[b]Explica la relación entre la Redención del Cuerpo explicada por San Pablo y la afirmación que hemos venido estudiando de Cristo en el Sermón del Monte.[/b]
[i]San Pablo al referirse a la Redención del Cuerpo lo hace de manera análoga a la afirmación de Cristo en el Sermón de la Montaña: las obras "de la carne", en el texto paulino, al igual que la “impureza”, en el Sermón de la Montaña, se entienden tanto en el sentido general como en el específico.
La "redención del cuerpo" se refiere a la justificación del hombre, el hombre constituido en la unidad personal de espíritu y de cuerpo. Esta justificación, fruto de la redención de Cristo realizado por las fuerzas del Espíritu, fructifica en el “corazón” y en todo el comportamiento del hombre, como “pureza del corazón”. La Redención del Cuerpo es el dominio sobre la triple concupiscencia, sobre “pecados del espíritu” humano a los que Pablo califica como "obras de la carne", y no sólo sobre la concupiscencia de la carne.[/i]
[b]¿Por qué es necesaria la pureza de cuerpo para vivir de acuerdo con el Espíritu?[/b]
[i]La verdadera "pureza", en sentido moral, está en el "corazón" y proviene "del corazón" humano. La pureza del cuerpo, entendida como el dominio de los deseos que nacen en la triple concupiscencia con la ayuda del “Espíritu”, es condición indispensable para vivir de acuerdo con el Espíritu, en cuanto que todos los pecados son expresión de la "vida" según la carne: las obras de la carne se contraponen no sólo y no tanto al "espíritu" humano, cuanto al Espíritu Santo que actúa en el alma (en el espíritu) del hombre.[/i]