Una hermosa Encíclica de Su Santidad Francisco.
Con este "Año de la Fe" se espera revitalizar la tradición cristiana.
La Iglesia confía mucho en los jovenes y espera que sean capaces de trasmitir la belleza del cristianismo. Que sean testigos humildes, valientes y alegres del Evangelio de Jesús. No solamente los jovenes; debemos de trasmitirlo todos, niños, jovenes, adultos, ¿cómo? con nuestra acciones, enseñando, catequizando, evangelizando a nuestras semejantes, con amor, alegría, pensando positivamente, ayudando, dando algo de nosotros para los demás.
No dejemos de lado nuestra profesión de fe: El Credo, día a día proclamemos nuestra fe, comenzando diciendo: "Creo", en la celebración liturgica, vivirla en la practica de los mandamientos y en la oración.
La fe es la respuesta del ser humano a Dios, que se revela y se entrega a ÉL, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida.
La luz es Cristo, la fe es un don de Dios que nos regala en el bautismo y es una virtud teologal.
Para creer el hombre necesita los auxilios del Espiritu Santo.
