48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano, también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta segunda parte se toca el adulterio, la concupiscencia, la donación mutua del hombre y a mujer en el matrimonio, la dignidad del cuerpo y del sexo, lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano y el respeto al cuerpo.

Fechas:
Este curso consta 40 sesiones que se impartirán todos los martes y sábados a partir del 27 de agosto de 2013 , la última será el 3 enero de 2014

Moderadores: pilar calva, Catholic.net, Margarita Gonzalez, Moderadores Animadores

48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor pilar calva » Mar Oct 22, 2013 10:07 pm

(12-XI-80/16-XI-80)

1. Hoy reanudamos el análisis que comenzamos en el capítulo anterior, sobre la relación recíproca entre lo que es "ético" y lo que es "erótico". Nuestras reflexiones se desarrollan sobre la trama de las palabras que pronunció Cristo en el sermón de la montaña, con las cuales se refirió al mandamiento "No adulterarás" y, al mismo tiempo, definió la "concupiscencia" (la "mirada concupiscente"), como "adulterio cometido en el corazón". De estas reflexiones resulta que el "<i>ethos</i>" está unido con el descubrimiento de un orden nuevo de valores.

Es necesario encontrar continuamente en lo que es "erótico" el significado esponsalicio del cuerpo y la auténtica dignidad del don. Esta es la tarea del espíritu humano, tarea de naturaleza ética. Si no se asume esta tarea, la misma atracción de los sentidos y la pasión del cuerpo pueden quedarse en la mera concupiscencia carente de valor ético, y el hombre, varón y mujer, no experimenta esa plenitud del "eros", que significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por lo que también lo que es "erótico" se convierte en verdadero, bueno y bello. Es indispensable, pues, que el <i>ethos</i> venga a ser la forma constitutiva del eros.

2. Estas reflexiones están estrechamente vinculadas con el problema de la espontaneidad. Muy frecuentemente se juzga que lo propio del <i>ethos</i> es sustraer la espontaneidad a lo que es erótico en la vida y en el comportamiento del hombre; y por este motivo se exige la supresión del <i>ethos</i> "en ventaja" del eros. También las palabras del sermón de la montaña parecerían obstaculizar este "bien". Pero esta opinión es errónea y, en todo caso, superficial. Aceptándola y defendiéndola con obstinación, nunca llegaremos a las dimensiones plenas del eros, y esto repercute inevitablemente en el ámbito de la "praxis" correspondiente, esto es, en nuestro comportamiento e incluso en la experiencia concreta de los valores. Efectivamente, quien acepta el <i>ethos</i> del enunciado de Mateo 5, 27-28,- debe saber que también está <i> llamado a la plena y madura espontaneidad</i> de las relaciones, que nacen de la perenne atracción de la masculinidad y de la feminidad.

Precisamente esta espontaneidad es el fruto gradual del discernimiento de los impulsos del propio corazón.

3. <i> Las palabras de Cristo son rigurosas</i>. Exigen al hombre que, en el ámbito en que se forman las relaciones con las personas del otro sexo, tenga plena y profunda conciencia de los propios actos y, sobre todo, de los actos interiores; que tenga conciencia de los impulsos internos de su "corazón" de manera que sea capaz de individuarlos y calificarlos con madurez.

Las palabras de Cristo exigen que en esta esfera, que parece pertenecer exclusivamente al cuerpo y a los sentidos, esto es, al hombre exterior, sepa ser verdaderamente hombre interior- sepa obedecer a la recta conciencia; sepa ser el auténtico señor de los propios impulsos íntimos, como guardián que vigila una fuente oculta; y finalmente, sepa sacar de todos esos impulsos lo que es conveniente para la "pureza del corazón", construyendo con conciencia y coherencia ese sentido personal del significado esponsalicio del cuerpo, que abre el espacio interior de la libertad del don.

4. Ahora bien, si el hombre quiere responder a la llamada expresada por Mateo 5, 27-28, debe <i> aprender</i> con perseverancia y coherencia lo <i> que</i> es el significado del cuerpo, el significado de la feminidad y de la masculinidad. Debe aprenderlo no sólo a través de una abstracción objetivizante (aunque también esto sea necesario), sino sobre todo en la esfera de las reacciones interiores del propio "corazón". Esta es una "ciencia" que de hecho no puede aprenderse sólo en los libros, porque se trata aquí en primer lugar del "conocimiento" profundo de la interioridad humana.

En el ámbito de este conocimiento, el hombre aprende a discernir entre lo que, por una parte, compone la multiforme riqueza de la masculinidad y feminidad en los signos que provienen de su perenne llamada y atracción creadora, y lo que, por otra parte, lleva sólo el signo de la concupiscencia. Y aunque estas variantes y matices de los movimientos internos del "corazón", dentro de un cierto, límite, se confundan entre si, sin embargo, se dice que el hombre interior ha sido <i> llamado por Cristo a adquirir una valoración madura y perfecta, que lo lleve a discernir y juzgar los varios motivos de su mismo corazón</i>. Y es necesario añadir que esta tarea se puede realizar y es verdaderamente digna del hombre.

Efectivamente, el discernimiento del que estamos hablando está en una relación esencial con la espontaneidad. La estructura subjetiva del hombre demuestra, en este campo, una riqueza específica y una diferenciación clara. Por consiguiente, una cosa es, por ejemplo, una complacencia noble, y otra, en cambio, el deseo sexual; cuando el deseo sexual se une con una complacencia noble, es diverso de un mero y simple deseo. Análogamente, por lo que se refiere a la esfera de las reacciones inmediatas del "corazón" la excitación sensual es bien distinta de la emoción profunda, con que no sólo la sensibilidad interior, sino la misma sexualidad reacciona en la expresión integral de la feminidad y de la masculinidad. No se puede desarrollar aquí más ampliamente este tema. Pero es cierto que, si afirmamos que las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28 son rigurosas, lo son también en el sentido de que contienen en sí las exigencias profundas relativas a la espontaneidad humana.

5. No puede haber esta espontaneidad en todos los movimientos e impulsos que nacen de la mera concupiscencia carnal, carente en realidad de una opción y de una jerarquía adecuada. Precisamente a precio del dominio sobre ellos el hombre alcanza esa <i> espontaneidad mas profunda y madura</i>, con la que su "corazón", adueñándose de los instintos, descubre de nuevo la belleza espiritual del signo constituido por el cuerpo humano en su masculinidad y feminidad. En cuanto que este descubrimiento se consolida en la conciencia como convicción y en la voluntad como orientación, tanto de las posibles opciones como de los simples deseos, el corazón humano se hace partícipe, por decirlo así, de otra espontaneidad, de la que nada, o poquísimo, sabe el "hombre carnal". No cabe la menor duda de que mediante las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28, estamos llamados precisamente a esta espontaneidad. Y quizá la esfera más importante de la "praxis" -relativa a los actos más "interiores" es precisamente la que marca gradualmente el camino hacia dicha espontaneidad.

Este es un tema amplio que nos convendrá tratar de nuevo, cuando nos dediquemos a demostrar cuál es la verdadera naturaleza de la evangélica "pureza de corazón". Por ahora, terminemos diciendo que las palabras del sermón de la montaña, con las que Cristo llama la atención de sus oyentes -de entonces y de hoy- sobre la "concupiscencia" ("mirada concupiscente"), señalan indirectamente el camino hacia una madura espontaneidad del "corazón" humano, que no sofoca sus nobles deseos y aspiraciones, sino que, al contrario, los libera y, en cierto sentido, los facilita.

Baste por ahora lo que hemos dicho sobre la relación recíproca entre lo que es "ético" y lo que es "erótico", según el <i>ethos</i> del sermón de la montaña.

Pregunta:
¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo? ¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor CasJor » Jue Nov 21, 2013 3:33 pm

Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano
¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo?

Las palabras de Cristo son rigurosas y exigen al hombre que, en el ámbito en que se forman las relaciones con las personas del otro sexo, tenga plena y profunda conciencia de los propios actos y, sobre todo, de los actos interiores; que tenga conciencia de los impulsos internos de su "corazón" de manera que sea capaz de individuarlos y calificarlos con madurez.

Las palabras de Cristo exigen que en esta esfera, que parece pertenecer exclusivamente al cuerpo y a los sentidos, esto es, al hombre exterior, sepa ser verdaderamente hombre interior- sepa obedecer a la recta conciencia; sepa ser el auténtico señor de los propios impulsos íntimos, como guardián que vigila una fuente oculta; y finalmente, sepa sacar de todos esos impulsos lo que es conveniente para la "pureza del corazón", construyendo con conciencia y coherencia ese sentido personal del significado esponsalicio del cuerpo, que abre el espacio interior de la libertad del don.

¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?

La estructura subjetiva del hombre demuestra, una riqueza específica y una diferenciación clara. Por consiguiente, una cosa es, por ejemplo, una complacencia noble, y otra, en cambio, el deseo sexual; cuando el deseo sexual se une con una complacencia noble, es un mero y simple deseo.
Análogamente, por lo que se refiere a la esfera de las reacciones inmediatas del "corazón" la excitación sensual es bien distinta de la emoción profunda, con que no sólo la sensibilidad interior, sino la misma sexualidad reaccionan en la expresión integral de la feminidad y de la masculinidad.
Es necesario encontrar continuamente en lo que es 'erótico' el significado esponsalicio del cuerpo y la auténtica dignidad del don. Esta es la tarea del espíritu humano, tarea de naturaleza ética. Si no se asume esta tarea, la misma atracción de los sentidos y la pasión del cuerpo pueden quedarse en la mera concupiscencia carente de valor ético, y el hombre, varón y mujer, no experimenta esa plenitud del eros que significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por lo que también lo que es 'erótico' se convierte en verdadero, bueno y bello.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor lindoro50 » Jue Nov 21, 2013 5:01 pm

A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo?

A que no hay que olvidarnos ante todo de la constitución del ser humano, compuesto de cuerpo y alma. El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el desafío del eros puede considerarse superado cuando se logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el espíritu y por tanto considera la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra igualmente su grandeza. Ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando ambos se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo. La fe cristiana, ha considerado siempre al hombre como uno en cuerpo y alma, en el cual espíritu y materia se compenetran recíprocamente, adquiriendo ambos, precisamente así, una nueva nobleza.

¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?

En la dimensión de eros en la historia y en la actualidad sobresalen dos aspectos. Primero, que entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de nuestra existencia cotidiana. Al mismo tiempo, se constata que el camino para lograr esta meta no consiste simplemente en dejarse dominar por el instinto. Hace falta una purificación y maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni minimizarlo, sino sanearlo para que alcance su verdadera nobleza. El eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar en cierta manera lo más alto de su existencia, esa felicidad a la que tiende todo nuestro ser. El eros expresa la experiencia del amor que ahora ha llegado a ser verdaderamente descubrimiento del otro, superando el carácter egoísta que predominaba anteriormente. Ahora el amor es ocuparse y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sino que ansía el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor Rutilo De Los Santos » Vie Nov 22, 2013 12:35 pm

Pregunta.- ¿A qué específicamente se refiere el Papa,cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capitulo?
R= El ser humano al ser creado por Dios(varón y hembra los creo), lo doto de un " cuerpo " y una " alma"(a imagen suya los creo), por lo tanto participa de una " naturaleza sensual" y de una " naturaleza espiritual"que están unidas en su integridad en verdadera comunión y Dios dijo que" se unieran en una sola carne"(en un solo ser), para manifestar en esta "unión esponsalicia" la obra creadora y también les dijo " creced y multiplicaos" y así el varón se une a su mujer en " cuerpo y alma". Y a pesar de que entro en ellos la" concupiscencia en su corazón", no perdió toda la capacidad de saber distinguir entre "lo bueno" y " lo malo",entre " lo carnal" y " lo espiritual".Es decir el ser humano ( varón y hembra), a través de su experiencia al unirse" en una sola carne", va aprendiendo a diferenciar en esta atracción recíproca lo que es " sensual" de lo que es" espiritual" ,el ser humano en su " interior", en su " corazón", va adquiriendo una valoración madura y perfecta,que lo lleve a " discernir" y a " juzgar", los varios motivos de su " corazon" Este discernimiento está relacionado con la " espontaneidad ", expresión natural y simple de su pensamiento.El ser humano( varón y hembra) debe saber " unir" el deseo sexual ( erótico) con una complacencia " noble"(ética), es decir " unir" la excitación " sensual" con la " emoción profunda", para que esta " unión en una sola carne", sea integral( cuerpo y alma"
Pregunta ¿Cuales son las verdaderas dimensiones del "eros"?
R= El concepto " platónico" del " eros" significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es bueno,verdadero y bello,este significado " pleno" del " eros" , da como resultado que lo " erótico",también se convierta en verdadero,bueno y bello.Es indispensable que el " ethos" ( conducta y comportamiento del ser humano" ) venga a ser la forma constitutiva del " eros".
Rutilo De Los Santos
 
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor MA SOCORRO A REYES L » Vie Nov 22, 2013 3:27 pm

El discernimiento en la estructura subjetiva del hombre demuestra una riqueza específica y una diferenciación clara en el deseo sexual; cuando el deseo sexual se une con una complacencia noble y no de un mero y simple deseo. Las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28 son rigurosas, exigencias profundas relativas a la espontaneidad humana, en todos los movimientos e impulsos que nacen de la mera concupiscencia carnal, carente en realidad de una opción y de una jerarquía adecuada. El hombre alcanza esa espontaneidad mas profunda y madura, adueñándose de los instintos, descubriendo la belleza espiritual del signo constituido por el cuerpo humano en su masculinidad y feminidad. Consolidando la conciencia como convicción y en la voluntad como orientación del corazón humano.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor NELSON » Vie Nov 22, 2013 4:56 pm

¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo?
El hombre aprende a discernir entre lo que, por una parte, compone la multiforme riqueza de la masculinidad y feminidad en los signos que provienen de su perenne llamada y atracción creadora, y lo que, por otra parte, lleva sólo el signo de la concupiscencia. Y aunque estas variantes y matices de los movimientos internos del "corazón", dentro de un cierto, límite, se confundan entre sí, sin embargo, se dice que el hombre interior ha sido llamado por Cristo a adquirir una valoración madura y perfecta, que lo lleve a discernir y juzgar los varios motivos de su mismo corazón. Y es necesario añadir que esta tarea se puede realizar y es verdaderamente digna del hombre.

¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?
"Eros", que significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por lo que también lo que es "erótico" se convierte en verdadero, bueno y bello. Es indispensable, pues, que el ethos venga a ser la forma constitutiva del eros.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor jcuengar » Sab Nov 23, 2013 12:00 pm

Cualquier intento por separar el ethos del eros hará incompleta y por consiguiente incorrecta la relación esponsalicia.
Es necesario el discernimiento sobre este tema para entender con profundidad la necesaria complementariedad entre la natural atracción de la sexualidad entre hombre y mujer y la intención amorosa de lograr el bien del otro a través de la donación de sí mismo con plenitud de mente, cuerpo y corazón y a la vez corresponder del mismo modo a la donación del otro.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor jcuengar » Sab Nov 23, 2013 12:02 pm

Las verdaderas dimensiones del eros son la verdad, la bondad y la belleza.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor virginia castro » Lun Nov 25, 2013 12:57 pm

Virginia castro #48

Primera respuesta:
En tener un amplio discernimiento, tanto el hombre como la mujer para no llegar a la concumpiscencia y aunque a veces nos sintamos confundidos en nuestro Corazon; debemos de pensar que hemos sido llamados por Cristo a madurar y juzgar todo lo que llega a nuestro Corazon y asi tendremos dignidad.


Segunda respuesta:

Todas aquellas intenciones y actos bellos que salen de nuestro ser spiritual y que en la parte erotica se debe convertir en verdadero, bueno y bello.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor mariaines » Lun Nov 25, 2013 1:16 pm

¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo? ¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?

Discernir los impulsos del propio corazon.
LAs dimensiones sonn verdad, bondad y blleza
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor Jeanette Palacios » Lun Nov 25, 2013 6:50 pm

¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo?
El discernimiento que el Papa ha querido se refiere a que el hombre ha sido llamado por Cristo a adquirir una valoracion madura y perfecta que lo lleve a discernir y juzgar los varios motivos de los actos de su mismo corazon.El discernimiento del que se habla esta en una relacion esencial con la espontaneidad. No puede haber espontaneidad en todo los movimientos e impulsos que nacen de la manera concuspiscencia carnal carente en realidad de una opcion y una jerarquia adecuada a precio de dominio sobre los impulsos el hombre alcanza esa espontaneidad mas profunda y madura. De esta manera descubre de nuevo la belleza Espiritual del signo constituido por el cuerpo humano en su masculinidad y feminidad, este descubrimiento se consolida en la conciencia como conviccion y en la voluntad como orientacion.

¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?
nunca llegaremos a las dimenciones plenas del Eros y esto repercute inevitablemente en el ambito de la praxis
Praxis: Es una palabra muy antigua que significa "reflexión en la vida". Praxis quiere decir aprender haciendo y aprender de lo que Hacemos. Praxis no es solo reflexión (que sería teoría) ni tampoco solo acción (que sería practica) sino combinación de reflexión y acción.
1)Verdadero El agape
2) Bueno (comportamiento)
3) (experiencias concretas de los valores)
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor Maria 2 » Mar Nov 26, 2013 5:14 pm

¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo? ¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?

Es necesario encontrar continuamente en lo que es "erótico" el significado esponsalicio del cuerpo y la auténtica dignidad del don. Esta es la tarea del espíritu humano, tarea de naturaleza ética. Si no se asume esta tarea, la misma atracción de los sentidos y la pasión del cuerpo pueden quedarse en la mera concupiscencia carente de valor ético, y el hombre, varón y mujer, no experimenta esa plenitud del "eros", que significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por lo que también lo que es "erótico" se convierte en verdadero, bueno y bello. Es indispensable, pues, que el ethos venga a ser la forma constitutiva del eros.

Muy frecuentemente se juzga que lo propio del ethos es sustraer la espontaneidad a lo que es erótico en la vida y en el comportamiento del hombre; y por este motivo se exige la supresión del ethos "en ventaja" del eros. También las palabras del sermón de la montaña parecerían obstaculizar este "bien". Pero esta opinión es errónea y, en todo caso, superficial. Aceptándola y defendiéndola con obstinación, nunca llegaremos a las dimensiones plenas del eros, y esto repercute inevitablemente en el ámbito de la "praxis" correspondiente, esto es, en nuestro comportamiento e incluso en la experiencia concreta de los valores. Efectivamente, quien acepta el ethos del enunciado de Mateo 5, 27-28,- debe saber que también está llamado a la plena y madura espontaneidad de las relaciones, que nacen de la perenne atracción de la masculinidad y de la feminidad.

Las palabras de Cristo son rigurosas. Exigen al hombre que, en el ámbito en que se forman las relaciones con las personas del otro sexo, tenga plena y profunda conciencia de los propios actos y, sobre todo, de los actos interiores; que tenga conciencia de los impulsos internos de su "corazón" de manera que sea capaz de individuarlos y calificarlos con madurez.

Las palabras de Cristo exigen que en esta esfera, que parece pertenecer exclusivamente al cuerpo y a los sentidos, esto es, al hombre exterior, sepa ser verdaderamente hombre interior- sepa obedecer a la recta conciencia; sepa ser el auténtico señor de los propios impulsos íntimos, como guardián que vigila una fuente oculta; y finalmente, sepa sacar de todos esos impulsos lo que es conveniente para la "pureza del corazón", construyendo con conciencia y coherencia ese sentido personal del significado esponsalicio del cuerpo, que abre el espacio interior de la libertad del don.

En el ámbito de este conocimiento, el hombre aprende a discernir entre lo que, por una parte, compone la multiforme riqueza de la masculinidad y feminidad en los signos que provienen de su perenne llamada y atracción creadora, y lo que, por otra parte, lleva sólo el signo de la concupiscencia. Y aunque estas variantes y matices de los movimientos internos del "corazón", dentro de un cierto, límite, se confundan entre si, sin embargo, se dice que el hombre interior ha sido llamado por Cristo a adquirir una valoración madura y perfecta, que lo lleve a discernir y juzgar los varios motivos de su mismo corazón. Y es necesario añadir que esta tarea se puede realizar y es verdaderamente digna del hombre.

No puede haber esta espontaneidad en todos los movimientos e impulsos que nacen de la mera concupiscencia carnal, carente en realidad de una opción y de una jerarquía adecuada. Precisamente a precio del dominio sobre ellos el hombre alcanza esa espontaneidad más profunda y madura, con la que su "corazón", adueñándose de los instintos, descubre de nuevo la belleza espiritual del signo constituido por el cuerpo humano en su masculinidad y feminidad. En cuanto que este descubrimiento se consolida en la conciencia como convicción y en la voluntad como orientación, tanto de las posibles opciones como de los simples deseos, el corazón humano se hace partícipe, por decirlo así, de otra espontaneidad, de la que nada, o poquísimo, sabe el "hombre carnal". No cabe la menor duda de que mediante las palabras de Cristo según Mateo 5, 27-28, estamos llamados precisamente a esta espontaneidad. Y quizá la esfera más importante de la "praxis" -relativa a los actos más "interiores" es precisamente la que marca gradualmente el camino hacia dicha espontaneidad.

COMENTARIO: El hombre aprende a discernir entre lo que compone la masculinidad y feminidad en los signos de su atracción creadora, y lo que solo lleva el signo de la concupiscencia. Y aunque estas variantes se confundan entre sí, el hombre interior ha sido llamado por Cristo a adquirir la madurez necesaria que lo lleve a discernir los motivos verdaderos de su corazón, Si no se asume esta tarea, la misma atracción de los sentidos y la pasión del cuerpo pueden quedarse en la mera concupiscencia y el hombre, varón y mujer, no experimenta esa plenitud del eros que significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello.

Un abrazo y hasta pronto.-
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor Silviamaria » Mié Nov 27, 2013 4:24 pm

¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo? ¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?

Se refiere específicamente a que el hombre tiene que ser espontáneo, sincero, directo en todos sus actos, actuar con madurez sin impulsos. Distinguir bien la masculinidad y la feminidad en cada uno de sus actos y recordar que el hombre es un ser espiritual y material.

Las verdaderas dimensiones del eros son difíciles de alcanzar, el hombre tiene que saber combinar en la práctica la belleza espiritual con el verdadero comportamiento o sea sin perder los valores. No hay que dejarse vencer por los instintos.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor yaluz » Mié Nov 27, 2013 8:41 pm

¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo? ¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?
R:
El Papa específicamente se refiere y es muy claro, además de hacer énfasis en que el hombre tiene que estar muy consciente del sentido esponsalicio de su cuerpo y de la dignidad de donarse y dice”esta es la tarea del espíritu humano” porque si no es así, la natural atracción de los sentidos y la pasión del cuerpo, seria una simple concupiscencia sin valor ético. El hombre, varón y mujer deben llegar a la plenitud del eros que impulsa el espíritu humano hacia lo verdadero, a lo bueno y a lo bello y por lo tanto lo erótico va en esa misma dirección.
Entonces el discernimiento que habla el Papa es la capacidad que tiene el hombre, constituido en carne y espíritu, de aprender a controlar su cuerpo para que espontáneamente distinga desde su interioridad, lo que está llamado a ser una atracción sexual o una relación profunda y madura, a sabiendas que en ambas está presente el deseo sexual y es allí donde esta la grandeza, la dignidad y madurez del hombre. Dice el Papa que al alcanzar este dominio, el corazón controla los instintos, descubriendo entonces la belleza espiritual que se manifiesta a través del cuerpo en su masculinidad y su feminidad. En síntesis, la espontaneidad es el resultado de un discernimiento maduro y profundo que orienta al corazón hacia una relación noble, digamos de AMOR.
¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros? Las dimensiones del eros son amplias porque dirige el impulso de espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por lo tanto, no se puede excluir de la conciencia del hombre, por lo que debe constituirse en lo ético, en el ethos. La natural atracción perenne de la masculinidad y de la feminidad, incluido el erotismo, forma parte de esa praxis del hombre interior que espontáneamente aprende a controlar al hombre exterior, tomando conciencia del sentido esponsalicio de su cuerpo


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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor RoxanaGomez25 » Jue Nov 28, 2013 2:59 pm

El Papa se refiere a la necesidad de discernir para no contraponer el ethos con el eros, cuando por el contrario eexiste una relación recíproca, que en el sermón de Cristo en Mt. 5, 27,28 se quiere utilizar en forma contraria haciendo creer que se elimina la espontaneidad por que dl ethos la suprime, pero el sermón nos lleva a descubrir en realidad un nuevo orden de valores, donde lo erotico tiene en el cuerpo permite su significado esponsalicio y la dignidad del don, como tarea del espíritu, tarea de la ética. El ethos es constitutivo del eros, tenemos un llamado a madurar espiritualmente las relaciones que nacen de la perenne atracción entre la feminidad y masculinidad, como fruto espiritual discernir los impulsos del corazón humano. Cristo exige relaciones con profunda conciencia de actos interiores, exteriores, conciencia de impulsos para calificarlos con madurez, lo cual no es exclusivo del cuerpo y sentidos.
La dimensión del eros es la espontaneidad, de impulsos del espíritu humano hacia lo verdadero, bello, bueno, a que rl hombre obedezca su recta conciencia, que exprese los impulsos íntimos sacando de ellos lo que conviene a la pureza del corazón, construyendo el sentidi espontáneo del cuerpo que abre el interior de la libertad del don.Hombres conociéndose profundamente , que discierne y juzga entre concupiscencia a relaciones en comunión maduras, donde los deseos y aspiraciones se vuelven libres al guiarlos a la libertad y pureza.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor maguie » Lun Dic 02, 2013 2:40 pm

El Papa, en este capítulo habla de la necesidad de un discernimiento, porque es necesario entender que lo ético y lo erótico se complementan en la relación de las personas, cuando se disponen a la unión conyugal. El discernimiento claro, honesto ayuda a comprender las manifestaciones del cuerpo en relación a la masculinidad y feminidad para distinguir aquéllas que son producto de la atracción creadora entre los cónyuges, la que coadyuva a la unión conyugal y a la unión total de las personas, aquélla que busca el bien del otro en todas las circunstancias, de la que es solo una manifestación de la concupiscencia. El hombre aprenderá poco apoco a diferenciar y a encauzarlas para promover una unión legítima de las personas de acuerdo a su circunstancia personal, o a controlarlas si así fuera el caso.
Esto es lo que hace al hombre mas semejante a Dios puesto que utiliza su mente y su voluntad, para usar o no los movimientos del cuerpo para manifestar el verdadero bien para la otra persona, es decir, para hacer vida el amor.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor Titica » Lun Dic 02, 2013 2:57 pm

El hombre debe tener un "conocimiento" profundo de la interioridad humana.
En el ámbito de este conocimiento, el hombre aprende a discernir entre lo que, por una parte, compone la multiforme riqueza de la masculinidad y feminidad en los signos que provienen de su perenne llamada y atracción creadora, y lo que, por otra parte, lleva sólo el signo de la concupiscencia. Y aunque estas variantes y matices de los movimientos internos del "corazón", dentro de un cierto, límite, se confundan entre si, sin embargo, se dice que el hombre interior ha sido llamado por Cristo a adquirir una valoración madura y perfecta, que lo lleve a discernir y juzgar los varios motivos de su mismo corazón. Y es necesario añadir que esta tarea se puede realizar y es verdaderamente digna del hombre.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor Titica » Lun Dic 02, 2013 3:00 pm

Una cosa es, por ejemplo, una complacencia noble, y otra, en cambio, el deseo sexual; cuando el deseo sexual se une con una complacencia noble, es diverso de un mero y simple deseo. Análogamente, por lo que se refiere a la esfera de las reacciones inmediatas del "corazón" la excitación sensual es bien distinta de la emoción profunda, con que no sólo la sensibilidad interior, sino la misma sexualidad reacciona en la expresión integral de la feminidad y de la masculinidad.
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor b. gabriel reyes reyes » Mar Dic 03, 2013 8:21 pm

[b]¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo? [/b]
[i]El Papa se refiere a la necesidad del discernimiento de los impulsos espontáneos del propio corazón, sobre todo de los actos interiores, en el ámbito en que se forman las relaciones con personas del otro sexo. El dominio sobre esos impulsos que nacen de la concupiscencia carnal permite al hombre descubrir de nuevo la belleza espiritual del signo constituido por el cuerpo, en su masculinidad y feminidad, sacar de todos esos impulsos, lo que es conveniente para la “pureza del corazón” y realizar la libertad del don.[/i]

[b]¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?[/b]
[i]Me parece que las dimensiones del “eros” son: Afectiva (sensual), corporal (sexual) y espiritual. La afectiva se expresa en la atracción de los sentidos; la corporal en una pasión por la unión de los cuerpos complementarios y la espiritual en la tendencia del espíritu humano a lo que es verdadero, bueno y bello.[/i]
b. gabriel reyes reyes
 
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Re: 48. Lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano

Notapor cabacort » Mar Dic 03, 2013 11:49 pm

¿A qué específicamente se refiere el Papa, cuando habla sobre la necesidad de discernimiento en este capítulo?
Se refiere a lo importante que es saber distinguir entre lo que sale de su corazón para enriquecer la relación conyugal, todo lo sublime, bello y verdadero que debe manifestarse en el amor esponsalicio y lo que es inspirado por la concupiscencia, por el deseo sensual, por el instinto, por el sexo, por la necesidad de utilizar y poseer. Así, la espontaneidad sería llevar a un plano sublime el deseo del corazón por buscar la belleza espiritual y amorosa en la relación, alejándose del dominio de los instintos y del "hombre carnal" que solo busca su satisfacción propia.

¿Cuáles son las verdaderas dimensiones del eros?
Estas vendrían siendo el verdadero significado esponsalicio del cuerpo y la auténtica dignidad del don, donde el impulso del espíritu humano tiende a lo verdadero, bueno y bello, dejando en un plano inferior la mera concupiscencia carente de valor ético y con un significado "erótico" de la relación, inmenso en la atracción de los sentidos y la pasión del cuerpo.
Consistirían en dejar que el "ethos" constituya y apoye el verdadero significado del "eros".
cabacort
 
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