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PEPITA GARCIA 2 escribió:Muy interesante el “Decálogo de una peregrinación a Tierra Santa”, que en el 2005, escribió el Padre Jesús de las Heras y tu Hini nos los compartes.
Me llamo la atención el número 2.- Peregrinar a Tierra Santa es continuar, prolongar, actualizar y empalmar en una larga y venerable tradición de peregrinos ... Son los miles y millones de peregrinos anónimos y que entre los “ilustres” este un gran santo: San Francisco de Asís, que me encanta su vida y su obra. De los pontífices si sabía de S. S. Juan Pablo II, ya beatificado y de S. S. el Papa emérito, Benedicto XVI, no así de S. S. Pablo VI.
LA CUSTODIA FRANCISCANA DE TIERRA SANTA
San Francisco de Asís viajó a Oriente, donde permaneció varios meses en 1219 y 1220. En Damieta (Egipto) se encontró con el sultán Malek-el-Kamel. Aquel encuentro significó el comienzo de un nuevo espíritu en las relaciones de la Cristiandad con el Islam, el espíritu de diálogo y comprensión que el Santo inculcó en su Regla a los frailes que eran enviados a la misión entre infieles: misión con el testimonio de la propia vida, antes que con la palabra.
Maravilloso artículo. Gracias Pepita. Me estimula a buscar un tema para estudiar más de cerca. Dios te bendiga.
San Francisco llega a la misma Tierra Santa; no pudo ver satisfecho su ardiente deseo de visitar los Santos Lugares que Cristo santificó en su vida y su muerte: Jerusalén, Belén, Nazaret, etc. El amor especial de la Orden Franciscana a Tierra Santa se remonta al mismo Fundador, quien supo infundir sus propios sentimientos en los frailes sus hermanos.
San Francisco, en el Capítulo general de 1217, que dividió la Orden en Provincias, ya instituyó, como expresión de su voluntad y de su ilusión misionera respecto a los Santos Lugares, la Provincia de Tierra Santa, confirmada en 1263 por el Capítulo general de Pisa. La presencia franciscana en Tierra Santa, que con diversas vicisitudes se ha mantenido siempre, adquirió estabilidad y carácter oficial de parte de la Iglesia en 1342, en el que S. S. Clemente VI promulgó dos Bulas: la «Gratias agimus» y la «Nuper carissimae», en las que encomendó a la Orden Franciscana la «custodia de los Santos Lugares». Cuando recientemente, en 1992, se cumplieron los 650 años de tales Bulas, S. S. Juan Pablo II envió al Ministro General de la Orden un mensaje de felicitación a la vez que de exhortación a perseverar en el encargo recibido de la Iglesia.
Desde 1333 los frailes estaban establecidos en el Cenáculo, junto al que habían fundado un convento, y oficiaban en la basílica del Santo Sepulcro. Todo ello había sido posible gracias a la ayuda de los reyes de Nápoles, Roberto de Anjou y Sancha de Mallorca, que habían comprado a los musulmanes el lugar del Cenáculo en el Monte Sión y pagado por el derecho a oficiar en el Santo Sepulcro.
Con el tiempo, la presencia franciscana fue extendiéndose. En 1347 los frailes se establecen junto a la basílica de la Natividad en Belén, y en 1485 adquieren el lugar del nacimiento de san Juan Bautista en Ain Karem. En 1523, tras la conquista de Palestina por los turcos, el Cenáculo fue convertido en mezquita, y en 1551 los frailes fueron obligados a abandonar el convento; que actualmente la Custodia tiene su sede oficial en el convento de San Salvador en Jerusalén, pero que el Custodio sigue designándose con el título de siempre: «Guardián de Monte Sión». En 1620 los franciscanos toman posesión del lugar de la Anunciación de Nazaret; en 1631, del Monte Tabor; en 1641 comienzan a tratar la adquisición de la zona del santuario de Caná de Galilea que concluiría, fruto de larga perseverancia, en 1879; en 1661 adquieren la zona de Getsemaní; en 1679, el santuario de la Visitación, en Ain Karem; en 1836, el lugar de la Flagelación, y, en 1867, el de Emaús; en 1880, el de Betfagé; en 1889, el del «Dominus Flevit» y el del Primado de Pedro junto al lago de Genesaret; en 1894, las ruinas de Cafamaún; en 1909, el campo de los pastores junto a Belén; en 1932, el monte Nebo; en 1936 se consigue un lugar cercano al Cenáculo, inútilmente reclamado desde la expulsión de 1523; en 1950 se completa la adquisición del lugar de Betania; etc.
La entrega permanente de los franciscanos, al cumplimiento de la «custodia» encomendada por la Iglesia, y la incansable voluntad de posibilitar el culto en todos los lugares de tradición evangélica, construyendo o reconstruyendo, según los casos, los correspondientes santuarios, siempre con nivel artístico, según los criterios de la época, y, recientemente, con los estudios previos más rigurosos de arqueología e historia.
Todo ello ha sido y es posible gracias a la cooperación de los cristianos de todo el mundo, enviando donativos a Tierra Santa. Actualmente esta ayuda llega por medio de la llamada «colecta de Tierra Santa» que, desde 1887, se realiza el Viernes Santo en todas las iglesias católicas del mundo por disposición del Santo Padre León XIII. Cada año la Santa Sede recuerda a todos los obispos, y por su medio a los fieles, esta colecta que viene a actualizar las colectas de las primeras iglesias, a las que San Pablo estimulaba con fuerza en sus cartas, en favor de la Iglesia madre de Jerusalén.
Aunque la mayor presencia se da en la estricta «Tierra Santa», la Custodia se extiende actualmente por las regiones circundantes de Jordania, Líbano, Siria, Egipto, Chipre y Grecia. Según la última estadística de 1996, viven y trabajan en la Custodia 317 franciscanos, provenientes de 30 naciones. Esta internacionalidad ha sido y sigue siendo una de las características constantes de la Custodia a través de su historia, ya que es una misión abierta a todos los franciscanos del mundo, y la Orden estimula a que todas las Provincias envíen algún hermano a Tierra Santa.
Los franciscanos custodian los santuarios cristianos, manteniendo el servicio litúrgico en los mismos y acogiendo espiritualmente a los peregrinos que llegan de todo el mundo, a muchos de los cuales guían en diversas lenguas. Para facilitar esta acogida se ha creado una Oficina de Peregrinos y un Centro Cristiano de Información.
En 1847 en que se restauró el Patriarcado Latino de Jerusalén, los franciscanos eran los únicos pastores de las iglesias locales de rito latino, a las que siguen atendiendo en numerosas parroquias y obras educativas, sociales y culturales.
En los santuarios compartidos y en la pastoral, los hijos de San Francisco viven el ecumenismo «real y cotidiano» mediante las relaciones cordiales, con los cristianos de otras confesiones; y, a nivel interreligioso, con los musulmanes y los hebreos. Ese ecumenismo tiene un nivel cultural principalmente en el Centro Cristiano de Información y en el Memorial de San Pablo en Damasco, querido por S. S. Pablo VI para el encuentro ecuménico; y un nivel social, especialmente en Egipto con la Obra de ayuda a los Coptos.
Es importante la acción cultural de la Custodia; la antigua farmacia de San Salvador y la imprenta, actualmente la «Franciscan Printing Press». La actividad docente e investigadora, especialmente respecto a la Sagrada Escritura, tiene su principal punto de referencia en el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén.
El primer proyecto de creación de una Escuela Bíblica Franciscana en Jerusalén lo presentó en 1901 el Custodio al Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores, acogido favorablemente, y se aprobó hasta 1923; se inauguró oficialmente el 7 de enero de 1924, y en el año 1927 fue unido al Colegio Internacional de San Antonio de Roma, centro de estudios superiores de la Orden Franciscana.
En el primer período de su existencia, de 1924 a 1940, los docentes se dedicaron a la formación de los estudiantes, y las excavaciones arqueológicas se limitaron al Monte Nebo, Santuario de Moisés, y a Tabgha, Santuario de las Bienaventuranzas, en el lago de Tiberíades, mientras las publicaciones fueron más bien esporádicas.
En la Segunda Guerra Mundial significó el cese de las actividades académicas, ya que el Centro fue requisado por las autoridades militares británicas; los únicos profesores que permanecieron allí, los padres Bagatti y Saller, continuaron la investigación arqueológica a pesar de la difícil situación en que se encontraban. Terminada la guerra, se formó un pequeño grupo de profesores que se dedicaron a la investigación bíblica y arqueológica. Las actividades académicas se reanudaron en 1950, y a partir de entonces se potenció el cuerpo docente y se inició la publicación anual del Liber Annuus. En 1960 el Studium se constituyó como sección bíblica del Ateneo Antoniano de Roma, con la posibilidad de conferir los títulos de Licencia y Doctorado en Teología, y desde entonces ha ido creciendo tanto en el campo formativo como en el de la investigación y las publicaciones.
Fuente: DIRECTORIO FRANCISCANO Tierra Santa
PEPITA GARCIA 2 escribió:Sorines:
Me da mucho gusto que te haya gustado, el Tema de San Francisco, a mi me encanta, es un gran santo.
Estoy a tus ordenes
Dios te continúe bendiciendo
Pepita
AMunozF escribió:(Complemento al artículo escrito por PEPITA GARCÍA2)
........................................................
.................................................Antigüo Escudo de la Custodia de Tierra Santa
Nombre latino...........Custodia Terraæ Santæ
Tipo......................Subprovincia (custodia) de la orden franciscana, administrada por la orden de Frailes Menores
Fundador................Se considera fundador intelectual a Francisco de Asís. En el Capítulo general de 1217 se instituyó ---------------------------como expresión de su voluntad la por entonces llamada «Provincia de Tierra Santa»
Aprobación..............Capítulo general de Pisa en 1263
Presencia................en los Santos Lugares
Actividades.............animación de la liturgia, recepción de los peregrinos, asistencia en el sostenimiento de las ----------------------------------estructuras, docencia e investigación bíblica-arqueológica, actividades ecuménicas
Personas destacadas...Pierbattista Pizzaballa («Guardián de Monte Sión» o custodio)
Sitio web.................http://www.custodia.org/
Sede..................... en el convento de San Salvador (Jerusalén)
La Custodia de Tierra Santa (en latín, Custodia Terraæ Santæ), también conocida como Custodia franciscana de Tierra Santa, es una subprovincia de la orden franciscana, administrada por la orden de Frailes Menores.
De entre todos los territorios en los cuales los franciscanos tienen actividad, la Custodia de Tierra Santa es, sin dudas, uno de los más significativos desde el punto de vista histórico y simbólico. Sus funciones son la animación de la liturgia en los Santos Lugares a través de la coordinación de las iglesias locales, la recepción de los peregrinos provenientes de todas partes del mundo para orar en ellos, la asistencia en el sostenimiento de las estructuras que allí se encuentran, como así también actividades ecuménicas, docentes y de investigación bíblica-arqueológica, cuyas instituciones académicas de referencia son el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén y el Instituto Arqueológico Franciscano (Monte Nebo, Jordania)
La «Custodia de Tierra Santa» en sus inicios
En 1219-1220, Francisco de Asís viajó a Oriente tras las huellas de Jesús de Nazaret. Sin embargo, no pudo satisfacer su esperanza de poder visitar los Santos Lugares, en particular aquellos sitios geográficos asociados con la vida y el mensaje de Jesús. Sus seguidores consideraron Tierra Santa como un territorio emblemático donde se podrían conjugar la devoción que sentían por esas tierras, el espíritu de diálogo y comprensión que Francisco inculcó en su Regla y el carisma pacificador que lo caracterizó.
Ya en vida del santo de Asís, el Capítulo general de 1217 que estableció las distintas «Provincias» de la orden, instituyó como expresión de la voluntad de Francisco la «Provincia de Tierra Santa», que fue de cierta forma confirmada por el Capítulo general de Pisa en 1263. Sin embargo, en este capítulo se redujo la provincia a entidades más pequeñas, llamadas «Custodias», a fin de mejorar las actividades de los franciscanos. Así se originaron las Custodias de Chipre, Siria y Tierra Santa.
Con la ayuda de los reyes Roberto I de Nápoles y Sancha de Mallorca, los frailes menores adquirieron de los musulmanes el lugar del Cenáculo en el Monte Sion, a la vez que pagaron por el derecho a oficiar en la basílica del Santo Sepulcro. La presencia franciscana en Tierra Santa, que con diversas vicisitudes se mantuvo desde aquellos tiempos, adquirió estabilidad y carácter oficial de parte de la Iglesia católica en 1342, año en que el papa Clemente VI promulgó dos bulas papales: la Gratias agimus y la Nuper carissimae, en las que encomendó a la Orden Franciscana la «custodia de los Santos Lugares».
Presencia franciscana en los «Santos Lugares»
BASÍLICA DEL SANTO SEPULCRO
BASÍLICA DE LA ANUNCIACIÓN
La Custodia participa en la administración de ambas.
Con el tiempo, la presencia franciscana se extendió a pesar de los obstáculos y los peligros que caracterizaron los parajes de Tierra Santa. En 1333, los reyes de Nápoles, Roberto I y Sancha de Mallorca compraron el Cenáculo al sultán de Egipto y lo regalaron a los franciscanos, quienes construyeron allí su primer convento en Tierra Santa. En 1347, los frailes se establecieron junto a la basílica de la Natividad, en Belén. En 1485 adquirieron el lugar que, según la tradición cristiana, habría constituido el sitio del nacimiento de Juan el Bautista, en Ain Karim. Pero en 1523, tras la conquista de Palestina por los turcos, el Cenáculo fue transformado en mezquita, y en 1552 Solimán el Magnífico obligó a los frailes a abandonar definitivamente el convento en la que se consideró la situación más humillante y gravosa que atravesó la Custodia.
A pesar del grave revés, los franciscanos consiguieron el lugar de la Anunciación de Nazaret (1620) y del Monte Tabor (1631). Comenzaron a tratar la adquisición de la zona del santuario de Caná de Galilea en 1641, la que concluiría siglos más tarde, en 1879.
A continuación, administrando las colectas de cristianos de todo el mundo, los franciscanos adquirieron la zona de Getsemaní (1661); la iglesia de la Visitación, en Ain Karim (1679); la iglesia de la Flagelación (1838); Emaús (1867) donde se reedificó la iglesia en 1901; Betfagé (1880), donde se construyó el actual santuario en 1883; el «Dominus Flevit» y la iglesia del Primado de Pedro junto al lago de Tiberíades (ambos en 1889); las ruinas de Cafarnaúm (1894); el «Campo y gruta de los pastores» junto a Belén (1909); el monte Nebo (1932). Inútilmente reclamaron los franciscanos el «Cenáculo» desde la expulsión de 1523, pero en 1936 consiguieron un lugar cercano al Cenáculo. En 1938, edificaron una capilla franciscana en el llamado «Monte de las Bienaventuranzas». En 1950, completaron la adquisición del predio de «Betania», entre los muchos hitos que jalonaron la conservación de lugares considerados sagrados por la fe cristiana.
La «Custodia de Tierra Santa» en la actualidad
CRUZ DE LA CUSTODIA................CASA NOVA....................... FR. PIERBATTISTA PIZABALLA
..........................................HOGAR PARA PEREGRINOS .....DESDE 2004 ACTUAL CUSTODIO
...........................................EN JERUSALÉN
Actualmente la Custodia tiene su sede oficial en el convento de San Salvador en la misma Jerusalén, pero el Custodio sigue designándose con el título de «Guardián de Monte Sión». Desde el 15 de mayo de 2004, el custodio de Tierra Santa es Pierbattista Pizzaballa, de nacionalidad italiana. El custodio de Tierra Santa es nominado por el Definitorio General franciscano, con la aprobación definitiva de la Santa Sede.
Hoy, la «Custodia de Tierra Santa» es encargada:
*de la guarda de 49 lugares considerados bíblicos: 19 en Galilea, 27 en Judea, 2 en Siria (Damasco) y 1 en Jordania (Monte Nebo);
*del ejercicio pastoral en 29 parroquias y 79 iglesias y capillas;
*de la dirección de 16 escuelas con unos 10,000 alumnos —entre cristianos (60 %) y no cristianos—,10 y 400 profesores, 4 casas de hospedaje para peregrinos, 3 residencias de tercera edad y 2 orfanatos;
*de la acción ecuménica, cultural y científica en Tierra Santa, promovida desde el Instituto Bíblico Franciscano, el Estudio Teológico Jerosolimitano, la casa editorial Franciscan Printing Press, el Centro de Estudios Orientales Cristianos, etc.
Desde el nombramiento del padre Pierbattista Pizzaballa como custodio en 2004, la Custodia comenzó a subsanar la lejanía que aún subsistía respecto de la sociedad israelí, ya que hasta entonces la mayoría de los frailes no hablaban el idioma hebreo. Pizzaballa domina el hebreo de forma fluida, después de haber asistido a cursos de hebreo en Jerusalén y a un programa de estudios en el departamento de Biblia en la Universidad Hebrea. Así, Pizzaballa prestó especial atención a la apertura de su comunidad a la sociedad en general, consciente del abismo cultural que separa ambas religiones. Una de sus primeras iniciativas fue dar a los jóvenes religiosos la oportunidad de estudiar el idioma hebreo. Él animó los contactos con las instituciones israelíes con el fin de fomentar la cooperación en las áreas de turismo y peregrinación. Como ningún custodio antes que él, Pizzaballa ha tenido acceso a los ministros y altos funcionarios israelíes, desde el primer ministro al jefe de los Servicios de Seguridad General. Ha impartido una motivadora conferencia pública en idioma hebreo en la Universidad de Tel Aviv, reflexionando sobre la Iglesia Católica y la Shoah. Plenamente consciente de la necesidad de vincularse con la opinión pública israelí, acogió a grupos judíos en la escuela monasterio de San Salvador, la sede de la Orden Franciscana en Jerusalén. También comenzó a integrar a los empleados árabes de la Custodia de Tierra Santa en el marco del Estado israelí. La Custodia, como empleador y sus trabajadores que son en su mayoría árabes, pagan regularmente sus respectivas cuotas de seguros nacionales y también abonan según el plan de jubilación sancionado por el Estado de Israel. Las escuelas administradas por la Custodia también han entrado en el sistema educativo financiado por el Estado.
Fray Pizzaballa se refirió a la Iglesia en Jerusalén en los siguientes términos:
"No por casualidad la llamamos «Iglesia Madre», no sólo porque de ella nacieron las Iglesias esparcidas por el mundo, sino porque aún hoy custodia de forma única y especial el lugar que hace memoria de la muerte y resurrección de Cristo. En Jerusalén aún hoy se encuentran, juntas, si bien heridas en sus relaciones, todas las denominaciones cristianas. Todos, en definitiva, se encuentran aún hoy en la Ciudad Santa, que es un microcosmos de la vida de la Iglesia en el mundo. En este sentido la podemos definir «corazón palpitante», porque dona la vida a tantísimos creyentes en el mundo. En ella todavía hoy se concreta la profecía de Isaías, que habla de Jerusalén como la casa de oración para todas las gentes".
Pierbattista Pizzaballa
La presencia de la orden franciscana en Tierra Santa es hoy considerada clave en el diálogo interreligioso.
Enlaces externos
*Custodia Terraæ Santæ – Página oficial de los misioneros franciscanos servidores de Tierra Santa
*Gutiérrez, Sonsoles (marzo-abril de 2012). «Pierbattista Pizzaballa: «La historia de la salvación tiene también una geografía: Tierra Santa» (Entrevista)». Nuestro Tiempo - Revista cultural y de cuestiones actuales de la Universidad de Navarra (Pamplona: Edificio de Ciencias Sociales, Universidad de Navarra) (673). http://www.unav.es/nuestrotiempo/temas/ ... erra-santa. Consultado el 6 de abril de 2013.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Custodia_de_Tierra_Santa
Volver a Tierra Santa, lugar de tres religiones
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