosiano (propiedad de Roberto Calvi) la Banca Cattolica del Veneto, sin consultar al obispado metropolitano de Venecia, del cual monseñor Albino Luciani era jerarca. El responsable de esta acción fue el arzobispo Marcinkus, lo cual llevó a ciertas desavenencias entre Luciani (aún no nombrado papa), y el norteamericano responsable de la dudosa administración Vaticana de entonces. La Banca Cattolica del Veneto estaba especializada en préstamos con bajos tipos de interés hacia los más necesitados; quizá por esto el Papa Luciani tomó cartas en el asunto. Giovanni Benelli, sustituto del Secretario de Estado Vaticano le cuenta que existe un plan entre Roberto Calvi, Michele Sindona y Marcinkus para aprovechar el amplio margen de maniobra que tiene el Vaticano: “evasión de impuestos, movimiento ilegal de acciones”. La reacción de Luciani, recogida en el libro “Con el corazón puesto en Dios: intuiciones proféticas de Juan Pablo I”, es de una enorme decepción.
El 9 de mayo de ese mismo año de la muerte de Juan Pablo I 1978, había sido asesinado el Primer Ministro de la República Italiana, Aldo Moro, líder del Partido Demócrata Cristiano. Las extrañas circunstancias del deceso de Albino Luciani (un ataque cardíaco, para alguien que gozaba de buena salud), y otros sucesos misteriosos, como que la defunción no fuese certificada por el forense vaticano, sino por otro, y lo precipitado de su embalsamamiento, dispararon la teoría de que en realidad Juan Pablo I fue asesinado. La doble confesión de la religiosa, Sor Vicenza Taffarel, quien encontró el cadáver del pontífice (en una primera versión: vestido aún, en su baño, posiblemente en el piso, donde vomitó; y la otra: en su cama, con documentos desordenados y las gafas caídas de su rostro, ya despojado del hábito papal) inducen a pensar que fue envenenado.

Imagen
Angeles Reese
 
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor Angeles Reese » Mar Jun 26, 2012 11:00 pm

Imagen Imagen Imagen

Juan Pablo I
Papa de la Iglesia católica
26 de agosto de 1978 - 28 de septiembre de 1978

Ordenación 7 de julio de 1935
por Beniamino Pizziol

Consagración episcopal 15 de diciembre de 1958
por Juan XXIII

Proclamación cardenalicia 5 de marzo de 1973
por Pablo VI

Secretario Diego Lorenzi



Predecesor Pablo VI Imagen



Sucesor Juan Pablo II Imagen

Información personal
Nombre secular Albino Luciani Tancon

Nacimiento Canale d'Agordo, Italia
17 de octubre de 1912

Fallecimiento Ciudad del Vaticano, Vaticano
28 de septiembre de 1978 (65 años)


Imagen

Juan Pablo I (en latín: Ioannes Paulus PP. I),fue el papa n.º 263 de la Iglesia católica en 1978
Último pontífice italiano hasta la fecha.
Actualmente se encuentra en proceso de beatificación.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor anacerini » Mié Jun 27, 2012 7:52 am

Amigos: el Papa Luciani, Juan Pablo I, siempre lo he admirado.Por sus homilías,aunque por corto tiempo, sus dichos, sus vinculaciones, su procedencia.
Les cuento que un día luego de su asunción, mientras manejaba el auto en Paraná,. a una velocidad muy baja, porque lo hacia dentro de la ciudad, iba pensando en sus enseñanzas y su sonrisa bondadosa.La verdad es que el auto delantero frenó y lo choque. Al llegar a casa mi marido me preguntó que me había pasado y le conté que estaba pensando en el amor que el nuevo papa trasmitía.No fue tan grande lo que tuve que arreglar, pero hasta hoy recuerdo la emoción que tenía mientras marchaba pensando en el.Luego la sorpresa enrome de las decisiones del Padre Eterno que tan pronto quiso llevarlo a la eternidad a compartir con el el Cielo.
mil bediciones a todos. Ana Cerini
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor Betancourt » Mié Jun 27, 2012 12:29 pm

JUAN PABLO I

ÁNGELUS

Domingo 27 de agosto de 1978


"Ayer por la mañana, fui a la Sixtina a votar tranquilamente. Nunca habría imaginado lo que iba a suceder. Apenas comenzó el peligro para mí, los dos colegas que tenía al lado me susurraron palabras de ánimo. Uno me dijo: «ánimo, si el Señor da un peso, dará también las fuerzas para llevarlo» Y el otro compañero: «no tenga miedo, en el mundo entero hay mucha gente que reza por el nuevo Papa». Al llegar el momento, he aceptado.

Después vino la cuestión del nombre, porque preguntan también qué nombre se quiere tomar, y yo había pensado poco en ello. Hice este razonamiento: el Papa Juan quiso consagrarme él personalmente aquí, en la basílica de San Pedro. Después, aunque indignamente, en Venecia le he sucedido en la cátedra de San Marcos, en esa Venecia que todavía está completamente llena del Papa Juan.

Lo recuerdan los gondoleros, las religiosas, todos. Pero el Papa Pablo, no sólo me ha hecho cardenal, sino que algunos meses antes, sobre el estrado de la plaza de San Marcos, me hizo poner completamente colorado ante veinte mil personas, porque se quitó la estola y me la puso sobre los hombros.

Jamás me he puesto tan rojo. Por otra parte, en quince años de pontificado, este Papa ha demostrado, no sólo a mí, sino a todo el mundo, cómo se ama, cómo se sirve y cómo se trabaja y se sufre por la Iglesia de Cristo. Por estas razones dije: me llamaré Juan Pablo.

Entendámonos, yo no tengo la sapientia cordis del Papa Juan, ni tampoco la preparación y la cultura del Papa Pablo, pero estoy en su puesto, debo tratar de servir a la Iglesia. Espero que me ayudaréis con vuestras plegarias".



© Copyright 1978 - Libreria Editrice Vaticana

Comentario: En este su primer Angelus, luego de ser elegido Papa reflexiona sobre su elección y habla de lo que lo diferencia de sus antecesores.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor elizabeth butron3 » Mié Jun 27, 2012 2:17 pm

Hola! Un corto papado y mucho que aprender de S.S.Juan Pablo I. El Papa de la sonrisa, el Papa de los niños... Y con un buen programa "el programa del Espíritu Santo" que sin duda le acompañó durante todo su breve desempeño. Desde el principio estuvo dispuesto a seguir las líneas fundamentales de sus predecesores. Un Papa humilde que vino a ser párroco del mundo. ¡Es posible ser cristiano hoy! Me ha ilustrado mucho conocer la vida de S.S. Juan Pablo I; sin ustedes ni hubiera sido posible. Gracias también a todas las notas de los compañeros.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor elizabeth butron3 » Mié Jun 27, 2012 2:45 pm

Hola Hini: Estas cartas de su libro Ilustrísimos Señores son una verdadera joya! Son tremendamente actuales. Qué bueno quenos has puesto una selección. Gracias.
elizabeth butron3
 
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor Silviamaria » Mié Jun 27, 2012 3:50 pm

Buenas tardes: mi comentario:
Juan Pablo I, hasta la fecha, el último Papa italiano. Aunque estuvo poco tiempo ejerciendo su pontificado, muy admirado y respetado. El Papá de la sonrisa, siempre lo recordaré. En sus obras refleja su dulzura y espontaneidad para con los demás. Habla con sencillez de la realidad y los problemas del mundo en la época que le tocó vivir. Hombre de mucha Fe y comprometido con los humildes.
Saludos a todos.
Silviamaria
 
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor maycito » Mié Jun 27, 2012 4:04 pm

Albino Luciani - Cardenal Joseph Ratzinger (2003)


El verano de 1978 no fue un verano como los demás para la Iglesia católica. En pocas semanas los cardenales se tuvieron que reunir dos veces en cónclave para elegir al sucesor de Pedro. El 6 de agosto, después de quince años de pontificado, fallecía Pablo VI, que iba a cumplir 81 años el 26 de septiembre. El 26 de agosto, tras un rápido cónclave –dos días y cuatro votaciones– los cardenales eligieron Papa al patriarca de Venecia Albino Luciani, que tomó el nombre de Juan Pablo I. Hubiera cumplido 66 años el 17 de octubre. Pero no celebró ese cumpleaños. Su pontificado duró 33 días. En la madrugada del 28 de septiembre el nuevo Pontífice fue hallado exánime en su dormitorio. El Sagrado Colegio, pues, se volvió a reunir para el cónclave que el 16 de octubre –tras ocho votaciones en tres días– eligió al arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, de 58 años, que con el nombre de Juan Pablo II se convirtió en el primer Papa polaco de la historia y primer no italiano después de 456 años.



Para recordar, veinticinco años después, los dramáticos acontecimientos de aquel verano, 30Días le ha pedido su testimonio al cardenal Joseph Ratzinger, de 76 años, sin duda el más conocido de los 21 purpurados del actual Sagrado Colegio que participaron en los dos cónclaves de 1978. Con el purpurado alemán hemos hablado también de sus coloquios y entrevistas con el papa Montini y con Luciani entre 1977 y 1978.



El cardenal Joseph Ratzinger no necesita muchas presentaciones. Teólogo famoso desde la época del Concilio Vaticano II, fue nombrado arzobispo de Múnich y Freising y creado cardenal en 1977 por Pablo VI, y actualmente es el único purpurado europeo creado por el papa Montini que participaría en un eventual cónclave. En 1981 el papa Wojtyla lo llamó a Roma y desde entonces preside la Congregación para la doctrina de la fe, la Pontificia Comisión bíblica y la Comisión teológica internacional. Es el más longevo de los jefes de dicasterio de la Curia romana. Fue elegido vicedecano del Sagrado Colegio en noviembre de 1998 y decano a finales del año pasado.




Eminencia, el 24 de marzo de 1977 Pablo VI le nombró arzobispo de Múnich, tres meses después le creó cardenal…

Card. Ratzinger: Dos o tres días después de mi consagración episcopal del 28 de mayo me informaron de mi nombramiento a cardenal, que coincidía casi con la ordenación sacramental. Para mi fue una gran sorpresa. Todavía sigo sin explicármelo. Sé que Pablo VI tenía presente mi trabajo como teólogo. Y unos años antes, quizá en 1975, me había invitado a predicar los ejercicios espirituales en el Vaticano. Pero no me sentía lo suficientemente seguro ni de mi italiano ni de mi francés como para preparar y atreverme con una aventura semejante, así que dije que no. Pero es una prueba de que el Papa me conocía. Quizá en esta historia tuvo algo que ver monseñor Karl Rauber, hoy nuncio en Bélgica, entonces estrecho colaborador del Substituto Giovanni Benelli. De todos modos, el hecho es que, me han dicho, ante la terna para el nombramiento de arzobispo de Múnich y Freising el Papa eligió personalmente mi pobreza.


El del 27 de junio de 1977 fue un “miniconsistorio” con sólo cinco nuevos cardenales…

Card. Ratzinger: Sí, éramos un pequeño grupo, interesante y simpático. Estaba Bernardin Gantin, el único aún con vida además del que habla. Y luego Mario Luigi Ciappi, el teólogo de la Casa pontificia, Benelli naturalmente, y Frantisek Tomasek que había sido nombrado in pectore el año anterior y que recibió la púrpura con nosotros.


Se dice que fue Benelli, que había sido nombrado arzobispo de Florencia el 3 de junio, quien “eligió” los nombres de este “miniconsistorio”…

Card. Ratzinger: Puede ser. Nunca he tenido ganas, ni tampoco ahora, de indagar sobre estas cosas. Respeto la Providencia; cuáles fueron los instrumentos de la Providencia es algo que no me interesa.


¿Qué recuerda de aquella ceremonia?

Card. Ratzinger: Durante la entrega de la birreta en la Sala Pablo VI tuve una gran ventaja respecto a los otros nuevos cardenales. Ninguno de los cuatro cardenales tenía consigo una gran familia. Benelli había trabajado durante muchos años en la Curia y no era muy conocido en Florencia, así que no eran muchos los fieles procedentes de la capital toscana; Tomasek –aún existía el telón de acero– no podía tener acompañadores; Ciappi era un teólogo que había trabajado siempre, por así decir, en su isla; Gantin es de Benin y desde África no es fácil llegar a Roma. Yo, en cambio, tuve mucha gente: la sala estaba casi llena de personas que venían de Múnich y de Baviera.


Dejó bien puesta la bandera…

Card. Ratzinger: En cierto sentido, sí. Me aplaudieron más que a los otros. Se veía que Múnich estaba presente. Y el Papa quedó visiblemente complacido al ver que de alguna manera se confirmaba su decisión.


¿Habló usted personalmente con el Papa en aquella ocasión?

Card. Ratzinger: Después de la liturgia, en la que el Papa nos entregó el anillo, me dijeron que Pablo VI deseaba hablarme en audiencia privada. Yo había sido durante muchos años un simple profesor, muy lejano de la jerarquía y no sabía cómo comportarme, me sentía algo incómodo en ese contexto. No me atrevía a hablar con el Papa porque me sentía aún demasiado simple, pero él fue muy bueno y me animó. Se trató de un coloquio sin intenciones específicas, quería conocerme de cerca, quizás porque Benelli le había hablado de mí.


¿Qué recuerda del último año de pontificado de Pablo VI?

Card. Ratzinger: En aquel periodo, junto con los demás obispos de Baviera, vine a Roma con motivo de la visita ad limina. Fue un encuentro hermoso con el Papa. Pablo VI comenzó hablando en alemán, lo hacía bastante bien, pero luego prefirió el italiano con el que era más fácil comunicar. Habló con el corazón abierto de su vida y de su primer encuentro con nuestra tierra. Recordó que cuando estuvo en Múnich, como joven sacerdote, se había sentido algo desorientado y había conocido muchas personas que le ayudaron. Fue un coloquio personal, sin grandes discursos: se veía que su corazón se había abierto y quería simplemente compartir algunos momentos con sus hermanos en el episcopado. Fue un encuentro muy simpático.


¿Volvió otras veces a Roma durante el pontificado de Pablo VI?

Card. Ratzinger: Sí, cuando cumplió 80 años [el 26 de septiembre de 1977, n de la r.]. El 16 de octubre celebró una misa solemne en San Pedro. En aquella ocasión me impresionó por su manera de citar el verso de la Divina Comedia en el que Dante habla de «esa Roma en la que Cristo es romano» [Purgatorio, XXXII, 102, n. de la r.]. A Pablo VI se le consideraba un intelectual que tenía dificultad para ser afectuoso con los demás. En esta ocasión había manifestado un afecto inesperado por Roma. Yo no conocía o no me acordaba de estas palabras de Dante. Me impresionaron mucho. Con estas palabras Pablo VI quería expresar su amor por Roma, que se ha convertido en la ciudad del Señor, el centro de su Iglesia.


¿Cómo se enteró de la muerte del papa Montini?

Card. Ratzinger: Estaba de vacaciones en Austria. La mañana del 6 de agosto me informaron que el Santo Padre se había sentido mal improvisamente. Llamé al vicario general de Múnich para decirle que invitara inmediatamente a toda la diócesis a rezar por el Papa. Luego hice una pequeña excursión y cuando volví me llamaron por teléfono para decirme que el Papa había empeorado y poco después me llamaron de nuevo para comunicarme su muerte. Entonces decidí que por la mañana regresaría a Múnich, y esa misma tarde vino la televisión a entrevistarme. Después de escribir una carta a la diócesis salí hacia Roma.


Y allí asistió al funeral del Papa.

Card. Ratzinger: Me impresionó la absoluta sencillez del féretro con el Evangelio encima. Esta pobreza, que el Papa había querido, me dejó estupefacto. También me impresionó la misa fúnebre celebrada por el cardenal Carlo Confalonieri, que por ser octogenario no participaría en el cónclave; pronunció una homilía muy hermosa. Como también fue muy hermosa la que pronunció en otra misa el cardenal Pericle Felici, que describió como el viento movía las hojas del Evangelio colocado encima del féretro del Papa durante el funeral. Luego regresé a Múnich para celebrar una misa en sufragio: la catedral estaba muy llena. Después volví a Roma para el cónclave.


Usted era un cardenal novel…

Card. Ratzinger: Era uno de los más jóvenes, pero, como era obispo diocesano, pertenecía a la orden de los presbíteros y, por tanto, en el protocolo estaba antes de muchos cardenales curiales que pertenecían a la orden de los diáconos. Así que no estaba en los últimos puestos. Recuerdo que también durante la comida se respetaban estas precedencias y yo estaba entre los cardenales Silvio Oddi y Felici, dos purpurados italianísimos.


¿Tuvo realmente un papel importante en aquel cónclave?

Card. Ratzinger: Es verdad que nos vimos algunas veces con algunos obispos germanohablantes. Participaban en estas reuniones Joseph Schröffer, ex prefecto de la Educación católica, Joseph Höffner, de Colonia, el gran Franz König, de Viena, Alfred Bengsch, de Berlín; también estaban Paulo Evaristo Arns y Aloísio Lorscheider, brasileños de origen alemán. Se trataba de un pequeño grupo. No queríamos decidir nada, sólo hablar un poco. Yo me dejé guiar por la Providencia, escuchando los nombres y viendo cómo se formó por fin el consenso sobre el patriarca de Venecia.


¿Lo conocía?

Card. Ratzinger: Sí, lo conocía personalmente. Durante las vacaciones de verano de 1977, en agosto, estaba en el seminario diocesano de Bressanone y Albino Luciani vino a visitarme. El Alto-Adige forma parte de la región eclesiástica de Trivéneto y él, que era un hombre de una amabilidad exquisita, como patriarca de Venecia se sintió casi obligado a visitar a este joven hermano en el episcopado. Yo me sentía indigno de su visita. Tuve la oportunidad de admirar su gran sencillez y también su gran cultura. Me contó que conocía muy bien aquellos lugares porque cuando era niño iba con su madre en peregrinación al santuario de Pietralba, un monasterio de Servitas de lengua italiana que está a mil metros de altitud, muy visitado por los fieles de Véneto. Luciani conservaba muchos hermosos recuerdos de aquellos lugares y por eso le gustaba volver a Bressanone.


¿No lo había conocido antes personalmente?

Card. Ratzinger: No. Yo había vivido, como he dicho, en el mundo académico, muy lejos de la jerarquía eclesiástica, y no conocía personalmente a sus miembros.


¿Lo volvió a ver?

Card. Ratzinger: No, hasta el cónclave del 78.


¿Habló usted con él en esta ocasión?

Card. Ratzinger: Un poco, porque nos conocíamos. Pero teníamos mucho que hacer y meditar.


¿Qué impresión causó su elección?

Card. Ratzinger: Yo me alegré mucho. Tener como pastor de la Iglesia universal a un hombre con esa bondad y con esa fe luminosa era la garantía de que todo iba bien. Él mismo se quedó sorprendido y sentía el peso de la gran responsabilidad. Se veía que sufría un poco este golpe. No se esperaba la elección. No era un hombre que buscaba hacer carrera, sino que consideraba los cargos que había desempeñado como un servicio y también un sufrimiento.


¿Cuándo habló con usted por última vez?

Card. Ratzinger: El día de su toma de posesión, el 3 de septiembre. La archidiócesis de Múnich y Freising está hermanada con las diócesis de Ecuador y en aquel mes de septiembre se había organizado en Guayaquil un Congreso mariano nacional. El episcopado local había pedido que me nombraran delegado pontificio para este Congreso. Juan Pablo I había leído la solicitud y había dado su aprobación; así que durante el tradicional homenaje de los cardenales hablamos de mi viaje y él invocó muchas bendiciones para toda la Iglesia ecuatoriana y para mí.


¿Fue usted a Ecuador?

Card. Ratzinger: Sí, y precisamente cuando estaba allí me llegó la noticia de la muerte del Papa. De una manera algo rara. Dormía en el palacio episcopal de Quito. No había cerrado la puerta porque en el obispado me siento como en el seno de Abraham. A altas horas de la noche entró en mi habitación una ráfaga de luz y se asomó una persona con un hábito de carmelita. Me asusté un poco ante esa luz y esa persona vestida de manera tan lúgubre que parecía mensajera de noticias infaustas. No estaba seguro de si era un sueño o era real. Por fin descubrí que era un obispo auxiliar de Quito (Alberto Luna Tobar, hoy arzobispo emérito de Cuenca, Ecuador, n. de la r.), que me dijo que el Papa había muerto. De esta manera supe de este triste e imprevisto acontecimiento. Pese a la noticia, logré dormir en gracia de Dios y por la mañana celebré la misa con un misionero alemán, quien en la oración de los fieles rogó «por nuestro papa muerto Juan Pablo I». Asistía a la función mi secretario laico, el cual al acabar la misa vino y me dijo consternado que el misionero se había equivocado de nombre, que tenía que haber rezado por Pablo VI y no por Juan Pablo I. Aún no se había enterado de la muerte de Albino Luciani.


Usted había visto al Papa durante el cónclave. Cuando fue a rendirle homenaje, ¿le pareció un hombre que de ahí a un mes pudiera morirse?

Card. Ratzinger: Me pareció que estaba bien. Es verdad que no parecía un hombre que gozara de gran salud. Pero muchos parecen frágiles y luego viven cien años. A mí me pareció que gozaba de buena salud. No soy médico, pero me parecía un hombre que, como yo, no aparentaba una salud muy fuerte. Pero estas personas son las que luego normalmente tienen mayor esperanza de vida.


Así que para usted fue una muerte inesperada.

Card. Ratzinger: Completamente inesperada.


¿Tuvo dudas cuando comenzaron a correr voces sobre una muerte violenta del Papa?

Card. Ratzinger: No.


El obispo de Belluno-Feltre, el salesiano Vicenzo Savio, anunció que el pasado 17 de junio recibió el nihil obstat de la Congregación para las causas de los santos para llevar adelante la causa de beatificación del Siervo de Dios Albino Luciani. ¿Qué piensa usted?

Card. Ratzinger: Personalmente estoy convencido de que era un santo. Por su gran bondad, sencillez y humildad. Porque tenía el valor de decir las cosas con gran claridad, incluso yendo en contra de las opiniones comunes. Y también por su gran cultura de fe. No era solamente un simple párroco que por casualidad había llegado a ser patriarca. Era un hombre de gran cultura teológica y de gran sentido y experiencia pastoral. Sus escritos sobre la catequesis son preciosos. Y su libro Ilustrísimos, que leí inmediatamente después de su elección, es estupendo. Sí, estoy convencido de que es un santo.


¿Aunque sólo hablara con él tres veces?

Card. Ratzinger: Sí, fue suficiente para que su figura luminosa irradiara en mí esta convicción.


Cuando se reunieron para el segundo cónclave de 1978, ¿cuál era la sensación dominante en el Colegio cardenalicio?

Card. Ratzinger: Tras esta muerte imprevista estábamos todos algo deprimidos. Había sido un golpe muy duro. También después de la muerte de Pablo VI había tristeza. Pero la de Montini había sido una vida completa, que había tenido un epílogo natural. Él mismo esperaba la muerte, hablaba de su muerte. Después de un pontificado tan grande había habido un nuevo comienzo, con un Papa de otro tipo, pero en total continuidad. Pero que la Providencia hubiera dicho que no a nuestra elección fue de verdad un duro golpe. Aunque la elección de Luciani no fue un error. Esos 33 días de pontificado han tenido una función en la historia de la Iglesia.


¿Cuál?

Card. Ratzinger: No fue sólo el testimonio de bondad y de una fe gozosa. Esa muerte imprevista abrió también las puertas a una opción inesperada. La de un Papa no italiano.


¿Se había tomado en consideración esta posibilidad en el primer cónclave de 1978?

Card. Ratzinger: También se habló de ello. Pero no era una hipótesis muy real, además estaba la hermosa figura de Albino Luciani. Después se pensó que era necesario algo totalmente nuevo.
maycito
 
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor J Julio Villarreal M » Mié Jun 27, 2012 7:05 pm

TOMA DE POSESIÓN DE LA CATHEDRA ROMANA
HOMILÍA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO I
Basílica de San Juan de Letrán
Sábado, 23 de septiembre de 1978


Enlace:

http://www.vatican.va/holy_father/john_ ... 78_sp.html


Imagen

S. S. Juan Pablo I


La enseñanza más profunda es su interpretación al decir que para hacer el bien a alguien tenemos que amarle.

“Pero séame permitido añadir una solo cosa: es ley de Dios que no se pueda hacer bien a alguien si antes no se le quiere bien. Por eso San Pío X, al entrar como Patriarca en Venecia, exclamó en San Marcos: “¿Qué sería de mí, venecianos, si no os amase?” Algo parecido digo yo a los romanos: puedo aseguraros que os amo, que solamente deseo serviros y poner a disposición de todos mis pobres fuerzas, todo lo poco que tengo y que soy”.

Queda implícito el amor a servir a Roma y al Mundo, creo que así fue, hasta dar su salud por la Iglesia hasta su muerte. Dejando un legado enriquecedor y accesible a los cristianos, su tiempo limitado marco su meta en su proclamación.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor lia mera figueroa » Mié Jun 27, 2012 10:05 pm

En mayo de 1981 se publicaron divesdos artículos de Monseñor eduardo Pironio escritos entre 1978 y 1980-Se los tituló de Pablo VI a Juan Pablo II-(editora Patria Grande Buenos Aires-)
Voy a extraer del mismo lo que se refiere a Juan Pablo I
Después de referirse a la muerte de Pablo VI dice "Vino después la sorpresa de Juan Pablo I-Otra manifestación evidente de la acción del Espíritu Santo-Cuentan que un cardenal dijo al salir del cónclave Antes yo creía en el Espíritu Santo,ahora lo he visto-Todos hemos sentido la misma honda experiencia de un Dios que se nos revelaba y nos poseía-El Espiritu Santo Jugaba con las previsiones y los cálculos de los hombres,y nos daba un Papa que mostraría un rostro nuevo de la Iglesia, La presencia de Jesús en Su Iglesia rta la misma ,pero ahora era un Cristo que sonreía y nos decía cosas muy simples y caseras,con la sencillez cotidiana del Evangelio-
Se ha hablado mucho,quizás también con demasiada superficialidad de Juan Pablo I como el Papa de la sonrisa-Pero yo diría dos cosas La sonrisa del Papa Luciani,tenía raíces muy hondas (la contemplación y la cruz) y esa sonrisa la necesitaba ek mundo dolorido y angustiado-Que la sonrisa del Papa Luciani naciera de la Cruz,lo prueba la humanamente inexplicable brevedad de su pontificado-era demadiado peso para un hombre acostumbrado-como el mismo lo dijo en su primer audiencia a los cardenales-a problemas reducidos de diocesis relativamente pequeñas(Vitorio Veneto y Venezia)-Y que el mundo esperaba esa sonrisa,lo demuestra la acogida del primer encuentro,su primera aparición en la Loggia de San Pedro,apenas elegido,y su inolvidable primera alocución dominical al día siguiente-
Evidentemente el mundo sentía necesidad de la bondad,la sencillez y la sonrisa de la Iglesia-Juan Pablo I encarnaba todo eso,aunque el dijera que no poseía la sabiduría del corazón de Juan XXIII ni la preparación cultural de Pablo VI,unía en su doble nombre,la profunda riqueza espiritual de ambos pontífices-
El Papa Luciani,cumplió en brevisimo tiempo,una misión extraordinaria-mostró un rostro nuevo de la Iglesia para mucha gente,reveló la bondad de Dios,nos abrió un camino de sencillez evangélica,y nos enseñó a vivir en la alegría de la esperanza-Se le llamaba el Papa de la alegría y de la esperanza-¡Cuanta falta nos hacía eso dentro de la Iglesia! Preparaba así,sin darse cuenta pero como instrumento fiel del Espiritu,grandes cambios en la Iglesia,en profundidad interior,como repuesta a las exigencias nuevas del Señor y en la línea del Concilio Vaticano II-
El Papa Luciani murió imprevistamente sin que nadie lo advirtiera-También en esto quiso ser humilde y bueno,no quiso que nadie se molestara por él.Cuando el Señor vino a buscarlo,lo encontró con las lámparas encendidas,había comenzado sus sencillas catequesis de párroco de campaña, sobre las siete lámparas.Alcanzó a explicar las tres virtudes trologales.Cuando llegó a la tercera comprendió experimentalmente que el amor nunca se apaga-Por eso él tampoco pudo apagar su lámpara esa noche del 28 de setiembre-En la madrugada del 29 lo encontraron muerto con la luz encendida-Fué todo un simbolo:él había encendido en la Iglesia una luz nueva que nunca se apagaría-
La tomaría en sus manos un hombre totalmente distinto,como son diferentes los dones del Espiritu ,que se llamaba Karol Woytila-No habían pensado en él los que juegan con cálculos humanos y olvidan que Cristo preside la Iglesia y el Espíritu Santo la conduce infaliblemente para la Gloria del Padre"-
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor J Julio Villarreal M » Jue Jun 28, 2012 9:31 am

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JUAN PABLO I
ÁNGELUS

Domingo 24 de septiembre de 1978



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S. S. Juan pablo I.


La gente, a veces, dice: estamos en una sociedad totalmente podrida, totalmente deshonesta. Esto no es cierto. Hay todavía mucha gente buena, mucha gente honesta. Más bien habría que preguntarse: ¿Qué hacer para mejorar la sociedad? Yo diría: Que cada uno trate de ser bueno y contagiar a los demás con una bondad enteramente imbuida de la mansedumbre y del amor enseñados por Cristo. La regla de oro de Cristo es: “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Haz a los demás lo que quieres que a ti te hagan. Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón” Y Él dio siempre ejemplo de esto. Puesto en la Cruz, no sólo perdonó a los que lo crucificaron, sino que los excusó, diciendo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Esto es cristianismo; estos serían los sentimientos que, puestos en práctica, ayudarían muchísimo a la sociedad.

Comentario:
En 1978 se conecta con 2012, por su semejanza a la problemática de la sociedad, o acaso es que no hemos evolucionado y nos hemos estancado a través de estos treinta y cuatro años.

¿Qué hacemos para mejorar la sociedad?, la respuesta es nada, somos conformistas y no vemos más que lo que nos presentan los medios de comunicación actual, que sin duda alguna nos atrofian como seres en un sociedad apática, insensible e inhumana.

Pero no solo es el diagnostico de la enferma sociedad sino que Juan Pablo I nos da la orientación de cómo podemos ser mejores cristianos; predicando el amor de Dios lo que nos enseño, lo que S. S. Juan Pablo I denomino la regla de oro de Cristo “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Haz a los demás lo que quieres que a ti te hagan. Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”.

Seguramente la sociedad seria más sana y daremos a nuestros hijos la mejor herencia “Ser Cristianos de Calidad, Calidez y de Corazón”. Para el bien común.
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Jue Jun 28, 2012 9:55 am

S.S. JUAN PABLO I

A los 30 años de la muerte del "inolvidable" Pablo VI, que hemos recordado en el número anterior, no hay que olvidar otra figura entrañable, como la del Papa Juan Pablo I, que falleció poco después, el 28 setiembre de 1978.

El 6 de agosto de 1978 el Papa Pablo VI moría plácidamente rezando el Padre Nuestro. En el cónclave entre los cardenales italianos los nombres que más corrían eran los de Siri y Benelli y entre los no italianos König, Pironio, Willebrands. La clara contraposición entre Siri y Benelli hizo que los votos, también gracias al apoyo de Benelli, se volcaran sobre la personalidad sencilla, humilde y bondadosa de Albino Luciani, que les recordaba a todos la figura del Papa Juan XXIII. Justamente en honor al Papa Bueno, y a su inolvidable predecesor, tomó como Papa el doble nombre de Juan Pablo I. Al hablar por primera vez a la muchedumbre en la plaza San Pedro, el Papa salió con una amplia sonrisa y lo mismo sucedió en todas sus audiencias. Los diarios y la gente lo llamaron: "El Papa de la sonrisa". El Cardenal Luciani fue elegido 20 días después de la muerte de S.S. Pablo VI, el 26 de agosto de 1978, hace 30 años. Después de una visita a la hna. Lucía de Fátima, que lo había dejado muy turbado, solía repetir siendo ya Papa que su pontificado duraría poco y que después de él vendría un Papa no italiano. Desde el comienzo de su pontificado prometió firmeza doctrinal y a la vez seguir el camino del Concilio promoviendo una renovación profunda al interior de la Iglesia.

Su padre había sido obrero y socialista; su madre lavaba platos en un asilo. Según contó su hermano Eduardo, siendo chicos andaban descalzos todo el verano para no gastar los zapatos. Albino Luciani conservó ese estilo de pobreza y austeridad durante toda su vida. En el Sínodo de obispos de 1971 propuso que las Iglesias locales de Europa y América del Norte se pusieran un autoimpuesto del 1% de sus ingresos para ayudar a los pobres del mundo. En 1976 vendió muebles y cosas de gran valor para crear un fondo en favor de los niños minusválidos y una vez llegado al Vaticano, también quería que allí se hiciera una obra de caridad, donde poder hospedar en la noche a todos aquellos que dormían en la calle. Rechazó el trono y la tiara, no quiso la silla gestatoria. Enfrentó con coraje una reforma radical del IOR, el banco del Vaticano que se había mezclado en turbios negocios. Le confió al card. Villot: "Hay hombres aquí en el Vaticano que parecen haber olvidado la verdadera finalidad de la Iglesia y la han convertido en una especie de mercado". Solía repetir: "La Iglesia no debe tener poder ni poseer riquezas". Luciani no era tan solo el Papa de la sonrisa; demostró también firmeza en sus decisiones. Al teólogo Germano Pattaro le dijo: "Yo no quiero escoltas ni soldados. No quiero que los guardias suizos se arrodillen a mi paso y que ningún otro lo haga". Decía también: "Tengo la impresión de que la figura del Papa es demasiado alabada. Hay un cierto riesgo de caer en el culto de la personalidad, que yo no quiero en modo alguno. La Iglesia es de Cristo y no del Papa".

Deseaba que un pequeño Sínodo permanente de obispos lo acompañara con sugerencias y consejos para practicar realmente la colegialidad. Pensaba viajar a los países pobres donde había hambre y guerra, sin ninguna pompa. Quería rescatar las figuras de sacerdotes que habían sido sancionados en su tiempo, como Antonio Rosmini, Lorenzo Milani, Primo Mazzolari. Pensaba realizar una celebración oficial en la que, en nombre de la Iglesia, pediría perdón "por el maltrato a los judíos, por la tolerancia frente a las masacres de los indios, al racismo y a la deportación de los pueblos africanos, por la tristísima Inquisición y los tristísimos tiempos del poder temporal de los Papas. Se dice que no se puede juzgar los hechos del pasado con la sensibilidad de hoy. En este caso no es un hecho de sensibilidad, es un hecho de verdad; "la Iglesia es la conciencia crítica y profética tanto de hoy como de ayer". El Papa Juan Pablo I se hizo famoso por sus catequesis populares. Él mismo afirmaba: "He empleado gran parte de mi vida buscando decir las cosas consideradas difíciles, con palabras claras, breves y comprensibles para todos". Recordaba cómo en las barracas de las favelas brasileñas había visto el retrato del Papa Juan XXIII y cómo la gente memorizaba sus frases. Fue el primero que habló de Dios como padre y madre al mismo tiempo para manifestar la ternura de Dios. Había hecho muchos viajes a América Latina y era amigo del obispo Helder Cámara.

En el cónclave había dado su voto como futuro Papa al cardenal brasileño Aloisio Lorscheider.

Pensaba escribir cartas encíclicas sobre: "la unidad de la Iglesia, la colegialidad de los obispos con el Papa, la mujer en la sociedad civil y en la vida eclesial, los pobres y la pobreza en el mundo". Todas estas revelaciones se deben a declaraciones papales recogidas por sus más inmediatos colaboradores.

El Papa Luciani murió el 28 de setiembre, a los 33 días de su pontificado; tenía tan solo 65 años. De su muerte se hicieron muchas conjeturas y no faltaron sospechas de todo tipo. Pero hay que recordar que él sufría de hipertensión arterial y tenía predisposición al colapso y a la trombosis.
Imagen

EL PAPA DE LA SONRISA

La hermana que entró en su apartamento en la mañana del fallecimiento, el 29 de setiembre, asegura haberle visto sobre la cama un libro abierto que citaba un párrafo del evangelio (Mt 11,18-19) y una estampita con una oración suya: "Señor, deseo mucho agradarte. Acéptame como soy, con mis límites, defectos y pecados; hazme llegar a ser como tú deseas".

Primo Corbelli
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor Betancourt » Jue Jun 28, 2012 11:08 am

Me tiene boquiabierta el ver todas las palabras de este Papa. Aprovechó sus 33 días de pontificado de forma maravillosa.

RADIOMENSAJE «URBI ET ORBI»
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO I


"Tenemos todavía el ánimo turbado por el pensamiento del tremendo ministerio para el que hemos sido elegido. Como Pedro, nos parece haber puesto los pies sobre el agua movediza y, agitado por el viento impetuoso, hemos gritado con él al Salvador: « Señor, sálvame » (Mt 14, 30). Pero hemos sentido dirigida también a Nos la voz, alentadora y al mismo tiempo amablemente exhortadora de Cristo: «Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?» (Mt 14, 31). Si las fuerzas humanas, por sí solas, no pueden sostener tan gran peso, la ayuda omnipotente de Dios, que guía a su Iglesia a través de los siglos en medio de tantas contradicciones y adversidades, no nos faltará ciertamente, tampoco a Nos, humilde y último servus servoum Dei".

Comentario:
Este primer radio mensaje del papa JP I me emociona, porque me habla de la humildad que debo tener. Además me dice que no debo dudar, que debo tener fe, así como Jesús exhorta a Pedro. Y aparte de eso, me asegura que Dios me ayuda aún en medio de las contradicciones y adversidades.
Yariana Betancourt
El amor de Dios es maravilloso!
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Re: S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Jue Jun 28, 2012 11:37 am

DISCURSOS DE S.S.JUAN PABLO I

8. LA FAMILIA CRISTIANA.-Discurso a los obispos de la XII región pastoral de Estados Unidos presentes en Roma para la visita « ad Limina Apostolorum »
Queridos hermanos en Cristo:
Es un verdadero placer para nosotros encontrarnos por primera vez con un grupo de obispos americanos que realizan la visita ad Limina. Os acogemos de todo corazón, queremos que os sintáis en vuestra casa, que experimentéis el gozo de encontrarnos juntos en familia. Nuestro gran deseo en este momento es confirmaros a todos en la fe y en el servicio al Pueblo de Dios; queremos mantener vivo el ministerio de Pedro en la Iglesia.

Las orientaciones de Pablo VI y del Concilio Desde que soy Papa he ido leyendo con gran atención las sabias enseñanzas que nuestro querido predecesor Pablo VI impartió este mismo año a los obispos de Estados Unidos sobre los temas del ministerio de la reconciliación en la Iglesia, de la protección y defensa de la vida, y del impulso de la devoción a la Eucaristía. Sus enseñanzas las hacemos también nuestras y os renovamos el aliento y las directrices que os dio en esos discursos.

Aunque somos nuevo en el pontificado --apenas un principiante--, queremos elegir igualmente nosotros temas que afecten en profundidad a la vida de la Iglesia y os sirvan de gran ayuda en vuestro ministerio episcopal. Nos parece que la familia cristiana es buen punto para comenzar. La familia cristiana es tan importante y su papel tan fundamental en la transformación del mundo y en la construcción del reino de Dios, que el Concilio la llamó « Iglesia doméstica » (Lumen gentium, 11).

Comunidad de amor.-No nos cansemos nunca de proclamar que la familia es comunidad de amor: el amor conyugal une a los esposos y es procreador de vida nueva; es reflejo del amor divina y amor comunicado; según las palabras de la Gaudium et spes, es participación actual en la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia (núm. 48). A todos se nos concedió la gracia de nacer en tal comunidad de amor; nos será fácil, por tanto, defender sus valores.

Por ello, debemos estimular a los padres en su papel de educadores de los hijos; ellos son los primeros catequistas y los mejores. ¡Qué gran tarea tienen y qué reto! Enseñar a sus hijos a amar a Dios, a hacer de este amor una realidad de su vida. Y, por gracia de Dios, qué fácilmente aciertan algunas familias a cumplir la misión de ser primum seminarium (Optatam totius, 2); el germen de una vocación al sacerdocio se alimenta a través de la oración de la familia, el ejemplo de su fe y el apoyo de su amor. Mantenerse fieles a la ley de Dios y de la Iglesia Qué cosa tan maravillosa es el que las familias caigan en la cuenta del poder que tienen en la santificación de los esposos, y de la influencia mutua entre padres e hijos. Entonces y por el testimonio de amor de su propia vida, las familias pueden llevar el Evangelio a los demás. La percepción vital de la participación del laicado --y especialmente de la familia-- en la misión salvífica de la Iglesia, es uno de los grandes legados del Concilio Vaticano II. Jamás podremos agradecer bastante a Dios este don.

A nosotros corresponde mantener fuerte esta convicción, sosteniendo y defendiendo a la familia, a cada familia y a todas las familias. ¡Nuestro propio ministerio es tan vital! Predicar la Palabra de Dios y celebrar los sacramentos. De aquí saca nuestro pueblo su fortaleza y su alegría.

También es tarea nuestra animar a las familias a mantenerse fieles a la ley de Dios y de la Iglesia. Jamás tenemos por qué temer anunciar todas las exigencias de la Palabra de Dios, pues Cristo está con nosotros y nos dice hay como antes: « El que a vosotros oye, a mí me oye » (Lc 10,16).

...es importante la indisolubilidad del matrimonio cristiano; aunque sea una parte difícil de nuestro mensaje, la debemos proclamar fielmente como parte de la Palabra de Dios y parte del misterio de la fe. Al mismo tiempo hemos de mantenernos cercanos a nuestro pueblo en sus problemas y dificultades. Tiene que saber siempre que le amamos. Ofrecer íntegras las enseñanzas del Magisterio sobre la familia Hoy queremos manifestaros nuestra admiración y alabaros por los esfuerzos que hacéis para salvaguardar y mantener a la familia como Dios la ha hecho y como Dios la quiere. En todo el mundo las familias cristianas procuran responder a su maravilloso llamamiento, y estamos muy cerca de cada una de ellas. Los sacerdotes y religiosos se esmeran en sostenerlas y ayudarlas, y todos estos esfuerzos son dignos de las mayores alabanzas. Nuestro aliento va sobre todo a los que ayudan a los futuros esposos a prepararse al matrimonio cristiano ofreciéndoles las enseñanzas íntegras de la Iglesia y exhortándoles a los ideales más altos de la familia cristiana.

Deseamos añadir una palabra especial de encomio también a quienes, sacerdotes sobre todo, trabajan tan generosa y abnegadamente en los tribunales eclesiásticos y se esfuerzan, con fidelidad a la doctrina de la Iglesia, en salvaguardar el vínculo matrimonial, en dar testimonio de su indisolubilidad de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, y en ayudar a las familias que lo necesiten.

Renovación a través de la santidad La santidad de la familia cristiana es sin duda alguna el medio más apto para llevar a cabo la renovación serena de la Iglesia, que el Concilio deseaba con tanto afán; a través de la oración en familia la ecclesia domestica se convierte así en realidad efectiva y lleva a la transformación del mundo. Todos los esfuerzos de los padres por infundir el amor de Dios en sus hijos y sostenerlos con el ejemplo de su fe, constituye uno de los apostolados más excelentes del siglo XX. Los padres que tienen problemas especiales son dignos de una atención pastoral más especial por parte nuestra, y merecedores de todo nuestro amor.

Las prioridades del Papa Queridos hermanos:
Queremos que sepáis hacia dónde van nuestras prioridades.
.-Hagamos cuanto podamos por la familia cristiana a fin de que nuestra gente pueda realizar su gran vocación con alegría cristiana y participar íntima y eficazmente en la misión de salvación de la Iglesia --la misión de Cristo--. Estad seguros de que contáis con todo nuestro apoyo en el amor del Señor Jesús. Os damos a todos nuestra bendición apostólica.

9.PREOCUPACION POR LOS PROBLEMAS MORALES Y SOCIALES DE ROMA Discurso al Alcalde de la ciudad

Honorable señor Alcalde:
Le estoy vivamente agradecido por esas expresiones deferentes y sinceras que Ud., en representación también de sus colegas de la Administración Pública y de toda la población romana, ha querido dirigirme durante el itinerario que desde la residencia Vaticana me lleva a la Catedral de San Juan de Letrán.

La Urbe civil.-Esta parada intermedia al pie de la colina del Capitolio tiene para mi un especial significado, no solamente por el cúmulo de recuerdos históricos que aquí se entrecruzan e interesan conjuntamente a la Roma civil y a la Roma cristiana, sino también porque me permite tener un primer contacto directo con los responsables de la vida ciudadana y de su recta ordenación. Se trata, por tanto, de una ocasión propicia para expresarles mi más cordial saludo y mis mejores deseos.

Los problemas de la Urbe, a los que con fundada preocupación ha aludido Ud., me encuentran particularmente atento y sensible a causa de su urgencia, de su gravedad y, sobre todo, de las desazones y de los dramas humanos y familiares, de los cuales no raramente son el signo manifiesto. Como Obispo de la Ciudad que es la sede primigenia del ministerio pastoral que se me ha confiado, me llegan más agudamente al corazón esas sufridas experiencias y me siento estimulado por ellas a la disponibilidad, a la colaboración y a la aportación de orden moral y espiritual que corresponde a la específica naturaleza de mi servicio, para poderlas, al menos, aliviar. Y esto lo digo no solamente a título personal, sino también en nombre de los hijos de la Iglesia de Dios aquí en Roma: de mis colaboradores los obispos, de los sacerdotes y de los religiosos, de los miembros de las asociaciones católicas y de cada uno de los fieles, comprometidos de diverso modo en actividades pastorales, educativas, asistenciales y escolares.

La Urbe cristiana.-La esperanza, cuyo eco he sentido con agrado en su cortés saludo, es para nosotros los creyentes --como recordé en la audiencia general del pasado miércoles-- una virtud obligatoria y un don precioso de Dios. Que sirva para despertar, en cada uno de nosotros y, confío también, en todos los conciudadanos de buena voluntad energías y propósitos; que sirva para inspirar iniciativas y programas, con el fin de que esos problemas tengan la solución conveniente y Roma permanezca fiel, en los hechos, a aquellos ideales inconfudiblemente cristianos que se llaman hambre y sed de justicia, activa contribución a la paz, dignidad suprema del trabajo humana, respeto y amor para con los hermanos, solidaridad a toda prueba con los más débiles.

10. JUAN PABLO I OBISPO DE ROMA.-Homilía en la toma de posesión de la basílica de San Juan de Letrán
Agradezco de corazón al cardenal Vicario las delicadas palabras con las que --en nombre también del consejo episcopal, del cabildo lateranense, del clero, de los religiosos, de las religiosas y de los fieles --ha querido expresar la devoción y los propósitos de activa colaboración en la diócesis de Roma. Primer testimonio concreto de esta colaboración es la suma ingente recogida entre los fieles de la diócesis y puesta a mi disposición para proveer de temple y de estructuras parroquiales a una barriada periférica de la ciudad, privada todavía de esos esenciales elementos comunitarios de vida cristiana. Doy las gracias, verdaderamente conmovido.

I. La fisonomía cristiana de la Urbe.-El maestro de ceremonias ha elegido las tres lecturas bíblicas para esta celebración litúrgica. Las ha juzgado adecuadas y yo voy a tratar de explicároslas. La Ciudad de Pedro, centro de la Iglesia católica La primera lectura (Is 60, 1-6) puede aplicarse a Roma. Todos sabéis que el Papa adquiere su autoridad sobre toda la Iglesia en tanto en cuanto que es Obispo de Roma, es decir, sucesor de Pedro, en esta ciudad. Gracias especialmente a Pedro, la Jerusalén de que hablaba Isaías puede ser considerada una figura, un preanuncio de Roma. También de Roma, como sede de Pedro, lugar de su martirio y centro de la Iglesia católica se puede decir: « Sobre ti viene la aurora de Yavé y en ti se manifiesta su gloria. Las gentes andarán en tu luz » (Is 60, 2-3). Recordando las peregrinaciones de los Años Santos y las que continúan efectuándose en los años normales con afluencia constante de fieles, se puede, con el profeta, hablar enfáticamente a Roma así: « Alza en torno tus ojos y mira: ... llegan de lejos tus hijos... pues vendrán a ti los tesoros del mar, llegarán a ti las riquezas de los pueblos » (Is 60, 4-5). Es esto un honor para el Obispo de Roma y para todos vosotros. Pero es también una responsabilidad.

Ciudad de la Paz.-¿Encontrarán, aquí, los peregrinos un modelo de verdadera comunidad cristiana? ¿Seremos capaces, con la ayuda de Dios, Obispo y fieles, de realizar aquí las palabras escritas por Isaías a continuación de las antes citadas, a saber: « No se hablará ya más de violencia en tu tierra... Tu pueblo será un pueblo de justos » (Is 60, 18-21)? Hace unos minutos, el profesor Argan, alcalde de Roma, me ha dirigido unas corteses palabras de saludo y augurio. Algunas de esas palabras me han recordado una de las oraciones que, de niño, rezaba con mi madre. Decía así: « los pecados que gritan venganza a los ojos de Dios son... oprimir a los pobres, no dar la justa paga a los obreros ». Por su parte, el párroco me preguntaba en la clase de catecismo: « los pecados que gritan venganza a los ojos de Dios ¿por qué son los más graves y funestos? » Y yo respondía según el catecismo de Pío X: « Porque son directamente contrarios al bien de la humanidad y tan odiosos que provocan, más que los otros, el castigo de Dios ». (Catecismo de Pío X, núm. 154).

Comunidad eclesial que preferencia a los pobres.-Roma será una auténtica comunidad cristiana si Dios es honrado no sólo con la afluencia de los fieles a las iglesias, no sólo con la vida privada vivida morigeradamente, sino también con el amor a los pobres. Estos --decía el diácono romano Lorenzo-- son los verdaderos tesoros de la Iglesia; deben, por tanto, ser ayudados, por quienes pueden, a tener más y a llegar a ser algo más, sin que se les humille y ofenda con ostentaciones de riquezas, con dinero derrochado en cosas superfluas, en lograr de ser empleado, siempre que sea posible, en empresas ventajosas para todos.

II. Construir una comunidad cristiana viva y operante.- La segunda lectura (Heb 13, 7-8, 15-17, 20-21), se adapta a los fieles de Roma. La ha elegido, como he dicho, el maestro de ceremonias. Confieso que el que en ella se hable de obediencia me pone un poco en compromiso.

¡Hoy es muy difícil convencer cuando se enfrentan los derechos de la persona humana con los de la autoridad y de la ley! Libertad y autoridad En el libro de Job se describe un caballo de batalla: salta como una potrilla y bufa, escarba la tierra con la pezuña y luego se lanza con ardor; cuando suena la trompeta, relincha de júbilo; olfatea de lejos la lucha, oye los gritos del mando y el clamor de las formaciones (cf. Job 39,15-25). Símbolo de la libertad. La autoridad, en cambio, se asemeja al caballero prudente, que manta el caballo y, unas veces con voz suave, otras utilizando acertadamente las espuelas, las riendas o la frustra, lo estimula, o también modera su carrera impetuosa, lo frena y lo para. Poner de acuerdo a caballo y caballero, libertad y autoridad, ha llegado a ser un problema social. Y también un problema de Iglesia.

En el Concilio se trató de resolverlo en el cuarto capítulo de la Lumen gentium. He aquí las indicaciones conciliares para el « caballero ». « Los sacros pastores saben muy bien lo que contribuyen los seglares al bien de toda la Iglesia. Saben que ellos no han sido instituidos por Cristo para asumir por sí solos toda la misión de la salvación que la Iglesia ha recibido en relación con el mundo, sino que su magnífica tarea es la de apacentar a los fieles y reconocer sus servicios y sus carismas, de modo que todos concordemente cooperen cada cual en su medida, a la obra común » (Lumen gentium, 30). Y continúa: saben también los pastores que « en las batallas decisivas las iniciativas más acertadas parten a veces del frente» (ib. 37 nota 7). ...una indicación del Concilio para el « generoso batallador », es decir para los seglares: al abispo «deben adhesión los fieles como la Iglesia a Jesucristo y como Jesucristo al Padre » (ib. 27).

Roguemos al Señor para que ayude tanto al Obispo como a los fieles, tanto al caballero como al caballo.

Comunión eclesial.-Me han dicho que en la diócesis de Roma son muchas las personas que se prodigan por sus hermanos, numerosos los catequistas; otros muchos esperan sólo una leve señal para intervenir y colaborar. Que el Señor nos ayude a todos a constituir en Roma una comunidad cristiana viva y operante. No en balde he citado el capítulo cuarto de la Lumen gentium: es el capitulo de la « comunión eclesial ». Pero lo que allí se dice afecta especialmente a los seglares.

La obediencia sacerdotal y religiosa.-Los sacerdotes, los religiosos y las religiosas tienen una posición particular, ligados como están por el voto o por la promesa de obediencia. Yo recuerdo como uno de los momentos solemnes de mi existencia aquél en que, puestas mis manos en las del obispo, dije: « Prometo ». Desde entonces me he sentido comprometido para toda la vida y jamás he pensado que se tratara de una ceremonia sin importancia.

Espero que los sacerdotes de Roma piensen lo mismo. A ellos y a los religiosos, San Francisco de Sales les recordaría el ejemplo de San Juan Bautista, que vivió en la soledad, lejos del Señor, aun con su gran deseo de estar cercano a Él. ¿Por qué? Por obediencia. « Sabía --escribe el Santo --que encontrar al Señor fuera de la obediencia, es perderlo » (F. DE SALES, Oeuvres, Annecy, 1896 pág. 321).

III. La tarea de evangelizar.-La tercera lectura (Mt 28,16-20) recuerda al Obispo de Roma sus deberes. Enseñar con estilo pastoral El primero es « enseñar », proponiendo la palabra del Señor con fidelidad tanto a Dios como a los que escuchan, con humildad, pero con valiente franqueza.

Entre mis santos predecesores Obispos de Roma hay dos que son también Doctores de la Iglesia: San León, el vencedor de Atila, y San Gregorio Magno. En los escritos del primero hay una línea teológica altísima y brilla una lengua latina estupendamente construida; no pienso qué le pueda yo imitar, ni siquiera de lejos. Él segundo, en sus libros, es « como un padre, que instruye a sus hijos y les hace partícipes de sus solicitudes por su salvación eterna » (I. SCHUSTER, Liber Sacramentorum, vol. I, Turín, 1929, pág. 46). Quisiera tratar de imitar al segundo, que dedica todo el libro tercero de su Regula pastoralis al tema « qualiter doceat », es decir, cómo el pastor debe enseñar. A lo largo de 40 capítulos, Gregorio indica concretamente varias formas de instrucción, según las diversas circunstancias de condición social, edad, salud y temperamento moral de los oyentes. Pobres y ricos, alegres y tristes, superiores y súbditos, doctos e ignorantes, descarados y tímidos, etc... todos están en ese libro, que es como el valle de Josafat.

En el Concilio Vaticano se consideró como algo nuevo el que se denominase « pastoral » no ya a lo que se enseñaba a los pastores, sino a lo que los pastores hacían para afrontar las necesidades, las ansias y las esperanzas de los hombres. Gregorio había ya puesto en práctica esa «novedad» muchos siglos antes, tanto en la predicación como en el gobierno de la Iglesia.

Celebrar bien la liturgia.-El segundo deber, expresado con la palabra « bautizar », se refiere a los sacramentos y a toda la liturgia. La diócesis de Roma ha seguido el programa de la CEI « Evangelización y Sacramentos »; sabe ya que evangelización, sacramento y vida santa son tres momentos de un camino único: la evangelización prepara al sacramento y el sacramento lleva a vivir cristianamente a quienes lo han recibido. Quisiera que este gran concepto se aplicara cada vez con más amplitud.

Quisiera también que Roma diese el buen ejemplo de una liturgia celebrada piadosamente y sin « creatividades » desentonadas. Algunos abusos en materia litúrgica han podido favorecer, por reacción, actitudes que han llevado a toma de posiciones insostenibles en sí mismas y en contraste con el Evangelio. A1 hacer un llamamiento, con afecto y con esperanza, al sentido de responsabilidad de cada uno frente a Dios y a la Iglesia, quisiera poder asegurar que cualquier irregularidad litúrgica será diligentemente evitada.

Guiar y gobernar con amor.-Y hénos aquí ya en el último deber episcopal: « enseñar a observar ». Es la diaconía, el servicio de guiar y gobernar. Confieso que, aunque haya sido yo veinte años obispo, en Vittorio Veneto y en Venecia, todavía no he «aprendido bien el oficio». En Roma, estudiaré en la escuela de San Gregorio Magno, que dice: « Esté cercano (el pastor) a cada uno de sus súbditos con la compasión. Y olvidando su grado, considérese igual a los súbditos buenos, pero no tenga temor en ejercer, contra los malos, el derecho de su autoridad. Recuerde que mientras todos los súbditos dan gracias a Dios por cuanto el pastor ha hecho de bueno, no se atreven a censurar lo que ha hecho mal; cuando reprime los vicios, no deje de reconocerse, humildemente, igual que los hermanos a quienes ha corregido y siéntase ante Dios tanto más deudor cuanto más impunes resulten sus acciones ante los hombres » (Reg. past. porte II, cc. 5 y 6 passim).

...la explicación de las tres lecturas. Pero séame permitido añadir una solo cosa: es ley de Dios que no se pueda hacer bien a alguien si antes no se le quiere bien. Por eso San Pío X, al entrar como Patriarca en Venecia, exclamó en San Marcos: « ¿Qué sería de mí, venecianos, si no os amase? ». Algo parecido digo yo a los romanos: puedo aseguraros que os amo, que solamente deseo serviros y poner a disposición de todos mis pobres fuerzas, todo lo poco que tengo y que soy.

11. LA VIRGEN, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACION EN AMERICA LATINA
Mensaje a los obispos y fieles del Ecuador
Venerables hermanos y amadísimos hijos del Ecuador:
Con sumo gusto queremos unir nuestra voz a la vuestra, desde esta Roma centro de la catolicidad, para tributar un homenaje de filial devoción y amor a nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen María.

Sabemos que estáis celebrando el III Congreso Mariano Nacional, bajo el lema: El Ecuador, por María a Cristo. Haced de este lema todo un programa de vida y de acción apostólica. María, la Madre de Cristo, Madre de la Iglesia y Madre dulcísima de cada uno de nosotros, sea siempre vuestro modelo, vuestra guía, vuestro camino hacia el Hermano Mayor y Salvador de todos, Jesús.

Y sea también Ella, en este momento difícil y lleno de esperanza, la estrella de la evangelización en Ecuador y en toda América Latina. Con gran afecto paterno y en unión de plegarias os bendecimos a todos, Pastores y fieles del Ecuador, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. amor, su justicia, su salvación, por medio de la palabra y del ejemplo, ante sus vecinos, los pueblos de Asia.

Y sabemos que disponéis de un instrumento excepcional a este respecto: Radio Véritas. Tenemos esperanza firme de que Filipinas utilizará este medio magnífico, y todos los demás a su disposición, para anunciar con la Iglesia entera que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador del mundo.

Enviamos un saludo a todas las Iglesias locales, especialmente a los sacerdotes y religiosos. Les exhortamos a una santidad de vida cada vez mayor, como condición para la eficiencia sobrenatural de su apostolado.

Amamos y bendecimos a las familias de vuestras diócesis y a todo el laicado. Pedimos a los enfermos y minusválidos que comprendan el alcance de su importante papel en el plan de Dios y se den cuenta de lo mucho que depende de ellos la evangelización.

A vosotros, hermanos, os impartimos nuestra bendición apostólica especial pidiendo para vosotros gozo y fortaleza en Jesucristo.

1. Yo soy el puro y pobre polvo.-«No sé qué ha podido pensar el Señor, qué ha pensado el Papa, qué ha pensado la divina Providencia de mi. Estoy pensando en estos dias que conmigo el Señor pone en práctica su viejo sistema: saca a los pequeños del lodo de la calle y los coloca en alto, arranca a las gentes de los campos, de las redes del mar, del lago, y hace de ellos apóstoles. Es su viejo sistema. Ciertas cosas el Señor no las quiere escribir ni en bronce, ni en mármol, sino nada menos que en el polvo, para que si queda lo escrito, no borrado, no disperso por el viento, quede bien claro que todo es obra y todo es mérito del único Señor. Yo soy el pequeño de antes, yo soy el que viene de los campos, yo soy el puro y pobre polvo; sobre este polvo el Señor ha escrito la dignidad episcopal de la ilustre diócesis de Vittorio Véneto. Si sale algo bueno de todo esto, que quede claro desde este momento: es sólo fruto de la bondad, de la gracia, de la misericordia del Señor» Homilia de 16 deenero de 1959, en Canale d'Agordo

2. El catecismo
.-«Si abandonáis el catecismo no sabréis qué medios utilizar para que sean buenos los pequeños y los mayores. ¿Recurriréis a la "dignidad humana"? Los pequeños no comprenden qué es eso, y a los mayores les importa un bledo. ¿Iréis con "el imperativo categórico" por delante? Peor que peor... Se dice que también la filosofia y la ciencia son capaces de hacer buenos y nobles a los hombres. Pero no hay punto de comparación con el catecismo, que enseña en breve la sabiduría de todas las bibliotecas, resuelve los problemas de todas las filosofías y satisface las búsquedas más penosas y difíciles del espiritu humano». Catequesis en migajas, 1949

3. De fórmulas que parecían áridas, surge una flamante santidad.-«Mantengámonos unidos a la hora de enseñar las mismas cosas: no opiniones más o menos respetables, sino lo que el Magisterio de la Iglesia propone... El criterio de catequizar es, pues, el depositum custodi de san Pablo, y no el otro, que a veces se usa: «"¿Qué es lo que gusta? ¿qué es lo que hoy va de moda? ¿qué es lo que hará que parezca yo al día y brillante?"... Con el Papa exhorto a no tener demasiados prejuicios contra el uso sabio y moderado tanto de las fórmulas como de la memorización. De acuerdo, saber de memoria no es saber... Sin embargo, una fórmula comprendida y recordada de memoria es como una percha, de la que, a pesar del paso de los años, siguen colgados los conocimientos religiosos más importantes. Ciertas fórmulas de química y álgebra, algunos articulas fundamentales del código, porque exigen precisión, se aprenden de memoria en el instituto y la universidad. Ahora bien, ¿existe un código más comprometedor que las verdades religiosas y los preceptos morales? Se dice que las fórmulas son áridas. También una cerilla parece árida pero al restregarla produce llama. Aquí en el Véneto tenemos el caso de santa Bertilla Boscardin, que conoció casi sólo el catecismo de fórmulas. Se lo había dado el párroco cuando era jovencita; se lo llevó al convento; lo leía y releía sin parar; se lo encontraron en el bolsillo de su ropa tras su muerte. Estaba casi desgastado, pero la santa, de aquellas fórmulas que parecían áridas, había sabido hacer que brotara una flamante santidad». Homilía a los catequistas, Venecia, 29 de octubre de 1977.

4. Marcos parece haber visto.-«San Marcos, por sintaxis, vocabulario, construcción y elaboración de la frase, es un pobre escritor. Pero es vivaz, pintoresco: por eso gusta. Sólo Marcos reproduce tal cual, en arameo, ciertas frases pronunciadas por Jesús. Esta por ejemplo: "Talitá kum", "Hijita, ¡levántate!". Esta otra: Eloi, ¿lama sabactani?", "Dios mio, ¿por qué me has abandonado?". Todo esto ayuda a ver y sentir el ambiente palestino. Más que enseñar, Marcos describe: parece haber visto». Homilía de la fiesta de san Marcos, Venecia, 25 de abril de 1974.

5. La evidencia de los hechos.- «Dice san Pablo: "...Fue sepultado, ...resucitó al tercer dia, ...se apareció a Cetas, luego a los doce. Después se apareció una vez a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron... Luego se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; y después de todos ... se me apareció también a mi" (1 Cor 15, 4-9). Pablo usa aquí cuatro veces el verbo aparecer, insistiendo en la percepción visual; ahora bien, el ojo no ve nada interior, sino exterior a nosotros, una realidad distinta de nosotros, que se nos impone desde fuera. Esto aleja la tesis de la alucinación, de lo que, por lo demás, fueron los apóstoles los primeros en tener miedo. Ellos pensaron en primer lugar que veÍan un espíritu, no al verdadero Jesús, quien tuvo que tranquilizarles: "¿Por qué os turbáis...? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espiritU no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo" (/Lc/24/38). Ellos seguían sin creer, por lo que Jesús les dijo: "¿Tenéis aquí algo de comer? Le dieron un trozo de pez asado, y tomándolo, comió delante de ellos" (/Lc/24/41-43). La incredulidad inicial, pues, no fue sólo de Tomás, sino de todos los apóstoles, gente sana, robusta, realista, alérgica a las alucinaciones, que se rindió sólo ante la evidencia de los hechos.

Con un material humano de este tipo también era muy improbable pasar de la idea de un Cristo que merecía revivir espiritualmente en los corazones a la idea de una resurrección corporal a fuerza de reflexión y entusiasmo. Entre otras cosas, en lugar del entusiasmo, tras la muerte de Cristo, había en los apóstoles sólo desazón y decepción. Además no tuvieron tiempo: ¡en quince dias un fuerte grupo de personas, no acostumbradas a la especulación, no cambia completamente de mentalidad sin la ayuda de sólidas pruebas!.Homilía de la vigilia pascual, Venecia 21 de abril de 1973

6.De vieja gnosis se trata.-«"¿Teologia nueva?" ¡Bienvenida sea! Sin embargo, a veces nos engañamos: no se trata de nueva teologia, sino de vieja gnosis. Reaflora, en efecto, a menudo la mentalidad presuntuosa de los antiguos gnósticos: "¡Nosotros damos explicaciones a nivel de altísima ciencia, nosotros nos comemos las pobres, rancias y superadas explicaciones del Magisterio!". Vuelve también el método de la gnosis: es decir, tomar los temas y los términos de la fe católica, pero sólo parcialmente, arrogándose el derecho de tamizarlos y seleccionarlos, de entenderlos a nuestra manera, de mezclarlos con ideologías extrañas y fundar la adhesión a la fe no en la autoridad divina, sino en motivos humanos; por ejemplo, en esta o aquella opción filosófica, en la coincidencia de un tema dado con determinadas decisiones políticas abrazadas con anterioridad». Homilía sobre Cristo liberador, Venecia, 7 de marzo de 1973

7. Quietismo y pelagianismo.-«...no tengo ningún deseo de convertirme en heresiólogo; sin embargo, a veces siento fuerte dentro de mi la tentación de señalar huellas de quietismo y semiquietismo, de pelagianismo y semipelagianismo en escritos y discursos que, o describen el trabajo pastoral como si todo dependiera de los hombres o de las técnicas sociológicas, o hablan de nosotros, los pobres humanos, como si no tuviéramos ya nada que ver con el pecado». Invitación al clero para los ejercicios espirituales, Venecia, 5 de agosto de 1974

8. El amor a la Tradición.-«No se hace necesario hoy recomendar el estudio y la lectura devota (que no es estudio) de la Biblia: por suerte, ambas cosas han entrado en los corazones después del Concilio. Os recomiendo, en cambio, el amor a la Tradición: no seáis de esos que, deslumbrados y ciegos, más que iluminados, por algún relámpago, piensan que el sol existe sólo desde este momento y que a todo le quieren dar la vuelta y cambiar». Comienzo de curso del seminario, Venecia, 20 de septiembre de 1977.

9. Sólo Dios puede tocar el corazón.-«Uno de los obispos más brillantes fue san Pablo apóstol, quien decía de su predicación en Corinto "Yo eché la semilla, pero nada hubiera ocurrido si Dios no la hubiera hecho crecer". No es cuestión de correr, es cuestión sólo de misericordia y delicadeza de Dios. Yo, obispo, y mis sacerdotes podemos instruir, iluminar, convencer también, pero no más; sólo Dios puede tocar el corazón y convertiros». Primera homilía en la Catedral, Vittorio Véneto, 11 de enero de 1959

10. El pecado cometido se convierte casi en una joya.-«En Pascua, Dios espera. Un pródigo que regresa le da más consuelo que noventa y nueve que siguieron siendo fieles; dada su infinita misericordia, mientras un pecado aún por cometer es evitado a costa de cualquier sacrificio, el pecado ya cometido se convierte en nuestras manos casi en una joya, que podemos regalar a Dios para darle el consuelo de perdonar. ¡Intentémoslo! Uno queda como un señor cuando se regalan joyas». Carta a los fieles de Vittorio Véneto, 7 de febrero de 1959

11. El cónclave.-«Un escrito de san Bernardo se utilizó una vez de una manera muy curiosa. Ocurrió durante un cónclave para elegir al papa, los cardenales estaban muy indecisos sobre a quién elegir. Uno de ellos pidió la palabra e hizo la siguiente reflexión: "Queridos colegas, el criterio que hay que seguir en este momento ya fue expuesto con claridad y limpidez por san Bernardo en la carta tal y tal: "Si alguien es sabio, que nos dé buenas lecciones; si tiene piedad, que ore por nosotros; si es prudente, que nos gobierne". Arrodillémonos, pues, ante aquellos que entre nosotros son sabios y tienen piedad, pero elogiemos a aquel que está dotado de prudencia"». Elogio de la prudencia. Discurso en la Universidad Federal de Santa Maria, Brasil, noviembre de 1975

12. Roma y los pobres.-«Algunas de sus palabras [del alcalde de Roma] me han hecho recordar una de las oraciones que de muchacho rezaba con mi madre. Decía así "Los pecados que gritan venganza ante Dios son... oprimir a los pobres, robarles a los obreros en su salario". A su vez, el párroco me preguntaba en la escuela de catecismo: "Los pecados que gritan venganza ante Dios, ¿por qué están entre los más graves y funestos?". Y yo respondía con el catecismo de Pio X: "!. .. por ser directamente contrarios al bien de la humanidad y tan odiosos que provocan, como ningún otro, los castigos de Dios". Roma será una verdadera comunidad cristiana si honra a Dios no sólo con la afluencia de los fieles a las iglesias, no sólo con una vida privada vivida con morigeración, sino también con el amor por los pobres. Estos -decía el diácono romano Lorenzo- son los verdaderos tesoros de la Iglesia; quien pueda, pues, debe ayudarlos para tener y ser más sin ser humillados y ofendidos con riquezas ostentadas, con dinero derrochado en cosas fútiles y no invertido -cuando fuera posible- en empresas de interés común». Basílica de san Juan de Letrán, 23 de septiembre de 1978
"No anteponer nada al amor de Dios"

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