26. La triple concupiscencia

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano, también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta segunda parte se toca el adulterio, la concupiscencia, la donación mutua del hombre y a mujer en el matrimonio, la dignidad del cuerpo y del sexo, lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano y el respeto al cuerpo.

Fechas:
Este curso consta 40 sesiones que se impartirán todos los martes y sábados a partir del 27 de agosto de 2013 , la última será el 3 enero de 2014

Moderadores: pilar calva, Catholic.net, Margarita Gonzalez, Moderadores Animadores

26. La triple concupiscencia

Notapor pilar calva » Lun Ago 26, 2013 12:02 pm

26. La triple concupiscencia
(30-IV-80/4-V-80)

1. Durante nuestra última reflexión hemos dicho que las palabras de Cristo en el sermón de la montaña hacen referencia directamente al “deseo” que nace inmediatamente en el corazón humano; indirectamente, en cambio, esas palabras nos orientan a comprender una verdad sobre el hombre, que es de importancia universal.

Esta verdad sobre el hombre “histórico”, de importancia universal, hacia la que nos dirigen las palabras de Cristo tomadas de Mt 5, 27-28, parece que se expresa en la doctrina bíblica sobre la triple concupiscencia. Nos referimos aquí a la concisa fórmula de la primera Carta de San Juan 2, 16-17: “Todo lo que hay en el mundo, concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida, no viene del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa y también sus concupiscencias; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Es obvio que para entender estas palabras, hay que tener muy en cuenta el contexto, en el que se insertan, es decir, el contexto de toda la “teología de San Juan”, sobre la que se ha escrito tanto (1). Sin embargo, las mismas palabras se insertan, a la vez, en el contexto de toda la Biblia; pertenecen al conjunto de la verdad revelada sobre el hombre, y son importantes para la teología del cuerpo. No explican la concupiscencia misma en su triple forma, porque parecen presuponer que “la concupiscencia del cuerpo, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida”, sean, de cualquier modo, un concepto claro y conocido. En cambio explican la génesis de la triple concupiscencia, al indicar su proveniencia, no “del Padre”, sino “del mundo”.

2. La concupiscencia de la carne y, junto con ella, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, está “en el mundo” y, a la vez, “viene del mundo”, no como fruto del misterio de la creación, sino como fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (cf. Gén 2, 17) en el corazón del hombre. Lo que fructifica en la triple concupiscencia no es el “mundo” creado por Dios para el hombre, cuya “bondad” fundamental hemos leído más veces en Gén 1: “Vio Dios que era bueno... era muy bueno”. En cambio, en la triple concupiscencia fructifica la ruptura de la primera Alianza con el Creador, con Dios-Elohim, con Dios-Yahvé. Esta Alianza se rompió en el corazón del hombre. Sería necesario hacer aquí un análisis cuidadoso de los acontecimientos descritos en Gén 3, 1-6. Sin embargo, nos referimos sólo en general al misterio del pecado, en los comienzos de la historia humana. Efectivamente, sólo como consecuencia del pecado, como fruto de la ruptura de la Alianza con Dios en el corazón humano -en lo íntimo del hombre-, el “mundo” del libro del Génesis se ha convertido en el “mundo” de las palabras de San Juan (1, 2, 15-16): lugar y fuente de concupiscencia.

Así, pues, la fórmula según la cual, la concupiscencia “no viene del Padre sino del mundo” parece dirigirse una vez más hacia el “principio” bíblico. La génesis de la triple concupiscencia, presentada por Juan, encuentra en este principio su primera y fundamental dilucidación, una explicación que es esencial para la teología del cuerpo.

Para entender esa verdad de importancia universal sobre el hombre “histórico”, contenida en las palabras de Cristo durante el sermón de la montaña (cf. Mt 5, 27-28), debemos volver una vez más al libro del Génesis, detenernos una vez más “en el umbral” de la revelación del hombre “histórico”. Esto es tanto más necesario, en cuanto que este umbral de la historia de la salvación es, al mismo tiempo, umbral de auténticas experiencias humanas, como comprobaremos en los análisis sucesivos. Allí revivirán los mismos significados fundamentales que hemos obtenido de los análisis precedentes, como elementos constitutivos de una antropología adecuada y substrato profundo de la teología del cuerpo.

3. Puede surgir aún la pregunta de si es lícito trasladar los contenidos típicos de la teología de San Juan, que se encuentra en toda la primera Carta (especialmente en 1, 2, 15-16), al terreno del sermón de la montaña según Mateo, y precisamente de la afirmación de Cristo tomada de Mt 5, 27-28, (”Habéis oído que fue dicho: No adulterarás. Pero yo Os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón”). Volveremos a tocar este tema más veces: a pesar de esto, hacemos referencia desde ahora al contenido bíblico general, al conjunto de la verdad sobre el hombre, revelada y expresada en ella. Precisamente, en virtud de esta verdad, tratamos de captar hasta el fondo al hombre, que indica Cristo en el texto de Mt 5, 27-28: es decir, al hombre que “mira” a la mujer “deseándola”. Esta mirada, en definitiva, ¿no se explica acaso por el hecho de que el hombre es precisamente un “hombre de deseo”, en el sentido de la primera Carta de San Juan, más aún, que ambos, esto es, el hombre que mira para desear a la mujer que es objeto de tal mirada, se encuentran en la dimensión de la triple concupiscencia, que “no viene del Padre, sino del mundo”? Es necesario, pues, entender lo que es ese bíblico “hombre de deseo”, para descubrir la profundidad de las palabras de Cristo según Mt 5, 27-28, y para explicar lo que signifique su referencia, tan importante para la teología del cuerpo, al “corazón” humano.

4. Volvamos de nuevo al relato yahvista, en el que el mismo hombre, varón y mujer, aparece al principio como hombre de inocencia originaria -antes del pecado original- y luego como aquel que ha perdido esta inocencia, quebrantando la alianza originaria con su Creador. No intentamos hacer aquí un análisis completo de la tentación y del pecado, según el mismo texto del Gén 3, 1-5, la correspondiente doctrina de la Iglesia y la teología.

Solamente conviene observar que la misma descripción bíblica parece poner en evidencia especialmente el momento clave, en que en el corazón del hombre se puso en duda el don. El hombre que toma el fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal” hace, al mismo tiempo, una opción fundamental y la realiza contra la voluntad del Creador, Dios Yahvé, aceptando la motivación que le sugiere el tentador: “No, no moriréis; es que sabe Dios que el día que de él comáis, se Os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”; según traducciones antiguas: “seréis como dioses, conocedores del bien y del mal” (2). En esta motivación se encierra claramente la puesta en duda del don y del amor, de quien trae origen la creación como donación. Por lo que al hombre se refiere, él recibe en don “al mundo” y, a la vez, la “imagen de Dios”, es decir, la humanidad misma en toda la verdad de su duplicidad masculina y femenina.

Basta leer cuidadosamente todo el pasaje del Gén 3, 1-5, para determinar allí el misterio del hombre que vuelve las espaldas al “Padre” (aun cuando en el relato no encontremos este apelativo de Dios). Al poner en duda, dentro de su corazón, el significado más profundo de la donación, esto es, el amor como motivo específico de la creación y de la Alianza originaria (cf. especialmente Gén 3, 5), el hombre vuelve las espaldas al Dios-Amor, al “Padre”. En cierto sentido lo rechaza de su corazón y como si lo cortase de aquello que “viene del Padre”; así, queda en él lo que “viene del mundo”.

5. “Abriéronse los ojos de ambos, y viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores” (Gén 3, 7). Esta es la primera frase del relato yahvista que se refiere a la “situación” del hombre después del pecado y muestra el nuevo estado de la naturaleza humana. ¿Acaso no sugiere también esta frase el comienzo de la “concupiscencia” en el corazón del hombre? Para dar una respuesta más profunda a esta pregunta, no podemos quedarnos en esa primera frase, sino que es necesario volver a leer todo el texto. Sin embargo, vale la pena recordar aquí lo que se dijo en los primeros análisis sobre el tema de la vergüenza como experiencia “del límite” (10). El libro del Génesis se refiere a esta experiencia para demostrar la “línea divisoria” que existe entre el estado de inocencia originaria (cf. especialmente Gén 2, 25, al que hemos dedicado mucha atención en los análisis precedentes) y el estado de situación de pecado del hombre al “principio” mismo. Mientras el Génesis 2, 25 subraya que estaban desnudos... sin avergonzarse de ello”, el Génesis 3, 6 habla explícitamente del nacimiento de la vergüenza en conexión con el pecado. Esa vergüenza es como la fuente primera del manifestarse en el hombre -en ambos, varón y mujer-, lo que “no viene del Padre, sino del mundo”.

(1) Cf. p. ej.: J. Bonsirven, Epitres de Saint Jean, París 1954² (Beauchesne). págs. 113-119; E. Brooke, Critical and Exegeitcal Commentary on the Johannine Epistle (International Critical Commentary), Edimburgo 1912 (Clark), págs. 47-49; P. De Amborggi, Le Epistole Cattoliche, Turín 1947 (Marietti), págs. 216-217; C. H. Dodd, The Johannine Epistles (Moffatt New Testament Commentary), Londres 1946, págs. 41-42; J. Houlden, A Commentary on the Johannine Epistles, Londres 1973, Black), páginas 73-74; B. Prete, Letter di Giovanni, Roma 1970 (Ed. Paulinas), pág. 61; R. Schnackenburg, Die Johannesbriefe, Friburgo 1953 (Herders Theologischer Kommentar zum Neuen Testament), págs. 112-115; J. R. W. Stott, Epistles of John (Tyndale New Testamente Commentaries), Londres 19693, págs. 99-101.
Sobre el tema de la teología de Juan, cf. en particular A. Feuillet, Le mystère de l’amour divin dans la théologie johannique, París 1972 (Gabalda).

(2) El texto hebreo puede tener ambos significados, porque dice: “Sabe Elohim que el día en que comáis de él (del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal) se abrirán vuestros ojos y seréis como Elohim, conocedores del bien y del mal”. El término elohim es plural de eloah (”pluralis excellentiae”).
En relación a Yahvé, tiene un significado particular; pero puede indicar el plural de otros seres celestes o divinidades paganas (por ejemplo, Sal 8, 6; Ex 12, 12; Jue 10, 16; Os 31, 1 y otros).

Aludimos algunas versiones:
- Italiano: “diverreste come Dio, conoscendo il bene e il male” (Pont Inst. Biblico, 1961).
- Francés: “...vous serez comme des dieux, qui connaissent le bien et le mal” (Biblia de Jerusalén, 1973).
- Inglés: “you will be like God, knowing good and evil” (Versión Standard revisada, 1966).
- Español: “seréis como dioses, conocedores del bien y del mal” (S. Ausejo, Barcelona, 1964).
“Seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal” (A. Alonso-Schökel, Madrid, 1970).
(10) Cf. la audiencia general del 12 de diciembre de 1979.


Pregunta: ¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la
génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?
Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta
afirmación que hace Juan Pablo II
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor jcuengar » Mar Sep 03, 2013 11:53 am

Concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida.

El hombre prehistórico creado por Dios, que vive de Dios y para Él, no tiene en su naturaleza ni designio ni delimitación para el mal. El mal en el hombre prehistórico existe sólo como posibilidad en la libertad del hombre.
En el principio Dios hace al hombre libre y éste en uso de su libertad considera a Dios insuficiente.
El hombre del que hacemos experiencia es el hombre empecatado que ha decidido comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal y como producto de su pecado actualiza la posibilidad del mal.
En el tema de referencia esta posibilidad del mal se expresa como la Concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida, que tiene su origen en las decisiones del hombre. El desorden de la concupiscencia es la manifestación real o potencial del hombre de servirse de los demás y de lo demás. Para sí. Como una forma de calificar de insuficiente el mundo y a las personas que le rodean. En nuestro tema a su pareja. En este sentido entiendo la Concupiscencia de la carne de los ojos y de la soberbia de la vida como una declaración consciente de la persona para romper el vínculo creacional "y serán los dos una sola carne" fructificando en un estado de continua tentación impaciente de obtener para uno, ¡más! De los demás y de sí mismo.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor CasJor » Mar Sep 03, 2013 12:18 pm

¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo? Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta afirmación que hace Juan Pablo II.

El deseo como tal no es malo, sin embargo el deseo en exceso vehemente, impetuoso, irreflexivo o contrario a la razón se vuelve peligroso. En estos casos el deseo se acerca al límite que dará paso a la concupiscencia. Según el relato de San Juan hay tres tipos de concupiscencia: la de la carne, la de los ojos y al del espíritu.

La carne si se resiste al “espíritu” puede ser objeto de tentaciones muy bajas. La vista puede transgredir algunos límites ante los bienes materiales, y el espíritu puede ser seducido por la soberbia.

Los excesos sin desprendimiento, nos llevan a la concupiscencia. Desde esta perspectiva y desde un punto de vista teológico no creo que se haya puesto en duda el don del Creador, ya que según el Catecismo Católico se puede ser puro ajustando la mente y el corazón a la santidad de Dios. En varios puntos se señala, que es viable ajustarse mediante las siguientes virtudes: La caridad, la castidad y el amor a la verdad y la fe.

Ello implica, que por medio de ese proceso de ajuste podemos ver a Dios, y de este modo poder ver como ve Dios. Y la forma de ver como Dios, significa no ver a los demás como objetos. Significa reafirmar en cada ser su propia dignidad humana.

El don viene del Padre, mientras que la triple concupiscencia es una desviación en el mundo.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor MA SOCORRO A REYES L » Mar Sep 03, 2013 1:31 pm

Las palabras de Cristo en el sermón de la montaña hacen referencia directamente al “deseo” que nace inmediatamente en el corazón humano; esas palabras nos orientan a comprender una verdad sobre el hombre, que es de importancia universal. Las mismas palabras pertenecen al conjunto de la verdad revelada sobre el hombre, y son importantes para la teología del cuerpo. La concupiscencia de la carne y, junto con ella, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida “en el umbral” de la revelación del hombre “histórico”. Este umbral de la historia de la salvación es, al mismo tiempo, umbral de auténticas experiencias humanas, como elementos constitutivos de una antropología adecuada y substrato profundo de la teología del cuerpo al “corazón” humano.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Maria 2 » Mar Sep 03, 2013 3:56 pm

¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo? Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta afirmación que hace Juan Pablo II

El deseo como tal no es malo, pero el deseo en exceso impetuoso, irreflexivo o contrario a la razón se vuelve peligroso y en estos casos el deseo se acerca al límite que dará paso a la concupiscencia. Según el relato de San Juan hay tres tipos de concupiscencia: la de la carne, la de los ojos y al del espíritu.

La carne si se resiste al “espíritu” puede ser objeto de tentaciones muy bajas. La vista puede transgredir algunos límites ante los bienes materiales, y el espíritu puede ser seducido por la soberbia.

Los excesos sin desprendimiento, nos llevan a la concupiscencia. Desde esta perspectiva y desde un punto de vista teológico no creo que se haya puesto en duda el don del Creador, ya que según el Catecismo Católico se puede ser puro ajustando la mente y el corazón a la santidad de Dios. En varios puntos se señala que es viable ajustarse mediante virtud de la caridad, la castidad y el amor a la verdad y la fe. Lo que implica, que por medio de este proceso de ajuste poder ver a Dios, y de este modo poder ver como ve Dios. Y la forma de ver como Dios, significa no ver a los demás como objetos. Significa reafirmar en cada ser su propia dignidad humana.

El don viene del Padre, mientras que la triple concupiscencia es una desviación en el mundo.

Un abrazo y hasta pronto.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor virginia castro » Mar Sep 03, 2013 5:26 pm

Virginia Castro #26

Por que es tan importante la puntualizacion que hace el texto sobre Genesis de la concumpiscencia en relacion con la respuesta que da Cristo? Se puso en duda el don, explica esta triple concumpiscencia con esta afirmacion del Papa Juan Pablo II?

Creo que es muy importante que son 3 cosas con las que se lleva a cabo el pecado. La concumpicencia de la carne,- la de los ojos -y la soberbia que temina llevandonos a realizer el acto; ccomo paso con Adan y Eva se dejaron llevar por la soberbia de querer ser mas que Dios oyendo al malign y desobedecieron las leyes dadas por Dios rompieron la Alianza con Dios Gen 3,1-6.
El Papa Juan Pablo II hace un comentario en la 2 carta de Juan 2,15-16 !Habeis vencido al mundo! con esta frase en el versiculo 13, nos ensena que conviene remontarse constantemente a las raices del mal y del pecado en la historia de la Humanidad y el universe como Cristo se remonto en su misterio pascual de la cruz y resurreccion y no tener miedo de llamar por nombre al primer artifice del mal el malign. Mundo tiene a veces un significado de enemigo de Dios y del hombre, abarcando todo lo que se opone a Dios; arrogancia de los bienes terrenos, que se ha venido viendo como "soberbia de la Vida" San Juan distingue: 3 especies de codicia o concumpicencia en la tradicion catequetica catolica, el 9 mandamiento proscribe la concumpiscencia de la carne, el 10 mandamiento la codicia del bien ajeno CIC 2514 y todo este compendio se opone a la fidelidad del amor de Dios. Tambien la concumpiscencia de la carne no se reduce eclusivamente al desorden de la sexualidad, sino tambien a la comodidad o la falta de vibracion que empieza a buscar lo facil, lo que da placer, el camino corto y a veces a costa de ceder a Dios.
La concumpiscencia de los ojos , una avaricia de fondo que lleva a valorar solo que puede tocar.
La lucha contra la soberbia ha de ser constant pues esa passion se ha dicho muere un dia despues que cada persona muera, la altivez del fariseo, que Dios no justifica, la autosuficencia, la arrogancia que conduce a despreciar a los otros a dominarlos, porque donde hay soberbia hay ofensa y deshonra.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor irmag77 » Mar Sep 03, 2013 6:02 pm

Pregunta: ¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la
génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?

Las palabras de Cristo en el sermón de la montaña hacen referencia directamente al “deseo” que nace inmediatamente en el corazón humano; que nos llevan a la reflexión de la 3ple concupiscencia mencionada por Juan, que todo lo que hay en el mundo es del mundo, visto de manera en la que el mundo influye en el hombre para pecar.

En el Génesis se nos narra el como llegó el mundo a ser un medio de pecado, cuando en el origen era algo bueno creado por Dios, y nos explica que el Hombre al darle la espalda a Dios, al tomar la opción que el enemigo le ofrecía, pierde automáticamente el don de ese mundo que era bueno, convirtiéndolo en pecador, que siente vergüenza al darse cuenta de su error, y que a partir de ese momento el mundo le ha de proporcionar opciones que no le serán favorables, fruto del pecado y no del misterio de la creación.


Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta
afirmación que hace Juan Pablo II

El hombre que vuelve las espaldas al “Padre” Al poner en duda, dentro de su corazón, el significado más profundo de la donación, esto es, el amor como motivo específico de la creación y de la Alianza originaria (cf. especialmente Gén 3, 5). En cierto sentido lo rechaza de su corazón y como si lo cortase de aquello que “viene del Padre”; así, queda en él lo que “viene del mundo”. Y lo que viene del mundo es la concupiscencia.

Saludos y Bendiciones :D
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor matrapaga » Mar Sep 03, 2013 7:33 pm

¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la
génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?
Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta
afirmación que hace Juan Pablo II

Porque es importante señalar que Dios no creó al hombre asi, para la concupuscencia, lo creó muy bien con inteligencia , voluntad, libertar y por esta el hombre tiene la posibilidad de elegir entre el bien y el mal (el hombre prehistorico), pero a partir del pecado original, la soberbia entró en el corazón del hombre, la vergüenza y todo tipo de concupiscencia que viene "del mundo", no como el mundo creado por Dios que es bueno, sino como la interpretación de ese deseo desmedido de atracción "solo" por lo carnal, que entra por los ojos y que hace al hombre egoista y soberbio, tomando asi al otro(hombre o mujer) como simple objeto de placer, y que no lo deja trascender, se queda todo en el aspecto material "del mundo". No se pone en duda el Don de Dios, dado al hombre, sino que se explica que ese "don" no lo supo aquilatar el hombre y entra en él la concupiscencia de la carne de los ojos y del orgullo por la vida.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor garu » Mar Sep 03, 2013 8:15 pm

La concupiscencia no viene del Padre sino del mundo. En el plan original de Dios la concupiscencia no tenía cabida; es sólo cuando el hombre rompe la alianza original al comer del fruto del árbol del bien y del mal, cuando pierde la inocencia primaria, dando origen al hombre histórico y su nuevo contexto (el mundo), echando por tierra al hombre del jardín del edén, donde todo era perfecto. Podríamos decir que la concupiscencia nace como el fruto de una decisión tomada por el hombre (nace de su yo interior) y no por algo impuesto o impreso en su corazón por el Creador.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Rosi » Mar Sep 03, 2013 10:48 pm

La triple concupiscencia de la carne, de los ojos y de experiencia de vida se inició al trasgredir el límite entre la gracia y el pecado, al dudar del don de vida de Dios: "No, no moriréis; es que sabe Dios que el día que de él comáis, se Os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal"; en esta motivación se encierra claramente la puesta en duda del don y del amor, de quien trae origen la creación como donación y como disfrute legítimo del mundo, no así cuando el mundo ha sido convertido por el hombre, varón y mujer en experiencia de pecado.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor mari_pily » Mié Sep 04, 2013 12:10 am

El principio de la concupiscencia se da a partir de que el hombre peca al comer el fruto de árbol del bien y del mal ya que ellos se dan cuenta de que están desnudos y tienen que cubrirse entonces desde ese momento nace el deseo, por eso dice la respuesta de Cristo que la concupiscencia de la carne , de los ojos y el orgullo de la vida no viene del Padre si no del mundo.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Javier Rolando » Mié Sep 04, 2013 5:31 am

26. LA TRIPLE CONCUPISCENCIA
¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?
¿Se puso en duda el don?. Explica esta triple concupiscencia con esta afirmación que hace Juan Pablo II


La afirmación de Cristo tomada de Mt 5, 27-28, "Han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón".
La verdad sobre el hombre, revelada y expresada en la Biblia podemos ver que el hombre que "mira" a la mujer "deseándola". Esta mirada, en definitiva, explica el hecho de que el hombre es precisamente un "hombre de deseo", en el sentido de que seducido por el mundo el hombre aparta su corazón de Dios, demostrando la "línea divisoria" que existe entre el estado de inocencia originaria y el estado de situación de pecado del hombre al "principio" mismo. Por lo tanto no se pone en duda la bondad o el don con que originariamente fueron creados.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor NELSON » Mié Sep 04, 2013 8:30 am

Pregunta:¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?
Esta verdad sobre el hombre "histórico", de importancia universal, hacia la que nos dirigen las palabras de Cristo tomadas de Mt 5, 27-28, parece que se expresa en la doctrina bíblica sobre la triple concupiscencia. Nos referimos aquí a la concisa fórmula de la primera Carta de San Juan 2, 16-17: "Todo lo que hay en el mundo, concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida, no viene del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa y también sus concupiscencias; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre".
Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta afirmación que hace Juan Pablo II?
No explican la concupiscencia misma en su triple forma, porque parecen presuponer que "la concupiscencia del cuerpo, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida", sean, de cualquier modo, un concepto claro y conocido. En cambio explican la génesis de la triple concupiscencia, al indicar su proveniencia, no "del Padre", sino "del mundo".
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Rutilo De Los Santos » Mié Sep 04, 2013 12:56 pm

R. Al hombre que mira a la mujer deseándola.Esta mirada,en definitiva,?no se explica acaso por el hecho de que el hombre es precisamente un hombre de deseo, en el sentido de la primera carta de San Juan, más aún, que ambos,esto es,el hombre que mira para desear a la mujer que es objetó de tal mirada,se encuentra en la dimensión de la triple concupiscencia, que no viene del Padre sino del mundo? Es necesario, pues entender lo que es ese bíblico hombre de deseo,para descubrir la profundidad de las palabras de Cristo según Mt.5,27-28,y para explicar lo que significa su referencia,tan importante para la teología del cuerpo, al corazón humano. Basta leer cuidadosamente todo el pasaje del Gen.3,1-5, para determinar allí el misterio del hombre que vuelve las espaldas al Padre(aún cuando en el relato no encontremos este apelativo de Dios).Al poner en duda, dentro de su corazón, el significado más profundo de la donación, esto es, el amor como motivo específico. De la creación y de la alianza originaria.El hombre vuelve las espaldas alDios-Amor, alPadre. En cierto sentido lo rechaza de su corazón y como sí lo cortase de aquello que viene delPadre, así, queda en el lo que viene del mundo.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Jeanette Palacios » Mié Sep 04, 2013 3:34 pm

¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?

La concuspiscencia: Son los deseos desordenados de placeres carnales, son apetito de la carne. Por lo tanto la puntualizacion que hace el texto Genesis 1: en relacion con la respuesta de Cristo en el texto de 1era de Juan 2:16-17 es muy importante por que en ella Cristo se refirio al principio, al principio de la ley que puso Dios padre que es la verdad revelada sobre el hombre.
La ruptura de la primera alianza con el creador, en el corazon humano en lo intimo del hombre como consecuencia del pecado que la Triple Concuspiscencia no proviene del padre si no del mundo y viene del mundo no como fruto del misterio de la creacion si no como fruto del arbol de la ciencia del bien y del mal. La afirmacion de Cristo tomada de MT 5:27-28 en el sermon de la montaña dijo habeis oido que fue dicho No adulteraras Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseandola ya adultero con ella en su corazon. Con el pecado cometido por desovedeser a Dios , en el hombre entonses aparece la triple concuspiscencia.

¿ Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta afirmación que hace Juan Pablo II ?
Segun la doctrina de la Iglesia y la Teologia la descripcion Biblica parece poner en evidencia especialmente elmomento clave en que el corazon del hombre se puso en duda el don. El hombre que toma del fruto del arbol de la ciencia del bien y del mal hace al mismo una opcion fundamental y la realiza conrtra la voluntad del creador. Dios Sabia que el dia que el comiera del fruto el hombre le volveria las espaldas al Dios Amor, al Padre Celestial. En realidad atravez de la desnudez que el descubre se manifiesta el hombre privado de la participacion del Don.
Jeanette Palacios
 
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Orlando_Cruz » Mié Sep 04, 2013 4:15 pm

¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la
génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?
Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta
afirmación que hace Juan Pablo II?

Es importante poder entender por que en el sermón de la montaña El Señor nos dice que también adultera el que con la mirada mire a otra mujer deseándola en su corazón, de otra forma se entendería que solo se peca al momento de cometer el acto, pero no al momento de desearlo.

Así como en el Génesis Nosotros en el Momento del matrimonio hacemos una alianza, del mismo modo en el que dudamos de Dios y deseamos algo más de lo que nos ha sido dado y rompemos esa alianza con el Padre a través del pecado, dudamos y deseamos algo más fuera de esa alianza que hemos sellado con ese hombre o mujer.

Aunque no cometamos el acto cedemos a dar paso a ese deseo, por un momento damos la espalda al Padre para escuchar lo que nos susurra al oído el Maligno, poniéndonos en riesgo del pecado, es por eso que entiendo que se diga que damos la espalda al padre y que todo lo que no viene de Dios es decir todo aquello que nos tienta o sugiere separarnos de su camino sea del mundo o de aquello que este separado de Dios.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor jcuengar » Mié Sep 04, 2013 5:56 pm

Una nota sobre la soberbia de la vida.
Entiendo que en la naturaleza caída está el pecado en sus diferentes formas. Y un hombre que lucha contra el pecado constantemente, se ve en ocasiones abatido por su propia fragilidad e incluso cae en la depresión.
En esta condición es común escuchar expresiones como "lo que hice, no tiene perdón de Dios" Ésta, creo yo, es una expresión de soberbia muy grande, pues niega la misericordia de Dios y su capacidad de perdón, engrandeciendo su propia vileza.
Que tristeza la de un Padre que oye decir a su hijo, "mi papá me va a matar" como si el padre fuera un ogro temible dispuesto a castigar sin misericordia. Este es el pecado de Judas que decide ir a la eternidad con esa imagen temible de Dios.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Titica » Jue Sep 05, 2013 1:43 pm

Concuerda con la referencia que usa Cristo en Mateo con la formula de la 1 Carta de Juan 2, 16-17, de la triple concupiscencia de la carne, de los ojos y orgullo de la vida no viene del Padre, sino que procede del mundo.
La génesis de la triple concupiscencia esta desde el principio de la creación en el hombre a causa de la desobediencia (Gn.2,17), por eso está "en el mundo" y a la vez "viene del mundo". Es fruto de la desobediencia de la Alianza de Dios en el corazón del hombre.
La formula ségun la cual, la concupiscencia "no viene del Padre sino del mundo" se dirige hacia el "principio" bíblico. La genesis de la triple concupiscencia que presentra Juan encuentra en este principio su primera y fundamental dilucidación, una explicación para la teología del cuerpo.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor Silviamaria » Jue Sep 05, 2013 5:46 pm

¿Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la génesis de la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo? Se puso en duda el don, explica esta triple concupiscencia con esta afirmación que hace Juan
Pablo II?

Es importante porque el hombre peca no solo tres veces, sino mucha vecess. Sólo con el pensamiento ya se ofende a Dios, con el deseo que es una reacción del mundo y que está dentro del hombre. Cuando se traspasa esa línea entre la gracia y el pecado se actúa de acuerdo a las cosas del mundo y no de Dios.
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Re: 26. La triple concupiscencia

Notapor elba seminario » Jue Sep 05, 2013 9:20 pm

Por qué es tan importante la puntualización que hace el texto sobre la concupiscencia, en relación con la respuesta que da Cristo?
Se puso en duda el don, explica ésta triple concupiscencia con esta afirmación que hace Juan Pablo II

- La triple concupiscencia: la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, no viene del Padre sino del mundo y es el hombre, varón- mujer, que elige ésta. La soberbia nace en el corazón del hombre que se sabe diferente a otra especie, único en su especie, y en su libertad decide "ser más" y hasta más que su Creador.
- Acaso aquí está o surge la duda del Don de su Creador, por qué obedecer, por qué no seguir lo que siente en su "corazón", y va contra la voluntad del Padre.
Cuando volvemos a las lecturas y a la respuesta de Cristo: el que mira a una mujer deseándola ya adulteró con ella en su corazón; el hombre da la espalda a Dios, se deja llevar por su deseo, por el mundo. (Recordando el tema anterior el hombre histórico-actual, en relación al hombre creado en el principio por Dios)
elba seminario
 
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