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Podemos decir que la inocencia interior consiste en la aceptación del otro y en la reciprocidad. De este modo se crea una donación mutua que permite la comunión de las personas.
Es darse y entregarse por completo al otro
Marita Casanova
Estados Unidos

¿En qué consiste la inocencia interior?

En la Rectitud de intención. Esto es, en la recíproca aceptación del otro. Acoger y aceptar. Es la participación moral en el eterno y permanente acto de la Voluntad de Dios.

Es sobre todo la libertad interior del don.

17. Donación mutua en la felicidad de la inocencia
¿En qué consiste la inocencia interior?

Desde el principio existía esta inocencia pues ambos estaban desnudos y no tenían vergüenza de sus cuerpos, luego esta inocencia interior se refleja en la donación y aceptación del uno para el otro, el varón acepta a la mujer como un regalo, un don de Dios que le fue dado, y la mujer es recibida por el hombre como tal. En la inocencia interior se da la rectitud de corazón donde el hombre y la mujer se ven como seres complementarios y recíprocos haciendo una comunión basada en el amor sincero, sano, aceptándose y amándose como son, pues lo contrario de esto, sería entonces ver al otro como un simple objeto para sí mismo.

la inocencia interior consiste, en palabras del Papa Juan Pablo II en el intercambio del don consiste en una recíproca "aceptación" del otro. Esta es la esencia misma del don: la donación mutua crea la comunión de las personas. Esta relación mutua que se habla en el relato del Génesis (Gen 2, 23-25) es una relación de acogida, se trata de "acoger" al otro ser humano; y es una relación de aceptación, se trata de "aceptarlo". El varón y la mujer se convierten en don el uno para el otro, mediante toda la verdad y la evidencia de su propio corporalidad, en su masculinidad y feminidad. Es decir como hombre y como mujer. Este es el significado del don y la profundización en la dignidad recíproca de ellos.

Pregunta:
¿En qué consiste la inocencia interior?
La inocencia interior (es decir, la rectitud de intención) en el intercambio del don consiste en una recíproca "aceptación" del otro, tal que corresponda a la esencia misma del don: de este modo, la donación mutua crea la comunión de las personas. Por esto, se trata de "acoger" al otro ser humano y de "aceptarlo", precisamente porque en esta relación mutua de que habla el Génesis 2, 23-25, el varón y la mujer se convierten en don el uno para el otro, mediante toda la verdad y la evidencia de su propio cuerpo, en su masculinidad y feminidad. Se trata, pues, de una "aceptación" o "acogida" tal que exprese y sostenga en la desnudez recíproca el significado del don y por eso profundice la dignidad recíproca de él. Esa dignidad corresponde profundamente al hecho de que el Creador ha querido (y continuamente quiere) al hombre, varón y mujer, por sí mismo. La inocencia "del corazón" y, por consiguiente, la inocencia de la experiencia significa participación moral en el eterno y permanente acto de la voluntad de Dios.

Saludos a todos y que DIOS nos ayude a continuar en el curso.

[b]¿En qué consiste la inocencia interior?

Podemos decir que la inocencia interior, la inocencia del corazón, la rectitud de intención en el intercambio del don consiste en una recíproca "aceptación" del otro, tal que corresponda a la esencia misma del don. Esta es la inocencia de la que habla el Génesis 2, 25, y que se puede definir como inocencia de la recíproca experiencia del cuerpo, expresada en la frase: "Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse de ello".
Dentro de esta inocencia interior, el hombre y la mujer intercambian el don de sus personas. El varón y la mujer se convierten en don el uno para el otro, mediante toda la verdad y la evidencia de su propio cuerpo,

La inocencia interior es la rectitud de intención; es decir, en el intercambio del don debe haber una aceptación del otro tal cual, una donación mutua que cree una comunión de personas y no un servirse o "cosificar" al otro como un objeto para mi.

La inocencia interior, es la rectitud de intención, que se da en el intercambio del don. En este se acepta recíprocamente al otro, creándose así la comunión de personas. Es un acoger al otro ser humano, con todo lo que es, aceptándolo tal como se presenta, mujer y varón se convierten en don, en toda “la verdad y la evidencia de su propio cuerpo, en su masculinidad y feminidad”, lo que les permite profundizar en su dignidad recíproca de ese don. La inocencia “del corazón” y, la inocencia de la experiencia son participación moral en el eterno y permanente acto de la voluntad de Dios, que amo al ser humano “por sí mismo”.

¿En qué consiste la inocencia interior?

La inocencia interior o rectitud de intención en el intercambio del don consiste en una recíproca “aceptación” del otro. El hombre acepta a la mujer como un don, por sí misma, en toda su humanidad y feminidad, y al hacerlo, la enriquece y se enriquece. Al mismo tiempo, la mujer acepta al hombre también como un don, por sí mismo, en toda su humanidad y masculinidad, enriqueciéndolo y enriqueciéndose. La donación y la aceptación mutuas producen la comunión de las personas.

La inocencia interior es la rectitud de intensión. Es la voluntad que estoy poniendo en mi actuar, cuando hablamos de la rectitud de intensión hablamos de adherirnos al plan de Dios en su voluntad para me deje guiar por Él para actuar.

¿En qué consiste la inocencia interior?

Consiste en la rectitud de intención al acogerse y aceptarse el uno al otro, es la inocencia del corazón y de la experiencia en la participación de la Voluntad de DIOS. Es el don sincero, el encuentro de si con una donación que acepta donde el hombre (masculinidad) acoge a la mujer (feminidad) y la mujer acepta al hombre y lo acoge también para la felicidad en comunión. No son objetos sino personas.

La inocencia interior consiste en el intercambio del don; en una recíproca aceptación del otro. Mediante la donación mutua se crea una auténtica comunión entre ambas personas; esto implica el acoger o recibir al otro ser humano y aceptarlo; de esta forma, varón y mujer se convierten en don el uno para el otro mediante la verdad y la evidencia de su propio cuerpo en su masculinidad y feminidad. Todo esto es a partir de la inocencia del corazón y la inocencia de la experiencia, lo que implica la participación moral en el eterno y permanente acto de la voluntad de Dios.

¿En qué consiste la inocencia interior?
Podemos decir que la inocencia interior (esto es, la rectitud de intención) en el intercambio del don consiste en una recíproca "aceptación" del otro, tal que corresponda a la esencia misma del don: de este modo, la donación mutua crea la comunión de las personas. Por esto, se trata de "acoger" al otro ser humano y de "aceptarlo", precisamente porque en esta relación mutua de que habla el Génesis 2, 23-25, el varón y la mujer se convierten en don el uno para el otro, mediante toda la verdad y la evidencia de su propio cuerpo, en su masculinidad y feminidad. Se trata, pues, de una "aceptación" o "acogida" tal que exprese y sostenga en la desnudez recíproca el significado del don y por eso profundice la dignidad recíproca de él. Esa dignidad corresponde profundamente al hecho de que el Creador ha querido (y continuamente quiere) al hombre, varón y mujer, por sí mismo. La inocencia "del corazón" y, por consiguiente, la inocencia de la experiencia significa participación moral en el eterno y permanente acto de la voluntad de Dios.

En que consiste la inocencia interior?
Es al aseptacion del don reciproco, al intercambio, de si del uno con el otro, aseptandose mutuamente, buscando la glorificacion de Dios con su complementaridad , para formar el amor pleno adquirido desde el momento creado, con el soplo del aliento de su creador, asi pues yeno de soplo de Dios, compartiendose, aseptandose y donandose mutuamente, y crear la communion entre si.

¿En qué consiste la inocencia interior?
RTA: La inocencia interior (esto es, la rectitud de intención) es una recíproca "aceptación" del otro, la donación mutua crea la comunión de las personas. Por esto, se trata de "acoger" al otro ser humano y de "aceptarlo", precisamente porque en esta relación mutua de que habla el Génesis 2, 23-25, el varón y la mujer se convierten en don el uno para el otro, mediante toda la verdad y la evidencia de su propio cuerpo, en su masculinidad y feminidad. Esa dignidad corresponde profundamente al hecho de que el Creador ha querido (y continuamente quiere) al hombre, varón y mujer, por sí mismo. La inocencia "del corazón" y, por consiguiente, la inocencia de la experiencia significa participación moral en el eterno y permanente acto de la voluntad de Dios.