Tema 10.- El Misionerismo: ¿Ideal o necesidad?
"El mal se devora a sí mismo, pero si el mal no lo combatimos con el bien, aparecerá nuevamente bajo otra forma diferente".
El capitalismo se devora a sí mismo porque no está fundamentado en el amor. Es la sin razón de la depredación del más grande al más chico sin tomar en cuenta al ser humano para nada. Sólo se toman en cuenta las mejoras de la persona en cuanto a factores de mercado, competencia y exigencias políticas y sociales derivadas de los factores anteriores, pero no en cuanto a razonamientos antropológicos del ser humano.
El Socialismo también se devora a sí mismo, porque tampoco está fundamentado en el amor. Busca ayudar al hombre, pero sin tomarlo en cuenta. Por lo cual exige del mismo una productividad donde difícilmente se puede ver cuál va a ser su destino. Si produce poco o mucho no redunda en satisfacciones personales, no toma en cuenta sus necesidades, sino que todo se supedita al Estado, con lo cuál la motivación para trabajar es muy baja. Pero sobre todo, el Socialismo niega y prohíbe la relación del hombre con su Creador. En el fondo se convierte en la justificación de la lucha de poder político y económico en las altas esferas, en los lugares donde se encuentra y no toma al hombre en cuenta para nada.
Es inmoral, aberrante y peligrosa para la humanidad la existencia de los desequilibrios económicos extremos existentes en la actualidad.
El dinero tiene un valor importante en nuestra vida; nos da seguridad y tranquilidad a nosotros y a nuestros hijos, pero debemos reubicar el verdadero significado del dinero como medio y no como un fin.
Lo paradójico es que el dinero en excesiva abundancia también es malo para el que lo posee. El dinero per se, en exceso, también es malo para el ser humano si no se utiliza para el bien, como por ejemplo generar riqueza para dar trabajo y ayudar a los demás.
El dinero es fuente de conflictos internos entre familiares y de conflictos externos entre socios, clientes, personas deshonestas, etc. Coarta la libertad en la toma de decisiones, pues se basa en principios humanos y se rige por principios económicos de status, de relaciones, etc., muchas veces aberrantes para la humanidad.
San Juan de la cruz dice en sus poesías: "Para poseerlo todo no hay que poseer nada". Entonces es lógico pensar que en el plano material, el que posee todo, no posee nada y no posee nada de lo realmente valioso para el ser humano que es la Trascendencia; y no posee nada porque por todo lo que posee, está sujeto a muchas cosas materiales de tal forma que no es dueño de sí mismo, sino que las cosas lo poseen y las circunstancias lo dominan.
La vida está llena de grandes paradigmas; para valorar las cosas, primero necesitamos sufrir para conseguirlas y cuando las conseguimos las vemos de una forma diferente de cómo, por herencia, suerte o regalo se nos dan. El refranero popular tan sabio es pocas veces escuchado: "Padre millonario, hijo banquero, nieto pordiosero". Estoy seguro que todos conocemos muchos casos de personas cuyas grandes fortunas sus hijos despilfarraron precisamente por no saber el valor de las cosas.
Así mismo nos pasamos muchas veces la vida tratando de ser los más importantes, los más poderosos, a costa, muchas veces, de mucho sufrimiento para nosotros o para los demás y sobre todo para nuestras familias sin cuestionarnos profundamente si vale la pena.
Por otro lado, la Biblia nos dice: "De qué le sirve al hombre ganar todo el dinero del mundo si pierde la eternidad" Mc 8, 36.
Frases y párrafos anteriores muy sencillos de leer, pero de una gran profundidad sobre la cual todos deberíamos reflexionar muy profundamente.
Dios nos da talentos no solamente para que los disfrutemos, sino para que con ellos ayudemos a nuestros semejantes.
El dinero como medio es una gran bendición, como fin es una aberración. El Misionerismo busca la concientización del valor del "ser" per se y no el valor del ser por el "tener".
Quisiera reflexionar ahora si el Misionerismo es un ideal o una necesidad. Pudiera parecer de sentido común que las personas debiéramos tomar conciencia de la Trascendencia y tratar de caminar hacia ella, a través de todos los medios a nuestro alcance, pero desafortunadamente "el sentido común es el menos común de los sentidos". Es por ello que, el gran riesgo que corre la humanidad es que los grandes representantes del Capitalismo o del Socialismo quieran imponer a la humanidad, como de hecho ya lo están haciendo- su visión de modus vivendi, su Nuevo Orden Mundial, por medio del cual, el ser humano se convierte solamente en un medio para las aspiraciones de un pequeño grupo de personas, representantes de cada una de las dos actuales formas económicas de vida.
Si realmente queremos recuperar el control de nuestras propias vidas, si queremos una sociedad diferente a la que tenemos, si queremos cambiar nuestro mundo por un mundo mejor, el único, repito, el único camino es encontrar una nueva filosofía de vida social y económica, donde el hombre debe ser el fin y no un medio y debe estar basada en el amor, y lógicamente el único amor verdadero es el amor a Dios y a través de Él a nuestros semejantes.
Parece bastante claro que en un futuro el mundo estará gobernado y dirigido cada vez por menos personas. La globalización, las grandes empresas, los gobiernos organizados en bloques geopolíticos, nos van a llevar de forma irremediable hacia la concentración de poderes cada vez en menos manos. Yo creo que el problema no sería tanto éste, -que sí creo que es un verdadero problema, y deberíamos replantearnos si realmente queremos que esto pase, y si no, qué alternativas debemos impulsar- sino en la manos de quien o quienes va a estar el mundo del futuro, de gente formada solamente en la parte humana y sin conciencia espiritual, o en gente con un profundo conocimiento de Dios, y que a través de Dios busquen servir al ser humano.
Cuando una empresa busca contratar a una persona, lo primero que hace es definir su perfil en base al puesto que va a ocupar. Debería de ser de Sentido Común que el mundo empezara a cuestionarse cuál debería de ser el perfil de los actuales y futuros dirigentes de nuestra sociedad.
El Misionerismo debe despertar a este mundo tan tremendamente muerto, "tan tremendamente dormido"; y debe despertar la conciencia de la gente, y alertarla de que el único camino que la sociedad puede seguir es el camino del descubrimiento de uno mismo en su unión con Dios, el camino de la Verdad, el camino del Amor.
Los únicos líderes que deben de dirigir el mundo del futuro han de ser aquellos que estando muy formados en la parte humana, social y espiritual funcionen también en base al amor, y que sean conscientes de que si queremos ser los primeros en el reino de Dios, debemos ser aquí los últimos y que su labor sea ponerse a servir a los demás.
El Misionerismo es la toma de conciencia de que a través del amor se busca servir a los demás. En el Misionerismo todos vivimos para servir.
El Misionerismo trabaja hacia dentro. Busca mejorar a la persona, mejorando su interior. Busca mejorar a la empresa mejorando su interior, su gente. Busca mejorar los gobiernos, mejorando su interior, su gente.
Es por ello que El Misionerismo busca ser esa nueva alternativa económica y de vida, que dé al mundo una salida al caos en que se encuentra; y Ser también una alternativa al posible conflicto mundial que se va a generar si no encontramos una nueva opción a un mundo más Espiritual y más Humano.
Cometarios recientes de la Jerarquia Catolica.Benedicto XVI a la Plenaria del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz:
"La defensa de los derechos humanos ha tenido grandes progresos en nuestro tiempo; sin embargo la cultura moderna caracterizada, entre otras cosas, por un individualismo utilitarista y un economicismo tecnocrático tiende a devaluar la persona".
El Papa afirma que:
"Los derechos y deberes no tienen como único y exclusivo fundamento la consciencia social de los pueblos, sino que dependen fundamentalmente de la ley natural, inscrita por Dios en la conciencia de cada persona y, por tanto, en última instancia de la verdad sobre el hombre y sobre la sociedad".
El Arzobispo de Burgos añade (InfoCatolica.com, 7/12/2012):
La persona humana goza de una primacía real que la hace responsable de sí misma y de toda la creación. El trabajo es pues un bien fundamental para el hombre en orden a su personalización, a su socialización, a la formación de una familia, y al bien común y a la paz.
En contraste, la perspectiva de individualismo utilitarista y de economicismo tecnocrático, hacen que el hombre sea considerado como capital humano o simple fuente de recursos como pieza o parte de un engranaje productivo o financiero, que estrangula al propio hombre.
Preguntas de reflexión que debes responder en los foros del curso1.- ¿Que sabes de la existencia de Grupos de Poder Globales, y que sabes del Nuevo
Orden Mundial Ateo que nos quieren imponer?
2.- ¿Qué piensas del Capitalismo y del Comunismo, y que te parecería una tercera vía
como el Misionerismo, sería un ideal o una necesidad?
3.- ¿Cuál es tu opinión sobre los gobiernos y políticos del mundo, y si no estás de
acuerdo en cómo son, como piensas que deberían de ser?
4.- ¿Cuál sería tu visión del mundo, si adoptara una filosofía como el Misionerismo,
dónde Dios esté en el centro de todo?
5.- ¿Hasta dónde crees que podríamos llegar como sociedad, si impulsáramos la
Revolución del Conocimiento integral, el conocimiento técnico junto con el espiritual?
APLICACIONESEMPRESA: El trabajo tiene como fin el bien común, pero no a toda costa. Luchar por la supremacía del humanismo y la ética en relación a la técnica, el poder y el enriquecimiento.
FAMILIA: Buscar el equilibrio entre la dedicación doméstica en el hogar y las aportaciones de trabajo en forma de contrato legal y deseablemente estable fuera del hogar.
PERSONAL: Tratar de contribuir tanto dentro como fuera de casa a dar fruto y futuro a la familia y a la sociedad.
Extracto de la tesis de maestria sobre El Misionerismo.Hasta ahora ni el capitalismo ni el socialismo ni mucho menos el Comunismo han sido una solución para los problemas económicos y sociales de las sociedades que vivimos en este mundo. Antes bien, han sido incapaces de combatir la pobreza y de contribuir en el desarrollo verdadero de los pueblos...
Detrás del capitalismo y del socialismo hay una filosofía. El primero, concibe al hombre como un ser libre con derecho a la propiedad privada y a la libre iniciativa laboral. El segundo, hace énfasis en el colectivo social como lo verdadero, importante y real.
Debemos reconocer que ambas doctrinas tienen aspectos positivos que no se pueden dejar de lado. Son éstos precisamente los que el Misionerismo retoma y reorienta para hacerle frente a las necesidades humanas, pero va más allá puesto que es una filosofía que no se limita, en exclusiva a los hombres de fe, sino a todo hombre de todo tiempo y de toda cultura sin identificarse con ninguna cultura en especial. Esto no quiere decir que no sea compatible con las cultura mismas, todo lo contrario, es capaz de impregnar a todas sin depender de ninguna.(1) No se queda sólo en la parte económica y social, sino que abarca al hombre hasta su trascendencia contemplándolo así, en todos sus aspectos: material, físico y espiritual.
No sólo se trata de que, como unos dicen, haga falta una mayor difusión de los elementos intrínsecos del sistema capitalista tales como capacitación, responsabilidad, ahorro, trabajo competente, capacidad de riesgo, potenciación de la gente pobre, marco jurídico-político estable, legalidad, confianza, estabilidad familiar, entre otros.(2)
Más bien, es preciso crear una síntesis de estos dos grandes ideales que produzca un nuevo orden económico y abrace a las dos tradiciones: una libre empresa que considere todas las dimensiones humanas y que se desenvuelve en forma democrática(3), pero con una responsabilidad social y espiritual Trascendente.
1. Capitalismo y MisionerismoEl Capitalismo sólo toma en cuenta las mejoras de la persona en relación con los factores económicos: "cuánto tienes cuánto vales", así como las exigencias políticas y sociales derivadas de los factores anteriores, pero no en cuanto a razonamientos "antropológicos" desplazando al "ser" por el "tener". Sigue la mecánica de la libre competencia, la ley de la oferta y la demanda, que no tiene factores de ajuste para evitar la acumulación de riqueza que se genera en pocas manos; en consecuencia, se llega a una indiferencia total de las necesidades del otro por centrarse en el ejercicio de la actividad humana carente de conciencia y responsabilidad. Es inmoral, la existencia de los desequilibrios económicos extremos existentes en la actualidad y que este sistema ha propiciado. (4)
El Misionerismo propone centrarse en el ejercicio de la actividad humana consciente y responsable que considera las necesidades y desarrollo integral del otro como las de sí. Dice sí, a la libre iniciativa privada para desarrollar actividades económicas pero no, a la acumulación inmoral, peligrosa e irresponsable de capital que se genera, en pocas manos. Considera que tanto el capital como el trabajo no pueden desligarse de la persona como lo hace el capitalismo.
En el Misionerismo el capital, entendido como inversión económica y activos, es muy importante, pero más importante es el capital "humano", su desarrollo y la familia en la que este capital se forma; en este sentido, el papel central de la empresa no sólo lo tiene el empresario sino todos los miembros que la componen y la mano de obra se realiza conforme al descubrimiento y aplicación de los talentos de cada uno.
"En el Misionerismo la empresa tiene un papel fundamental para el buen desarrollo de la sociedad. Pero también tiene una responsabilidad de formación y desarrollo para con sus trabajadores. Así mismo, trabajadores y directivos como equipo, como empresa tienen también una responsabilidad muy importante para con las mejoras en la sociedad y con los menos favorecidos".(5)
En el Misionerismo el ser humano no está al servicio del capital, éste es más bien un medio importante para el logro de los objetivos determinados en cada empresa según su ramo, su misión y propósito moral.
La actividad económica en el capitalismo aparece organizada y coordinada por la interacción entre consumidores y productores. Los consumidores pueden gastar como y cuando quieran sus ingresos para obtener la mayor satisfacción posible. Este principio, que se denomina "soberanía del consumidor", refleja que, en un sistema capitalista, los productores se verán obligados, debido a la competencia, a utilizar sus recursos de forma que puedan satisfacer la demanda de los consumidores; el interés personal y la búsqueda de sus beneficios les lleva a seguir esta estrategia a costa de lo que sea y por encima de quien sea. Esto nos dice claramente que el capitalismo nunca se pregunta si los bienes están dirigidos hacia la dignificación de la persona y de la familia, sino simplemente si éstos los consume o no.
Tan es así, que gran parte de las campañas publicitarias estimulan de manera desenfrenada los instintos y las tendencias al goce inmediato haciendo difícil, si no es que imposible, someter a un examen crítico los argumentos con los que nos venden campañas, modas y corrientes de opinión, por tanto, dificultan en la persona y en la familia el reconocimiento y el respeto de la jerarquía de los verdaderos valores de la existencia y dignidad humana.(6)
En el Misionerismo este reduccionismo que se hace de la persona y de su familia como simples consumidores o productores de bienes y servicios y que agotan ahí su calidad y su valor no es válido, y mucho menos el hecho de que se satisfagan las demandas como mero interés personal y a costa de lo que sea. Propone que se atiendan verdaderamente los bienes del ser humano y que se proyecten empresas y productos en orden al perfeccionamiento verdadero del individuo y de la sociedad.(7)
De este mismo reduccionismo se desprende otro problema generalizado en todos los regímenes de gobierno: el consumismo. Éste con toda su estrategia de mercadotecnia nos hace considerar que la calidad de vida depende de los bienes materiales que podemos obtener con los recursos que genera nuestro trabajo; esto en detrimento del desarrollo integral de las familias, ya que nos han bombardeado con la idea de que lo más costoso que hay es la educación y manutención de los hijos y con el lema "pocos hijos para darles mucho" han sometido a las personas a intolerables presiones como la "demograficista" en un clima de absoluta falta de respeto hacia la libertad de decisión de las personas. A estos regímenes de gobierno no les interesa el gasto en la educación de las personas, les interesa el gasto en bienes de consumo. En el primer mundo donde las familias tienen de todo, en algunas ocasiones, el excesivo bienestar y la mentalidad consumista, ha generado que los esposos vean en los hijos, más que un regalo, una amenaza a su bienestar y a sus posibilidades de consumo.
En el Misionerismo, esta posición es sencillamente inaceptable, ya que aún cuando la persona es el fin, la familia es la célula principal para el desarrollo armónico de la personalidad. Está de acuerdo con una paternidad responsable por medio de una planeación consciente, pero nunca pondrá el valor y la dignidad de las personas en su procedencia étnica, económica, cultural o social.
El control del sector privado, en el sistema capitalista, por parte del sector público debe ser mínimo; se considera que si existe la libre competencia, la actividad económica se controlará a sí misma por la ley de la oferta y la demanda (8); en el Misionerismo la acción del Estado debe ser moderada pero eficaz; debe incentivar una sana competencia por medio de la regulación y aplicación de leyes fiscales que verdaderamente motiven y ayuden al empresario en la permanente formación y capacitación humana de los miembros de la empresa, así como en el desarrollo constante de negocios que evite los monopolios, oligopolios y promueva el crecimiento de la familia y de la sociedad. Asimismo, que busque la mayor difusión de la propiedad privada entre las personas, a fin de que se reduzca la distancia entre los numerosos pobres desesperados y la enorme riqueza de unos pocos.
Para el capitalismo se da una separación entre el trabajo y el capital, entendido éste como mera pecunia; una vez acumulada cierta cantidad de dinero se desliga completamente de las personas que lo generaron y del trabajo que lo produjo.
En el Misionerismo hay "una indisoluble unión de capital y trabajo en el que el capital potencia los alcances del trabajo como expresión natural, intrínseca y primigenia de la persona".(9)
1. Socialismo y MisionerismoEl socialismo, tampoco toma en cuenta las necesidades del ser humano y de la familia. Todo se supedita al Estado, niega y prohíbe la relación del hombre con su Creador. La persona se reduce a una mera pieza de la maquinaria estatal. Una pieza que pierde importancia y que se sacrifica por el Estado mismo sin llegar a reconocérsele el valor de su dignidad humana. Va en contra de la ley natural pues niega al hombre la posibilidad de poseer "algo" en propiedad privada.
El socialismo se basa en las ideas de Carlos Marx sobre el materialismo histórico en el que reducen al hombre a su dimensión material y sintetiza toda su evolución social en una lucha constante de clases. Todas las formas del socialismo tienen como punto de referencia central la intervención estatal en la economía.
Según Marx «El amor cristiano no es capaz de transformar al mundo, ni da la energía necesaria para las reformas sociales. Ese se expresa en frases sentimentales, que no pueden suprimir las relaciones de hecho; adormece al hombre como una tibia papilla sentimental. Al contrario, es necesario devolver al hombre la fuerza». (10).
En la encíclica Rerum Novarum, León XIII, explica las razones por las cuales el socialismo es una filosofía equivocada en su pretensión de abolir la propiedad privada y transformarla en propiedad colectiva como única solución a la «pobreza». En ella declara que se empeora la situación de los obreros (...) cuando se les priva de la libertad y de sus beneficios, pues se les despoja de la esperanza y la facultad de aumentar los bienes familiares y de procurarse utilidades. Después de la caída del muro de Berlín, ninguno puede negar la trágica verdad de este juicio de la encíclica, de hace más de cien años.
Sabemos que donde se practica el Socialismo se ha vivido un verdadero y propio capitalismo de Estado que ha acrecentado los dramas de la pobreza y de la alienación de las masas menos favorecidas.(11)
Por lo anterior, se desprende que debemos superar la negligencia social de las empresas que nos ha llevado a la explotación de los más débiles, así como el intervencionismo asistencialista de los gobiernos socialistas que se han convertido en auténticas dictaduras sociales que conducen a la despersonalización del ser humano.
El Misionerismo, en cambio, considera al hombre no sólo en su dimensión material sino, como se ha expuesto antes, en su totalidad, en lo material y en lo espiritual.
Propone para su desarrollo integral la permanente formación humana, poniendo énfasis en su conocimiento interior, en su Trascendencia que lo lleva hacia Dios y que contribuye al crecimiento de la sociedad, cosa que el socialismo ni considera.
Como ya se mencionó antes, en el Misionerismo no habrá ni carencia ni exceso de intervención del Estado, sino que ésta se ajustará a una actuación moderada, eficiente y eficaz. Con esto queremos decir que no es deseable que los poderes públicos sustituyan intempestivamente a los particulares cayendo en una actitud paternalista, sino que estos poderes públicos deben estimular la capacidad de aportación original de cada persona, invitando a los hombres a ofrecer su contribución a la sociedad.
Precisamente en esto consiste el principio de "subsidiariedad" que es: "el punto neurálgico de la enseñanza de la Iglesia a propósito de la democracia"(12) y que también debe ser el punto central para el Misionerismo.
2. El Misionerismo como propuesta alterna dentro de la empresaPor todo lo expuesto hasta ahora, podemos concluir que hay ciertos puntos neurálgicos dentro de la filosofía que proponemos que son ineludibles en el caso de que se quiera lograr un verdadero cambio en la persona, en su integración y desarrollo familiar, social y empresarial, que son:
a. El amor fraterno
b. El conocimiento: formación humana constante
c. El ejercicio de la libertad consciente y responsable
d. La propiedad privada de los medios de producción
e. La importancia centrada en el capital humano y la promoción de la familia
f. La racionalización y optimización de recursos basada en el amor
g. La unión indisoluble de capital y trabajo.
h. El mercado libre
i. La libre y sana competencia
j. La intervención del Estado de manera moderada, eficiente y eficaz, como regulador y auténtico promotor del cambio social
La propuesta del Misionerismo tiene que ver más con una filosofía personalista pues es la persona y su Trascendencia el centro de todo esfuerzo humano laboral, familiar y empresarial.
El Misionerismo debe entenderse como una opción de vida que las personas eligen con una actitud abierta al amor a Dios y al amor fraterno y solidario.
El amor de la persona a Dios no puede solamente consistir en sentimientos sensibles. Deberá consistir esencialmente en la plena identificación del querer humano con el de Dios. El amor efectivo se manifiesta en realizaciones concretas, en cumplir los deberes para con Dios, para con los demás y para con uno mismo, aunque esté ausente el sentimiento, y haya que ir "cuesta arriba" o contra corriente, incluso con una aridez y oscuridad total, si Dios permitiera esta situación. Ya lo dice San Pablo: "...así arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios".(13)
En el Misionerismo la persona hace del amor su fundamento, principio y fin de su vida. Pensar en ser para los demás para "ser persona", realizarse y ser feliz. El que ama encuentra en el dar su felicidad real, configura su vida del interior hacia el exterior, es decir, de adentro hacia fuera, y experimenta en ese dar su inmensa riqueza interior.
Quien no ama, quien está dispuesto a recibir y no a dar es que padece de aridez interior. No da, pues no encuentra en él nada valioso que entregar. Puede tener muchos bienes materiales pero tener un corazón pobre. Puede tener títulos importantes, grandes responsabilidades laborales, alcanzar cotas inimaginables de poder pero tener un corazón vacío o pobre, pues el corazón es impermeable a todo esto.
El amor, una vez alojado en el corazón humano constituye no sólo la realidad más íntima y radical, sino también la realidad más constitucional. Constituye y contextualiza la vida del hombre como el ser que, precisamente, por amor trasciende su naturaleza física, conquista nuevas alturas y se acerca al infinito. El amor somete a prueba al espíritu humano y es en palabras de Frankl "la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre". (14)
Lo único que el corazón aloja es amor o desamor. De ahí la importante misión de la familia, lugar en que la persona aprende a amar y a recibir amor. Hay que decir que en la medida en que el hombre haga del amor el hilo conductor de su existencia, en esa medida, encontrará el sentido real y Trascendente de su vida y hará vida el Misionerismo. Bien dice Frankl: "La salvación del hombre está en el amor y a través del amor"(15) pues estamos hechos por amor, para el amor y parafraseando a San Agustín, el hombre no descansará hasta no descansar en ese amor que es Dios.
Aspectos varios importantes:Los consultores del curso están a tu disposición aquíhttp://www.es.catholic.net/consultas/consultorio.php?id=9Para consultar todas las lecciones del curso o lecciones anteriores da
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