por claudia corchado » Jue Dic 12, 2013 6:37 pm
Preguntas:
¿Qué se entiende por adulterio en el Antiguo Testamento?
Por adulterio se entiende solamente la posesión de la mujer de otro, mientras no lo es la posesión de otras mujeres como esposas junto a la primera. Toda la tradición de la Antigua Alianza indica que en la conciencia de las generaciones que se sucedían en el pueblo elegido, a su ethos no fue añadida jamás la exigencia efectiva de la monogamia, como implicación esencial e indispensable del mandamiento “no cometer adulterio”.
La historia del Pueblo de Dios en la Antigua Alianza se desarrollaba, en gran medida, fuera del contenido normativo encerrado por Dios en el mandamiento “no cometer adulterio”.
El abandono de la monogamia, especialmente en tiempo de los Patriarcas, había sido dictado por el deseo de la prole, de una numerosa prole. Este deseo era tan profundo y la procreación, como fin esencial del matrimonio.
La aplicación del mandamiento no se limitaba a los motivos que habían guiado el comportamiento de Abraham y Sara, o de Jacob y Raquel. Los reyes de Israel, David y Salomón establecen la poligamia efectiva, y ello, indudablemente, por motivos de concupiscencia.
Se realizaron esfuerzos de introducir el contenido específico del mandamiento “no cometer adulterio”, que se encuentra registrado ampliamente el conjunto de la legislación del Antiguo Testamento. Si se toma en consideración la letra de tal legislación, resulta que esta lucha contra el adulterio de manera decidida y sin miramientos, utilizando medios radicales, incluida la pena de muerte. Pero lo hace sosteniendo la poligamia efectiva, más aún, legalizándola plenamente, al menos de modo indirecto. Así, pues, el adulterio es combatido sólo en los límites determinados y en el ámbito de las premisas definitivas, que componen la forma esencial del ethos del Antiguo Testamento.
¿Cuál es la novedad que aporta Cristo?
Cristo habla de las transgresiones a la Ley. Más aun habla de cierta interpretación humana de la Ley, en que se borra y desaparece el justo significado del bien y del mal, específicamente querido por el divino Legislador: la monogamia establecida por el Creador. Cristo identifica, pues, claramente el adulterio con el pecado.
No acepta la interpretación que a lo largo de los siglos han dado ellos al auténtico contenido de la Ley, en cuanto que han sometido en cierto modo tal contenido, o sea, el designio y la voluntad del Legislador, a las diversas debilidades y a los límites de la voluntad humana, derivada precisamente de la triple concupiscencia. Cristo tiende a la transformación del ethos, lo hace sobre todo para recuperar la fundamental claridad de la interpretación. Cristo desea enderezar estas desviaciones.
Saludos a todos y que DIOS nos ayude a permanecer en el curso.