por marujita849 » Mar Mar 05, 2013 5:17 pm
1.-En la práctica, ¿qué significa para el hombre creer en Dios?
Significa que con la inteligencia, la voluntad y el corazón acepta las verdades de Dios reveladas al ser humano por medio de su Hijo Jesucristo. Es dejar que actúe con confianza, con serenidad en la historia, en la vida interior y personal de cada hombre que está dispuesto a obedecerle acatando la VERDAD que dice y enseña a través de su Palabra, entablando con Él una relación personal de amor y entrega total; es tener la certeza de que su presencia es real y que es presencia que da vida y salvación
San Juan: «En esto sabemos que le conocemos, en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: Yo le conozco, pero no guarda sus mandamientos, es un persona ue dice mentiras, y la verdad no está con él» (1 Jn 2,4). Creer en Dios, reconocerle como tal, es guardar sus mandamientos, cada uno desde su situación: y su mandamiento no es otro que amar como él ama, y en esto está toda justicia.
2. ¿Qué debemos hacer para creer?
Pedir que Dios nos conceda esa gracia, que infunda en nuestra alma esa luz sobrenatural sin pasar por los sentidos ni por la inteligencia… estar convencidos que todo viene de Dios y por ende debemos presentar a él nuestra disponibilidad para hacer parte de la comunidad de creyentes que escuchan su llamado a la santidad. Dios nos regala dones personales para ponernos en camino de aceptación de su Palabra
3. ¿Qué es la fe?
Solemos decir que la fe es creer en lo que no se ve. La fe es ante todo una actitud del espíritu. La fe es la entrega absoluta del ser: alma, mente y corazón a la voluntad del Dios vivo. Es la disponibilidad activa del ser humano a aceptar a Dios, a su Palabra sin tener pruebas lógicas ni evidencias científicas. La fe es un regalo de Dios que nos concede hacer realidad en nosotros el Reino de Dios viviendo la esperanza, la justicia y la caridad y nos permite vivir su amor sirviendo a los hermanos.
4. ¿Qué debemos hacer para conservar y aumentar la fe?
La fe la recibimos como simiente en el día de nuestro Bautismo. Pero Dios a medida que lo amamos y lo conocemos, nos da millones de oportunidades para que vaya creciendo nuestra fe y se vuelva un fruto producto de nuestra vida de creencia divina. Nos corresponde pedir primeramente con mucha humildad, y luego con ahínco, con insistencia, con verdadero deseo del corazón que el Señor aumente nuestra fe para que sea una fe grande como la de Abraham, Isaac y Jacob.
Y este maravilloso Regalo de Dios, que es la fe, hace que dejemos de fijarnos en nosotros mismos y nos entreguemos confiados a su poder y cuando ello sucede con amor nuestra fe se vuelve un carisma. “Que busques a Cristo. Que encuentres a Cristo. Que ames a Cristo” Lo decía San Josemaría.
Debemos no solo pedir sino que también debemos formarnos, amar la Palabra y amar y perseverar en la oración. Nuestra fe debe ser celebrada y compartida.
18 Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos, 19 y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio, EFESIOS 6, 18-19
5. ¿Por qué afirmamos que no hay contradicción entre la fe y la ciencia?
Porque tanto la fe como la ciencia tienen sui origen en Dios. El campo de la ciencia y el campo de la fe son completamente distintos aunque no contradictorios y se complementan el uno con el otro, pues ambos responden a realidades existentes en el hombre: lo material y lo espiritual. Ambas contribuyen al engrandecimiento, perfección y progreso del hombre.
6. ¿Qué diferencia hay entre sacramentos y sacramentales?
Sacramento no es un simple rito religioso es, más bien, un encuentro con Cristo que comunica automáticamente la gracia de Dios a los hombres. Son realidades salvíficas, son experiencias reales y concretas que son fuente de vida, que producen Vida Divina en cada creyente y permiten adquirir y vivir la verdadera libertad de hijos de Dios.
Jesús. El Gran Sacramento del Padre, es quien da la vida a los sacramentos.
Los Sacramentales son el complemento de la realidad salvífica de los Sacramentos y que alimentan la Vida Cristiana. Las bendiciones, las consagraciones, los exorcismos, el agua bendita, el pan bendito, el aceite bendito, el cirio bendito, el agua bendita, etc. Son sacramentales populares y más usados por el Pueblo de Dios. Estos fueron instituidos por la Iglesia, no por Cristo, como signos de la fe en el amor de Dios para con el hombre. Lo importante es que estos signos sacramentales no deben convertirse, por el mal uso, en fuentes de desviaciones como objetos fetichistas, mágicos y supersticiosos. La Iglesia debe divulgar una clara y constante Catequesis al respecto.