Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

En este curso, haremos un recorrido turístico-religioso por los Santos Lugares, conoceremos y comprenderemos cómo conviven las tres grandes religiones monoteístas en Tierra Santa: Cristianismo Judaísmo e Islam, sus costumbres y tradiciones, visitaremos los lugares de la vida de Cristo y la Santísima Virgen.

Conjuntamente al curso de turismo religioso, que se enviará cada semana por correo y se desarrollará en el foro como hacemos habitualmente, cada domingo nos uniremos a la plataforma de http://www.evangelizaciondigital.org/encuentros-on-line/tierra-santa/ Evangelización Online para peregrinar por los lugares que vayamos visitando y conocer la Tierra Santa, de primera mano, con guías conocedores de los lugares santos, y además con materiales de estudio y de formación.

Fecha de inicio
2 de septiembre de 2013

Fecha final:
22 diciembre 2013

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Moderadores Animadores

Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor ayga127 » Dom Nov 03, 2013 8:13 pm

Peregrinos en la historia

La peregrinación es un fenómeno común a muchas religiones. La cristiana deriva directamente de la Biblia.
La encontramos en la oración de los Salmos: “Pasando por el valle del llanto lo cambia en una fuente, también la primera lluvia lo cubre de bendiciones, crece a lo largo del camino su vigor hasta que no aparece ante Dios, en Sión” (Sal 84,7-8).
Y la encontramos en las carismáticas figuras del Antiguo Testamento. En 1Re 18,1-18 leemos del profeta Elías que viaja hacia el Monte de Dios, el Sinaí, para ver la Gloria de YHWH. En contraposición, el primer peregrino fue Abraham, que realizó un largo viaje desde Mesopotamia: “Vete de tu tierra y dirígete donde yo te mostraré” (Gn 12,1-3). Con estos presupuestos no sorprende que la peregrinación se haya convertido en un fenómeno típicamente cristiano. Las circunstancias históricas del siglo IV d.C., con la paz Constantina y la construcción de las primeras basílicas cristianas en los Santos Lugares de Jerusalén y Belén, permitieron a los fieles de todas las partes del imperio dirigirse a la Tierra Santa y hacer la peregrinación para conocer los Santos Lugares. En una carta de Constantino referida por Eusebio de Cesarea, encontramos por primera vez el concepto cristiano de Santos Lugares, que el emperador enviaba a purificar de la contaminación del paganismo.

Los orígenes históricos de la peregrinación no se pueden precisar, pero podemos basar nuestras investigaciones en los testimonios de los peregrinos que dejaron sus memorias escritas.
Todavía antes de que el imperio romano permitiera la religión oficial cristiana (313 d.C.), los peregrinos se ponían en camino para visitar las tumbas de los apóstoles, de los mártires y los Santos Lugares de las tierras bíblicas.
Melitone di Sardi, mártir alrededor del año 190 d.C., se considera uno de los primeros peregrinos. Definido por los antiguos “una estrella de Asia Menor”. Fue a la tierra de Israel para buscar detalles de la controversia de la fecha de la Pascua y argumentos sobre el canon de las Sagradas Escrituras que la Iglesia estaba elaborando. Por lo que su peregrinación fue un estudio de las fuentes de la fe cristiana.
Entre los primerísimos, también Alejandro el Cappadoce, confesor de la fe cristiana, que después de la persecución sufrida en patria realizó el santo viaje hacia Jerusalén. Mientras era huésped de la comunidad cristiana, fue consagrado obispo de Jerusalén sustituyendo a Narciso.

También en el siglo tercero d.C. encontramos otro peregrino excepcional, Origene de Alejandría. A causa de la persecución de los cristianos en Egipto en tiempos de Settimio Severo, escapó hacia Cesarea Maritima. En esta metrópolis política y cultural abrió su mente a los problemas de historia, geografía y topografía que se encuentran en las Escritura. Y así nació en él la exigencia de conocer a fondo los lugares, en particular los mencionados en los Evangelios.

Hacia el final del reinado de Constantino, en el 333 d.C., un peregrino cristiano de Bordeaux se dirigió a Palestina recorriendo las vías imperiales de la Galia, Italia y los Balcanes. Cuando llegó a Constantinopla, continuó por las provincias de Asia Menor, Líbano y por último, llegó a Palestina. Durante todo su viaje, el peregrino anotó detalladamente todas las etapas y las distancias, dejando el denominado Itinerario Burdigalense.

El testimonio del peregrino de Bordeaux es muy importante porque es el primero que nos informa de los cambios políticos y religiosos que la Tierra Santa estaba experimentando. Nota los trazos paganos todavía presentes, como por ejemplo las dos estatuas de Adriano todavía en vida en la Explanada del Templo, pero también indica las novedades introducidas por la política cristiana de Constantino. Recuerda que por orden suya (iussu Constantini) se han realizado las basílicas del Sepulcro y del Eleona en Jerusalén, de la Natividad en Belén.

El más famoso de todos los diarios antiguos de peregrinación a la Tierra Santa es obra de una noble mujer originaria de Galicia, una región de España. El nombre de la autora, Egeria, lo sugiere un autor español algunos siglos después, Valerio del Bierzo, en una obra titulada: Carta escrita para alabanza de la beatísima Egeria. De esto resulta que, Valerio poseía un código del Diario de Egeria y lo muestra como obra digna de atención.
Egeria viajó para conocer las Escritura y los lugares donde se escribieron. No va a los Santos Lugares para pedir una gracia o milagros, sino para comprender y confirmar las Escrituras.
La fecha de la peregrinación de Egeria está colocada entre el 381 y el 384 d.C., tres años intensos consumados en la búsqueda, en la visión y la documentación. El cuadro histórico del viaje de Egeria ciertamente se inscribe en la segunda mitad del siglo IV d.C. El viaje está marcado por algunas fechas seguras (muerte de Eulogio, el obispo de Edessa en el 387; la figura de Protogene obispo de Charra y de Abrahán obispo de Bathna: cfr. Diario, 19,1.5; 20,2) y por algunos sucesos que conciernen el Monte de los Olivos y el Sión cristiano en Jerusalén. Egeria no vio por ejemplo la construcción circular deseada por Pomenia en el lugar de la Ascensión, llamado Imbomon (Diario, 25,11 etc.). Pero vio la iglesia en el lugar del Cenáculo en el Monte Sión (Diario, 39,5).

El libro se compone principalmente de dos grandes secciones: en la primera se narran los cuatro grandes viajes (cap. 1-23). En la segunda sección se describe la liturgia seguida por la Iglesia de Jerusalén (cap. 23-24). Más detallado aparece el viaje al Monte Sinaí y a Egipto (cap. 1-9); la subida al Monte Nebo, el lugar de la muerte de Moisés (cap. 10-12); la visita a Carneas en Edom, que se consideraba la patria de Jacob, pasando por el valle del Jordán (cap. 13-16); el viaje a Mesopotamia (cap. 17-23). La última parte (cap. 24-49) se detiene en las funciones litúrgicas celebradas en Jerusalén durante la Semana Santa y en el año litúrgico, a partir de la Epifanía hasta la fiesta de la Dedicación de la basílica constantina, el 14 de septiembre.

Su viaje es muy largo y cubre todos los pueblos bíblicos, desde Egipto hasta los confines orientales del imperio romano. Llega hasta Charra, la antigua Harran de Mesopotamia, la patria de Abrahán. Y preguntó al obispo Protogene: ¿Dónde está Ur dei Caldei? (Diario, 20,12). No pudo visitar Ur porque se encontraba fuera de los confines del imperio romano, bajo el dominio de los persianos. Le bastó saber por el obispo de Harran, que el lugar se encontraba a 10 días de camino, más allá del confine.
Se pueden ver en el interior del Itinerario de Egeria dos grandes intereses: uno por el Antiguo Testamento y otro por el Nuevo Testamento en la liturgia jerosolimitana. Egeria llevaba consigo un código de la Biblia (Diario, 10,7) y en cada santo lugar leía los discursos o hechos relativos. La suya es una verificación de la narración bíblica y se sintió muy complacida por encontrar siempre confirmación en las Escrituras. Egeria era muy curiosa de “saber y de ver”, como escribía de sí misma (Diario, 16,3).

Un segundo aspecto calificador de la peregrinación de Egeria es la oración. La oración acompaña a la lectura bíblica, antes y después de las visitas y las explicaciones. Normalmente proclama los Salmos apropiados al hecho recordado (Diario, 14,1).

En el año 385 san Girolamo, en compañía de la matrona romana Paola y de su hija, Eustacio realizó una peregrinación desde Galilea hasta Jerusalén. Girolamo fue un peregrino singular y para sus discípulas fue un verdadero animador espiritual de la peregrinación. Después de dejar Roma, Girolamo tenía una meta, Belén. Pero antes de encerrarse en la celda junto a la gruta de la Natividad, visitó extensamente la Tierra Santa en compañía también de rabinos que lo instruyeron en la identificación de los lugares y las tradiciones bíblicas. En sus Comentarios de los textos sagrados y en sus Cartas, deja aparecer en más de una ocasión las memorias de los lugares visitados. Además, tradujo el Onomástico de Eusebio de Cesarea en latín, por lo que había adquirido un gran conocimiento de la geografía bíblica. Con esta versión daba al mundo cristiano la oportunidad de conocer los nombres de la Biblia en un idioma más accesible.


Fuente: Antiguos peregrinos a Tierra Santa, Ediciones Tierra Santa, Milán 2009
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor enrique4 » Dom Nov 03, 2013 9:15 pm

PEREGRINOS EN LA HISTORIA: EGERIA

Tierra Santa en general y Jerusalén en particular han atraído desde hace siglos la atención de millones de personas en todo el mundo. Siglos atrás, peregrinos de distintas nacionalidades, orígenes y credos ya habían iniciado el viaje hasta los Santos Lugares del próximo oriente. En el caso de los viajeros cristianos, el hecho que marcó la “explosión” de las peregrinaciones fue el descubrimiento de la supuesta tumba de Cristo a comienzos del siglo IV. A este suceso habría que añadir los escritos dejados por San Jerónimo –autor de la traducción al latín de la Biblia hebrea y griega–, quien seguramente influyó en el afán viajero de muchos devotos con sus textos relativos a los santos lugares.

Junto a los textos del santo, que vivió en Palestina entre finales del siglo IV y comienzos del V, se encuentran otros de vital importancia y que fueron escritos por algunos de los primeros peregrinos. Gracias a estos textos, aquellos que se aventuraban como peregrinos poseían una especie de guía repleta de consejos y descripciones para viajar hasta Tierra Santa. De este modo los arriesgados viajeros tenían en sus manos una ayuda con la que realizar una visita completa a los santos lugares y poder revivir así los acontecimientos de la vida de Cristo. Este es el caso de los textos redactados por el anónimo Peregrino de Burdeos y la religiosa española Egeria, que serían usados durante mucho tiempo por los peregrinos siguientes.

Son pocos los datos que poseemos de esta audaz y valiente monja gallega. Al parecer, Egeria era la superiora de un convento o eremitorio gallego, que en el siglo IV d.C. tomó la decisión de viajar hasta los santos lugares para visitar en persona los paisajes descritos en el Antiguo y el Nuevo Testamento y describir después a sus hermanas todo lo que veía a través de una serie de cartas abiertas que forman su diario.

Aunque se desconoce el lugar exacto desde el que comenzó su viaje, parece claro que éste se encontraba en Galicia. La narración de su diario comienza en diciembre del año 383, y finaliza en junio del 384. En tan sólo seis meses recorrió miles de kilómetros, unas veces a pie, otras montada a caballo e incluso a lomos de un camello.

Su diario de peregrinación, Itinerarios, permaneció perdido durante más de quince siglos, hasta que fue encontrado en la ciudad italiana de Arezzo a finales del siglo XIX. Según se ha podido comprobar, este diario de viaje está incompleto, ya que faltan las primeras páginas del mismo. Además, su autora sólo recoge el segundo de los viajes de peregrinación que realizó a Tierra Santa, ya que según relata ella misma en el diario, realizó un primer viaje a Jerusalén del que desconocemos todos los detalles.

Es posible que la monja gallega fuese contemporánea de Prisciliano y quizá llegó a conocer sus doctrinas, ya que existen varios pasajes en sus escritos que parecen coincidir con la particular concepción religiosa del célebre hereje.

Durante su peregrinación, Egeria visitó templos, eremitorios y los más variados escenarios bíblicos. En cuanto se encontraba en los lugares descritos por las Escrituras, la monja gallega se detenía para leer y meditar los pasajes correspondientes a ese lugar.

A lo largo de su peregrinaje, Egeria también fue encontrándose con las supuestas reliquias correspondientes a distintos pasajes del Antiguo y el Nuevo Testamento, y así lo anota puntillosamente en su diario de viaje. Así, la monja gallega vio conmovida su alma al contemplar la piedra sobre la que Moisés quebró las primeras Tablas de la Ley, el horno donde los israelitas fundieron el becerro de oro o la zarza ardiente a través de la que Dios se manifestó y, que según la monja, aún seguía viva y continuaba echando brotes. En Jerusalén, por ejemplo, Egeria pudo visitar la columna en la que supuestamente habían azotado a Jesús y que “aún conservaba algunas marcas dejadas por el cuerpo de nuestro Señor”.

Otro de los pasajes más interesantes es descrito durante su viaje por tierras sirias, en concreto a la ciudad de Edessa. Allí Egeria puede contemplar las cartas originales que según la tradición habrían intercambiado Cristo y el rey Abgar, y llega a hacerse con una copia que conservará como reliquia. Según el relato del obispo de Edessa –“hombre santo” con quien Egeria conversó directamente– las cartas habían ejercido una protección milagrosa frente a los persas, cuando ante un inminente ataque de los mismos, una gran oscuridad invadió los exteriores de la ciudad impidiendo que llevaran a cabo la invasión.

En la ruta de Egeria no podía faltar una visita a Nazaret, y allí vio “una gran y muy espléndida gruta en la que vivió María y en la que se ubicó un altar”. La monja se refiere probablemente a la más grande de las cavernas consagradas en la gruta de la actual basílica de la Anunciación. Según la tradición católica romana, ése sería el lugar en el que el ángel Gabriel se apareció a María.

Además de por su interés descriptivo, el texto de Egeria resulta también de importancia por otras razones, pues ha ayudado a los investigadores a conocer algunos aspectos del cristianismo primitivo. Así, en sus anotaciones del mes de diciembre no hace mención alguna a la fiesta de la Navidad, y en cambio sí lo hace con la de la Epifanía, lo que demuestra que la primera festividad todavía no había sido instaurada en tiempos de la peregrina gallega.

ESTRACTO DE: HISTORIA DE IBERIA VIEJA, Peregrinos en Tierra Santa “tras las huellas de Dios” (http://www.historiadeiberiavieja.com)
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor ayga127 » Lun Nov 04, 2013 9:26 am

Melitone di Sardi, mártir alrededor del año 190 d.C., se considera uno de los primeros peregrinos. Definido por los antiguos “una estrella de Asia Menor”. Fue a la tierra de Israel para buscar detalles de la controversia de la fecha de la Pascua y argumentos sobre el canon de las Sagradas Escrituras que la Iglesia estaba elaborando. Por lo que su peregrinación fue un estudio de las fuentes de la fe cristiana.

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SAN MELITÓN,
Obispo de Sardes

San Melitón, fue obispo de Sardes, en Lidia, y contemporáneo de los emperadores Antonino Pro (138-161 ) y Marco Aurelio (161-180). Poco conocemos de su vida, que debió ser muy densa. Polícrates de Efeso, en una carta enviada al Papa Victor (190), lo considera como uno de los grandes luminares de la Iglesia en Asia Menor. Melitón vivió santamente en virginidad y lleno del Espíritu Santo.

Viajó a Jerusalén para informarse de la tradición eclesiástica y escribió con profusión sobre una gran variedad de temas. Eusebio de Cesarea enumera veinte obras llenas de sabiduría, a las que Anastasio el Sinaíta añade dos más. Tales escritos se habían dado por perdidos, y no se conocía de ellos más que los títulos que habían conservado los historiógrafos antiguos, y algunas breves citas. Pero recientemente se han descubierto dos códices papiráceos procedentes de las arenas de Egipto que contienen un discurso sobre la Pascua que ha sido atribuido casi con general consentimiento a Melitón.

El discurso está escrito en un estilo rico con ritmo poético y entonación lírica, que parece confirmar el juicio de Tertuliano cuando decía, según Jerónimo, que el estilo de Melitón era un tanto sutil, elegante y declamatorio. Esta peculiaridad de estilo ha hecho pensar que el discurso de Melitón, más que una homilía pascual es una especie de canto lírico que formaba parte de la celebración litúrgica de la Pascua. El interés dogmático del discurso está, sobre todo, en la elaboración de su doctrina cristológica y soteriológica: se subraya a la vez la divinidad y preexistencia de Cristo y la realidad de su encarnación, el carácter sacrificial de su muerte y el sentido figurativo de todo el Antiguo Testamento, particularmente del cordero pascual.

Se subraya igualmente la postración del hombre sujeto al pecado y dominado por la muerte, y, sobre todo, la grandeza del triunfo y de la gloria de Cristo, quien con su resurrección y ascensión ha llevado a los hombres hasta las alturas de los cielos. Asimismo queda bien señalado el carácter de la Iglesia como conjunto de los que viven de la nueva vida que Cristo ha venido a dar a los hombres.

Melitón es considerado como uno de los Padres apologistas. Murió en su sede episcopal.


Fuente: Santoral católico romano tradicional
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor Silviamaria » Lun Nov 04, 2013 3:40 pm

http://www.holyland-pilgrimage.org/es/e ... n-pablo-ii

El legado de Juan Pablo II
«Tengo ahora el privilegio de visitar algunos de los lugares más estrechamente relacionados con la vida, la muerte y la resurrección de Jesús»1 , dijo Su Santidad Juan Pablo II durante su histórica peregrinación a Tierra Santa en marzo de 2000.

«Hoy, con profunda emoción, piso la tierra que Dios escogió para "poner su tienda" (Juan 1:14; cf. Éxodo 40:34-35; 1 Reyes 8:10-13) y que permitió al Hombre encontrarse con él de modo más directo. En este año, en el que se celebra el bimilenario del nacimiento de Jesús, ha sido mi intenso deseo personal de venir aquí para orar en los lugares más importantes que, desde tiempos antiguos, fueron testigos de las intervenciones de Dios y de los milagros que realizó». "Tú, el Dios que obras maravillas, manifestaste tu poder entre los pueblos" (Salmos 77:15).” 2

La peregrinación de Su Santidad a Tierra Santa en ocasión del bimilenario fue el punto culminante de todos sus peregrinajes papales. Su visita a la cuna del cristianismo tuvo un significado histórico, emocional y espiritual no sólo para la Cristiandad, sino también para el pueblo judío.

En su calidad de "apóstol de la paz y la reconciliación", su visita a Israel constituyó un paso más hacia la profundización de la reconciliación entre cristianos y judíos: "A la vez que esta dedicación a la Tierra Santa expresa el deber cristiano de recordar, también busca respetar el profundo vínculo que los cristianos siguen teniendo con el pueblo judío, del cual también procede Cristo según la carne (cf. Romanos 9:5). Mucho es lo que se ha hecho en años recientes, en particular desde el Segundo Concilio Vaticano, en pro de la apertura de un diálogo fructífero con el pueblo que Dios eligió como primer destinatario de Sus promesas y de la Alianza. El bimilenario debe ser otra oportunidad para ahondar el sentimiento de los lazos que nos unen, para ayudar a eliminar de una vez por todas los malentendidos y todo lo que lamentablemente, con tanta frecuencia ha marcado con amargura las relaciones entre cristianos y judíos a través de los siglos". 3

Fue el primer Papa que rezó en el Muro de las Lamentaciones: bajo la atenta mirada de miles de millones y de acuerdo con la tradición judía, colocó una plegaria escrita en una hendidura del Muro.

La plegaria decía:
«Dios de nuestros Padres,
tú has elegido a Abraham y a su descendencia
para que tu Nombre fuera dado a conocer a las naciones.
Nos duele profundamente el comportamiento de cuantos
en el curso de la historia
han hecho sufrir a éstos tus hijos,
y, a la vez que te pedimos perdón, queremos comprometernos
en una auténtica fraternidad
con el pueblo de la Alianza».
4

Que su legado siga siempre vivo.

1- De la alocución del Santo Padre Juan Pablo II durante la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Tel Aviv, Israel, el martes 21 de marzo de 2000. Fuente: Libreria Editrice Vaticana.
2-Ibídem.
3-Pasaje de la carta del Sumo Pontífice Juan Pablo II concerniente a su peregrinación a los sitios vinculados con la Historia de la Salvación, 29 de junio de 1999. Fuente: Libreria Editrice Vaticana.
4-Plegaria del Santo Padre Juan Pablo II en el Muro de las Lamentaciones, Jerusalén, 26 de marzo de 2000. Fuente: Libreria Editrice Vaticana.
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor tralalá » Lun Nov 04, 2013 4:08 pm

WIKIPEDIA:
Flavia Iulia Helena, también conocida como santa Elena, santa Helena y Helena de Constantinopla,
(Drépano, hacia 250 - Roma, 329), fue una emperatriz romana y santa de las iglesias Católica y Ortodoxa.

Probablemente nació en Drépano1 (actual Trapani), en Bitinia,2 al noroccidente de Anatolia, Turquía y que fue renombrada Helenópolis por su hijo Constantino I. Aunque supuestamente era hija de un sirviente, ello no impidió que fuese la primera esposa del tetrarca Constancio Cloro.

Constancio Cloro la tomó como concubina, luego como esposa y más tarde se divorció de ella en 292 para casarse con la hijastra de Maximiano, Flavia Maximiana Teodora. El hijo de Helena, Constantino, se convirtió en emperador del Imperio romano y, después de su coronación, ella tuvo una destacada presencia en la corte imperial. Ya reinando Constantino se convirtió al cristianismo, influyendo sobre su hijo a favor del cristianismo.

Es considerada por los ortodoxos y católicos como santa, famosa por su piedad. Eusebio tomó detalles de su peregrinaje a Tierra Santa y otras provincias del Medio Oriente. Es tradicionalmente conocida (pero no por Eusebio) por buscar las reliquias de la cruz de Cristo (Verdadera Cruz), y buscar los restos de los Reyes Magos, que actualmente se conservan en la Catedral de Colonia. En su búsqueda de la cruz donde Jesucristo murió, demolió el templo erigido a Venus en el monte Calvario e hizo cavar, hasta que le dieron noticias, en los primeros días de mayo, de haber encontrado la Cruz. Elena mandó construir un templo allí y otro en el monte de los Olivos.

Su día festivo se celebra en la Iglesia Cristiana Ortodoxa con el de su hijo Constantino, el 21 de mayo. La Iglesia Católica Romana la conmemora el 18 de agosto. En el santoral católico, esta santa es considerada patrona de la arqueología, de la conversión y de los matrimonios difíciles.3

Su iconografía habitual la muestra como emperatriz romana, vestida con ricos ropajes, y portando casi siempre la Vera Cruz, y a veces con su hijo Constantino. Es muy habitual la representación del momento del hallazgo de las reliquias (Exaltación de la Cruz) en el monte Calvario y los prodigios y milagros subsiguientes. Artistas como Piero della Francesca o Pedro Berruguete ilustraron estos episodios.

En Inglaterra, en una leyenda posterior, mencionada por Geoffrey de Monmouth, se dice que fue hija del rey bretón Coel, que se alió con Constancio para evitar la guerra entre los bretones y Roma.
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Lun Nov 04, 2013 7:25 pm


Santa Paula de Roma.
-Imagen

Santa Paula nació en Roma el 5 de mayo de 347. Por parte de su madre, tenía parentesco con los Escipiones, con los Gracos y Paulo Emilio. Su padre pretendía ser descendiente de Agamenón. Paula tuvo un hijo, llamado Toxocio como su marido y cuatro hijas: Blesila, Paulina, Eustoquio y Rufina.

Paula era muy virtuosa como mujer casada y con su marido edificaron a Roma con su ejemplo. Sin embargo ella tenía sus defectos, particularmente el de cierto amor a la vida mundana, lo cual era difícil de evitar por su alta posición social.

Al principio Paula no se daba cuenta de esta secreta tendencia de su corazón. Queda viuda a los 33 años. Su pena fue inmoderada hasta el momento en que su amiga Santa Marcela, una viuda romana que asombraba con sus penitencias, la persuadió de que se entregara totalmente a Dios y a partir de entonces, Paula vivió en la mayor austeridad.

Su comida era muy sencilla, dormía en el suelo, sobre un saco; renunció por completo a las diversiones y a la vida social; y repartió entre los pobres todo aquello que le pertenecía y evitó lo que pudiera distraerla de sus buenas obras.

En una ocasión ofreció hospitalidad a San Epifanio de Salamis y a San Paulino de Antioquía, cuando fueron a Roma. Ellos le presentaron a San Jerónimo, con quien la santa estuvo estrechamente asociada en el servicio de Dios mientras vivió en Roma, en el Pontificado de San Dámaso.

Santa Blesila, la hija mayor de Santa Paula, murió súbitamente, sufriendo mucho por esta perdida. San Jerónimo, que acababa de llegar de Belén, le escribió una carta de consuelo, en la que no dejaba de reprenderla por la pena excesiva que manifestaba sin pensar que su hija había ido a recibir el premio celestial. Paulina, su segunda hija, estaba casada con San Pamaquio, y murió siete años antes que su madre. Santa Eustoquio, su tercera hija, fue su inseparable compañera. Rufina murió siendo todavía joven.

Santa Paula quería estar sola, dejar la ciudad, quería vivir en el desierto, como una eremita pensar solo en Dios. Dejo su casa y se embarcó con su hija Eustoquio. Visitó a San Epifanio en Chipre y se reunió con San Jerónimo y otros peregrinos en Antioquía. Los peregrinos visitaron los Santos Lugares de Palestina y fueron a Egipto a ver a los monjes y anacoretas del desierto. Un año más tarde llegaron a Belén, donde Santa Paula y Santa Eustoquio se quedaron bajo la dirección de San Jerónimo.

Las dos santas vivieron en una choza, hasta que se acabó de construir el monasterio para varones y tres monasterios más, para mujeres. Estos últimos constituían propiamente una sola casa, ya que las tres comunidades se reunían noche y día en la capilla para el oficio divino, y los domingos en la Iglesia próxima. La alimentación era escasa y mala, los ayunos frecuentes y severos.

Las religiosas ejercían algún oficio, tejían vestidos para sí y para los demás. Todos vestían un hábito idéntico. Ningún hombre podía entrar en el recinto de los monasterios. Paula gobernaba con gran caridad y discreción. Era la primera en cumplir las reglas, y participaba, como Eustoquio, en los trabajos de la casa. Si alguna religiosa no cumplía con las reglas, su penitencia consistía en aislarse de la comunidad, colocarse la última en las filas, orar fuera de las puertas y comer aparte, durante algún tiempo. Paula quería que el amor a la pobreza se manifestase también en los edificios e iglesias, que eran construcciones bajas y osteros. Santa Paula decía que, era preferible repartir el dinero entre los pobres, miembros vivos de Cristo.

Santa Paula se ocupaba de atender a San Jerónimo, y le fue a éste de gran utilidad en sus trabajos bíblicos; su padre le había enseñado el griego y en Palestina había aprendido hebreo para cantar los salmos en la lengua original. San jerónimo la había iniciado en las cuestiones exegéticas para que Paula pudiese seguir con interés su desagradable discusión con el obispo Juan de Jerusalén sobre el origenismo. Los últimos años de la santa se vieron ensombrecidos por esta disputa y por las preocupaciones económicas que su generosidad había producido. Toxocio, el hijo de Santa Paula, se casó con Leta, la hija de un sacerdote pagano, que era cristiana. Ambos fueron fieles imitadores de la vida de su madre y enviaron a su hija Paula a educarse en Jerusalén al cuidado de su abuela. Paula, la joven, sucedió a Santa Paula en el gobierno de los monasterios. San Jerónimo envió a Leta algunos consejos para la educación de su hija.

Dios llamó a Santa Paula a los 56 años de edad. Durante su última enfermedad, la santa repetía incansablemente los versos de los salmos que expresaban el deseo del alma de ver la Jerusalén celestial y de unirse con Dios.

Cuando perdió el habla, Santa Paula hacía la señal de la cruz sobre sus labios. Murió en la paz del Señor, el 26 de enero del año 404.

Santa Paula de Roma se conmemora el día que llegó a la presencia de Dios, considerada Patrona de las viudas y nos enseña la importancia del desprendimiento para encontrar la Verdad.

Fuentes: Santoral virtual. Tradiciones católicas. Corazones
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor tralalá » Mar Nov 05, 2013 9:54 am

14/09/2013

El beato Alvaro de Córdoba nació a mediados del siglo XIV en Zamora y murió en Córdoba el 19 de febrero en 1430. El dominico, enamorado de la Pasión de Cristo, a la vuelta de una peregrinación a Tierra Santa, erigió en el convento de Scala Coeli el primer vía crucis de Occidente. Este respondía a unas pequeñas capillas en las que mandó pintar las principales escenas de la Pasión del Señor, popularizando así esta devoción que rápidamente se extendió por todo Occidente.

Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la piadosa devoción del vía crucis de quien el beato Alvaro de Córdoba es el precursor, razón por la cual la Agrupación ha elegido el rezo del vía crucis para conmemorar el Año de la Fe.

En 1975 la Agrupación de Cofradías, presidida por Rafael Zafra León, aprobó en junta general el patronazgo de San Alvaro sobre esta institución. Este acuerdo fue refrendado por el entonces obispo de la diócesis, José Antonio Infantes Florido. Desde este momento, la Agrupación de Cofradías organiza en el santuario de Scala Coeli una jornada festiva para honrar a su patrón en el día de su onomástica.
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor Rodolfo1971 » Mar Nov 05, 2013 11:51 am

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Santa Elena Emperatriz
Elena era una bella y virtuosa mujer de Bitinia que, a raíz de una tremenda injusticia perpetrada contra su persona, abrazó con fervor el cristianismo. Sin embargo, el Señor le había reservado un destino de grandeza que humildemente colocó al servicio de la Iglesia y de la Civilización Cristiana


Vivía Elena en la pequeña aldea de Drepano (próxima a Nicomedia), en Bitinia 1, tierra en la que había nacido alrededor del año 254 de nuestra era, ayudando a su padre en la atención de una posada, cuando llegó a la región para hacerse cargo de las tropas allí estacionadas Flavio Valerio Constancio Cloro, noble romano recientemente nombrado general por el emperador Maximiano.

Una mañana Constancio se detuvo en la posada para almorzar, reparando en la bondad y belleza de la mujer que atendía las mesas y poco después se casó con ella. De esa unión nació un hijo que, con el correr de los años, sería llamado a ocupar el trono de Roma, recordado como uno de los más grandes soberanos de su tiempo.
Pagana pero compasiva
Pese a que todavía era pagana, Elena sentía compasión por los cristianos, a quienes se perseguía de la forma más horrenda.
—¿Qué han hecho? –le preguntaba a su esposo– Son honrados, trabajadores y sencillos. ¿Por qué los matan?
Su esposo nunca le respondía y si lo hacía era para justificar la política imperante.
El matrimonio vivía en Nassius (Dardania) cuando nació su hijo Constantino, el 27 de febrero del 274. El 1 de marzo del 293, Constancio Cloro fue llamado a Roma, agitada entonces por grandes cambios políticos y hacia allí partió sin saber lo que el destino le deparaba.

Gloria y dolor

Gobernaban entonces Diocleciano y Maximiano con el título de Augustos quienes decidieron nombrar a dos Césares para queco-gobernasen el imperio con ellos, designando el primero a Galerio y el segundo a Constancio 2.
Elena vio a su esposo en lo más alto del poder mundial, pero con la gloria llegó también el dolor. Maximiano había solicitado a Constancio que se casara con su hija Teodora, obligándolo a repudiar a Elena. Enceguecido por la ambición, el valeroso general no solo abandonó a su esposa sino que, además, se llevó a su hijo, causándole con ello el más profundo dolor.

Catorce años vivió la bondadosa dama sin ver a su vástago, sumida en la pena y la deses-peración, solo encontrando consuelo entre aquellos mártires por los que tanta compasión sintió siempre: los cristianos.
Si antes de su conversión Elena era dada a la caridad, a la ayuda al prójimo, a la nobleza de espíritu y a la meditación, una vez que hubo conocido al Señor, esas virtudes se potenciaron a niveles increíbles.

Emperatriz de Roma

Se hallaba Constancio Cloro en Britania, combatiendo a los pitios, cuando el 25 de julio del 306 cayó en una emboscada. Su hijo Constantino, que le acompañaba, continuó en campaña y, una vez finalizada, regresó a Roma, donde su primera decisión fue mandar llamar a su amada madre.

Desde un comienzo, Elena comenzó a influenciar en su hijo.

En el año 308 la guerra civil agitaba al imperio romano y tras sangrientas batallas, después de abatidos los emperadores Valerio, Maximino Daya y Licinio, quedaron dueños del poder Majencio 3 y Constantino, quienes se enfrentaron primeramente en el Valle del Po, donde el segundo resultó victorioso y por último en las puertas mismas de Roma, hacia donde Majencio retrocedió en desorden.

El 27 de octubre del 312 se hallaba Constantino acampado cerca del Puente Milvio cuando en sueños vio una cruz en el Cielo, a la par que una voz celestial le decía: “¡Con este signo triunfarás!”. Recordando las enseñanzas de su madre, mandó pintar cruces en las corazas de sus legiones y al frente de ellas partió en la madrugada del día 28 en busca de su rival.

La batalla fue sangrienta y al verse perdido, Majencio se arrojó a las aguas del Tiber donde pereció ahogado.
Con Roma en su poder, Constantino fue proclamado único emperador, convirtiéndose, por consiguiente, en amo del mundo. A su madre le dio los títulos de Augusta y Emperatriz, acuñando monedas con su efigie y otorgándole plenos poderes que le permitieron utilizar los fondos públicos para obras de bien.

Pero a Elena no le interesaban los títulos. A ella le urgía otra cosa y logró, a fuerza de insistir, que su hijo firmara en el año 313 el célebre Edicto de Milán, por medio del cual no sólo dispuso oficialmente que cesaran las persecuciones contra los cristianos sino que, además, restituyó a la Iglesia (no a los particulares) todos sus bienes, ya sea templos, escuelas y propiedades confiscadas, sentando precedente para que el emperador Teodosio instaurase la verdadera Fe como religión oficial del Estado, en el año 380.

Hallazgo de la Santa Cruz

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Con 77 años de edad, la emperatriz marchó a Tierra Santa en busca de la Santa Cruz.
Según refieren numerosos historiadoresromanos, después de efectuar profundas excavaciones en el Monte Calvario 4, fueron encontradas tres cruces, sin ninguna duda, la Cruz de Cristo y la de los dos ladrones que murieron con él. Pero como no se sabía a ciencia cierta cual de las tres era la de Jesús, llevaron a una mujer agonizante a la que pusieron en contacto con la primera. La enferma empeoró considerablemente, lo mismo al tocar la segunda, pero al hacerlo con la tercera, recuperó instantáneamente la salud. Según cuenta la tradición, al ocurrir el prodigio, Elena y sus damas de compañía cayeron de rodillas y agradecieron al Cielo el hallazgo 5.

Santa Elena, junto al obispo Macario de Jerusalén y centenares de devotos, llevaron la Cruz en procesión por las calles y al hacerlo, se cruzaron en el camino con una viuda que llevaba a enterrar a su hijo. Le acercaron la santa reliquia y éste resucitó.

Aquellos hechos asombraron a Oriente y las conversiones se sucedieron de a miles.Ordenó la Emperatriz dividir la cruz en tres partes: una quedó en Jerusalén, en poder del obispo Macario, para la Iglesia en Tierra Santa; la segunda fue enviada a Bizancio 6 y la tercera a Roma, para ser depositada en la Basílica que tiempo después se llamó de la Santa Cruz de Jerusalén.

Una vida de santidad

Según refiere San Ambrosio, pese a su elevada posición social, siempre vistió Santa Elena de manera sencilla, ayudando a los menesterosos económica y espiritualmente. Con los dineros que le proveyó su hijo construyó hospitales y posadas destinados a los humildes y a quienes peregrinaban a los lugares santos.

En Palestina se quedó varios años viviendo en oración y haciendo caridad, cuidando enfermos, atendiendo esclavos, liberando cautivos y protegiendo huérfanos. Su ejemplo y guía siempre fue la Santa Madre de Dios.

Al encuentro de Nuestro Señor Jesucristo

A los 80 años de edad emprendió Elena el regreso a Roma pero al llegar a Tréveris, se detuvo, agotada y enferma. Murió en el año 329, rodeada por sus seres amados, entre quienes destacaban Constantino, su nuera 7 y susnietos, todos futuros emperadores. Sus restos, trasladados a Roma, fueron depositados en la capilla que lleva su nombre, donde miles de fieles acuden a venerarla. La Santa Iglesia Católica conmemora su aniversario los 18 de agosto de cada año.
Esposa abnegada, madre ejemplar, cristiana perfecta, Elena encarnó en su persona las cualidades de la Madre de Dios, de ahí su paso a los altares, donde ha ganado un sitial de honor.
Constantino recibiría el bautismo unos años después, en el 331, cuando padecía la enfermedad que lo conduciría a la muerte.
________________________________________
Notas
1- Región del Asia Menor (actual Turquía), junto al Mar Negro conquistada por los romanos al mando de Lúculo entre el 74 y el 73 a. c. Sin ningún fundamento, los ingleses han pretendido imponer la versión de que la santa nació en Britania.
2- Etapa conocida como la Tetrarquía.
3- Hijo de Maximiano y suegro de Galerio
4- Había allí un templo pagano dedicado a la diosa Venus edificado por el emperador Adriano.
5- Santa Elena fue llamada la “arqueóloga” de los Santos Lugares.
6- Antigua colonia griega, fue designada capital del Imperio Romano de Oriente y poco después rebautizada con el nombre de Constantinopla. Es la actual Estambul.
7- Constantino el Grande contrajo matrimonio con la hermana de Majencio y de esa unión nacieron los futuros emperadores Constantino II, Constancio II y Constante.

Fuente:
De Wohl, Louis. “El árbol viviente. Historia de la emperatriz Santa Elena”; Ediciones Palabra S. A.
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor Limaobo » Mar Nov 05, 2013 12:04 pm

Siempre es Interesante conocer de Egeria, peregrina por excelencia, su historia debe ser leida desde diversos angulos y fuentes ya que define, a mi entender, lo que deberia ser un peregrino. Un personaje que admiro muchisimo.

Egeria, viajera y escritora

PRIMERA ESCRITORA Y MONJA ESPAÑOLA CUYO NOMBRE CONOCEMOS

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En el mundo hispano la figura de Gian Francesco Gamurrini (1835-1923) es prácticamente desconocida, no así en el italiano, en el que dicho erudito es recordado como historiador, arqueólogo y numismático. Y sin embargo, dicho nombre ha quedado para siempre unido al de la historia de la Iglesia española, por uno de los descubrimientos que hizo, que además lo inmortalizó a nivel mundial. Dicho historiador, perteneciente a una familia noble de la ciudad italiana de Arezzo, llegó en la plenitud de su vida a ser director de la Galería Real de Florencia, pero antes había tenido otros cargos más modestos en su ciudad natal, como fue el de Rector de la Confraternità dei Laici o Confraternità di Santa Maria della Misericordia. Se trataba de algo parecido a una cofradía o hermandad como las que conocemos en nuestras iglesias, pero no destinada a procesionar con alguna imagen, sino solamente a hacer obras de caridad entre los necesitados.

Fundada dicha Fraternidad en 1262 bajo el auspicio de los Padres Dominicos y aprobada por el obispo de la diócesis, con el pasar del tiempo llegó a acumular un número tal de donaciones que se convirtió también en una potencia económica en la ciudad de Arezzo y tuvo una gran biblioteca, destinando dinero también para la investigación. A dicha actividad se dedicó Gamurrini cuando fue Rector de la institución, de modo especual al estudio de lugares etruscos y romanos en el centro de Italia, llegando a elaborar un famoso mapa arqueológico de dicha región. Pero su figura no nos interesa por todo ello, sino por algo en apariencia más modesto.

Fue en el año 1884 cuando, poniendo orden en la citada biblioteca de la Confraternità, el buen señor descubrió unos códices, de los cuales uno de ellos habría de hacerlo famoso fuera de Italia, se trataba de la relación que una mujer hacía de un viaje temprano a Tierra Santa. No era un relato completo, pues faltaban algunas hojas, pero no por ello dejó de percibir Gamurrini el valor histórico de dicho documento. Un examen reposado del hallazgo comenzó a arrojar las primeras luces. Se trataba de unas “notas de viaje” -lo que los historiadores llaman peregrinatio o itinerarium- redactadas por una mujer anónima hacia finales del siglo IV o comienzos del V. En realidad escribía a unas lejanas dominae et sorores (“señoras y hermanas”) que habían quedado muy lejos, en la patria común, a la que la redactora confiaba en volver, según indicaba al final de su relato. La autora había realizado un largo periplo, desde “tierras extremas” hasta los lugares bíblicos y describía éstos a sus remotas destinatarias con gran frescura y sencillez de lenguaje.

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Inmediatamente, Gamurrini se puso a hacer averiguaciones y a investigar más a fondo cómo y desde dónde habría llegado hasta allí aquel códice. Por la forma de la escritura y la datación del mismo, se podía presumir que éste había sido transcrito en el scriptorium de la abadía benedictina de Montecassino; de hecho, parecía que ese mismo códice había servido al bibliotecario de dicha abadía, Pedro Diácono, para redactar un tratado o catálogo De locis sanctis hacia 1137. ¿Cómo había llegado hasta Arezzo? Debió ser en 1610: el abad Ambrosio Rastrellini lo habría llevado consigo desde la famosa abadía al monasterio de las santas Flora y Lucilla, en Arezzo, al hacerse cargo de este último; y de allí habría pasado a la Biblioteca della Confraternitá al suprimirse, en 1810, la abadía aretina, filial de la de Montecassino.
Pero esto no resolvía las principales dudas. ¿Quién era aquella mujer cuyo relato había sido copiado en el siglo XI por la mano abnegada de algún monje? ¿En qué época exacta había llevado a cabo sus troterías y las había puesto por escrito para que sus «hermanas» pudieran ver a través de su mirada viajera los lugares más venerados de la cristiandad? A1 año siguiente de su hallazgo, el propio Gamurrini lanzaba las primeras hipótesis y ponía nombre a la anónima redactora: se trataría de Silvia de Aquitania (o Silvania), hermana del prefecto Flavio Rufino, en tiempos del emperador Teodosio, en los últimos años del siglo IV. Ese nombre y esa autoría aventuró en la edición príncipe del texto, en 1887, y en la segunda edición, más cuidada, del año siguiente, y las razones que le llevaron a dicha atribución fueron fundamentalmente las alusiones que se hacen al río Ródano y algunos modismos del latín empleado.

Un erudito francés, C. Kóhler, aventuró que pudiera tratarse de Galla Placidia, hija del emperador Teodosio, pero las fechas no encajaban: cuando se pudo determinar con certeza la fecha del viaje, resultaba que para entonces Galla Placidia todavía no habría nacido. Otros autores hicieron diversas conjeturas: Geyer afirmaba que se trataba de una mujer francesa, aunque no Silvia; algunos incluso pensaron en una italiana, basándose en el lenguaje empleado. Pero ya en ese último año el mismo Gamurrini manifestaba tener muchas dudas sobre dicha autoría, y en 1903, el benedictino francés e hispanista famoso, Dom Mario Ferotin (1855-1914), en su trabajo “Le veritable auteur de la «Peregrinatio Silviae», la Vierge espagnole Etheria” proponía una teoría que suponía una revolución en la comprensión del texto: la autora sería una tal Etheria o Egeria, personaje prácticamente desconocido, pero del que se tenía alguna confusa noticia, pues, aparecía elogiada por su intrepidez viajera y su piedad en una carta escrita por san Valerio -abad leonés del siglo VII, discípulo de San Fructuoso de Braga- a unos monjes del Bierzo; dicha carta había sido recogida por el P. Enrique Flórez en su monumental obra España Sagrada, un significativo fruto del enciclopedismo ilustrado del siglo XVIII.

No era fácil resolver la cuestión del nombre correcto de la autora. Porque entre la carta del abad Valerio -que transcribe varias grafías distintas- y otras noticias sueltas de catálogos o listas, el surtido de variantes no podía resultar más generoso: Etheria, Egeria, Eucheria, Echeria… En un principio, se aceptó más ampliamente el nombre de Etheria (que vendría a significar algo así como «Celeste») y se desechaba el de Egeria porque éste era el nombre de una ninfa romana cantada por Ovidio y Virgilio, entre otros; es decir, era un nombre de sabor pagano. Pero otros estudiosos pusieron de relieve que entre los cristianos de la época era común usar nombres de divinidades o personajes paganos. El Franciscano Agustín Arce, el autor español que quizás más a fondo ha tratado el personaje y la obra de Egeria, en su “Itinerario de la virgen Egeria”, publicado en 1980, también se inclina por la forma Egeria, explicando que en algún documento latino de la misma zona geográfica (la «provincia Gallaecia») aparece como firmante una tal Egeria testis.

Así que la verdadera redactora de la hasta entonces conocida como Peregrinatio Silviae era, en realidad, la virgen española Egeria. Poco después, en 1909, De Bruyne encontró otras hojas sueltas consignando el mismo viaje entre los Manuscritos de Toledo de la Biblioteca Nacional de Madrid, hojas, copiadas un par de siglos antes que las de Arezzo. Estaríamos, por tanto, ante la primera escritora española de nombre conocido cuya obra haya llegado a nuestras manos. Lo que sí es seguro, en todo caso, es que Egeria sería la primera escritora española de nombre conocido y su relato, el primer libro español de viajes. Porque, aunque fuera redactado con propósitos religiosos, lo cierto es que el texto de Egeria constituye un auténtico “diario de viaje” que anticipa en bastantes siglos lo que algunos viajeros medievales convertirían en género literario, y después los viajeros románticos.

No faltó tampoco la polémica sobre el estado de vida de Egeria. Sin duda parecía claro a todos que se debía tratar de una gran dama, o al menos una mujer importante, pues sólo así se explicaría que pudiera disponer tan libremente de su persona y de su tiempo, y que pudiera viajar de la manera que ella lo hacía: sin problemas de dinero y con la compañía de un nutrido séquito. Es más, las facilidades que encuentra donde quiera que vaya, los obispos que salen a recibirla, todo ello parece indicar que se trataba de una dama noble y adinerada. Algunos incluso han apostado que pudiera estar emparentada de algún modo con la familia imperial. Agustín Arce da por sentado que “entre Egeria y Teodosio (el emperador español) parece que hubo cierta relación de parentesco o al menos de amistad” y aventura incluso que Egeria pudo nacer, o al menos vivir, en Coca (Segovia) y realizar parte de su viaje en compañía de Teodosio. Es una hipótesis atrevida. Pero una cosa es clara: Egeria era, en todo caso, una mujer de alto rango social.

Otro asunto que a algunos les ha costado determinar es si Egeria era “monja”. El abad san Valerio se refiere a ella como beatissima sanctimonialis: es decir, da por supuesto que era monialis, lo que se puede traducir como monja, y es de suponer que alguna razón o algún dato tendría él en su momento para saberlo. Sin duda en aquella época había ya monjas: Ya en el Concilio de Elvira, en el año 305, se reglamenta la vida religiosa de las mujeres. Sabemos que la hermana del obispo Osio de Córdoba, uno de los asistentes al Concilio de Elvira, había consagrado a Dios su virginidad. Para depurar el pactum virginitatis de que habla ese concilio, otro celebrado en Zaragoza en el año 380 prohíbe dar el velo a las vírgenes antes de cumplir cuarenta años; y otro concilio, celebrado en Toledo poco antes del 400, impone graves sanciones a los prevaricadores. Es decir, a pesar de la fecha temprana, ya existía un fuerte movimiento monacal, como bien explicó el gran erudito benedictino Fray Justo Pérez de Urbel.

Lo que ocurre es, sencillamente, que las monjas de entonces y el género de vida que llevaban eran muy diferentes al modelo que la tradición y el correr de los tiempos irían acuñando. Parece claro que, para entonces, había grupos de mujeres que, bien individualmente, bien en comunidad, se entregaban a cierto tipo de vida religiosa: Virgines, viduae o sencillamente continentes. Su vida en común ha de entenderse de una manera un tanto laxa -tal vez algo así como la institución muy posterior de las beguinas en los Países Bajos. Todavía no estaba rígidamente afirmada la stabilitas loci, y las monjas podían entrar y salir de sus monasterios (o beaterios) con bastante soltura de movimientos.

¿Pudo ser Egeria la superiora de uno de estos monasterios? El trato con que se dirige a las sorores que quedaron en la patria apunta en esa dirección: se sobreentiende una cierta superioridad, acompañada de un sentimiento de afecto, de solicitud y distancia al mismo tiempo. Y en alguna de las noticias casuales sobre esta obra se habla de la abatissa Egeria, pero está claro que esa dignidad o figura legal todavía no existía en aquella época. De lo que no cabe duda es de la posición de una cierta superioridad con que se perfila la figura de Egeria, aunque esto no implique necesariamente una relación de mando y apunte simplemente a su evidente condición de gran dama, de mujer de alcurnia sin problemas materiales y ante la cual se abren todas las puertas.

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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor catolica9soy » Mar Nov 05, 2013 2:47 pm

Hola a todos, veo que a muchos les es fácil encontrar información abundante sobre los peregrinos a Tierra Santa, he encontrado algunos, pero para no repetir los que ya están pondré esta pequeño artículo de ewtn:

Santa Elena
Reina
Año 330
Quien honra a su madre, es como
quien encuentra un tesoro. (Eclesiástico).




Elena significa: "antorcha resplandeciente".

Esta gran santa se ha hecho famosa por haber sido la madre del emperador que les concedió la libertad a los cristianos, después de tres siglos de persecución, y por haber logrado encontrar la Santa Cruz de Cristo en Jerusalén.

Nació ella en el año 270 en Bitinia (hacia el sur de Rusia, junto al Mar Negro). Era hija de un hotelero, y especialmente hermosa.

Y sucedió que llegó por esas tierras un general muy famoso del ejército romano, llamado Constancio Cloro y se enamoró de Elena y se casó con ella. De su matrimonio nació un niño llamado Constantino que se iba a hacer célebre en la historia por ser el que concedió la libertad a los cristianos.

Cuando ya llevaban un buen tiempo de matrimonio sucedió que el emperador de Roma, Maximiliano, ofreció a Constancio Cloro nombrarlo su más cercano colaborador, pero con la condición de que repudiara a su esposa Elena y se casara con la hija de Maximiliano. Constancio, con tal de obtener tan alto puesto repudió a Elena. Y así ella tuvo que estar durante 14 años abandonada y echada a un lado. Pero esto mismo la llevó a practicar una vida de santidad.

Pero al morir Constancio Cloro, fue proclamado emperador por el ejército el hijo de Elena, Constantino, y después de una fulgurante victoria obtenida contra los enemigos en el puente Milvio en Roma (antes de la cual se cuenta que Constantino vio en sueños que Cristo le mostraba una cruz y le decía: "Con este signo vencerás"), el nuevo emperador decretó que la religión católica tendría en adelante plena libertad (año 313) y con este decreto terminaron tres siglos de crueles y sangrientas persecuciones que los emperadores romanos habían hecho contra la Iglesia de Cristo.



Constantino amaba inmensamente a su madre Elena y la nombró Augusta o emperatriz, y mandó hacer monedas con la figura de ella, y le dio plenos poderes para que empleara el dinero del gobierno en las obras buenas que ella quisiera.

Elena, que se había convertido al cristianismo, se fue a Jerusalén, y allá, con los obreros, que su hijo, el emperador, le proporcionó, se dedicó a excavar en el sitio donde había estado el monte Calvario y allá encontró la cruz en la cual habían crucificado a Jesucristo (por eso la pintan con una cruz en la mano).

Dice San Ambrosio que Santa Elena aunque era la madre del emperador, vestía siempre con mucha sencillez y se mezclaba con la gente pobre y aprovechaba de todo el dinero que su hijo le daba para hacer limosnas entre los necesitados. Que era supremamente piadosa y pasaba muchas horas en el templo rezando.

En Tierra Santa hizo construir tres templos: uno en el Calvario, otro en el monte de los Olivos y el tercero en Belén.

Gastó su vida en hacer obras buenas por la religión y los pobres, y ahora reina en el cielo y ruega por nosotros que todavía sufrimos en la tierra.
catolica9soy
 
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor ayga127 » Mié Nov 06, 2013 6:07 pm

La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser lastimoso ni triste.

Así pues, las peregrinaciones favorecen la práctica de los valores cristianos, estimulan un culto integral a Dios (ver, oír, cantar, escuchar, tocar, convivir, etc.) Nos dispone a ser agradecidos y ante todo nos recuerda nuestra común subsistencia y la necesidad de una salvación comunitaria.

Pero, la Iglesia no es la única que realiza peregrinaciones, esto también sucede entre los judíos, los musulmanes, los budistas, etc, y los valores constantes son: la purificación, la renovación y la iluminación.

Para la Iglesia, además de esto, la peregrinación cumple con un sentido social: Manifestar públicamente la pertenencia a la Iglesia y en este caso el amor y la devoción a la Virgen María de Guadalupe.

El modo de hacer una peregrinación ha variado con los siglos y con los lugares, pero básicamente ha mantenido su fisonomía. En la antigüedad se hacía así:

1. Se reunían en un lugar sagrado ( Templo )

2. Escuchaban la Palabra de Dios.

3. Se instruía sobre el sentido de la peregrinación.

4. Recibían la Bendición para partir.

Nota.- Con esto se quería señalar que es precisamente la Palabra de Dios la que nos abre el camino en la vida y que la iglesia siempre es convocada y dirigida por Dios en todo momento y circunstancia.

5. Los peregrinos se ponían en camino, orando, cantando, conviviendo, conociendo.

Nota. - No se trataba de ir a encontrar a Dios, o a la Virgen o a los santos. Dios siempre está con nosotros y la intercesión de María Santísima y de los santos es constante. No, se trataba ante todo de ir a un lugar donde el peregrino, sentía de una manera en especial esa providencia, esa intercesión siempre perenne de Dios, de la Virgen, de los santos.

6. La Peregrinación, finalmente, no concluye al llegar al santuario o meta de la peregrinación y de participar en los actos de Litúrgicos o de devoción, o en firmar el libro de peregrinos, o de adquirir algunos recuerdos como estampitas, medallas, agua bendita, etc. Se trataba y debe tratarse todavía de " recargar las energías " de cobrar nuevo vigor e impulso para llevar y hacer presente la gracia de Dios al volver a casa. Entusiasmar y alegrar a los miembros de la familia, de la comunidad que no pudieron asistir. Se trata ante todo, de infamarnos en el propósito de extender el Reino de Dios, tal como lo pide el Papa Juan Pablo II: Una nueva evangelización nueva en su impulso, nueva en sus métodos, nueva en su ardor.

Fragmento(Artículo tomado de Ediciones SAPAL)
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Jue Nov 07, 2013 2:53 pm

San Ernesto abad.-Imagen

Ernesto de Steisslingen, nació en el Siglo XII. Siendo joven entró de monje en la abadía de Zwiefalten, que da al bello lago de Constanza. Fue elegido abad durante cinco años en el monasterio benedictino de Zwiefalten en la región de Wurttemberg del año 1141 al 1146; para dirigir humana y espiritualmente a los 62 monjes que la habitaban.

Vivió en la época de las cruzadas y al término de su mandato, se marchó a la cruzada con el ejército alemán, comandado por el emperador Conrado III.

Con las cruzadas y la predicación de San Ernesto en Persia y Arabia, se abren nuevos caminos para los Lugares Santos, a todos los peregrinos; y permitió la fundación de cuatro pequeños estados cristianos en tierras del Islam: Jerusalén, Antioquía, Edesa y Trípoli.

Sin embargo, desde 1144, la caída de Edesa mostró que los musulmanes podían volver a tomar lo que los franceses les habían arrebatado anteriormente, incluida Jerusalén.

Cuando San Ernesto se despidió de sus hermanos religiosos, les dijo: "Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de Cristo"

De los 200.000 hombres y mujeres que partieron para el Oriente, regresaron sólo algunos, entre ellos San Ernesto, sus predicciones se cumplieron.

San Ernesto, abad benedictino alemán, en una peregrinación que hizo a Tierra Santa para visitar los Santos Lugares, es apresado por los sarracenos, torturado, le condujeron a la Meca donde después de haber sufrido innumerables penalidades y torturas, murió mártir, el 7 de noviembre de 1148, día en que se celebra su memoria.

Patrono de la ciudad de Zwifaklten, protector de los predicadores itinerantes.

Su iconografía:
tiene el escudo abacial, las armas caídas de los cruzados, su abadía y la ciudad donde fue martirizado. Viste lo propio del abad: mitra, báculo y capa pluvial.

Ernesto significa etimológicamente. “Fuerte en el combate”, de origen Alemán

Fuentes: Santopedia. “Ora y Labora”. Que es un santo?
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor AMunozF » Jue Nov 07, 2013 4:01 pm

----------------------------------PEREGRINOS EN TIERRA SANTA: TRAS LAS HUELLAS DE DIOS-------------------------------

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Durante siglos, miles de personas de toda Europa dejaron atrás sus lugares de origen con la intención de iniciar un viaje hacia lo desconocido. Un viaje hasta Tierra Santa que algunos dejaron plasmado en sus escritos. No fueron pocos los españoles que –desde los primeros años del cristianismo– se aventuraron en tan arriesgada travesía para conocer los lugares santos mencionados en las Escrituras.

Tierra Santa en general y Jerusalén en particular han atraído desde hace siglos la atención de millones de personas en todo el mundo. Siglos antes de que la peregrinación hasta Santiago de Compostela cobrara fuerza y protagonismo, peregrinos de distintas nacionalidades, orígenes y credos ya habían iniciado el viaje hasta los Santos Lugares del próximo oriente. En el caso de los viajeros cristianos, el hecho que marcó la “explosión” de las peregrinaciones fue el descubrimiento de la supuesta tumba de Cristo a comienzos del siglo IV. A este suceso habría que añadir los escritos dejados por San Jerónimo –autor de la traducción al latín de la Biblia hebrea y griega–, quien seguramente influyó en el afán viajero de muchos devotos con sus textos relativos a los santos lugares.

Junto a los textos del santo, que vivió en Palestina entre finales del siglo IV y comienzos del V, se encuentran otros de vital importancia y que fueron escritos por algunos de los primeros peregrinos. Gracias a estos textos, aquellos que se aventuraban como peregrinos poseían una especie de guía repleta de consejos y descripciones para viajar hasta Tierra Santa. De este modo los arriesgados viajeros tenían en sus manos una ayuda con la que realizar una visita completa a los santos lugares y poder revivir así los acontecimientos de la vida de Cristo. Este es el caso de los textos redactados por el anónimo Peregrino de Burdeos y la religiosa española Egeria, que serían usados durante mucho tiempo por los peregrinos siguientes.

-------------------------------------------EGERIA

Son pocos los datos que poseemos de esta audaz y valiente monja gallega. Al parecer, Egeria era la superiora de un convento o eremitorio gallego, que en el siglo IV d.C. tomó la decisión de viajar hasta los santos lugares para visitar en persona los paisajes descritos en el Antiguo y el Nuevo Testamento y describir después a sus hermanas todo lo que veía a través de una serie de cartas abiertas que forman su diario.

Aunque se desconoce el lugar exacto desde el que comenzó su viaje, parece claro que éste se encontraba en Galicia. La narración de su diario comienza en diciembre del año 383, y finaliza en junio del 384. En tan sólo seis meses recorrió miles de kilómetros, unas veces a pie, otras montada a caballo e incluso a lomos de un camello.

Su diario de peregrinación, Itinerarios, permaneció perdido durante más de quince siglos, hasta que fue encontrado en la ciudad italiana de Arezzo a finales del siglo XIX. Según se ha podido comprobar, este diario de viaje está incompleto, ya que faltan las primeras páginas del mismo. Además, su autora sólo recoge el segundo de los viajes de peregrinación que realizó a Tierra Santa, ya que según relata ella misma en el diario, realizó un primer viaje a Jerusalén del que desconocemos todos los detalles. Su diario personal describía aquello que observaba a modo de cartas para sus compañeras. Lo que no sabía es que estaba escribiendo la primera guía de viajes de la historia. Egeria era una mujer fuera de lo común, culta, conocedora de las Sagradas Escrituras y espoleada por la aventura.

Según ella misma confiesa: “Soy bastante curiosa” y a modo de filosofía de vida recalca: “No hay cansancio cuando se desea una cosa apasionadamente”. Es decir, vive el viaje y la vida con intensidad. En lugar de quedarse recluida toda su vida entre las paredes de un convento, glorificando a Dios con plegarias, decide echarse el mundo por montera e invertir sus bienes en conocer ese mismo mundo, paso a paso, con un buen libro, la Biblia, dentro del morral que le sirve de guía espiritual y geográfica en todo aquello que quiere y desea ver.

Es posible que fuese contemporánea de Prisciliano y quizá llegó a conocer sus doctrinas, ya que existen varios pasajes en sus escritos que parecen coincidir con la particular concepción religiosa del célebre hereje.

Y entre los años 381 al 384 empieza a comprender que el mundo es más grande de lo que le habían dicho o de lo que se había imaginado. Se puso camino hacia Jerusalén, pero haciendo parada y fonda en todos aquellos lugares que le llamaran la atención o en el que pudiera encontrar algún recuerdo bíblico. En su viaje atravesó el sur de la Galia (hoy Francia) y el norte de Italia; cruzó en barco el mar Adriático. Es seguro que llegó a Constantinopla en el año 381. De ahí partió a Jerusalén y visitó los alrededores: Jericó, Nazaret, Galilea, Cafarnaum… señalando meticulosamente templos y santuarios. Uno de los valores etnográficos añadidos que tiene su Itinerarium es que describe los ritos y las ceremonias que presencia, lo que permite conocer la liturgia y los cantos de la primitiva Iglesia cristiana.

Durante su peregrinación, Egeria visitó templos, eremitorios y los más variados escenarios bíblicos. En cuanto se encontraba en los lugares descritos por las Escrituras, la monja gallega se detenía para leer y meditar los pasajes correspondientes a ese lugar.

A lo largo de su peregrinaje, Egeria también fue encontrándose con las supuestas reliquias correspondientes a distintos pasajes del Antiguo y el Nuevo Testamento, y así lo anota puntillosamente en su diario de viaje. Así, la monja gallega vio conmovida su alma al contemplar la piedra sobre la que Moisés quebró las primeras Tablas de la Ley, el horno donde los israelitas fundieron el becerro de oro o la zarza ardiente a través de la que Dios se manifestó y, que según la monja, aún seguía viva y continuaba echando brotes. En Jerusalén, por ejemplo, Egeria pudo visitar la columna en la que supuestamente habían azotado a Jesús y que “aún conservaba algunas marcas dejadas por el cuerpo de nuestro Señor”.
Se dice de ella que su energía era inagotable, no así la de sus acompañantes que no podían aguantar su ritmo.

Otro de los pasajes más interesantes es descrito durante su viaje por tierras sirias, en concreto a la ciudad de Edessa. Allí Egeria puede contemplar las cartas originales que según la tradición habrían intercambiado Cristo y el rey Abgar, y llega a hacerse con una copia que conservará como reliquia. Según el relato del obispo de Edessa –“hombre santo” con quien Egeria conversó directamente– las cartas habían ejercido una protección milagrosa frente a los persas, cuando ante un inminente ataque de los mismos, una gran oscuridad invadió los exteriores de la ciudad impidiendo que llevaran a cabo la invasión.

En la ruta de Egeria no podía faltar una visita a Nazaret, y allí vio “una gran y muy espléndida gruta en la que vivió María y en la que se ubicó un altar”. La monja se refiere probablemente a la más grande de las cavernas consagradas en la gruta de la actual basílica de la Anunciación. Según la tradición católica romana, ése sería el lugar en el que el ángel Gabriel se apareció a María.

Además de por su interés descriptivo, el texto de Egeria resulta también de importancia por otras razones, pues ha ayudado a los investigadores a conocer algunos aspectos del cristianismo primitivo. Así, en sus anotaciones del mes de diciembre no hace mención alguna a la fiesta de la Navidad, y en cambio sí lo hace con la de la Epifanía, lo que demuestra que la primera festividad todavía no había sido instaurada en tiempos de la peregrina gallega.

Fuente | Autor : Javier García Blanco y Jesús Callejo

-------------------------------------------SAN IGNACIO DE LOYOLA

De soldado a sacerdote, de noble a mendigo, por mérito propio san Ignacio de Loyola protagonizó una de las vidas más atípicas e intensas de su siglo. De su pequeño pueblo natal fue capaz de conquistar Roma y desde allí el mundo entero, gracias a una Compañía de Jesús que nunca pensó fundar y que, como tantas otras cosas en él, surgió mientras peregrinaba sin rumbo fijo.

Nació en fecha indeterminada entre 1491 y 1496. Su apellido entroncaba con la alta nobleza guipuzcoana y también con una pequeña localidad colindante con Azpeitia, en la que la familia tenía su casa señorial, además de sus tierras y el origen de sus ingresos. Íñigo o Ignacio, como le llamarían sus allegados tras su prodigiosa transmutación, nunca conoció a su madre, que muy posiblemente murió durante el parto. Tampoco a sus abuelos, por lo que esa parte de calor familiar le estuvo siempre vedado. De su amamantamiento se ocupó María Garín, esposa del herrero de la localidad, y de su cuidado su padre, Beltrán de Oñaz. Era el menor de 13 hermanos y según el derecho consuetudinario vasco, únicamente tenía derecho a la parte legítima del testamento, quedando el resto para el primogénito vivo. Fue la primera lección de su vida: ser más implicaba tener más. Sus primeros años discurrieron como la de tantos otros muchachos, entre juegos, algarabías y travesuras. Existencia desenfadada que preocupaba a don Beltrán, el cual, sintiéndose enfermo de muerte, puso a su hijo al cuidado de un viejo amigo y familiar lejano, el Contador mayor de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar. Este cargo, que hoy identificaríamos con el de ministro de Hacienda, situaba a su protector en una posición muy cercana al entonces monarca Fernando el Católico, otorgándole al joven Íñigo una ocasión única para introducirse en la corte y labrarse en ella su porvenir. El único precio: abandonar su pequeña y verde Gipuzkoa, para adentrarse en la vasta y seca Castilla. El nuevo hogar se encontraba en la localidad abulense de Arévalo, donde Íñigo fue acogido con amor por el matrimonio Velázquez y por sus doce hijos, que no escatimaron en darle todas las comodidades posibles y la educación exigible a su alcurnia. En aquella mansión conoció al rey Fernando, oyéndole en propia voz calificar a su padre ya difunto como “leal vasallo” y “perfecto caballero”, dos adjetivos que quedarían impresos en su mente por siempre y que guiarían sus pasos, primeramente para servir a la Corona española y años más tarde para servir, no a otro señor, sino al Señor. Pero no adelantemos acontecimientos. Durante su estancia en Arévalo, Íñigo se aficionó a las novelas de caballerías y también a las cuestiones amatorias y a las reyertas nocturnas, que en alguna ocasión desembocaron en pleitos con la Justicia. Uno de los procesos plenamente documentados lo sitúa en su localidad natal durante el carnaval de 1515, seguramente una escapada fugaz de Arévalo que terminó en trifulca sin especificar y que motivó la personación del Corregidor de Gipuzkoa, Juan Hernández de Gama, y la huida de Íñigo a Pamplona, donde fue arrestado y encarcelado. En este punto la documentación se pierde en divagaciones, pero es seguro que Íñigo logró escapar de la Justicia mediante algún ardid, regresando a la protección de Arévalo. Líos de faldas, peleas, ensoñaciones caballerescas… En aquellos instantes nada hacía presagiar que el joven modificara su carácter, pero la vida estaba a punto de hacerlo por él. Con la muerte del rey Fernando el 23 de enero de 1516 llegaba un joven príncipe desde Alemania llamado Carlos, que impuso a sus hombres de confianza en las tareas de gobierno, desalojando a los del anterior rey. Uno de los caídos en desgracia fue don Juan Velázquez de Cuéllar y por ende el propio Íñigo, que debió mudarse a la corte del duque de Nájera y virrey de Navarra, don Antonio Manrique de Lara. A las órdenes del duque de Nájera participó en el sofoco de las revueltas comuneras en la propia villa de Nájera y en Gipuzkoa, destacando por su valor en el combate, pero también por su nobleza, ya que jamás participó en saqueo alguno y siempre antepuso la palabra a la espada. La notoriedad alcanzada por tales gestas hacía presagiarle un futuro prometedor en la carrera de las armas, y a ella siguió dedicándose.

Fuente | Autor : Janire Rámila

-------------------------------------------EL APÓSTOL SANTIAGO

El 25 de julio, día de Santiago Apóstol patrón de España, alcanza especial relevancia cuando cae en domingo y da lugar a la celebración del Año Santo Compostelano, lo que ocurrió en el año 2010. Con tal pretexto, podemos hacer un recorrido por la vida, historia, tradiciones y leyendas relacionadas con el Apóstol y su venida a España, que manteniendo todo su vigor han navegado a través de los siglos hasta llegar a nosotros.

El Apóstol Santiago el Mayor nació en Betsaida, Galilea, cerca del río Jordán, y falleció por martirio en Jerusalén en el año 44. Fue el hermano mayor del Apóstol Juan, e hijo del pescador Zebedeo y de Salomé. Se le suele llamar “el Mayor” o “de Zebedeo” para distinguirlo de otro Apóstol también llamado Santiago, hijo de Alfeo, y conocido como “el Menor” o “de Alfeo”. Su nombre original era Jacobo, del que derivaron otros nombres como Yago, Jaime y Diego, por lo que Santiago también es conocido como San Yago, San Jacobo, San Jaime o San Diego. Según muchos autores, existe la posibilidad de que su madre Salomé haya sido hermana de la Virgen María, en cuyo caso ambos apóstoles serían primos del Mesías.

Santiago fue uno de los primeros apóstoles llamados por Jesús, cuando junto con su hermano Juan se encontraba pescando en el lago de Genesaret (Mateo 4; Marcos 1; Lucas 5), fue uno de sus discípulos más queridos, y le que acompañó en diferentes ocasiones, como la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5; Lucas 8), la transfiguración del monte Tabor (Mateo 17; Marcos 9; Lucas 9) o la oración de Getsemaní (Mateo 26; Marcos 14). Por otra parte, tanto Santiago como Juan tenían fuerte temperamento, por lo que Jesús les llamó “hijos del trueno” (Marcos 3).

Cuando tras la muerte de Cristo y el Pentecostés, los Apóstoles se desperdigaron por el mundo para predicar el Evangelio, entran de lleno las leyendas y tradiciones que nos hablan de la venida de Santiago desde Jerusalén a Hispania cruzando el Mediterráneo. Según unas versiones, desembarcó en Cádiz, donde no tuvo un buen recibimiento pero logró convertir a algunos discípulos. Más tarde predicó en Granada, donde fue hecho prisionero con algunos seguidores, y terminó predicando por Galicia. Otras versiones dicen que tras pasar las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar), Santiago navegó a lo largo de las costas béticas y portuguesas para comenzar sus predicaciones por Galicia. También las hay que dicen que tras cruzar el Mediterráneo llegó a Tarragona, viajó por el valle del Ebro, y siguiendo la vía romana llegó a Galicia. Todas las versiones lo sitúan antes o después predicando en Galicia, aunque no existen datos históricos ni arqueológicos que corroboren su estancia en el noroeste de España. Aunque se sabe que la expansión del cristianismo por la Península Ibérica fue muy rápido y en el siglo II había importantes núcleos cristianos en las zonas bética y tarraconense, de su presencia en Galicia no hay constancia antes de mediados del siglo III.

Las tradiciones y leyendas también hablan de dos visitas de la Virgen a Santiago en España para animarle en su labor. Una fue en Muxia, en la costa de Galicia, donde María apareció en una barca hoy convertida en piedra. La otra fue en Zaragoza, donde apareció sobre un pilar de mármol y pidió a Santiago que en aquel lugar edificara una capilla, que con el tiempo se convirtió en la actual basílica donde es venerada la Virgen del Pilar.

Siguiendo con la tradición, tras haber permanecido en España unos 7 años, Santiago regresó a Jerusalén, donde, junto con otros cristianos fue hecho prisionero por el rey de Judea Herodes Agripa I (nieto de Herodes el grande), y fue degollado (Hechos de las Apóstoles, 12) en el año 44, con lo que se convirtió en uno de los primeros mártires cristianos. Fue entonces cuando de nuevo la tradición y las leyendas vuelven a escena, para contarnos como sus discípulos Teodoro y Atanasio huyeron de Jaffa en barco llevándose el cuerpo del Apóstol. Cruzaron el Mediterráneo, navegaron por el Atlántico, continuaron por la ría de Arosa y el río Ulla hasta Iria Flavia, y siguieron a pie hasta un lugar donde dieron sepultura al cuerpo del Apóstol en un arca de mármol y construyeron un altar.

Fuente | Autor : Marcelino González Fernández
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor AMunozF » Vie Nov 08, 2013 2:54 pm

_________________________________PEREGRINOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO_________________________________


......................................ABRAHAM...Imagen

El Señor dijo a Abraham: “Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra.” Marchó, pues, Abraham, como se lo había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Tenía Abraham setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Gn 12, 1-4


Es el primer Mandamiento dado por Dios a un hombre desde el Mandamiento dado a Adán en el jardín del Edén. Nada más que por la fe en la Palabra que le ha sido dicha, Abraham, con el corazón libre, se encuentra dispuesto no sólo a dejar a los suyos, sino también su civilización, su cultura, convirtiéndose así en nómada a causa de Dios. Según la etimología, “hebreo” querría decir justamente “nómada”. Abraham parte, se pone en camino en la fe, sin saber a dónde va, dice la Epístola a los Hebreos (Heb 11, 8). Prefiere la voz de Dios antes que todos los demás atractivos. Obedece, y en su obediencia empieza a invertirse la desobediencia del primer hombre y de la primera mujer, y del desorden que con ella habían introducido en el mundo.

Inmediatamente Dios expresa su intención de confiar a Abraham una responsabilidad inmensa, ya que él va a ser no sólo aquel a partir de quien nacerá un gran pueblo, sino también por quien se bendecirán todas las naciones de la tierra. La Palabra de Dios a Abraham, oída en la intimidad de una experiencia personal, es una promesa que concierne a toda la humanidad. En el desierto que atraviesa, en el desierto de su corazón, Abraham oye en el silencio una Palabra que le dirige su Dios.

Con Abraham, nómada que no se apega a nada sino a Dios, se revela ya algo de la universalidad de la salvación.
A su regreso después de batir a Kedorlaomer y a los reyes que con él estaban, le salió al encuentro el rey de Sodoma en el valle de Savé (o sea, el valle del Rey).

Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, y le bendijo diciendo: “¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!” Y diole Abram el diezmo de todo. Gn 14, 17-20.

Este Melquisedec que ofrece el pan y el vino junto con el diezmo de Abraham, ¿acaso no prefigura a Cristo Jesús, llegado a ser sumo sacerdote eterno según el rito de Melquisedec, como lo dice la Epístola a los Hebreos (6,20), no según la regla de una prescripción carnal, sino según la fuerza de una vida indestructible (7,16)?
Apareciósele el Señor en la encina de Mambré, estando él sentado a la puerta de su tienda en lo más caluroso del día. Levantó los ojos y he aquí que había tres individuos parados a su vera. Como los vio acudió desde la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra. Gn 18, 1-2

Tres viajeros aparecen en medio de la jornada, en pleno desierto, a la puerta de la tienda de Abraham. Abraham vio a tres y adoró a uno, dice san Agustín. En la comida de amistad celebrada entonces bajo la tienda de Abraham con aquellos tres viajeros que vienen a hacer alianza con él, reconocemos la Presencia de las tres Personas increadas que los iconógrafos representan por medio de tres ángeles.


......................................MOISÉS...Imagen


Siete siglos después de Abraham, en el desierto del Horeb, es un descendiente de Abraham, Moisés, quien va a encontrarse con Dios en el Fuego.

Moisés, dice el Libro del Éxodo (3,1), llevó a pastar al ganado menor de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián; lo condujo más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, el Horeb.

En su aridez y su soberana despreocupación de las necesidades del hombre frágil, el desierto da poco a poco a Moisés una viva conciencia de su insignificancia y de sus límites, de su condición radicalmente dependiente de la benevolencia de la Providencia. Moisés, primeramente forzado al despojamiento, pierde progresivamente la fachada de su noble ideal. Se ve más tal como es : no mejor que otro cualquiera. Desilusionado, Moisés se descubre finalmente egoísta y preocupado de su propia tranquilidad. El desierto ha hecho de Moisés un hombre portador de la silenciosa pregunta inscrita en el seno de toda existencia: “¿Quién soy yo?” y “¿Qué es esto?”. De repente sus ojos fueron atraídos por algo a lo lejos. Una llama que se elevaba de tierra. Una zarza de espinos estaba en llamas. En ello no había nada sorprendente. A menudo ocurría que una zarza seca se prendiera en el desierto, lanzando un vivo resplandor, luego apagándose hasta que no quedaba ya nada que quemar. Pero esta vez el fuego ardía sin consumir la zarza. Moisés se levantó y dijo: “Voy a dar un rodeo para ver este extraño espectáculo y por qué no se consume la zarza.”

Y mientras se aproximaba a la zarza ardiente, oyó una voz que lo llamaba suavemente por su nombre :“¡Moisés, Moisés!” No se asustó al principio. Había algo familiar en aquella voz, como si fuese la voz de un padre. Respondió: “Aquí estoy”. Y del medio de la zarza, la Voz le dijo: “No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada. Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Al escuchar estas palabras, Moisés tomó el borde de su manto. Se cubrió el rostro, pues tenía ver a Dios. Y la Voz prosiguió : “Moisés, bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores, pues ya conozco sus sufrimientos.”

El desierto ha consumado su tarea en ti, Moisés. De un hombre desterrado y errante, ha hecho de ti un llamado capaz de oír la Voz de Aquel que dice: “Yo Soy el que Soy”. Tu alma se ha hecho transparente a Aquel que es. De un humilde pastor, la zarza ardiente ha hecho de Moisés un jefe. En un solitario que ha hecho silencio en sí mismo, ha encontrado al socio de una Alianza mística y divina, hecho capaz de ser llevado más allá de sí mismo hasta el Más Allá de todo.

Durante su caminar en el desierto Israel es nutrido por su Dios del maná del cielo. “Por la mañana había una capa de rocío en torno al campamento. Y al evaporarse la capa de rocío apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha de la tierra.” Ëxodo 16,13-14. “מָ֣ן ה֔וּא ¿Qué es esto?”, se decían los israelitas. Moisés les dijo: “Esto es el pan que el Señor Dios os da como alimento. Que cada uno recoja cuanto necesite para comer… Que nadie guarde nada para el día siguiente”. Ëxodo 16,15…19 Y Dios incansablemente envía del cielo un pan ya listo. Cada día se renueva la maravilla del Pan de los Fuertes, del Pan de los Ángeles, alimento para los hombres en camino. Y Dios hace de la tierra árida una tierra de abundancia.


......................................ELÍAS...Imagen


Se le podría llamar el Profeta del Soplo o el profeta del Fuego. Como Abraham, como Moisés, Elías debe también huir al desierto. Huye para ir al encuentro de su Dios, huye para escapar al poder del rey. Huyendo a lo lejos, errante a través de regiones solitarias, lejos de zonas habitadas por los hombres, bajo el calor tórrido del sol, bajo la luz de las estrellas durante las frescas noches, contemplaba en el desierto el cielo para percibir en él una señal del Espíritu de Dios en el que poder arraigar su fe. Pero Dios parecía haber fracasado y su historia estaba acabada. El reinado de Jezabel amenazaba a todo Israel. Incluso el mismo Elías se resigna. En pleno desierto, agotado, vencido, ha perdido. La propia grandeza de Elías se desploma y quiere morir. “¡Basta ya, Señor, toma mi vida, porque no soy mejor que mis padres!” Y justamente en aquel momento, cuando abandona sus propias fuerzas y no se cree ya capaz de restablecer por sí mismo el Reino de Dios, es cuando Dios puede actuar de nuevo. He aquí que le dice un ángel: “¡Levántate y come, porque el camino será demasiado largo para ti!” La derrota humana de Elías se transforma en un magnífico camino de fe que va a dar a Dios la victoria.

Se le dice a Elías: “Sal y ponte en el monte ante el Señor”. He aquí que el Señor pasaba. Hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebrantaba las rocas ante el Señor; pero no estaba el Señor en el huracán. Después del huracán, un temblor de tierra; pero no estaba el Señor en el temblor de tierra. Después del temblor, fuego, pero no estaba el Señor en el fuego. Después del fuego, el susurro de un fino silencio absoluto. Y Elías cubrió su rostro con el manto, salió y se puso a la entrada de la cueva. I Reyes 19, 11-13

Con Elías, Dios se manifiesta en la voz de un fino silencio absoluto. Es la traducción literal del texto hebreo.
Es en su propio interior donde el profeta Elías sintió pasar el fuego, es en su propio interior donde recibió el impacto del silencio, allí donde Dios en su abismo quería hablarle.

Elías está entregado enteramente al Espíritu de Dios. Éste puede apoderarse de él como quiera, por consiguiente Elías no muere. Al término de su vida terrena, el Fuego lo rapta tal como está, en su carne. Su elevación es figura del poder del Amor que diviniza a los que abrasa. Por medio de las mismas Manos con las que había sido modelado en los orígenes, el Verbo y el Espíritu, es raptado a las alturas celestes. Esas Manos raptan a Elías, lo colocan para siempre en la Gloria de Dios.

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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Vie Nov 08, 2013 6:54 pm

Recordando la visita que S. S. Juan Pablo II realizo en Tierra Santa nos damos cuenta de que el “Papa Peregrino” llego a ella con mucho amor, tranquilidad, oración y a trasmitir la paz.
..........Imagen..........

En un avión de la línea aérea jordana, mientras caía la tarde en Israel, el Papa Juan Pablo II llegó a Israel en el marco de una ceremonia cargada de simbolismo, en la que autoridades civiles y religiosas de la nación judía expresaron claros gestos de acogida.

En la etapa más esperada de su peregrinación que durará hasta el 26 de marzo.

A cinco minutos antes de las 6 de la tarde, la figura blanca del Papa Juan Pablo II apareció por la escalinata del avión.

La ejecución de los himnos vaticano e israelí marcó la primera visita oficial de un Pontífice a Israel -la visita del Papa Paulo VI de 1969 no fue oficial-, y trajo la inusual imagen del Pontífice pasando revista a las tropas y autoridades israelíes.

Inicia la peregrinación.
La peregrinación jubilar a Tierra Santo la realizo en el año 2000, iniciándola el 20 de marzo en donde al llegar a Jordania da un discurso durante la ceremonia de bienvenida, dirigiéndose a la majestad, a los miembros del gobierno y al pueblo de Jordania y les dice: “Mi visita a vuestro país y todo el viaje que acabo de comenzar forman parte de la Peregrinación religiosa jubilar que estoy realizando para conmemorar el bimilenario del nacimiento de Jesucristo….Hoy me encuentro en Jordania, una tierra que me resulta familiar por la sagrada Escritura: una tierra santificada por la presencia de Jesús mismo, por la presencia de Moisés, Elías y Juan Bautista, así como de los santos y mártires de la Iglesia primitiva. Y termina: ¡Dios todopoderoso conceda a Sus Majestades felicidad y larga vida! ¡Dios bendiga a Jordania con prosperidad y paz!”

Este mismo día visita el Monasterio del Monte Nebo, dirigiéndose al Padre ministro general: “Aquí, en las alturas del monte Nebo, comienzo esta etapa de mi peregrinación jubilar. Pienso en la gran figura de Moisés y en la Alianza que Dios estableció con él en el monte Sinaí Y le da gracias a Dios por el don inefable de Jesucristo… y expresa su gratitud al gobernador de Madaba”

Celebra la Santa Misa en el estadio Al-Hussein, el martes 21 de marzo, iniciando su homilía con estas palabras: "Una voz clama: … "En el desierto abrid camino al Señor, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios"" Is 40, 3 Continúa diciéndoles: En este Día de la Madre en Jordania, me congratulo con las madres presentes aquí e invito a todas las madres a construir una nueva civilización del amor. Amad a vuestras familias. Se dirige a los dos mil niños que recibieron la Primera Comunión recordándoles que Jesús es su Amigo. Y la finaliza la homilía: “Que la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, os guíe y os proteja en vuestro camino. Amén”

Ese mismo día continua su visita a Wadi al Jarrar, en donde hace una plegaria y saluda: “Deseo saludaros a todos los que estáis aquí reunidos para esta breve oración. En particular, oro por Su Majestad el rey, y le agradezco nuevamente la acogida que he recibido aquí en Jordania" Y termina diciéndoles: “Recordaré a todo el pueblo de Jordania -cristianos y musulmanes- en mis oraciones, de manera especial a los enfermos y a los ancianos. Con gratitud invoco abundantes bendiciones sobre Su Majestad el rey y sobre toda la nación. ¡Dios os bendiga a todos! ¡Dios bendiga a Jordania! San Juan Bautista proteja al islam, a todo el pueblo de Jordania y a todos los que han participado en esta celebración, una celebración memorable. Os expreso mi gratitud a todos.” Y da las gracias.

En esta ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional Ben Gurion de Tel Aviv, 21 de marzo, saluda al presidente y esposa y les dice: “Ayer, desde las alturas del monte Nebo, divisé, a través del valle del Jordán, esta tierra bendita. Hoy, con profunda emoción, piso la tierra que Dios escogió para "poner su tienda" (Jn 1, 14; cf. Ex 40, 34-35; 1 R 8, 10-13) y permitió al hombre encontrarse con él de modo más directo. Les recuerda que se celebra el bimilenario del nacimiento de Jesucristo, concediéndoles la paz como don a la tierra que Él escogió ¡Shalom!

Visita a Al-Maghtas
el 22 de marzo, y les dice en su discurso que agradece la oportunidad de visita un lugar tan impregnado de historia… que con los ojos de alma ve a Jesús que se acerca al Río Jordán, para ser bautizado por Juan Bautista, ve a Jesús que pasa por el camino haia la Ciudad Santa, donde morirá y resucitara, lo ve abrir los ojos del ciego… Jericó se ha convertido en un oasis en medio del desierto, …los exorta a sea una ciudad rica de promesas, que anuncie la esperanza del futuro mas pacifico que los habitantes de ese lugar…¡Dios os bendiga a todos!

Ese mismo miércoles la ceremonia de bienvenida en el helipuerto oficial de Belén, y en los territorios autónomos de la autoridad nacional Palestina.

Se dirige al presidente Arafat; excelencias; queridos amigos palestinos: y les dice: "Aquí nació Cristo de la Virgen María"… Hoy y siempre el pueblo palestino está presente en mis oraciones a Dios, en cuyas manos está el destino del mundo. El Altísimo ilumine, sostenga y guíe a todo el pueblo palestino por el camino de la paz.

Orando por la paz.- Imagen

El miércoles 22 de marzo de 2000.- Celebración Eucarística en la Plaza del Pesebre de Belén frente a la Basílica de la Natividad, y en su homilía les habla: "Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. (...) Se llamará consejero maravilloso, Dios fuerte (...), príncipe de la paz" Is 9, 5. En la cueva de Belén, como dice san Pablo en la segunda lectura que acabamos de escuchar, "se manifestó la gracia de Dios" Tt 2, 11. Concluye con las citas bíblicas de: Lc 2,14; Hb 13, 8 y Lc.1.78

En la visita al campo de refugiados de Dheisheh, dio un discurso y les habla de la Iglesia, a través de sus organizaciones sociales y caritativas, seguirá a vuestro lado, para sostener vuestra causa ante el mundo. ¡Dios os bendiga a todos!

Visita al Presidente de los Territorios Palestinos, Yaser Arafat, y les dirige unas palabras a Yaser Arafat, al despedirse de los territorios palestinos. Agradece el galardon que le concedió hoy. Sé que también usted está convencido de que sólo el diálogo paciente y valiente abrirá el camino al futuro que su pueblo justamente desea. Encomendando este gran desafío a Dios todopoderoso, invoco sobre usted, sobre su familia y sobre el pueblo palestino las abundantes bendiciones del cielo.

El jueves 23 celebra la Santa Misa en privado, con los Ordinarios de Tierra Santa y con los Cardenales y Obispos del séquito papal, en la Capilla del Cenáculo de Jerusalén.

Ese mismo dia visita a los Rabinos jefes en Hechal Shlomo, “es mucho lo que tenemos en común. Y es mucho lo que podemos hacer juntos por la paz, por la justicia y por un mundo más fraterno y humano. Que el Señor del cielo y de la tierra nos lleve a una era nueva y fecunda de respeto recíproco y de cooperación, para bien de todos. Muchas gracias”;al Presidente Ezer Weizman. Visita a la sala del Recuerdo de Yad Vashem, en Jerusalén y tubo un: Encuentro interreligioso en el Instituto pontificio "Notre Dame" de Jerusalén.

Continúo su peregrinar y celebró la Santa Misa para los jóvenes en el Monte de las Bienaventuranzas, viernes 24; saludo y les hablo a los jóvenes de todo el mundo en varios idiomas: italiano, francés, alemán, español, polaco, ingles, hebreo y árabe; dirigiéndose a ellos pidiéndoles que sean constructores de paz, que Dios esta con ellos y … A todos os digo: Cristo os acompañe por los caminos del mundo. También os acompañe María, que, como recordaré mañana en Nazaret, con su "sí" cooperó al gran misterio de la Encarnación, cuyo bimilenario estamos celebrando durante este Año jubilar. ¡Dios os bendiga!

El sábado 25 en la Basílica de la Anunciación de Nazaret, celebro la Santa Misa y en su homilía rezo el Ángelus y les recordó la solemnidad de la Anunciación en el año del gran jubileo. Más tarde saludo a los Cónsules generales presente en Jerusalén y tubo un encuentro ecuménico en el Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, en donde le dijo: “Agradezco a Su Beatitud el patriarca Diodoros su hospitalidad fraterna y las amables palabras que nos ha dirigido”

El día 26, saludo al Gran Muftí de Jerusalén y Tierra Santa, Jeque Akram Sabri.

En su peregrinación jubilar de S, S. Juan Pablo II, oró ante el Muro Occidental de Jerusalén.-
Muro.-Imagen

Saludo al patriarca armenio-ortodoxo, Su Beatitud, Torkom II Manoogian, dirigiéndole unas palabras e donde le dijo: que agradecía mucho visitarlo y al visitar su casa me siento como un hermano entre hermanos que trabajan por construir juntos la Iglesia de Cristo.

Finalizo su visita a Tierra Santa con la Santa Misa en la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén, en su homilía hablo y reforzó la importancia de nuestra profesión de fe, paso a paso. Y con el Angelus dejo un mensaje de la Santísima Virgen: ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

S. S. Juan Pablo II en el Sepulcro de Jesús, practicante se acostó sobre le suelo para besar y adorar el lugar en donde estuvo el Cuerpo de Jesús. http://www.renovacioncarismaticaencanar ... 55_jpg.jpg

La oración por la paz fue pronunciada en ocasión de su último viaje a Siria y Tierra Santa en la que pide por la paz: Dios de infinita misericordia y bondad, con corazón agradecido te invocamos hoy en esta tierra que en otros tiempos recorrió San Pablo y proclamó a las naciones la verdad de que en Cristo Dios reconcilió al mundo consigo….

Repite al final de las oraciónes: Paz, paz, paz


Y termina haciendo una reflexión:"Los cristianos estamos obligados a utilizar los mejores medios de comunicación a nuestro alcance en cada época para difundir el Evangelio de Cristo"

Admirando el lugar, ¿qué abría en su pensamiento? Pedir paz, orar, paz para todos, paz por el mundo.
..............................................................Imagen

Junto al Cenáculo tuvo origen la Custodia de Tierra Santa, oficialmente instituida en 1342. En 1552 los frailes fueron obligados a dejar el santuario en manos de los musulmanes.

Los cristianos, y especialmente el Papa Juan Pablo II, quisieran que el Cenáculo, actualmente de propiedad del estado de Israel, volviera a ser un lugar de culto católico, debido a su importancia capital para la historia del cristianismo.

S. S. Juan Pablo II el Papa Peregrino visito los Santos Lugares y pidió en varias ocasiones, LA PAZ


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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor sorines » Sab Nov 09, 2013 2:25 pm

1.Constantino y los Lugares Santos (312-337)

En el episcopado de Macario aproximadamente entre 314 y 333 ocurren los más grandes e importantes cambios en el Imperio romano: cesan las persecuciones de los cristianos, la fe cristiana es reconocida como licita, y la Iglesia se convirtió también en una sociedad reconocida, en el Edicto de Milán en 313, siendo Constantino I, emperador. Con la muerte de Constantino en el 337 ya el cristianismo se había convertido en la religión del Gobierno y de la Corte.

Como resultado de todo ese proceso político-religioso, la fe se expandió por todas partes y el paganismo quedo reducido a minorías aisladas. Comenzó la etapa de organización del cristianismo. Se construyeron iglesias por todas partes y por consiguiente surgió nuevamente el entusiasmo por los santos lugares, donde había nacido la “nueva religión” de la cual ya todos habían escuchado con libertad y paz los comentarios, sermones y conversiones.

En el siglo IV comienzan olas de peregrinaciones a Tierra Santa las cuales han continuado hasta nuestros días.

Numerosas personas se destacan en tales peregrinaciones. Se pueden mencionar: Silvia de Burdeos también llamada Egeria, Jerónimo y Paula, Rufino así como también Melania la Anciana. San Jerónimo comenta que “hasta de Gran Bretaña era común ver peregrinos en Tierra Santa”, Monjes de Egipto y Libia que se establecieron en el desierto cerca del Jordán. Estos peregrinos comenzaban a participar en los ritos y celebraciones de los tres lugares más importantes: El Monte de los Olivos, el Cenáculo y el Santo Sepulcro. Muchos de ellos llevaron esas ricas experiencias espirituales vividas allí, a sus lugares de origen, diseminándose así el gusto por celebrar las solemnidades y fiestas cristianas de la misma forma que lo que habían visto en la Tierra Santa. De tal manera fue conocida y reconocida toda aquella vivencia espiritual que el obispado de entonces pasó de ser un simple obispado de la Aelia a “Patriarcado de la Ciudad Santa de Jerusalén y de toda la Tierra Prometida”.
Fuente consultada: http://ec.aciprensa.com/wiki/Jerusal%C3%A9n_(71_-1099)#.Un3mG8wo7IU


2.¿Quién es Egeria?

(Copia textual sobre la persona de Egeria tomada de: http://caminocisterciense.blogspot.com/ ... santa.html)

Nació en la segunda mitad del siglo IV en lo que es hoy Galicia (España), ya que leemos que un obispo dice de ella que ha venido a Jerusalén “del extremo de la tierra. Se desconocen las circunstancias y el lugar de su muerte, sabemos sin embargo que quiso entrar en Persia y al serle denegado el permiso, debió dirigirse hacia Constantinopla. Aquí es donde acaba su diario. Se cree que se siente enferma, pues en sus últimos escritos habla de un gran cansancio y a su poca apetencia de regresar a Galicia. Se ignora si volvió a su patria. Algunos años más tarde se derrumbó el imperio romano debido a las invasiones de los bárbaros, por lo que viajar se convirtió en algo sumamente peligroso y fue cuando las mujeres vivieron más encerradas que nunca.

Egeria era una mujer culta, poseía conocimientos de griego, literatura y geografía. Parece que también era muy rica, ya que podía realizar tal viaje sin problemas aparentes de dinero. Es más, la facilidad que encuentra allá a donde va, los obispos que salen a recibirla, el propio uso que hace del ager publicum -o “vía diplomática”, para entendernos, nos hace ver que era una mujer adinerada.

Sus datos personales son poco conocidos, pues ella habló poco de sí misma en sus escritos, ya que el diario habla de su peregrinación y va dirigido a las mujeres con las que convivía y de las que ya era conocida. No obstante, por las fechas y lugares que menciona, se infiere que perteneció a la familia del emperador español Teodosio I, o que fue gran amiga suya, según nos dice Agustín Arce. Los escritores medievales la identifican como una abadesa que escribe a sus monjas pues utiliza el término de sopores. Mas quizás, ese término se refiera a “hermanas en Cristo”, y pueda referirse a un grupo de mujeres piadosas. Fue muy querida y apreciada por sus contemporáneos.

Egeria se anticipa en muchos siglos al espíritu viajero de descubridores medievales y renacentistas, de exploradores y de ensoñadores románticos. Sabe ver y apreciar el detalle en lo que otros no reparan. Sabe sacar el jugo a su peregrinación y trata de enriquecerse con su experiencia. Debía ser de mediana edad pues el Concilio de Zaragoza impedía dar el velo a las vírgenes antes de los 40 años y no sería probable tampoco que una mujer joven viajara siempre acompañada de presbíteros, diáconos y obispos.

Sería una mujer culta, aunque en el siglo IV se disimulaban los conocimientos clásicos que se tenían, pues podían incubar resabios paganos. Egeria, siendo una mujer instruida no alardea de ello y escribe en un lenguaje claro y sencillo, el latín pobre que era el que se hablaba comúnmente. Persona culta y a la vez, ávida de saber más aunque no siempre se cree todo lo que le cuentan. Todo lo dicho sobre Egeria es lo que se sabe de esta intrépida y simpática mujer, de su perfil humano y muy español, pues se adivina una mujer inquieta, curiosa, alegre y expresiva, que nos deja un diario que se lee con soltura y sin cansancio.


3.Los lugares santos.

Otro de los descubrimientos es esos momentos del afán de ir a la Tierra Santa fue el de los Santos Lugares. Los peregrinos querían conocer los verdaderos lugares donde ocurrieron los hechos que se narran en los Evangelios. Cada uno de los lugares reconocidos o que se suponía fuera lugar de los hechos se convertía en un santuario con una iglesia que se construía en el lugar. En esto se destacaron Constantino y su madre santa Elena. Esta hizo construir iglesias en Belén y en el Monte de los olivos.

Constantino por su parte construyo la iglesia del Santo Sepulcro. En el lugar anteriormente existía un templo dedicado a Venus que la misma Elena, al conocerlo lo mandó destruir y que se construyera allí un templo cristiano. Los soldados fueron enviados a ocuparse de la limpieza del lugar y debajo de todo fue encontrado el Gólgota y la tumba del Señor. En el lugar fueron construidos tres santuarios que se llamaron en la historia Anástasis, Cruz y Martirium, de ellos los más famosos son Anástasis y Martirium. En el correr de los años otros peregrinos con posibilidades llegaron a la Tierra Santa y construyeron capillas e iglesias que posteriormente han sido destruidas o reparadas.
Fuente consultada: http://ec.aciprensa.com/wiki/Jerusal%C3%A9n_(71_-_1099)#.Un3mG8wo7IU

REFLEXION PERSONAL

El tema del comienzo de las peregrinaciones y los peregrinos a la Tierra Santa me resulta muy interesante y me ha gustado mucho leer tantas cosas que desconocía. Me da placer ver cómo desde tan pronto en la historia los cristianos se interesaron por conocer, descubrir o re-descubrir los Lugares Santos, donde ocurrieron los hechos principales de la vida de Jesús y del origen de nuestra fe.

El recorrido y las peripecias imaginadas son fascinantes así como también los hallazgos, pero lo más fascinante ha sido para mí ver cómo una vez encontrados aquellos Lugares, se les tenía tanta veneración, respeto y devoción que se llegaba a construir un templo o capilla cristiana. Hasta me sentí feliz conociendo a Egeria y un poco más de cerca a Santa Elena quien mandó destruir el templo dedicado a Venus para construir uno cristiano. ¡Qué hermoso! ¡Qué mujer tan valiente y a la vez tan centrada en su fe y en sus objetivos como cristiana!

Pero lo que más me admira una y otra vez es el actuar de Dios. El hombre, en su afán, siempre va por unas cosas, pero Dios lo espera por otras. Dios siempre va más allá. En esa historia cuántas cosas han ocurrido, cuántas situaciones difíciles, cuántas construcciones y destrucciones, cuánta lucha, cuánta guerra. Y sin embargo la fe se mantiene, la Gracia de Dios se ha derramado por encima de las situaciones difíciles, por encima de las construcciones, por encima de la guerra o de las luchas, y se sigue derramando en cada corazón. El hombre, va por lo humano y Dios, por lo Divino.
NADA TE TURBE, NADA TE ESPANTE. SOLO DIOS BASTA. QUIEN A DIOS TIENE NADA LE FALTA.
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor rosita forero » Sab Nov 09, 2013 9:28 pm

por hini ..... vamos a conocer a los peregrinos famosos que nos precedieron


Sta. Brígida de Suecia
(1302-1373)
Madre, viuda, fundadora de la Orden del Santísimo Salvador
Mística, Patrona de Suecia
Proclamada por Juan Pablo II: Patrona de Europa
Fiesta: 23 de Julio

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Brígida, nació en una familia aristocrática el año 1303 en Finsta, en la región sueca de Uppland. Es conocida sobre todo como mística y fundadora de la orden del Santísimo Salvador. Pero no se ha de olvidar que vivió la primera parte de su vida como una laica felizmente casada con un cristiano piadoso, con el que tuvo ocho hijos. Al proponerla como patrona de Europa, pretendo que la sientan cercana no solamente quienes han recibido la vocación a una vida de especial consagración, sino también aquellos que han sido llamados a las ocupaciones ordinarias de la vida laical en el mundo y, sobre todo, a la alta y difícil vocación de formar una familia cristiana.

Sin dejarse seducir por las condiciones de bienestar de su clase social, vivió con su marido Ulf una experiencia de matrimonio en la que el amor conyugal se conjugaba con la oración intensa, el estudio de la sagrada Escritura, la mortificación y la caridad. Juntos fundaron un pequeño hospital, donde asistían frecuentemente a los enfermos. Brígida, además, solía servir personalmente a los pobres. Al mismo tiempo, fue apreciada por sus dotes pedagógicas, que tuvo ocasión de desarrollar durante el tiempo en que se solicitaron sus servicios en la corte de Estocolmo. Esta experiencia hizo madurar los consejos que daría en diversas ocasiones a príncipes y soberanos para el correcto desempeño de sus tareas. Pero los primeros en beneficiarse de ello fueron, como es obvio, sus hijos, y no es casualidad que una de sus hijas, Catalina, sea venerada como santa.

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Este período de su vida familiar fue sólo una primera etapa. La peregrinación que hizo con su marido Ulf a Santiago de Compostela en 1341 cerró simbólicamente esta fase, preparando a Brígida para su nueva vida, que comenzó algunos años después, cuando, a la muerte de su esposo, oyó la voz de Cristo que le confiaba una nueva misión, guiándola paso a paso con una serie de gracias místicas extraordinarias.

Brígida, dejando Suecia en 1349, se estableció en Roma, sede del Sucesor de Pedro. El traslado a Italia fue una etapa decisiva para ampliar los horizontes, no sólo geográficos y culturales, sino sobre todo espirituales de su mente y su corazón. Muchos lugares de Italia la vieron, aún peregrina, deseosa de venerar las reliquias de los santos. De este modo visitó Milán, Pavía, Asís, Ortona, Bari, Benevento, Pozzuoli, Nápoles, Salerno, Amalfi o el santuario de San Miguel Arcángel en el monte Gargano. La última peregrinación, realizada entre 1371 y 1372, la llevó a cruzar el Mediterráneo, en dirección a Tierra Santa, lo que le permitió abrazar espiritualmente, además de tantos lugares sagrados de la Europa católica, las fuentes mismas del cristianismo en los lugares santificados por la vida y la muerte del Redentor.

En realidad, más aún que con este devoto peregrinar, Brígida se hizo partícipe de la construcción de la comunidad eclesial con el sentido profundo del misterio de Cristo y de la Iglesia, en un momento ciertamente crítico de su historia. En efecto, la íntima unión con Cristo fue acompañada de especiales carismas de revelación, que hicieron de ella un punto de referencia para muchas personas de la Iglesia de su tiempo. En Brígida se observa la fuerza de la profecía. A veces, su tono parece un eco del de los antiguos profetas. Habla con seguridad a príncipes y pontífices, desvelando los designios de Dios sobre los acontecimientos históricos. No escatima severas amonestaciones también en lo referente a la reforma moral del pueblo cristiano y del clero mismo (cf. Revelationes, IV, 49; también IV, 5). Algunos aspectos de su extraordinaria producción mística suscitaron en aquel tiempo dudas razonables, sobre las que se realizó un discernimiento eclesial, remitiéndose a la única revelación pública, que tiene su plenitud en Cristo y su expresión normativa en la sagrada Escritura. En efecto, tampoco las experiencias de los grandes santos están exentas de los límites inherentes a la recepción humana de la voz de Dios.

fuentehttp://www.corazones.org/santos/brigida.htm biografia completa y oraciones
http://www.benditasalmas.org/interna_co ... .php?id=47
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor BlancaElena » Dom Nov 10, 2013 8:44 am

Santa Brígida, religiosa (1303-1373)

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Dios quiera enviar a su Iglesia muchas Brígidas, que con sus oraciones y sus buenos ejemplos y palabras logren enfervorizar por Cristo a muchas personas más. Cristo murió por mí. ¿Y yo, qué haré por Él? Brígida significa: Fuerte y brillante. Esta santa mujer tuvo la dicha de nacer en una familia que tenía como herencia de sus antepasados una gran religiosidad. Sus abuelos y bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia de los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre encontraban. Su padre era gobernador de la principal provincia de Suecia. Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303. De niña su mayor gusto era oír a la mamá leer las vidas de los Santos. Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera revelación. Se le apareció la Sma. Virgen a invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales. Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado. Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante de sangre, le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: "Los que desprecian mi amor". "Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo. Su padre la casó con Ulf, hijo de otro gobernante. Tuvieron un matrimonio feliz que duró 28 años. Sus hijos fueron 8, cuatro varones y cuatro mujeres. Una de sus hijas fue Santa Catalina de Suecia. Un hijo fue religioso. Otros dos se portaron muy bien, y Carlos fue un pícaro que la hizo sufrir toda la vida. Sólo a la hora en que él se iba a morir logró la santa con sus oraciones que él se arrepintiera y pidiera perdón de sus pecados a Dios. Dos de sus hijas se hicieron religiosas, y otra fue "la oveja negra de la familia", que con sus aventuras nada santas martirizó a la buena mamá. Fue pues una familia como muchas otras: con gente muy buena y gente que hace sufrir. Brígida era la dama principal de las que colaboraban con el rey y la reina de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje enfermó Ulf gravemente. Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedía la curación, con tal de que se dedicara a una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento. En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: "Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades". Desde ese día Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas. Y fue repartiendo todos los bienes entre los pobres de manera que ella llegó a ser también muy pobre. Con su hija Santa Catalina de Suecia se fue a Roma y en esa ciudad permaneció 14 años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a visitar como peregrina orante muchos santuarios, y a dictar sus revelaciones que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy fuertes tentaciones de orgullo y sensualidad). Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron enormemente para mejorar las costumbres y disminuir los vicios. Por inspiración del cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70 conventos de monjas en toda Europa. Se fue a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió continuas revelaciones acerca de cómo fue la vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus revelaciones, y son muy interesantes. En Tierra Santa parecía vivir en éxtasis todos los días. Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de juilio de 1373, a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18 años de haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las leían a los fieles en las misas.

http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=220

http://oracionesdesantabrigida.blogspot ... estas.html
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor Pascu » Dom Nov 10, 2013 9:02 am

Aquí comparto con ustedes un artículo que encontré sobre las primeras peregrinaciones a Tierra Santa.

Los primero peregrinos a Tierra Santa
Por Susana Calvo Capilla

Los Reyes Magos, que guiados por una estrella llegan a Belén para adorar al Niño Jesús y ofrecerle presentes, podrían ser considerados los primeros peregrinos a Tierra Santa.
La peregrinación para los cristianos no sólo era una forma de hacer penitencia sino también un trasunto de la vida: un camino lleno de penalidades y renuncias que conduce al hombre a la Jerusalén celeste, reservada a los justos. Uno de los primeros viajeros a Jerusalén conocidos fue un obispo de Capadocia llamado Alejandro, que llegó a aquellas tierras en torno al año 200 para, según decía, «rezar y visitar aquellos lugares». Otros acudieron para volver a las fuentes del cristianismo como hizo Orígenes, el famoso teólogo de Alejandría, en el siglo III. Del año 333 data una de las descripciones más antiguas del viaje, conocida como «Anónimo Burdigalense», escrita por un peregrino anónimo de Burdeos.
Pero, tal vez, la peregrina más ilustre de la Antigüedad fue Elena, la madre de Constantino; en 326 recorrió muchos de los lugares bíblicos que, precisamente por las mismas fechas, el historiador Eusebio de Cesarea recogía en un tratado escrito en griego. Por su parte, San Jerónimo constató a finales del siglo IV desde Belén, donde vivía, que el flujo de peregrinos crecía sin cesar, con gentes llegadas de todas partes, desde la India a Bretaña y desde Armenia a Egipto. Aunque se escuchaban multitud de lenguas diferentes, añade el Santo, la piedad y la humildad unía a todos. Las rutas que llevaban a Palestina se llenaron de iglesias, martyria, monasterios y hospederías, como pone de manifiesto la Virgen Egeria en la detallada y erudita descripción de su recorrido por Tierra Santa. Estuvo tres años viajando, de 381 a 384, de los cuales nos ha llegado el relato de seis meses. Egeria era seguramente una monja originaria de Galicia o del sur de la Galia, con suficientes medios para emprender tan largo periplo y con una amplia cultura teológica.
Poco después (ca. 394), llega otra peregrina ilustre, Poemenia, emparentada con el emperador Teodosio y seguramente también de origen hispano. Desembarcó en Alejandría, acompañada de un gran séquito, para visitar la cuna del monacato, la Tebaida egipcia. Después, en Jerusalén, financió la iglesia de la Ascensión. Entre ellas y un peregrino anónimo de Piacenza, que llega por mar desde Constantinopla hacia 560-570, median dos siglos en los que se produjo una formidable proliferación de lugares santos que los peregrinos debían visitar. Su testimonio se ve confirmado por un documento extraordinario, el mosaico de la iglesia de San Jorge de Mádaba, realizado hacia el año 560. Es un mapa donde se representan e identifican con letreros en latín y griego todas las poblaciones bíblicas comprendidas entre el Delta del Nilo y Antioquia y entre el Mediterráneo y Siria.
Fuente: http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/junio_06/27062006_02.htm
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Re: Tema 10: Peregrinos en la historia. Semana del 4 de nov.

Notapor rosita forero » Dom Nov 10, 2013 9:52 am

rosita forero ...... Sta. Brígida de Suecia




les dejo el link de la Biografia.el anterior no copio http://www.corazones.org/santos/brigida.htm
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