Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago)

Mini curso para leer juntos, comentar y comprender la primera encíclica del Papa Francisco "Lumen Fidei”, La Luz de la Fe

Semana del 8 de julio de 2013. Introducción: La Luz de la Fe

Semana del 15 de julio de 2013. Capítulo 1: Hemos creído en el amor

Semana del 22 de julio de 2013. Capítulo 2: Si no creéis, no comprenderéis

Semana del 29 de julio de 2013. Capítulo 3: Transmito lo que he recibido

Semana del 5 de agosto de 2013. Capítulo 4: Dios prepara una ciudad para ellos

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Moderadores Animadores

Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (22-28 julio)

Notapor maguisena » Lun Jul 29, 2013 4:39 am

Qué párrafo te habla hoy a ti?
A mí me habla el párrafo 37, ya que dice que” Quien se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado su voz y ha recibido su luz, no puede retener este don para sí.” Es verdad, lo que requiere el ser humano es estar abierto al llamado de Dios, al sentirlo en nuestro ser, al creer, y amarlo sobre todas las cosas, en el sitio que merece. Dios no requiere de oraciones ni suplicas, los que necesitamos de Él somos nosotros. El ser humano si se encuentra abierto en su mente y corazón, puede entender su palabra, escucharla y llevarla a cabo, realizando acciones ya que sin obras es letra muerta y no sirve de nada. Aquí me recuerda la parábola del Señor la del Sembrador, cuyo significado es: El sembrador: La persona que comparte la palabra de Dios y el mensaje del evangelio con los demás.
La semilla: El mensaje de Dios para nosotros. Los cuatro terrenos: Cuatro tipos de personas y el estado en que se encuentran al recibir el mensaje
También menciona “La fe, puesto que es escucha y visión, se transmite también como palabra y luz.” Yo pertenezco a la pastoral y en nuestra cruz llevamos las frases “reunir y servir” y “ser luz y sal” inclusive ese es nuestro saludo. Estas frases son del evangelio y son parábolas: en el mundo antiguo tenían la fama de ser imprescindibles. La primera comparación, la de la sal, es una exhortación a los discípulos como comunidad Juntos, los discípulos han de ser sal de la tierra, han de salar la tierra. Es decir, brindar una purificación, dar sabor, conservar aquello perecedero, dar valor, etc. indica el hacer obras y dar testimonio del Evangelio y con el dar sabor y valor a la humanidad.
"Si la sal se vuelve sosa...": Aunque propiamente la sal no puede perder su sabor, aquí la imagen queda manipulada al servicio del contenido. Lo que los discípulos pueden perder es la capacidad de manifestar, con sus obras y su testimonio, el Evangelio. Esta posibilidad de fracaso se aplica a la imagen de la sal, subrayando que, de la misma manera que sería totalmente inútil una sal que no tuviera sabor, también lo sería la comunidad si no hiciese presente en el mundo las obras de la fe.”
"Vosotros sois la luz del mundo": La segunda comparación gira en el mismo sentido que la anterior, pero subraya la necesidad de que las obras de la comunidad de los discípulos sean visibles por los demás hombres. La luz es visible, palpable, la luz ayuda a ver a descubrir la verdad
El resto del párrafo que seleccione se refiere a la luz esta tiene el siguiente significado: la luz es lo contrario a la oscuridad a las tinieblas, desde génesis aparece esta. Cuando hablan de salvación la luz es Cristo, pues iluminará con su palabra.
Cristo mismo nos dice que: ”El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8, 12). Cristo es nuestro cirio pascual, es nuestra vela encendida
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (22-28 julio)

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Lun Jul 29, 2013 11:41 am

El tercer capítulo de esta Encíclica nos habla de la importancia de trasmitir la fe, como palabra y como luz. La riqueza de vivir la fe en la Iglesia, no solo como doctrina sino como vivencia sacramental que se comparte en comunidad. El sentido de los Sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía. El sentido del Credo, el Padre Nuestro, el Decálogo.

La unidad de la Iglesia en la fe, la verdad y el amor.

El Santo Padre habla de la fe en la Iglesia y sobre la fe y la relación de la Iglesia con los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.


En este capítulo tan interesante, de tanto valor me gusta y me habla hoy a mi en el inciso 44, de La Eucaristía el alimento para la fe.
Imagen

La Eucaristía es un Sacramento de Amor. Dios es Amor y Amar es: Asemejarse al Amado. Hacerse una misma cosa con el Amado. Cristo se hace Comida y Bebida. Milagro maravilloso de Amor.

No por esto dejan de ser interesantes, cada uno de los capitulos y de cada inciso.

¿Cómo sigo yo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirle quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás. S. S. el Papa Francisco.


Cristo es la Vida, y la vida es ésta: “Permanece en mí y yo en él". Para salvarte, tienes que comulgar, comulgar con las debidas disposiciones: Fe en esta verdad y tu alma en gracia
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor ncruzconejo » Lun Jul 29, 2013 11:10 pm

49 La fe se basa en la fidelidad de los testigos que han sido elegidos por el Señor para esa misión. Por eso, el Magisterio habla siempre en obediencia a la Palabra originaria sobre la que se basa la fe, y es fiable porque se fía de la Palabra que escucha, custodia y expone San Pablo afirma haber cumplido el encargo que el Señor le confió de anunciar « enteramente el plan de Dios » (Hch 20,27.
37Quien se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado su voz y ha recibido su luz, no puede retener este don para sí.
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor bonifacia » Mar Jul 30, 2013 6:40 pm

Buenos noches amigos(as) : :)

*¿Qué párrafo te habla hoy a ti?

Según el párrafo N° 46 de la" Fe, oración y decálogo", que para mí están integrado en el párrafo 46 se complementa porque si hablamos de elementos esenciales en la vida del cristiano como miembro de la Iglesia cumple, pone en práctica los sacramentos de la santa madre iglesia, iniciando y confirmando su fe católica y que a su vez estamos en conversión que el cimiento de la fe que brota del corazón, luz plena, el creer en un Dios verdadero el que está observando y velando , quien desea que yo siga el ejemplo de cristo que siga sus pasos, que no me pierda en mis extravíos, que yo sienta su llamamiento de amor de principio, mente, alma , vida y verdad se impone en mi existencia como centro de ella, donde el toca mi alma, me transforma, con ese amor Paternal inigualable , me conquista , me habla mediante la oración me hace reflexionar de lo poco o mucho que pueda hacer en mi caminar, cumpliendo el decálogo como parte de mi formación la ley de Dios, principio moral, en el compromiso que es entre él y yo, el saber compartir, de darme a los demás de saber guiar mis pasos, de descubrirlo ante sus misterios de su presencia, milagros en mi vida la esencia del mismo Dios, el Padre protector que está listo de amarme de abrazarme,no estoy sola.
La oración que es parte de la fortaleza del alma que gracias a ella podemos convertir almas haciéndolas nuestras para Dios.
El catecismo católico que está presto a brindarme los contenidos mediante la interpretación de la sagrada escritura, los dogmas, los fundamentos de los sacramentos, de la esencia de Dios en mi vida.

*Es hermoso lo que nos dice Jesucristo en el evangelio de Juan. 14,31
31 pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado. Levántense, salgamos de aquí».

"Vivamos la alegría de ser hijos verdaderos de Dios y darle gracias por un mañana mejor cada día"…
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mar Jul 30, 2013 7:53 pm

Les comparto este canto de FE, en el "AÑO DE LA FE", que nos trasmite S. S. Francisco en su Encíclica.

Imagen

Señor proclamo

Señor proclamo la fe que me das, en este signo de mi Salvador. Señal de muerte y resurrección.

Señor proclamo la fe que me das…


La vida que vives, nos las quieres dar, enviaste a tu Hijo para nos salvar.

Señor proclamo la fe que me das…


Estrellas yo veo arriba brillar, la luz que les diste está tu mirar.

Señor proclamo la fe que nos das…

Las flores del campo me haces pensar que tu las hiciste por nos alegrar.

Señor proclamo la fe que me das...


Bebiendo el vino, comiendo el pan de la muerte a la vida nos haces pasar.

Señor proclamo la fe que me das…


http://www.youtube.com/watch?v=2hvotRjqksg
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor garu » Mar Jul 30, 2013 9:15 pm

El numeral 39 que reproduzco abajo, me hace pensar en mi responsabilidad como miembro de la gran familia cristiana. Mi deber de dejar de ser yo para convertirme en nosotros. Es recordar y añorar la posibilidad de un ecumenismo como lo pensó Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco, y por lo que tanto han luchado y orado.

39. Es imposible creer cada uno por su cuenta. La fe no es únicamente una opción individual que se hace en la intimidad del creyente, no es una relación exclusiva entre el « yo » del fiel y el « Tú » divino, entre un sujeto autónomo y Dios. Por su misma naturaleza, se abre al « nosotros », se da siempre dentro de la comunión de la Iglesia. Nos lo recuerda la forma dialogada del Credo, usada en la liturgia bautismal. El creer se expresa como respuesta a una invitación, a una palabra que ha de ser escuchada y que no procede de mí, y por eso forma parte de un diálogo; no puede ser una mera confesión que nace del individuo. Es posible responder en primera persona, « creo », sólo porque se forma parte de una gran comunión, porque también se dice « creemos ». Esta apertura al « nosotros » eclesial refleja la apertura propia del amor de Dios, que no es sólo relación entre el Padre y el Hijo, entre el « yo » y el « tú », sino que en el Espíritu, es también un « nosotros », una comunión de personas. Por eso, quien cree nunca está solo, porque la fe tiende a difundirse, a compartir su alegría con otros. Quien recibe la fe descubre que las dimensiones de su « yo » se ensanchan, y entabla nuevas relaciones que enriquecen la vida. Tertuliano lo ha expresado incisivamente, diciendo que el catecúmeno, « tras el nacimiento nuevo por el bautismo », es recibido en la casa de la Madre para alzar las manos y rezar, junto a los hermanos, el Padrenuestro, como signo de su pertenencia a una nueva familia[34].
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor patricio » Mar Jul 30, 2013 11:31 pm

¿Qué párrafo te habla hoy a ti?

Cuando se refiere a los cuatro elementos que contienen el tesoro de memoria que la Iglesia transmite: la confesión de fe, la celebración de los sacramentos, el camino del decálogo, la oración. La catequesis de la Iglesia se ha organizado en torno a ellos, incluido el Catecismo de la Iglesia Católica, instrumento fundamental para aquel acto unitario con el que la Iglesia comunica el contenido completo de la fe, todo lo que ella es, todo lo que cree. Este recordatorio que nos hace el Papa, lo encuentro muy certero.

También el párrafo del servicio a la unidad de la fe y a su transmisión íntegra, el Señor ha dado a la Iglesia el don de la sucesión apostólica. Por medio de ella, la continuidad de la memoria de la Iglesia está garantizada y es posible beber con seguridad en la fuente pura de la que mana la fe. Como la Iglesia transmite una fe viva, han de ser personas vivas las que garanticen la conexión con el origen.
Por eso, el Magisterio habla siempre en obediencia a la Palabra originaria sobre la que se basa la fe, y es fiable porque se fía de la Palabra que escucha, custodia y expone. Como ejemplo vemos el discurso de despedida en Éfeso, donde San Pablo afirma haber cumplido el encargo que el Señor le confió de anunciar enteramente el plan de Dios.

Adicionalmente destaco el texto: Reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen » (2 Co 3,18). Es una luz que se refleja de rostro en rostro, como Moisés reflejaba la gloria de Dios después de haber hablado con él: « [Dios] ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo » (2 Co 4,6). La luz de Cristo brilla como en un espejo en el rostro de los cristianos, y así se difunde y llega hasta nosotros.

La Iglesia, como toda familia, transmite a sus hijos el contenido de su memoria. ¿Cómo hacerlo de manera que nada se pierda y, más bien, todo se profundice cada vez más en el patrimonio de la fe? Mediante la tradición apostólica, conservada en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo, tenemos un contacto vivo con la memoria fundante. Como afirma el Concilio ecuménico Vaticano II, lo que los Apóstoles transmitieron comprende todo lo necesario para una vida santa y para una fe creciente del Pueblo de Dios.
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor lindoro50 » Mié Jul 31, 2013 11:33 am

Este capítulo se centra en la importancia de la evangelización: quien se ha abierto al amor de Dios, no puede retener este regalo para sí mismo, escribe el Papa: La luz de Jesús resplandece sobre el rostro de los cristianos y así se difunde, se transmite bajo la forma del contacto, como una llama que se enciende de la otra, y pasa de generación en generación, a través de la cadena ininterrumpida de testigos de la fe.

37. Quien se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado su voz y ha recibido su luz, no puede retener este don para sí. La fe, puesto que es escucha y visión, se transmite también como palabra y luz. El apóstol Pablo, usa precisamente estas dos imágenes. Por una parte dice: « Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos » (2 Co 4,13). La palabra recibida se convierte en respuesta, confesión y, de este modo, resuena para los otros, invitándolos a creer. La fe se transmite, por así decirlo, por contacto, de persona a persona, como una llama enciende otra llama.
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mié Jul 31, 2013 4:09 pm

Este III Capítulo de la Encíclica Lumen Fidei, se centra en la importancia de la evangelización: quien se ha abierto al amor de Dios, no puede retener este regalo para sí mismo, escribe S. S. el Papa: “La luz de Jesús resplandece sobre el rostro de los cristianos y así se difunde, se transmite bajo la forma del contacto, como una llama que se enciende de la otra, y pasa de generación en generación, a través de la cadena ininterrumpida de testigos de la fe”. Esto comporta el vínculo entre fe y memoria, porque el amor de Dios mantiene unidos todos los tiempos y nos hace contemporáneos a Jesús. Por otra parte, se hace “imposible creer cada uno por su cuenta”, porque la fe no es “una opción individual”, sino que abre el yo al “nosotros” y se da siempre “dentro de la comunión de la Iglesia”.

“Quien cree nunca está solo”: porque descubre que los espacios de su “yo” se amplían y generan nuevas relaciones que enriquecen la vida.

Hay un “medio particular” por el que la fe se puede transmitir: los Sacramentos, en los que se comunica “una memoria encarnada.” El Papa Francisco, cita en primer lugar el Bautismo, que nos recuerda que la fe no es obra del individuo aislado, un acto que se puede cumplir solo, sino que debe ser recibida, en comunión eclesial. “Nadie se bautiza a sí mismo”. El niño que tiene que ser bautizado no puede profesar la fe él solo, sino que debe ser apoyado por los padres y padrinos, se sigue “la importancia de la sinergia entre la Iglesia y la familia en la transmisión de la fe.” En segundo lugar, la Encíclica cita la Eucaristía, “precioso alimento para la fe”, “acto de memoria, actualización del misterio” y que “conduce del mundo visible al invisible,” enseñándonos a ver la profundidad de lo real.

Nos recuerda después la confesión de la fe, el Credo, en el que el creyente no sólo confiesa la fe, sino que se ve implicado en la verdad que confiesa; la oración, el Padre Nuestro, con el que el cristiano comienza a ver con los ojos de Cristo; el Decálogo, entendido no como “un conjunto de preceptos negativos”, sino como “un conjunto de indicaciones concretas” para entrar en diálogo con Dios, “dejándose abrazar por su misericordia”, “camino de la gratitud” hacia la plenitud de la comunión con Dios. Y subraya que la fe es una porque uno es “el Dios conocido y confesado”, porque se dirige al único Señor, que nos da la “unidad de visión” y “es compartida por toda la Iglesia, que forma un solo cuerpo y un solo Espíritu”. La fe es una sola, que tiene que ser confesada en toda su pureza e integridad, “la unidad de la fe es la unidad de la Iglesia”; quitar algo a la fe es quitar algo a la verdad de la comunión.

La unidad de la fe es la de un organismo vivo, puede asimilar en sí todo lo que encuentra, demostrando ser universal, católica, capaz de iluminar y llevar a su mejor expresión todo el cosmos y toda la historia. Esta unidad está garantizada por la sucesión apostólica.

“Transmito lo que he recibido” 1 Co 15, 3 Imagen
“Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras”
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor tito » Mié Jul 31, 2013 9:56 pm

A mi me ha gustado que en este capitulo se hablara del Bautismo y la Eucaristía.

Resalto lo que se me ha hecho interesante:

Del Bautismo

41. La transmisión de la fe se realiza en primer lugar mediante el bautismo. Pudiera parecer que el bautismo es sólo un modo de simbolizar la confesión de fe, un acto pedagógico para quien tiene necesidad de imágenes y gestos, pero del que, en último término, se podría prescindir. Unas palabras de san Pablo, a propósito del bautismo, nos recuerdan que no es así. Dice él que « por el bautismo fuimos sepultados en él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva » (Rm 6,4). Mediante el bautismo nos convertimos en criaturas nuevas y en hijos adoptivos de Dios.


De la Eucaristía:

44. La naturaleza sacramental de la fe alcanza su máxima expresión en la eucaristía, que es el precioso alimento para la fe, el encuentro con Cristo presente realmente con el acto supremo de amor, el don de sí mismo, que genera vida. En la eucaristía confluyen los dos ejes por los que discurre el camino de la fe. Por una parte, el eje de la historia: la eucaristía es un acto de memoria, actualización del misterio, en el cual el pasado, como acontecimiento de muerte y resurrección, muestra su capacidad de abrir al futuro, de anticipar la plenitud final. La liturgia nos lo recuerda con su hodie, el « hoy » de los misterios de la salvación. Por otra parte, confluye en ella también el eje que lleva del mundo visible al invisible. En la eucaristía aprendemos a ver la profundidad de la realidad. El pan y el vino se transforman en el Cuerpo y Sangre de Cristo, que se hace presente en su camino pascual hacia el Padre: este movimiento nos introduce, en cuerpo y alma, en el movimiento de toda la creación hacia su plenitud en Dios.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor tralalá » Mié Jul 31, 2013 10:33 pm

CAPÍTULO TERCERO
TRANSMITO LO QUE HE RECIBIDO
(cf. 1 Co 15,3)

La fe es una, además, porque se dirige al único Señor, a la vida de Jesús, a su historia concreta que comparte con nosotros. San Ireneo de Lyon ha clarificado este punto contra los herejes gnósticos. Éstos distinguían dos tipos de fe, una fe ruda, la fe de los simples, imperfecta, que no iba más allá de la carne de Cristo y de la contemplación de sus misterios; y otro tipo de fe, más profundo y perfecto, la fe verdadera, reservada a un pequeño círculo de iniciados, que se eleva con el intelecto hasta los misterios de la divinidad desconocida, más allá de la carne de Cristo. Ante este planteamiento, que sigue teniendo su atractivo y sus defensores también en nuestros días, san Ireneo defiende que la fe es una sola, porque pasa siempre por el punto concreto de la encarnación, sin superar nunca la carne y la historia de Cristo, ya que Dios se ha querido revelar plenamente en ella. Y, por eso, no hay diferencia entre la fe de « aquel que destaca por su elocuencia » y de « quien es más débil en la palabra », entre quien es superior y quien tiene menos capacidad: ni el primero puede ampliar la fe, ni el segundo reducirla.

En otro momento explicaré porque elijo este párrafo.
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor Laura Santana » Vie Ago 02, 2013 3:25 am

Quien recibe la fe descubre que las dimensiones de su « yo » se ensanchan, y entabla nuevas relaciones que enriquecen la vida.
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Vie Ago 02, 2013 6:25 pm

En este capítulo tercero de la Encíclica Lumen Fidei, nos habla S. S. Francisco sobre: La iglesia, madre de nuestra fe, que brilla para todos y que mediante una cadena de testimonios llega a nosotros el rostro de Jesús, que muchas veces no lo queremos ver.

Continúa el Santo Padre hablándonos en esta Encíclica de: los Sacramentos y la trasmisión de la fe mediante el Bautismo y la Sagrada Eucaristía. Imagen

En esta celebración de los sacramentos la Iglesia nos trasmite, la Profesión de fe, el Credo.Imagen

Nos lleva a la fe, oración y al decálogo. La oración del Señor, el Padre Nuestro.Imagen

Nos introduce a los Diez Mandamientos de la ley de Dios, que son indicaciones concretas que nos llevan al dialogo con Dios.Imagen

Nos habla de la unidad e integridad de la fe. “Un solo cuerpo y un solo espíritu, una sola fe” Ef. 4, 4-5

La fe es “una” porque nos lleva al único Señor, a la vida de Jesús. Y como la fe es una sola, debe ser confesada en toda su pureza e integridad.

Como Iglesia trasmite una fe viva, se basa en la fidelidad, obediencia a la Palabra, con alegría para poder cumplir plenamente, en ella.

Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine y guie para que podamos y tratemos de trasmitir lo que hemos recibido, con mucha responsabilidad, alegría, respeto, con nuestra forma de vivir y de actuar, como buenos católicos.
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor tralalá » Sab Ago 03, 2013 9:30 pm

tralalá escribió:CAPÍTULO TERCERO
TRANSMITO LO QUE HE RECIBIDO
(cf. 1 Co 15,3)

La fe es una, además, porque se dirige al único Señor, a la vida de Jesús, a su historia concreta que comparte con nosotros. San Ireneo de Lyon ha clarificado este punto contra los herejes gnósticos. Éstos distinguían dos tipos de fe, una fe ruda, la fe de los simples, imperfecta, que no iba más allá de la carne de Cristo y de la contemplación de sus misterios; y otro tipo de fe, más profundo y perfecto, la fe verdadera, reservada a un pequeño círculo de iniciados, que se eleva con el intelecto hasta los misterios de la divinidad desconocida, más allá de la carne de Cristo. Ante este planteamiento, que sigue teniendo su atractivo y sus defensores también en nuestros días, san Ireneo defiende que la fe es una sola, porque pasa siempre por el punto concreto de la encarnación, sin superar nunca la carne y la historia de Cristo, ya que Dios se ha querido revelar plenamente en ella. Y, por eso, no hay diferencia entre la fe de « aquel que destaca por su elocuencia » y de « quien es más débil en la palabra », entre quien es superior y quien tiene menos capacidad: ni el primero puede ampliar la fe, ni el segundo reducirla.

En otro momento explicaré porque elijo este párrafo.
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Creo que la fe, que por eso mismo llamamos cristiana (aunque por cuestiones históricas nos digamos y también somos católicos) es verdadera en tanto y en cuanto con ella no sólo pasemos por Cristo sino que lo miremos, lo contemplemos, lo sigamos, fijemos en ÉL nuestra morada, estemos unidos a ÉL. La fe consiste precisamente en creer que Jesucristo, hombre limitado por el tiempo y el espacio, de carne y hueso, es DIOS, de ahí su capacidad, con su Pasión, Muerte y Resurrección, de Salvarnos. Este es el núcleo del cual pueden desarrollarse largas teologías. Por ahora me basta con esto.
Todo sea para la mayor honra y gloria de DIOS por
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor BlancaElena » Lun Ago 05, 2013 11:16 am

47. La unidad de la Iglesia, en el tiempo y en el espacio, está ligada a la unidad de la fe: « Un solo cuerpo y un solo espíritu […] una sola fe » (Ef 4,4-5). Hoy puede parecer posible una unión entre los hombres en una tarea común, en el compartir los mismos sentimientos o la misma suerte, en una meta común. Pero resulta muy difícil concebir una unidad en la misma verdad. Nos da la impresión de que una unión de este tipo se opone a la libertad de pensamiento y a la autonomía del sujeto. En cambio, la experiencia del amor nos dice que precisamente en el amor es posible tener una visión común, que amando aprendemos a ver la realidad con los ojos del otro, y que eso no nos empobrece, sino que enriquece nuestra mirada. El amor verdadero, a medida del amor divino, exige la verdad y, en la mirada común de la verdad, que es Jesucristo, adquiere firmeza y profundidad. En esto consiste también el gozo de creer, en la unidad de visión en un solo cuerpo y en un solo espíritu. En este sentido san León Magno decía: « Si la fe no es una, no es fe »[40].

¿Cuál es el secreto de esta unidad? La fe es « una », en primer lugar, por la unidad del Dios conocido y confesado. Todos los artículos de la fe se refieren a él, son vías para conocer su ser y su actuar, y por eso forman una unidad superior a cualquier otra que podamos construir con nuestro pensamiento, la unidad que nos enriquece, porque se nos comunica y nos hace « uno ».

La fe es una, además, porque se dirige al único Señor, a la vida de Jesús, a su historia concreta que comparte con nosotros. San Ireneo de Lyon ha clarificado este punto contra los herejes gnósticos. Éstos distinguían dos tipos de fe, una fe ruda, la fe de los simples, imperfecta, que no iba más allá de la carne de Cristo y de la contemplación de sus misterios; y otro tipo de fe, más profundo y perfecto, la fe verdadera, reservada a un pequeño círculo de iniciados, que se eleva con el intelecto hasta los misterios de la divinidad desconocida, más allá de la carne de Cristo. Ante este planteamiento, que sigue teniendo su atractivo y sus defensores también en nuestros días, san Ireneo defiende que la fe es una sola, porque pasa siempre por el punto concreto de la encarnación, sin superar nunca la carne y la historia de Cristo, ya que Dios se ha querido revelar plenamente en ella. Y, por eso, no hay diferencia entre la fe de « aquel que destaca por su elocuencia » y de « quien es más débil en la palabra », entre quien es superior y quien tiene menos capacidad: ni el primero puede ampliar la fe, ni el segundo reducirla[41].

Por último, la fe es una porque es compartida por toda la Iglesia, que forma un solo cuerpo y un solo espíritu. En la comunión del único sujeto que es la Iglesia, recibimos una mirada común. Confesando la misma fe, nos apoyamos sobre la misma roca, somos transformados por el mismo Espíritu de amor, irradiamos una única luz y tenemos una única mirada para penetrar la realidad


El punto 47 nos permite reflexionar sobre la UNIDAD, una de las Notas de nuestra Iglesia Católica, y como esa UNIDAD LA TENEMOS EN LA FE. El Papa Francisco nos sitúa en la realidad del siglo XXI, para que valoremos nuestra FE, la difundamos y la defendamos porque es lo que nos une e identifica.
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (22-28 julio)

Notapor tralalá » Mar Ago 06, 2013 5:30 pm

PEPITA GARCIA 2 escribió:¿Cómo sigo yo a Jesús?

Hoy: Fiesta de la Transfiguración del Señor, considero que seguirlo consiste en un perpetuo ida y vuelta, un permanente tira y afloje, un querer quedar en determinada actitud de adoración o de apóstolado y "justo en lo mejor" ser llevados al otro extremo.
Procuremos ser tan atentamente dóciles como podamos. Me cuestan muchísimo los cambios y a veces voy cuando todos vuelven y viceversa pero, deseo (dicen que es lo que vale) que se haga en mí su Voluntad porque de verdad creo que es lo mejor que me puede pasar. A mí y a cualquiera.
Es decir, quizás a Jesús lo estoy siguendo en zigzag pero, gracias a ÉL, no dándole la espalda.
Todo sea para la mayor honra y gloria de DIOS por
amor a Jesús, María y José.
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tralalá
 
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor dchelini » Mar Ago 06, 2013 6:26 pm

Capitulo III. Transmito lo que he recibido

Qué párrafo me llama más la atención?:
me quiero detener en el nro. 38 (si bien son todos ricos en redacción)

La transmisión de la fe va pasando de generación en generación, de padres a hijos. Mediante una cadena ininterrumpida de testimonios orales y escritos.
esto nos habla de la relación que tiene una persona con otra. Todos nos pertenecemos y estamos vinculados a otros que nos antecedieron: los padres que nos dieron vida y nombre. Inclusive nos conocemos más a nosotros mismos cuando participamos de nuestra historia. Lo mismo ocurre con la Fe: el amor de Jesús nos llega en memoria de otros, testigos y conservado vivo en la memoria de la Iglesia.
La Iglesia como una madre, nos enseña el lenguaje de la fe. El Espíritu Santo nos recuerda todo. El mismo Espíritu nos mantiene unidos entre sí y se convierte en guía de nuestro caminar en la fe.

De alguna manera, este párrafo, me recuerda lo dicho por el Papa Francisco en el JMJ, al referirse que se debe cuidar a los niños y ancianos (abuelos). Los dos extremos en la edad de la vida. Una razón puede ser esta. Los mayores como depositarios y experimentados en la transmisión de la fe y los niños como nuevos receptores de las vivencias que los adultos les comuniquen.

Otra cosa que quiero compartir, es la importancia de los Sacramentos en la transmisión de la fe. Me detengo en el Bautismo y la Eucaristía.
La LF lo redacta con total claridad.
No sería adecuado repasar cómo se realizamos la preparación al bautismo? La catequesis a los padres. Son consientes los padres de la importancia de llevar a bautizar a sus hijos? Hay mucho por trabajar en este aspecto.
Y la catequesis de preparación a la 1era. comunión. Soy testigo de sacerdotes que me contaron cómo sus preparación marcaron lo que luego sería la vocación al sacerdocio. Siempre estaba presente acompañando, o la familia, o una madrina o una persona allegada y gracias al seguimiento pudieron perseverar en su vocación.


Todo este capitulo nos habla de la importancia de la evangelización: creo lo que se necesita es hacerlo vida en los hechos concretos de todos los dias.
Creo que sobreabundan en la Iglesia el desarrollo de textos de distintos temas. Y de veras muy ricos y profundos.
Necesitamos contagiar con hechos a quienes viven con nosotros, de esta luz que creemos es la única que nos conducirá a la felicidad. En el fondo es el deseo último de toda persona.

un abrazo fuerte a tod@s
dchelini
 
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor vegafroilan » Mar Ago 06, 2013 9:17 pm

¿Qué párrafo te habla hoy a ti?
Me quedo para meditar con el primer párrafo en el que nos habla de La Iglesia, madre nuestra. :-)

La Iglesia, madre de nuestra fe

37. Quien se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado su voz y ha recibido su luz, no puede retener este don para sí. La fe, puesto que es escucha y visión, se transmite también como palabra y luz. El apóstol Pablo, hablando a los Corintios, usa precisamente estas dos imágenes. Por una parte dice: « Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos » (2 Co 4,13). La palabra recibida se convierte en respuesta, confesión y, de este modo, resuena para los otros, invitándolos a creer. Por otra parte, san Pablo se refiere también a la luz: « Reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen » (2 Co 3,18). Es una luz que se refleja de rostro en rostro, como Moisés reflejaba la gloria de Dios después de haber hablado con él: « [Dios] ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo » (2 Co 4,6). La luz de Cristo brilla como en un espejo en el rostro de los cristianos, y así se difunde y llega hasta nosotros, de modo que también nosotros podamos participar en esta visión y reflejar a otros su luz, igual que en la liturgia pascual la luz del cirio enciende otras muchas velas. La fe se transmite, por así decirlo, por contacto, de persona a persona, como una llama enciende otra llama. Los cristianos, en su pobreza, plantan una semilla tan fecunda, que se convierte en un gran árbol que es capaz de llenar el mundo de frutos.

Sagrados Corazones de Jesús y María, Protejan nuestras familias.
vegafroilan
 
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Re: Capítulo III. Transmito lo que he recibido (29 jul-4 ago

Notapor Miledys A Perez » Mié Ago 14, 2013 10:09 am

¿Qué párrafo te habla hoy a ti?
Especialmente considero que el párrafo la naturaleza de la fe, lo importante para todo cristiano católico la Eucaristía el memorial de nuestra fe, creer que Jesús se hace presente en nuestro altar su cuerpo y sangre presente, es el mismo Jesús esta ahí el Culmen de nuestra Fe, ese momento Santo y Sagrado donde Jesús esta ahí como expreso la encíclica visible e invisible.
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