46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuerza d

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano, también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta segunda parte se toca el adulterio, la concupiscencia, la donación mutua del hombre y a mujer en el matrimonio, la dignidad del cuerpo y del sexo, lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano y el respeto al cuerpo.

Fechas:
Este curso consta 40 sesiones que se impartirán todos los martes y sábados a partir del 27 de agosto de 2013 , la última será el 3 enero de 2014

Moderadores: pilar calva, Catholic.net, Margarita Gonzalez, Moderadores Animadores

46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuerza d

Notapor pilar calva » Mar Oct 22, 2013 9:34 pm

(29-X-80/2-XI-80)

1. Desde hace ya mucho tiempo, nuestras reflexiones se centran sobre el siguiente enunciado de Jesucristo en el sermón de la montaña: “Habéis oído que fue dicho: No adulterarás. Pero yo <i>Os</i> digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella (en relación a ella) en su corazón” (<i>Mt</i> 5, 27-28). Ultimamente hemos aclarado que dichas palabras no pueden entenderse ni interpretarse en clave maniquea. No contienen, en modo alguno, la condenación del cuerpo y de la sexualidad. Encierran solamente una llamada a vencer la triple concupiscencia, y en particular, la concupiscencia de la carne: lo que brota precisamente de la afirmación de la dignidad personal del cuerpo y de la sexualidad, y únicamente ratifica esta afirmación.

Es importante precisar esta formulación, o sea, determinar el significado propio de las palabras del sermón de la montaña, en las que Cristo apela al corazón humano (cf. <i>Mt</i> 5, 27-28), no sólo a causa de “hábitos inveterados” que surgen del maniqueísmo, en el modo de pensar y valorar las cosas, sino también a causa de algunas <i> posiciones contemporáneas que interpretan el sentido del hombre y de la moral</i>. Ricoeur ha calificado a Freud, Marx y Nietzche como “maestros de la sospecha” (1) (”maitres du soupçon”), teniendo presente el conjunto de sistemas que cada uno de ellos representa, y quizá, sobre todo, la base oculta y la orientación de cada uno de ellos al entender e interpretar el <i> humanum</i> mismo. Parece necesario aludir, al menos brevemente, a esta base y a esta orientación. Es necesario hacerlo para descubrir, por una parte, una significativa convergencia y, por otra, también una <i> divergencia</i> fundamental con la hermenéutica que tiene su fuente en la Biblia, a la que intentamos dar expresión en nuestros análisis. ¿En qué consiste la convergencia? Consiste en el hecho de que los intelectuales antes mencionados, los cuales han ejercido y ejercen gran influjo en el modo de pensar y valorar de los hombres de nuestro tiempo, parece que, en definitiva, también juzgan y acusan al “corazón” del hombre. Aún más, parece que lo juzgan y acusan a causa de lo que en el lenguaje bíblico, sobre todo de San Juan, <i> se llama concupiscencia, la triple concupiscencia</i>.

2. Se podría hacer aquí una cierta distribución de las partes. En la hermenéutica nietzschiana el juicio y la acusación al corazón humano corresponden, en cierto sentido, a lo que en el lenguaje bíblico se llama “soberbia de la vida”; en la hermenéutica marxista, a lo que se llama “concupiscencia de los ojos”; en la hermenéutica freudiana, en cambio, a lo que se llama “concupiscencia de la carne”. La convergencia de estas concepciones con la hermenéutica del hombre fundada en la Biblia consiste en el hecho de que, al descubrir en el corazón humano la triple concupiscencia, hubiéramos podido también nosotros limitarnos a poner ese corazón en estado de continua sospecha. Sin embargo, la Biblia no nos permite detenernos aquí. Las palabras de Cristo, según Mateo 5, 27-28, son tales que, aun manifestando toda la realidad, del deseo y de la concupiscencia, no permiten que se haga de esta concupiscencia el criterio absoluto de la antropología y de la ética, o sea, el núcleo miso de la hermenéutica del hombre. <i> En la Biblia, la triple concupiscencia no constituye el criterio fundamental</i> y tal vez único y absoluto de la antropología y de la ética, aunque sea indudablemente <i> un coeficiente importante para comprender al hombre, sus acciones y su valor moral</i>. También lo demuestran el análisis que hemos hecho ahora.

3. Aun queriendo llegar a una interpretación completa de las palabras de Cristo sobre el hombre que “mira con concupiscencia” (cf. <i>Mt</i> 5, 27-28), no podemos quedar satisfechos con una concepción cualquiera de la “concupiscencia”, incluso en el caso de que se alcanzase la plenitud de la verdad “psicológica” accesible a nosotros; en cambio, debemos sacarla de la primera Carta de Juan 2, 15-16 y de la “teología de la concupiscencia” que allí se encierra. El hombre que “mira para desear” es, efectivamente, el hombre de la concupiscencia de la carne. Por esto él “puede” mirar de este modo e incluso debe ser consciente <i> de que, abandonando este acto interior al dominio de las fuerzas de la naturaleza, no puede evitar el influjo de la concupiscencia de las fuerzas de la naturaleza, no puede evitar el influjo de la concupiscencia de la carne</i>. En Mateo 5, 27-28, Cristo también trata de esto y llama la atención sobre ello. Sus palabras se refieren no sólo al acto concreto de “concupiscencia”, sino, indirectamente, también al “hombre de la concupiscencia”.

4. ¿Por qué estas palabras del sermón de la montaña, a pesar de la convergencia de lo que dicen respecto al corazón humano (2) con lo que se expresa en la hermenéutica de los “maestros de la sospecha”, no pueden considerarse como base de dicha hermenéutica o de otra análoga? Y, ¿por qué constituyen ellas una expresión, una configuración de un <i>ethos</i> totalmente diverso?, ¿diverso, no sólo del maniqueo, sino también del freudiano? Pienso que el conjunto de los análisis y reflexiones, hechos hasta ahora, da respuesta a este interrogante. Resumiendo, se puede decir brevemente que las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28 no nos permiten detenernos en la acusación al corazón humano y ponerlo en estado de continua sospecha, sino que deben ser entendidas e interpretadas como una llamada dirigida al corazón. <i> Esto deriva de la naturaleza misma del <i>ethos</i> de la redención</i>. Sobre el fundamento de este misterio, al que San Pablo (<i>Rom</i> 8, 23) define “redención del cuerpo”, sobre el fundamento de la realidad llamada “redención” y, en consecuencia, sobre el fundamento del <i>ethos</i> de la redención del cuerpo, no podemos detenernos solamente en la acusación al corazón humano, basándonos en el deseo y en la concupiscencia de la carne. <i> El hombre no puede detenerse poniendo al “corazón” en estado</i> de continua e irreversible sospecha a causa de las manifestaciones de la concupiscencia de la carne y de la libido, que, entre otras cosas, un psicoanalista pone de relieve mediante el análisis del subconsciente (3). La redención es una verdad, una realidad, en cuyo nombre debe sentirse llamado el hombre, y “llamado con eficacia”. Debe darse cuenta de esta llamada también mediante las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28, leídas de nuevo en el contexto pleno de la revelación del cuerpo. El hombre <i> debe sentirse llamado a descubrir</i>, más aún, a realizar el significado esponsalicio del cuerpo y a expresar de este modo la libertad interior del don, es decir, de ese estado y de esa fuerza espirituales, que se derivan del dominio de la concupiscencia de la carne.

5. El hombre está llamado a esto por la palabra del Evangelio, por lo tanto, desde “el exterior”, pero, al mismo tiempo, está llamado también desde el “interior”. Las palabras de Cristo, el cual en el sermón de la montaña apela al “corazón”, inducen, en cierto sentido, al oyente a esta llamada interior. Si el oyente permite que esas palabras actúen en él, podrá oír al mismo tiempo en su interior algo así como el eco de ese “principio”, de ese buen “principio” al que Cristo se refirió una vez más, para recordar a sus oyentes quién es el hombre, quién es la mujer, y quiénes son recíprocamente el uno para el otro en la obra de creación. Las palabras que Cristo pronunció en el sermón de la montaña no son una llamada lanzada al vacío. No van dirigidas al hombre totalmente comprometido en la concupiscencia de la carne, incapaz de buscar otra forma de relaciones recíprocas en el ámbito del atractivo perenne, que acompaña la historia del hombre y de la mujer precisamente “desde el principio”. Las palabras de Cristo dan testimonio de que <i> la fuerza originaria</i> (por tanto, también la gracia) <i> del misterio de la creación se convierte para cada uno de ellos en fuerza </i> (esto es, gracia) <i> del misterio de la redención</i>. Esto se refiere a la misma naturaleza, al mismo substrato de la humanidad de la persona, a los impulsos más profundos del “corazón”. ¿Acaso no siente el hombre, juntamente con la concupiscencia, una necesidad profunda de conservar la dignidad de las relaciones recíprocas, que encuentran su expresión en el cuerpo, gracias a su masculinidad y feminidad? ¿Acaso no siente la necesidad de impregnarlas de todo lo que es noble y bello? ¿Acaso no siente la necesidad de conferirle el valor supremo, que es el amor?

6. Bien considerada, esta llamada que encierran las palabras de Cristo en el sermón de la montaña no puede ser un acto separado del contexto de la existencia concreta. Es siempre -aunque sólo en la dimensión del acto al que se refiere- el descubrimiento del significado de toda la existencia, del significado de la vida, en el que está comprendido también ese significado del cuerpo, que aquí llamamos “esponsalicio”. El significado del cuerpo es, en cierto sentido, la antítesis de la <i> libido</i> freudiana. El significado de la vida es la antítesis de la hermenéutica “de la sospecha”. Esta <i> hermenéutica</i> es muy diferente, <i> es radicalmente diferente</i> de la que descubrimos en las palabras de Cristo en el sermón de la montaña. Estas palabras revelan no sólo otro <i>ethos</i> , sino también otra visión de las posibilidades del hombre. Es importante que él, precisamente en su “corazón”, no se sienta solo e irrevocablemente acusado y abandonado a la concupiscencia de la carne, sino que en el mismo corazón se sienta llamado con energía. Llamado precisamente a ese valor supremo, que es el amor. Llamado como persona en la verdad de su humanidad, por lo tanto, también en la verdad de su masculinidad y feminidad, en la verdad de su cuerpo. Llamado en esa verdad que es patrimonio “del principio”, patrimonio de su corazón, más profundo que el estado pecaminoso heredado, más profundo que la triple concupiscencia. Las palabras de Cristo, encuadradas en toda la realidad de la creación y de la redención, actualizan de nuevo esa heredad más profunda y le dan una fuerza real en la vida del hombre.

(1) “Le philosophe formé à l’école de Descartes sait que les choses sont douteuses, qu’elles ne sont pas telles qu’elles apparaissent; mais il ne doute pas que la conscience ne soit telle qu’elle apparait à elle-même...; depuis Marx, Nietzsche et Freud nous en doutons. Après le doute sur la chose, nous sommes entrés dans le doute sur la conscience.
Mais ces trois maitres du soupçon ne sont pas trois maitres de scepticisme; ce sont assurément trois grands “destructeurs”. /... /
A partir d’eux, la compréhension est une herméneutique: chercher le sens, désormais, ce n’est plus épeler la conscience du sens, mais en déchiffrer les expresions. Ce qu’il faudrait donc confronter, c’est non seulement un triple soupçon mais une triple ruse /... /
Du même coup se découvre une parenté plus profonde encore entre Marx, Freud et Nietzsche. Tous trois commencent par le soupçon concernant les illusions de la conscience et continuent par la ruse du déchiffrage...” (Paul Ricoeur, <i> Le conflit des interprétations</i>, París 1969 (Seuil). págs. 149-150).
(2) Cf. también <i>Mt</i> 5, 19-20.
(3) Cf., por ejemplo, la característica afirmación de la última obra de <i> Freud</i>:
“Den Kern unseres Wesens bildet also das dunkle Es, das nicht direckt mit der Aussenwelt verkehrt und auch unserer Kenntnis nur durch die Vermittlung einer anderen Instanz zugänglich wird. In diesem Es wirken die organischen Triebe, selbst aus Mischungen von zwei Urkräften (Eron und Destruktion) in wechselnden Ausmassen zusammengesetzt, und durch ihre Beziehung zu Organen oder Organsystemen voeinander differenziert.
Das einzige Streben dieser Triebe ist nach Befriedigung, die von bestimmten Veränderungen an den Organen mit Hilfe von Obiekten der Aussenwelt erwartet wird” (S. Freud, <i> Abriss der Psychoanalyse. Das Unbehagen in der Kultur</i>. Frankfurt. M. Hamburgo 19554, (Fischer), págs. 74-75).
Entonces ese “núcleo” o “corazón” del hombre estaría dominado por la unión entre el instinto erótico y el destructivo, y la vida consistiría en satisfacerlos.

Pregunta:
Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del “ETHOS” cristiano y la comprensión del hombre)
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor CasJor » Vie Nov 15, 2013 5:47 pm

La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención
Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del “ETHOS” cristiano y la comprensión del hombre)

Las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28 no nos permiten detenernos en la acusación al corazón humano y ponerlo en estado de continua sospecha, sino que deben ser entendidas e interpretadas como una llamada dirigida al corazón. Esto deriva de la naturaleza misma del ethos de la redención. Sobre el fundamento de este misterio, al que San Pablo (Rom 8, 23) define “redención del cuerpo”, sobre el fundamento de la realidad llamada “redención” y, en consecuencia, sobre el fundamento del ethos de la redención del cuerpo, no podemos detenernos solamente en la acusación al corazón humano, basándonos en el deseo y en la concupiscencia de la carne. El hombre no puede detenerse poniendo al “corazón” en estado de continua e irreversible sospecha a causa de las manifestaciones de la concupiscencia de la carne y de la líbido.

La redención es una verdad, una realidad, en cuyo nombre debe sentirse llamado el hombre, y “llamado con eficacia”. Debe darse cuenta de esta llamada también mediante las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28, leídas de nuevo en el contexto pleno de la revelación del cuerpo. El hombre debe sentirse llamado a descubrir y realizar el significado esponsalicio del cuerpo y a expresar de este modo la libertad interior del don, es decir, de ese estado y de esa fuerza espirituales, que se derivan del dominio de la concupiscencia de la carne.

Las palabras de Jesús dan fe, que la fuerza originaria de la creación se convierte para cada uno en fuerza del misterio de la redención. Esto referido a la naturaleza misma de la persona, a sus impulsos más profundos en el corazón. A pesar de la concupiscencia, en lo más íntimo del ser humano, se experimenta una profunda necesidad de conservar la dignidad recíproca de la relación que se encuentra asociada a la experiencia esponsal del cuerpo.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor jcuengar » Vie Nov 15, 2013 8:14 pm

La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte?
En el Génesis se expresa la creación como un acto de amor de Dios saliendo de sí mismo. Como una inevitable explosión provocada por el Amor del Padre y del Hijo que no se pueden contener a sí mismos y en el Espíritu Santo se convierte ese amor como una puerta de salida de sí mismo hacia la creación. Una creación dialógica que ve en el hombre la respuesta a la palabra.
El hombre es creado por la salida de Dios de sí mismo y a Imagen suya es creado también con esta naturaleza. El hombre capaz de salir de sí mismo para entregarse al otro "no es bueno que el hombre esté sólo".
Pero este mismo hombre que ha considerado la posibilidad de ser más que Dios, de negar a Dios como tal y probar suerte consigo mismo y verse (o más bien perderse de vista) como suficiente para sí mismo, rompe el corazón de Dios quien a su vez responde como sólo puede responder Dios, con amor.
El caminar del hombre desnudo (de Dios) por el mundo empecatado (Concupiscente) y afectado todo el Cosmos por el pecado, espera la redención en un estado de confusión casi ceguera y soberbia autosuficiente.
Jesús viene a ser la luz del origen que abrió el entendimiento, la lingüística y la liturgia del mundo creado y vive como el nuevo Adán la obediencia al Padre nuevamente en una salida de sí mismo y en una entrega total a la voluntad del Padre (diciéndole sí todo el tiempo "Hágase tu voluntad") y absorbiendo en su muerte todo el camino empecatado del hombre para decirle a Dios, perdónalos porque no saben lo que hacen y dejando su testimonio sacramental para garantizar esta redención de la deuda del hombre con Dios.
Esta es la fuerza de la GRACIA que nos devuelve por el bautizo al estado original que quita la nebulosa de los ojos para poder ver a Dios y a Dios en el otro y continuar el camino de la creación hasta ser Imagen de Dios en Cristo quien se da por nosotros. Esta gracia, no sólo espiritual sino corporal en la eucaristía y en la palabra es la fuerza del Corazón Humano necesaria para decir sí, ahora sí "hágase tu voluntad" y decirle al otro "Te veo al fin" Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar (Cantar de los cantares).
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor jcuengar » Vie Nov 15, 2013 9:28 pm

Jesús no es la luz sino la fuente de la luz del entendimiento.
Desde la creación el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios, pero el pecado interrumpe la obra creadora en la que el hombre sería semejanza de Dios en Cristo. La redención vuelve a abrir este camino.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor Rutilo De Los Santos » Sab Nov 16, 2013 11:50 am

Pregunta.- Explica el enunciado de este número .La fuerza de la creación se hace para el hombre en la fuerza de la redención
R= El hombre no puede detenerse poniendo al" corazón" en estado de continúa sospecha a causa de las manifestaciones de la concupiscencia de la carne y de la libido ,que entre otras cosas ,un psicoanalista pone de relieve mediante el análisis del subconsciente .La redención es una verdad,una realidad,en cuyo nombre debe sentirse llamado el hombre y " llamado con eficacia" .Debe darse cuenta de esta llamada también mediante las palabras de Cristo " pero yo os digo que todo aquel que mira a una mujer deseándola ya adultero con ella en su corazón",leídas de nuevo en el contexto pleno de la revelación del cuerpo . El hombre debe sentirse llamado a descubrir ,más aún a realizar el significado esponsalicio del cuerpo y a expresar de este modo la libertad interior del don,es decir, de ese estado y de esa fuerza espirituales, que se derivan del dominio de la concupiscencia de la carne.Las palabras de Cristo dan testimonio de que la fuerza originaria( por tanto también la Gracia ) del misterio de la Creación se convierte para cada uno de ellos en fuerza ( esto es Gracia) del misterio de la redención.
Pregunta ¿Qué tiene que ver con aquel principio al que Jesus nos remitió en la primera parte ?
R= El hombre está llamado a esto por la palabra del evangelio,por lo tanto,desde " el exterior", pero, al mismo tiempo, esta llamado también desde " el interior". Las palabras de Cristo,el cual en el Sermón de la Montaña apela al" corazón ", inducen en cierto sentido, al oyente a esta llamada interior.Si el oyente permite que esas palabras actúen en el,para oír al mismo tiempo en su interior algo así como el eco de ese " principio" al que Cristo se refirió una vez más, para recordar a sus oyentes quien es el hombre,quien es la mujer,y quienes son recíprocamente el uno para el otro en la obra de la Creación.Las palabras que Cristo pronunció en el Sermón de la Montaña no son una llamada al vacío, no van dirigidas al hombre totalmente comprometido en la concupiscencia de la carne, incapaz de buscar otra forma de relaciones recíprocas en el ámbito del atractivo perenne,que acompaña la historia del hombre y de la mujer precisamente " desde el principio". Gen1, 26a-27. Dijo Dios " hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza y creo Dios al hombre a su imagen a imagen de Dios lo creo,macho y hembra los creo.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor lindoro50 » Sab Nov 16, 2013 12:44 pm

Explica el enunciado de este número: La fuerza de la creación se hace para el hombre la fuerza de la redención.

El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, mediante la redención, se revela plenamente el hombre al mismo hombre. Tal es la dimensión humana del misterio de la Redención. En esta dimensión el hombre vuelve a encontrar la grandeza, la dignidad y el valor propios de su humanidad. Mediante la Redención el hombre es «confirmado» y en cierto modo es nuevamente creado. ¡Creado de nuevo! El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo —no solamente según criterios del propio ser inmediatos, parciales, a veces superficiales— debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe entrar en Él con todo su ser, debe apropiarse y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo. Si se actúa en él este hondo proceso, entonces da frutos no sólo de respeto a Dios, sino también de profunda maravilla de sí mismo.

¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte?

Que el hombre, precisamente en su corazón, no se sienta solo e irrevocablemente acusado y abandonado a la concupiscencia de la carne, sino que a través de su corazón se sienta llamado con energía a ese valor supremo, que es el amor. Llamado como persona en la verdad de su humanidad, en la verdad de su masculinidad y feminidad, en la verdad de su cuerpo. Llamado en esa verdad que es patrimonio del principio, patrimonio de su corazón, más profundo que la triple concupiscencia. Las palabras de Cristo dan testimonio de que la fuerza originaria (por tanto, también la gracia) del misterio de la creación se convierte para cada uno de ellos en fuerza (esto es, gracia) del misterio de la redención. Esto se refiere a la misma naturaleza de la persona, a los impulsos más profundos del corazón. Las palabras de Cristo, encuadradas en toda la realidad de la creación y de la redención, actualizan de nuevo esa heredad más profunda y le dan una fuerza real en la vida del hombre.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor maandreuster » Sab Nov 16, 2013 4:43 pm

Explica el enunciado de este número: La fuerza de la creación se hace para el hombre la fuerza de la redención.
El hombre esta creado a imagen y semejanza de Dios. Si Dios es amor, el hombre también es amor. Y ese amor se expresa a través de la redención. El amor del hombre por su cuerpo es el reconocimiento de que es la expresion del espiritú
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor mariaines » Dom Nov 17, 2013 2:06 pm

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del "ETHOS" cristiano y la comprensión del hombre)


El hombre está llamado a esto por la palabra del Evangelio, por lo tanto, desde "el exterior", pero, al mismo tiempo, está llamado también desde el "interior". Las palabras de Cristo, el cual en el sermón de la montaña apela al "corazón", inducen, en cierto sentido, al oyente a esta llamada interior.
Las palabras de Cristo dan testimonio de que la fuerza originaria (por tanto, también la gracia) del misterio de la creación se convierte para cada uno de ellos en fuerza (esto es, gracia) del misterio de la redención. Esto se refiere a la misma naturaleza, al mismo substrato de la humanidad de la persona, a los impulsos más profundos del "corazón".
Es importante que él, precisamente en su "corazón", no se sienta solo e irrevocablemente acusado y abandonado a la concupiscencia de la carne, sino que en el mismo corazón se sienta llamado con energía. Llamado precisamente a ese valor supremo, que es el amor. Llamado como persona en la verdad de su humanidad, por lo tanto, también en la verdad de su masculinidad y feminidad, en la verdad de su cuerpo. Llamado en esa verdad que es patrimonio "del principio", patrimonio de su corazón, más profundo que el estado pecaminoso heredado, más profundo que la triple concupiscencia. Las palabras de Cristo, encuadradas en toda la realidad de la creación y de la redención, actualizan de nuevo esa heredad más profunda y le dan una fuerza real en la vida del hombre.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor yaluz » Dom Nov 17, 2013 8:42 pm

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del “ETHOS” cristiano y la comprensión del hombre)

R
: “La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención.” Cristo aquí nos dice muy claramente que por encima de la concupiscencia está el Amor que desde un” principio “lo manifestó Dios en su obra maestra, el hombre, varón y mujer los creó, con la capacidad libre de donarse, en una relación reciproca, comunión, cuando se unen de manera que forman “una sola carne” y esta unidad Jesús la defiende como derechos que no se deben olvidar, porque desde el principio” están llamados a convertirse en la manifestación del espíritu y Él nos lo recuerda, en el Sermón de la Montaña, nos hace un llamado (digamos la fuerza de la creación) a no quedarnos en la concupiscencia de la carne. Es tal su insistencia, que nos alerta con la triple concupiscencia, es decir, nos advierte que la concupiscencia interior nos lleva a la exterior, por lo que su llamado nos indica la necesidad de darle significado al cuerpo, su sentido esponsalicio y expresar la fuerza espiritual para superar la concupiscencia de la carne (esta es la fuerza de la redención del cuerpo)
En conclusión, el Papa Juan Pablo II muy bien lo expresa: “La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención.” Y realmente esto es la clave de la interpretación del ethos cristiano porque Jesús con sus palabras nos toca al corazón, precisamente, para que de alguna manera enlazáramos su sermón con el principio, con la Creación, porque a pesar de la concupiscencia que heredamos, es cierto que también tenemos la necesidad de amar porque somos creados por Dios a su imagen y semejanza, por eso, su Hijo que nos ama tanto, recurre sabiamente a que caigamos en cuenta, siguiendo los impulsos del corazón, ( y aquí quiero repetir las palabras maravillosas de Juan Pablo II )“que tenemos la necesidad de conservar la dignidad de las relaciones recíprocas, que encuentran su expresión en el cuerpo, gracias a su masculinidad y feminidad, ¿acaso no siente la necesidad de impregnarlas de todo lo que es noble y bello?, ¿acaso no siente la necesidad de conferirle el valor supremo, que es el amor?”
Zulay R. de Álvarez (yaluz)
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor Monica Guzman » Lun Nov 18, 2013 5:52 am

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del "ETHOS" cristiano y la comprensión del hombre)

Esto quiere decir que el hombre y la mujer, aunque están dañados por la triple concupiscencia y su cuerpo tiende a ella, no está esclavizado y no es verdad que no hay más remedio que verse como determinado y bajo sospecha siempre, la triple concupiscencia no es el criterio absoluto de la antropología y la ética, aunque sí tiene un coeficiente importante pero no único ni fundamental. Tenemos algo más grande y más fuerte que es la gracia recibida desde el "Principio" y renovada con la redención y enseñanza de Cristo que nos dice que el hombre es llamado a descubrir y realizar el significado esponsalicio del cuerpo y expresar así la libertad interior del don. Es decir, de experimentar ese estado de fuerza espirituales que se derivan del dominio de la carne.

Saludos

Mónica Guzmán Díaz.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor Silviamaria » Lun Nov 18, 2013 3:46 pm

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del "ETHOS" cristiano y la comprensión del hombre)

La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención quiere decir que podemos alcanzarla salvación con el perdón de nuestras faltas. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.

Tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte en el sentido de que tenemos las personas la gracia de Dios para poder tener alcance a la salvación de nuestras almas. Los hombres no solo somos cuerpo sino cuerpo y espíritu.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor fpelaez » Mar Nov 19, 2013 2:45 pm

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte?

La fuerza de la creación, la gracia que se recibe por medio del sacrificio de Cristo y su resurrección, la gracia que se recibe de la redención de Cristo, es aquello que lo transforma que lo impulsa a ser más imagen y semejanza de Dios. Aquella semejanza que fue lastimada por el pecado y que es resturada por la gracia. Ayuda a que el hombre pueda vivir de acuerdo a los planes originarios, a vivir como estaba planeado desde el principio.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor Maria 2 » Mié Nov 20, 2013 10:43 am

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del "ETHOS" cristiano y la comprensión del hombre).

Jesucristo en el sermón de la montaña: "Habéis oído que fue dicho: No adulterarás. Pero yo Os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella (en relación a ella) en su corazón" (Mt 5, 27-28). No contienen, en modo alguno, la condenación del cuerpo y de la sexualidad. Encierran solamente una llamada a vencer la triple concupiscencia, y en particular, la concupiscencia de la carne: lo que brota precisamente de la afirmación de la dignidad personal del cuerpo y de la sexualidad, y únicamente ratifica esta afirmación.

Se podría hacer aquí una cierta distribución de las partes. En la hermenéutica nietzschiana el juicio y la acusación al corazón humano corresponden, en cierto sentido, a lo que en el lenguaje bíblico se llama "soberbia de la vida"; en la hermenéutica marxista, a lo que se llama "concupiscencia de los ojos"; en la hermenéutica freudiana, en cambio, a lo que se llama "concupiscencia de la carne". En la Biblia, la triple concupiscencia no constituye el criterio fundamental y tal vez único y absoluto de la antropología y de la ética, aunque sea indudablemente un coeficiente importante para comprender al hombre, sus acciones y su valor moral. Se puede decir brevemente que las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28 no nos permiten detenernos en la acusación al corazón humano y ponerlo en estado de continua sospecha, sino que deben ser entendidas e interpretadas como una llamada dirigida al corazón. Esto deriva de la naturaleza misma del ethos de la redención. Sobre el fundamento de este misterio, al que San Pablo (Rom 8, 23) define "redención del cuerpo", sobre el fundamento de la realidad llamada "redención" y, en consecuencia, sobre el fundamento del ethos de la redención del cuerpo, no podemos detenernos solamente en la acusación al corazón humano, basándonos en el deseo y en la concupiscencia de la carne. El hombre no puede detenerse poniendo al "corazón" en estado de continua e irreversible sospecha a causa de las manifestaciones de la concupiscencia de la carne y de la libido, que, entre otras cosas, un psicoanalista pone de relieve mediante el análisis del subconsciente (3). La redención es una verdad, una realidad, en cuyo nombre debe sentirse llamado el hombre, y "llamado con eficacia". Debe darse cuenta de esta llamada también mediante las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28, leídas de nuevo en el contexto pleno de la revelación del cuerpo. El hombre debe sentirse llamado a descubrir, más aún, a realizar el significado esponsalicio del cuerpo y a expresar de este modo la libertad interior del don, es decir, de ese estado y de esa fuerza espirituales, que se derivan del dominio de la concupiscencia de la carne.

Si el oyente permite que esas palabras actúen en él, las palabras que Cristo pronunció en el sermón de la montaña no son una llamada lanzada al vacío. No van dirigidas al hombre totalmente comprometido en la concupiscencia de la carne, incapaz de buscar otra forma de relaciones recíprocas en el ámbito del atractivo perenne, que acompaña la historia del hombre y de la mujer precisamente "desde el principio". Las palabras de Cristo dan testimonio de que la fuerza originaria (por tanto, también la gracia) del misterio de la creación se convierte para cada uno de ellos en fuerza (esto es, gracia) del misterio de la redención.

Esta llamada que encierran las palabras de Cristo en el sermón de la montaña no puede ser un acto separado del contexto de la existencia concreta. Es siempre -aunque sólo en la dimensión del acto al que se refiere- el descubrimiento del significado de toda la existencia, del significado de la vida, en el que está comprendido también ese significado del cuerpo, que aquí llamamos "esponsalicio". El significado del cuerpo es, en cierto sentido, la antítesis de la libido freudiana. El significado de la vida es la antítesis de la hermenéutica "de la sospecha". Esta hermenéutica es muy diferente, es radicalmente diferente de la que descubrimos en las palabras de Cristo en el sermón de la montaña. Estas palabras revelan no sólo otro ethos, sino también otra visión de las posibilidades del hombre. Es importante que él, precisamente en su "corazón", no se sienta solo e irrevocablemente acusado y abandonado a la concupiscencia de la carne, sino que en el mismo corazón se sienta llamado con energía. Llamado precisamente a ese valor supremo, que es el amor. Llamado como persona en la verdad de su humanidad, por lo tanto, también en la verdad de su masculinidad y feminidad, en la verdad de su cuerpo. Llamado en esa verdad que es patrimonio "del principio", patrimonio de su corazón, más profundo que el estado pecaminoso heredado, más profundo que la triple concupiscencia. Las palabras de Cristo, encuadradas en toda la realidad de la creación y de la redención, actualizan de nuevo esa heredad más profunda y le dan una fuerza real en la vida del hombre.

COMENTARIO: Las palabras de Cristo según San Mateo 5, 27-28 no nos permiten detenernos en la acusación al corazón humano y ponerlo en estado de continua sospecha, sino que deben ser entendidas e interpretadas como una llamada dirigida al corazón.

La redención es una realidad, en cuyo nombre debe sentirse llamado el hombre, y “llamado con eficacia”, darse cuenta de esta llamada mediante las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28, leídas de nuevo en el contexto pleno de la revelación del cuerpo. El hombre debe sentirse llamado a descubrir y realizar el significado esponsalicio del cuerpo y a expresar de este modo la libertad interior del don.

Las palabras de Jesús dan fe, que la fuerza originaria de la creación se convierte para cada uno en fuerza del misterio de la redención. Esto referido a la naturaleza misma de la persona, a sus impulsos más profundos en el corazón. A pesar de la concupiscencia, en lo más íntimo del ser humano, se experimenta una profunda necesidad de conservar la dignidad recíproca de la relación.

Un abrazo y hasta pronto.-
Maria 2
 
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor Jeanette Palacios » Mié Nov 20, 2013 9:23 pm

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del “ETHOS” cristiano y la comprensión del hombre)

se puede decir brevemente que las palabras de Cristo segun Mateo 5:27-28 no nos peremite detenernos en la acusacion al corazon humano y ponernos en estado de continua sospecha si no debe ser entendido como una llamada al corazon. Esto deriba de la naturaleza misma del ethos de la redencion. La redencion es una verdad, una realidad en cuyo nombre debe sentirse llamado el hombre y llamado con " eficacia" a descubrir el significado esposalicio del cuerpo y expresar de este modo la libertad interior del don. De esa fuerza espiritual que se deriva del dominio de la concuspiscencia de la carne. Cristo apela al corazon de hombre y si el oyente deja penetrar esas palabras de en su corazon le entrarian como un eco del principio la fuerza originaria por tanto bien la gracia del misterio de la creacion significado de la existencia.
En otras palabras Cristo se refiere al ETHOS a otra vision para el hombre y le hace ese llamado al corazon con energia- llamado valor supremo que es el amor. Llamado como persona en la verdad de su humanidad, en la verdad del cuerpo que es patrimonio del principio patrimonio de su corazon. Las palabras de Cristo se refiere a la realidad de la creacion y de la redencion, la actualiza y le da fuerza real en la vida del hombre.
Jeanette Palacios
 
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor maguie » Jue Nov 21, 2013 2:42 pm

'La fuerza de la Creación se hace para el hombre la fuerza de la Redención' quiere decir que la fuerza que Dios imprimió en la naturaleza del hombre en la Creación, es decir, el impulso sexual, el de conservación, etc que tienen una fuerza muy grande, son superados por la razón y la voluntad del hombre para poder actuar conforme al plan de Dios. Al hacerse necesaria la Redención por el pecado original, el hombre recibe, además la gracia que Dios le da, para poder actuar correctamente. La fuerza de la Redención supera con creces a la de la Creación
Este principio se relaciona directamente con el que Cristo nos dio en el Sermón de la Montaña puesto que Él hace ver que el hombre puede controlar la concupiscencia, también la de los ojos, con la ayuda de la gracia y sabiendo que ofende a Dios si cosifica a una de sus hijas.
maguie
 
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor NELSON » Vie Nov 22, 2013 4:52 pm

Explica el enunciado de este número. La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención.
Se ha aclarado que dichas palabras no pueden entenderse ni interpretarse en clave maniquea. No contienen, en modo alguno, la condenación del cuerpo y de la sexualidad. Encierran solamente una llamada a vencer la triple concupiscencia, y en particular, la concupiscencia de la carne: lo que brota precisamente de la afirmación de la dignidad personal del cuerpo y de la sexualidad, y únicamente ratifica esta afirmación.
¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del "ETHOS" cristiano y la comprensión del hombre)
Estas palabras revelan no sólo otro ethos, sino también otra visión de las posibilidades del hombre. Es importante que él, precisamente en su "corazón", no se sienta solo e irrevocablemente acusado y abandonado a la concupiscencia de la carne, sino que en el mismo corazón se sienta llamado con energía. Llamado precisamente a ese valor supremo, que es el amor. Llamado como persona en la verdad de su humanidad, por lo tanto, también en la verdad de su masculinidad y feminidad, en la verdad de su cuerpo. Llamado en esa verdad que es patrimonio "del principio", patrimonio de su corazón, más profundo que el estado pecaminoso heredado, más profundo que la triple concupiscencia. Las palabras de Cristo, encuadradas en toda la realidad de la creación y de la redención, actualizan de nuevo esa heredad más profunda y le dan una fuerza real en la vida del hombre.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor MA SOCORRO A REYES L » Vie Nov 22, 2013 5:04 pm

La fuerza de la creación se hace en el hombre la fuerza de la redención. Las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28 no nos permiten detenernos en la acusación al corazón humano y ponerlo en estado de continua sospecha, sino que deben ser entendidas e interpretadas como una llamada dirigida al corazón. San Pablo (Rom 8, 23) define redención del cuerpo, sobre el fundamento del ethos de la redención del cuerpo. El hombre no puede detenerse poniendo al corazón en estado de continua e irreversible sospecha a causa de las manifestaciones de la concupiscencia de la carne y de la libido. La redención es una verdad, en el contexto pleno de la revelación del cuerpo. El hombre debe sentirse llamado a ese estado y de esa fuerza espirituales, que se derivan del dominio de la concupiscencia de la carne.
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor garu » Vie Nov 22, 2013 8:12 pm

Como dijéramos en el capítulo anterior, Jesús con las palabras del Sermón de la Montaña, no sólo acusa al corazón, sino que apela al mismo para rescatar lo que ese corazón llevado por la concupiscencia, arrebata a la unión de las personas, y lo hace porque conoce nuestros corazones y sabe de lo que el hombre es capaz. Y lo sabe capaz, no sólo de dejarse dominar por las manifestaciones de la concupiscencia, sino que es capaz de evocar de una manera real y eficaz esa fuerza originaria, expresando el carácter esponsal del cuerpo y la libertad del don. Esa llamada de Jesús en el Sermón de la Montaña es una apelación a ese “principio” a que hacíamos alusión en las primeras clases y que mostraba el significado real del hombre y la mujer entre si y dentro del contexto de la obra creadora, cuyo misterio se convierte en fuerza redentora, que apela al valor supremo del amor, patrimonio de su corazón, mas longevo que el pecado heredado, y que le transmiten la fuerza necesaria, si está abierto a esa llamada, para enfrentar la vida conforme al designio del Creador.
garu
 
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor RoxanaGomez25 » Mar Nov 26, 2013 1:05 pm

La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención. ¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del “ETHOS” cristiano y la comprensión del hombre).
Las palabras de Cristo no pueden solo permanecer en una acusación sobre el deseo y la concupiscencia, poniendo solo en sospecha al corazón, sino que busca la redención del cuerpo, llama al hombre desde el exterior a ir al interior, al hombre a ser eficaz, a como en el principio retomar el sentido esponsalicio del cuerpo, que pueda experimentar la libertad interior, que las Palabras de Cristo actúen, para que vaya a su interior e identifique la obra de la creación, esa fuerza originaria, para que pueda tener dominio de la concupiscencia, vivir en gracia, identifique el significado de su existencia, de su vida y de su cuerpo, es un llamado a actualizar esa herencia y tener una fuerza real para la vida y viva en gracia, viva con el cuerpo en sentido esponsalicio, en comunión.
RoxanaGomez25
 
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Re: 46. La fuerza de la creación se hace para el hombre fuer

Notapor b. gabriel reyes reyes » Mié Nov 27, 2013 10:15 pm

[b]Explica el enunciado de este número: “La fuerza de la creación se hace para el hombre, la fuerza de la redención”.[/b]
[i]El hombre posee una naturaleza humana caída, no condenada; su “corazón” busca impregnarse de la verdad, la bondad y la belleza, en la que fue creado en el “principio”, pero la “triple concupiscencia”, fruto del pecado, lo esclaviza y ofusca sus metas, contrarresta sus energías. La Redención -segunda creación- libera al hombre del pecado, mediante la gracia, le devuelve la libertad, la fuerza para actuar como en su estado de inocencia original: corazón y mente en armonía. La fuerza del amor expresado en la redención llama con energía al corazón del hombre, al valor supremo, que es el Amor por el que fue creado y para el que fue creado.[/i]

[b]¿Qué tiene ver con aquel principio al que Jesús nos remitió en la primera parte? (Este capítulo tiene la clave de interpretación del "ETHOS" cristiano y la comprensión del hombre)[/b]
[i]Cuando Jesús nos remitió al “principio”, nos convoca a descubrir la verdad de nuestra esencia original, nuestra herencia más profunda: Hombre y mujer, creados a imagen y semejanza de Dios, dotados de cuerpo – con un significado esponsalicio- y alma, llamados a formar una comunidad de personas mediante la recíproca y libre donación, expresión del amor y signo del Amor. La redención recrea en nosotros esta esencia.[/i]
b. gabriel reyes reyes
 
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