61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano, también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta segunda parte se toca el adulterio, la concupiscencia, la donación mutua del hombre y a mujer en el matrimonio, la dignidad del cuerpo y del sexo, lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano y el respeto al cuerpo.

Fechas:
Este curso consta 40 sesiones que se impartirán todos los martes y sábados a partir del 27 de agosto de 2013 , la última será el 3 enero de 2014

Moderadores: pilar calva, Catholic.net, Margarita Gonzalez, Moderadores Animadores

Re: 61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Notapor BlancaElena » Vie Feb 07, 2014 9:07 pm

¿Cómo conciliar en el arte el respeto por el sujeto y la expresión del cuerpo como objeto? Que dice el Santo Padre?

Se puede conciliar en el arte el respeto por el sujeto y la expresión del cuerpo como objeto, sin sobrepasar los limites de la vergüenza, ni la sensibilidad humana en la dignidad propia de la masculinidad y feminidad porque de lo contrario se llega a la pornovisión y pornografía. El Papa recuerda esa inocencia originaria en el "principio" para no perder la dignidad humana ni la sensibilidad personal que busca la verdad, lo bello y el bien. Es importante la formación en la pureza de corazón para no caer en estado pecaminoso y además evitar lo que hace mal al espíritu.
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Re: 61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Notapor Carlos64 » Mar Feb 18, 2014 7:43 pm

Pregunta: "¿Cómo conciliar en el arte el respeto por el sujeto y la expresión del cuerpo como objeto? Que dice el Santo Padre?"

Lograr esta conciliación en particular es algo sumamente difícil, si bien no imposible. Considero que uno de los parámetros más esenciales se deriva del manejo de la postura y de la expresión del modelo, pues existen posturas y expresiones que indican dignidad, recato y respeto, mientras otras más bien son indicio de lascivia, irrespeto y morbosidad. El manejo que haga el artista de parámetros como estos que menciono puede por ende ser crucial para que en su obra el cuerpo desnudo sea tratado de modo que el sujeto (tanto el modelo como el espectador) no vea comprometida en demasía su dignidad, o de lo contrario se trate de un caso de porno-visión en la que se cosifica al modelo y al espectador en una clara expresión de concupiscencia.

No obstante el acceso a recursos por medio de lo cuales el artista puede tratar al modelo desnudo con respeto, he de reiterar que esta conciliación es difícil y requiere un continuo ejercicio de autocrítica por parte del artista. Esto porque toda obra de arte, aún la más respetuosa en el trato del cuerpo, implica irremediablemente la escisión entre el significado esponsalicio del cuerpo, su significado esencial como vehículo material del don al otro, y el significado del cuerpo en tanto objeto artístico que se ha de exhibir en una dinámica que rompe con la intimidad y es, por tanto, contraria en su naturaleza al sentido del don. Por ello es que toda obra artística implica algún grado de ruptura con el sentido original del pudor o de la vergüenza, esa experiencia subjetiva, de raíces claramente espirituales y de connotaciones morales, que nos permite salvaguardar la dignidad de nuestro cuerpo a través de la intimidad y del respeto a esta intimidad. Un artista con convicciones morales es consciente de esto y ha de procurar que su obra no implique un grado de ruptura significativo --valga decir, moralmente inaceptable-- entre la necesidad artística de plasmar de forma estética el cuerpo y el sentido de pudor que ha de preservarse (lo que señalé en el primer párrafo, acerca del manejo de la postura y de la expresión, puede coadyuvar en este sentido).

El Santo Padre nos recuerda que este sentido del pudor, de la vergüenza, que es expresión de la caída del ser humano en el pecado pero a la vez también lo es de la dignidad original de su cuerpo, nunca ha de ser obviado en la producción artística: la subjetividad del artista ha de conciliarse con la moral del cuerpo, que es símbolo de la dignidad inalienable del sujeto que lo habita, de modo que su obra muestre al cuerpo humano sin vejarlo y sin reducirlo a una dinámica concupiscente. Esto implica que el derecho a la intimidad también ha de ser respetado, de modo que no se caiga en un exhibicionismo grosero y morboso (recuerdo al respecto esa triste "moda artística", muy en boga hoy día, de reunir a una muchedumbre de personas de ambos sexos para fotografiarles desnudos, en un claro y mercantilizado afán exhibicionista, reduciéndoles al anonimato de la masa, carentes de expresión personal y a la postre hasta de dignidad). Y, aspecto que considero crucial de su exhortación, el cuerpo nunca ha de ser tratado en el arte sin que se destaque de alguna manera su significado original, esto es, su papel como vehículo del don recíproco inscrito en los arquetipos de la feminidad y de la masculinidad. En suma, la obra artística ha de procurar ceñirse a la necesidad de favorecer la castidad como virtud, de manera que la expresión del cuerpo desnudo sea a su vez expresión de la dignidad de la persona humana y de la bondad intrínseca de la complementariedad entre el varón y la mujer en todas sus dimensiones.

Dios la bendiga, doctora.
Discípulo de Cristo por amor del Padre y unción del Espíritu. Miembro de la Iglesia por gracia divina. Amar a Jesús es mi mayor alegría.

Dios te salve, María, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra.
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Re: 61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Notapor mamafeliz » Sab Mar 15, 2014 11:22 am

Para poder conciliar en el arte el respeto por el sujeto y la expresión del cuerpo como objeto se debe de hacer la siguiente pregunta:
Cuándo y en qué caso esta esfera de actividad del hombre -desde el punto de vista del Ethos del cuerpo- se pone bajo acusa de "pornovisión", así como la actividad literaria, a la que se acusaba y se acusa frecuentemente de "pornografía". Lo uno y lo otro se realiza cuando se rebasa el límite de la vergüenza, osea de la sensibilidad personal respecto a lo que tiene conexión con el cuerpo humano, con su desnudez, cuando se convierte en objeto en la obra artística o mediante las técnicas de la reproducción audiovisual se viola el derecho a la intimidad del cuerpo en su masculinidad o feminidad y cuando se viola la profunda regularidad del don y del darse recíproco que está inscrita en la feminidad y masculinidad a través de toda la estructura del ser hombre. Esta inscripción profunda decide sobre el significado esposalicio del cuerpo homano es decir, sobre la llamada fundamental que éste recibe a formar la "comunión de las personas" y a participar en ella.
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Re: 61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Notapor Alejandra S » Mar Mar 18, 2014 2:47 pm

Para conciliar en el arte el respeto por el sujeto hay que respetar la dignidad del hombre en todo momento del desarrollo de la obra de arte, teniendo en cuenta que el cuerpo de un hombre es él mismo, no es una cosa. No se respeta la dignidad del hombre cuando “se viola el derecho a la intimidad del cuerpo en su masculinidad o feminidad y (…) cuando se viola la profunda regularidad del don y del darse recíproco”; del darse de una persona a otra persona (sistema esponsalicio).
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Re: 61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Notapor Dairo Camacho » Lun Jul 07, 2014 11:07 am

¿Cómo conciliar en el arte el respeto por el sujeto y la expresión del cuerpo como objeto? ¿Qué dice el Santo Padre?

Para lograr una conciliación entre el arte y el respeto por el sujeto, es necesario que el arte y cualquier expresión artística sepa respetar al cuerpo y la dignidad que posee el hombre en su identidad masculina o femenina, todo esto en cualquier etapa de desarrollo de la obra artística, con el fin de que el hombre o la mujer no se conviertan en objeto para los demás y que los demás no se conviertan en objeto para ellos. Es decir que el arte como parte de la cultura no debe violar el derecho a la intimidad del cuerpo ni tampoco violar el derecho que poseen las personas de donarse a sí mismas en un carácter esponsalicio.
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Re: 61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Notapor claudia corchado » Vie Ago 01, 2014 12:58 pm

Preguntas:
¿Cómo conciliar en el arte el respeto por el sujeto y la expresión del cuerpo como objeto? Que dice el Santo Padre?
¿Cuándo y en qué caso esta esfera de actividad del hombre -desde el punto de vista del ethos del cuerpo- se pone bajo acusa de "pornovisión"? Cuando se rebasa el límite de la vergüenza, o sea, de la sensibilidad personal respecto a lo que tiene conexión con el cuerpo humano, con su desnudez, cuando en la obra artística o mediante las técnicas de la reproducción audiovisual se viola el derecho a la intimidad del cuerpo en su masculinidad o feminidad y -en último análisis- cuando se viola la profunda regularidad del don y del darse recíproco, que está inscrita en esa feminidad y masculinidad a través de toda la estructura del ser hombre.
El cuerpo humano -el desnudo cuerpo humano en toda la verdad de su masculinidad y feminidad- tiene un significado de don de la persona a la persona. El ethos del cuerpo, es decir, la regularidad ética de su desnudez, a causa de la dignidad del sujeto personal, está estrechamente vinculado a ese sistema de referencia, entendido como sistema esponsalicio, en el que el dar de una parte se encuentra con la apropiada y adecuada respuesta de la otra al don. Tal respuesta decide sobre la reciprocidad del don.
En cada una de las dimensiones de la desnudez artística del cuerpo, el cuerpo humano pierde ese significado profundamente subjetivo del don, y se convierte en objeto destinado a un múltiple conocimiento, mediante el cual los que miran, asimilan, o incluso, en cierto sentido, se adueñan de lo que evidentemente existe, es más, debe existir esencialmente a nivel de don, hecho de la persona a la persona, no ya en la imagen, sino en el hombre vivo. A decir verdad, ese "adueñarse" se da ya a otro nivel, es decir, a nivel del objeto de la transfiguración o reproducción artística; sin embargo, es imposible no darse cuenta que desde el punto de vista del ethos del cuerpo, entendido profundamente, surge aquí un problema. Problema muy delicado, que tiene sus niveles de intensidad según los diversos motivos y circunstancias tanto por parte de la actividad artística, como por parte del conocimiento de la obra de arte o de su reproducción. Del hecho que se plantee este problema no se deriva ciertamente que el cuerpo humano, en su desnudez, no pueda convertirse en tema de la obra de arte, sino sólo que este problema no es puramente estético ni moralmente indiferente.
Detrás de la necesidad de la vergüenza, es decir, de la intimidad del propio cuerpo, se esconde una norma más profunda: la del don orientada hacia las profundidades mismas del sujeto personal o hacia la otra persona, especialmente en la relación hombre-mujer según la perenne regularidad del darse recíproco.
El hombre no quiere convertirse en objeto para los otros a través de la propia desnudez anónima, ni quiere que el otro se convierta para él en objeto de modo semejante. Evidentemente «no quiere» en tanto en cuanto se deja guiar por el sentido de la dignidad del cuerpo humano.

Saludos a todos.
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Re: 61. El respeto al cuerpo en las obras de arte

Notapor marthika7 » Vie Ago 29, 2014 5:13 pm

Pregunta
¿Cómo conciliar en el arte el respeto por el sujeto y la expresión del cuerpo como objeto? ¿Qué dice el Santo Padre?

El Santo Padre deja claro, que no toda obra artística traspasa el límite de la sensibilidad personal y el sentido de la dignidad humana. Este solo se traspasa cuando en la obra se viola el derecho a la intimidad del cuerpo o cuando se viola la profunda regularidad del don y del darse recíproco, que está inscrita en esa feminidad y masculinidad en la estructura del ser hombre. No se puede traspasar esos límites de la vergüenza, y convertir al otro en objeto. Allí es donde cabe la diferencia, en no ver el cuerpo como objeto, y esto se logra no sin más en la desnudez anónima y en la que tiene implicancia la forma de ver al otro, “el mirar para desear”. El Papa, termina diciendo que hay motivos que pueden inducir a esto y estriban en la situación interior del hombre histórico, esto es, el estado de la triple concupiscencia.
marthika7
 
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