51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hombre

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano, también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta segunda parte se toca el adulterio, la concupiscencia, la donación mutua del hombre y a mujer en el matrimonio, la dignidad del cuerpo y del sexo, lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano y el respeto al cuerpo.

Fechas:
Este curso consta 40 sesiones que se impartirán todos los martes y sábados a partir del 27 de agosto de 2013 , la última será el 3 enero de 2014

Moderadores: pilar calva, Catholic.net, Margarita Gonzalez, Moderadores Animadores

51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hombre

Notapor pilar calva » Mar Oct 22, 2013 10:14 pm

(17-XII-80/21-XII-80)

1. “La carne tiene tendencias contrarias a las del Espíritu, y el Espíritu tendencias contrarias a las de la carne”. Queremos profundizar hoy en estas palabras de San Pablo tomadas de la Carta a los Gálatas (5, 17), con las que la semana pasada terminamos nuestras reflexiones sobre el tema del justo significado de la pureza. Pablo piensa en la tensión que existe en el interior del hombre, precisamente en su “corazón”. No se trata aquí solamente del cuerpo (la materia) y del espíritu (el alma), como de dos componentes antropológicos esencialmente diversos, que constituyen desde el “principio” la esencia misma del hombre.

Pero se presupone esa disposición de fuerzas que se forman en el hombre con el pecado original y de las que participan todo hombre “histórico”. En esta disposición, que se forma en el interior del hombre, el cuerpo se contrapone al espíritu y fácilmente domina sobre él (1). La terminología paulina, sin embargo, significa algo más: aquí el predominio de la “carne” parece coincidir casi con la que, según la terminología de San Juan, es la triple concupiscencia que “viene del mundo”. La “carne”, en el lenguaje de las Cartas de San Pablo (2), <i> indica no sólo al hombre “exterior”, sino también al hombre “interiormente” sometido al mundo</i> (3), en cierto sentido, cerrado en el ámbito de esos valores que sólo pertenecen al mundo y de esos fines que es capaz de imponer al hombre: valores, por tanto, a los que el hombre, en cuanto “carne”, es precisamente sensible. Así el lenguaje de Pablo parece enlazarse con los contenidos esenciales de Juan, y el lenguaje de ambos denota lo que se define por diversos términos de la ética y de la antropología contemporáneas, como por ejemplo: “autarquía humanística”, “secularismo” o también, con un significado general, “sensualismo”. El hombre que vive “según la carne” es el hombre dispuesto solamente a lo que viene “del mundo”: es el hombre de los “sentidos” el hombre de la triple concupiscencia. Lo confirman sus acciones, como diremos dentro de poco.

2. Este hombre vive casi en el polo opuesto respecto a lo que “quiere el Espíritu”. El Espíritu de Dios quiere una realidad diversa de la que quiere la carne, desea una realidad diversa de la que desea la carne y esto ya en el interior del hombre, ya en la fuente interior de las aspiraciones y de las acciones del hombre, “de manera que no hagáis lo que queréis” (<i>Gál</i> 5, 17).

Pablo expresa esto de modo todavía más explícito, al escribir en otro lugar del mal que hace, aunque no lo quiera, y de la imposibilidad -o más bien, de la posibilidad limitada- de realizar el bien que “quiere” (cf. <i>Rom</i> 7, 19). Sin entrar en los problemas de una exégesis pormenorizada de este texto, se podría decir que la tensión entre la “carne” y el “espíritu” es ante todo, inmanente, aun cuando no se reduce a este nivel. Se manifiesta en su corazón como “combate” entre el bien y el mal. Ese deseo, del que habla Cristo en el sermón de la montaña (cf. <i>Mt</i> 5, 27-28), aunque sea un acto “interior” sigue siendo ciertamente -según el lenguaje paulino- una manifestación de la vida “según la carne”. Al mismo tiempo, ese deseo nos permite comprobar <i> cómo en el interior del hombre la vida “según la carne” se opone a la vida “según el espíritu”</i>, y cómo esta última, en la situación actual del hombre, dado su estado pecaminoso hereditario, está constantemente expuesta a la debilidad e insuficiencia de la primera, a la que cede con frecuencia, si no se refuerza en el interior para hacer precisamente lo “que quiere el Espíritu”. Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida “según la carne” y “según el espíritu”, son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.

3. Encontramos la misma contraposición de la vida “según la carne” y la vida “según el Espíritu” en la Carta a los Romanos. También aquí (como por lo demás en la Carta a los Gálatas) esa contraposición se coloca en el contexto de la doctrina paulina acerca de <i> la justificación</i> mediante la fe, es decir, mediante <i> la potencia de Cristo mismo que obra en el interior del hombre por medio del Espíritu Santo</i>. En este contexto Pablo lleva esa contraposición a sus últimas consecuencias, cuando escribe: “Los que son según la carne sienten las cosas carnales, los que son según el Espíritu sienten las cosas espirituales. Porque el apetito de la carne es muerte, pero el apetito del Espíritu es vida y paz. Por lo cual el apetito de la carne es enemistad con Dios y no se sujeta <i> ni puede sujetarse</i> a la ley de Dios. Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios; pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que de verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, este no es de Cristo. Mas si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia” (<i>Rom</i> 8, 5-10).

4. Se ven con claridad los <i> horizontes</i> que Pablo delinea en este texto: <i> el se remonta al “principio”</i>, es decir, en este caso, al primer pecado del que tomó origen la vida “según la carne” y que creó en el hombre la herencia de una predisposición a vivir únicamente semejante vida, juntamente con la herencia de la muerte. <i> Al mismo tiempo Pablo presenta la victoria final sobre el pecado y sobre la muerte</i>, de lo que es signo y anuncio la resurrección de Cristo: “El que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, dará también vida a vuestros cuerpos mortales por virtud de su Espíritu, que habita en vosotros” (<i>Rom</i> 8, 11). Y en esta perspectiva escatológica, San Pablo pone de relieve la <i> “justificación” en Cristo, destinada ya al hombre “histórico”</i>, a todo hombre de “ayer, de hoy y de mañana” de la historia del mundo y también de la historia de la salvación: justificación que es esencial para el hombre interior, y está destinada precisamente a ese “corazón” al que Cristo se ha referido, hablando de la “pureza” y de la “impureza” en sentido moral. Esta “justificación” por la fe no constituye simplemente una dimensión del plan divino de la salvación y de la santificación del hombre sino que es, según San Pablo, <i> una auténtica fuerza que actúa en el hombre y que se revela y afirma en sus acciones</i>.

5. <i> He</i> aquí de nuevo las palabras de la Carta a los Gálatas: “Ahora bien; las obras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, lasciva, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, rencillas, disensiones, divisiones, envidias, homicidios, embriagueces, orgías y otras como éstas...” (5, 19-21). “Los frutos del Espíritu son: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, afabilidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza... (5, 22-23). En la doctrina paulina, la vida “según la carne” se opone a la vida “según el Espíritu”, no sólo en el interior del hombre, en su “corazón”, sino, como se ve, encuentra un amplio y diferenciado <i> campo para traducirse en obras</i>. Pablo habla, por un lado, de las “obras” que nacen de la “carne” -se podría decir: de las obras en las que se manifiesta el hombre que vive “según la carne”- y, por otro, habla del “fruto del Espíritu”, esto es, de las acciones (4), de los modos de comportarse, de las virtudes, en las que se manifiesta el hombre que vive “según el Espíritu”. Mientras en el primer caso nos encontramos con el hombre abandonado a la triple concupiscencia, de la que dice Juan que viene “del mundo”, en el segundo caso nos hallamos frente a lo que ya antes hemos llamado el <i>ethos</i> de la redención. Ahora sólo estamos en disposición de esclarecer plenamente <i> la naturaleza y la estructura de ese <i>ethos</i> </i>. Se manifiesta y se afirma a través de lo que en el hombre en todo su “obrar”, en las acciones y en el comportamiento, es fruto del dominio sobre la triple concupiscencia: de la carne, de los ojos, y de la soberbia de la vida (de todo eso de lo que puede ser justamente “acusado” el corazón humano y de lo que pueden ser continuamente “sospechosos” el hombre y su interioridad).

6. Si el dominio en la esfera del <i>ethos</i> se manifiesta y se realiza como “amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de si” -así leemos en la Carta a los Gálatas-, entonces detrás de cada una de estas realizaciones, de estos comportamientos, de estas virtudes morales, hay una opción específica, es decir, un esfuerzo de la voluntad <i> fruto del espíritu humano</i> penetrado por el Espíritu de Dios, que se manifiesta en la elección del bien. Hablando con lenguaje de Pablo: “El Espíritu tiene tendencias contrarias a la carne” (<i>Gál</i> 5, 17), y en estos “deseos” suyos se demuestra más fuerte que la “carne” y que los deseos que engendra la triple concupiscencia. En esta lucha entre el bien y el mal, el hombre se demuestra más fuerte <i> gracias a la potencia del Espíritu Santo que</i>, actuando dentro del espíritu humano, hace realmente que sus deseos <i> fructifiquen en bien</i>. Por tanto, éstas son no sólo -y no tanto- “obras” del hombre, cuanto “fruto”, esto es, efecto de la acción del “Espíritu” en el hombre. Y por esto Pablo habla del “fruto del Espíritu” entendiendo esta palabra con mayúscula.

Sin penetrar en las estructuras de la interioridad humana mediante sutiles diferenciaciones que nos suministra la teología sistemática (especialmente a partir de Tomás de Aquino), nos limitamos a la exposición sintética de la doctrina bíblica, que nos permite comprender, de manera esencial y suficiente, la distinción y contraposición de la “carne” y del “Espíritu”.
Hemos observado que entre los frutos del Espíritu el Apóstol pone también el “dominio de sí”. Es necesario no olvidarlo, porque en las reflexiones ulteriores reanudaremos este tema para tratarlo de modo más detallado.

(1) “Paul never, like the Greeks, identified ‘sinful flesh’ with the physical body...
Flesh, then, in Paul <i>Is</i> not to be identified with sex or with the physical body. It <i>Is</i> closer to the Hebrew thought of the physical personality - the self including physical and psychical elements as vehicle of the outward life and te lower levels of experience.
It <i>Is</i> man in his humanness with all the limitations, moral weakness, vulnerability, creatureliness and mortality, which being human implies...
Man <i>Is</i> vulnerable both to evil and to God; he <i>Is</i> a vehicle, a channel, a dwellingplace, a temple, A battlefield (Paul uses each metaphor) for good and evil.
Which shall possess, Indwell, master him - whether sin, evil, the sprit that now worketh in the children of disobedience, or Christ, the “Holy Spirit, faith grace - it <i>Is</i> for each man to choose.
That he <i> can so</i> choose, brings to view the other side of Paul’s conception ot human spirito (R.E.O. White, Biblical Ethics, Exeter 1979, Paternoster Press, páginas 135-138).

(2) La interpretación de la palabra griega <i> sarx</i> “carne” en las Cartas de Pablo depende del contexto de la Carta. En la Carta a los Gálatas, por ejemplo, se pueden especificar, al menos, dos significados distintos de <i> sarx</i>.
Al escribir a los Gálatas, Pablo combatía contra dos peligros que amenazaban a la joven comunidad cristiana.
Por una parte, los convertidos del Judaísmo intentaban convencer a los convertidos del paganismo para que aceptaran la circuncisión, que era obligatoria en el Judaísmo. Pablo les echa en cara que “se glorian de la carne”, esto es, de poner la esperanza en la circuncisión de la carne. “Carne” en este contexto (<i>Gál</i> 3, 1-5, 12; 6, 12-18) significa, pues, “circuncisión”, <i> como símbolo de una nueva sumisión a las leyes del judaísmo</i>.

El segúndo peligro, en la joven iglesia gálata, provenía del influjo de los “Pneumáticos”, los cuales entendían la obra del Espíritu Santo más bien como divinización del hombre, que como potencia operante en sentido ético. Esto los llevaba a infravalorar los principios morales. Al escribirles, Pablo llama “carne” a todo lo que <i> acerca el hombre al objeto de su concupiscencia y le halaga con la promesa seductora de una vida aparentemente más plena</i> (cf. <i>Gál</i> 5, 13; 6, 10).

La <i> sarx</i>, pues, “se gloría” igualmente de la ley como de su infracción, y en ambos casos promete lo que no puede mantener.
Pablo distingue explicitamente entre el objeto de la acción y la sarx. El centro de la decisión no está en la “carne”: “Andad en el Espíritu y no deis satisfacción a la concupiscencia de la carne” (<i>Gál</i> 5, 16). El hombre cae en la esclavitud de la carne cuando se confía a la “carne” y a lo que ella promete (en el sentido de la “ley” o de la infracción de la ley).
(Cf. F. Mussner, Der Galaterbrief, Herders Theolog Kommentar zum NT, IX, Freiburg 1974, Herder, p. 367; R. Jewett, <i> Paul’s Anthropological Terms, A Study of Their Use in Conflict Settings</i>, Arbeiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Urchristentums, X, Leiden 1971, Brill, pp. 95-106).

(3) Pablo subraya en sus Cartas el carácter dramático de lo que se <i> desarrolla en el mundo</i>. Puesto que los hombres, por su culpa, han olvidado a Dios, “por esto los entregó Dios a los deseos de su corazón, a la impureza” (<i>Rom</i> 1, 24), de la que proviene también todo el desorden moral que deforma, tanto la vida sexual (<i>ib</i> ., 1, 24-27), como el funcionamiento <i> de la vida social y económica</i> (<i>ib</i> ., 1, 29-32) e incluso cultural; efectivamente, “conociendo la sentencia de Dios, que quienes tales cosas hacen son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que aplauden a quienes las hacen” (<i>ib</i> ., 1, 32).
Desde el momento en que, a causa de un solo hombre entró el pecado en el <i> mundo</i> (<i>ib</i> ., 5, 12), “el Dios de este mundo cegó su inteligencia incredula para que no brille en ellos la luz del Evangelio, de la gloria de Cristo” (2 <i>Cor</i> 4, 4)- y por esto también “la ira de Dios se manifiesta desde el cielo sobre toda impiedad e injusticia de los hombres, de los que en su injusticia aprisionan la verdad con la injusticia” (<i>Rom</i> 1, 18).

Por esto “el continuo anhelar de las criaturas ansia la manifestación de los hijos de Dios con la esperanza de que también ellas serán liberadas de la servidumbre de la corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (<i>ib</i> ., 8, 19-21), esa libertad para la que “Cristo nos ha hecho libres (<i>Gál</i> 5, 1).

El concepto de “mundo” en <i> San Juan</i> tiene diversos significados: en su Carta primera, el mundo es el lugar donde se manifiesta la triple concupiscencia (1 <i>Jn</i> 2, 13-16) y donde los falsos profetas y los adversarios de Cristo tratan de seducir a los fieles pero los cristianos vencen al mundo gracias a su fe (<i>ib</i> ., 5, 4); efectivamente, el mundo pasa junto con sus concupiscencias, y el que realiza la voluntad de Dios vive eternamente (cf. <i>ib</i> ., 2, 17).

(Cf. P Grelot, “Monde”, in: <i> Dictionnaire de Spiritualité, Asaétique et mystique doctrine et histoire</i>, fascicules 68-69), Beauchesne, p. 1.628 ss. Además: J. Mateos J. Barreto, <i> Vocabulario teológico del Evangelio de Juan</i>, Madrid 1980, Edic. Cristiandad, págs. 211-215).

(4) Los exégetas hacen observar que, aunque, a veces, para Pablo el concepto de “fruto” se aplica también a las “obras de la carne” (por ejemplo, “<i>Rom</i> 6, 21; 7, 5), sin embargo “el fruto del Espíritu” jamás se llama obra”.
En efecto para Pablo “las obras” son los actos propios del hombre (o aquello en lo que Israel pone, sin razón, la esperanza), de los que el responderá ante Dios.
Pablo evita también el término “virtud”, arete; se encuentra una sola vez, con sentido muy general, en <i>Flp</i> 4, 8. En el mundo griego esta palabra tenía un significado demasiado antropocéntrico; especialmente los estoicos ponían de relieve la autosuficiencia o <i> autarquía</i> de la virtud.

En cambio, el término “fruto del Espíritu” subraya la acción de Dios en el hombre. Este “fruto” crece en él como <i> el don</i> de una vida, cuyo único autor es Dios; el hombre puede, a lo sumo, favorecer las condiciones adecuadas para que el fruto pueda crecer y madurar.

El fruto del Espíritu, en forma singular, corresponde de algún modo a la “justicia” del Antiguo Testamento, que abarca el conjunto de la vida conforme a la vcluntad de Dios; corresponde también, en cierto sentido, a la “virtud” de los estoicos, que era indivisible. Lo vemos, por ejemplo, en <i>Ef</i> 5, 9. 11: “El fruto de la luz es <i> todo bondad, justicia y verdad</i>... no participéis <i> en las obras infructuosas</i> de las tinieblas...”.

Sin embargo, “el fruto del Espíritu” es diferente, tanto de la “justicia” como de la “virtud”, porque él (en todas sus manifestaciones y diferenciaciones que se ven en los catalogos de las virtudes) contiene el efecto de la acción del Espíritu, que en la Iglesia es fundamento y realización de la vida del cristiano.

(Cf. H. Schlier, <i> Der Brief an die Galater</i>, Meyer’s Kommentar Göttingen 1971 Vandenhoeck-Ruprecht, pp. 255-264; O. Bauernfeind, arete In: <i> Theological Dictionary of the New Testament</i>, ed. G. Kittel G. Bromley, vol. 1, Grand Rapids 19789, Eerdmans, p. 460; W. Tatarkiewicz, <i> Historia Filozofii</i>, t. 1, Warszawa 1970, PWN, pp. 121 E. Kamlah, <i> Die Form der katalogischen Paränese im Neuen Testament</i>, Wissen-schaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament, 7, Tübingen 1964, Mhr, p. 14.)


Pregunta:
Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final) . En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…
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pilar calva
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor CasJor » Dom Dic 08, 2013 3:43 pm

Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hombre
Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave (51, 2 al final). En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y ¿qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…

San Pablo plasma una contraposición en el cristiano; a saber la oposición entre la “carne” y el “Espíritu” (entiéndase Espíritu Santo).

Según Pablo la carne tiene tendencias opuestas a las del Espíritu y viceversa. En tal sentido debemos entender que la pureza de corazón de la que habló Jesús en el sermón de la Montaña se realiza propiamente, en la vida según el “Espíritu”.

Para el santo Padre son entonces síntesis, por cuanto vienen a confirmar la composición de un todo por la reunión de sus partes, no estamos exentos de ser según la carne y sentir las cosas carnales, así como también podemos ser según el Espíritu y sentir las cosas espirituales. Al final conformarán un programa ya que producto de una serie ordenada (o desordenada) de actos o manifestaciones, llevamos a cabo el culmen de un proyecto de vida. Sobre la relación existente con la Redención, la única forma de redimir los hechos carnales es llevando una vida espiritual (según el Espíritu Santo, aclaro porque actualmente se habla con mucha ligereza sobre distintos modos de vida que se dicen ser espirituales).
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor Rutilo De Los Santos » Lun Dic 09, 2013 12:07 pm

Pregunta.-En concreto a que se refiere Juan PabloII, cuando dice que ofrecen un programa
R= Nosotros los bautizados en la Iglesia Católica,debemos tener conocimiento y formación en la fe católica, desde niños y vivir esta fe,no sólo por tradición sino por convicción, ya que toda nuestra vida es una " conversión" continua hasta llegar a la " santidad", que es el ideal de todo cristiano católico. En resumen debemos vivir a imitación de Cristo, en todos los momentos de nuestra existencia,en el trabajo,en las reuniones sociales,en los grupos apostólicos,en las diversiones,en el estudio,en las actividades recreativas y culturales,etc. Dando testimonio de nuestra fe siendo congruentes entre lo que predicamos y nuestro comportamiento y conducta,para esto tenemos que estar en " estado de gracia" que Cristo nos da a través de los sacramentos que el instituyo,frecuentando la confesión y la eucaristía,además practicando las obras de misericordia corporales y espirituales,viviendo según " el espíritu" y no según " la carne".
Pregunta ¿Que relación tiene la lucha de la carne y del espíritu en nuestro corazón con la redención.
Cristo nos enseña que para poder ser " salvos" (redimidos) ya desde ahora viviendo en esta tierra lugar de peregrinación, tenemos que tener "autocontrol" y "autodominio" de nuestros instintos y nuestras pasiones,heredados por la triple concupiscencia desde la caída de nuestros primeros padres,fortaleciendo nuestro espíritu,dominando los deseos carnales,siguiendo el proyecto de Cristo de establecer y construir aquí en la tierra El reino de los Cielos,un reino de Justicia,de Amor,y de Paz,contrario a lo que nos ofrece "el Mundo",injusticia,odio y violencia, es decir viviendo " las Bienaventuranzas",obedeciendo lo que el nos dijo, para que el Padre nos resucite al final de los tiempos y nuestra redención sea plena en cuerpo y alma manifestando un " cuerpo glorioso".
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor Silviamaria » Lun Dic 09, 2013 3:34 pm

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave. (51, 2 al final). En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención?. Exponlo con tus palabras…

Se refiere en concreto a que la carne es lo contrario a lo del espíritu y viceversa. Estimo que el papa Juan Pablo II cuando habla sobre un programa nos quiere manifestar que ambas situaciones (carne y espíritu) forman un todo, un paquete que no funciona por si solo sino en conjunto. Nuestra existencia terrenal tiene una finalidad la salvación de nuestra alma y para lograrlo hay que conjugar nuestros actos con valores cristianos y fortalecer nuestra Fe para tener la suficiente fortaleza de afrontar las tentaciones de la vida.
Tiene relación con la redención porque somos seres espirituales que buscamos la salvación de nuestra alma y el paso por el mundo es ese tránsito para lograr la redención, por eso debemos acudir al sacramento de la penitencia y cumplir con los mandamientos y los sacramentos instituidos por la iglesia católica.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor Maria 2 » Lun Dic 09, 2013 4:35 pm

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final) . En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…

Desde que somos bautizados en la Iglesia Católica, sea la edad que sea, debemos tener conocimiento y formación para que desde pequeños vivamos la fe por convicción ya que toda nuestra vida es un momento de conversión constante para llegar a la santidad. Debemos vivir imitando a Jesucristo para que demos testimonio de nuestra fe siendo muy coherentes entre lo que predicamos y lo que hacemos, no olvidando estar en estado de gracia a través de los sacramentos que él instituyó y practicando las obras de misericordia, esto es vivir según el espíritu y no según la carne.

Jesucristo nos enseña que para poder ser salvados debemos tener mucho autocontrol y autodominio de todos nuestros instintos heredados por la triple concupiscencia, fortaleciendo nuestro espíritu con la oración y la Eucaristía para seguir el proyecto de vida de Dios y cuando nos resucite al final de los tiempos nuestra redención sea plena en cuerpo y alma.

Un abrazo y hasta pronto.-
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor lindoro50 » Mar Dic 10, 2013 4:53 pm

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave. En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…

Pablo incluye los vicios sexuales de la época en la lista de pecados que condena el Evangelio. Contra ellos previene a los bautizados, al mismo tiempo que les alienta a vivir la virtud de la pureza. La argumentación paulina es nueva y rigurosa: la impureza es un obstáculo para cumplir la vocación a la santidad a la que el cristiano ha sido llamado: “La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación; que cada uno sepa guardar su cuerpo en santidad y honor, no con afecto libidinoso, como los gentiles que no conocen a Dios; que nadie se atreva a extralimitarse, engañando en esta materia a su hermano, porque vengador en todo esto es el Señor... pues Dios no nos llamó a la impureza, sino a la santidad” (1 Tes 4,3-7).
Pablo argumenta contra quienes justificaban el uso caprichoso de la sexualidad. Parece que algunos bautizados que no habían roto con los viejos hábitos argumentaban más o menos así: “todo me es lícito” y Pablo comenta: “pero no todo conviene”, o sea, no todo es éticamente permitido. Y añadían estos cristianos: “los manjares para el vientre y el vientre para los manjares”. Y Pablo aclara: “el cuerpo no es para la fornicación”. Parece que mantenían esas convicciones apoyados en la enseñanza de Pablo de que la redención había alcanzado la libertad del hombre, por lo que el bautizado estaba libre de las prescripciones legales. De aquí la falsa conclusión de que los apetitos sexuales podían asimilarse a la necesidad de alimentarse.
Contra estos, Pablo argumenta de dos modos: Primero, establece la diferencia entre ambas necesidades: tomar alimento es necesario para la vida, mientras la actividad sexual tiene otra finalidad. Además, San Pablo intenta demostrar que el cristiano tiene un motivo más para no prestarse a los desórdenes sexuales: la nueva antropología del bautizado; o sea, su ser-en-Cristo: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? “Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre, fuera de su cuerpo queda; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que, por tanto, no os pertenecéis?” Habéis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo” (1 Cor 6,18-20).
Pablo no contempla aquí la condición de miembro de Cristo en sus relaciones con la Iglesia, sino que atienda su dimensión de ser-cristiano: “Esa cualidad, que todo cristiano tiene en sí mismo, es la que resulta profanada por la fornicación”. La enseñanza de San Pablo deja más patente la condena de todas las relaciones sexuales fuera del matrimonio.
En consecuencia, cabe decir que el cristianismo trata de elevar la conducta de los creyentes según las exigencias de la virtud cristiana de la pureza y por eso advierte contra el pecado a que da lugar la sexualidad no controlada. Prueba de que el cristianismo no tuvo un concepto peyorativo de la sexualidad son los consejos que Pablo da a los casados y la advertencia de que no abandonen sus relaciones conyugales (1 Cor 7,1-6).
La obra redentora de Cristo tenía por fin salvar a los hombres de la miseria del pecado. Ahora bien, el pecado por su esencia es un apartamiento de Dios (aversio a Deo) y una conversión a la criatura (conversio ad creaturam). Luego el efecto de la redención consistió en apartarse de la criatura y en convertirse a Dios (Col 1, 13). Conforme a su faceta negativa, la redención es una liberación del señorío del pecado y de todos los males que forman su séquito (servidumbre del diablo y de la muerte). Como tal recibe el nombre de rescate o redención en sentido estricto (Rom 3, 24; 1 Cor 1, 30; Ef 1, 7; Col 1, 14; Hebr 9, 15). Conforme a su faceta positiva, la redención es la restauración del estado de unión sobrenatural con Dios, que fue destruido por el pecado. Como tal recibe el nombre de reconciliación; (Rom 5, 10 s; 5, 10s; 2 Cor 5, 18 ss; Col 1, 20).
La razón intrínseca de que el hombre caído tenga necesidad absoluta de redención consiste, por una parte, en la infinitud de la culpa y, por otra, en el carácter absolutamente sobrenatural del estado de gracia. En cuanto acción de una criatura, el pecado es, desde luego, finito, pero en cuanto ofensa al Dios infinito el pecado es infinito y exige, por tanto, una satisfacción de valor infinito. Más ningún puro hombre es capaz de dar semejante satisfacción.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor yaluz » Mar Dic 10, 2013 10:44 pm

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final) . En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…
R:
Realmente, las palabras de San Pablo son una síntesis del mensaje Cristiano porque nos remite al “principio” es decir cuando el hombre decide vivir la vida según la carne y por lo tanto con la muerte, pero que, sin embargo, hay una victoria de Cristo sobre el pecado, sobre la muerte. Cristo viene precisamente, a salvarnos con su muerte y su resurrección. La vida, del hombre histórico, del hombre de ayer de hoy y de mañana, está signada por Jesús y como bien dice San Pablo, su lucha entre la carne y su espíritu, entre el bien y el mal, dará cabida al Espiritu de Dios. Dependerá del dominio de sí, para que éste se manifieste, permitiendo desarrollar, con su presencia en el corazón, lo que San Pablo llamó frutos Y esto es entonces el Programa del que habla San Pablo Es decir en la medida en que el Espiritu de Dios habite en nuestro corazón, podemos vencer la carne, porque a través de la fe, nos revestimos de una fuerza que se revela en nuestras acciones.
Para concluir se dice que es una síntesis porque muy brevemente San Pablo nos esboza en sus cartas, la doctrina Cristiana, desde el “principio “ (hombre originario) hasta el hombre histórico de todos los tiempos, por el que se justifica la presencia de Jesús, su resurrección. Es decir la victoria final sobre el pecado y la muerte. Y es un Programa, porque también en pocas palabras nos da los elementos necesarios para orientar nuestras vidas hacia la trascendencia, el perdón de los pecados en la medida en quetransformemos ese hombre interior, que por la redención, convierte sus obras en frutos.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor mariaines » Mié Dic 11, 2013 6:41 am

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final) . En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…

Ofrecen un programa de vida porque yo tengo que elegir con mi vida vivir segun la carne o segun el espiritu con las consecuencias que ese programa implica para mi vida y la relacion con la redencion es que que solo viviendo en el espiritu soy liberado.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor virginia castro » Mié Dic 11, 2013 10:32 am

Virginia Castro

Respuesta al tema 51:

En toda esta leccion que ha sido muy confusa mi parecer es que tanto en los tiempos de Pablo, como hoy en dia seguimos viviendo la misma cosa en cuanto la falta de moral que hace caer en la concuspicencia a diario por eso el papa Juan Pablo II, nos dice de un programa pa la redencion de los pecado.
Si no controlamos lo que vemos, oimos, sentimos, hablamos, percibimos, en nuestros sentidos y nuestros cuerpos, caeremos en malos deseos en el Corazon que nos hacen llegar a cometer los pecados de la carne y el espiritu; es muy importante el discernimiento en todo lo que nos pasa a nuestro alrededor y nuestros sentimientos para que juntos a la oracion podamos ser seres humanos sin pecado pero reconociendo nuestra vulnerabilidad.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor Jeanette Palacios » Mié Dic 11, 2013 3:49 pm

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final) . En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…

La manifestacion de la vida segun la carne como el adulterio, la fornicacion, las injusticias, malos habitos nos permite comprobar como el interior del hombre vive solamente atraido por la carne. cuando el papa Juan Pablo II dice que ofrece un programa es para que nosotros entendamos y cambiemos nuestra posicion pecaminosa de la carne en una vida de plenitud en el Espiritu porque la vida segun la carne se opone a la vida segun el Espiritu dado a su estado pecaminoso hereditario y estamos expuestos constantemente.
Si no nos reforzamos en el interior con la Fe profunda en Cristo Jesus y con los sacramentos y la constante oracion para hacer precisamente lo que el Espiritu quiere son al mismo tiempo una sintesis y un programa y es presiso entenderlas en esta clave: la contraposicion se coloca en el contexto de la doctrina Paulina hacerca de la justificacion mediante la "Fe" o sea mediante la potencia de Cristo mismo que obra en el interior del hombre por medio del Espiritu Santo aqui Pablo lleva esa contraposicion a sus ultimas consecuencias cuando dice:
A) Los que son segun la carne sienten las cosas carnales y el apetito de la carne es muerte
B) Los que son segun el Espiritu sienten las cosas Espirituales porque el Espiritu es Vida y Paz
El apetito de la carne no se sujeta ni puede sujetarse a la ley de Dios. por eso Rom 8:5-10 dice Si Cristo esta en nosotros el cuerpo esta muerto por el pecado, pero el Espiritu vive por la Justicia. Pablo se remonta al principio o sea al primer pecado del que tomo la vida segun la carne y creo en el hombre una herencia de muerte pero al mismo tiempo presenta la victoria final sobre el pecado y sobre la muerte, lo que es signo de la muerte y la resureccion de Cristo.
El que resucito a Cristo de entre los muertos dara vida tambien a nuestros cuerpos mortales por la virtud de su Espiritu que habita en nosotros.
Ahora que tiene que ver todo esto con la redencion?
Bien sencillo el ethos nuevo es llamado ethos de la redencion del cuerpo porque debera reanudarse de nuevo al ethos originario de la creacion.
Jeanette Palacios
 
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor maguie » Jue Dic 12, 2013 10:04 pm

El Papa, cuando dice que las palabras de Pablo que tratan de la vida 'según la carne' y 'según el espíritu' son al mismo tiempo una síntesis y un programa se refiere a que Pablo está indicando con mucha claridad lo que es una conducta que proviene de una persona que vive según el Espíritu o una que vive según la carne. Es muy específico al aclarar cuáles son las conductas que tiene cada uno de ellos y los frutos que obtendrá.
También especifica que el dominio del espíritu sobre la carne en la conducta del hombre es fruto de la moción de Dios a través del Espíritu Santo sobre el hombre y de la correspondencia a la Gracias. Es decir el hombre ha hecho suyo el ethos de la Redención.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor maguie » Jue Dic 12, 2013 10:04 pm

El Papa, cuando dice que las palabras de Pablo que tratan de la vida 'según la carne' y 'según el espíritu' son al mismo tiempo una síntesis y un programa se refiere a que Pablo está indicando con mucha claridad lo que es una conducta que proviene de una persona que vive según el Espíritu o una que vive según la carne. Es muy específico al aclarar cuáles son las conductas que tiene cada uno de ellos y los frutos que obtendrá.
También especifica que el dominio del espíritu sobre la carne en la conducta del hombre es fruto de la moción de Dios a través del Espíritu Santo sobre el hombre y de la correspondencia a la Gracias. Es decir el hombre ha hecho suyo el ethos de la Redención.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor jcuengar » Jue Dic 12, 2013 10:39 pm

Yo soy el camino la verdad y la vida. Esta es la síntesis. No sólo para establecer una rápida comprensión de la imagen de Dios en Cristo, sino para no perder más tiempo. Ya esta aquí el que es el que era y el que vendrá. A qué esperar más.
Este tambien es el programa. Si entendemos programa como el conjunto de acciones que nos llevan a un fin. O si lo entendemos como el conjunto de instrucciones o métodos para cumplir un objetivo. Esta es la franquicia que nos da el dueño de la patente ( si me permiten la metáfora).
El hombre del que hacemos historia es hombre empecatado y esta en su naturaleza el bien de Dios y la posibilidad del mal como forma expresa de autarquía y autosuficiencia, la soberbia de la vida, de manera que ve al mundo a la vez como don y como don insuficiente como cosa. El espíritu es revelado y traído al hombre con la redenciones para desnivelar la balanza entre estas dos visiones del mundo. La carne que es el yo egoísta y miope. El espíritu que es el yo iluminado que ve con transparencia y ama la voluntad del Padre porque ve a Cristo con Fe.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor NELSON » Vie Dic 13, 2013 3:00 pm

Pregunta:
Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final) .
Sin entrar en los problemas de una exégesis pormenorizada de este texto, se podría decir que la tensión entre la “carne” y el “espíritu” es ante todo, inmanente, aun cuando no se reduce a este nivel. Se manifiesta en su corazón como “combate” entre el bien y el mal. Ese deseo, del que habla Cristo en el sermón de la montaña (cf. Mt 5, 27-28), aunque sea un acto “interior” sigue siendo ciertamente -según el lenguaje paulino- una manifestación de la vida “según la carne”. Al mismo tiempo, ese deseo nos permite comprobar cómo en el interior del hombre la vida “según la carne” se opone a la vida “según el espíritu”, y cómo esta última, en la situación actual del hombre, dado su estado pecaminoso hereditario, está constantemente expuesta a la debilidad e insuficiencia de la primera, a la que cede con frecuencia, si no se refuerza en el interior para hacer precisamente lo “que quiere el Espíritu”. Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida “según la carne” y “según el espíritu”, son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.

En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…
Se ven con claridad los horizontes que Pablo delinea en este texto: el se remonta al “principio”, es decir, en este caso, al primer pecado del que tomó origen la vida “según la carne” y que creó en el hombre la herencia de una predisposición a vivir únicamente semejante vida, juntamente con la herencia de la muerte. Al mismo tiempo Pablo presenta la victoria final sobre el pecado y sobre la muerte, de lo que es signo y anuncio la resurrección de Cristo: “El que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, dará también vida a vuestros cuerpos mortales por virtud de su Espíritu, que habita en vosotros” (Rom 8, 11). Y en esta perspectiva escatológica, San Pablo pone de relieve la “justificación” en Cristo, destinada ya al hombre “histórico”, a todo hombre de “ayer, de hoy y de mañana” de la historia del mundo y también de la historia de la salvación: justificación que es esencial para el hombre interior, y está destinada precisamente a ese “corazón” al que Cristo se ha referido, hablando de la “pureza” y de la “impureza” en sentido moral. Esta “justificación” por la fe no constituye simplemente una dimensión del plan divino de la salvación y de la santificación del hombre sino que es, según San Pablo, una auténtica fuerza que actúa en el hombre y que se revela y afirma en sus acciones.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor garu » Dom Dic 15, 2013 6:33 pm

San Pablo en el texto de su carta, muestra las dos caras de una moneda. Primero, muestra al hombre histórico con la herencia de una predisposición a vivir “según la carne”. De igual forma, muestra la victoria sobre el pecado mediante el plan divino de salvación: la muerte y la resurrección de Cristo, como ayuda invalorable para vivir “según el espíritu”.
Enumera una serie de conductas propias según la carne y contrapone el ethos de la redención para vivir según el espíritu. Habla que las obras de la carne como …” fornicación, impureza, lasciva, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, rencillas, disensiones, divisiones, envidias, homicidios, embriagueces, orgías y otras como éstas...” y contrapone “… el amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de si”, como armas para vencer las obras de la carne mediante los frutos del Espíritu, constituyéndose en un programa de vida, La lucha interior, con la ayuda del Espíritu, para vencer la triple concupiscencia, debe ser parte de nuestra vida, debe ser un programa permanente, haciendo vida donde tenga cabida el Espíritu Santo para que con los frutos de su presencia en nuestra alma en gracia, podamos llevar a término ese programa de lucha.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor patricio » Lun Dic 16, 2013 11:46 am

Pregunta:
Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final) . En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…
El hombre que vive “según la carne” es el hombre dispuesto solamente a lo que viene “del mundo”: es el hombre de los “sentidos” el hombre de la triple concupiscencia. Este hombre vive casi en el polo opuesto respecto a lo que “quiere el Espíritu”. El Espíritu de Dios quiere una realidad diversa de la que quiere la carne, desea una realidad diversa de la que desea la carne y esto ya en el interior del hombre, ya en la fuente interior de las aspiraciones y de las acciones del hombre, “de manera que no hagáis lo que queréis” (Gál 5, 17).
Pablo expresa esto de modo todavía más explícito, al escribir en otro lugar del mal que hace, aunque no lo quiera, y de la imposibilidad o más bien, de la posibilidad limitada de realizar el bien que “quiere” (cf. Rom 7, 19); se podría decir que la tensión entre la “carne” y el “espíritu” es ante todo, inmanente, aun cuando no se reduce a este nivel. Se manifiesta en su corazón como “combate” entre el bien y el mal. Ese deseo, del que habla Cristo en el sermón de la montaña (Mt 5, 27-28), aunque sea un acto “interior” sigue siendo ciertamente según el lenguaje paulino una manifestación de la vida “según la carne”. Al mismo tiempo, ese deseo nos permite comprobar cómo en el interior del hombre la vida “según la carne” se opone a la vida “según el espíritu”, y cómo esta última, en la situación actual del hombre, dado su estado pecaminoso hereditario, está constantemente expuesta a la debilidad e insuficiencia de la primera, a la que cede con frecuencia, si no se refuerza en el interior para hacer precisamente lo “que quiere el Espíritu”. Podemos deducir en base a esto, que las palabras de Pablo, que tratan de la vida “según la carne” y “según el espíritu”, son al mismo tiempo una síntesis y un programa.
También encontramos la contraposición de la vida “según la carne” y la vida “según el Espíritu” en la Carta a los Romanos (como en la Carta a los Gálatas); esa contraposición se coloca en el contexto de la doctrina paulina acerca de la justificación mediante la fe, es decir, mediante la potencia de Cristo mismo que obra en el interior del hombre por medio del Espíritu Santo.
El programa y relación con la redención.
Se ven con claridad los horizontes que Pablo delinea en texto: el se remonta al “principio”, es decir, en este caso, al primer pecado del que tomó origen la vida “según la carne” y que creó en el hombre la herencia de una predisposición a vivir únicamente semejante vida, juntamente con la herencia de la muerte. Al mismo tiempo Pablo presenta la victoria final sobre el pecado y sobre la muerte, de lo que es signo y anuncio la resurrección de Cristo: “El que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, dará también vida a vuestros cuerpos mortales por virtud de su Espíritu, que habita en vosotros”. Y en esta perspectiva escatológica, San Pablo pone de relieve la “justificación” en Cristo, destinada ya al hombre “histórico”, a todo hombre de “ayer, de hoy y de mañana” de la historia del mundo y también de la historia de la salvación: justificación que es esencial para el hombre interior, y está destinada precisamente a ese “corazón” al que Cristo se ha referido, hablando de la “pureza” y de la “impureza” en sentido moral. Esta “justificación” por la fe no constituye simplemente una dimensión del plan divino de la salvación y de la santificación del hombre sino que es, según San Pablo, una auténtica fuerza que actúa en el hombre y que se revela y afirma en sus acciones.
La vida “según la carne” se opone a la vida “según el Espíritu”, no sólo en el interior del hombre, en su “corazón”, sino, como se ve, encuentra un amplio y diferenciado campo para traducirse en obras. Pablo habla, por un lado, de las “obras” que nacen de la “carne” se podría decir: de las obras en las que se manifiesta el hombre que vive “según la carne” y, por otro, habla del “fruto del Espíritu”, esto es, de las acciones, de los modos de comportarse, de las virtudes, en las que se manifiesta el hombre que vive “según el Espíritu”. Mientras en el primer caso nos encontramos con el hombre abandonado a la triple concupiscencia, de la que dice Juan que viene “del mundo”, en el segundo caso nos hallamos frente a lo que ya antes hemos llamado el de la redención. Ahora sólo estamos en disposición de esclarecer plenamente la naturaleza y la estructura de ese ethos. Se manifiesta y se afirma a través de lo que en el hombre en todo su “obrar”, en las acciones y en el comportamiento, es fruto del dominio sobre la triple concupiscencia: de la carne, de los ojos, y de la soberbia de la vida (de todo eso de lo que puede ser justamente “acusado” el corazón humano y de lo que pueden ser continuamente “sospechosos” el hombre y su interioridad).
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor RoxanaGomez25 » Lun Dic 16, 2013 3:00 pm

Las palabras de Pablo que tratan de la vida según la carne y según el espíritu son al mismo tiempo la síntesis y un programa y es preciso entenderlas: Es importante que como seres humanos creados a imagen de Dios, pero con la concupiscencia entendamos esta tensión entre la carne y el espíritu, que se manifiesta en nuestro corazón como un combate entre el bien y el mal, entre el lo que nos pide el mundo y lo que nos pide el Espíritu Santo, uno se opone al otro, es principalmente un acto interior, que si se manifiesta según la carne se opone a la vida según el Espíritu. El hombre con su estado pecaminoso heredado está constantemente expuesto a la debilidad pero puede y debe reforzar el interior con lo que quiere el Espíritu. Comprendiendo que el apetito de la carne lo lleva a la muerte y el apetito del Espíritu a la vida y la paz.
Juan Pablo II se refiere al programa y su relación con la redención, en base a que la naturaleza y estructura del ethos se manifiesta y afirma a través del hombre en todo su obrar, acciones, comportamientos, en el dominio de la carne, ojos, de la soberbia de la vida. Que los frutos del Espíritu se dan en el hombre, porque permite al Espíritu Santo entrar en su espíritu, para que escuchándolo el hombre decida por estos valores, que impulsarán su voluntad a dominarse a sí mismo y realizar obras solo son posibles gracias al Espíritu Santo, a sus frutos que son la caridad, el gozo, la paz, paciencia, bondad, fe. etc. que permitiendo la redención del cuerpo con el nuevo ethos, se permite la redención del hombre y del mundo por obra del Espíritu Santo.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor Mary Jo » Lun Dic 16, 2013 11:44 pm

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave (51, 2 al final). En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? Exponlo con tus palabras…

Entiendo que el Papa Juan Pablo II quería referirse a la contraposición del corazón de buscar el bien y evitar el mal, pero que en algunas circunstancias debido al estado pecaminoso heredado al hombre “histórico”, no lo puede evitar (programa). Por eso hay una tensión en la vida “según la carne” que se opone a la vida “según el Espíritu”. De acuerdo a sus obrar (según la carne o el Espíritu) serán los frutos (síntesis).
San Pablo nos ayuda a entender la parte de la redención. Pues presenta la victoria sobre el pecado y sobre la muerte, de lo que es signo y anuncio la resurrección de Cristo. Y desde esta perspectiva, San Pablo pone de relieve la “justificación” en Cristo, en la redención que ha hecho por nosotros al salvarnos con su muerte y resurrección.
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor b. gabriel reyes reyes » Mar Dic 17, 2013 10:07 pm

Podemos deducir de ello que las palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el espíritu», son al mismo tiempo una síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave.(51, 2 al final).
[b]En concreto a qué se refiere Juan Pablo II, cuando dice que ofrecen un programa… y qué relación tienen con la Redención? (Exponlo con tus palabras)[/b]

[i]Me parece que el Papa Juan Pablo II se refiere a que en las palabas de San Pablo, se sintetiza la naturaleza del “hombre”:
• Se acepta que desde “el principio” la esencia del hombre está constituida por cuerpo (la materia) y espíritu (el alma);
• Se afirma que por el pecado original se rompió la armonía entre cuerpo y espíritu y que, en el “corazón” del hombre, se originó una tensión permanente entre ellos: “La carne tiene tendencias contrarias a las del Espíritu, y el Espíritu tendencias contrarias a las de la carne”.
• Se afirma que en esta lucha, que sufre el hombre interior, el deseo de hacer el bien, frecuentemente, es vencido por el deseo de hacer el mal moral.
• Se establece que para cumplir al plan de Dios Creador, es preciso fortalecer nuestro interior mediante un programa: Dejar las obras de la carne (Gal 5,19-21), desear y vivir los frutos del Espíritu (Gal 5; 22-23), el dominio de sí, el dominio sobre la triple concupiscencia.

El cumplimiento de este programa es posible sólo en cuanto dejemos que nuestra voluntad esté penetrada por el Espíritu de Dios, que nuestro corazón de piedra sea transformado en corazón de “carne” por el Santificador. Esta realidad está a nuestro alcance en virtud de la Redención en la que Cristo, con su muerte, nos liberó de la esclavitud del pecado y nos recuperó la libertad de los hijos de Dios y con su Resurrección nos dio nueva vida.
Como medios para favorecer en nosotros los frutos del Espíritu tenemos la Eucaristía, la oración constante, los sacramentos frecuentes y las obras de misericordia, entre otros.[/i]
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Re: 51. Tensión entre carne y espíritu en el corazón del hom

Notapor Dolovalencia » Jue Ene 02, 2014 12:03 am

Palabras de San Pablo en Cartas a los Galatas(5,7).
La carne en las cartas de San Pablo indican no solamente al hombre exterior sino al hombre interiormente sometido al mundo. El hombre que vive según la carne es el hombre dispuesto solamente a lo que viene del mundo el hombre de la triple concupiscencia. Lo confirman sus acciones.
La tensión entre la carne y el espíritu se manifiesta en el corazón como combate entre el bien y el mal. En esta lucha entre el bien y el mal el hombre se muestra más fuerte actuando dentro del espíritu humano.
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