Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Mini curso para leer juntos, comentar y comprender la primera encíclica del Papa Francisco "Lumen Fidei”, La Luz de la Fe

Semana del 8 de julio de 2013. Introducción: La Luz de la Fe

Semana del 15 de julio de 2013. Capítulo 1: Hemos creído en el amor

Semana del 22 de julio de 2013. Capítulo 2: Si no creéis, no comprenderéis

Semana del 29 de julio de 2013. Capítulo 3: Transmito lo que he recibido

Semana del 5 de agosto de 2013. Capítulo 4: Dios prepara una ciudad para ellos

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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor

Notapor tralalá » Lun Jul 15, 2013 10:26 am

Muchas gracias Hini.
Por ahora, como en la introducción, he resumido los dos primeros subtiítulos.
LA RUTA QUE LA FE NOS DESCUBRE.

Abraham:
A Abraham, nuestro padre en la fe, DIOS le dirige la Palabra y lo llama por su nombre. En esta etapa DIOS se vincula a personas: El DIOS de Abraham, de Isaac, de Jacob.
Esta Palabra comunica una llamada y una promesa. Invita a salir de la propia tierra y abrirse a una vida nueva. Comienza un éxodo que lleva hacia un futuro inesperado. La fe « ve » en la medida en que camina, en que se adentra en el espacio abierto por la Palabra de Dios. Porque DIOS hace a la vez, una promesa:
“tu descendencia será numerosa, serás padre de un gran pueblo” (cf. Gn 13,16; 15,5; 22,17). Por eso la fe, en cuanto memoria del futuro (de lo prometido que acontecerá), memoria futuri, está ligada con la esperanza.
Se pide a Abraham que se fíe de esta Palabra, lo más seguro e inquebrantable que pueda haber. Que la acoja para construir sobre ella con sólido fundamento.
San Agustín expresa: « El hombre es fiel creyendo a Dios, que promete; Dios es fiel dando lo que promete al hombre ».
Es importante destacar que si bien la Palabra de DIOS lleva consigo novedad y sorpresa, no es en absoluto ajena a la propia experiencia del patriarca. La llamada profunda que le dirige a Abraham ha estado desde siempre inscripta en su corazón: Su paternidad. Para ello tiene que fiarse por completo de DIOS, fuente de la que proviene toda vida. Dios creador, que « llama a la existencia lo que no existe » (Rm 4,17), que « nos eligió antes de la fundación del mundo… y nos ha destinado a ser sus hijos » (Ef 1,4-5). Así Abraham reconoce que su vida procede de una llamada y un amor personal.
DIOS es misterioso pero, no extraño, garantiza la vida incluso después de la muerte, la promesa de un futuro más allá de toda amenaza o peligro (cf. Hb 11,19; Rm 4,21).

La fe de Israel:
La confesión de fe del pueblo de Israel (respondiendo a la llamada a un largo camino que le hace DIOS) se formula a través de la memoria de las obras realizadas por el Señor, conmemoradas y confesadas en el culto, transmitidas de padres a hijos. La fe está vinculada al relato concreto de la vida, al recuerdo agradecido de los beneficios de Dios y al cumplimiento progresivo de sus promesas.
Lo contrario es la incredulidad aquí manifestada como idolatría. Israel cayó muchas veces en esta tentación que sucede cuando no se aguanta el tiempo de espera. El ídolo es un pretexto para ponerse a sí mismo en el centro de la realidad, adorando la obra de las propias manos. La idolatría no presenta un camino, sino una multitud de senderos, que no llevan a ninguna parte, y forman más bien un laberinto.
La conversión a la fe es lo opuesto a la idolatría.
Creer significa confiarse a un amor misericordioso, que siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta la existencia, que se manifiesta poderoso en su capacidad de enderezar lo torcido de nuestra historia. La fe consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios. He aquí la paradoja: en el continuo volverse al Señor, el hombre encuentra un camino seguro, que lo libera de la dispersión a que le someten los ídolos.

En este período destaca la figura de Moisés, el Mediador quien habla con YHWH en la montaña y transmite a todos la voluntad del Señor. Así Israel aprendió a caminar unido. La mediación representa una apertura que, en el encuentro con los demás, extiende la mirada a una verdad más grande puesto que brinda la capacidad para participar en la visión del otro, ese saber compartido, que es el saber propio del amor.
La fe es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres, la historia de la salvación.
Todo sea para la mayor honra y gloria de DIOS por
amor a Jesús, María y José.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Lun Jul 15, 2013 10:53 am

Continúanos con esta interesante Encíclica que nos hace reflexionar.

Este primer capítulo se trata sobre por qué la fe es la única luz capaz de iluminar al ser humano. Como la fe de Abraham y de Israel, encuentran su plenitud en la fe de Cristo, que por amor murió y resucito por nosotros, nos transforma y nos salva. Y la importancia de vivir la fe en comunidad de la Iglesia.

Debemos creer en el AMOR, si no crees en el amor, no crees en el Mandamiento del Amor.
“Amaras a Dios sobre todas las cosas”

Jesucristo pone de manifiesto que lo que da a sus discípulos es un nuevo mandamiento, que se amen unos a otros: Os doy, dice, un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros.

Imagen Este amor nos lo otorga Jesús que dijo: “como yo os he amado, amaos también entre vosotros”. Pues para esto nos amó precisamente, para que nos amemos los unos a los otros; y con su amor hizo posible que nos ligáramos estrechamente, y como miembros unidos por tan dulce vínculo, formemos el cuerpo de tan espléndida cabeza.
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Lun Jul 15, 2013 11:41 am

La fe de Eliseo

La vocación de Eliseo
Entendemos como vocación el llamado que Dios hace para realizar una misión. A veces es un llamado al corazón del hombre y entonces entra el discernimiento para descubrirlo y aceptarlo.

El hombre puede negarse al llamado divino o puede aceptarlo, porque Dios respeta la libertad que Él mismo nos dio. Si se acepta el llamado hay como un trato con Dios mediante el cual Él contribuye con su gracia al cumplimiento de la misión.

La vocación del profeta Eliseo es muy bella porque nos permite ver la voluntad clara de Dios y la respuesta generosa de aquel hombre bueno.

El llamado de Dios no quita lo humano del llamado; lo llama tal cual es, con todos sus sentimientos y afectos. Eliseo era un buen hijo y le pide a Elías que le permita besar a sus padres antes de seguirlo.

Después sigue a Elías hasta el momento en que es arrebatado al cielo por un carro de fuego y marcha dejando su manto al profeta sucesor.

Eliseo necesitó sentirse seguro de su vocación. Tomó el manto de Elías y se paró a la orilla del río Jordán, golpeó el agua con el manto y no pasó nada. Invocó al Dios de Elías, volvió a golpear el agua y el río se dividió en dos, dejándolo pasar a pie firme. Comprendió entonces que su fuerza venía de Dios y no de él mismo.

Con el profeta Elías, Eliseo es considerado padre espiritual de la Orden de los Carmelitas, quienes ven en los jóvenes profetas que siempre rodearon a Eliseo un anuncio de su Orden que tiene su casa en el Monte Carmelo.

La figura de Eliseo es ejemplar porque supo actuar con misericordia y compasión. Aconsejó sabiamente a los reyes y los llevó de la mano por el camino de Dios, perdonó a sus enemigos y les dio siempre otra oportunidad.
Habló de Dios con su palabra y con su vida.

Eliseo fue un hombre de fe. Imagen

Ojala que podamos vivir con fe e imitar a los grandes hombres de FE, Abraham, nuestro Padre en la Fe, Eliseo… la fe del pueblo de Israel, la plenitud de la fe cristiana que nos lleva a la salvación mediante la fe y la forma eclesial de la fe, nuestra Iglesia, la Iglesia que formamos nosotros, dando testimonio de fe con nuestros actos.

Semanario católico: Desde la Fe
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor

Notapor lindoro50 » Lun Jul 15, 2013 11:45 am

¿Qué nos pide este proceso?

En referencia a la figura bíblica de Abraham, la fe en este capítulo se explica como escuchar la Palabra de Dios, proponernos a salir del aislamiento de nuestro propio yo, para abrirnos a una nueva vida y "promesa" del futuro, que hace posible la continuidad de nuestro camino en el tiempo, uniéndonos así fuertemente a la esperanza. La fe también se caracteriza por la "paternidad", porque el Dios que nos llama no es un Dios extraño, sino que es Dios Padre, la fuente de bondad que es el origen de todo y sostiene todo. La fe es confiarse al amor misericordioso de Dios, que siempre acoge y perdona, que endereza "lo torcido” de nuestro comportamiento, es disponibilidad a dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios "es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres, la historia de la salvación." (n. 14). Y aquí está la "paradoja" de la fe: el volverse constantemente al Señor hace que el hombre sea estable, y lo aleja de los ídolos.

¿Cruzaremos el mar, subiremos al cielo para encontrar a Cristo o estamos esperando que El llegue hasta nosotros?

En la contemplación de la muerte de Jesús reforzamos nuestra fe, porque Él revela su inquebrantable amor por el hombre. En cuanto resucitado Cristo es "testigo fiable", "digno de fe", a través del cual Dios actúa realmente en la historia y determina el destino final. Pero hay otro aspecto decisivo de la fe en Jesús: "La participación en su modo de ver". La fe, en efecto, no sólo mira a Jesús, sino que también ve desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos. Usando una analogía, el Papa explica que, como en la vida diaria, confiamos en "la gente que sabe las cosas mejor que nosotros" - el arquitecto, el farmacéutico, el abogado - también en la fe necesitamos a alguien que sea fiable y experto en "las cosas de Dios" y Jesús es "aquel que nos explica a Dios." Por esta razón, creemos a Jesús cuando aceptamos su Palabra, y creemos en Jesús cuando lo acogemos en nuestras vidas y nos confiamos a él. Gracias a la fe, el hombre se salva, porque se abre a un Amor que lo precede y lo transforma desde su interior. Y esta es la acción propia del Espíritu Santo: "El católico puede tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial, porque se le hace partícipe de su Amor, que es el Espíritu" (n. 21). Fuera de la presencia del Espíritu, es imposible confesar al Señor. Por lo tanto, "la existencia creyente se convierte en existencia eclesial", porque la fe se confiesa dentro del cuerpo de la Iglesia, como "comunión real de los creyentes." Los católicos somos "uno" sin perder nuestra individualidad y en el servicio a los demás cada uno gana su propio ser. Por eso, "la fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva", sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor tito » Mié Jul 17, 2013 9:16 am

En este capitulo podemos ver una Historia de la Salvacion en la Fe:

Empezando por Abraham nuestro padre en la fe, siguiendo por Moises e Israel, hasta llegar a la fe Cristiana que aunque en principio es una llamada individual a ella, se tiene que vivir en la Iglesia, en comunidad, ya que fuera de la Iglesia la fe pierde, haciendo una analogía con la sal, su capacidad de dar sabor...

Este proceso de la fe empieza por un llamado: es Dios quien llama al hombre y este por la gracia se deja alcanzar por Dios, oye y y confía, cree en la fidelidad de Dios que cumple sus promesas y a su vez el hombre se vuelve fiel del Dios fiel. La fe es confianza, la fe es amor y como en un dialogo el que cree, ama y también se sabe amado, pero sin olvidar que Dios fue el primero en amar.

Y este amor de Dios se manifiesta en Cristo, en su muerte amorosa en la cruz.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mié Jul 17, 2013 1:03 pm

*Abraham, nuestro Padre en la Fe. Este título, tomado de una expresión que aparece en la liturgia (cf. Plegaria Eucarística I *y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces;… indica la importancia de la figura de Abraham no sólo para el pueblo de Israel, sino también para nosotros cristianos.

En el libro del Génesis nos muestra cómo Dios toma la iniciativa de la salvación irrumpiendo en la historia de los hombres, y lo hace eligiendo a un hombre, Abraham, en el cual «serán bendecidas por ti todas las familias de la tierra» Gen 12, 3.

Dios hace un pacto con Abram: “Tu ya no te llamaras Abram = padre excelso, sino Abraham = padre de excelsa muchedumbre, porque te he hecho padre de muchas naciones”. El cambio de nombre significa que iba a tener una misión.

El santo patriarca Abraham es el padre del pueblo escogido por Dios; en él comienza la historia de la intervención amorosa de Dios para la salvación de la humanidad entera de las tremendas consecuencias del pecado original cometido por nuestros primeros padres Adán y Eva.

Abraham obedece y se fía. Es el padre de la fe, obedeció y creyó, al Dios que llama, Abraham responde obedeciendo, al Dios que promete responde con un acto de fe.

Llama profundamente la atención cómo reacciona ante la llamada de Dios…Génesis. 12,4

*La fe de Israel. Moisés le decía a Dios: “Óyeme Señor nunca he sido de fácil palabra”.-YO estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de hablar”.

El pueblo de Israel tuvo fe en Dios a través de Moisés que acepta la misión. Varias veces caen en la idolatría y regresan a escuchar la palabra.

Así nosotros en muchas ocasiones flaqueamos y nos volvemos a levantar. Debemos mantenernos firmes en nuestra fe.

*La plenitud de la fe cristiana. Quien cree en Cristo según la fe de los Apóstoles, es un cristiano y recibimos la fe en el bautismo como semilla. El bautismo borra el pecado original, nos da la fe y la vida divina, y nos hace hijos de Dios. Nacemos a la vida de Dios, a la vida espiritual, al recibir el Bautismo.

El Bautismo, como todos los otros sacramentos fue instituido por Cristo. Él le dio el mandato a los apóstoles de “ir y bautizar” a todas las creaturas.

Toma posesión del alma y comienza a santificarnos. Jesús da la gracia y nos pide una respuesta libre.

El cristiano católico acepta la plenitud de la fe revelada por Cristo y contenida en el magisterio de la Iglesia Católica, participa de los sacramentos y reconoce la autoridad de los obispos unidos al Santo Padre.

*La salvación mediante la fe
. Por esta bondad inmerecida, en verdad, ustedes han sido salvados mediante fe; y esto no debido a ustedes: es dádiva de Dios. No, no es debido a obras, a fin de que nadie tenga base para jactarse. Efesios 2:8, 9.

Somos salvos mediante fe, que es un “regalo” de Dios, no mediante obras para que nadie pueda gloriarse. ¿Significa eso que para ser salvo no necesitamos las obras?

Nos dice la Biblia:
Nos salvó, (Dios) no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. Tito 3:5

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras..? ¿Podrá la fe salvarle..? (....)..? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:14,26
Pero al que obra no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Romanos 4:4-5

Sin fe no hay salvación.
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*La forma eclesial de la fe
.
La fe cristiana nos ofrece la verdad como camino, y sólo por ese camino se convierte en verdad de los hombres. La verdad como puro conocimiento, como pura idea, es inoperante. Será la verdad de los hombres en cuanto camino que ellos mismos reclaman, pueden y deben recorrer. Por eso son esenciales en la fe la profesión, la palabra, la unidad que opera, la participación en el culto divino de la asamblea y, por fin, la comunidad llamada Iglesia. La fe cristiana no es una idea, sino vida; no es espíritu para sí, sino encarnación, espíritu en el cuerpo de la historia y en el nuestro. No es mística de la auto identificación del espíritu con Dios, sino obediencia y servicio: superación del todo mediante lo que yo no puedo ni hacer ni pensar.
La Iglesia la formamos todos los bautizados y tenemos que dar testimonio de fe, con nuestras obras.
Hagamos nuestra Profesión de Fe, todos los días, en un “sí”. ¡¡¡Si Creo!!!

“Enseñar a alguien para traerlo a la fe es tarea de todo predicador e incluso de todo creyente”. Santo Tomás de Aquino
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor tralalá » Mié Jul 17, 2013 8:41 pm

tito escribió: Este proceso de la fe empieza por un llamado: es Dios quien llama al hombre y este por la gracia se deja alcanzar por Dios, oye y y confía, cree en la fidelidad de Dios que cumple sus promesas y a su vez el hombre se vuelve fiel del Dios fiel. La fe es confianza, la fe es amor y como en un dialogo el que cree, ama y también se sabe amado, pero sin olvidar que Dios fue el primero en amar.

Hoy (o ayer) miércoles 17 de julio, la lectura de la Misa comenzó con este párrafo. Exodo 3.
01 Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al Horeb, el Cerro de Dios.

02 Entonces fue cuando el Angel de Yavé se presentó a él, como una llama ardiente en medio de una zarza. Moisés estuvo observando: la zarza ardía, pero no se consumía.

03 Y se dijo: «Voy a dar una vuelta para mirar este fenómeno tan extraordinario: ¿ por qué la zarza no se consume?»

04 Yavé vio que Moisés se acercaba para mirar; Dios lo llamó de en medio de la zarza: «¡Moisés, Moisés!», y él respondió: «Aquí estoy.»

05 Yavé le dijo: «No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada.»

Acá se ve el respeto y la delicadeza que DIOS tiene hacia cada uno de nosotros cundo nos invita y nos llama para darnos alguna responsabilidad grande o pequeñísima, para encargarnos algo. Como dice Tito hasta nuestra respuesta necesita de su gracia. Por eso DIOS no es solamente quien toma la iniciativa sino también quien sostiene el diálogo y nuestra fe.
Por momentos parece que se quedase observando y esperando nuestros sucesivos pasos:
"Yavé vio que Moisés se acercaba para mirar", entonces su llamada cobró mayor fuerza y profundidad. Va requiriendo cada vez de nuestra mayor confianza y entrega junto a la máxima reverencia y adoración que le debemos.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor tralalá » Jue Jul 18, 2013 9:33 am

Otra partecita:

La plenitud de la fe cristiana.


La fe cristiana está centrada en Cristo, es confesar que Jesús es el Señor, y Dios lo ha resucitado de entre los muertos (cf. Rm 10,9). La vida de Jesús se presenta como la intervención definitiva de Dios, la manifestación suprema de su amor por nosotros. « Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él » (1 Jn 4,16). En la hora de la cruz resplandece el Amor Divino en toda su altura y amplitud.
Ahora bien, la muerte de Cristo manifiesta la total fiabilidad del amor de Dios a la luz de la resurrección. « Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido », dice San Pablo (1 Co 15,17). Porque Jesús es el Hijo, porque está radicado de modo absoluto en el Padre, ha podido vencer a la muerte y hacer resplandecer plenamente la vida.
Los cristianos confesamos el amor concreto y eficaz de Dios, que de verdad obra en la historia y determina su destino final, amor que se deja encontrar, que se ha revelado en plenitud en la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Otro aspecto decisivo: Cristo no es sólo aquel en quien creemos sino también aquel con quien nos unimos para poder creer.Por Cristo, con El y en El, a ti, Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos”. Plegaria Eucarística.
La fe cristiana es fe en la encarnación del Verbo y en su resurrección en la carne; es fe en un Dios que se ha hecho tan cercano, que ha entrado en nuestra historia.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Jue Jul 18, 2013 5:09 pm

Primera Encíclica de S.S. Francisco: "Lumen Fidei"

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En el Capítulo # 1. "Hemos creído en el amor".

Encontramos en la Biblia lo que dice San Juan:

16. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
17. En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
18. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo;
19. quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos, porque él nos amó primero.
20. Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un persona ue dice mentiras; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve.
21. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.
1 Juan 4:16-21

Si hemos creido en el amor, el AMOR es: DIOS
En los Mandamientos de la Ley de Dios nos enseña a: Amar a Dios y al prójimo como a ti mismo.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor bonifacia » Vie Jul 19, 2013 5:01 pm

Buenas tardes amigos(as) :


1.-Qué nos pide este proceso?


*Abrahán, nuestro padre en la fe

*La fe de Israel

*La plenitud de la fe cristiana

*La salvación mediante la fe

*La forma eclesial de la fe

* La redacción del sumo Pontífice tiene una belleza en la expresión que se da a conocer en la encíclica ,al referirse al Dios amor , la conversión de la fe y del amor trascendental tanto así, de Dios y del cristiano que son dos fundamentos que se remarca en cada hecho de nuestra historia cristiana, tiene un sentido teológico , donde Dios Padre nos llama a la conversión , a la obediencia y fidelidad, busca formar en cada uno de nosotros líderes cristianos para ser propagadores de su palabra y enseñanzas, "Cumplir la gran tarea evangelizadora" ; profetiza el cumplimiento de su alianza cumplidor de sus promesas en su pueblo amado, con identidad, convertidos, libres, dignos, donde sus corazones habite el espíritu santo, para dar luz al mundo
Dios se da a conocer misteriosamente a su pueblo elegido en su gran misterio divino , sobrenatural.
*Dios nos da a conocer cuán importante es el perdón y la reconciliación, enderezar los caminos hacia él ante la idolatría, el libertinaje, y tantos placeres mundanos, debemos dejar de ser servidumbre de la corrupción, romper toda atadura de pecado que nos separa de Dios y que deforman la conciencia moral.
* Aprender a caminar el verdadero camino del hombre verdadero , "Jesucristo", quien siendo Dios se hizo hombre para redimirnos del pecado del mundo y quien nos enseñó que el amor de Dios es trascendental.
*El cristianismo debe forma la gran unidad, integrada en la verdadera doctrina cristiana, y que en su caminar deje huellas a las nuevas generaciones así como lo hicieron los mártires que defendieron su fe, los santos , los profetas, estamos llamados a la santidad.


2.-¿Cruzaremos el mar , subiremos al cielo para encontrar a cristo o estamos esperando que él llegue hasta nosotros?


Todo cristiano Católico está en plena conversión, en plena madurez de ser cristiano por convicción quien profundiza en la doctrina cristiana, hace apostolado, considera que su gran misión es ser digno ante los ojos de Dios y que está en búsqueda de realizar sus acciones de gracia, mediante las obras de misericordia, no es pasivo ante las diversas acciones a realizar como verdadero cristiano católico en todo ámbito en el cual se desenvuelve porque cristo ya vive en cada uno de nosotros, Lo que nos dice el catecismo católico N° 690:
"Jesús es Cristo, "ungido", porque el espíritu santo es su Unción y todo lo que sucede a partir de la encarnación mana de esta plenitud. Cuando por fin Cristo es glorificado(jn 7,39), puede a su vez , de junto al Padre, enviar al espíritu a los que creen en él: Él les comunica su gloria, es de4cir el espíritu santo, que lo glorifica,. La misión conjunta se desplegará desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el cuerpo de su Hijo : la misión del espíritu de adopción será unirlos a Cristo y hacerles vivir en ÉL.
"La Razón debe dar al corazón lo que el corazón del hombre infunde al prójimo con la ayuda del espíritu santo".


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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor garu » Vie Jul 19, 2013 6:09 pm

Pienso que este proceso nos pide, así como se lo pidió a Abraham en su momento, una total y absoluta confianza en Dios. A ese llamado personal que nos hace a cada uno de nosotros, llamándonos por nuestro propio nombre, con el conocimiento que sólo un padre puede tener de cada uno de sus hijos. Me llamó mucho la atención la frase de la encíclica que dice algo así como que la fe es la confianza en Dios, en su palabra, y por nuestra parte la espera del cumplimiento de su promesa. Es un acto de amor maravilloso (la fe) y que se alimenta día a día con nuestra profundización en la doctrina y su puesta en práctica.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor bonifacia » Sab Jul 20, 2013 7:53 pm

[img]Buenas noches amigos(as) : :oops:

Les pido disculpas por el error cometido el día de ayer en la respuestas al estudio del capitulo I Hemos creído en el amor.
Que al expresar la idea de reflexión en la última línea cometí un error.
"Jesucristo no nos deja hundirnos en la oscuridad, porque su amor es constante y no nos deja perdernos en nuestro peregrinar".
[/img]

De Hini :D
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor patricio » Sab Jul 20, 2013 11:23 pm

Abraham, nuestro padre en la fe: la fe nos abre el camino y nos acompaña a lo largo de la historia y en su vida sucede algo desconcertante: Dios se le revela y le habla, Abraham no lo ve, pero oye su voz y Dios se muestra capaz de entrar en contacto con esta persona y establecer una alianza. La fe es la respuesta a una palabra que interpela personalmente, a un Tú que nos llama por nuestro nombre La Palabra comunica a Abraham, una llamada y una promesa; la visión de la fe estará siempre vinculada a un paso que tiene que dar adelante: la fe “ve” en la medida que camina. La Palabra encierra una promesa, en cuanto a la respuesta a una palabra que la precede, su fe será un acto de memoria y esta es capaz de iluminar los pasos a través del camino. La fe en cuanto a memoria del futuro esta ligada con la esperanza. La fe entiende que la Palabra cuando es pronunciada por el Dios fiel, se convierte en lo mas seguro e inquebrantable que pueda haber.
El hombre es fiel creyendo a Dios que promete; Dios es fiel dando lo que promete al hombre; Dios asocia su promesa a aquel lugar en el que la existencia del hombre se manifiesta desde siempre prometedora: la paternidad, la generación de una nueva vida y El se revela como la fuente de la que proviene toda vida.
La fe de Israel: Israel se abre a la intervención de Dios que lo quiere librar de su miseria. La fe es la llamada a un largo camino para adorar al Señor en el Sinaí y heredar la tierra prometida.
Para Israel, la luz de Dios brilla a través de la memoria de las obras realizadas, por el Señor, conmemoradas y confesadas en el culto, trasmitidas de padres a hijos. La historia de este pueblo nos muestra que cayó muchas veces en la incredulidad, Aquí lo contrario de la fe es la idolatría; mientras Moisés habla con Dios en el Sinaí, el pueblo no soporta el misterio de su rostro oculto y no aguanta el tiempo de espera. La fe por naturaleza, requiere renunciar a la posesión inmediata que parece ofrecer la visión, respetando el misterio propio de un rostro que quiere revelarse personalmente y en el momento oportuno.
Por eso la idolatría es siempre politeísta, yendo sin meta alguna de un Señor a otro, no presenta un camino, sino una serie de senderos que no llevan a ninguna parte y forman algo parecido a un laberinto.
La fe cristiana esta centrada en Jesús y consiste en confesar que Cristo es el Señor y Dios lo ha resucitado de entre los muertos; todas las líneas del antiguo testamento convergen en Jesús, El es el si definitivo a todas las promesas, el fundamento de nuestro amen ultimo a Dios.. La Palabra que Dios nos dirige en Jesús, no es una mas entre otras, sino su Palabra eterna. La fe reconoce el amor de Dios manifestado en Cristo como el fundamento sobre el que se asienta la realidad y su destino último.
El cristiano puede tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial, porque se le hace partícipe de su Amor, que es el Espíritu. Fuera de la presencia del Espíritu, es imposible confesar al Señor. Por lo tanto, la existencia creyente se convierte en existencia eclesial, porque la fe se confiesa dentro del cuerpo de la Iglesia, como comunión real de los creyentes.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor tralalá » Dom Jul 21, 2013 10:09 am

bonifacia escribió:[img]Buenas noches amigos(as) : :oops:

Les pido disculpas por el error cometido el día de ayer en la respuestas al estudio del capitulo I Hemos creído en el amor.
Que al expresar la idea de reflexión en la última línea cometí un error.
"Jesucristo no nos deja hundirnos en la oscuridad, porque su amor es constante y no nos deja perdernos en nuestro peregrinar".
[/img]

Bonifacia: Gracias por aclarar. A veces por el afán de resumir pasan esas cosas y recién al releer después, nos damos cuenta.
DIOS te bendiga. Tralalá
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor dchelini » Dom Jul 21, 2013 4:47 pm

Paz y Bendición a todos los amigos del curso.

Hemos creido en el Amor.
A ejemplo de Abraham: Un Dios que le dirige la palabra, una escucha atenta a esta llamada, y una disposición para abrirse a esta promesa con cumplimiento en el futuro. La fe de Abraham: salir a caminar por el desierto a la espera de la promesa de Dios: Fe que se torna también Esperanza que Dios cumplirá la promesa.
Dios le habla de su paternidad: un sentimiento caro para todo hombre.

La fe del pueblo de Israel, que la percibe en la medida que le es fiel a los mandatos de Dios y le es ajena en la medida que rechaza a Dios y crea sus propios dioses.
Experiencia como pueblo, en retornar, enderezar, volver el camino a Dios. La paradoja de la Fe: volver constantemente a Dios, experimentar su conducción.
En la figura de Moisés, mediador, el pueblo aprende a caminar unido: fe en comunidad con un guía visible.

Tanto los patriarcas como toda la historia del pueblo de Israel, tienen centralismo en el cumplimiento de la venida de Cristo. La muerte de Jesús en la cruz nos resulta la prueba total de fiabilidad del amor de Dios por todos los hombres. Su muerte es irrefutable para nuestra fe.
..."la muerte de Cristo manifiesta la total fiabilidad del amor de Dios a la luz de la Resurrección. En cuanto resucitado, Cristo es testigo fiable, digno de fe, apoyo sólido para nuestra fe".

Nuestra fe no sólo es mirar a Jesus, sino también implica mirar con los ojos de Jesús, con su modo de ver las cosas, confiarnos en que puede ser el mejor guía para nuestra vida.
La fe deberá transformar nuestras acciones desde nuestro interior, con la intervención del Espíritu Santo.
La experiencia de cada creyente deberá estar insertada dentro de la acción en todo el cuerpo de la Iglesia.
Somos cada uno, con características diversas pero destinados a construir el cuerpo de Cristo, la Iglesia.
La fe nace de un escuchar a Dios, vivir en Dios y destinada a hacerse anuncio y vida en toda la humanidad.

Particularmente, creo que no es necesario cruzar el mar, ni subir al cielo ni esperar que llegue hasta nosotros.
Dios ya nos habló claramente no solo con palabras sino con hechos del amor de Padre.
Está en nosotros la respuesta: Dios golpea a nuestra puerta y espera...

saludos
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor sandrop » Dom Jul 21, 2013 7:42 pm

¿Qué nos pide este proceso?
Una fe profunda, real y sustantiva. Tener fe, un fiarse a plenitud a los designios divinos, mirando a María modelo de fe, en el Nuevo Testamento “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.

¿Cruzaremos el mar, subiremos al cielo para encontrar a Cristo o estamos esperando que El llegue hasta nosotros?
La fe es un don gratuito que Dios nos ofrece, donde el Señor se manifiesta, está en nosotros, pero solo la luz de la fe, hace que lo miremos con el alma y lo reconozcamos.
sandrop
 
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Dom Jul 21, 2013 9:08 pm

"La fe va de la mano de la esperanza porque, aunque nuestra morada terrenal se destruye, tenemos una mansión eterna, que Dios ha inaugurado ya en Cristo, en su cuerpo".
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De las frases más destacadas de la primera Encíclica de S. S. el Papa Francisco.

"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor Patricia Zarate » Dom Jul 21, 2013 9:32 pm

¿Qué nos pide este proceso?

Nos pide buscar nuestra fé, la fé que encontramos a través de Jesús en la Cruz, esa fé que nos hace movernos y a su vez profesarla. La fé da la fuerza para crear cosas nuevas. Nos pide compromiso y quitar la tibieza de nuestros corazones en búsqueda de Jesús.


¿Cruzaremos el mar, subiremos al cielo para encontrar a Cristo o estamos esperando que El llegue hasta nosotros?
Nosotros debemos de ir en búsqueda de Él, de Jesús, ya que conociéndolo es la única manera de vivir esa fé de sentirlo verdaderamente, de poder profesarlo.
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor tralalá » Dom Jul 21, 2013 10:40 pm

La salvación mediante la fe

Por la fe sabemos que somos hijos del Padre, en su Hijo Jesucristo por el Espíritu Santo que nos es dado.
Todo lo que tenemos, incluida la fe, lo hemos recibido de DIOS.
« En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios » (Ef 2,8s).
El núcleo de nuestra fe es que Cristo ha bajado a la tierra y ha resucitado de entre los muertos; con su encarnación y resurrección, el Hijo de Dios ha abrazado todo el camino del hombre y habita en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo.
La fe nos lleva a abrirnos al Amor que se nos ofrece para dilatar nuestras existencias más allá de nosotros mismos, nos da la capacidad de conformarnos con Cristo como el Apóstol Pablo.

La forma eclesial de la fe


La fe se hace operante en el cristiano a partir del don recibido, del Amor que atrae hacia Cristo (cf. Ga 5,6), y le hace partícipe del camino de la Iglesia, peregrina en la historia hasta su cumplimiento. Quien ha sido transformado de este modo adquiere una nueva forma de ver, la fe se convierte en luz para sus ojos.
Todo sea para la mayor honra y gloria de DIOS por
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Re: Capítulo I. Hemos creído en el amor (15 al 21 de julio)

Notapor Laura Santana » Sab Jul 27, 2013 4:21 am

¿Qué nos pide este proceso?

Abrirnos y abandonarnos a una nueva vida y "promesa" del futuro, que hace posible la continuidad de nuestro camino en el tiempo, uniéndonos así humildemente pero fuertemente a la esperanza.
Aceptando la "paternidad", porque el Dios que nos llama es Dios Padre, la fuente de bondad que es el origen de todo y sostiene todo.
Confiando al amor misericordioso de Dios, que siempre acoge y perdona, que endereza "lo torcido” de nuestro comportamiento, dejándonos transformar para alejarnos de los ídolos y evitar caer en la idolatría. Y como san Pablo poder afirmar: « No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí » (Ga 2,20). En esto consiste la acción propia del Espíritu Santo.

¿Cruzaremos el mar, subiremos al cielo para encontrar a Cristo o estamos esperando que El llegue hasta nosotros?

Como Abraham con ciega fe nos toca a nosotros avanzar en este mundo, el tuvo una visión anticipada de su misterio. Para nosotros El ha llegado. En la contemplación de la muerte de Jesús reforzamos nuestra fe, porque Él nos revela su inquebrantable amor. Al resucitar Cristo es "testigo fiable", "digno de fe", a través del cual Dios actúa realmente en la historia y determina el destino final.
La fe, en efecto, no sólo mira a Jesús, sino que también ve desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos. Tenemos a ese alguien fiable y experto en "las cosas de Dios" que es Jesús, "aquel que nos explica a Dios."
Por esta razón, creemos a Jesús cuando aceptamos su Palabra, y creemos en Jesús cuando lo acogemos en nuestras vidas y nos confiamos a él. Gracias a la fe, el hombre se salva, porque se abre a un Amor que lo precede y lo transforma desde su interior por la acción propia del Espíritu Santo. Así podemos tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial, porque somos partícipes de su Amor, que es el Espíritu".
Fuera de la presencia del Espíritu, es imposible confesar al Señor. Por lo tanto, "la existencia creyente se convierte en existencia eclesial", porque la fe se confiesa dentro del cuerpo de la Iglesia, como "comunión real de los creyentes." Somos "uno" sin perder nuestra individualidad y en el servicio a los demás cada uno gana su propio ser. Por eso, "la fe no es algo privado, una opinión subjetiva", sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio.
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