43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano, también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta segunda parte se toca el adulterio, la concupiscencia, la donación mutua del hombre y a mujer en el matrimonio, la dignidad del cuerpo y del sexo, lo «ético» y lo «erótico» en el amor humano y el respeto al cuerpo.

Fechas:
Este curso consta 40 sesiones que se impartirán todos los martes y sábados a partir del 27 de agosto de 2013 , la última será el 3 enero de 2014

Moderadores: pilar calva, Catholic.net, Margarita Gonzalez, Moderadores Animadores

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Monica Guzman » Lun Nov 11, 2013 6:43 am

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.

Porque cuando la usa para sólo satisfacción de su instinto sexual y la convierte en objeto de placer, aunque sea su esposa, está cometiendo adulterio en su corazón.

¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?

Como la reducción a la perenne llamada a la comunión de las personas.

¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
En el Antiguo Testamento el adulterio era el acto realizado con el cuerpo, físicamente y la plenitud a la que llama Cristo es a la donación total de un hombre y una mujer en la que los dos serán una sola carne y donde no habrá indisolubilidad.

Saludos y gracias!

Mónica Guzmán Díaz
Monica Guzman
 
Mensajes: 62
Registrado: Mié Ene 16, 2013 4:55 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor patricio » Lun Nov 11, 2013 10:54 am

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.
La concupiscencia que, como acto interior, cambia la intencionalidad misma del existir de la mujer “para” el hombre, reduciendo la riqueza de la perenne llamada a la comunión de las personas, la riqueza del profundo atractivo de la masculinidad y de la feminidad, a la mera satisfacción de la “necesidad” sexual del cuerpo (a la que parece unirse más de cerca el concepto de “instinto”). Una reducción tal hace, sí, que la persona (en este caso, la mujer) se convierta para la otra persona (para el hombre) sobre todo en objeto de la satisfacción potencial de la propia “necesidad” sexual. Así se deforma ese recíproco “para”, que pierde su carácter de comunión de las personas en favor de la función utilitaria. El hombre que “mira” de este modo, como escribe Mt 5, 27-28, “se sirve” de la mujer, de su feminidad, para saciar el propio “instinto”. Aunque no lo haga con un acto exterior, ya en su interior ha asumido esta actitud, decidiendo así interiormente respecto a una determinada mujer. En esto precisamente consiste el adulterio “cometido en el corazón”. Este adulterio “en el corazón” puede cometerlo también el hombre con relación a su propia mujer, si la trata solamente como objeto de satisfacción del instinto.
¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?
El adulterio cometido “en el corazón no se circunscribe a los límites de la relación interpersonal, que permiten individuar el adulterio cometido “en el cuerpo”. No son estos límites los que deciden exclusiva y esencialmente el adulterio cometido “en el corazón”, sino la naturaleza misma de la concupiscencia, expresada en este caso a través de la mirada, esto es, por el hecho de que el hombre del que, a modo de ejemplo, habla Cristo “mira para desear”. El adulterio “en el corazón” se comete no solo porque el hombre “mira” de ese modo a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la mujer que es su esposa, cometería el mismo adulterio “en el corazón”.
¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
La legislación del adulterio en Antiguo Testamento, aun cuando abundaba en castigos marcados por la severidad, sin embargo, no contribuía "a dar cumplimiento a la ley", porque su casuística estaba contramarcada por múltiples compromisos con la concupiscencia de la carne. En cambio, Cristo enseña que el mandamiento se cumple a través de la "pureza de corazón", de la cual no participa el hombre sino a precio de firmeza en relación con todo lo que tiene su origen en la concupiscencia de la carne. Adquiere la "pureza de corazón" quien sabe elegir coherentemente a su "corazón": a su "corazón" y a su "cuerpo".
patricio
 
Mensajes: 255
Registrado: Jue Ene 19, 2012 9:39 am

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor matrapaga » Lun Nov 11, 2013 4:11 pm

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.
¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?

Lo describe como la inteción con que el hombre (esposo) ve a su mujer ( esposa) o visceversa, ya que la inteción puede ser solo para satisfacer la necesidad sexual y en ese caso aunque sea su esposa está cometiendo adulterio en su corazón.

¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
El adulterio aunque era marcado en la ley y se castigaba con castigos severos, no daba cumplimiento a la ley, sin embargo cuando Cristo menciona la ley, lo hace para que se le dé cumplimiento en toda la extención de la palabra, y para rescatar la dignidad de la persona humana, (hombre y mujer) que estan llamados a ser los dos una sola carne, (indisolubilidad del matrimonio) como Dios lo quizo desde el principio.
matrapaga
 
Mensajes: 59
Registrado: Lun Jun 03, 2013 1:25 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Hugo Roberto Rosas » Lun Nov 11, 2013 6:12 pm

¿Qué quiere decir el texto cuando expresa que las exigencias de Cristo en el sermón del Monte se basan en una afirmación y no en una negación?
El pensamiento la distracción y el saber que a perdido el amor,y temes relaciones eso es el adulterio.
El hombre o la mujer se unen por Amor ante Dios para Siempre para que se cambia? falta algo...
¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
En la antigüedad los hombres castigaban apedreando. pero llega el caso de la mujer y da un cambio no para que se incumpla
la ley si no para que las personas cambien según la ley.
por este motivo hay que pensar muy bien con quien se une en matrimonio por que es indisoluble. Ante Dios.
Hugo Roberto Rosas
 
Mensajes: 37
Registrado: Mié Jun 12, 2013 11:50 am

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor cabacort » Mar Nov 12, 2013 12:54 am

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.
Porque al alejarse del amor esponsalicio, el hombre puede ver a su esposa como objeto de deseo, la puede utilizar para la satisfacción de sus instintos y está pecando en contra de él, de su esposa y de Dios mismo, quien dice que el amor matrimonial debe de revestirse de buenos sentimientos y acciones que han de salir de un corazón limpio.
¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?
El adulterio del corazón se da cuando el hombre "mira para desear", cuando mira a la mujer como el objeto de deseo que le ha de permitir satisfacer su instinto; que aunque no lleguen a realizarse físicamente esos deseos, por el hecho de imaginar y recrear en su corazón dicha satisfacción, ya está ofendiendo la dignidad de esa mujer
¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
En el Antiguo Testamento se enmarcaba el adulterio como la ofensa hacia la mujer ajena; Jesús viene a definir el "adulterio del corazón" como la "concupiscencia de la mirada", donde este pecado deja de ser sólo en el plano físico, sino que es una ofensa en el corazón y que puede ofender no sólo a la mujer del prójimo, sino también su cúnyuge. Al señalar esto como una Ley a la que le dará cumplimiento, Jesús la ve como la esencia de la indisolubilidad del matrimonio, en donde se nos regresa la dignidad humana, en tanto que lejos del adulterio del corazón, el matrimonio se ha de convertir en un vínculo sagrado, alejado de toda ofensa, de todo lo que lo altere y lo dañe.
cabacort
 
Mensajes: 175
Registrado: Vie Jun 14, 2013 5:02 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor maguie » Mar Nov 12, 2013 1:47 pm

El Papa Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa, porque si la mira como objeto, sin buscar la comunión de las personas en el acto conyugal, la unión de los cuerpos se convierte en un fin no en un medio de unión así que ha ofendido a Dios y a su esposa. A Dios porque está haciendo del acto conyugal un fin, contrario a lo que Él ha dispuesto y está tratando a una de sus hijas como a un objeto y a su esposa porque se está sirviendo de ella para satisfacer sus instintos en lugar de servirla a ella y buscar la comunión con ella.

El Papa describe el adulterio del corazón como la mirada que dirige un hombre a una mujer para satisfacer su instinto, sirviéndose de su femineidad.

La diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón de la Montaña es que en AT el hombre podía tener relaciones carnales con varias mujeres, y servirse de ellas a pesar de lo estipulado en la ley. Por varias razones 'prácticas' se fueron ampliando los límites y solo era considerado adulterio el tener relaciones carnales con una mujer que perteneciera a otro hombre. La plenitud a la que llama Cristo es que el hombre se de cuenta del plan de la Creación, que se basa en el encuentro de los esposos, único, exclusivo y definitivo para lograr la unión de las personas, que es lo que a las personas satisfará ya que se le da a la unión carnal el lugar que le pertenece, es decir un medio de unión para expresar el amor pero que es complementario a muchas otras manifestaciones de amor que se deben los cónyuges. Al lograr esto harán realidad el ser 'la imagen y semejanza de Dios' en la tierra, que es lo que lo hará mas plenos.
maguie
 
Mensajes: 169
Registrado: Lun Abr 16, 2012 12:05 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Titica » Vie Nov 15, 2013 4:37 pm

El Papa dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa por la naturaleza misma de la concupiscencia
expresada en el caso de la "mirada" del que habla Cristo "mirar para desear".
El adulterio "en el corazon" se comete no solo porque el hombre "mira" de ese modo a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira asi a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la mujer que es su esposa, cometeria el mismo adulterio "en el corazon". Es la concupiscencia de la carne como acto interior. No se puede reducir la union como acto reciproco de la comunion de las personas a un acto de "instinto" para saciar el propio instinto solamente porque el hombre que "mira" deste modo a la mujer, "se sirve" de la mujer, de su feminidad. Aunque no lo haga como un acto exterior, ya en su interior ha asumido esa actitud.
En al Antiguo testament, abundaba en castigos marcados por la severidad, asi no contribuia "a dar cumplimiento a la ley" contramarcada por multiples compromisos con la concupiscencia de la carne.
En cambio Cristo enseña que el madamiento se cumple a traves de la "pureza de corazon" de la cual no participa el hombre sino a pecio de firmeza en relacion con todo lo que tiene su origen en la concupiscencia de la carne. Adquiere la "pureza del corazon" quien sabe elegir coherentemente a su "corazon": a su "corazon" y a su "cuerpo".
El mandamiento no adulteras encuentgra su justa motivacion en la indisolubilidad del matrimonio en el que el hombre y la mujer, en virtud del orginario designio del Creador, se unen de modo que "los dos se convierten en una sola carne".
Titica
 
Mensajes: 123
Registrado: Lun Ene 02, 2012 1:54 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor b. gabriel reyes reyes » Dom Nov 17, 2013 10:32 pm

[b]Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.[/b]
[i]El adulterio "en el corazón" se comete no solo porque el hombre "mira para desear" a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer; incluso si la mujer a la que mira de este modo es su esposa. En efecto, si la trata solamente como objeto de satisfacción de su instinto cambia la intencionalidad misma del existir de la mujer "para" el hombre, reduce la riqueza de la perenne llamada a la comunión de las personas -comunión cimentada en la dignidad personal y en la libertad de donación-, reduce la riqueza del profundo atractivo de la masculinidad y de la feminidad, a la mera satisfacción de la "necesidad" sexual del cuerpo.[/i]

[b]¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?[/b]
[i] El adulterio del corazón es una actitud interior que cambia la intencionalidad del existir “para” del hombre, varón y mujer, y reduce la riqueza del llamado a la comunión de las personas y la riqueza del profundo atractivo de la masculinidad y feminidad a la mera satisfacción de la “necesidad” sexual del cuerpo.[/i]

[b]¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?[/b]
[i]El adulterio en la legislación del Antiguo Testamento se refiere sólo al acto exterior que atenta contra la propiedad de la mujer; mientras que el adulterio en la plenitud, a la que llama Cristo, pertenece al espacio interior en que el ser humano se aparte de la dignidad personal del hombre y la mujer, así como del originario designio del Creador.[/i]
b. gabriel reyes reyes
 
Mensajes: 149
Registrado: Mié Jul 22, 2009 9:35 am

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor MA SOCORRO A REYES L » Vie Nov 22, 2013 6:55 pm

El adulterio del corazón es una actitud interior que cambia la intencionalidad del existir del hombre "para" varón y mujer. El mandamiento no adulterarás encuentra su justa motivación en la indisolubilidad del matrimonio, en el que el hombre reduce la riqueza del llamado a la comunión de las personas y la riqueza del profundo atractivo de la masculinidad y feminidad a la mera satisfacción de la necesidad sexual del cuerpo. El adulterio en el corazón se comete no solo porque el hombre mira para desear a la mujer que es su esposa, sino porque mira a otra mujer y también si a la mujer a la que mira de este modo es su esposa. Cristo no solo confirma este significado esencial ético del mandamiento, sino que tiende a consolidarlo en la misma profundidad de la persona humana. La nueva dimensión del ethos está unida siempre con la revelación de esa profundidad, que se llama corazón y con su liberación de la concupiscencia. La exigencia, que en el sermón de la montaña propone Cristo a todos sus oyentes actuales y potenciales, pertenece al espacio interior en que el hombre debe descubrir de nuevo la plenitud perdida de su humanidad y quererla recuperar en el misterio de la redención del cuerpo como dirá San Pablo. Esa plenitud en la relación recíproca de las personas: del hombre y de la mujer. La vida humana, por su naturaleza, es coeducativa, y su dignidad, su equilibrio dependen, en cada momento de la historia y en cada punto de longitud y latitud geográfica, de quién será ella para el, y él para ella.
MA SOCORRO A REYES L
 
Mensajes: 299
Registrado: Mié Abr 20, 2011 11:29 am

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Dolovalencia » Mié Nov 27, 2013 4:37 pm

~La valoración moral de la concupiscencia (del mirar para desear) a la que Cristo llama adulterio cometido con el corazón depende de la dignidad personal del hombre y la mujer.
El adulterio en el corazón se comete no sólo porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la mujer que es su esposa cometería el mismo adulterio "en el corazón".
La concupiscencia cambia la intencionalidad del existir de la mujer para el hombre . Reduciendo la comunión de las personas a la satisfacción de la necesidad sexual del cuerpo. En esto consiste el adulterio "cometido en el corazón". Este adulterio del corazón puede cometerlo tambien el hombre con su propia mujer si la trata solamente como objeto de satisfacción del instinto. El mandamientos "no adulterarás" se cumple mediante la pureza de corazón.
En el Antiguó Testamento abundan castigos marcados por la severidad, en cambio Cristo enseña que el mandamiento se cumple a través de la pureza de corazón. Adquiere la pureza de corazón quien sabe elegir coherentemente su corazón; a su corazón y a su cuerpo.
La exigencia que propone Cristo en el Sermón de la Montaña pertenece a el que escucha; debe descubrir de nuevo la plenitud perdida de su humanidad y quererla recuperar. Pensando sobre todo en la indisolubilidad del matrimonio pero también en otra forma de convivencia de los hombres y las mujeres que constituye la pura y sencilla trama de la existencia.
Dolovalencia
 
Mensajes: 100
Registrado: Mié Jun 05, 2013 2:52 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Carlos64 » Jue Nov 28, 2013 1:41 am

Pregunta: "Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa."

En mi respuesta a la pregunta anterior (tema 42) respondí a esta pregunta. Por ello me permito citar parte de lo que expuse en tal ocasión:

"Ahora bien, desde la perspectiva de la ética de Cristo se puede cometer adulterio aún cuando la persona a la que se mira con deseo sea la propio cónyuge. Puede ser paradójico a primera vista, pero esta paradoja se aclara cuando entramos a analizar en qué consiste el deseo con el que miro a mi esposa, cuál es la cualidad o dimensión de ese deseo, qué es lo que tal deseo contiene. Y este análisis nos refiere a la temática de la cosificación, de no reconocer en el otro su subjetividad íntegra (su dignidad, su valor como persona, su imposibilidad de ser reducida a algo menos que eso, su esencia misma como imagen y semejanza divina, como hija de Dios),y de más bien reducirle a la condición de objeto concupiscible, de "cuerpo a poseer para mi satisfacción". Si al mirar a mi esposa la miro así, lascivamente, como a un objeto de placer, y miro en ella únicamente el cuerpo que deseo poseer, perdiendo de vista quién es ella realmente ante mí y ante Dios, y al mismo tiempo hago del acto de unión con ella no una expresión de comunión en el amor y para el amor, sino un acto de posesión cuyo único fin es la satisfacción de mi sexualidad masculina, entonces, si todo eso es así, estoy cometiendo adulterio con mi propia esposa porque estoy adulterando con ella desde mi corazón.

Lo que puede liberarme de tal adulterio, el más sutil y quizás el más peligroso por cuanto se refiere a la misma mujer que está unida a mí en matrimonio, es la pureza del corazón que se transfiere en la pureza de la mirada. No quiero esto decir que no pueda sentirme atraído a mi esposa en toda su feminidad, pues tal atracción es buena a los ojos de Dios. Incluso puedo sentirme atraído a su cuerpo en todo lo que éste tiene de femenino, complementario del mío en una dinámica de reciprocidad tangible. Lo que quiere decir es que mi atracción hacia mi esposa nunca ha de perder de vista el amor que debe unirnos según el designio divino, un amor que se relaciona con respeto mutuo, valoración plena del otro en su humanidad física, psicológica y espiritual, valoración de nuestro vínculo matrimonial como un camino de comunión y entrega mutua que va mucho más allá de lo carnal pero que lo contiene como un elemento de valor más. Lo que me libera de tal adulterio es, en suma, cultivar en el diario vivir el significado esponsalicio de mi cuerpo y el de mi esposa, diciendo no con mis actos, intenciones y pensamientos a todo aquello que, derivado de la concupiscencia, atenta contra este significado. Y esto conlleva una lucha diaria (dado que soy pecador) y el necesario, esencial auxilio de la gracia de Dios."


Puedo agregar que, desde la perspectiva en la que el Beato Juan Pablo II analiza las palabras de Cristo en Mateo V, 27-28, el adulterio con la propia esposa es una posibilidad real porque los límites del adulterio como pecado interior (en el corazón) no se circunscriben a la cualidad de las relaciones interpersonales entre el varón y la mujer, con la que se relaciona la característica del estado conyugal, sino que se remiten a la naturaleza misma de la concupiscencia en tanto ésta puede alterar (reducir) el sentido de la existencia de la mujer para el hombre. Así, la concupiscencia hace que mire a mi mujer no como persona (en el amplio sentido psicológico y teológico del concepto "persona") sino como objeto de satisfacción que me pertenece y del cual hago uso. Y esta forma de mirar brota de mi interior más profundo que, por influencia de la concupiscencia de la carne, posee una disponibilidad permanente al pecado."

Pregunta: "¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?"

En parte ya he adelantado la respuesta. El adulterio en el corazón, expreso en la impureza de la mirada, se remite a la mujer en sentido genérico. y no sólo a la mujer que "no es mi mujer". Implica, en última instancia, una reducción drástica y empobrecedora de un sentido esencial de la existencia según el designio de Dios. La existencia humana según Dios halla su sentido pleno, su plenitud, en la comunión que se da como resultado del don de sí o don recíproco. Y este sentido está más presente en la relación entre el varón y la mujer: la masculinidad y la feminidad que cada uno de ellos representa son cualidades tendientes por su propia naturaleza a la unión en la comunión, siendo una de las condiciones de esta comunión, de carácter irrenunciable, la valoración mutua de las subjetividades íntegras (en otras palabras, la apreciación vital de la dignidad del otro), de manera que se de un auténtico encuentro entre dos dignidades que se reconocen. El adulterio en el corazón trastoca todo esto al reducir la intencionalidad del hombre hacia la mujer a una cuestión de mera satisfacción sexual, de modo que ahora la mujer ya no es valorada en su subjetividad plena sino cosificada, vista como un cuerpo que deseo y poseo; así, el adulterio en el corazón reduce la riqueza de la comunión y de la atracción mutua entre ambos géneros a una dinámica utilitaria: la mujer es sólo útil en la medida en que hallo en ella satisfacción a mi sexualidad. El sentido de la vida, que es comunión, se ha perdido y se ha suplantado por el sinsentido de la satisfacción egoísta a través del otro.

Pregunta: "¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?"

En el Antiguo Testamento, el adulterio es visto y prohibido como pecado del cuerpo (se comete si un hombre y una mujer que no son esposos se unen carnalmente); sin embargo, al mismo tiempo que se le castiga de forma muy severa (los adúlteros deben morir lapidados según el precepto levítico), se establecen y sancionan legal y socialmente compromisos con la concupiscencia de la carne al permitir las uniones extemporáneas (con una concubina, con una esclava) al matrimonio con el fin de asegurar la descendencia. En todo caso, el punto esencial de comparación con la plenitud del Ethos de Cristo es su definición vetero-testamentaria como un pecado del cuerpo, sin referencias al interior humano.

El Señor Jesús dice que Él ha venido para llevar la Ley a su plenitud, y esta plenitud implica la apelación al corazón humano, al más profundo ser del hombre. Desde la ética de Cristo, por ende, el adulterio es primero que nada un pecado del corazón, cometido por el hombre desde sus intenciones más íntimas, desde su interior dominado por la concupiscencia. Es por ello que Jesús puede hablarnos del adulterio que se comete con la mirada por cuanto previamente se ha cometido con el corazón. Así, Cristo remite la realidad del adulterio a la naturaleza pecadora del hombre interior, y a su vez este hecho refiere a la prehistoria teológica humana, esto es, a la caída en el pecado de la humanidad primigenia que nos es narrada alegóricamente en el Génesis.

Pero Cristo no sólo condena el adulterio y lo refiere a la naturaleza teológica y esencial del ser humano en tanto pecador. Cristo también, y sobretodo, apela al corazón humano desde su perspectiva salvífica. Se trata de que el corazón humano sea liberado de la concupiscencia que le habita y limita, quedando así la persona humana libre para el don de sí que le permita la convivencia en la comunión. Y ubicando esta liberación, y la posterior vivencia comunitaria, en el contexto de la unión entre el hombre y la mujer, de la unidad sacramental entre ambos que Dios quiso desde el principio. En definitiva, el Divino Maestro nos llama a encontrarnos con la pureza de nuestro corazón, a recuperarla (“Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”) y, así, vivir la plenitud en la reciprocidad varón-mujer, ambos completamente dignos, libres (“Yo os daré la verdad, y la verdad os hará libres”), puros de corazón, unidos “ en una sola carne”.
Discípulo de Cristo por amor del Padre y unción del Espíritu. Miembro de la Iglesia por gracia divina. Amar a Jesús es mi mayor alegría.

Dios te salve, María, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra.
Avatar de Usuario
Carlos64
 
Mensajes: 98
Registrado: Mar Sep 17, 2013 6:58 pm
Ubicación: Costa Rica

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Mary Jo » Lun Dic 02, 2013 8:17 pm

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.
El hombre puede cometer adulterio “en el corazón” cuando trata a su esposa solamente como objeto de satisfacción del instinto.

¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?
El hombre se “sirve” de la mujer, de su feminidad, para saciar el propio “instinto”. Aunque no lo haga con un acto exterior, ya en su interior ha asumido esta actitud, decidiendo así interiormente respecto a una determinada mujer. En esto precisamente consiste el adulterio "cometido en el corazón".

¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
En el Antiguo Testamento se veía el adulterio como el acto por el cual un hombre y una mujer se unen, sin ser esposos legales. Sin embargo, se permitía la poligamia.
Cristo en el Sermón del Monte en cambio, habla de la indisolubilidad del matrimonio, querida desde el “principio” por el Creador y profundiza en el entendimiento de la palabra adulterio, el cual no sólo se comete como un acto exterior, sino también interior, donde reside el “corazón” del hombre para que así se pueda cumplir la ley.
Mary Jo
 
Mensajes: 148
Registrado: Dom Jun 02, 2013 2:49 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Alejandra S » Mié Dic 11, 2013 7:31 pm

Juan Pablo II dice que se puede cometer adulterio con la propia esposa porque un marido podría mirar a su propia mujer como una cosa para satisfacer sus necesidades egoístamente.
Parece que la valoración moral de la concupiscencia (del “mirar para desear”) a la que Cristo llama “adulterio cometido en el corazón”, depende, sobre todo, de la misma dignidad personal del hombre y de la mujer; lo que vale tanto para aquellos que no están unidos en matrimonio, como -y quizá más aún- para los que son marido y mujer”.
En el Antiguo Testamento adulterio quería decir un acto realizado en el cuerpo con la mujer de otro; Jesús habla de la pureza del corazón que se expresa con la mirada, es mucho más profundo y comprometido.
Alejandra S
 
Mensajes: 143
Registrado: Mié May 08, 2013 9:08 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor katrinaruiz » Mar Dic 17, 2013 10:55 pm

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa
Puede cometer adulterio con su propia esposa cuando desvirtualiza el significado de la autentica donación de ambos para convertirse en una sola carne y la mira de forma utilitarista, fuente de satisfacción y no a como debe de ser entregarse por entero y de manera autentica a la esposa.

¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?
Lo describe como la perdida de la pureza desde lo mas intimo de nuestro interior, porque desde nuestro corazón la manera en que concebimos a la otra persona y se manifiesta mediante nuestros actos.

¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
En que el adulterio en el Antiguo Testamento se consideraba a quien deseaba una mujer que no era su esposa y en la plenitud a la que llama Cristo en el sermón se aprecia que no solamente es con quien no sea la esposa, sino que ademas solamente se debe tener una esposa y dependerá el de la manera en que la miremos desde nuestro corazón si es de una forma utilitarista o con amor autentico. Tambien se diferencia en que con Cristo se clarifica que adulterio se comete con el acto exterior pero también desde nuestro corazón.
katrinaruiz
 
Mensajes: 52
Registrado: Lun Jun 03, 2013 10:57 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor mari_pily » Sab Dic 28, 2013 11:32 pm

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.
por que cuando el hombre ve a su esposa como objeto sexual y la trata solamente para satisfacer su instinto él ya esta cometiendo adulterio con ella.
¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?
Como la concupiscencia expresada a través de la mirada, por el hecho de que el hombre "mira para desear".El adulterio del corazón se comete no solo porque el hombre "mira" de ese modo , sino precisamente porque mira así a una mujer.
¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
En el A. T. aún cuando abundaban castigos severos, no se daba cumplimiento a la ley por que sus actos de conciencia estaban entremarcados por muchos compromisos con el deseo de la carne.
En cambio , Cristo nos enseña a cumplir a través de la "pureza del corazón" y adquiere esa pureza de corazón quien sabe elegir coherentemente a su corazón y a su cuerpo.
mari_pily
 
Mensajes: 105
Registrado: Dom Jun 09, 2013 4:42 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor BlancaElena » Mar Ene 21, 2014 9:30 pm

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.

Cuando el deseo y la mirada se convierten en instinto y busca solo satisfacer unas necesidades sexuales. Es un ultraje a la dignidad de la esposa.

¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?

La concupiscencia de la mirada, que vale tanto para los que son esposos como para los que no lo son. Además recordando las palabras "Habéis oído que fue dicho. No adulterarás. Pero Yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón " nos lleva a reflexionar este contenido porque no se refiere a la mujer de otro sino a la mujer sin excepción.


¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?

En el Antiguo testamento no se cumplía completamente esta ley de DIOS porque aunque existían castigos y normas, la organización social humana en esté periodo histórico había aceptado la bigamia y poligamia pensando en la descendencia dando una interpretación subjetiva y en este aspecto no consideraba el adulterio y se remitía solo a la concupiscencia de la carne. Cristo llama a la plenitud de " la pureza de corazón ", es la liberación del corazón de la concupiscencia y retomar la comunión de hombre y mujer por amor reciproco en "una sola carne" la monogamia de el "principio". Fortalece el estado esponsalicio indisoluble y la dignidad como personas humanas.
Avatar de Usuario
BlancaElena
 
Mensajes: 1415
Registrado: Mié Ene 18, 2012 8:45 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor mamafeliz » Mar Ene 28, 2014 11:28 am

1. El adulterio "en el corazón" se comete no solo porque el hombre "mira" de ese modo a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de ese modo a la mujer que es su esposa, cometería el mismo adulterio "en el corazón".
2. El adulterio "en el corazón" significa reducir la riqueza de la perenne llamada a la comunión de las personas, la riqueza del profundo atractivo de la masculinidad y de la femninidad, a la mera satisfacción de la "necesidad" sexual del cuerpo. El hombre que "mira" de ese modo, "se sirve" de la mujer, de su feminidad, para saciar el propio "instinto". Y aunque no lo haga con un acto exterior, ya que su interior ha asumido esta actitud.
3. La legislación del Antiguo Testamento, aún cuando abundaba en castigos marcado por la severidad, sin embargo, no contribuía "a dar cumplimiento a la ley".
Cristo ensena que el mandamiento se cumple a través de la "pureza de corazón", de la cual no participa el hombre sino a precio de firmeza en relación con todo lo que tiene su origen en a concupiscencia de la carne
mamafeliz
 
Mensajes: 116
Registrado: Mié Jun 05, 2013 12:33 pm

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor Dairo Camacho » Mié Feb 26, 2014 12:28 pm

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.

El hombre puede cometer adulterio con su propia esposa cuando la mira simplemente con deseo de satisfacer su instinto sexual y la convierte así en un simple objeto para cumplir con esta finalidad.

¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?

Como una reducción de la riqueza de la llamada a la comunión entre las personas y una perdida del atractivo que poseen las masculinidad y la feminidad, ya que sólo se estaría buscando la satisfacción de una necesidad o deseo sexual, en la que la otra persona es sólo un objeto para este fin, a pesar de que no se manifieste en un acto exterior, ya en el interior del hombre se ha asumido esta actitud.

¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
En el Antiguo Testamento existían castigos severos en relación con el adulterio, pero esto no contribuía ni ayudaba a que la ley se cumpliera a plenitud. Sin embargo Jesús enseña que estos mandamientos se pueden cumplir desde la pureza del corazón, en la que el hombre puede participar sólo con firmeza en relación con todo lo que tiene origen en la concupiscencia d ela carne.
Dairo Camacho
 
Mensajes: 76
Registrado: Mar Jun 11, 2013 9:28 am

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor claudia corchado » Mié Abr 09, 2014 5:45 pm

Pregunta:
Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.
El adulterio cometido “en el corazón no se circunscribe a los límites de la relación interpersonal, que permiten individuar el adulterio cometido “en el cuerpo”. No son estos límites los que deciden exclusiva y esencialmente el adulterio cometido “en el corazón”, sino la naturaleza misma de la concupiscencia, expresada en este caso a través de la mirada, esto es, por el hecho de que el hombre “mira para desear”. El adulterio “en el corazón” se comete no solo porque el hombre “mira” de ese modo a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la mujer que es su esposa, cometería el mismo adulterio “en el corazón”.

¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?
La concupiscencia, como acto interior, cambia la intencionalidad misma del existir de la mujer “para” el hombre, reduciendo la riqueza de la perenne llamada a la comunión de las personas, la riqueza del profundo atractivo de la masculinidad y de la feminidad, a la mera satisfacción de la “necesidad” sexual del cuerpo. Una reducción tal hace, sí, que la persona (en este caso, la mujer) se convierta para la otra persona (para el hombre) sobre todo en objeto de la satisfacción potencial de la propia “necesidad” sexual. Así se deforma ese recíproco “para”, que pierde su carácter de comunión de las personas en favor de la función utilitaria. El hombre que “mira” de este modo, como escribe Mt 5, 27-28, “se sirve” de la mujer, de su feminidad, para saciar el propio “instinto”. Aunque no lo haga con un acto exterior, ya en su interior ha asumido esta actitud, decidiendo así interiormente respecto a una determinada mujer. En esto precisamente consiste el adulterio “cometido en el corazón”. Este adulterio “en el corazón” puede cometerlo también el hombre con relación a su propia mujer, si la trata solamente como objeto de satisfacción del instinto.

¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
La legislación del Antiguo Testamento, aun cuando abundaba en castigos marcados por la severidad, sin embargo, no contribuía “a dar cumplimiento a la ley”, porque su casuística estaba contramarcada por múltiples compromisos con la concupiscencia de la carne. En cambio, Cristo enseña que el mandamiento se cumple a través de la “pureza de corazón”, de la cual no participa el hombre sino a precio de firmeza en relación con todo lo que tiene su origen en la concupiscencia de la carne. Adquiere la “pureza de corazón” quien sabe elegir coherentemente a su “corazón”: a su “corazón” y a su “cuerpo”.
El adulterio contrasta, por su esencia, con esta unidad, en el sentido de que esta unidad corresponde a la dignidad de las personas. Cristo no solo confirma este significado esencial ético del mandamiento, sino que tiende a consolidarlo en la misma profundidad de la persona humana. La nueva dimensión del ethos está unida siempre con la revelación de esa profundidad, que se llama “corazón” y con su liberación de la “concupiscencia”, de modo que en ese corazón pueda resplandecer más plenamente el hombre: varón y mujer, en toda la verdad del recíproco “para”. Liberado de la constricción y de la disminución del espíritu que lleva consigo la concupiscencia de la carne, el ser humano: varón y mujer, se encuentra recíprocamente en la libertad del don que es la condición de toda convivencia en la verdad, y, en particular, en la libertad del recíproco donarse, puesto que ambos, marido y mujer, deben formar la unidad sacramental querida por el mismo Creador, como dice el Génesis 2, 24.
La exigencia, que en el sermón de la montaña propone Cristo a todos sus oyentes actuales y potenciales, pertenece al espacio interior en que el hombre debe descubrir de nuevo la plenitud perdida de su humanidad y quererla recuperar. Esa plenitud en la relación recíproca de las personas: del hombre y de la mujer, el Maestro la reivindica en Mt 5, 27-28, pensando sobre todo en la indisolubilidad del matrimonio, pero también en toda otra forma de convivencia de los hombres y de las mujeres, de esa convivencia que constituye la pura y sencilla trama de la existencia.

Saludos a todos.
claudia corchado
 
Mensajes: 150
Registrado: Mié Jul 22, 2009 9:35 am

Re: 43. El adulterio y la concupiscencia de la mirada

Notapor marthika7 » Vie Abr 25, 2014 10:16 am

Explica por qué Juan Pablo II dice que el hombre puede cometer adulterio con su propia esposa.
En las palabras del Evangelio se señala que aquel que comete “adulterio en el corazón”, mediante un acto interior de concupiscencia que se expresa por la mirada, es el hombre. Otro punto a tener en cuenta es que resulta significativo que Cristo, al hablar del objeto de este acto, no acentúa que sea “la mujer del otro”, o una mujer que no sea su esposa, sino que Jesús habla de manera genérica: la mujer.
El Papa afirma que el adulterio cometido “en el corazón” no se limita a las relaciones interpersonal, que individua el adulterio cometido “en el cuerpo”. Los límites que deciden exclusiva y esencialmente el adulterio cometido “en el corazón” es la naturaleza misma de la concupiscencia (mirar para desear), es decir, el adulterio “en el corazón” se comete no solo porque el hombre “mira” de ese modo a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la mujer que es su esposa, cometería el mismo adulterio “en el corazón”. Este adulterio puede cometerlo también el hombre con relación a su propia mujer, si la trata solamente como objeto de satisfacción del instinto.

¿Cómo describe el Papa el adulterio del corazón?
El Papa describe el adulterio del corazón, como deformación del recíproco “para” que debe caracterizar las relaciones hombre y mujer. El adulterio en el corazón en una reducción de la persona (del hombre y de la mujer) convirtiéndola para la otra persona en objeto de la satisfacción potencial de la propia “necesidad” sexual. Se pierde el carácter de comunión de las personas en favor de la función utilitaria. El hombre que mira a la mujer de este modo, “se sirve” de la mujer, de su feminidad, para saciar el propio “instinto”. Aunque no lo haga con un acto exterior, ya en su interior ha asumido esta actitud, decidiendo así en su interior respecto a la mujer.

¿Cuál es la diferencia entre el adulterio en el Antiguo Testamento y la plenitud a la que llama Cristo en el Sermón del Monte?
El adulterio en el Antiguo Testamento se limitaba al acto externo, y en el Sermón del Monte apela a la interioridad, a la pureza del corazón, penetrando en la profundidad de la persona. La exigencia, que en el sermón de la montaña propone Cristo a todos sus oyentes actuales y potenciales, pertenece al espacio interior en que el hombre -precisamente el que le escucha- debe descubrir de nuevo la plenitud perdida de su humanidad y quererla recuperar.
marthika7
 
Mensajes: 179
Registrado: Mié Ene 04, 2012 4:01 pm

Anterior

Volver a Catequesis de Juan Pablo II sobre el amor humano, Parte II La purificación del corazón

¿Quién está conectado?

Usuarios registrados: Bing [Bot], Google [Bot]

Reportar anuncio inapropiado |
Reportar anuncio inapropiado |
cron