por Carlos64 » Vie Nov 15, 2013 11:18 am
Pregunta: "¿Qué extingue el significado personal y de comunión, propio del hombre y de la mujer?"
La reducción del sujeto humano a la condición de objeto concupiscible (objeto de satisfacción libidinal, objeto de deseo), inherente a la reducción intencional que se da como resultado del dominio de la concupiscencia en el interior o corazón, es el elemento que extingue el significado personal y de comunión que, según el designio divino original, es inherente a la condición humana en sus dos géneros (masculino, femenino, ambos atraídos entre sí en virtud de su tendencia a la comunión procreativa).
Cito: "La “concupiscencia” aleja la dimensión intencional de la existencia recíproca del hombre y de la mujer de las perspectivas personales y “de comunión”, propias de su perenne y recíproca atracción, reduciéndola y, por decirlo así, empujándola hacia dimensiones utilitarias, en cuyo ámbito el ser humano “se sirve” del otro ser humano, “usándolo” solamente para satisfacer las propias “necesidades”."
En suma, el hecho de que la concupiscencia que habita en el corazón humano como consecuencia del pecado reduzca la dinámica de la comunión entre el varón y la mujer a una sombra de la misma, en el sentido de reducirla a la búsqueda de posesión y placer (satisfacción) físico, tiene como resultado que la comunión querida por Dios se haga imposible (no puede haber verdadera comunión entre un sujeto que posee y un "objeto" que es poseído, ni entre dos "objetos" que se poseen entre sí) dado que una condición irrenunciable para la comunión es el don mutuo de subjetividades íntegras, las cuales se ven desdibujadas y despojadas de su integridad por el deseo concupiscente. La intencionalidad de los actos del hombre (expresada en su mirada impúdica al objeto de deseo, tal como la denuncia Cristo) ha perdido su norte: de ser una intencionalidad originariamente tendiente al don de si y a la comunión, se ha transformado en una intencionalidad orientada a la satisfacción sexual como fin egoísta y a la posesión del otro como dinámica de confrontación. En un análisis axiológico final, este cambio en la intencionalidad de los actos viene a dar como fruto un cambio en la intencionalidad (dimensión valorativa) de la misma existencia: el hombre pierde su valor intrínseco (el valor esponsalicio de su ser espiritual y corpóreo) para convertirse en esclavo de sus pasiones en una condición irresoluble de insaciabilidad. La comunión procreativa, pleno sentido de la sexualidad humana según el designio de Dios, es suplantada por la concupiscencia de la carne que aflora desde el interior del hombre.
Dios la bendiga, Dra. Calva.
Discípulo de Cristo por amor del Padre y unción del Espíritu. Miembro de la Iglesia por gracia divina. Amar a Jesús es mi mayor alegría.
Dios te salve, María, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra.