50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano, también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta segunda parte se toca el adulterio, la concupiscencia, la donación mutua del hombre y a mujer en el matrimonio, la dignidad del cuerpo y del sexo, lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano y el respeto al cuerpo.

Fechas:
Este curso consta 40 sesiones que se impartirán todos los martes y sábados a partir del 27 de agosto de 2013 , la última será el 3 enero de 2014

Moderadores: pilar calva, Catholic.net, Margarita Gonzalez, Moderadores Animadores

50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor pilar calva » Dom Oct 27, 2013 10:13 pm

(10-XII-80/14-XII-80)

1. Un análisis sobre la pureza será complemento indispensable de las palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña, sobre las que hemos centrado el ciclo de nuestras presentes reflexiones. Cuando Cristo, explicando el significado justo del mandamiento: «No adulterarás», hizo una llamada al hombre interior, especificó, al mismo tiempo, la dimensión fundamental de la pureza, con la que están marcadas las relaciones recíprocas entre el hombre y la mujer en el matrimonio y fuera del matrimonio. Las palabras: «Pero yo <i>Os</i> digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón» (<i>Mt</i> 5, 28) expresan lo que contrasta con la pureza. A la vez, estas palabras exigen la pureza que en el sermón de la montaña esta comprendida en el enunciado de las bienaventuranzas: <i> «Bienaventurados los limpios de corazón</i>, porque ellos verán a Dios» (<i>Mt</i> 5, 8). De este modo Cristo dirige al corazón humano una llamada: lo invita, no lo acusa, como ya hemos aclarado anteriormente.

2. Cristo ve en el corazón, en lo íntimo del hombre, la fuente de la pureza -pero también de la impureza moral- en el significado fundamental y mas genérico de la palabra. Esto lo confirma, por ejemplo, la respuesta dada a los fariseos, escandalizados por el hecho de que sus discípulos «traspasan la tradición de los ancianos, pues no se lavan las manos cuando comen» (<i>Mt</i> 15, 2).
Jesús dijo entonces a los presentes: «No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; pero lo que sale de la boca, eso es lo que le hace impuro» (<i>Mt</i> 15, 11). En cambio, a sus discípulos, contestando a la pregunta de Pedro, explicó así estas palabras: «...lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre. Porque del corazón provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias; pero comer sin lavarse las manos, eso no hace impuro al hombre» (cf. <i>Mt</i> 15, 18-20; también <i><i>Mc</i> </i> 7, 20-23).

Cuando decimos «pureza», «puro», en el significado primero de estos términos, <i> indicamos lo que contrasta con lo sucio</i>. «Ensuciar» significa «hacer inmundo», «manchar». Esto se refiere a los diversos ámbitos del mundo físico. Por ejemplo se habla de una «calle sucia», de una «habitación sucia», se habla también del «aire contaminado». Y así también el hombre puede ser «inmundo», cuando su cuerpo no está limpio. Para quitar la suciedad del cuerpo, es necesario lavarlo. En la tradición del Antiguo Testamento se atribuía una gran importancia a las abluciones rituales, por ejemplo, a lavarse las manos antes de comer, de lo que habla el texto antes citado. Numerosas y detalladas prescripciones se referían a las abluciones del cuerpo en relación con la impureza sexual, entendida en sentido exclusivamente fisiológico, a lo que ya hemos aludido anteriormente (cf. <i>Lev</i> 15). De acuerdo con el estado de la ciencia médica del tiempo, las diversas abluciones podían corresponder a prescripciones higiénicas. En cuanto eran impuestas en nombre de Dios y contenidas en los Libros Sagrados de la legislación veterotestamentaria, la observancia de ellas adquiría, indirectamente, un significado religioso; eran abluciones rituales y, en la vida del hombre de la Antigua Alianza, servían a la <i> «pureza ritual»</i>.

3. Con relación a dicha tradición jurídico-religiosa de la Antigua Alianza se formó <i> un modo erróneo de entender la pureza moral</i> (1). Se la entendía frecuentemente de modo exclusivamente exterior y «material». En todo caso se difundió una tendencia explícita a esta interpretación. Cristo se opone a ella de modo radical nada hace al hombre inmundo «desde el exterior», ninguna suciedad «material» hace impuro al hombre en sentido moral, o sea, interior. Ninguna ablución, ni siquiera ritual, es idónea de por sí para producir la pureza moral. Esta tiene su fuente exclusiva en el interior del hombre: proviene del corazón. Es probable que las respectivas prescripciones del Antiguo Testamento (por ejemplo, las que se hallan en el Levítico 15, 16-24; 18, 1, ss., o también 12, 1-5) sirviesen, además de para fines higiénicos incluso para atribuir una cierta dimensión de interioridad a lo que en la persona humana es corpóreo y sexual. En todo caso, Cristo se cuidó bien de no vincular la pureza en sentido moral (ético) con la fisiología y con los relativos procesos orgánicos. A la luz de las palabras de Mateo 15, 18-20, antes citadas ninguno de los aspectos de la «inmundicia» sexual, en el sentido estrictamente somático, bio-fisiológico, entra de por sí en la definición de la pureza o de la impureza en sentido moral (ético).

El referido enunciado (<i>Mt</i> 15, 18-20) es importante sobre todo por razones semánticas. Al hablar de la pureza en sentido moral, es decir, de la virtud de la pureza, <i> nos servimos de una analogía</i>, según la cual el mal moral se compara precisamente con la inmundicia. Ciertamente esta analogía ha entrado a formar parte, desde los tiempos más remotos, del ámbito de los conceptos éticos. Cristo la vuelve a tomar y la confirma en toda su extensión: «Lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre». Aquí Cristo habla de todo <i> mal moral</i>, de todo pecado, esto es, de transgresiones de los diversos mandamientos, y enumera «dos malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias», <i> sin limitarse a un específico genero de pecado»</i>. De ahí se deriva que el concepto de «pureza» y de «impureza» en sentido moral es ante todo un concepto general, no específico: por lo que todo bien moral es manifestación de pureza, y todo mal moral es manifestación de impureza. El enunciado de Mateo 15, 18-20 no restringe la pureza a un sector único de la moral, o sea, al conectado con el mandamiento «No adulterarás» y «No desearás la mujer de tu prójimo», es decir, a lo que se refiere a las relacione, recíprocas entre el hombre y la mujer, ligadas al cuerpo y a la relativa concupiscencia. Análogamente podemos entender también la bienaventuranza del sermón de la montaña, dirigida a los hombres «limpios de corazón», tanto en sentido genérico, como en el más específico. Solamente los eventuales contextos permitirán delimitar y precisar este significado.

4. El significado mas amplio y general de la pureza está presente también en las Cartas de San Pablo, en las que gradualmente individuaremos los contextos que, de modo explícito, restringen el significado de la pureza al ámbito «somático» y «sexual», es decir, <i> a ese significado que podemos tomar de las palabras pronunciadas por Cristo</i> en el sermón de la montaña sobre la concupiscencia, que se expresa ya en el «mirar a la mujer» y se equipara a un «adulterio cometido en el corazón» (cf. <i>Mt</i> 5, 27-28).
San Pablo no es el autor de las palabras sobre la triple concupiscencia. Como sabemos, éstas se encuentran en la primera Carta de Juan. Sin embargo, se puede decir que análogamente a esa que para Juan (1 <i>Jn</i> 2, 16-17) es contraposición en el interior del hombre entre Dios y el mundo (entre lo que viene «del Padre» y lo que viene «del mundo») -contraposición que nace en el corazón y penetra en las acciones del hombre como «concupiscencia de la carne y soberbia de la vida»-, San Pablo pone de relieve en el cristiano otra contradicción, la oposición y juntamente la tensión <i> entre la «carne» y el «Espíritu»</i> (escrito con mayúscula, es decir, el Espíritu Santo): «<i>Os</i> digo, pues: andad en Espíritu y no deis satisfacción a la concupiscencia de la carne. Porque la carne tiene tendencias contrarias a las del Espíritu, y el Espíritu tendencias contrarias a las de la carne, pues uno y otro se oponen de manera que no hagáis lo que queréis» (<i>Gál</i> 5, 16-17). De aquí se sigue que la vida «según la carne» está en oposición a la vida «según el Espíritu». «Los que son según la carne sienten las cosas carnales, los que son según el Espíritu sienten las cosas espirituales» (<i>Rom</i> 8, 5).
En los análisis sucesivos trataremos de mostrar que la pureza -la pureza de corazón, de la que habló Cristo en el sermón de la montaña- se realiza precisamente en la «vida según el Espíritu».
(1) Junto a un sistema complejo de prescripciones referentes a la pureza ritual, basándose en el cual se desarrolló la casuística legal, existía, sin embargo, en el Antiguo Testamento el concepto de una <i> pureza moral</i>, que se había transmitido por dos corrientes.

<i> Los Profetas</i> exigían un comportamiento conforme a la voluntad de Dios, lo que supone la conversión del corazón, la obediencia interior y la rectitud total ante él (cf., por ejemplo, <i>Is</i> 1, 10-20; <i>Jer</i> 4, 14; 24, 7; <i>Ez</i> 36, 25 ss.). Una actitud semejante requiere también el Salmista: «¿Quién puede subir al monte del Señor?... El hombre de manos inocentes y puro corazón... recibirá la bendición del Señor» (<i>Sal</i> 24 [23] 3-5).
Según la <i> tradición sacerdotal</i>, el hombre que es consciente de su profundo estado pecaminoso, al no ser capaz de realizar la purificación con las propias fuerzas, suplica a Dios para que realice esa transformación del corazón, que solo puede ser obra de un acto suyo creador: «Oh Dios, crea en mí <i> un corazón puro</i>... Lávame: quedaré mas blanco que la nieve... Un corazón quebrantado y humillado, Tu no lo desprecias» (<i>Sal</i> 51 [50] 12, 9, 19).
Ambas corrientes del Antiguo Testamento se encuentran en la bienaventuranza de los «limpios de corazón» (<i>Mt</i> 5, 8), aun cuando su formulación verbal parece estar cercana al Salmo 24. (Cr. J. Dupont, <i> Les beatitudes</i>, vol. III: <i> Les Evangelistes</i>, París 1973, Gabalda, págs. 603 604).

Pregunta:
¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: “bienaventurados los limpios de Corazón”…y todo lo visto en esta segunda parte?
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor yaluz » Vie Nov 29, 2013 9:13 pm

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: “bienaventurados los limpios de Corazón”…y todo lo visto en esta segunda parte?

R:
La relación que se establece, es, en síntesis, el centro de nuestra religión cristiana, lo que predicó Jesús y lo que vivió: la actuación del hombre se genera en su interior, en su corazón que es la fuente de donde emana purezas e impurezas.
El hombre interior a través del corazón promueve su actuación. Es desde allí que se construye el camino a la trascendencia y Dios, por ese Amor que nos tiene nos envía a su Hijo, quien nos regala el Sermón de la Montaña. Un discurso trascendente, culmen de nuestro cristianismo, toda una Buena Noticia para la salvación y se destaca en él, el enlace del Antiguo Testamento con el Nuevo, haciendo un llamado a cumplir la Alianza y lo nuevo está en hacer visible al hombre interior que espontáneamente debe discernir para actuar y concientizarse que no solo sus actos externos serán los responsables de su actuación. El Sermón de la Montaña va precisamente va dirigido a los limpios de corazón,al hombre interior, espiritual,lleno del Espiritu Santo como bien dice San Pablo y esta es la BUENA NOTICIA, el camino a seguir para trascender
Las Bienaventuranzas y la segunda parte que estudiamos, se relacionan en que ambas destacan la actuación del hombre interior, que va dirigido a los limpios de corazón, es decir aquellos que dominan sus impulsos,valorando lo ético y su ethos.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor lindoro50 » Dom Dic 01, 2013 1:14 pm

Pregunta:
¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: “bienaventurados los limpios de Corazón”…y todo lo visto en esta segunda parte?

La pureza de corazón no indica, en el pensamiento de Cristo, una virtud particular, sino una cualidad que debe acompañar todas las virtudes, a fin de que ellas sean de verdad virtudes y no en cambio espléndidos vicios. Su contrario más directo no es la impureza, sino la hipocresía.
Antes de Cristo, la pureza se entendía en sentido ritual y cultual; consistía en mantenerse alejado de cosas, animales, personas o lugares considerados capaces de contagiar negativamente y de separar de la santidad de Dios. Sobre todo aquello que está ligado al nacimiento, a la muerte, a la alimentación y a la sexualidad entra en este ámbito. Jesús elimina todos estos tabúes. Ante todo, con los gestos que realiza: come con los pecadores, toca a los leprosos, frecuenta a los paganos: todas cosas consideradas altamente contaminantes. La solemnidad con la que introduce su discurso sobre lo puro y lo impuro permite entender lo consciente que era Él mismo de la novedad de su enseñanza.
La pureza, entendida en el sentido de continencia y castidad, no está ausente de la bienaventuranza evangélica (entre las cosas que contaminan el corazón Jesús sitúa también, hemos leído, «fornicaciones, adulterios, libertinaje»); pero ocupa un puesto limitado y por así decirlo secundario. Es un ámbito junto a otros en el que se pone de relevancia el lugar decisivo que ocupa el corazón, como cuando dice que «quien mira a una mujer con deseo, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón» (Mt 5, 28).

En realidad, los términos puro y pureza nunca se utilizan en el Nuevo Testamento para indicar lo que con ellos entendemos nosotros hoy, esto es, la ausencia de pecados de la carne. Para esto usamos otros términos: dominio de sí, templanza, castidad.
La bienaventuranza de los puros de corazón nos debe ayudar a mantener despierta en nosotros la nostalgia de un mundo limpio, verdadero, sincero, sin hipocresía, ni religiosa ni laica; un mundo en el que las acciones corresponden a las palabras, las palabras a los pensamientos, y los pensamientos del hombre a los de Dios.

Por lo anterior, parece claro que el puro de corazón por excelencia es Jesús mismo.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor CasJor » Dom Dic 01, 2013 7:08 pm

Significado antiguo y nuevo de «la pureza»
¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: “bienaventurados los limpios de Corazón”…y todo lo visto en esta segunda parte?

Se ha asociado usualmente, esta bienaventuranza con la castidad; sin embargo, aunque la incluya, no es solamente eso. Quien practica esta bienaventuranza, se hace signo radical del Reino y testimonio vivo del evangelio. Abarca no solamente la mera pureza sexual; todos sabemos que la misma virginidad corporal no es suficiente garantía de que la persona viva un cristianismo auténtico.

El amor en el plano de la afectividad tiende normalmente a la totalidad de la persona, es decir, a invadir la esfera sexual. Por eso, la sexualidad, junto con el amor, ocupa un lugar destacado en el orden moral humano. Por eso, la pureza de corazón requiere, en todos, la regulación del amor y el placer. Es la pureza de corazón de aquellos corazones que, por la profundidad y la entrega de su amor, lo dirigen exclusivamente hacia el Señor, sin compartir con otros corazones su pureza virginal (Mt 19, 12).

La limpieza de corazón, de esta bienaventuranza, nos aparta de cualquier ídolo que pueda atarnos a las cosas terrenas, que no nos permitan ser libres para Dios. La vida cristiana es una peregrinación pero el cristiano no huye del mundo sino de la corrupción y el pecado.

Esta bienaventuranza nos obliga a no buscar agradar a los hombres sino a ser honestos con Dios. La verdad nos hará libres (Jn 8, 12) de nuestros complejos, del "qué dirá la gente", del miedo al éxito o fracaso; libres de todo lo que pudiera doblegar nuestras conciencias. La consagración a la verdad en los actos de nuestra vida personal y en nuestro comportamiento colectivo nos hace limpios de corazón, transparentes a Dios y a su palabra y nos habilita para dar testimonio de ella.

Se refiere esta bienaventuranza a la vida entera y no mira solamente a la pureza del cuerpo. San Mateo expone aquí una exigencia particular del Evangelio - la exigencia de la verdad evangélica. Expresa la cualidad interior de un acto moral. No se limita a lo interior sino que se aplica a toda la persona. Equivale a «bienaventurados los puros».

El fondo de esta bienaventuranza es el del Antiguo Testamento que conoce a la vez una pureza legal y una pureza de corazón. Pero Jesús no se limita a una parte cualquiera del ser; abarca toda la persona humana. Promueve entonces una perfección que condiciona la entera actividad moral de todos los seguidores de Cristo. Para entrar en el Reino, se necesita una pureza nueva que sobrepasa la perfección moral del Antiguo Testamento.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor jcuengar » Lun Dic 02, 2013 10:06 am

La relación de la bienaventuranza “bienaventurados los limpios de Corazón”…con todo lo visto en esta segunda parte es igual que la relación de todas las bienaventuranzas con el mundo redimido.
Cristo en su infinita generosidad y amor por nosotros nos regala la gracia a través de la sacramentalización de su pensamiento en estas bienaventuranzas.
A partir de allí iniciamos un nuevo camino hacia la imagen de Dios. Un camino diáfano, transparente, como comenta lindoro50, sin hipocresía.
la limpieza de corazón se asemeja a la desnudez originaria en la que la única ropa del hombre es Dios mismo. y Vestidos de él "no probaban vergüenza".
Ahora revestidos de Cristo, Bienaventurados los limpios de Corazón, porque un corazón limpio, ve con claridad, decide con lucidez y sobre todo se convierte en don, ama.
La donación implica dos actos de amor, uno que se expresa en el conocer al otro en el más amplio sentido del amor, hasta dar la vida por el otro y el otro el hacer un don "digno" de ser obsequiado porque vive en el Espíritu.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor Silviamaria » Mar Dic 03, 2013 4:47 pm

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: "bienaventurados los limpios de Corazón"...y todo lo visto en esta segunda parte?

Se establece una relación constante porque al hombre ser espíritu y carne continuamente está actuando conforme lo dicta su corazón y su conciencia a través de sus acciones para bien o para mal. El Sermón de la Montaña y las Bienaventuranzas están íntimamente relacionados con los limpios de corazón o sea los hombres y mujeres que tienen la fortaleza de mantenerse puros, controlando sus impulsos y llevando una vida metódica conforme a los valores y la ética.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor maguie » Mar Dic 03, 2013 7:28 pm

La relación que se establece entre la bienventuranza ''Bienaventurados los limpios de corazón' y el contenido de la segunda parte del curso es evidente: Al anunciar la profundidad del precepto, el Señor está abriendo la enseñanza a la pureza interior del hombre, a la limpieza del corazón -donde Cristo puede ver-. Por un lado puntualiza cómo se peca con el corazón y por otro lado amplía la enseñanza diciendo qué es lo que ensucia al hombre -lo que viene de dentro- por lo tanto queda muy claro cuando enuncia la bienaventuranza, pues entonces el limpio de corazón, el que verá a Dios, es aquél que tiene el control de su cuerpo y de su corazón.
Desde luego el concepto es tan amplio que no solo se limita a la esfera sexual del hombre, sino a toda la persona.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor Maria 2 » Mié Dic 04, 2013 11:38 am

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: "bienaventurados los limpios de Corazón"...y todo lo visto en esta segunda parte?

Cuando Cristo, explicando el significado justo del mandamiento: «No adulterarás», hizo una llamada al hombre interior, especificó, al mismo tiempo, la dimensión fundamental de la pureza, con la que están marcadas las relaciones recíprocas entre el hombre y la mujer en el matrimonio y fuera del matrimonio. Las palabras: «Pero yo Os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón» (Mt 5, 28) expresan lo que contrasta con la pureza. A la vez, estas palabras exigen la pureza que en el sermón de la montaña esta comprendida en el enunciado de las bienaventuranzas: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5, 8). De este modo Cristo dirige al corazón humano una llamada: lo invita, no lo acusa, como ya hemos aclarado anteriormente.

Cristo ve en el corazón, en lo íntimo del hombre, la fuente de la pureza -pero también de la impureza moral- en el significado fundamental y más genérico de la palabra. Esto lo confirma, por ejemplo, la respuesta dada a los fariseos, escandalizados por el hecho de que sus discípulos «traspasan la tradición de los ancianos, pues no se lavan las manos cuando comen» (Mt 15, 2).

Jesús dijo entonces a los presentes: «No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; pero lo que sale de la boca, eso es lo que le hace impuro» (Mt 15, 11). En cambio, a sus discípulos, contestando a la pregunta de Pedro, explicó así estas palabras: «...lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre. Porque del corazón provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias; pero comer sin lavarse las manos, eso no hace impuro al hombre» (cf. Mt 15, 18-20; también Mc 7, 20-23).

Cuando decimos «pureza», «puro», en el significado primero de estos términos, indicamos lo que contrasta con lo sucio. «Ensuciar» significa «hacer inmundo», «manchar». Esto se refiere a los diversos ámbitos del mundo físico. Por ejemplo se habla de una «calle sucia», de una «habitación sucia», se habla también del «aire contaminado». Y así también el hombre puede ser «inmundo», cuando su cuerpo no está limpio. Para quitar la suciedad del cuerpo, es necesario lavarlo.

Con relación a dicha tradición jurídico-religiosa de la Antigua Alianza se formó un modo erróneo de entender la pureza moral (1). Se la entendía frecuentemente de modo exclusivamente exterior y «material». Al hablar de la pureza en sentido moral, es decir, de la virtud de la pureza, nos servimos de una analogía, según la cual el mal moral se compara precisamente con la inmundicia. Cristo la vuelve a tomar y la confirma en toda su extensión: «Lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre». Aquí Cristo habla de todo mal moral, de todo pecado, esto es, de transgresiones de los diversos mandamientos, y enumera «dos malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias», sin limitarse a un específico genero de pecado». De ahí se deriva que el concepto de «pureza» y de «impureza» en sentido moral es ante todo un concepto general, no específico: por lo que todo bien moral es manifestación de pureza, y todo mal moral es manifestación de impureza.

Los Profetas exigían un comportamiento conforme a la voluntad de Dios, lo que supone la conversión del corazón, la obediencia interior y la rectitud total ante él (cf., por ejemplo, Is 1, 10-20; Jer 4, 14; 24, 7; Ez 36, 25 ss.).

COMENTARIO: Nos ha tocado vivir en un mundo que gira a un ritmo frenético (no más ni menos que en otros tiempos, porque cada uno tiene lo suyo) que hasta perdemos el aliento en el tener que dar cuenta de todas las cosas que hacemos en nuestra existencia. Y con tantas cosas por hacer corremos el gran riesgo de perdernos de nosotros mismos y perder de vista para lo que Dios verdaderamente nos ha creado.

Vivir se vuelve la tarea más linda y desafiante de todas, vivir de verdad y tener una vida con pureza de corazón; y hasta hablar de esto se vuelve algo medio “anticuado” algo medio “edad media”. Pero considero que no lo es porque pureza quiere decir vivir con calidad, con limpieza al enfrentar y vencer los deseos que surgen como un volcán en erupción; pureza de corazón es tener un comportamiento conforme a la voluntad de Dios, lo que supone la conversión del corazón, la obediencia interior y la rectitud total ante Él.

La relación que hay entre la bienaventuranza ''Bienaventurados los limpios de corazón' y la segunda parte del curso es: Jesucristo abre la enseñanza a la limpieza del corazón. Por un lado nos dice cómo se peca con el corazón y por otro dice qué es lo que ensucia al hombre –que es todo lo que viene de dentro- por lo que queda bien claro que el que verá a Dios, es el que tiene el control de su corazón y de su cuerpo.

Un abrazo y hasta pronto.-
Maria 2
 
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor mariaines » Mié Dic 04, 2013 2:06 pm

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: "bienaventurados los limpios de Corazón"...y todo lo visto en esta segunda parte?
Cuando Cristo, explicando el significado del mandamiento: «No adulterarás», hizo una llamada al hombre interior, especificó, al mismo tiempo, la dimensión fundamental de la pureza, con la que están marcadas las relaciones recíprocas entre el hombre y la mujer en el matrimonio y fuera del matrimonio. Las palabras: «Pero yo Os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón» (Mt 5, 28) expresan lo que contrasta con la pureza. A la vez, estas palabras exigen la pureza que en el sermón de la montaña esta comprendida en el enunciado de las bienaventuranzas: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5, 8). De este modo Cristo dirige al corazón humano una llamada: lo invita, no lo acusa, como ya hemos aclarado anteriormente.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor Rutilo De Los Santos » Mié Dic 04, 2013 6:49 pm

Pregunta.- ¿Qué relación se establece con la bienaventuranza" bienaventurados los limpios de corazón" y todo lo visto en esta segunda parte?
R= Cristo nos hace saber la diferencia entre el concepto de la pureza en el antiguo testamento y el sentido ético y moral de " la pureza de corazón" como el lo predicaba.Cristo se dirige al interior del ser humano de donde proceden " la pureza" y " la impureza", porque del corazón provienen los malos pensamientos, los homicidios,los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias,en cambio en la antigua alianza tenían que lavarse las manos antes de comer o después de tener relaciones sexuales ya que estas cosas externas hacían " impura " a la persona, lo veían como algo higiénico,legal,religioso y ritual, o sea era una una pureza externa y debido a esta tradición jurídico- religiosa,se formó un modo erróneo de entender " la pureza moral", aquí Cristo nos dice que ninguna suciedad material hace impuro al hombre en sentido moral.De aquí se deriva que el concepto de " pureza" y de " impureza" en sentido moral es ante todo un concepto general, no específico : por lo que todo bien moral es manifestación de pureza y todo mal moral es manifestación de " impureza". San Pablo nos dice que los que viven según el espíritu,y no según la carne sienten las cosas espirituales,Cristo nos enseña en el sermón de la montaña que los limpios de corazón son precisamente los que tienen una vida " según el espíritu"
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor NELSON » Vie Dic 06, 2013 2:54 pm

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: "bienaventurados los limpios de Corazón"...y todo lo visto en esta segunda parte?
La pureza -la pureza de corazón, de la que habló Cristo en el sermón de la montaña- se realiza precisamente en la «vida según el Espíritu». Junto a un sistema complejo de prescripciones referentes a la pureza ritual, basándose en el cual se desarrolló la casuística legal, existía, sin embargo, en el Antiguo Testamento el concepto de una pureza moral, que se había transmitido por dos corrientes.
Los Profetas exigían un comportamiento conforme a la voluntad de Dios, lo que supone la conversión del corazón, la obediencia interior y la rectitud total ante él (cf., por ejemplo, Is 1, 10-20; Jer 4, 14; 24, 7; Ez 36, 25 ss.). Una actitud semejante requiere también el Salmista: «¿Quién puede subir al monte del Señor?... El hombre de manos inocentes y puro corazón... recibirá la bendición del Señor» (Sal 24 [23] 3-5).
Según la tradición sacerdotal, el hombre que es consciente de su profundo estado pecaminoso, al no ser capaz de realizar la purificación con las propias fuerzas, suplica a Dios para que realice esa transformación del corazón, que solo puede ser obra de un acto suyo creador: «Oh Dios, crea en mí un corazón puro... Lávame: quedaré más blanco que la nieve... Un corazón quebrantado y humillado, Tu no lo desprecias» (Sal 51 [50] 12, 9, 19).
Ambas corrientes del Antiguo Testamento se encuentran en la bienaventuranza de los «limpios de corazón» (Mt 5, 8), aun cuando su formulación verbal parece estar cercana al Salmo 24.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor virginia castro » Vie Dic 06, 2013 5:52 pm

Virginia castro # 50

Que relacion se establece con las bienaventuranza:
"bienaventurados los limpios de Corazon".... y todo lo visto en esta segunda parte?

En Mateo 5, 28 " Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseandola, ya dultero con ell en su Corazon" y la Bienaventuranza nos enuncia algo en otro sentido pero en el fondo es buscando la pureza del Corazon en el ser humano: " Bienaventurados los limpios de Corazon, porque ellos veran a Dios" Mt 5,8. Aqui Cristo le hace una invitacion al ser humano, no lo acusa, pues Cristo siempre ve en el fondo del Corazon del ser humano la fuente de pureza, pero tambien de la impureza moral, como lo hace con las fariseos que creian que eran puros por lavarse las manos antes de comer; en Mt 15,11 " no es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre, pero lo que sale de la boca eso es lo que hace impuro. Tambien ver Mc 7, 20-23.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor Jeanette Palacios » Mar Dic 10, 2013 11:20 pm

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: “bienaventurados los limpios de Corazón”…y todo lo visto en esta segunda parte?
La Relacion que establece Jesus con la bienaventuranzas;
"Bien Aventurados los limpios de corazon porque ellos veran a Dios"
Es La llamada al corazon del hombre porque el ve en lo intimo del hombre, la fuente de la pureza con la que Dios nos creo desde el principio.
Pero tambien aqui el mira la fuente de la impureza moral la pecaminosa al hombre de concuspiscencia.
Mt 15:11 Advierte que no es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre. sino lo que sale de la boca eso es lo que lo hace impuro, porque procece del corazon. Del corazon provienen los malos pensamientos, el adulterio y la fornicacion.
La pureza de corazon de la que habla Cristo se realiza presisamente en la vida segun el espiritu y no del hombre segun la concuspiscencia de la carne
Jeanette Palacios
 
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor b. gabriel reyes reyes » Jue Dic 12, 2013 6:13 pm

[b]¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: "bienaventurados los limpios de Corazón"...y todo lo visto en esta segunda parte?[/b]
[i]Tanto la bienaventuranza "Bienaventurados los limpios de Corazón…”, como la explicación que Cristo hace del mandamiento “No adulterarás”, especifican la dimensión fundamental de la pureza moral o el mal moral: nacen en el corazón y penetran en las acciones del hombre.
Ambos textos nos enseñan que la pureza moral no debe interpretarse de modo exclusivamente exterior y “material”. Ninguna ablución, ni siquiera ritual, es idónea de por sí para producir la pureza moral. El interior del hombre que, con la fuerza de la redención discierne y domina sus impulsos, es la fuente exclusiva de la pureza moral. Esta virtud, en consecuencia, no se restringe a un específico género de pecado: todo bien moral es manifestación de pureza, y todo mal moral es manifestación de impureza. Solamente los eventuales contextos permitirán delimitar y precisar este significado.[/i]
b. gabriel reyes reyes
 
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor jcuengar » Jue Dic 12, 2013 9:34 pm

Entiendo esta bienaventuranza como la institución nueva del camino cristico hacia el Padre. La transparencia total, como el diamente que no tiene impurezas. El corazón humano que no tiene mancha, es porque ha sido limpiado por Cristo y su sangre. Ha atraído hacia sí todos los pecados del mundo que mancharon el corazón que Dios nos dio. El que limpia su corazón dél pecado gana la bienaventuranza. Se vuelve libre. Cándido y translucido. Cristo en la montaña no esta hablando del hombre anterior sino del hombre nuevo. Todas las bienaventuranzas son caminos sacramentados por Cristo que guían hacia la perfección que es hacer la voluntad del Padre, ser hijo obediente y ya no siervo. Sin nada que ocultar. Sin vergüenza. Libre. Puro.
El espíritu que se expresa corporalmente en el hombre recupera la vista que perdió por el pecado y ahora ve al otro, a su principal otro que es su cónyuge como espíritu puro y no como objeto. Así su expresión sexual es también espiritual, es donación total hasta dar la vida y la forma de ver a los otros es también diáfana y con espíritu de donación y servicio.
jcuengar
 
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor patricio » Vie Dic 13, 2013 7:25 pm

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: “bienaventurados los limpios de Corazón”…y todo lo visto en esta segunda parte?
La pureza de corazón a la que nos convoca esta Bienaventuranza, es a que nuestra vida cristiana no puede conformarse con un mero ritualismo o moralismo, lleno de exigencias externas pero incapaz de dar sentido a nuestra vida. La pureza que debemos vivir es la de la recta intención en todo lo que hacemos, decimos, pensamos. Es el corazón, con todas sus intenciones, deseos, ilusiones y juicios, lo que debemos mirar y limpiar de egoísmo, soberbia, vanidad, autosuficiencia, envidia y así de un corazón limpio y recto, nacerán obras de servicio y de amor que manifestarán nuestro interior (Mt 7, 16-20). El limpio de corazón es aquel que no tiene doblez, que es sincero, que es capaz de mirar a los ojos, porque a pesar de sus pecados, busca el bien, no solo personal, sino también el del prójimo, en lo que hace y dice.

En el análisis sobre la pureza centrado en nuestras presentes reflexiones es un complemento indispensable de las palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña.
Cristo ve en el corazón, en lo íntimo del hombre, la fuente de la pureza pero también de la impureza moral en el significado fundamental y más genérico de la palabra. Esto lo confirma, por ejemplo, la respuesta dada a los fariseos, escandalizados por el hecho de que sus discípulos «traspasan la tradición de los ancianos, pues no se lavan las manos cuando comen».
Jesús hace el siguiente comentario: «No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; pero lo que sale de la boca, eso es lo que le hace impuro» (Mt 15, 11).
Respondiendo a Pedro dice: lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre. Porque del corazón provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias; pero comer sin lavarse las manos, eso no hace impuro al hombre.
En la tradición jurídico-religiosa de la Antigua Alianza se formó un modo erróneo de entender la pureza moral. Se la entendía frecuentemente de modo exclusivamente exterior y «material». Cristo se opone a ella de modo radical, nada hace al hombre inmundo desde el exterior, ninguna suciedad material hace impuro al hombre en sentido moral, o sea, interior. Ninguna ablución, ni siquiera ritual, es idónea de por sí para producir la pureza moral. Esta tiene su fuente exclusiva en el interior del hombre: proviene del corazón.
Cristo se cuidó bien de no vincular la pureza en sentido moral (ético) con la fisiología y con los relativos procesos orgánicos. A la luz de las palabras de Mateo 15, 18-20, antes citadas ninguno de los aspectos de la inmundicia sexual, en el sentido estrictamente somático, bio-fisiológico, entra de por sí en la definición de la pureza o de la impureza en sentido moral (ético).
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor garu » Dom Dic 15, 2013 6:06 pm

En esta segunda parte hemos estudiado la relación del hombre, mujer y varón, su unión conyugal primeramente bajo las condiciones antes del pecado original y, luego, una vez marcados por el pecado. En este segundo escenario, vemos como el hombre de naturaleza caída, se ve sometido a las tentaciones de la concupiscencia y que no sólo se manifiesta en sus acciones sino en su pensamiento, en su corazón. Jesús en el Sermón de la montaña, para dejar claro el punto relativo a la rectitud de intención y a la pureza, afirma que...aquel que mira a la mujer deseándola ya ha cometido adulterio en su corazón…Vemos entonces, lo importante de ese yo interior, al que Jesús apela no como recriminándolo sino mas bien como llamándolo a la lucha por lograr ese corazón puro, esa conciencia limpia, sin malas intenciones ni pensamientos, al punto de llamar “bienaventurados los limpios de Corazón”…con la promesa de que ellos verán a Dios.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor Mary Jo » Dom Dic 15, 2013 8:11 pm

¿Qué relación se establece con la bienaventuranza: "bienaventurados los limpios de Corazón"...y todo lo visto en esta segunda parte?
Cristo en Mt. 5, 28 quiso hacer un llamado al corazón humano, para que sus relaciones estén marcadas por la pureza. La exigencia de ésta, se encuentra comprendida y justificada en el enunciado de las bienaventuranzas: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5, 8).
Sin embargo, es importante aclarar que Cristo no restringió la pureza sólo a la parte moral; al contrario, ésta debe estar presente en todas la relaciones humanas. Por eso, se puede entender que la bienaventuranza del sermón de la montaña, dirigida a los hombres «limpios de corazón», es tanto en sentido genérico, como en el más específico.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor RoxanaGomez25 » Lun Dic 16, 2013 2:22 pm

La relación que se establece con la bienaventuranza: de la bienaventuranza de los limpios de corazón y lo visto con el tema: Es porque Cristo hace un llamado al corazón humano, ahí donde se encentra la contraposición de corazón entre lo que viene de Dios Padre y lo que viene del mundo, ahí donde Cristo ve en el corazón la fuente de la pureza, pero también la impureza moral. El mal moral es comparado con la inmundicia, todo bien moral es manifestación de pureza de corazón. Se contraponen lo que viene de la carne y lo que viene del Espíritu (Santo), Cristo hace el llamado ha llevar una vida según el Espíritu. Así todas las relaciones recíprocas deben llevar esta dimensión fundamental de la pureza para llevar una vida conforme al Espíritu. Es una conversión del corazón, obediencia interior y rectitud de ser y actuar, en la vida y en las relaciones con pureza de corazón, esta pureza de corazón permitirá a vivir en la analogía de la limpieza para que viva DIos en nosotros.
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Re: 50. Significado antiguo y nuevo de «la pureza»

Notapor Dolovalencia » Mié Ene 01, 2014 11:52 pm

Cristo hace una llamada al corazón humano lo invita no lo acusa. Cristo ve en el corazón en lo íntimo del hombre.
Pureza moral tiene su fuente exclusiva en el interior del hombre; proviene del corazón. Lo que sale de la boca procede del corazón y eso hace impuro al hombre; por lo que todo bien moral es manifestación de pureza y todo mal moral es manifestación de impureza. La vida según "la carne" esta en oposición a la vida "según el espíritu" los que son según la carne sienten las cosas carnales y los que son según el Espíritu sienten las cosas espirituales. La pureza de corazón se realiza en la vida según el Espíritu.
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