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32. La concupiscencia hace perder la libertad interior de la

NotaPublicado: Mar Sep 24, 2013 11:53 pm
por pilar calva
32. La concupiscencia hace perder la libertad interior de la donación mutua
Ahora bien, la concupiscencia «que viene del mundo» -y aquí se trata directamente de la concupiscencia del cuerpo- limita y deforma el objetivo modo de existir del cuerpo, del que el hombre se ha hecho partícipe.

(23-VII-80/21-VII-80)

1. El cuerpo humano, en su originaria masculinidad y feminidad, según el misterio de la creación -como sabemos por el análisis del Génesis 2, 23-25- no es solamente fuente de fecundidad, o sea, de procreación, sino que desde “el principio” tiene un carácter nupcial; lo que quiere decir que es capaz de expresar el amor con que el hombre-persona se hace don, verificando así el profundo sentido del propio ser y del propio existir. En esta peculiaridad suya, el cuerpo es la expresión del espíritu y está llamado, en el misterio mismo de la creación, a existir en la comunión de la personas “a imagen de Dios”. Ahora bien, la concupiscencia “que viene del mundo” -y aquí se trata directamente de la concupiscencia del cuerpo- limita y deforma el objetivo modo de existir del cuerpo, del que el hombre se ha hecho partícipe. El “corazón” humano experimenta el grado de esa limitación o deformación, sobre todo en el ámbito de las relaciones recíprocas hombre-mujer. Precisamente en la experiencia del “corazón” la feminidad y la masculinidad, en sus mutuas relaciones, parecen no ser ya la expresión del espíritu que tiende a la comunión personal, y quedan solamente como objeto de atracción, al igual, en cierto sentido, de lo que sucede “en el mundo” de los seres vivientes que, como el hombre, han recibido la bendición de la fecundidad (cf. Gén 1).

2. Tal semejanza está ciertamente contenida en la obra de la creación; lo confirma también él Génesis 2 y especialmente el versículo 24. Sin embargo, lo que constituía el substrato “natural”, somático y sexual, de esa atracción, ya en el misterio de la creación expresaba plenamente la llamada del hombre y de la mujer a la comunión personal; en cambio, después del pecado, en la nueva situación de que habla Génesis 3, tal expresión se debilitó y se ofuscó, como si hubiera disminuido en el delinearse de las relaciones recíprocas, o como si hubiese sido rechazada sobre otro plano. El substrato natural y somático de la sexualidad humana se manifestó como una fuerza casi autógena, señalada por una cierta “constricción del cuerpo”, operante según una propia dinámica, que limita la expresión del espíritu y la experiencia del intercambio de donación de la persona. Las palabras del Génesis 3, 16, dirigidas a la primera mujer parecen indicarlo de modo bastante claro (”buscarás con ardor a tu marido que te dominará”).

3. El cuerpo humano en su masculinidad / feminidad ha perdido casi la capacidad de expresar tal amor, en que el hombre-persona se hace don, conforme a la más profunda estructura y finalidad de su existencia personal, según hemos observado ya en los precedentes análisis. Si aquí no formulamos este juicio de modo absoluto y hemos añadido la expresión adverbial “casi”, lo hacemos porque la dimensión del don -es decir, la capacidad de expresar el amor con que el hombre, mediante su feminidad o masculinidad se hace don para el otro- en cierto modo no ha cesado de empapar y plasmar el amor que nace del corazón humano. El significado nupcial del cuerpo no se ha hecho totalmente extraño a ese corazón: no ha sido totalmente sofocado por parte de la concupiscencia, sino sólo habitualmente amenazado. El corazón se ha convertido en el lugar de combate entre el amor y la concupiscencia. Cuanto más domina la concupiscencia al corazón, tanto menos éste experimenta el significado nupcial del cuerpo y tanto menos sensible se hace al don de la persona, que en las relaciones mutuas del hombre y la mujer expresa precisamente ese significado. Ciertamente, también él “deseo” de que Cristo habla en Mateo 5, 27-28, aparece en el corazón humano en múltiples formas; no siempre es evidente y patente, a veces está escondido y se hace llamar “amor”, aunque cambie su auténtico perfil y oscurezca la limpieza del don en la relación mutua de las personas. ¿Quiere acaso esto decir que debamos desconfiar del corazón humano? ¡No! Quiere decir solamente que debemos tenerlo bajo control.


4. La imagen de la concupiscencia del cuerpo, que surge del presente análisis, tiene una clara referencia a la imagen de la persona, con la cual hemos enlazado nuestras precedentes reflexiones sobre el tema del significado nupcial del cuerpo. En efecto, el hombre como persona es en la tierra “la única criatura que Dios quiso por sí misma” y, al mismo tiempo, aquel que no puede “encontrarse plenamente sino a través de una donación sincera de sí mismo” (1). La concupiscencia en general -y la concupiscencia del cuerpo en particular- afecta precisamente a esa “donación sincera”: podría decirse que sustrae al hombre la dignidad del don, que queda expresada por su cuerpo mediante la feminidad y la masculinidad y, en cierto sentido, “despersonaliza” al hombre, haciéndolo objeto “para el otro”. En vez de ser “una cosa con el otro” -sujeto en la unidad, mas aún, en la sacramental “unidad del cuerpo”-, el hombre se convierte en objeto para el hombre: la mujer para el varón y viceversa. Las palabras del Génesis 3, 16 -y antes aún, de Génesis 3, 7- lo indican, con toda la claridad del contraste, con respecto a Génesis 2, 23-25.

5. Violando la dimensión de donación recíproca del hombre y de la mujer, la concupiscencia pone también en duda el hecho de que cada uno de ellos es querido por el Creador “por sí mismo”. La subjetividad de la persona cede, en cierto sentido, a la objetividad del cuerpo. Debido al cuerpo, el hombre se convierte en objeto para el hombre: la mujer para el varón y viceversa. La concupiscencia significa, por así decirlo, que las relaciones personales del hombre y la mujer son vinculadas unilateral y reducidamente al cuerpo y al sexo, en el sentido de que tales relaciones llegan a ser casi inhábiles para acoger el don recíproco de la persona. No contienen ni tratan la feminidad / masculinidad según la plena dimensión de la subjetividad personal, no constituyen la expresión de la comunión sino que permanecen unilateralmente determinados “por el sexo”.

6. La concupiscencia lleva consigo la pérdida de la libertad interior del don. El significado nupcial del cuerpo humano está ligado precisamente a esta libertad. El hombre puede convertirse en don -es decir, el hombre y la mujer puede existir en la relación del recíproco don de sí- si cada uno de ellos se domina a sí mismo. La concupiscencia, que se manifiesta como una “constricción ‘sui generis’ del cuerpo”, limita interiormente y restringe el autodominio de sí y, por eso mismo, en cierto sentido, hace imposible la libertad interior del don. Además de esto, también sufre ofuscación la belleza, que el cuerpo humano posee en su aspecto masculino y femenino, como expresión del espíritu. Queda el cuerpo como objeto de concupiscencia y, por tanto, como “terreno de apropiación” del otro ser humano. La concupiscencia, de por sí, no es capaz de promover la unión como comunión de personas. Ella sola no une, sino que se adueña. La relación del don se transforma en la relación de apropiación.
Llegados a esto punto, interrumpimos por hoy nuestras reflexiones. El último problema aquí tratado es de tan gran importancia, y es además sutil, desde el punto de vista de la diferencia entre el amor auténtico (es decir, la “comunión de las personas”) y la concupiscencia, que tendremos que volver sobre el tema en el próximo capítulo.

(1) Gaudium et spes, 24: “Más aún, el Señor cuando ruega al Padre que todos sean uno, como nosotros también somos uno (Jn , 17, 21-22), abriendo perspectivas cerradas a razón humana, sugiere una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás”.

Pregunta:
¿Qué se pierde con la concupiscencia? ¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mié Sep 25, 2013 10:11 am
por mariaines
¿Qué se pierde con la concupiscencia? ¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?

La concupiscencia lleva consigo la pérdida de la libertad interior del don.
El significado nupcial del cuerpo humano está ligado precisamente a esta libertad. El hombre puede convertirse en don -es decir, el hombre y la mujer puede existir en la relación del recíproco don de sí- si cada uno de ellos se domina a sí mismo. La concupiscencia, que se manifiesta como una "constricción sui generis del cuerpo", limita interiormente y restringe el autodominio de sí y, por eso mismo, en cierto sentido, hace imposible la libertad interior del don. Además de esto, también sufre ofuscación la belleza, que el cuerpo humano posee en su aspecto masculino y femenino, como expresión del espíritu. Queda el cuerpo como objeto de concupiscencia y, por tanto, como "terreno de apropiación" del otro ser humano. La concupiscencia, de por sí, no es capaz de promover la unión como comunión de personas. Ella sola no une, sino que se adueña. La relación del don se transforma en la relación de apropiación.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mié Sep 25, 2013 5:35 pm
por NELSON
¿Qué se pierde con la concupiscencia?
El corazón se ha convertido en el lugar de combate entre el amor y la concupiscencia. Cuanto más domina la concupiscencia al corazón, tanto menos éste experimenta el significado nupcial del cuerpo y tanto menos sensible se hace al don de la persona, que en las relaciones mutuas del hombre y la mujer expresa precisamente ese significado. La concupiscencia, que se manifiesta como una "constricción sui generis del cuerpo", limita interiormente y restringe el autodominio de sí y, por eso mismo, en cierto sentido, hace imposible la libertad interior del don.
¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?
La concupiscencia lleva consigo la pérdida de la libertad interior del don. El significado nupcial del cuerpo humano está ligado precisamente a esta libertad. El hombre puede convertirse en don -es decir, el hombre y la mujer puede existir en la relación del recíproco don de sí- si cada uno de ellos se domina a sí mismo.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Sep 26, 2013 12:58 pm
por lindoro50
¿Qué se pierde con la concupiscencia?

La concupiscencia limita interiormente y restringe el autodominio de sí y, por eso mismo, en cierto sentido, hace imposible la libertad interior del don. La concupiscencia en general -y la concupiscencia del cuerpo en particular- afecta precisamente a esa "donación sincera", expresada por su cuerpo mediante la feminidad y la masculinidad y, en cierto sentido, "despersonaliza" al hombre, haciéndolo objeto "para el otro". En vez de ser "una cosa con el otro" -sujeto en la unidad, más aún, en la sacramental "unidad del cuerpo", el hombre se convierte en objeto para el hombre: la mujer para el varón y viceversa. Las palabras del Génesis 3, 16 -y antes aún, de Génesis 3, 7- lo indican, con toda la claridad del contraste, con respecto a Génesis 2, 23-25. Además de esto, también sufre ofuscación la belleza, que el cuerpo humano posee en su aspecto masculino y femenino, como expresión del espíritu. Queda el cuerpo como objeto de concupiscencia y, por tanto, como "terreno de apropiación" del otro ser humano.

¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?

El significado nupcial del cuerpo humano está ligado precisamente a esta libertad interior. El hombre puede convertirse en don -es decir, el hombre y la mujer pueden existir en la relación del recíproco don de sí- si cada uno de ellos se domina a sí mismo. La concupiscencia, que se manifiesta como una "constricción sui generis del cuerpo", limita interiormente y restringe el autodominio de sí y, por eso mismo, en cierto sentido, hace imposible la libertad interior del don.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Sep 26, 2013 3:31 pm
por virginia castro
Virginia Castro #32
Que se pierde con la concupiscencia?
Se pierde el sentido de la libertad del ser humano y de su modo de existir ya que fueron creados el hombre y la mujer para vivir en union perfecta y de character nupcial y vienen a quedar viviendo en el mundo sin valores caunsados por la concupiscencia y llegan a convertirse en objetos de satisfaccion.

Que significa el que el significado esponsal del cuerpo este ligado a la libertad interior del don?
En que el hombre y la mujer desde la creacion se hicieron para la communion personal y luego despues del pecado esta expression se debilito y se ofusco como si hubiera disminuido las relaciones en otro plano.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Sep 26, 2013 3:43 pm
por Maria 2
¿Qué se pierde con la concupiscencia? ¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?

La concupiscencia «que viene del mundo» -(la concupiscencia del cuerpo) limita y deforma el objetivo modo de existir del cuerpo, del que el hombre se ha hecho partícipe.

El cuerpo humano, en su originaria masculinidad y feminidad, según el misterio de la creación -como sabemos por el análisis del Génesis 2, 23-25- no es solamente fuente de fecundidad, o sea, de procreación, sino que desde "el principio" tiene un carácter nupcial; lo que quiere decir que es capaz de expresar el amor con que el hombre-persona se hace don, verificando así el profundo sentido del propio ser y del propio existir. El cuerpo es la expresión del espíritu y está llamado, en el misterio mismo de la creación, a existir en la comunión de la personas "a imagen de Dios".

El "corazón" humano experimenta el grado de esa limitación o deformación, sobre todo en el ámbito de las relaciones recíprocas hombre-mujer. Precisamente en la experiencia del "corazón" la feminidad y la masculinidad, en sus mutuas relaciones, parecen no ser ya la expresión del espíritu que tiende a la comunión personal, y quedan solamente como objeto de atracción, al igual, en cierto sentido, de lo que sucede "en el mundo" de los seres vivientes que, como el hombre, han recibido la bendición de la fecundidad (cf. Gén 1).

El cuerpo humano en su masculinidad / feminidad ha perdido casi la capacidad de expresar tal amor, en que el hombre-persona se hace don, conforme a la más profunda estructura y finalidad de su existencia personal, según hemos observado ya en los precedentes análisis.

El significado nupcial del cuerpo no se ha hecho totalmente extraño a ese corazón: no ha sido totalmente sofocado por parte de la concupiscencia, sino sólo habitualmente amenazado. El corazón se ha convertido en el lugar de combate entre el amor y la concupiscencia. Cuanto más domina la concupiscencia al corazón, tanto menos éste experimenta el significado nupcial del cuerpo y tanto menos sensible se hace al don de la persona, que en las relaciones mutuas del hombre y la mujer expresa precisamente ese significado. Ciertamente, también él "deseo" de que Cristo habla en Mateo 5, 27-28, aparece en el corazón humano en múltiples formas; no siempre es evidente y patente, a veces está escondido y se hace llamar "amor", aunque cambie su auténtico perfil y oscurezca la limpieza del don en la relación mutua de las personas. ¿Quiere acaso esto decir que debamos desconfiar del corazón humano? ¡No! Quiere decir solamente que debemos tenerlo bajo control.

La concupiscencia en general -y la concupiscencia del cuerpo en particular- afecta precisamente a esa "donación sincera": podría decirse que sustrae al hombre la dignidad del don, que queda expresada por su cuerpo mediante la feminidad y la masculinidad y, en cierto sentido, "despersonaliza" al hombre, haciéndolo objeto "para el otro". En vez de ser "una cosa con el otro" -sujeto en la unidad, mas aún, en la sacramental "unidad del cuerpo"-, el hombre se convierte en objeto para el hombre: la mujer para el varón y viceversa. Las palabras del Génesis 3, 16 -y antes aún, de Génesis 3, 7- lo indican, con toda la claridad del contraste, con respecto a Génesis 2, 23-25.

También sufre ofuscación la belleza, que el cuerpo humano posee en su aspecto masculino y femenino, como expresión del espíritu. Queda el cuerpo como objeto de concupiscencia y, por tanto, como "terreno de apropiación" del otro ser humano. La concupiscencia, de por sí, no es capaz de promover la unión como comunión de personas. Ella sola no une, sino que se adueña. La relación del don se transforma en la relación de apropiación.

COMENTARIO: La concupiscencia limita interiormente y restringe el autodominio de sí por eso hace imposible la libertad interior del don. La concupiscencia en general -y la concupiscencia del cuerpo en particular- afecta precisamente a esa donación sincera, expresada por su cuerpo mediante la feminidad y la masculinidad. En lugar de ser una "unidad del cuerpo", el hombre se convierte en objeto para el hombre: la mujer para el varón y viceversa.

El significado nupcial del cuerpo humano está ligado precisamente a esta libertad interior. El hombre puede convertirse en don en la relación del recíproco don de sí- si cada uno de ellos se domina a sí mismo. La concupiscencia limita interiormente y restringe el autodominio de sí por eso mismo hace imposible la libertad interior del don.

Un abrazo y hasta pronto.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Sep 26, 2013 4:36 pm
por Silviamaria
¿Qué se pierde con la concupiscencia?
Con la concupiscencia se pierde la libertad interior, don precioso dado por Dios, la persona se vuelve culpable ya no hay inocencia ni pureza en el alma, solo seres sin valores convertidos en objetos de complacencia.

¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?
Significa que el hombre y la mujer se donan en la relación recíproca, con amor se llega a una comunión de esposos, allí encuentran su plenitud en la donación que está ligada a la libertad interior.


Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Vie Sep 27, 2013 6:09 pm
por CasJor
¿Qué se pierde con la concupiscencia? ¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?

Como se ha expuesto en las citas que anteceden, la concupiscencia lleva consigo la pérdida de la libertad interna del don. En la relación de pareja, hombre y mujer pueden existir en una relación recíproca de “don” del uno hacia el otro, sin embargo la concupiscencia restringe el dominio de la mente y en ese sentido hace imposible la libertad interior del don.

Además el cuerpo humano manifestado en la masculinidad y la feminidad como expresión y objeto de atracción hacen que la relación pase a ser una relación de apropiación, con la consecuente pérdida del don original, se pierde entonces el significado esponsalicio del cuerpo, ello implica también un conflicto con la dignidad personal del ser, se plantea entonces un verdadero conflicto de conciencia.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Dom Sep 29, 2013 6:21 pm
por maandreuster
¿Qué se pierde con la concupiscencia? ¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?
Se pierde ese "agape" del que habla el papa emerito SS Bendicto XVI en su primera encíclica.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Lun Sep 30, 2013 11:52 am
por josemartin
Con la concupiscencia se pierde la capacidad de darse uno plenamente al otro.
En lugar de considerar al otro como persona sólo se le considera como cosa que provoca y produce placer.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mar Oct 01, 2013 11:18 am
por patricio
¿Qué se pierde con la concupiscencia?
Se pierde la libertad interior de la donación mutua; el cuerpo humano, en su originaria masculinidad y feminidad, según el misterio de la creación como sabemos por el análisis del Génesis 2, 23-25 no es solamente fuente de fecundidad, o sea, de procreación, sino que desde "el principio" tiene un carácter nupcial; lo que quiere decir que es capaz de expresar el amor con que el hombre-persona se hace don, verificando así el profundo sentido del propio ser y del propio existir. En esta peculiaridad suya, el cuerpo es la expresión del espíritu y está llamado, en el misterio mismo de la creación, a existir en la comunión de la personas "a imagen de Dios". Ahora bien, la concupiscencia "que viene del mundo" y aquí se trata directamente de la concupiscencia del cuerpo, limita y deforma el objetivo modo de existir del cuerpo, del que el hombre se ha hecho partícipe. El "corazón" humano experimenta el grado de esa limitación o deformación, sobre todo en el ámbito de las relaciones recíprocas hombre-mujer.


¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?

El significado "esponsalicio" del cuerpo, consiste en presentar al hombre, varón y mujer, en toda la realidad y verdad de su cuerpo y sexo ("estaban desnudos"), y a la vez, en la plena libertad de toda coacción del cuerpo y del sexo. De esto parece dar testimonio la desnudez de los progenitores, interiormente libres de la vergüenza. Se puede decir que, creados por el Amor esto es, dotados en su ser de masculinidad y feminidad, ambos están "desnudos", porque son libres de la misma libertad del don.

Esta libertad está precisamente en la base del significado esponsalicio del cuerpo. El cuerpo humano, con su sexo, y con su masculinidad y feminidad, visto en el misterio mismo de la creación, es no sólo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que incluye desde "el principio" el atributo "esponsalicio", es decir, la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don y mediante este don realiza el sentido mismo de su ser y existir. Recordando texto del último Concilio, donde se declara que el hombre es la única criatura en el mundo visible a la que Dios ha querido "por sí misma", añadiendo que este hombre no puede "encontrar su propia plenitud si no a través de un don sincero de sí".

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mar Oct 01, 2013 1:15 pm
por Jeanette Palacios
¿Qué se pierde con la concupiscencia?
Con la concuspiscencia lleva consigo la perdida de la livertad del Don.

¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?
El significado nupcial del cuerpo humano esta ligado a la libertad interior del Don. El hombre y la mujer se convierten en don si cada uno de ellos se domina asi mismo.
La concuspiscencia que se manifiesta queda abolida con el don de Dios, porque es la entrega de la donacion total entre la union de las personas divinas y la union de los hijos de Dios en la verdad y la caridad.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mar Oct 01, 2013 2:13 pm
por Titica
Primeramente se pierde la libertad interior como don de Dios al hombre y a la mujer.
La concupiscencia "que viene del mundo" y que en este contexto aqui se refiere directamente a la concupiscencia del cuerpo,limita y deforma el objetivo modo de existir del cuerpo, del que el hombre se ha hecho participle. El corazon humano experimenta el grado de la limitacion o deformacion, sobre todo en el ambito de las relaciones recirpocas de hombre- mujer.
El cuerpo humano en su masculinidad/feminidad ha perdido "casi" la capacidad de expresar el amor, en que el hombre- persona se hace don como la mas profunda estructura y finalidad de su existencia personal. En cierto modo el hombre y la mujer no ha cesado de empapar y palsmar el amor que nace del corazon humano. El significado nupcial del cuerpo no se ha hecho extrano a ese corazon, el corazon se ha convertido en el lugar de combate entre el amor y la concupiscencia
La concupiscencia lleva consigo la perdida de la libertad interior del don y el significado nupcial del cuerpo humano esta ligado precisamente a esta libertad.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mar Oct 01, 2013 6:57 pm
por Bertha Verduzco
La entrega esponsal debe ser un acto totalmente libre, de autodonación por amor. Con la concupiscencia se pierde este sentido de donación y llega el deseo de dominio sobre el otro, tratándolo como objeto y no como persona.

Bertha María Verduzco Cruz

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mié Oct 02, 2013 11:00 am
por Rutilo De Los Santos
Pregunta.-Que se pierde con la concupiscencia?
R=La concupiscencia lleva consigo la pérdida de la libertad interior del don. O sea que el ser humano(varón y mujer) ya no son capaces da donarse a sí mismos uno al otro, se despersonalizan, pierden la unidad de la comunión entre ambos, o sea que pierden su relación espiritual y solo les queda la unión carnal.
¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo este' ligado a la libertad interior del don?
R= Tanto el varón como la mujer pueden darse o entregarse uno al otro en cuerpo y alma solo si saben controlarse y dominares a sí mismos; la concupiscencia,oprime,limita y restringe este autocontrol y autodominio que hace imposible la libertad interior de la donación mutua, el cuerpo humano tanto en el varón como en la mujer deja de ser "expresión del espíritu" dejan de ser "imagen de Dios" y su corazón experimenta esta deformación y su belleza se oscurece quedando solamente como objeto de posesión ,el varón desea poseer a la mujer y la mujer desea ser poseída por el varón.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Mié Oct 02, 2013 9:48 pm
por jcuengar
La concupiscencia es una amenaza latente al yo verdadero que es originalmente libre. Cuando el hombre ve en Dios su plenitud, es capaz de ver la imagen de Dios en el otro. El pecado que devela la capacidad del hombre para el mal expresada en la concupiscencia nubla la vista. El hombre se vuelve miope o hasta ciego que no ve plenitud ni en si mismo ni en los demás y por ello busca desesperadamente la satisfacción de sus ansiedades de una manera ardorosa volviendose inhábil para donarse.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Oct 03, 2013 1:17 pm
por RoxanaGomez25
COn la concupiscencia en especial la de la carne se pierde la libertad interior del don, de donación del ser, hombre-mujer.El significado esponsal del cuerpo esta ligado a la libertad interior del otro, porque en el principio, el cuerpo es no solo para procrear sino tiene su carácter esponsal, nupcial, capaz de dar amor, las personas se hacen don, el cuerpo es expresión del espíritu, las personas estamos llamadas a vivir en comunión, a imagen de Dios, pero por el pecado, por la concupiscencia, el cuerpo se limita, deforme, el modo de exisitir, en el corazón del hombre existe un combate entre el amor y el tener control del otro, la conciencia está afectada, y también en lugar de ser seres de donación, existen relaciones de cuerpo y sexo. Se pierde la belleza, expresión del espíritu, estamos en el terreno de apropiación, por lo mismo pérdidad de la libertad interior del don, hay limitación del autodominio, pero puede existir este dominio si cada uno se domina así mismo.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Oct 03, 2013 1:17 pm
por RoxanaGomez25
COn la concupiscencia en especial la de la carne se pierde la libertad interior del don, de donación del ser, hombre-mujer.El significado esponsal del cuerpo esta ligado a la libertad interior del otro, porque en el principio, el cuerpo es no solo para procrear sino tiene su carácter esponsal, nupcial, capaz de dar amor, las personas se hacen don, el cuerpo es expresión del espíritu, las personas estamos llamadas a vivir en comunión, a imagen de Dios, pero por el pecado, por la concupiscencia, el cuerpo se limita, deforme, el modo de existir, en el corazón del hombre existe un combate entre el amor y el tener control del otro, la conciencia está afectada, y también en lugar de ser seres de donación, existen relaciones de cuerpo y sexo. Se pierde la belleza, expresión del espíritu, estamos en el terreno de apropiación, por lo mismo pérdida de la libertad interior del don, hay limitación del autodominio, pero puede existir este dominio si cada uno se domina así mismo.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Oct 03, 2013 2:07 pm
por pitalux
¿Qué se pierde con la concupiscencia? ¿Qué significa el que el significado esponsal del cuerpo esté ligado a la libertad interior del don?
R=Se pierde el privilegio de DONARSE LIBREMENTE al otro para alcanzar la plenitud en que fuimos creados (significado esponsal del Don)...Así tenemos que luchar por recuperar esa inocencia original de entrega total obstaculizada por la concupisencia.

Re: 32. La concupiscencia hace perder la libertad interior d

NotaPublicado: Jue Oct 03, 2013 4:38 pm
por maguie
Con la concupiscencia se pierde el significado real del cuerpo, el significado original y esponsalicio del cuerpo en cuanto a que al introducirse en la realidad humana es posible que la persona no tienda a la unión de las personas para buscar su plenitud en el don de sí mismo, sino que ya puede tender a buscarse a sí mismo. Se pierde la natural inclinación de la persona a buscar
el bien del otro y a confiar plenamente en él como complemento, características que harían la convivencia de las personas muy fácil.
El significado esponsal del cuerpo ligado a la libertad interior del don significa que al darle al cuerpo su significado real, a través del control de la concupiscencia, y estar dispuesto al don de sí mismo, la persona tiene la libertad de entregar toda su persona, completamente, en todos los aspectos con lo cual se acerca lo más posible a la idea original de Dios sobre
la comunicación de las personas a través de la unión.