Lección 9. Preguntas de reflexión
1. Ratisbona es uno de los centros de música mencionados en la lección. ¿Cuál es la relación de esta ciudad con el Santo Padre Benedicto XVI? ¿Sabía usted que el Papa actual es músico? Vea
http://www.betania.es/historico/762-dom... /piano.jpg .
R/ El miércoles, 13 septiembre 2006 Benedicto XVI hizo un discurso que pronunció el martes en la tarde en el que mantuvo un encuentro con Representantes Alemanes del Mundo de la Ciencia en el aula magna de la Universidad de Ratisbona, de la que había sido catedrático y vicerrector. El titulo de la Conferencia fue: "Fe, Razón y Universidad. Recuerdos y reflexiones ». Fue un discurso emotivo de su parte.
En el quinto día de su estancia en Baviera, el Papa Benedicto XVI se dirigió a la recién renovada Basílica de "Nuestra Señora de la Vieja Capilla" de Ratisbona para bendecir el nuevo órgano del
templo donde resaltó el valor de la música sacra y la necesidad de la activa participación en la liturgia para realizar la comunión eclesial y capacitarnos para la transformación del mundo en Cristo.
R/ El Papa Benedicto XVI dice que la música es el lenguaje universal de la belleza, capaz de unir entre sí a las personas de buena Voluntad. La música bañó toda la tierra. También dijo: Al echar una mirada hacia mi vida Pasada, doy gracias a Dios porque puso a mi lado la música casi como una compañera de Viaje, que siempre me ha dado consuelo y alegría. Le doy gracias a las personas que, desde los primeros años de mi infancia, me acercaron a esta fuente de inspiración y de serenidad. Doy las gracias a los que unen música y oración en la alabanza a Dios, ellos nos ayudan a glorificar al Creador y Redentor del Mundo, que es Maravillosa obra de Sus Manos. Y expreso el deseo de que la grandeza y la belleza de la Música os de a vosotros, amigos queridos, nueva y continua inspiración para construir un mundo de amor, de solidaridad y de paz.
"Benedicto XVI es un gran músico, entiende y es además un consumado especialista pese a sus múltiples ocupaciones lo que me lleva a perseverar en esta apuesta de culturizar a Canterería, a Burjassot, a Valencia a través de la música bien entendido que todo el mérito es de los diversos autores, ahora mismo de Mozart. Yo solo soy el que pone el "cd" para que quien quiera se pueda deleitar con este arte simpar de los sentidos y acercarse de paso, a lo que se emana desde la Iglesia: la gracia de encontrarnos con Cristo y Cristo Resucitado".
2. Con estas dos cosas en mente, ¿qué importancia piensa que le dará el Santo Padre a la música litúrgica? ¿Cómo se prepararía si fuera el encargado de música de una parroquia para responder a sus posibles futuras demandas?
R/ El Papa resalta el valor de la música sacra y la liturgia en la Iglesia.
Basado en las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el Santo Padre destacó que tanto la música sacra como el canto "son más que un embellecimiento del culto", pues "ellos mismos son parte de la acción litúrgica". "La solemne música sacra con coro, el órgano, la orquesta y el canto del pueblo no es un agregado que enmarca o hace agradable la Liturgia, sino un importante medio de participación activa en el culto", dijo.
Al referirse al órgano, "el rey de los instrumentos musicales, porque retoma todos los sonidos de la creación y da resonancia a la plenitud de los sentimientos humanos", el Pontífice señaló que este instrumento es capaz de "dar resonancia a todas las experiencias de la vida humana" y, trascendiéndola, "nos dirige a lo divino", pues sus "múltiples posibilidades" nos recuerdan "la inmensidad y la magnificencia de Dios".
Benedicto XVI hizo una analogía entre el instrumento musical y la comunidad eclesial. En aquel, "los numerosos tubos y registros deben formar una unidad. Si de una parte u otra algo se bloquea, si un tubo está desentonado, en un primer momento esto es tal vez perceptible solamente a un oído entrenado. Pero si más tubos no están bien entonados, entonces se obtienen desentonaciones y la cosa se vuelve insoportable. También los tubos de este órgano están expuestos a cambios de temperatura y a factores de agotamiento". "Es esta una imagen de nuestra comunidad", apuntó el Papa. "Al igual que una mano experta debe afinar constantemente el órgano, también en la Iglesia, teniendo en cuenta la variedad de dones y carismas, necesitamos encontrar siempre de nuevo, mediante la comunión en la fe, la armonía en la alabanza a Dios y en el amor fraterno. Cuanto más nos dejemos transformar por Cristo en la liturgia, tanto más seremos capaces de transformar el mundo, irradiando la bondad, la misericordia y el
amor de Cristo por los demás", explicó.
3. Escriba en 100 letras o menos el significado de “Cecilianismo”.
R/ Es un movimiento surgido en el siglo XIX, momento en el que comenzaban a adquirir cierta solidez científica las disciplinas musicológicas, que pretendía una reforma de la música asociada a la actividad religiosa con el objetivo de que los compositores volvieran sus ojos a la música sacra antigua considerándola como modelo formal, como fuente de inspiración y como la expresión más perfecta de la adecuación entre música y culto.
El siglo XIX fue el momento en el que los estudiosos, a menudo desde el mismo seno de la Iglesia Católica, comenzaron a trabajar sistemáticamente en la recuperación e interpretación del repertorio anterior al establecimiento del moderno sistema de notación musical, particularmente en la revisión del repertorio gregoriano. La parte más significativa de esta tarea se llevó a cabo en los monasterios franceses que poseían en sus bibliotecas los más ricos fondos de este tipo de repertorio, particularmente en el de Solesmes, pero los resultados de los estudios que llevaban a cabo los gabinetes de investigadores dirigidos por monjes, como dom Prosper Guéranger, dom Joseph Pothier o dom André Mocquereau, trascendieron suficientemente como para abrir los ojos de ciertos grupos de intérpretes y compositores al antiguo repertorio eclesiástico. Estos y otros estudios, animados por el mismo espíritu característico del Romanticismo que impulsaba a buscar las raíces de cada país en lo poco que entonces podía entreverse de su cultura medieval, a pesar de ser minoritarios, trascendieron suficientemente como para contribuir a difundir en ciertos círculos el interés por la música sacra primitiva.
El espíritu del cecilianismo tuvo especial influencia en el área católica germánica, uno de los círculos musicales más activos de la época debido a que en él las influencias italianas se mezclaban con la rica tradición musical germánica. En el año 1869, el compositor alemán de música religiosa F. X. Witt fundó la academia conocida como Sociedad General de Santa Cecilia (Allgemeine Cäcilien-Verein), a la que el papa Pío IX otorgó su ratificación un año después y cuyo propósito era, precisamente, el de velar por la reforma de la música eclesiástica de tal manera que en las nuevas composiciones apareciera reflejado el cuidado por ceñirse a los preceptos del stile antico polifónico, con el fin de evitar caer en los excesos a los que había dado lugar la poderosa influencia del arte operístico y del estilo compositivo sinfónico en la creación de música sacra. Se trataba de una empresa difícil, teniendo en cuenta el hecho de que buena parte de los compositores que en la época se dedicaban a la creación de óperas y sinfonías dependían para su subsistencia de la composición regular de música religiosa al encontrarse, ocasional o permanentemente, al servicio de una determinada capilla musical. Esta doble dedicación al repertorio profano y al sacro hacía muy difícil el conservar una pretendida pureza en el estilo compositivo de la música religiosa, especialmente si se tiene en cuenta que para algunos compositores el componer piezas destinadas a acompañar la liturgia podía no tener, al menos en el caso de las obras de juventud de muchos de estos músicos, mucho más sentido que el de proporcionarles medios de subsistencia, mientras que era en el campo de la música profana, particularmente en el de la ópera, donde los compositores experimentaban con las novedades surgidas en cada país o traídas de otros en los que ya hubieran alcanzado alguna clase de reconocimiento.
4. La polifonía moderna aparece como una respuesta a los retos que planteaba el motu propio. Tomando a esta escuela como modelo, ¿qué lecciones nos da para enfrentar los requerimientos que aparecieron a partir del Vaticano II en el tema de la música?
R/ 1. La Iglesia aprueba todas las formas de arte auténtico, adornadas de las cualidades necesarias, y las admite en el culto divino. La finalidad de la música sacra es la gloria de Dios y la santificación de los fieles.
2. Es necesario conservar y fomentar con la máxima atención el tesoro de la música sacra y promover diligentemente las “scholae contorum”, sin olvidar la participación activa de los fieles.
3. Hay que dar mucha importancia a la formación y a la práctica musical en seminarios, noviciados, casas de estudios religiosos, etc. (...) También se recomienda la erección de institutos superiores de música sacra.
4. La Iglesia reconoce el canto gregoriano como canto propio de la liturgia romana; por eso en las acciones litúrgicas, en paridad de condiciones, le corresponde el lugar principal.
5. No se excluyen los otros géneros de música sacra, especialmente la polifonía.
6. El órgano tubular ha de ser tenido en grande estima en la Iglesia latina. Su sonido puede añadir un admirable fulgor a las ceremonias y elevar potentemente las almas a Dios y a las cosas superiores. Se podrán admitir otros instrumentos, siempre y cuando sean aptos o adaptables al uso sagrado, sean cónsonos a la dignidad del templo y ayuden de verdad a la edificación de los fieles. (...)
7. Los músicos cristianos deben sentirse llamados al cultivo de la música sacra. Compongan melodías que tengan las características de la auténtica música sacra, para los coros grandes, los más modestos, y para el pueblo.
“El canto gregoriano no debe permanecer en el ámbito de la academia, no tiene que ser una momia de museo, sino que debe recuperar su papel de canto vivo, también de la asamblea en lo que le toque, seguro de que va a hallar en él la satisfacción de sus más profundas tensiones espirituales, y se sentirá verdaderamente pueblo de Dios.
Es hora de decidirse, es hora de que de las iglesias mayores, de las catedrales, de los monasterios, de los conventos, de los seminarios y de las casas de formación venga el ejemplo luminoso. Y así también las parroquias, hasta las más humildes, incluso los grupos y movimientos eclesiales, acabarán por sentir el contagio de la belleza suprema del canto de la Iglesia, que va a resonar persuasivo y va a amalgamar al pueblo con el verdadero sentido de la catolicidad. Y el canto gregoriano informará también las composiciones de nuevo cuño y guiará con el auténtico “sensus Ecclesiae” los esfuerzos de una recta inculturación.
Todo esto será posible con el concurso de dos factores que juzgo de la máxima importancia:
1) La necesidad de la formación musical y litúrgica de sacerdotes, religiosos y fieles. Hay que actuar con seriedad para evitar perjudiciales dilectantismos. Hay que arrastar en el compromiso – asegurando también una justa remuneración – a quienes con tanto ahínco se prepararon para tal servicio. En una palabra, hay que saber destinar dinero para la música. No es lógico que se gaste en todo, inclusive flores y alfombras, excepto que en la música. ¿Qué sentido tendría animar los jóvenes a estudiar y después tenerlos en huelga, o más aún, humillados y zarandeados por nuestros caprichos y nuestra escasa seriedad?
2) Necesidad de concordia en la acción. Nos recuerda Juan Pablo II en su quirógrafo: ‘El aspecto musical de las celebraciones litúrgicas no se puede dejar a la improvisación ni al arbitrio de los particulares, sino que hay que confiarlo a una bien concertada dirección en el respeto de las normas y competencias. Respeto, pues, de las normas. Este es el deseo cada vez más general. Esperamos indicaciones dignas de crédito e impartidas con autoridad. Este es un servicio que, coordinando todas las iniciativas e instancias locales, compete a la Iglesia de Roma, a la Santa Sede. Este es el momento oportuno, y no hay tiempo que perder.”