por pattypj » Dom Dic 16, 2012 9:11 pm
Preguntas
de reflexión que debes responder en los foros del curso
Antes de responder estas preguntas se recomienda leer:
Ad Gentes
Apostolicam Actuositatem
1. ¿De qué trata la declaración apostólica Ad Gentes?
"La Iglesia existe para evangelizar. Fieles al mandato del Señor Jesucristo, sus discípulos fueron por el mundo entero para anunciar la Buena Noticia, fundando por todas partes las comunidades cristianas."
"También en nuestro tiempo el Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia un nuevo impulso para anunciar la Buena Noticia, un dinamismo espiritual y pastoral que ha encontrado su expresión más universal y su impulso más autorizado en el Concilio Ecuménico Vaticano II. Este renovado dinamismo de evangelización produce un influjo beneficioso sobre las dos «ramas» especificas que se desarrollan a partir de ella, es decir, por una parte, la missio ad gentes, esto es el anuncio del Evangelio a aquellos que aun no conocen a Jesucristo y su mensaje de salvación; y, por otra parte, la nueva evangelización, orientada principalmente a las personas que, aun estando bautizadas, se han alejado de la Iglesia, y viven sin tener en cuenta la praxis cristiana."
De esta manera, el decreto establece las pautas, normas, deberes y derechos de los cristianos respecto a su actividad misionera.
2. ¿Por qué es importante la actividad misionera de la Iglesia?
El elemento indispensable y fundamental para la evangelización es el testimonio de vida y de cómo debe estar presente donde quiera que vivamos, de manera que todos los demás, al observar nuestra conducta y obras, glorifiquen a Dios y perciban, cabalmente, el sentido auténtico de la fe cristiana. Como diría más adelante el Papa Juan Pablo II: "El verdadero misionero es el santo"3. ¿Que existan elementos de verdad en otras religiones implica que tengan algún valor salvífico o que la Iglesia ya no sea necesaria para la salvación?
La importancia del cumplimiento de este deber, ya que es la Iglesia la que contiene "en sí la totalidad o la plenitud de los medios de salvación. De esta manera, sin dejar de reconocer los elementos verdaderos que pueden encontrarse en otras religiones, desconoce su valor salvífico en cuanto a tales. Se trataba de una de las cuestiones que más habían influido en las crisis de las misiones, y por lo cual el Concilio afirma que ello no disminuye la absoluta necesidad de la Iglesia y de su misión (tanto respecto a los individuos como respecto a las religiones). Todo cristiano debe tener claro que Iglesia no es superflua sino radicalmente necesaria. Todo esto lo hace por medio de una visión histórico-salvífica y trinitaria tomando el planteamiento de la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, en la que se sitúa a la Iglesia en el corazón del plan salvífico del plan de Dios, de manera que si toda la Iglesia es misionera, todos los miembros del pueblo de Dios debemos asumir nuestra propia responsabilidad.
4. ¿A quienes corresponde trabajar para que los hombres se vuelvan capaces de restablecer rectamente el orden de los bienes temporales y de ordenarlos hacia Dios por Jesucristo?
La cooperación por parte de todas las vocaciones e instituciones eclesiales, así como los deberes los obispos, sacerdotes, comunidades cristianas, institutos de perfección y laicos en general.
5. ¿Cómo invita el Concilio a enfrentar los problemas actuales junto con los errores gravísimos que se difunden?
Un importante documento en plena continuidad con la declaración Ad Gentes es la encíclica Redemptoris missio del Papa Juan Pablo II, en la cual, aunque se reconocen los frutos misioneros del Concilio se advierten también obstáculos que han debilitado el impulso de actividad misionera. En esta memorable encíclica nos invitó a renovar el compromiso misionero, siempre en compañía del Magisterio:
" No obstante, en esta « nueva primaveras del cristianismo no se puede dejar oculta una tendencia negativa, que este Documento quiere contribuir a superar: la misión específica ad gentes parece que se va parando, no ciertamente en sintonía con las indicaciones del Concilio y del Magisterio posterior. Dificultades internas y externas han debilitado el impulso misionero de la Iglesia hacia los no cristianos, lo cual es un hecho que debe preocupar a todos los creyentes en Cristo. En efecto, en la historia de la Iglesia, este impulso misionero ha sido siempre signo de vitalidad , así como su disminución es signo de una crisis de fe.
A los veinticinco años de la clausura del Concilio y de la publicación del Decreto sobre la actividad misionera Ad gentes y a los quince de la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, del Papa Pablo VI, quiero invitar a la Iglesia a un renovado compromiso misionero, siguiendo al respecto el Magisterio de mis predecesores... En efecto, la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola! La nueva evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal."