por lindoro50 » Lun Jun 17, 2013 1:11 pm
Existe un factor que es particularmente importante para la interpretación teológica: la relación entre revelación y experiencia. En la interpretación de la revelación acerca del hombre y sobre todo acerca del cuerpo, debemos referirnos a la experiencia por razones comprensibles, ya que el hombre-cuerpo lo percibimos sobre todo con la experiencia. A la luz de las mencionadas consideraciones fundamentales, tenemos pleno derecho de abrigar la convicción de que esta nuestra experiencia «histórica» debe, en cierto modo, detenerse en los umbrales de la inocencia original del hombre, porque en relación con ella permanece inadecuada. Sin embargo, debemos llegar a la convicción de que nuestra experiencia humana es, en este caso, un medio de algún modo legítimo para la interpretación teológica, y es, en cierto sentido, un punto de referencia indispensable, al que debemos remitirnos en la interpretación del «principio». Si nos ponemos en esta actitud -tan profundamente concorde con la experiencia, el «principio» debe hablarnos con la gran riqueza de luz que proviene de la revelación, a la que desea responder sobre todo la teología.