Tema 8: Vida en el desierto. Semana del 21 de octubre

En este curso, haremos un recorrido turístico-religioso por los Santos Lugares, conoceremos y comprenderemos cómo conviven las tres grandes religiones monoteístas en Tierra Santa: Cristianismo Judaísmo e Islam, sus costumbres y tradiciones, visitaremos los lugares de la vida de Cristo y la Santísima Virgen.

Conjuntamente al curso de turismo religioso, que se enviará cada semana por correo y se desarrollará en el foro como hacemos habitualmente, cada domingo nos uniremos a la plataforma de http://www.evangelizaciondigital.org/encuentros-on-line/tierra-santa/ Evangelización Online para peregrinar por los lugares que vayamos visitando y conocer la Tierra Santa, de primera mano, con guías conocedores de los lugares santos, y además con materiales de estudio y de formación.

Fecha de inicio
2 de septiembre de 2013

Fecha final:
22 diciembre 2013

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Moderadores Animadores

Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor ayga127 » Dom Oct 20, 2013 7:25 pm

Las tentaciones de Jesús

Nos encontramos con uno de los relatos más misteriosos e incomprensible o enigmático de los evangelios según san Mateo, en el se expone un elemento diabólico; la tentación.
Comienza el relato con la expresión entonces, con esta forma se esta vinculando que sucedió luego del bautismo de Jesús y la expresión se transforma en un simple cambio de escena. Jesús, sometido en todo a la acción del Espíritu Santo, el relato dice que “fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo”. Va al desierto para ser “tentado” por el diablo. La palabra usada lo mismo puede significar “tentación” en el sentido de solicitar al pecado, que indicar, simplemente, ser sometido a prueba.
El desierto aparece en la literatura judía y oriental como lugar donde moraba: los malos espíritus, y en especial los demonios como los dicen otros relatos evangélicos. Pero tiene también otro sentido mesiánico, además de lugar de penitencia y aislamiento.
Las comunidades de esenios y Qumrán son un claro ejemplo de ello.
El diablo significa, conforme a su etimología “echador,” en sentido de acusador, calumniador o tentador. Se decía que su oficio era triple, solicitar al hombre al pecado (cf. Zac 3:1; Job 2:6ss), acusarlo luego ante el tribunal de Dios y aplicar la muerte en castigo al pecado; de ahí llamarle en la literatura rabínica, “el ángel de la muerte.”
El tiempo que se establece para esta tentación es de cuarenta días y cuarenta noches. Podemos fijar atención en esta cifra, es de ambiente bíblico, así es como se menciona en el diluvio (Gen 7:12), también en la estancia de Moisés en el Sinaí (Ex 24:18), lo mismo en los años de Israel en el desierto (Núm 14:33-34).
Dice el relato; “Y, habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al fin tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”, con cuya respuesta esperaba saber si era el Mesías o no, que transforme estas piedras en pan. Sugerencia bajo capa de piedad: que no sufra un privilegiado hijo de Dios. “Hijo de Dios” se refiere, como en otros casos (Mt 8:29; 27:40.43; Mc 1:1), al Mesías, esto se comprende en especial porque con el bautismo se le proclamó “su” Hijo (cf.Mt 9:25). Se esperaba entonces que el Mesías, al modo de Moisés, haría descender otra vez del cielo una lluvia de “maná”, del que se comería en aquellos años. Acaso pueda en el evangelista san Mateo un recuerdo de esto.
Jesús le contesta con un argumento de la Escritura: “Está escrito.” La palabra de Dios cierra toda discusión. “El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de boca de Dios” (Dt 8:3). Jesús alude aquí al sentido espiritual de confianza en la omnipotencia de Dios, en función de otra vida superior, a la que hay que atender con preferencia. Que es lo que Jesús recordará más tarde junto al pozo de Siquem: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió” (Jn 4:34). Por eso dijo a sus discípulos: “Yo tengo una comida que vosotros no sabéis” (Jn 4:32).
Jesús pudo hacer el milagro. Pero éste no debe hacerse inútilmente. El abandono al Espíritu y a la Providencia fue el medio para rechazar la tentación.
Continua el relato con esta forma; “Le llevó entonces el diablo a la Ciudad Santa” ¿es el diablo quien tiene la iniciativa?, es un enigma, pero la expresión muestra que este sujeto tiene la iniciativa, pero sin exigir una acción física. Desde allí, el diablo interviene para que Jesús esté en la “Ciudad Santa,” Jerusalén, y sea “puesto” sobre el “pináculo” del Templo, probablemente era la techumbre desde donde se lograría mejor la espectacularidad de la propuesta que el maléfico hace.
En una de las concepciones rabínicas se contaba precisamente que el Mesías se revelaría estando de pie, sobre el techo del Templo, para anunciar a Israel que su redención había llegado. En aquel ambiente, y a la hora de los sacrificios, hubiese sido un prodigio tal que acusaría ser él el Mesías.
De nuevo Jesús rechaza la tentación con la Escritura: “No tentarás al Señor tu Dios,” que se refiere al Dt 6:16, y se alude con él al pasaje del Éxodo cuando, faltos de agua en el desierto, exigían los israelitas a Moisés un milagro. “¿Por qué tentáis a Yahvé?” les dijo Moisés (Ex 17:2). Nuevamente Jesús, confiando en la providencia de Dios, rechazó la tentación. No era “confiar” en Dios arrojarse temerariamente, exponiendo su vida, y esperar que Dios milagrosamente lo salvase. Los ángeles protegen al “justo” (Sal 91:11ss), pero no al temerario suicida. Y esto suponiendo que no le propusiese tirarse, por lo descabellado, desde una altura 180 metros, (altura estimada según el historiador Judío Flaviano Josefo)
En la tercera tentación el diablo interviene para que Jesús vea los reinos del mundo y su atracción, dice el relato que: De nuevo le llevó el diablo a un monte muy alto, y mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, le dijo: “Todo esto te daré si de rodillas me adoras.”
Los judíos contemporáneos de Jesús esperaban un Mesías político y nacional, que aparecería con pompa dominación y prodigios. Así se presentaron una serie de pseudomesías, como se ve en los evangelios (Mc10:35ss; Lc 24:21; Jn 6:15). No es que el diablo tenga dominio sobre el mundo. Únicamente en el sentido de que influye en sembrar el mal, Jesús le llamó “príncipe de este mundo” (Jn 12:31), y San Pablo le llega a llamar “Dios de este mundo” (2 Cor 4:4). Por eso Jesús, citando de nuevo la Escritura (Dt 6:13), desenmascara la falta de sus poderes y le ordena que se aparte: “Teme a Yahvé, tu Dios y sírvele a El.” Sólo a Dios se puede adorar y temer como fuente y dador de todo poder. Mt modifica homogéneamente la cita explicitándola a su propósito.
Y el diablo se retiró, como dice Lucas, “temporalmente.” No directamente, pero sí indirectamente, tentó luego a Jesús a través de los fariseos y saduceos, queriendo intimidarle en el desarrollo de su mesianismo; de las turbas, que querían hacerle rey temporal; de los que intervinieron en la pasión. Todos colaboraron a aquel momento, del que Jesús dijo: “Viene el príncipe de este mundo contra mí” (Jn 12:31). Entonces el Padre, por el abandono de Jesús en su providencia, hizo lo que antes El no quiso realizar: “vinieron los ángeles y le servían,” es decir, le trajeron alimento: (Mt 8:13; 25:44, etc.) tiene aquí este sentido.
Sobre estas tentaciones mesiánicas, se lee que muchos han pensado que fue una victoria ejemplar y eficiente de Jesús sobre las tentaciones y pecados genéricos de los hombres, tales como la gula, la vanagloria y la soberbia, que cita San Juan (1 Jn 2:16). Así se podía Jesús compadecer de nosotros y animarnos en la lucha: “Confiad, yo he vencido al mundo” (Jn16:33). Para otros significan la absoluta impecabilidad de Jesús: “¿Quién de vosotros me argüirá de pecado?” (Jn 8:46). Otros querían ver que en el desierto donde Israel fue tentado y pecó, Jesús supera aquella conducta.
La interpretación general, sin embargo, es que tienen un valor mesiánico. Jesús es tentado en cuanto Mesías, pues el diablo le dice: “Si eres Hijo de Dios,” palabras que se refieren directamente al Mesías, aunque en esta redacción literaria, van a tener el sentido del Mesías-Dios.
Se producen, además, en el desierto, símbolo y escenario de la edad mesiánica. “Ya en tiempos de los profetas existía la tradición según la cual el tiempo de la restauración de Israel, los tiempos mesiánicos, se verán precedidos de un período más o menos largo en el que se repitan las experiencias del pueblo de Dios en su peregrinación por el desierto antes de entrar en la tierra prometida. Pero, según se observa esta corriente de ideas penetraba íntimamente la conciencia del judaísmo contemporáneo de Jesús, ya que estaban convencidos de que el Mesías había de venir del desierto y que inauguraría la era mesiánica repitiendo las manifestaciones del desierto.
En este marco ideal del desierto es donde se comprende bien todo el sentido profundo del mesianismo que en esta escena se contiene. Todos los elementos concurren a ello: la cifra de cuarenta días, las citas del Deuteronomio, el “maná,” la condena de la idolatría recordando la escena del “becerro de oro,” son sucesos todos del pueblo de Israel en el desierto. Todo ello hace ver que el sentido de estas tentaciones fue mesiánico.
Se comprende bien que Jesús, después del bautismo y antes de su vida pública de Mesías, se hubiese retirado algún tiempo a la oración, como hacía en otras ocasiones, máxime en momentos trascendentales, y que fuese este lugar una región desértica. Sin embargo llama mucho la atención toda la escena que se relata, así como el diálogo Satanásico del Génesis — que el demonio, al estilo de Job ante Dios, se ponga, sin la menor extrañeza, en diálogo con Jesús. Y si Jesús va realmente al desierto para ser tentado por el diablo, es extraño que ni allí, en el desierto, está Jerusalén ni ninguna montaña altísima. Aparte que las tentaciones son presentadas como un lucha — entre Jesús y Satanás — de textos bíblicos. Es así como el relato muestra que la lucha se desarrolla en la forma de una discusión entre conocedores de las Escrituras.
Decía al principio de este comentario, que nos encontramos con uno de los relatos más misteriosos e incomprensible o enigmático de los evangelios según san Mateo, en el se expone un elemento diabólico; la tentación. Así es como hay que responder ahora algunos interrogantes.
Primero, ¿por qué el Mesías va al desierto a “ayunar” y a ser “tentado por el diablo,” y para ello, además, es “movido” o “llevado” por el Espíritu Santo? Esto es ya un misterio, pero que Dios traza. Son los planes de Dios.
Y en estas “tentaciones” A prueba,” en la primera ¿y por qué el Mesías tiene “hambre”? No se resuelve por el expediente fácil del milagro, sino por el abandono a la Providencia de Dios. Si se hubiese hecho conforme a la proposición diabólica, el Mesías no seguiría el mesianismo profético, espiritual y de dolor (Isaías), que Dios trazó.
La segunda “tentación,” la expectacular, de bajar en la hora esplendente del Templo en manos de ángeles — ¿la gente vería los ángeles? —, era provocar el mesianismo por aclamación de triunfalismo espectacular. Lo que no era el Mesías profético, que triunfaría, finalmente en la cruz.
La tercera “tentación” era exponer que Jesús no recibe el poder de Satanás — como los fariseos decían de los milagros de Jesús —, sino de Dios. No era por recursos políticos — piénsese en tantos tronos de entonces logrados por sangre, en el fondo, por Satanás —. Es verdad que en el salmo 2:6.8 se prometen al Mesías los reinos de la tierra. Pero éstos no le vienen por donación de Satanás, que no tiene, sino de Yahvé. Lo llamaron en vida “endemoniado” y que realizaba prodigios en virtud del diablo. Es aquí la proclamación de los poderes mesiánicos, y del mesianismo universal, que Dios le dio.
El ansia judía de poder autónomo, aunque teocrático, pero político, encuentra aquí su respuesta. Jesús-Mesías rechaza ese poder político. ¿Acaso se quiere insinuar por rechazo, que esos otros falsos mesianismos y aspiraciones judías son Satánicos? Jesús es el gran vencedor de Satanás y su obra: no se inclina ante él para recibir el mesianismo: ni en lo religioso ni en lo político.
Es la gran confesión que se hace del mesianismo Isaiano del “Siervo de Yahvé.” Es el mesianismo profético, el auténtico. Es el mesianismo espiritual y de sufrimiento. Es el mesianismo de la Verdad, que trae Jesús, el Hijo de Dios, como mensaje del Padre: éste es el mesianismo salvador.
Y con este cuadro también se adelanta y confirma la temática fundamental evangélica: la victoria de Jesús contra Satanás, el gran enemigo del Reino.

Fuente: Pedro Sergio Antonio Donoso
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Dom Oct 20, 2013 9:18 pm

Masada

La rocosa “La fortaleza” de Masada ó Massada, es uno de los lugares históricos de Israel con mayor interés arqueológico, se sitúa a orillas del Mar Muerto a 440 mts sobre su nivel y a 50 mts sobre el nivel del Mediterráneo, con un paisaje de belleza salvaje. Fue el escenario de uno de los episodios mas dramáticos de la historia judía y desde entonces masada se ha convertido para los judíos en un símbolo de valentía y heroísmo. La fortaleza tiene aproximadamente 1400 mts de largo por 200 de ancho. Cerca de allí, pasa el bíblico rio Jordán, donde Jesucristo fue bautizado y cerca de allí el Desierto de Judea.

Mapa.-Imagen

El Sumo Sacerdote Alejandro Ianai fue el primero en reconocer el interés estratégico de esta altura desértica, aislada por escarpados barrancos y construyo sobre la cima en el Siglo 2 a.C. una fortaleza. El rey Herodes I “El Grande” mandó construir en el año 40 a.C.; una fortaleza grande y magnifica que estaba destinada a “protegerlo de los judíos”. La fortificaciones de Masada comprenden un muro de 6 mts de alto, 38 torreones y en el interior se encontraban cuarteles, arsenales, grandes cisternas qn eu se recogía el agua de las lluvias, los lujosos aposentos reales y los almacenes amplios para guardar trigo en abundancia, aceite, vino , legumbres y dátiles, una verdadera obra de maestra de la ingeniería.

Herodes se instaló allí en los últimos años de su construcción, y en el año 4 d.C. murió. La ciudadela fue capturada por los romanos y utilizada por éstos hasta que en el año 66 d. C empezaría su andadura hacia su triste final. En Judea existía la primera sublevación por parte de los zelotes, extremistas; los cuales no querían a los romanos en su tierra. Menahen Ben Iehuda “El Galileo” condujo a un nutrido grupo de zelotes hacia Masada y tomaron posesión de la fortaleza. Se instalaron colonos y establecieron familias que vivían en paz. Imagen

En el año 70 d.C. Judea pasó a ser provincia romana y en el 73 d.C. el gobernador romano Flavius Silva, marchó contra Masada con la X Legión, conocida como la “Fretensis” acompañado por unidades auxiliares, 900 soldados y miles de prisioneros judíos. Se instalaron en la falda del monte y montaron su campamento. Silva estudió durante meses la manera de atacar Masada, soportando un calor excesivo del cercano Desierto de Judea y la falta de agua potable por las escasas lluvias. Imagen

Durante el año 74 d.C. cansados de no encontrar un momento propicio para atacar, montaron un “ariete”, maquinaria militar, que consistía en una viga muy pesada y reforzada de hierro o de bronce; en uno de los extremos siempre había la cabeza de un carnero del mismo material de la viga, por lo que la hacía una potente maquinaria de derribo de murallas; muy conocida desde siglos en la milicia romana. El Ariete era llevado por los soldados con sus brazos. La viga iba suspendida de una torre de madera ayudada por cuerdas.

El Jefe de los zelotes de Masada, Eleazar ben Yair, decidió reunir a todos los hombres de la fortaleza y una vez reunidos, tomaron la decisión de acabar con sus propias vidas antes de caer en manos de los romanos.

Eligieron a diez hombres fornidos para ser sus verdugos; degollando y apuñalando a todos los zelotes, antes de que los romanos lograsen tirar la muralla, quemaron la ciudadela y los últimos zelotes se suicidaron. Al llegar Silva con sus soldados, se encontró desolado por la muerte de casi 1000 personas incluyendo a mujeres y niños. Según escritos del historiador Josefus, Silva dijo estar muy consternado y alabó la valentía de aquellas personas por acabar con sus vidas. Josefus también en su libro “Las Guerras Judeicas” escribió que solo 2 mujeres y 5 niños sobrevivieron al suicidio colectivo. Imagen

El triste final de este pueblo sitiado en la fortaleza más conocida del pueblo de Judea, fue muy llorada y recordada durante su larga historia por los suyos. Hoy en día todavía es un lugar de peregrinación para los grupos políticos de Israel y lugar de juramento de lealtad para las tropas israelís en donde proclaman el conocido: “Masada no volverá a caer”


Fuentes: Página de la historia. Tierra Santa en Color. El amanecer de un pueblo. Google
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor enrique4 » Dom Oct 20, 2013 11:05 pm

EL DESIERTO EN LA BIBLIA
FLORENTINO DIEZ Revista Tierra Santa, Marzo-abril (1978) 64-69

El desierto ha sido un tema largamente explotado como recurso literario y artístico, con ocasión del que se ha buscado con mucha frecuencia el ambiente adecuado para reproducir situaciones humanas de carácter dramático, reales en el orden histórico y aún espiritual o, simplemente, imaginarias. Nos atreveríamos a calificar a A. de Saint Exupery como uno de los autores modernos que mejor ha captado el misterio dramático del desierto, proyectado hacia una liberación, todo ello concebido dentro de una unidad poética de profundo valor simbólico. Si hemos citado a este autor es porque creemos que su pensamiento en este punto tiene muchos rasgos en común con el planteamiento bíblico.

Concepto bíblico de desierto
El desierto fue igualmente una fuente de inspiración constante para los autores sagrados, tema particularmente querido de los profetas. Para describirlo utilizan varios términos, cada uno con un matiz específico, pero que en ningún caso traducen el concepto general que nosotros tenemos de desierto.
El término más común de los empleados por la Biblia es, en hebreo, midbar, que en su origen significa "conducir" "apacentar" (el ganado). Se utiliza para describir una región solitaria, pero no totalmente estéril o desprovista de vegetación y agua, pues se trata de una región de pastoreo, como nos lo indica Jeremías: "Llorad y gemid sobre los montes, lamentaos por los pastizales del desierto (midbar), porque están desolados, no hay quien pase por ellos ni se oye el balar de los rebaños..." (Jr 9,9 y 17,6).
El término castellano más adecuado para traducir este vocablo hebreo seria "estepa".
Quizás el texto bíblico que más nos acerca a nuestro concepto tradicional de desierto sea el Deuteronomio 8,15: "... desierto vasto y terrible, con serpientes de hálito abrasador y escorpiones, región árida carente de agua..."
Pero este texto es la excepción a la regla. El habitante de Palestina, sin embargo, está acostumbrado a una doble imagen de sus desiertos cambiantes sin que pierdan por ello su identidad. En la corta estación que sigue a las lluvias torrenciales del invierno, el desierto se viste de pasajero, pero encantador, ropaje. Es completamente el reverso de la imagen del estío. Los arbustos reverdecen y una alfombra de tímida hierba verde salpicada de infinitas florecillas de colores variados e intensos hace sonreír al desierto. Y los autores sagrados, abiertos siempre a ver en todo la obra salvadora de Dios, aprovechan esta nueva imagen del desierto como símbolo de esperanza: "No temáis anima]es del campo, que reverdecerán los pastizales del desierto y darán fruto los árboles" (Jl 2,22). "Chorrean los pastizales del desierto (midbar) y los collados se orlan de alegría" (Sal, 65,13).
El desierto bíblico cuenta, además, con una fauna significativa. Son citados, concretamente el león, el chacal, el onagro, el pelícano, el avestruz, serpientes y escorpiones... Y si en buena parte del año ofrece un aspecto reseco y poco acogedor, no faltan fuentes y pozos de agua repartidos por toda su geografía, para alivio de personas y animales. "La encontró el Angel del Señor (a Agar) junto a la fuente que hay en el desierto, camino del sur" (Gen 16,7 y 37,22).
Cuando el lenguaje bíblico quiere describir una zona árida y estéril emplea la palabra arâbâh que tiene un particular acento poético y se emplea con frecuencia como oposición a tierra fértil. Isaías, describiendo la desolación de Palestina después de la conquista asiria, escribe: "Está marchita, seca la tierra; avergonzado el Líbano, mustio; el Sarón está como una estepa (arâbâh) (Is 33,9).
El Sarón ha sido siempre la llanura costera fértil por antonomasia en la Biblia, mientras que la palabra arâbâh ha pasado a designar, como nombre propio, la zona reseca situada al sur del mar Muerto.
Si hablan de un paraje solitario por donde no pase nadie, los autores sagrados emplean la palabra "Yesîmôn". Recuérdese el texto de Isaías sobre la restauración del Pueblo de Dios, tras el destierro babilónico, figura del pueblo mesiánico: "He aquí que voy a realizar cosa nueva... Ciertamente en el desierto trazaré un camino..." (Is 43,19).
La aplicación de la justicia de Dios sobre su pueblo, cuando éste ha pecado contra Dios, o contra los enemigos de su pueblo, da ocasión a los autores sagrados para comparar los efectos de la destrucción que preconizan a una tierra desolada; lo poblado será reducido a escombros, a desierto y ruinas. Expresan este concepto con la palabra horbâh, que se utiliza todavía hoy en árabe para designar algún edificio histórico en ruinas (Hirbet).
"Y te reduciré a ruinas y oprobio entre las naciones que te rodean, a los ojos de todo el que pase" (Ez 5,14), e Isaías: "Yo levantaré sus ruinas (horbâh) refiriéndose a Jerusalén, (Is 44, 26).

Desiertos bíblicos
En el Antiguo Testamento se nombran unos 15 desiertos. La mayoría y los más importantes por su extensión están situados dentro de la península del Sinaí y en estrecha relación con las tradiciones del Éxodo de Egipto: Ethan, Sin (desierto del Maná), Sinaí (teatro de la teofanía de Yahvé y entrega de las tablas de la Ley) Faran, Cades... Cinco más se encuentran englobados bajo la denominación general de Desierto de Judea. En el Nuevo Testamento sólo se nombra el desierto de Judea, al iniciarse la predicación del Bautista; en sus confines, la tradición ha colocado el desierto de la Tentación (de Jesús), apoyándose en los relatos de los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, frente a Jericó y no lejos del Jordán. Y finalmente, S. Mateo (15,23) nos habla de una zona desértica junto al lago de Genesaret donde tuvo lugar la segunda multiplicación de los panes.
Topográficamente, el desierto bíblico es muy accidentado en su mayor parte. Altas montañas y profundos valles en la parte sur del Sinaí; colinas y baja montaña, con barrancos muy profundos, en el desierto de Judea.

Simbolismo del desierto en la Biblia
Cuando Israel atravesó el Jordán, tras el Éxodo de Egipto hacía la Tierra Prometida, selló la primera etapa de su historia. Fue algo como decir adiós a su vida errante. De nómada se convirtió en pueblo sedentario, con hogar fijo. Sin embargo, aunque el desierto quedó de la otra parte, históricamente hablando, el recuerdo de aquella experiencia quedó profundamente grabado en sus gentes, como enseña imborrable para su vida posterior. Todo el mundo recuerda su lugar de nacimiento, e Israel, como Pueblo de Dios, había nacido en el desierto. Allí había adquirido una identidad mucho más fuerte que ningún otro pueblo de la tierra. Israel mismo, en virtud de la elección gratuita de que fue objeto por parte de Yahvé, no podía olvidarlo. Se perderían, con el tiempo, algunos detalles, pero los hechos funda mentales, particularmente el Pacto de la Alianza en el Sinaí, así como la actitud rebelde del pueblo y la justicia misericordiosa de Yahvé, serían objeto de reflexión constante para Israel. Y en diversos momentos de su historia afloraría la nostalgia del desierto.
Los profetas considerarían la época del desierto como la edad de oro de Israel:
"Posesión santa era entonces Israel para Yahvé, primicia de su cosecha" (Jr 2,3).
El mismo Jeremías comparará aquella época feliz con la de los desposorios, cantando la primera fidelidad de Israel a su Dios: "Recuerdo a tu favor el afecto de tus mocedades, el amor de la época de tus desposorios, cómo me seguiste por e] desierto, por países donde no se siembra" (Jr 2,2).
Y es que todo había cambiado con las ventajas materiales de la vida sedentaria, y el contacto con adoradores de otras divinidades patrocinadoras aparentes de un progreso y bienestar superiores al que Israel traía.
Los profetas anatematizarían siempre en tono mayor la idolatría y la prevaricación de Israel, pero ninguno tendría expresiones tan vivas para pintar su infidelidad como el profeta Oseas. Y aunque la misericordia de Dios aparece inagotable, será necesario, no obstante, que Israel vuelva a pasar por la experiencia del desierto, para así disponerse a escuchar la voz del único que le puede salvar, Yahvé, su Dios:
"Por tanto, he aquí que yo la seduciré y la conduciré al desierto,
y le hablaré al corazón,
y le daré desde allí mismo sus viñas
y el propio valle de Akor, como puerta de esperanza;
y cantará allí como en los días de su juventud
y como el día en que salió del país de Egipto" (Os 2,16.17).
En el año 587 es destruida Jerusalén por Nabucodonosor, como antes lo había sido Samaría por Sargón 11(722), y sus habitantes llevados al destierro. Para Israel, sin templo ni altar ni sacrificios, Babilonia era un desierto peor que el de arena y sol abrasador. Allí "junto a los ríos de Babilonia", en la meditación callada y sufrida en una tierra extranjera, nacerá la idea de la salvación mesiánica, que abarcará y hará libres a todos los pueblos. Y cuando al cabo de cincuenta años, el Resto de Israel, será puesto en libertad, el libro de la Consolación se hará eco de este retorno como de un nuevo éxodo triunfal y símbolo de la liberación final. El Señor mismo caminará al frente de su pueblo para conducirlo a la Jerusalén nueva. El desierto quebrado se allanará y no será ya más un camino de prueba, sembrado de dificultades:
"Una voz grita: en el desierto despejad el camino de Yahvé.
Enderezad en la estepa una calzada para nuestro Dios.
Todo valle se alzará y toda montaña y colina se hundirá, y lo quebrado se convertirá en terreno llano y los cerros en vega.
Ciertamente la gloria de Yahvé se manifestará" (Is 40,3-5).
"Y el desierto se engalanará y la estepa extenderá una alfombra tupida de flores bajo los pies del cortejo triunfal, y exultará de júbilo al contemplar la gloria de nuestro Dios" (Is 35,1-2). Naturalmente los profetas, con mirada lejana, están viendo en este pequeño grupo que vuelve del destierro la liberación final del pueblo de Dios en la Era Mesiánica. La transformación del desierto es, en ciertos pasajes apocalípticos, como el signo de la salvación final, ya que, según ellos. el Mesías aparecerá en el desierto (cf. Mt 24,26; Ap 12,6-14).
"Voz de uno que dama en el desierto: preparad el camino del Señor". Así comienza el evangelista Marcos el pregón de la "Buena Nueva", recogiendo las palabras del vaticinio de Isaías anteriormente citadas (Mc 1,3; Is 40,3). "Y se presentó Juan Bautista en el desierto predicando e] bautismo de penitencia para remisión de los pecados". Y salían todos al desierto para ser bautizados por Juan en el río Jordán. Una vez más la salvación se iniciaba en el desierto. La liberación estaba a punto de pasar de la profecía a su cumplimiento: "Y aconteció por aquellos días que vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán..." "Y al punto, el Espíritu le impele al desierto" (Mc 1,9).
Los cuarenta días que Jesús pasa haciendo penitencia nos recuerda los cuarenta años de travesía de Israel por el desierto. En los dos casos, el desierto serviría como escenario elegido por Dios para la prueba a la que ambos iban a ser sometidos. El autor del libro del Deuteronomio es claro por lo que respecta a Israel: "Recordarás todo el camino que Yahvé, tu Dios, te ha hecho andar estos cuarenta años por el desierto a fin de humillarte, probarte y saber lo que encierra tu corazón..." (Dt 8,2).. Y los tres evangelistas sinópticos son unánimes en afirmar que Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por Satanás. Podemos, pues, decir que, en toda la tradición bíblica, el desierto tiene un doble sentido que se complementa: Uno, como lugar de elección y otro como medio de purificación, constituyendo ambos la preparación inmediata a la entrada en la Tierra Prometida, en el Reino de Dios.
Pero lo más importante es recalcar que donde Israel sucumbió, Jesús triunfó y su triunfo fue la liberación nuestra. De aquí, que, para nosotros, la imagen del desierto, su simbolismo, toma en Cristo realidad. Superando él toda prueba, consumada en su muerte, nos ha abierto a nosotros las puertas de la verdadera Tierra Prometida, la Nueva Jerusalén.
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor AMunozF » Lun Oct 21, 2013 7:50 pm

--------------------------------------DESIERTO. REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA--------------------------------------
desierto, ta.
(Del lat. desertus).
1. adj. Despoblado, solo, inhabitado.
2. adj. Dicho de una subasta, de un concurso o de un certamen: Que no ha tenido adjudicatario o ganador.
3. m. Lugar despoblado.
4. m. Territorio arenoso o pedregoso, que por la falta casi total de lluvias carece de vegetación o la tiene muy escasa.
clamar en el ~.
1. loc. verb. coloq. predicar en desierto.
predicar en desierto, o en el ~.
1. locs. verbs. coloqs. Intentar, infructuosamente, persuadir a quienes no están dispuestos a admitir razones o ejemplos.

Fuente | Autor : http://lema.rae.es/drae/?val=DESIERTO


-----------------------------------------------DESIERTO. ENCICLOPEDIA CATÓLICA-----------------------------------------------

Las palabras hebreas traducidas en la Biblia de Douay por “desierto” o “silvestre”, y usualmente interpretadas por la Vulgata como desertum, “soledad”, u ocasionalmente eremus, no tienen el mismo tono de significado que la palabra en español desierto. La palabra silvestre, que se usa más frecuentemente que desierto para nombrar la región del Éxodo, se aproxima más cercanamente al sentido del hebreo, aunque no lo expresa del todo. Cuando hablamos del desierto nuestros pensamientos son naturalmente llevados a tales lugares como el Sahara, un gran desierto de arena, incapaz de vegetación, imposible como lugar de residencia para el hombre, y donde no se halla ser humano excepto cuando marcha de prisa a través de él tan rápido como puede. Ninguna de esas ideas está unida a las palabras hebreas para desierto. En hebreo se usan principalmente cuatro palabras para expresar la idea:

-----1 "Midbar"
-----2 `Arabá
-----3 Horbah
-----4 Jeshimon
-----5 Desiertos Bíblicos

”Midbar”
MDBR, midbar, la palabra más general, proviene de la raíz DBR dabar, “llevar” (ganado a pastar) [cf. alemán Trift de treiben]. Por lo tanto entre otros significados de midbar está el de extensiones de pastos para los rebaños. Así en Joel 2,22: “los bellos parajes del desierto brotan”, o literalmente “ya reverdecen los pastizales del desierto”. Así, también, el desierto no estaba necesariamente inhabitado. Así en Isaías 42,11 leemos: “Alcen la voz el desierto (midbar) y sus ciudades, las explanadas en que habita Quedar”, o más bien, "los pueblos que habitan en Quedar”, no es que hubiese en el desierto ciudades habitadas por una población estable. Los habitantes eran en su mayoría nómadas, pues el desierto no era un lugar regularmente cultivado, como los campos y jardines de los distritos civilizados ordinarios. Más bien era una región en la que había pastos, no ricos, pero suficiente para las ovejas y cabras, y más abundante después de la temporada de lluvias. El desierto se consideraba también como la morada de bestias salvajes---leones (Eclesiástico 13,19), asnos salvajes (Job 24,5), chacales (Mal. 1,3), etc. No estaba fertilizado por corrientes de agua, sino que habían fuentes (Gén. 16,7), y en algunos lugares había cisternas para recoger agua de lluvia. Midbar es la palabra usada generalmente en el Pentateuco para el desierto del Éxodo; pero en las regiones del Éxodo se distinguen varios distritos como el desierto de Sin (Éx. 16,1), el desierto de Sinaí (Éx. 19,1), el desierto de Sur (Éx. 15,22), el desierto de Sin (zin) (Núm. 13,21), etc. Además, se utiliza para otros distritos, como en Palestina occidental para el desierto de Judá (Jueces 1,16), y de nuevo en el este para el desierto de Moab (Deut. 2,8).

`Arabá
`RBH, derivado de la raíz “'arab”, "estar árido", es otra palabra para desierto, la cual parece expresar más de una de sus características naturales. La palabra significa una estepa, una planicie desértica; y transmite la idea de una extensión de país árida, improductiva y desolada. En pasajes poéticos se utiliza en paralelismo con la palabra midbar. Así en Isaías 45,1: "Que el desierto [midbar] y el sequedal se alegren, regocíjese la estepa ['arabah] y florezca como flor”, cf. también Jer. 17,6, etc. Aunque la Los Setenta a menudo traduce la palabra por eremos, a menudo utiliza otras variantes, como ge dipsosa y elos. La Vulgata emplea las palabras solitudo, desertum. Muy a menudo la palabra “'arabah” tiene meramente un sentido geográfico, así se refiere a la extraña depresión que se extiende desde la base del Monte Hermón, a través del valle del Jordán y el Mar Muerto, hasta el Golfo de Acabá. Así, también, están las estepas de Moab (Núm. 22,1), la llanura de Jericó (Josué 4,13), etc, en referencia a los distritos desolados relacionados con estos lugares.

Horbah
CHRBH (chorbah), se deriva de la raíz CHRB harab, “dejar yermo”, y es traducida en Los Setenta por las palabras eremos, eremosis, eremia. En la Vulgata se hallan las variantes ruince, solitudo, desolatio. En el Salmo 102(101),7 aparece una extraña traducción. La palabra en griego es oikopedon y en la Vulgata domicilium; y el pasaje en que ocurre la palabra es traducido en la Biblia de Douay: “Soy como un cuervo nocturno en la casa”. San Jerónimo, sin embargo, en su traducción del Salmo directamente del hebreo, emplea la palabra solidudinum, la cual parece más correcta: “Soy como un cuervo nocturno del yermo”. El lexicón de Gesenio da como el primer significado de horbah “sequedad”; luego como segundo significado “una desolación”, “ruinas”. Una combinación de estos sentidos parece haber sido la razón por la cual en los libros poéticos la palabra se usa como desierto. La palabra conlleva la idea de ruina o desolación causada por tierras hostiles, como cuando Dios dice de Jerusalén (Ezequiel 5,14): “Haré de ti una desolación”; o cuando el salmista, refiriéndose al castigo infligido por Yahveh dice (Sal. 9-10,7): “Se consumen los enemigos, todo es desolación por siempre”.

Jeshimon
YSHYMUN (jeshimon), derivada de YSHM, jasham, "estar desolada". Era considerado como un lugar sin agua, así en Isaías 43,19: “Pongo ríos en el desierto [jeshimon]. Era un yermo, un lugar inculto. En los pasajes poéticos se usa como paralelo de midbar, cf. Deut. 32,10; Sal. 78(77),40 (heb.): “Cuántas veces le provocaron en el desierto [midbar], y le irritaron en aquellas soledades [jeshimon]!” Frecuentemente se usa para designar la tierra inculta del Éxodo. Además de esos usos, parece que cuando se usa con el artículo a menudo ha asumido la fuerza de un nombre propio. En tales casos se refiere a veces al desierto del Éxodo (cf. Sal. 78(77),40; 106(105),14---heb. etc.). Parte de la tierra yerma cerca del Mar Muerto es llamada el jeshimon; y al noreste del mismo mar hay un lugar llamado Bet Hayesimot (cf. Núm. 33,49), donde se dice que acamparon los israelitas al final del recorrido. Estas son las principales palabras usadas para desierto en la Biblia. Sin embargo, hay otras menos frecuentes, sólo una o dos de las cuales se puede mencionar aquí: tal como tohu, usada en Gén. 1,2: “la tierra estaba vacía”. En Deut. 32,10 se usa en paralelismo con midbar, y en el Salmo 107(106),40 se refiere directamente al desierto. Otra palabra es çiyyah, la cual significa literalmente sequedad, pero se refiere a veces al desierto; así 'areç çiyyah, "tierra de sequía", o "desierto" (Oseas 2,5).

Desiertos Bíblicos
Se puede decir aquí una palabra los principales desiertos mencionados en la Biblia. Tal vez el más interesante es el del Éxodo. En el Pentateuco esta región es tratada en su conjunto como "el desierto", pero, por regla general, se hace referencia a partes especiales como el desierto de Sin, el desierto de Sinaí, el desierto de Cadés, en el desierto de Parán. Se han escrito libros para debatir la geografía de esta región. Baste decir que comprende el terreno sobre el que los israelitas viajaron desde el cruce del Mar Rojo hasta su llegada a la Tierra Prometida. Nosotros no entramos en la cuestión planteada por los críticos modernos en cuanto a si la geografía del Éxodo tenía diferentes significados en diferentes partes del Pentateuco. El desierto de Judá, también juega un papel importante en la Biblia. Se encuentra al oeste de la “'arabah”, del Jordán y el Mar Muerto. A él pertenecen los desiertos de Engadí, el de Técoa y el de Jericó, cerca de la ciudad del mismo nombre. Al este de Palestina están los desiertos de Arabia, de Moab, y el desierto de Idumea, cerca del Mar Muerto. Se nos dice (Éxodo 3,1) que Moisés alimentó a los rebaños de Jetró, y los llevó a las partes interiores del desierto. Este desierto estaba en la tierra de Madián, cerca del Mar Rojo, y en ella estaba el Monte Horeb, que San Jerónimo dice era el mismo que el Sinaí. El desierto al que David huyó de Saúl (cf. 1 Samuel 23,14) fue el desierto de Zif, que se encuentra al sur del Mar Muerto y de Hebrón. San Juan el Bautista vivió y enseñó en el desierto de Judea, al oeste del Jordán y el Mar Muerto, cerca de Jericó. Por último, la escena de la tentación de Cristo (Mateo 4,1-11), de la cual San Marcos añade (1,13): "Estaba con las fieras", fue más probablemente en el “'arabah” al oeste del Jordán, pero esto es sólo especulación.

Bibliografía: SMITH, Historical Geography of the Holy Land (Londres, 1897); CHEYNE, Encyclopedia Biblica (Londres, 1899); HASTINGS. Dict. of the Bible; VIGOUROUX, Dict. de la Bible.

Fuente: Howlett, James. "Desert (in the Bible)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908.< http://www.newadvent.org/cathen/04749a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.

Fuente | Autor : http://ec.aciprensa.com/wiki/Desierto#.UmVOxoyFCUk


--------------------------------------------------DESIERTO. DICCIONARIO BÍBLICO--------------------------------------------------

Traducción del :

1. heb. midbâr, “lugar”, “silvestre”, “pastura”, “desierto” (1 S. 17:28; Sal. 65:13; etc.); en síntesis, una región amplia y llana, adecuada para el pastoreo del ganado. El Desierto de Judea es una región árida, montañosa, entre el cordón central de montañas y el Mar Muerto y el Jordán inferior 314 (Jue. 1:16).

2. heb. arâbâh, “región árida”, “desierto”, (Am. 6:14; Is. 33:9; Jer.2:6; etc.). Con el artículo identifica el Arabá y el valle del Cedrón (najal hâ-Arâbâh), una plaincie que se extiene por muchos kilómetros al sur del Mar Muerto.

3. gr. érmos, “desierto”, “pastura”, “región silvestre”. Ninguna de esta palabras se refiere exclusivamente a una extensión de arena sin vida, sino en general a una región deshabitada y no cultivada, donde viven animales silvestres. También tiene un sentido figurado: indican privación, esterilidad, desolación (Is. 14:17; Os. 2:3; etc.). Vocablos sinónimos para “desierto” son: heb. tôhû, “vacío”; heb. tsîyyâh, “tierra árida”; heb. jorbâh, “desolación”, “ruina”; gr. ermía.

En en AT tambien se emplea el término heb. yeshimôn, “Desierto árido”, que algunos eruditos tradujeron como Jesimón.
A. De acuerdo con Nm. 21:20 y 23:28 sería un Desierto ubicado en el etremo nordeste del Mar Muerto.
B. Pero 1 S 23:19, 24 y 26:1, 3 se refiere al Desierto que estaba cerca de Zif y Maón, en el cual David se escondió de Saúl. Se lo podría ubicar al sudeste de Hebrón como yendo hacia el Mar Muerto. Otros eruditos piensan que Jesimón es simplemente otro nombre para el Desierto de Judá.

En la Biblia y en este Diccionario se mencionan los siguientes desiertos: Beerseba, Bet-avén, Cademot, Damasco, En-gadi, Etam, Gabaón, Judá (Judea), Maón, Moab, Parán, Shur, Sin, Sinaí, Tecoa, Zif y Zin.

Fuente | Autor : http://www.wikicristiano.org/diccionari ... /desierto/


--------------------------------------------------DESIERTO DE JUDEA.TURÍSTICO--------------------------------------------------

El Desierto de Judea limita con las Montañas de Judea al oeste y con el Mar Muerto al este. Se considera un desierto relativamente pequeño, que abarca sólo unos 1,500 kilómetros cuadrados, pero contiene muchas reservas naturales fascinantes, enclaves históricos, monasterios y paisajes primitivos que lo convierten en un lugar interesante y único que visitar.

El Desierto de Judea ofrece innumerables vistas sobrecogedoras siempre cambiantes. Montañas, cortados y colinas cretáceas junto a mesetas, cauces fluviales y profundos cañones. Este desierto lo atraviesan a todo lo largo y ancho diversos ríos que han excavado gargantas de hasta 500 metros de profundidad. Algunos de estos ríos llevan agua todo el año y crean oasis como los de Nahal Arugot, Nahal Prat y Nahal David. Los antiguos cortados de la vertiente oriental del desierto se elevan hasta una altura de 300 metros sobre la costa del Mar Muerto, y al pie se hallan las reservas naturales de Ein Gedi y Einot Tzukim.

El desierto de Judea está próximo a Jerusalén y su población es relativamente escasa. Los pocos asentamientos que hay allí se establecieron en su perímetro. Este desierto es conocido por su accidentado paisaje, que a lo largo de la historia ha dado cobijo y ocultado a rebeldes y zelotes, y ha proporcionado soledad y aislamiento a monjes y eremitas. En tiempos de los macabeos (hace unos 2,000 años) se construyeron en el desierto grandes fortalezas como Massada y Horkenya. Durante la gran rebelión contra Roma, la última batalla de los judíos zelotes se libró en Massada, y en tiempos del Segundo Templo vivieron aquí miembros del culto del Desierto de Judea.

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---------------------------------------------DESIERTO DE JUDEA---------------------------------------------

Hace varias décadas se descubrieron aquí los Rollos del Mar Muerto ocultos en una caverna de Qumrán, documentos que permitieron arrojar luz acerca de la Biblia y del periodo en el que se escribieron. Merece la pena visitar el Parque Nacional de Qumrán para ver los restos arqueológicos del asentamiento judío que hubo allí.

Los rebeldes judíos no fueron los únicos que vivieron en el Desierto de Judea. En la época bizantina (hace unos 1,500 años) vivió allí una orden monástica especial conocida como Laura, que basaba su modo de vida en el aislamiento y la soledad totales. Los magníficos monasterios que pertenecieron a los monjes de esta orden se construyeron en los riscos y en las grietas de las rocas creando pequeñas cámaras individuales y cúpulas para las reuniones de los días de oración.
Se han construido muchos monasterios en el Desierto de Judea. Algunos de ellos siguen activos, mientras que los de Mar Saba, Mar Jirias y otros están deshabitados y sólo quedan sus ruinas.

Cerca de este desierto y de sus monasterios se encuentra uno de los lugares más importantes de la Cristiandad, el lugar del río Jordán donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Según la tradición cristiana, las aguas del río Jordán son sagradas, y muchos peregrinos llegan aquí para sumergirse en ellas (este lugar se trasladó posteriormente al punto donde el Jordán sale del lago Kinneret, ya que es de más fácil acceso).

Fuente | Autor : http://www.goisrael.es/Tourism_Spa/Tour ... esert.aspx


---------------------------------------------EL DESIERTO DE JUDÁ, DESIERTO HABITADO---------------------------------------------

Durante el prolongado verano el paisaje al este de Jerusalén se presenta áspero, reseco, tórrido, como de colinas calcinadas por el sol oriental y roídas por una erosión secular, sedientas de agua, sin el arraigo, el alivio y la sombra de una sola planta mayor. Predominan a lo lejos los tonos rojizos y de cerca los rosáceos y blancuzcos. Un punto negro que se mueve señala una cabra pastando, y uno mayor inmóvil, la tienda de beduinos tejida con pelo del mismo animal. Imposible parecería a primera vista dar con un establecimiento humano estable y formal.

El macho cabrío despeñado en el desierto

Sin embargo, aquí las señales de vida son tan permanentes como los episodios y las historias del Viejo o del Nuevo Testamento que presenciaron y evocan. Entre los salientes al sur del mesón del Buen Samaritano, destaca el llamado Zuk en hebreo, el Muntar de los 520 metros que en días despejados permite divisar las fortalezas del Herodiun al SO, del Alexandreiun al NE., del Hircaniun por delante. Hasta su cima era arrastrado el chivo expiatorio en el día del Yom Kippur, el de la Expiación de Israel: "Hecha la expiación del santuario... presentará el macho cabrío vivo; pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él todas sus culpas, todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas las transgresiones con que han pecado y los echará sobre la cabeza del macho cabrío, y lo mandará al desierto por medio de un hombre designado para ello. El macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada, y el que lo lleve lo dejará en el desierto" (Lv 16,20-22).
"¡Lleva nuestros pecados y desaparece!" le gritaban los fieles cuando le arrastraban fuera de Jerusalén. Los de la comitiva disponían de agua y de alimentos en los diez puestos o hitos del trayecto. Llegados a la altura de Muntar, empujaban al macho cabrío y lo despeñaban. La Mishná refiere que antes de alcanzar la mitad de la pendiente estaba destrozado.
Siglos después y dentro ya de la Era Cristiana, la emperatriz Eudoxia levantaría sobre igual altura la torre que facilitaría aquellos coloquios con S. Eutimio por los cuales ella se reintegraría a la fe del Concilio de Calcedonia, el del 451. De esa misma torre se serviría otra lumbrera del desierto, S. Sabas, para construir el cenobio que en el año 510 confió a su discípulo Juan Escolanos. Una hoguera retransmitía desde el Muntar a los eremitorios y lauras circundantes el anuncio que otra proclamaba en el Olivete: ¡Cristo ha resucitado!

"Flores de Cristo" pueblan el desierto de Judea

Porque, ¿quién lo esperaría?, el Señor convertirla lo escabroso en llano, la tiniebla en luz, guiando a los ciegos por senderos que ignoran, por caminos que no conocen (Is 47,16). El inhóspito desierto de Judá se puebla a partir del momento en que el cristianismo emerge de las catacumbas y antes incluso. Dícese que S. Hilarión, nacido en Gaza, fundó el primer eremitorio de Palestina allá por el 311, cuando él contaba 21 años. Lauras y monasterios fueron precedidos por anacoretas como el penitente de Ain Fara, S. Jaritón, antes de que, con la paz de Constantino, erigiera esa laura - nominalmente "desfiladero", barranco-, 14 kms al NE. de Jerusalén, y después la de Duka, sobre el Monte de las Tentaciones, y la de Suka, al oriente de Tecoa, la patria de Amós.

La penetración en el desierto de Judá seguirá los cauces accidentados y estrechos de los wadis y la efectuarán de norte a sur y de oeste a este, primero Eutimio, Teotisto y sus discípulos y después Sabas, Teodosio y los suyos. Diez mil anacoretas y cenobitas se concentraron en Jerusalén para testimoniar ante el Patriarca Juan su fe calcedonense. Siete años más tarde, en el 523, fallecería S. Sabas a los 93 años de edad, archimandrita de todas las lauras y "luz de toda la Tierra Santa", además del "más fuerte baluarte de la fe católica" en ella. Por dos veces compareció en la corte imperial de Constantinopla, una para defender la ortodoxia ante el emperador Anastasio, otra para conseguir del emperador Justiniano la exención de impuestos a los súbditos de Palestina arruinados por el levantamiento de los samaritanos. El fue quien más contribuyó a poblar de penitentes las soledades de Judea: "Si de veras quieres hacer del desierto una ciudad, quédate aquí". Las "flores de Cristo" que según S. Jerónimo constelaban en sus días todo el desierto, se propagarán y agrupadas serán jardines en los torrentes y en los valles, en las estepas y en las fortalezas.

Lauras y monasterios de ayer y de hoy

La laura que S. Eutimio fundó en el año 428, auxiliado por la tribu árabe y nómada de Sahel a la que convirtió, fue desenterrada quince siglos más tarde, entre 1928 y 1929. Queda entre Khan el-Hatrur y el saliente del Muntar y se la denomina Khan el Ahmar o del Buen Samaritano. Convertida en cenobio o monasterio para el año 481, y desempeñada esa misión con los que entonces descendían al Jordán, ha encontrado otro buen samaritano en el Ministerio de Cultos de Israel. Éste fue quien libró los restos del monasterio de Eutimio, ya "in extremis" cuando lo tenían entre sus garras las excavadoras de una fábrica de plásticos. Más tarde, en 1979, los restos óseos de varios centenares de monjes víctimas de los persas en la invasión del 614, fueron descubiertos en una cripta subterránea por el arqueólogo griego Yonnis
Namaris.

Más afortunada ha sido la laura de Koziba fundada en el 470 por 5. Juan de Tebas, el Kozibita. Adosada a las paredes maestras, a los ciclópeos muros del wadi Kelt, con un pequeño oasis de verdor a sus plantas, fue reconstruida y habitada a partir de 1878 por monjes del Patriarcado Griego Ortodoxo de Jerusalén. A este lugar, cercano a la Jericó herodiana, se adscribió desde antiguo, la memoria de 5. Joaquín, padre de la Virgen. La iglesita de la Theotocos o Madre de Dios de Koziba será una de las más antiguas con esa advocación.

Al igual que este cenobio, los de S. Teodosio y de S. Sabas, en el paralelo de Belén, mantienen vigente la extraordinaria atracción monacal del desierto de Judá. El primero reunió en vida del fundador más de 400 monjes de procedencias y lenguas diversas. Hoy es como una pincelada de arte y de color en los umbrales del desierto. Venera el sepulcro del santo fundador en la gruta inicial, la que según tradición que justificó Teodosio de Petra, su biógrafo, sirvió de refugio a los magos cuando regresaron a Oriente.

Es más roqueña y está mucho más fortificada, la Gran Laura que S. Sabas edificó por el año 483 sobre el flanco occidental del torrente Cedrón, perseverante hasta el día de hoy. Algunas de sus dependencias, excavadas parcialmente en la roca, se elevan 150 m. por encima del torrente. Fortín de la piedad oriental, ofrece insoslayablemente las trazas de un baluarte singular. Relicarios de acendrada devoción son la celda y el sepulcro de 5. Juan Damasceno. El Sto. Tomás de Aquino del Oriente fue monje en este monasterio y en él falleció el 4 de diciembre del año 749. Los restos de S. Sabas, restituidos por Venecia, descansan desde octubre de 1965 en un altar de la capilla principal de esta Laura Madre, presidida por él durante medio siglo.

Una visita a cualquiera de los treinta cenobios identificados, más una ojeada a los Evangelios, bastan para sentirse tan centrados como, pongamos por caso, en las recién restauradas ruinas de Corozaín. Los eremitas cristianos afrontaron espontáneamente aquella espada del desierto (Lam 5,9) que curtió al pueblo de Dios.

El "Desierto", término evangélico

Nadie como ellos siguieron y honraron los pasos de Jesús por el desierto. Es término con entidad evangélica propia, que en singular y en plural, como substantivo o adjetivo, aparece no menos de 34 veces en el Evangelio. Incluso los desiertos del Sinaí y de la Arabia Pétrea obtienen sus menciones. El primero al invocar en Cafarnaún los interlocutores de Jesús y Jesús mismo, el maná que los padres comieron en el desierto (Jn 6,31.49). El segundo al emplear Jesús como antitipo de sí mismo la serpiente de bronce alzada por Moisés en el desierto (Jn 3,14-15). Prescindiendo de los espacios desiertos cercanos a Cafarnaún y a otros poblados de Galilea, Jesús, los Apóstoles y las muchedumbres que les seguían se dirigieron varias veces a los lugares desiertos no cultivados y no habitados, sitos en la banda oriental del Lago de Tiberíades.
Ya en Judea, quedan al suroeste de Jerusalén "Los desiertos en que vivió (Juan Bautista) hasta el día de su manifestación a Israel"(Lc 1,80). Se trata de lugares solitarios, empinados, elegidos por el Precursor y no alejados de Aim Karem. En ellos le 'fue dirigida la palabra de Dios" (Lc 3,2) para proclamar la llegada del Reino desde otras zonas desérticas, esto es, no habitadas permanentemente y situadas al oriente, tras el pasillo verde del Jordán, más allá del palmeral de Jericó y más acá de las dunas movedizas por encima del Mar Muerto.

El desierto evangélico lo constituyen propiamente los cientos, los miles, de colinas entrelazadas en el páramo estepario erosionado, agrietado, desolado, estéril, vasto. Descienden de los montes de Judea a las vegas del Jordán y se prolongan desde las alturas de Efrén hasta perderse después de Dimona en el Neguev. Se le calculan unos 80km. de N. a 5. y de 20 a 25 de E. a O. Mateo nombra expresamente a este desierto y el cuarto evangelista concreta la región septentrional que lo limita (Mt 3,1; Jn 11,54).

Un buen número de referencias evangélicas a estas olas petrificadas por la insolación y la aridez, corresponden a los asomos últimos de este peculiarísimo páramo al Valle del Jordán. En general, el desierto de Jesús coincide con el de Judá. A éste se dirigió, "conducido por el Espíritu para ser tentado por el diablo" (Mt 4,1). En él permaneció durante "cuarenta días". A él habrá de retirarse al ser perseguido a muerte, igual que lo fueran Moisés, David, Elías. Ningún otro Cristo, ningún nuevo Mesías verdadero, volverá a manifestarse partiendo de este desierto de Judá. Lo anticipará a sus discípulos el propio Jesús: Aunque os digan: He aquí que el Cristo está en el desierto, no vayáis allá" (Mt 24,26).
Jesús pasó y repasó por el desierto de Judá

Sitúa S. Lucas (10,30-38) la parábola del Buen Samaritano inmediatamente antes de que Jesús penetrara en la aldea y en la morada de las hermanas Marta y María. El camino ascendente hacia Jerusalén impulsó al doctor de la Ley que, con la inquisición sobre la identidad de su prójimo, motivó la parábola y aplicación.

A la principal declaración mesiánica de Jesús se debe el texto más explícito sobre el paso y repaso de este desierto de Judá por Jesús: "Y se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había comenzado a bautizar" (Jn 10,40). De nuevo remontará ese desierto con ocasión de la muerte y resurrección de Lázaro, el hermano de Marta y María (in 11,6-7). La postrera y definitiva subida a Jerusalén será registrada expresamente por los tres sinópticos, limitándose Juan a darla por efectiva al reanudar su relato a partir de la llegada a Betania (Jn 12,1).

Que la marcha siguió el camino usual entonces entre Jericó y Betania resalta en Lucas particularmente. "Caminaba (Jesús) el primero subiendo hacia Jerusalén "(Lc 19,28). Como el camino más corto es el que, después de atravesar el wadi Kelt costea en un principio la margen derecha del mismo, ese camino se tiene por cierto que seguiría. El peregrino cristiano no olvida esta última peregrinación por el desierto de Judá del Isaac efectivo. Si el Bautista bajó al Jordán para anunciar el Reino de los Cielos, el Cordero de Dios subió a Jerusalén para confirmarlo e instaurarlo. La Víctima Expiatoria de la Nueva Alianza ascendía voluntariamente, a diferencia de las del Antiguo, forzadas y renuentes. Las direcciones eran contrarias y diversos los valores. Las víctimas del Testamento Viejo desaparecían en el desierto; la del Nuevo, alzada sobre una piedra desechada por los canteros jerosolimitanos, atraerá hacia sí cuanto ha sido creado y perdurará hasta hoy: Stat crux dum volvitur orbis, reza el lema cartujano.

Mirad, subimos a Jerusalén

Por S. Marcos consta la disposición psicológica de los discípulos en esta subida. Estaban como atónitos, sorprendidos, maravillados, porque "Jesús caminaba delante de ellos'; se les adelantaba. Ellos, en cambio, "le seguían con miedo" (Mc 10,32). Al ánimo y decisión de Él seguía el titubeo y temor de los discípulos, por más que el final cruento, inmediato, predicho por Tomás el Gemelo antes de iniciarse la subida anterior (Jn 11,16) habría de verificarse únicamente en el Hijo del hombre. Los tres sinópticos registran que entonces acaeció la tercera predicción expresa de la Pasión "a los Doce, tomándoles aparte". Esta confirmación en solitario debió dejarles más atónitos todavía. "No entendieron nada de esto; no entendieron lo que les había dicho", insiste Lucas sin osar interpretar la reacción interior de los Apóstoles (Lc 18,31-34). Lo que resulta comprensible: La gloria del Unigénito venía irradiando sobre ellos luego de tres años junto a Jesús y acababa de iluminarles en Jericó. Ninguna predicción adversa aminoraba en sus ánimos el resplandor de esa gloria - la del Padre, en la carta a los Hebreos durante la vida misma de Jesús y antes de su Pasión. De ahí que a continuación y en igual subida y camino, Mateo y Marcos, sin interrumpir las respectivas narraciones, presenten a la madre de los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, postrándose ante Jesús para pedirle "que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu reino" (Mt 20,20-28). Puesto que los dos Boanerges consintieron en la actuación de su madre y corroboraron la petición con sus propias respuestas, sabedores como estaban de la reciente predicción de Jesús, alentaba en ellos la fe en el triunfo y glorificación del Maestro, tanto vivo como muerto, antes de la Pasión y después de ella. Juan corroboraría su sinceridad una semana después sobre el Gólgota. Santiago la probaría al beber, el primero de los Apóstoles, el cáliz del martirio, catorce años más tarde.

En el aire de estas soledades, en los silencios de estas colinas, prendidos han quedado el aliento de Jesús y el jadeo de sus Apóstoles.

Fuente | Autor : http://www.elalmendro.org/epsilon/tierra/tierra004.htm | Braulio Manzano, Tierra Santa, Julio-Agosto (1992), 175-181
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor AMunozF » Lun Oct 21, 2013 7:52 pm

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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor Betancourt » Lun Oct 21, 2013 8:03 pm

"Tal vez me esperen horas de desierto
amargas y sedientas, mas yo sé
que, si vienes conmigo de camino,
jamás yo tendré sed."

Precisamente hoy en el oficio divino decía esto, quise compartirlo. :P
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor Pascu » Mar Oct 22, 2013 11:41 am

Les dejo un resumen de un artículo muy interesante que encontré escrito por un sacerdote llamado Jorge Cortés sobre el monacato en el desierto. Para el que quiera leerlo completo aquí les copio el link.
http://www.padulcofrade.com/monograficos/terra_santa/anacoretas_cenobios_lauras.htm

Anacoretas, cenobios y lauras

En la antigüedad, en los primeros siglos de nuestra era, muchos cristianos deseosos de dedicar su vida por entero a Dios y de alcanzar el Reino de los Cielos, viviendo con total radicalidad el evangelio en la intimidad con Jesucristo, se retiraron a lugares solitarios, lejos de la vida blanda y corrompida que les ofrecía el mundo.

El lugar generalmente aceptado como cuna del monaquismo cristiano es Egipto. Allí aparecieron las grandes figuras de monjes universalmente admiradas y propuestas como modelo y se delinearon con perfiles nítidos las dos formas principales de vida monástica: El anacoretismo y el cenobitismo.

El anacoretismo
Los anacoretas o eremitas eran solitarios que se internaban en los desiertos que, llevando una vida de intensa mortificación y penitencia, purificaban su alma buscando la intimidad con Jesucristo. En los albores del monaquismo cristiano, como modelo de vida anacorética nos encontramos con San Antonio Abad, en Egipto.
Dentro de la celda los anacoretas oraban, hacían penitencia y trabajaban. La ocupación primordial era rezar: lo hacían día y noche. No eran pocos los que pasaban la noche en vigilia completa. En cuanto a trabajo, se destacaban en la confección de cestas, esteras y en la traducción de manuscritos. Su vida era predominantemente solitaria aunque se agruparon en lugares cercanos unos de otros. En cuanto a la liturgia, el sábado y domingo concurrían comunitariamente al rezo de los salmos y la eucaristía, luego la cual rompían el riguroso ayuno de la semana con un poco de pan y guiso de verdura.
En Siria y en la Mesopotomia se hicieron presentes algunas variantes: unos habitaban en chozas, grutas y cavernas. Otros prescindían de toda clase de morada, también estaban los estilitas que vivían en lo alto de una columna como San Simón Estilita.

Cenobitismo
Los cenobitas propiamente hablando formaban una comunidad. En Siria, apareció el famoso asceta San Julián Saba. Vivía en la más absoluta pobreza, vestía de saco penitencial, comía sólo pan de mijo y se dedicaba a continuamente rezar. Algunos quisieron imitar su vida y formaron un cenobio de 10 monjes, que luego llegaron a cien. Moraban en cuevas de los alrededores. Al romper el alba cantaban salmos en comunidad, para luego internarse en el desierto de dos en dos, para pasar el día en oración. Por la tarde regresaban y terminaban el día tal como lo habían empezado: cantando y orando en comunidad.
Pero sin duda el mayor impulso en el cenobitismo llegó con San Pacomio el egipcio. La llamada Koinonia Paconiana se formó por la fundación sucesiva de varios monasterios. Todos los monasterios dependían del monasterio principal. Al frente de cada monasterio había un superior local dependiente del superior general.
Lo principal en la vida del monje era la oración y la penitencia. A diferencia de los anacoretas (que sólo se reunían los días sábados y domingos), los cenobitas de Pacomio, en cambio se reunían todos los días al amanecer y atardecer para cantar la oración, escuchar la Palabra de Dios y recitar la salmodia de alabanza a su Señor. Además la regla pacomiana era más moderada en prescribir la alimentación. Había por lo general una comida principal que constaba de verduras sin carne, ni aceite ni vino, aunque todos ayunaban dos veces por semana. El hábito era semejante al de los anacoretas: una túnica sin mangas, un cinturón de cuero o lino, una piel de cabra u oveja desde los hombros hasta las rodillas, y una capucha.

Lauras (en los desiertos de Judea)

En Judea aparecieron las lauras, comunidades de eremitas. La palabra griega "laura" significa callejuela. En efecto, había en la laura un sendero alrededor de los cuales se edificaban los elementos comunes: la iglesia, las celdas, las cisternas, los depósitos y algunas veces el hospicio para los peregrinos, una enfermería y otros elementos. Probablemente su inventor no fue San Chariton o San Eutimio.
Organizada alrededor de un núcleo comunitario, la laura podía extenderse varios kilómetros, siguiendo la configuración típica de los wadis (torrentes) del desierto de Judea. De lunes a viernes cada monje vivía en su gruta, dedicándose a la ascesis con ayunos, vigilias, oraciones, salmodia (recitación de los salmos) y trabajo manual (a menudo fabricación de cuerdas y canastos).

El sábado, todos los monjes se reunían en el centro de la laura, para escuchar las exhortaciones del padre del monasterio, participar en el almuerzo comunitario y en la celebración eucarística dominical. Cada uno depositaba su trabajo semanal a los pies del ecónomo de la laura, y el domingo, antes que cada uno regrese a su celda, el ecónomo distribuía a cada uno el material necesario para el trabajo de la semana siguiente. El ecónomo era el encargado de vender el producto terminado y de adquirir nueva materia prima.

La característica fundamental de la "laura" es la combinación de vida eremítica y vida comunitaria, en contraposición al "cenobio", de vida predominantemente comunitaria.
Pascu
 
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor Limaobo » Mar Oct 22, 2013 1:13 pm

Desierto de Judá

También conocido como Desert of Judah, Jeshimon, Midbar Yehuda, Wilderness of Judaea, Wilderness of Judah

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Lugar de Refugio

Debido a la falta de agua y a la ausencia de vías, el Desierto de Judá ha estado inhabitado en gran parte a través de la historia. Por consecuencia ha sido un lugar excepcional para aquellos que buscan refugio de sus enemigos o un retiro del mundo. Cuando David huyó del Rey Saúl, el se escondió en varios lugares del Desierto de Judá (Zif, Maón y Engadi forman parte del Desierto de Judá). Juan Bautista predicó aquí y parece probable que Jesús haya sido tentado aquí también. Herodes el Grande construyó dos fortalezas (Herodión y Masada) en esta área para protegerse en caso de una revuelta.

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El Herodion

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Masada

Nahal Darga

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El Nahal Darga es el uadi más grande en el norte del Desierto de Judá, y es uno de los 5 más largos en todo el Desierto de Judá. Tiene 43 km de largo (27 mi) y desagua cerca de 230 km² (89 mi²). El Nahal Darga tiene una profundidad de hasta 200 m (650 ft). La mayoría de los uadis comienzan con un descenso abrupto de 100 m (330 ft), pero este desciende en una serie de caídas, cada una de menos de 10 m (33 ft). El agua se mantiene en pequeñas charcas al fondo de cada caída ya que el sol no puede tocarlas por que son angostas. Estas charcas son la fuente más confiable de agua en el norte de Engadi.

Retiros Monasticos

En el periodo bizantino, el Desierto de Judá se llenaba de monjes que buscaban vivir en aislamiento. Hay un libro que habla de este fenómeno titulado The Desert a City (por Derwas Chitty), que captura apropiadamente esta situación. En la cumbre del periodo bizantino (Siglo VI d.C.), habían aproximadamente 65 monasterios en el área. La distancia promedio entre los monasterios de la meseta del desierto era de 3.2 a 4.8 km. (2-3 mi), y eran unidos por una cadena de caminos.

Monasterio Mar Sabas

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Mar Saba fue fundado por Sabas en 483 d.C. y se convirtió en el monasterio más grande. Sabas comenzó a participar en la construcción de 10 monasterios, 8 de ellos en el Desierto de Judá. Mar Saba era un monasterio para los monjes que vivían aislados durante la semana pero en el fin de semana se reunían para orar en grupo e ir a misa. La mayoría de los monasterios fueron abandonados después de la conquista musulmana, pero Mar Saba fue uno de los pocos que sobrevivió. Un terremoto destruyó gran parte del mismo en 1834; bastante tuvo que ser reconstruido.

Camellos

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La Biblia describe el uso antiguo del camello principalmente como un animal de carga para los nómadas del desierto. Aunque exista controversia en cuanto a la fecha de su uso como tal, se sabe que fueron usados en Omán en 2500 AaC. También eran una buena fuente de leche pero no de carne. Los camellos pueden perder hasta un tercio de su peso en agua y reponerlo en 10 minutos. Sus jorobas (dromedarios/Arabes tienen solo una), masas de fibra y grasa, sirven como reservas de energía en largos viajes a través del desierto.

El Pasto se Marchita

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Cada primavera, el desierto florece-por un corto periodo. Luego el sol sale y todo se seca. Is 40:6-8 (LBLA) “Una voz dijo: Clama. Entonces él respondió: ¿Qué he de clamar? Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor del campo. Sécase la hierba, marchítase la flor cuando el aliento del SEÑOR sopla sobre ella; en verdad el pueblo es hierba. Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”

http://www.lugaresbiblicos.com/desierto_de_juda.htm
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor Rodolfo1971 » Mar Oct 22, 2013 1:29 pm

SAN JUAN, JESUS Y EL DESIERTO:

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Mateo 3,1-12:

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
—Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Este es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”»
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
—¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abraham es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras.
»Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
»Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.


Juan Bautista es una figura poderosa y fascinante. Es un rayo que atraviesa la noche oscura, un trueno que retumba en el desierto. Su mensaje está cargado de fuerza: «¡Convertíos!», su palabra resuena para obligarnos a mirar hacia dentro.

¿De qué necesito convertirme?
Los rasgos que acompañan al Bautista son extraños para nosotros, pero muy sugerentes para los que estaban acostumbrados a oír el Antiguo Testamento.
■Juan comienza su tarea en el desierto. ¡Qué absurdo! ¿No habría que ir a la plaza de la ciudad para gritar allí nuestra propuesta? ¿No sería mejor un emporio de comunicación? ¿No es verdad que si no te encuentran en google no existes? Pero si conocemos la historia del pueblo de Israel la cosa cambia. Dios lo condujo por el desierto cuando no era más que un grupo de esclavos fugitivos, Dios lo constituye como pueblo dándole la Ley en el desierto, Dios lo guía durante años de dificultades por el desierto. Los profetas, siglos después, hablarán del desierto como el lugar del amor primero, de la juventud de la relación amorosa entre Dios y su pueblo; invitarán incluso al pueblo infiel a volver al desierto para recuperar la fidelidad. Juan predica en el desierto porque plantea una renovación, un nuevo nacimiento, una conversión que toque la raíz de la persona.
■ Juan no vestía a la moda, su vestido de piel y su correa de cuero recuerdan al gran profeta Elías. El pueblo esperaba su regreso como precursor del Mesías, y el propio Jesús dirá después que «Elías ya ha venido», refiriéndose a Juan.
■ Su dieta pintoresca, de saltamontes y miel silvestre, es la del nómada, la del que está de paso, la del que no está establecido, asentado, aburguesado. Era necesario alguien así para sacudir la conciencia del pueblo, para hacer ver la urgencia de la conversión, para exhortar al cambio. Hoy también necesitamos personas capaces de desclasarse, de salirse del estrecho cerco social en el que todos estamos metidos y poder ver más allá, personas que nos amplían los horizontes, que nos llaman a esperar al Señor que viene, que nos estimulan a preparar su camino.

Imagen

Juan tiene mucho éxito. Mateo nos narra que acudían a él todos los habitantes de Jerusalén, toda Judea, todo el valle del Jordán… todo el mundo. La voz que había comenzado en el desierto es amplificada con fuerza por el deseo de Dios que palpita en el pueblo. Hacía siglos que no aparecía un auténtico profeta; los movimientos que surgían en la época solían acabar masacrados por los romanos. Juan es un foco de atracción por sus palabras, por su testimonio, por la urgencia de su mensaje.

Con toda aquella gente acuden también fariseos y saduceos. Los fariseos insistían tanto en el cumplimiento de las leyes concretas que olvidaban sus fundamentos: la justicia frente a la opresión, la pureza de vida y corazón, la humildad, la sencillez. Los saduceos eran un grupo de mucho poder, aliados de Herodes, de los romanos, y de quien hiciese falta para conservar su estatus. Es extraño que acudan a ver a un hombre que anuncia el cambio, cuando a ellos les iba bien el sistema injusto establecido.

Pero Juan Bautista tiene pelos por todas partes menos en la lengua, va a lo esencial: «Vosotros también necesitáis la conversión. No os hagáis ilusiones por vuestros antepasados, por vuestra familia, por la promesa que Dios hizo a Abraham, padre del pueblo. Si le dais la espalda a Dios y a su voluntad, no os libraréis del juicio». El mensaje de Juan recuerda la urgencia de los antiguos profetas, pero insiste en la cercanía del Reino. «Dios está a las puertas, convertíos ya de una vez, antes de que sea demasiado tarde». Utiliza la imagen del árbol talado por no dar buen fruto, la del fuego que consume la leña inútil, la del bautismo con Espíritu y fuego y la del grano que se aventa para separarlo de la paja inservible. Tres veces se alude al fuego, y todas las imágenes hablan de juicio, de que Dios se va a poner serio, de que llega la hora del discernimiento.

Jesús, más tarde, tendrá un mensaje más matizado. Para él también habrá que podar la rama inútil, pero no para arrancar la cepa entera sino para que produzca más fruto (Juan 15,2). También trae un bautismo, pero no de fuego, sino de Espíritu y vida. También separará el trigo de la cizaña, pero sólo cuando llegue el final de los tiempos, porque el juicio solo le corresponde a Dios y no a los hombres (Mateo 13,24-30).

Imagen

Juan sigue siendo hoy un personaje cargado de sentido. Su mensaje apasionado llega a nosotros cargado de frescura y pureza: «No os contentéis con vivir a medias, sed radicales, id a la raíz y encontraréis allí a Dios, que viene». Su grito de conversión tiene para nosotros plena actualidad.

http://www.bibliayvida.com/2010/11/un-g ... -desierto/
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mar Oct 22, 2013 2:09 pm

Monasterios en el Desierto de Judea

Desde que Moisés y Elías comulgaron con Dios en el desierto, muchas personas han buscado la soledad purificadora del desierto. Quienes desean encontrar la plenitud espiritual, ya sean profetas o gentiles, encuentran aquí todo lo que necesitan: cuevas habitables, manantiales de agua fresca y una ubicación lo bastante cerca de los pueblos y las carreteras para obtener provisiones; alejada para garantizar la tranquilidad.

Los monasterios en el desierto surgieron en el Egipto del Siglo IV, como resultado del deseo de los monjes bizantinos de regresar a la simplicidad y recordar a los profetas: San Juan el Bautista y Jesús.

El Monasterio de Martirius,
cerca de la autovía al este de Jerusalén, fue construido por el Patriarca Martirius de Jerusalén para donarlo al lugar donde había vivido en una cueva. Contiene restos de mosaicos coloristas y una antigua casa de huéspedes.

En la calzada de Jericó de la época romana, se encuentra, el Monasterio de San Jorge de Cobiza; unos monjes buscaban estar a solas con Dios. Se asentaron cerca de la cueva donde cree que los cuervos habían alimentado a Elías. 1 Reyes, 17:5-6

Monasterio de San Jorge de Cobiza.- Imagen

Deir Hijla, junto a la carretera del Mar Muerto a Beit Shean, lleva el nombre de Beth Hoglah. Josué, 15:6. Su fundador fue el monje bizantino San Gerásimo. Su pintoresca iglesia y el monasterio se reconstruyeron en 1890, y a la sombra del patio hay mesas donde las familias de la zona acuden a comer al aire libre.

Siguiendo la carretera a pocos minutos, en donde se une Jerusalén con el Mar Muerto, se encuentra el Monasterio de San Jorge de Coziba, en medio de un espectacular desierto bíblico, donde los monjes cristianos mantienen su antiguo modo de vida.

Transformado por Juan de Tebas en el año 480, tuvo sus orígenes como un simple oratorio.

El Monasterio.- Imagen

El complejo del Siglo VI cuelga del precipicio, en el acantilado de la montaña, en la soledad, con su antigua capilla y jardines; desde lejos se pueden apreciar las torres rematadas, con cúpulas azules, una de ellas es la torre campanario, de cuatro niveles. Y ventanas con aleros, cornisas y tejados en color rojo. El color del conjunto se confunde con la roca; sus largas escaleras que llegan hasta el Monasterio, adornándolas los pinos, en esa sequía del desierto.
Una estela rematada por una cruz indica el lugar. Imagen

Las escaleras.-
Imagen

Se llega por un puente peatonal a través del cañón del Río Kelt, y que muchos imaginan se trata del Valle de la Sombra. Salmo 23

Está habitado por monjes ortodoxos griegos.

En este lugar aun los pastores todavía cuidan a sus rebaños tal y como se describen en Ezequiel 34 y Juan 10:1-16

El valle es paralelo a la antigua calzada romana que iba hasta Jericó y telón de fondo de la parábola del Buen Samaritano. Lucas 10:29-37

Se cree que el monasterio fue dañado durante la invasión persa y restaurado por los cruzados en el Siglo XII con la introducción de varias tradiciones nuevas. La estructura actual fue restaurada por la Iglesia Ortodoxa Griega en 1878-1901.

La gran torre del campanario, fue añadida por Timothy, en 1952.

Es uno de los lugares más espirituales que existe en la tierra.

Fuentes: Israel. Hamaguen Israel y el Mundo
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor tralalá » Mié Oct 23, 2013 9:03 am

hini escribió:El desierto de Qmram y de Masada

El desierto de Judea fue el destierro del pecado de Sodoma y Gomorra, el desierto de la aventura radical, judía y monástica de los Esenios de Qmram, el desierto numantino del millar de judíos de Masada.

Supongo que la palabra que subrayé (destierro), debe querer ser, también, desierto.
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mié Oct 23, 2013 10:44 am

tralalá escribió:
hini escribió:El desierto de Qmram y de Masada

El desierto de Judea fue el destierro del pecado de Sodoma y Gomorra, el desierto de la aventura radical, judía y monástica de los Esenios de Qmram, el desierto numantino del millar de judíos de Masada.

Supongo que la palabra que subrayé (destierro), debe querer ser, también, desierto.


--
destierro s. m.
1 Castigo que consiste en expulsar o hacer salir a una persona de un país o de un lugar: fue condenado al destierro por traición. exilio.
2 Abandono voluntario del propio país obligado por razones políticas. exilio.
3 Lugar en el que vive la persona que ha sido obligada a exiliarse o se ha exiliado voluntariamente. exilio.
4 Tiempo durante el cual una persona desterrada vive fuera de su país. exilio.
5 Lugar muy alejado: vive en el destierro, por eso ahora nos vemos tan poco.


Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor rosita forero » Mié Oct 23, 2013 12:22 pm

.

Monasterio de Mar Saba o de Santa Saba.

Imagen.Imagen..Imagen


La Gran Laura de San Sabas, conocida en árabe como Marcha Saba (hebreo: el מנזרמרסבא), es un monasterio ortodoxo griego excavado en la ladera de una montaña con vistas al valle del Cidrón en Israel. Fue fundado por San Sabas de Capadocia en el año 439 y hoy alberga alrededor de 20 monjes. Se considera uno de los monasterios habitados más viejos del mundo, y todavía mantiene muchas de sus tradiciones antiguas. Una muy especial es la prohibición a las mujeres la entrada en el complejo principal. El único edificio en el que las mujeres pueden entrar es la torre de las mujeres, cerca de la entrada principal.
El monasterio guarda un cuerpo bien preservado y las reliquias que se suponen pertenecen a San Sabas. Al monasterio de Mar Saba se le conoce también como el convento o el monasterio de Santa Saba.


Imagen San Juan Damasceno

Mar Saba fue también el hogar de San Juan Damasceno . fue una de las figuras religiosas dominantes en la controversia iconoclasta, que alrededor del año 726 escribió las cartas al emperador bizantino Leo III el Isauriano refutando sus decretos que prohibían la veneración de imágenes o las estatuas de Cristo o de otros iconos cristianos. San Juan que nació en Damasco y trabajó en un primer tiempo como responsable de las finanzas del califa Abd al-Malik, sintió una llamada espiritual que le llevó a Palestina, en donde se inició como monje y fue ordenado en el monasterio de Mar Saba.
San Juan Damasceno decía en sus escritos: "lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen".

Dicen autores muy antiguos que el emperador León, por rabia contra San Juan Damasceno por lo bien que escribía en favor de las imágenes, mandó a traición que le cortaran la mano derecha, con la cual escribía. Pero el santo que era devotísimo de la Sma. Virgen, se encomendó a Ella con gran fe y la Madre de Dios le curó la mano cortada y con esa mano escribió luego sermones muy hermosos acerca de Nuestra Señora.
La tumba de San Juan se encuentra en una cueva debajo del monasterio.su tumba y su celda se convirtieron en poco tiempo en lugares de peregrinacion.

Imagen vista de la cueva-celda del santo.Imagen..Imagen vista del sepulcro



El monasterio jugó un papel importante en el desarrollo histórico de la liturgia de la iglesia ortodoxa en que el Typikón monástico (manera de celebrar servicios de la adoración) del santo Sabas se convirtió en el estándar en la iglesia ortodoxa del este así como en las iglesias católicas del este que siguen el rito bizantino. El Typikón tomó la forma estándar de servicios que fueron oficiados en el patriarcado de Jerusalén y agregó algunos usos específicamente monásticos que eran tradiciones locales en el santo Sabas. De allí se extendió a Constantinopla, y luego a través del mundo bizantino. Aunque este Typikón haya experimentado evoluciones posteriores, particularmente en el monasterio del Stoudion en Constantinopla, todavía se le conoce como el Typikón del santo Sabas.
Mar Saba es donde Morton Smith aseguró haber encontrado una copia de una carta atribuida a Clemente de Alejandría que contenía extractos de un supuesto evangelio secreto según San Marcos.

fuente http://es.wikipedia.org/wiki/Mar_Saba

http://www.preguntasantoral.es/2012/12/04/
http://www.ewtn.com/spanish/saints/Juan_Damasceno.htm
.
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor tralalá » Mié Oct 23, 2013 1:20 pm

PEPITA GARCIA 2 escribió: destierro s. m.
[i]1 Castigo que consiste en expulsar o hacer salir a una persona de un país o de un lugar...
.

Muchas gracias Pepita por tu explicación.
Lo que quise decir es que probablemente hubo una confusión y escribieron destierro por desierto.
Cierto que en el destierro se está como en un desierto respecto de la propia tierra, primero lo pensé por ahí pero, leyendo la frase completa, podés darte cuenta que no se trata de eso.
De todas maneras estás entre las alumnas más avanzadas de este curso por lo cual te felicito. Tralalá
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor tralalá » Mié Oct 23, 2013 5:09 pm

HACIA LA TIERRA PROMETIDA

Tiempo y tiempo y tiempo de ir por el desierto,
largas detenciones, vueltas y demás.
A la prometida tierra tan ansiada,
verdaderamente ¿queremos entrar?

Mana miel y leche y todo lo bueno
que todos nosotros podemos desear
pero, en el camino, nos alzamos ídolos
y nos apegamos a cada lugar.

La sed, las serpientes, el tedio, el cansancio
nos ponen en contra de DIOS que nos da
el agua, la vida, la sal, la alegría.
Viene con nosotros en peregrinar.

Dejemos que siempre su Amor nos seduzca,
tengamos confianza en su Voluntad.
Así nuestros pasos serán más ligeros,
más leve la carga, gozosa la paz.
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor Silviamaria » Jue Oct 24, 2013 2:35 pm

Comparto el siguiente artículo y al final les recomiendo la canción

Vida en el Desierto
http://www.caminando-con-jesus.org/CARM ... CRISTO.htm
Después del bautismo, Jesús, «empujado» por el Espíritu (cf. Mt 4,1), se retiró al desierto durante cuarenta días.
El lugar. El desierto es, ante todo, lugar de silencio y de soledad, que nos permite alejarnos de las ocupaciones cotidianas para encontrarnos con Dios. Por eso, Oseas lo presenta como un espacio donde surge el amor: «La llevaré al desierto y le hablaré al corazón» (Os 2,16). Para Israel es un lugar rico de evocaciones, que hace presente toda su historia: Abrahán y los patriarcas fueron pastores trashumantes por el desierto. Moisés se preparó en el desierto para su misión y regresó para realizarla. Allí se manifestó el poder y la misericordia de Dios, así como la tentación y el pecado del pueblo. No podemos olvidar las connotaciones que el desierto ha adquirido en nuestra cultura como imagen del sufrimiento físico y moral. Hoy se usa la imagen del desierto para hablar de la pobreza, del hambre, del abandono, de la soledad, del amor quebrantado. A todas esas realidades ha descendido Jesús. Allí se hace presente.
El tiempo. El retiro de Jesús en el desierto duró 40 días. ¿Tiene algún significado ese periodo de tiempo? Debemos recordar que la Biblia hace un uso abundante del simbolismo de los números, que los antiguos lectores entendían bien, aunque en nuestros días pueda parecer extraño. El número 40, que aparece aquí, lo podemos encontrar en más de cien textos, pero pocas veces con un significado matemático. Recordemos que, en la antigüedad, morían muchos niños y los adultos vivían unos 40 años. Los que superaban esa edad eran una minoría. Por eso, 40 años era el símbolo de una generación, de una vida, de un tiempo suficientemente largo para realizar algo importante. Moisés, por ejemplo, murió a los 120 años (Dt 34,7). San Esteban divide su vida en tres etapas de 40 cada una: el tiempo que pasó en Egipto, adorando a los dioses falsos, el tiempo que pasó en el desierto, purificándose, y el tiempo que vivió al servicio de Dios y de su pueblo (Hch 7,20-40). Es como si hubiera vivido tres «vidas». Isaac se casó a los 40 años (Gen 25,20) y también Esaú (Gen 26,34). Israel caminó por el desierto durante 40 años, guiado por Moisés (Dt 29,4). David reinó 40 años (1Re 2,11). Y Job, después de sus desgracias, vivió 40 años de bendición (Job 42,16).
Igual que 40 años significan una vida, 40 días significan un tiempo suficientemente largo para que se realice algo importante. Así, el diluvio duró «40 días y 40 noches» (Gen 7,12). Moisés pasó 40 días en oración antes de recibir las tablas de la Ley (Ex 24,18). 40 días tardaron sus enviados en explorar la Tierra Prometida (Num 13,25). Elías anduvo 40 días antes de encontrarse con Dios (1Re 19,8). Jonás anunció la destrucción de Nínive a los 40 días (Jon 3,4). Jesús fue presentado en el templo a los 40 días de su nacimiento (Lc 2,22), como mandaba la Ley (Lev 12). Después del bautismo, pasó 40 días en ayuno y oración (Mt 4,2) y, después de la resurrección, se apareció también durante 40 días (Hch 1,3). Así pues, los 40 días de Jesús en el desierto significan el tiempo necesario para prepararse a su misión.
Las tentaciones. El mismo Espíritu que consagró a Jesús, «lo empujó al desierto, para que fuera tentado por el diablo» (Mt 4,1). Si el evangelista afirma que Jesús fue al desierto empujado por el Espíritu, quiere decir que estamos ante un acontecimiento que tiene que ver con su misión; es decir, con nuestra salvación. Así se manifiesta el significado último de la kénosis, del vaciamiento de Cristo, que «se despojó de la forma de Dios y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos» (Flp 2,6-7). Cristo sufrió las tentaciones para que se cumpliera lo que dice la carta a los Hebreos: «Ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado» (Heb4,15). Por eso puede comprendernos y tener compasión de nosotros.
En último término, las tentaciones de Jesús coinciden con las de cada hombre, desde el principio: usar de Dios en provecho propio, pedirle pruebas, no fiarse de Él, usar del poder de este mundo para imponer los propios criterios, decidir por sí mismo, independientemente de lo que Dios disponga… Adán en el paraíso sucumbió, desobedeciendo a Dios. Lo mismo le sucedió a Israel en el desierto. Cristo venció sometiéndose al Padre. Y su victoria es ya nuestra victoria. San Pablo lo explica con el paralelismo entre el primer y el definitivo Adán: Si la culpa del primero afectó a todos sus descendientes, ¡cuánto más la victoria del segundo! (cf. Rom 5,17).
Adán, por su desobediencia, fue expulsado del Paraíso al desierto. Jesucristo, con su obediencia, nos abrió el camino del desierto al Paraíso. Lo subraya san Marcos, cuando dice que, después de vencer las tentaciones, Jesús «estaba entre fieras salvajes, y los ángeles le servían» (Mc 1,13). Así se cumple lo que anunció el profeta para los tiempos del Mesías: «Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito» (Is 11,6). Con la victoria sobre el pecado, se restablece la armonía del Paraíso, en la que todos estamos invitados a participar. Al respecto, san Agustín afirma que todos estamos llamados a compartir la victoria de nuestra cabeza: «En Cristo estabas siendo tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne, y de Él procedía para ti la salvación […] de ti para Él la tentación, y de Él para ti la victoria. Si hemos sido tentados en Él, también en Él vencemos al diablo».
Notemos que el demonio propone sus tentaciones con citas de la Escritura sacadas de su contexto. También en nuestros días se puede usar la Biblia para hacerla decir lo contrario de lo que dice. No son pocas las personas que la traicionan de este modo. Se consideran modernas, porque la privan del contexto interpretativo en el que encuentra su sentido (que es la comunidad creyente, la Iglesia) y la convierten en piedra de escándalo y de tropiezo para los que tienen una fe sencilla. Jesús respondió con una interpretación «tradicional» de la Escritura, viendo en ella la manifestación de la voluntad de Dios, que Él está dispuesto a obedecer hasta el final, sin ponerlo a la prueba. Este es un aspecto que en nuestros días adquiere una especial importancia.
La obediencia del siervo. Al tener lugar después del bautismo, en el que Jesús fue ungido mesías, las tentaciones iluminan la manera concreta de entender su mesianismo y su disposición a obedecer al proyecto de Dios sobre Él. Satanás le presenta otros modelos distintos del que ha recibido de Dios, tal como se ha manifestado en el bautismo. Dios le pide el servicio humilde y la obediencia hasta la muerte. El demonio le ofrece el triunfo, el poder y la gloria humana; Satanás le propuso seguir el camino del éxito. Le sugiere que un mesías triunfante encontraría acogida en la gente, que fácilmente se dejaría guiar por Él. Todo lo contrario de lo que Dios espera de su siervo. Es la misma tentación que se presentará en otros momentos de su vida (Lc 4,13), principalmente en la cruz (Mt 27,40-43).
Pero Jesús la supera no usando a Dios para su provecho, sino sometiéndose a los planes de Dios. Se abandona confiadamente en las manos del Padre; a pesar de que el papel del siervo sufriente no sea claro y parezca condenado al fracaso: «Aprendió sufriendo a obedecer» (Heb 5,7-8). Cuando Jesús dice que «no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4), está afirmando la absoluta prioridad de la voluntad de Dios (manifestada en su palabra, en la Escritura) sobre sus propias necesidades o proyectos (incluida la satisfacción de las necesidades primordiales). Un salmo lo había expresado así: «Tu gracia vale más que la vida» (Sal 62 [63],4). Jesús lo confirmó con sus elecciones. Y yo, ¿estoy convencido, como Él, de la absoluta prioridad de Dios en mi vida cotidiana? Él se abandonó en las manos del Padre, aceptando ser su siervo. Por eso, varias veces dirá que no ha venido a hacer su propia voluntad, sino la del Padre, que lo ha enviado. Así «nos dejó un ejemplo, para que sigamos sus huellas» (1Pe 2,21).
Así expone el Catecismo el significado de las tentaciones y de sus consecuencias para nosotros: «Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las de Israel en el desierto […] Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto, Cristo se revela como el siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina […] Cristo ha vencido al Tentador en beneficio nuestro: “Pues no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado” (Heb4,15)». nn. 538-540.
Ahí va la música de un clásico para este día: No podemos caminar con hambre bajo el sol... Por el desierto el pueblo va...

http://www.youtube.com/watch?v=xWRgQFc9 ... re=related

P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor catolica9soy » Jue Oct 24, 2013 3:01 pm

Hola a todos:
Definitivamente el desierto es un lugar donde a pesar de haber un calor insoportable, se puede pasar grandes momentos de meditación y reflexión.
Conocí parte del Desierto de Judea, fuimos al monte de las Tentaciones al cual hay acceso por un teleférico. La vista es espectacular, se ve peñascos, agujeros en ellos y una edificación a la orilla que maravilla a cualquiera dado que fue construido muy arriba y en la orilla de los riscos. Se sube una infinidad de gradas hasta llegar a un monasterio hay íconos preciosos, nadie pensaría que hay alguien allí.
Camino a Jericó seguimos viendo el desierto hasta llegar al Río Jordán cuyas aguas no se veían azules como en algunos videos la muestran, es café. Bajamos por unas gradas y allí renovamos el bautismo. Hay personas que se sumergen. Hay muchos juncos alrededor y palmeras.
Pasamos cerca de Magdala, donde hay ruinas y crianza de burritos.
Llegamos por fin al Mar Muerto donde untamos nuestro cuerpo con lodo y flotamos en sus saladas aguas. Con su vista tan hermosa, nadie diría que es un mar muerto.
Vimos de camino unos camellos y especies de champas donde vive gente en el desierto.
Antes de ir al Mar Muerto conocimos Qumran. Sus ruinas son espectaculares y hay réplica de uno de los rollos encontrados allí.
Esa experiencia de sentir el calor intenso del desierto,ver los montículos , riscos y caminos en él, es única.
Cualquiera podría penar que es una locura vivir allí, pero almenos permanecer por unos momentos y conocer los lugares es inolvidable e invita a la meditación.
Juan Bautista anduvo allí, Jesucristo también y por qué nosotros no poder apreciarlo y sentir su soledad y grandeza.
Es único, una maravilla. No vi las fotos de la conferencia, pero me imagino que son lindas . Cierren sus ojos e imaginen estar allí. Es hermoso. Un abrazo a todos.
catolica9soy
 
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Jue Oct 24, 2013 6:51 pm

El desierto de Sinaí

El Monte Sinaí o Monte Horeb, es una montaña situada al sur de la península del Sinaí, al nordeste de Egipto, en Asia, y donde, según la Biblia, Dios entregó a Moisés los Diez Mandamientos. Desde la época de Santa Helena ha sido identificado con Jabal Musa, o Gebel Musa, nombre árabe que significa Monte Moisés.

La altura del Monte Sinaí es de 2.285 metros, aunque no es la máxima elevación ni de la península del Sinaí ni de Egipto, ya que este honor lo ostenta el Monte Catalina de 2.407 metros, situado cerca del Monte Sinaí.
Monte Sinaí.- Imagen
Los eruditos hebreos han asegurado largamente que la localización exacta del Monte Sinaí era desconocida, dando la razón de que su localización era situada en tierra incógnita. Esto no es de sorprender, ya que es uno de los lugares más sagrados de su religión, especialmente famoso por haber sido el lugar donde Moisés recibió los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.

La posición de la montaña fue evidentemente olvidada. El posicionarlo en Jebel Musa lo hicieron dos monjes que anunciaron haber encontrado la "zarza ardiente" de Moisés, cerca de 300 d. C. Esta zarza está situada, según la tradición, en el Monasterio de Santa Catalina, Egipto.
Monasterio de Santa Catalina.- Imagen
Este Monasterio de la Transfiguración o Monasterio de Santa Catalina, está situado en la boca de un cañón de difícil acceso a pies del Monte Sinaí, en Egipto. Construido donde Moisés vio la «zarza que ardía sin consumirse». Uno de los monasterios más antiguos que continúan habitados; conocido como el Monasterio de la Zarza Ardiente. Pertenece a la Iglesia ortodoxa autónoma de Monte Sinaí, dependiente de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el año 2002.

El nombre Sinaí proviene de "dios Luna Sin", probablemente, al igual que el desierto de Sin. El judaísmo enseña que tan pronto como los judíos recibieron el Decálogo en el Monte Sinaí, fueron odiados por el resto del mundo por haber sido los que recibieron la palabra divina; la zona fue alcanzada por los hebreos el tercer mes del Éxodo. Allí quedaron acampados aproximadamente un año.

En el Éxodo, en los últimos 22 capítulos, en el Levítico y el Libro de los Números Cap. 1-1, contienen un registro de lo que ocurrió mientras permanecieron en el monte Sinaí. Desde Rephidim, Ex. 17, 8-13, los Israelitas viajaron a "el desierto del Sinaí", y acamparon allí "ante la montaña"

El monte Sinaí es célebre por su gran importancia en el libro bíblico del Éxodo.

La presencia de Dios en la tierra prometida

El Señor dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, sube a la tierra donde corre la fluye leche y miel; pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, (cabeza), no sea que te consuma en el camino.

Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.

Porque Dios había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer. Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el Monte Horeb. Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Dios, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento. Éxodo 33-1-7, Ezequiel 20-1-6

Mandamientos de la Ley de Dios.- Imagen
Cuando recibieron de Dios los Diez Mandamientos, los hebreos estaban acampados en la parte de abajo del Monte Sinaí, guiados por el Profeta Moisés que caminaron hacia la Tierra Prometida.

Llegaron a un lugar donde desde lejos podían ver las montañas de Palestina, y les dijo Moisés: “miren las montañas de la Tierra Prometida, esa es la tierra que Dios prometió a Abraham y a su descendencia. Nosotros somos los descendientes de Abraham y a nosotros nos va a dar Dios esa tierra; animo y confianza en Dios pues Él nos introducirá en esa tierra y nos hará dueños del país”

Los hebreos desconfiados le dijeron a Moisés que enviara primero a algunos a explorar para ver cómo eran sus habitantes y la tierra. Moisés envió a doce hombres a explorar y les dijo: “observen toda la región y díganos si la tierra es fértil o no, si los habitantes son muchos, si son fuertes y guerreros y las ciudades son fortificadas. Y tráiganos fruta del país”

Los exploradores se fueron y durante 40 días recorrieron todo el lugar. A los 40 días regresaron trayendo productos de la región, y entre ellos un racimo de uvas tan grande, que lo cargaban entre dos de los hombres.

Platicaban de las maravillas del lugar, que era hermosísima la región y la tierra muy fértil, que una muestra de ello eran los productos que habían traído; y que podían decir que ahí, corren arroyos de leche y miel. Continuaron comentándoles que los habitantes eran muchos y guerreros; unos gigantes en comparación con ellos, que parecían hormigas. Que las ciudades grandes y como fortalezas, con murallas que llegaban hasta el cielo. ¡Qué esperanza que nosotros podamos conquistar esa tierra y adueñarlos del país!

Los hebreros se desanimaron al escuchar a los compañeros y empezaron a murmurar en contra de Moisés y a preguntarse a dónde irían; comentaban nombrar a otro jefe y regresar a Egipto.

Un de los exploradores, Josué, el único que no había perdido la fe en Dios, les dijo: ¿Por qué desanimarnos y desconfiar del Señor? Es cierto que las ciudades son grandes, fortificadas y los habitantes son guerreros. Pero Dios está con nosotros, Él peleara con nosotros, Él nos introducirá a la Tierra Prometida y nos hará dueños del país.

Los hebreos no hicieron caso y siguieron murmurando en contra de Moisés, hasta que Dios se canso y le dijo a Moisés: “Yo no sé cómo es esta gente. Después de tantos milagros como hice en Egipto todavía no creen en mí. Pero ahora volverán atrás todos, otra vez al desierto a donde andarán errantes durante 40 años, hasta que hayan muerto todos los que han visto los milagros y no han creído en mi. Y la nueva generación, o sean sus hijos, serán los que entren a la Tierra Prometida”

Al escuchar esto los hebreos empezaron a llorar, tuvieron que regresar al desierto en donde peregrinaron por 40 años.

Reflexión: Que tristeza que desde antes de Cristo, ya se había perdido la fe, han pasado siglos y aun muchos desconfiamos de la grandeza de Dios.

Les comparto este interesante video: Israel y el Desierto de Sinaí
http://www.webislam.com/videos/57124-is ... sinai.html

Fuentes: Biblia de Jerusalén. Israel. WebIslam. Wikipedia. Historia Sagrada
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor rosita forero » Vie Oct 25, 2013 2:04 pm

por hini Recorreremos El desierto donde se retiró Jesús y fue tentado,
Visitaremos los monasterios del Desierto


Monasterio de la Tentación

Imagen..Imagen..Imagen...Imagen

El Monasterio de la Tentación ( en árabe: دير القرنطل Deir al-Quruntal)

Es un monasterio cristiano ortodoxo situado en Cisjordania, concretamente en el Monte de la Tentación, y mirando hacia la localidad de Jericó y el Valle de Jordania. El monasterio está construido a una altura de 350 sobre el nivel del mar. El templo es una atracción turística y está bajo la administración de la Autoridad Nacional Palestina, si bien el monasterio está gestionado por la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén.



historia

El más antiguo de los monasterios fue construido por los bizantinos en el siglo VI sobre la cueva en la que Jesús pasó cuarenta días de ayuno y meditando sobre la tentación de Satán, a unos 3 kilómetros al noroeste de Jericó. El monasterio recibe su nombre de la montaña en la que está situado, el Monte de la Tentación.

Imagen

El monasterio fue identificado por Augusta Helena de Constantinopla como uno de los "sitos sagrados" en su peregrinación en 326 d.C.4
Palestina, incluyendo Jericó, fue conquistado por los árabes bajo el califato islámico de Umar ibn al-Khattab en los años 630. Cuando las Cruzadas invadieron el área en 1099 construyeron dos iglesias en el lugar: una en una cueva a mitad de la cumbre y la otra en la cumbre. Hacían referencia al sitio como "Mons Quarantana" (de Quaranta que significa 40, el número de días que Jesús ayunó según el Evangelio).

La tierra sobre la que se construyó el monasterio fue adquirida por la Iglesia Ortodoxa en 1874. En 1895 se construyó el monasterio alrededor de una capilla en una cueva, que marca la piedra donde Jesús se sentó durante su ayuno.Tres monjes ortodoxos residen en el monasterio y hacen de guías para los turistas
Se puede acceder en teleférico o caminando

Imagen telesferico


Imagen..Imagen interior del monasterio

. En el interior del monasterio se encuentra una habitación lleno de iconos riquísimos y muy antiguos. . Y, desde allí, subiendo unas escaleras se encuentra la piedra muy venerada en la que Jesús se sentó

Imagen Iconos...Imagen la piedra donde Jesús se sentó


fuente.http://es.wikipedia.org/wiki/Monasterio ... aci%C3%B3n
..http://unsacerdoteentierrasanta.blogspo ... iones.html
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Re: Tema 8: Vida en el desierto

Notapor rosita forero » Vie Oct 25, 2013 2:04 pm

..
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