7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Autor y Asesor: Joaquín Caldevilla Bujalance
Fuente:¿Qué me falta todavía? Indice y presentación del libro

Curso online: Qué me falta todavía? Ser cristiano en el siglo XXI


El Objetivo de este curso es ayudarte a reflexionar sobre el Evangelio y la vida de Jesucristo de un modo más moderno, más acorde con la mente y las necesidades espirituales de una persona joven que quiere conocer bien el mundo en que vive e influir en él con espíritu verdaderamente humano y, más aún, cristiano (que no se oponen).

Doce lecciones con temas básicos para tu vida, relacionados con momentos concretos de la vida de Jesús. Cada texto va encabezado por el texto correspondiente del Evangelio seguido de unas reflexiones personales. Esas reflexiones han sido enriquecidas con palabras de la Sagrada Escritura, de escritores de los primeros siglos del cristianismo, de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, y de otros autores, intercalando algunas consideraciones de jóvenes con inquietudes. Y se incluyen también ideas tomadas de novelas, escenas de películas y estrofas escogidas de poemas y canciones, así como relatos e historias.

Fecha: 17 de septiembre al 17 de diciembre 2013

Moderadores: Catholic.net, hini, Joaquin Caldevilla, Moderadores Animadores

7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor Catholic.net » Mar Nov 05, 2013 4:19 pm

Autor y Asesor: Joaquín Caldevilla Bujalance
Fuente: Libro ¿Qué me falta todavía? Ser Cristiano en el siglo XXI
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7. CREER, DUDAR, CONFIAR


“Cuando le vieron sus discípulos caminando sobre el mar, se turbaron y decían:
«Es un fantasma»; y llenos de miedo empezaron a gritar. Pero al instante Jesús comenzó a decirles: «tened confianza, soy yo, no temáis». Entonces Pedro le res- pondió: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas». Él le dijo:
«Ven». Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a andar sobre las aguas hacia Je- sús. Pero al ver que el viento era tan fuerte se atemorizó y al empezar a hundirse gritó diciendo: «¡Señor, sálvame!». Al instante Jesús, extendiendo su mano, lo sostuvo y le dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?». Y cuando subie- ron a la barca cesó el viento. Los que estaban en la barca le adoraron diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios»” (Mateo 14, 26-33)



Si lo aceptamos tal como nos lo cuenta el Evangelio, debió ser bastante impresionante. No sólo para Pedro, también para los otros apóstoles. Y no es para menos: ver a un hombre andar sobre el agua, luego a otro que le acompaña, y de pronto uno comienza a hundirse por dejar de creer que puede hacerlo... Quizá esta escena y algunas otras de la Biblia te han des- concertado en ocasiones, y te han llevado a pensar que tal vez las cosas no fueron así, que no todo es como te lo han contado, que puede que la Biblia (al menos una parte) sea un in- vento posterior de algunos para convencer a otros, o que te están ocultando cosas importan- tes para que no dejes de ir a la iglesia... Y han aparecido en tu interior dudas, inquietudes; e incluso has sufrido algún desengaño, al no encontrar a nadie –ni siquiera tus padres o un sa- cerdote– que haya sabido darte una explicación convincente. Y probablemente ha venido a tu mente la “tentación” de negarlo todo, y de fiarte sólo de aquello que puedas comprobar, de aquello que realmente te convenza... Y se ha insinuado en tu cabeza la posibilidad de dejar de practicar tu fe, de dejar de creer...

Además, oyes hablar de conflictos entre algunas cuestiones científicas y las respuestas dadas por la Iglesia: en astronomía, en la evolución, etc.; pues en gran parte de la Biblia hay mucho de lenguaje simbólico y pedagógico. Y se acrecienta en ti la sospecha de que quizá esta explicación no sea más que un truco de la Iglesia y de los teólogos que, en realidad, se han quedado sin argumentos y, por no querer reconocerlo, buscan un escondite tras el cual atrincherarse. Además, si los teólogos, y la Iglesia, pueden mover los límites entre imagen y mensaje, entre lo que se hunde en el pasado y lo que todavía es válido, ¿por qué no hacerlo también en otros casos, por ejemplo con los milagros de Jesús, con su muerte en la cruz y su resurrección, etc.? La consecuencia de todo esto la estamos viendo en la actualidad, y es que “muchos tienen al menos la impresión de que la fe de la Iglesia es como una medusa que no se puede agarrar por ningún lado y que no permite encontrar el núcleo”244.

No te preocupes. Esas dudas, en sí mismas, no son necesariamente algo malo: muchas veces significan que estás madurando. Te está pasando lo que le sucede a las niñas y niños pequeños cuando crecen: que se les queda pequeña la ropa, y necesitan tallas más grandes, nueva ropa adecuada a sus nuevas medidas. Desde que dejaste la infancia has ido mejorando tu formación, tus conocimientos y capacidades, en muchos aspectos: científicos y culturales, técnicos y artísticos, tal vez literarios e incluso deportivos. Has ido comprobando que mu- chas cosas importantes no eran en realidad como te habían dicho, a medida que ha ido aumentando tu capacidad crítica y tu deseo de saber. Aunque hay que reconocer que entonces no podían explicártelas de otro modo para que entendieras algo: ¿cómo le explicarías la física cuántica, o muchas situaciones humanas y sociales complejas, a un niño o niña de 4 años? Y puede ser que no hayas hecho una profundización equivalente en tu formación religiosa, y tu fe y tus creencias se te han quedado “pequeñas”, en comparación con todo lo demás, y notas como si te oprimieran o “encorsetaran”: como intentar comprender las ecua- ciones diferenciales sabiendo sólo la tabla del 2.

Esos momentos de crisis aparecen con relativa frecuencia en la adolescencia o en los primeros años de la universidad, y pueden ser algo repentino o tomar la forma de un proceso gradual. Surgen al hacerte de nuevo, con mayor profundidad y seriedad, algunas preguntas fundamentales, buscando una explicación convincente: ¿por qué hay tanto sufrimiento, gue- rras y pobreza en el mundo, si podemos evitarlo? ¿Qué es en realidad el mal, el pecado, y cómo me afecta interiormente? ¿Cuál es el verdadero sentido de la vida, del amor y de la familia, del trabajo y la riqueza? ¿De dónde ha salido todo el universo, y cómo acabará to- do? Son fruto también del deseo de autenticidad que hay en ti, al comprobar que otros no son coherentes.

No importan las causas ahora. Lo decisivo es que esas dudas e incertidumbres te pue- den servir para interiorizar tu fe, para hacerla más personal, más tuya. Además, dudas las han tenido incluso algunos grandes profetas, al mirar a su alrededor y no entender: “¿por qué los impíos tienen éxito en sus asuntos, y viven tranquilos cuantos cometen traición? Tú los plantas y ellos echan raíces, van adelante y obtienen fruto (...) ¿Hasta cuándo estará de luto la tierra, y reseca la hierba de todos los campos? Por culpa de la maldad de sus habitantes, mueren bestias y aves”245.

Pero, para ser honrados, no es sólo eso: hay algo más en todo este asunto, y tiene que ver con la ciencia moderna. El método científico consiste en medir y experimentar. Y es evidente que sólo se puede medir y experimentar lo material; es decir, la parte material de las cosas. Y como el éxito de las ciencias experimentales ha sido tan espectacular en los úl- timos siglos, muchos hombres han llegado a convencerse de que es el único conocimiento válido. Y si lo único que conocemos con seguridad científica, lo único demostrable, es lo material, resulta fácil concluir que eso es lo único que existe. No es una conclusión obliga- da, pero es una tentación. Muchos han llegado a convencerse de ello, y a explicar todo lo que sucede en el mundo como fenómenos materiales, biológicos, químicos, etc., más o menos complejos246, sin que haya espacio para otras realidades, espirituales, sobrenaturales, por encima de la naturaleza material, ni para otros modos de conocimiento distintos de la demostración matemática y del experimento físico-químico. Quizá esto es lo que has estudiado en el colegio o el instituto...

Todo lo que atrae y convence tiene una parte de verdad, también aquí. Muchas cues- tiones que el hombre se planteaba, y cuya solución antes esperaba de los dioses o los adivi- nos, hoy las resuelven la ciencia y la técnica. Dios como explicación parece volverse cada vez menos útil, menos necesario en las cosas a las que no llega todavía nuestro saber, menos adecuado para depositar en Él nuestra fe. Y sus “representantes”, los sacerdotes, cada vez más inútiles en muchos aspectos. Daría la impresión de que aquel Dios todopoderoso y mágico de los antiguos se encontrase “en retirada”, mientras el hombre se hace cada vez más fuerte y más consciente de su poder con ayuda de sus medios técnicos. Parece un Dios que ya no es Creador ni “Señor” del mundo porque apenas interviene en él, que ya no “impresiona” ni “da miedo”247, un Dios decorativo y de adorno, un Dios que se ha dormido o ha muerto.

Pero, afortunadamente, el cristianismo es mucho más que una forma de pensar. El conocimiento religioso tiene una particularidad respecto a otras formas de conocimiento, fácil de comprobar: afecta en su interior a quien lo recibe, le pide una respuesta y le llama a un modo de vida determinado. Dios no es un sistema de ideas, una teoría abstracta. No rezamos a un conjunto de conceptos, ni a un credo, sino a un Ser concreto. Y cuando hablamos de Él, hablamos de una Persona. Sin embargo, aunque el cristianismo sea principalmente la revelación de una Persona, eso no significa que sea algo vago o nebuloso, o sólo subjetivo. Des- pués de todo, una persona habla, y puede tener la intención de decir algo para que nosotros lo oigamos y lo aceptemos (e incluso lo realicemos); puede querer enviarnos un “mensaje” concreto248. Y un mensaje no es una ideología, es siempre algo que va de persona a persona.

Esta dificultad ya la percibió con claridad ese genio que fue obispo de Hipona, en el norte de África, a principios del siglo V. Apoyado en su propia experiencia vital –había vivido lejos de Dios, buscándole durante muchos años–, distinguía tres “modos” de creer, tres “escalones” en la fe: credere Deum, credere Deo, credere in Deum249. El primero, creer en Dios, que Él existe y ha hecho todo el universo, es algo a lo que se puede llegar razonando con un poco de buena voluntad y estando abierto al mundo que te rodea. El segundo, creer a Dios, exige un paso más: aceptar que ese Dios ha hablado, incluso que ha venido a la tierra y ha vivido como un hombre más, y que nos ha dejado un mensaje y unos ejemplos a seguir; pero incluso en este caso cabe ver a Dios con miedo, con “demasiado” respeto. Por eso, ha- ce falta subir un tercer escalón: creer tendiendo hacia Dios, descubriendo en todo eso su gran amor por cada persona humana y estableciendo con Él una relación de confianza y amor, pues ha venido a hacernos partícipes de su propia vida, de su intimidad.

Jesús no era uno de esos profesores –siguen existiendo, te lo aseguro– que dice: “sacad los cuadernos o los folios”, y todos comienzan a tomar apuntes a toda velocidad, pues hay que repetir la lección hasta la última coma el día del examen; ni tampoco un manager que va dictando a toda velocidad a su secretaria las cosas que tiene que hacer. No. ¿Qué decía Jesús a la gente? “Ven y sígueme”, fíjate en mí, comparte conmigo mis ilusiones, mis proyectos, mis alegrías y mis penas, mi vida... pero también tu vida, todo lo tuyo. Vive fiándote de mi palabra (fe), y te prometo una felicidad que no puedes alcanzar sin Mí (esperanza), y te doy ya ahora un adelanto, una fuerza y alegría que te llenará y desbordará el corazón y querrás compartir con otros (caridad). Entonces la fe se convierte en luz, en plenitud de sentido, en algo gozoso.

“Pues «creer» significa precisamente esto: entregar en manos del Dios vivo hasta las fibras más íntimas de la propia existencia y vivir la vida diaria desde Él, con Él y orientados hacia Él”250. “De esta forma, el hombre –y sobre todo el joven– que se acerca a la lectura de la palabra de Cristo con la pregunta de «por qué existe el mal en el mundo», cuando acepta la verdad de las bienaventuranzas, termina haciéndose otra pregunta:
¿qué hacer para vencer el mal con el bien? Más aún: acaba ya con una respuesta a esa pregunta (...) Y bien podemos decir que quien halla esta respuesta y sabe orientar coherentemente su conducta ha logrado hacer penetrar el Evangelio en su vida. Entonces es verdaderamente cristiano”. Y así, “con los criterios sólidos que saca de su convicción cristiana, el joven sabe reaccionar debidamente ante un mundo de apariencias, de injusticia y materialismo”251. Pero para en- contrar algo en la oscuridad hace falta una luz, cuanto más potente mejor.

Pues la fe es precisamente eso: una luz que es a la vez un fuego, que necesita encenderse de nuevo cada día para mantenerse viva. “«La experiencia de los grandes convertidos, en la historia de la Iglesia, fue que el sí a Cristo y a su Iglesia, el bautismo, comportó ante todo un inicio completamente nuevo, cambió profundamente su vida. Pero si pensaron que al llegar a este punto todo estaba hecho y era nuevo para siempre, iban a experimentar que a diario debían emprender y llevar a cabo de nuevo el camino de la conversión (...) La imagen de Dios en ti debe formarse lentamente; lentamente debe acontecer la transformación en Cristo, el «revestirse de Cristo». Día a día debo combatir contra mi pereza, contra costumbres que me hacen esclavo; contra mis prejuicios para con el prójimo, contra simpatías y antipatías, por las que me dejo arrastrar; contra la búsqueda del poder y la satisfacción de mí mismo (...). Día a día debo bajar del trono y tratar de aprender el camino de Jesús. Día a día debo despojarme de mis seguridades, superar en la fe mis prejuicios; no decidir por mi cuenta qué significa ser cristiano”252.

Luz, criterios sólidos, conversión... ¡Pues sí que estamos bien! Esto complica más las cosas. Pues ahora puede que no veas claro no ya qué es la fe, sino ni siquiera lo más básico: qué significa creer. No te inquietes: a veces lo más básico es lo más importante, lo que ayuda a poner bien el resto de las cosas en su sitio (el casco de un barco), o permite que todas ellas crezcan bien (las raíces del árbol). Seguramente conoces personas para quienes creer es como sentir una descarga eléctrica, una especie de “buenas sensaciones”, o un “impulso” hacia no se sabe bien dónde, pero que no influye en su comportamiento diario, que no cambia actitudes, ni decisiones, porque no tiene un contenido claro. Sería como tomar una pastilla de éxtasis (tiene gracia que los narcotraficantes tomen esa palabra del vocabulario religioso) y “viajar a otros mundos”. Se referiría a un Dios que no se sabe bien cómo se relaciona conmigo, que no habría hecho nada ni intervenido en la historia, un Dios lejano y difuso, un Dios inútil. E intuyes que la fe no puede ser eso.

Aunque también te habrás encontrado con otros para quienes la fe sería sólo una espe- cie de código religioso, algo parecido a un manual en el que estaría escrita la lista de los dogmas (en griego significa “explicación”) o verdades que hay que creer, la relación ex- haustiva de los mandamientos que hay que cumplir, a veces muy pormenorizada, y el conjunto de las ceremonias en las que hay que participar, incluyendo además una especie de devocionario con todas las oraciones que hay que saber y repetir, y otras cosas por el estilo. También en este caso intuyes que algo falla, que hay algo ahí que no funciona del todo. Y entonces te surge la duda: ¿quién de ellos tiene más razón?, ¿cuál es el verdadero cristianismo? Pues bien: exagerando las cosas, ninguno de los dos; y sin exagerarlas, un poco ambos.

Hay una magnífica escena de la película Indiana Jones y la última cruzada que ayuda a comprender esto. ¿Recuerdas? Indi está a punto de entrar en la gruta donde supuestamente se esconde el “santo grial” (copa usada por Jesús en la Última Cena); pero para poder llegar al lugar exacto debe seguir las instrucciones de un viejo cuaderno manuscrito y superar varias pruebas. En la primera prueba se le dice: “sólo los humildes pasarán”; y, después de meditar un poco, mientras va caminando dudoso, comprende que ser humilde significa humillarse, abajarse, arrodillarse... Lo hace y una cuchilla le pasa rozando por encima de la cabeza, pero no le decapita como a los anteriores que intentaron atravesar por ese mismo sitio. Ha aceptado, interiorizándolo, el contenido del libro. A continuación desemboca por un pasadizo ante un precipicio que tiene, en la pared de enfrente, bastante lejos, la puerta de en- trada a la cueva; aquí el manuscrito le muestra un dibujo que le invita a dar un paso al frente en el aire si quiere encontrar el camino hacia la puerta, y le dice: “ten fe y llegarás”. Y, mientras mira con horror el profundo abismo que se abre ante él, cierra los ojos y avanza un paso en el vacío... yendo a caer un poco más abajo en un puente de pura roca que, al proyec- tarse sobre la pared rocosa de enfrente, quedaba camuflado y no se veía. Se ha fiado de quien escribió aquello, sin verlo.

Eso es la fe: una CONFIANZA absoluta en Dios y, a la vez, un MENSAJE concreto de salvación. Es, al mismo tiempo, un salto en el vacío (fiarme de que Dios está detrás de todo y no me va a engañar) y un contenido que hay que aceptar (y así demuestro que realmente me fío de Él) e interiorizar y vivir. Esto ya lo había expresado un gran teólogo en el siglo XIII, cuando distinguió entre fides qua (el motivo por el que creo, la confianza en Dios) y fides quae (lo que creo, el mensaje a creer)253. Por tanto, la fe es ACTITUD y CONTENIDO; no sólo actitud sin contenido, ni sólo contenido sin actitud: hacen falta los dos. Así pensaban los cristianos de los primeros siglos: “Decid claramente que vosotros no creéis en el Evangelio de Cristo, porque los que creéis aquellas cosas del Evangelio que queréis, y no creéis las que no queréis, en realidad creéis en vosotros mismos más que en el Evangelio”254. Si acepto sólo una parte no lo acepto ya como un don de Dios, como resulta- do de mi confianza absoluta en Él, sino como fruto de mi razonamiento: sólo lo que me convence, sólo lo que me gusta (los gustos influyen en el pensamiento).

¿Verdad que la auténtica fe no puede ser así? Y es que intuyes que cuando la confianza es total y absoluta se acepta todo el mensaje, sea cual sea y lleve hasta donde lleve. Pues “la fe no es la elección de un programa que me satisface o la adhesión a un club de amigos por los que me siento comprendido; la fe es conversión que me transforma a mí y a mis gustos, o al menos hace que mis gustos y deseos pasen a segunda línea. La fe alcanza una profundi- dad completamente diversa de la elección que me liga a un partido. Su capacidad de cambio llega a tal punto que la Iglesia la llama un nuevo nacimiento”255. Y es que el mensaje (contenido) de la fe forma una unidad indivisible, como las leyes físicas, químicas y biológicas de la materia. Dios nos lo entrega como un conjunto, como una unidad (como el universo), y mediante la continua profundización, ayudados por Él, vamos descubriendo algunas de sus “verdades” y sus “leyes”: unas más fácilmente (la gravedad, la organización planetaria, los cambios de estado de la materia), y otras con más dificultad (la relatividad, los fundamentos de la materia y la energía).

Entonces “creer no es sólo decir que algo es verdad, o no negarlo. Creer en algo significa que ese algo forma parte de «mi mundo», de mi vida, de mi mente; significa que es importante para mí que sea cierto, que sea verdad, aunque no lo pueda demostrar”256. Pero aún hay más. “La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y
esta realidad presente constituye para nosotros una «prueba» de lo que aún no se ve”. De es- te modo, el futuro se mete de algún modo dentro del presente, cambiándolo y dándole un contenido nuevo; entonces ambos, presente y futuro, se influyen mutuamente257. Usando un ejemplo informático, la fe es como un acceso directo restringido a la vida eterna: apunta hacia algo que todavía no podemos ver y manejar del todo pero que, en alguna medida, ya podemos hacer presente ahora, y a lo que podemos acceder aunque sea parcialmente. Sólo en la otra vida podremos “ver” a Dios, sin los velos que ahora lo tapan, y comprender mu- chas cosas que aún no entendemos.

En una ocasión, algunos judíos preguntaron a Jesús: “¿Qué milagros haces tú para que nosotros veamos y creamos?”. Lo desconcertante es que hacían esa pregunta después de que Jesús había alimentado a una multitud de más de cinco mil personas con cinco panes y dos peces, y después de haber resucitado a Lázaro, que llevaba muerto cuatro días y ya olía a descomposición. Pero lo más asombroso es que, al ver estos milagros, no sólo no creyeron, sino que decidieron matarle. Y es que la fe no es un acto forzoso, sino libre. No es la con- clusión necesaria de un razonamiento o de un teorema. “Es posible que la veracidad de un hombre se me manifieste de forma tan convincente que no tenga más remedio que pensar: no está bien no creerle; «tengo que» creerle. Sin embargo, este último paso sólo puede darse en completa libertad, lo que quiere decir que puede también no darse”258. Y, a la vez, la fe en Dios es un regalo, un ofrecimiento que se me hace: sólo Dios puede convencerme para creer en Él, sólo Él mismo puede darme la confianza en Él para aceptar su mensaje, siendo Él –al mismo tiempo– parte principal de ese mensaje. Sólo Él puede hacerme capaz de “ver” y aceptar lo invisible. Hay aquí una aparente contradicción, algo que hunde sus raíces en el misterio.

Puede que hayas oído hablar de las investigaciones realizadas por la NASA en 1978 sobre la Sábana Santa de Turín259 (donde parece que estuvo envuelto Jesús tras su muerte) con ayuda de sofisticados aparatos científicos: cámara fotográfica de alta precisión con dis- tintas longitudes de onda, espectrómetro digital, microscopio electrónico, fotográmetro tri- dimensional (VP8), etc. Confirmaron algunas cosas sorprendentes, como que: la imagen de
la sábana está impresa en negativo (fotográfico); la impresión es más intensa cuanto mayor fue el contacto entre el cuerpo y la tela, pero también hay impresión donde el cuerpo no tocó la tela; la radiación que causó la impresión no tiene dirección (foco emisor) sino que salió de todo el cuerpo a la vez, y es de naturaleza desconocida; no hay material depositado entre los hilos; hay manchas de sangre y marcas que no se han borrado en dos mil años, a pesar de haber soportado varios incendios; la imagen tiene el “relieve” (tridimensional) del cuerpo... Sin embargo, aunque todo concordaba plenamente y de manera impresionante con lo que dicen los Evangelios, y con lo que se sabe por la historia, ninguno de los científicos no cre- yentes empezó a creer. Y es que la fe no es una demostración científica: es una aceptación interior, razonable pero libre.

Pero esto no es una novedad, ya se lo había advertido claramente Jesús a los apóstoles, en la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque uno resucite de entre los muertos”260. Y hoy se repite a menudo esa situación: “El hombre rico dice a Abraham desde el Hades lo que muchos hom- bres, entonces como ahora, dicen o les gustaría decir a Dios: si quieres que te creamos y que nuestras vidas se rijan por la palabra de la revelación de la Biblia, entonces debes ser más claro. Mándanos a alguien desde el más allá que nos pueda decir que eso realmente es así”261, danos una prueba o demostración infalible de tu existencia, haz ahora los mismos milagros que hiciste en otras épocas. Pero Dios no piensa las cosas del mismo modo que nosotros: prefiere mostrarse sólo en parte, en sombras, sólo insinuándose, para que la fe sea más libre y voluntaria. Prefiere ofrecer, sugerir, no imponer.

Pues aunque hay caminos para descubrir con la inteligencia que Dios existe (ya los an- tiguos filósofos griegos los encontraron), gran parte de lo que podemos saber de Dios va también incluido en el pack que se nos entrega para creer. Y hay que aceptar todo el pack: si aceptamos sólo algunas cosas es que nuestra confianza en Dios no es absoluta. Por eso, sólo quien se fía de verdad de Dios, quien vive con intensidad su confianza en Él, puede llegar a conocerle bien. Y al revés: aunque se le haya conocido desde pequeño y se hayan oído cosas sobre Él, si no se mantiene viva y actual esa fe, si no se orienta la propia vida según ella, Dios se va difuminando en la mente, se va alejando; y puede llegar incluso a perderse, con el paso del tiempo. “Yo no me salvaré sin Dios, pero tampoco Él me salvará sin mí (...) Si no es bueno querer adelantarse a Dios, no lo es tampoco quedarse atrás. Él me pide que le siga: seguir no significa pasar el primero; tampoco significa quedarse quieto en un sitio”262.

Seguro que lo has visto a tu alrededor: padres, hermanos, parientes, compañeros de trabajo, amigos... que van abandonando poco a poco su fe por no vivirla, pues un fuego que no se alimenta se va apagando. Recordando las palabras de Jesús al mostrar sus heridas al apóstol Tomás después de resucitar –”Bienaventurados los que sin haber visto han creído” (Juan 20, 29)–, comenta un santo de los primeros siglos: “Se alude a nosotros, con tal de que vivamos conforme a la fe; porque sólo cree de verdad el que practica lo que cree”263. Tener fe no es sólo aceptar unos valores, resultado del influjo del cristianismo en la cultura y la sociedad durante siglos. Pues muchos de ellos son ya valores humanos, comunes a todos los hombres y mujeres, creyentes o no, y son aceptados y vividos por muchos no cris- tianos, e incluso por personas sin ninguna religión. Ser cristiano es mucho más, apunta más alto y más lejos.

Entonces la fe, esa confianza absoluta, ¿contradice lo que nos sugiere la razón? No. La fe en muchos casos confirma las “sospechas” más íntimas de la inteligencia, aunque no pue- da “demostrarlas”. Así lo han experimentado y lo afirman muchos científicos y escritores: “Dios es el invisible evidente” (Víctor Hugo); “Yo he visto pasar a Dios por delante de mi telescopio” (Isaac Newton); “Para las personas creyentes, Dios está al principio; para los científicos, al final” (Max Planck). La fe es una necesidad de la persona, más o menos cons- ciente, que acaba saliendo por pequeños resquicios: “Cuando los hombres ya no creen en Dios, no es que no crean en nada, es que se lo creen todo” (Gilbert K. Chesterton). Y tam- poco se opone siempre a la duda o la vacilación. Dios no se molesta porque algunos le sigan a veces sin entenderle del todo, o incluso se rebelen un poco, como Pedro cuando Jesús qui- so lavarle los pies en la Última Cena: “Respondió Jesús: Lo que yo hago no lo entiendes ahora, lo comprenderás después”264.


Éste es un buen fragmento del Evangelio para recordar cuando nos hundimos, cuando “perdemos pie”. La fe en Jesús nos permite alcanzar lo aparentemente inalcanzable (digo aparentemente porque para Dios nada hay imposible), vencer el miedo, descubrir nuestro propio potencial como personas. Así hizo Jesús con Pedro, quien después de bastantes dudas y no pocos fallos se convirtió en columna fundamental de la Iglesia. Así sucederá también con nosotros si profundizamos en nuestra fe. Porque la fe es el material con el que se construyen los milagros; ella nos permite recibir el Espíritu para que obre maravillas en nosotros. Por eso Jesucristo dice con frecuencia: “tu fe te ha salvado” (KAROL).

Pero no se acaba aquí. La fe produce una paradoja: da el gozo y la alegría de estar en el buen camino, pero a la vez deja una cierta insatisfacción, “mete en el cuerpo” un deseo de conocer más, de comprender mejor. Como explica san Pablo, “ahora vemos borrosamente, como en un espejo”, y sólo en el Cielo veremos a Dios “cara a cara”265. ¿Te has imaginado alguna vez una persona que dijera “creo en todo lo que Dios ha revelado”, lo que ha dicho, y a la vez mostrase poco interés por profundizar y conocer mejor ese lo que, el contenido del mensaje? ¿No estaría demostrando con ello que su fe está de algún modo averiada266, y como si fuese además algo que no tuviese nada que ver con su inteligencia y con su vida diaria? “No se puede amar lo que se ignora por completo. Pero cuando se ama lo que se cono- ce, aunque este conocimiento sea mínimo, ese amor empuja a conocer mejor y más plena- mente”267. Para convencerse de esto basta mirar a un chico y una chica que acaban de conocerse y parece que hay “química” entre ellos...

Ahora nos topamos con una nueva dificultad: la fe nos dice que Dios es un MISTE- RIO. No es algo que se pueda “resolver” cuando se tienen los datos suficientes, como los problemas de Matemáticas: permanece siempre inabarcable, nunca controlable del todo, se nos escapa siempre por uno o varios “lados”. Y todas las realidades también lo son, en la medida en que son imagen o reflejo divino. “Todas las cosas ocultan algún misterio; todas las cosas son velos que ocultan a Dios” (Blaise Pascal). Pero “un misterio no es algo de lo que no podamos saber nada, sino algo de lo que no podemos saberlo todo” (Fulton J. Sheen). No obstante, aunque en cada persona existe una especie de sentimiento religioso268, ¿verdad que los intentos de “demostrar” a alguien la existencia de Dios, u otros aspectos de la religión, son a menudo poco útiles? Sólo convencen a los ya convencidos, y sólo signifi- can algo para quienes, de modo más o menos consciente, están abiertos a la posibilidad de creer; pero no dicen nada a quienes –con frecuencia sin darse mucha cuenta de ello, por pre- juicios heredados, experiencias negativas, etc.– tienen empañada y borrosa la mirada o “cierran el objetivo” voluntariamente.

Hay quienes comparan la fe con un potente ascensor, con algo que te “eleva” por en- cima de ti, de tus posibilidades, y te cambia por dentro. No sé si has estado alguna vez en lo más alto de un rascacielos. Lo que había antes abajo –avenidas, bloques de casas, plazas– sigue estando ahí, pero ahora tienes una visión nueva de las cosas: empiezas a ver que mu- chos edificios que te parecían importantes desde abajo son ahora algo diminuto, ves las montañas y el mar allá en la lejanía, dominas toda la extensión de la gran ciudad, y tu pe- queña calle o tu barrio te parecen ahora insignificantes, casi ridículos, en comparación con lo que se ve desde allí arriba. Y, sin embargo, son las mismas cosas de antes, sólo cambia el enfoque desde el que las miras. Si buscas bien encontrarás a alguien cerca de ti (un sacerdo- te, una religiosa, un amigo o una amiga) que te puede ayudar a encontrar ese elevador divino y subir a lo alto del rascacielos; y empezarás a disfrutar de esa nueva visión que te dará la fe.

Pues la fe requiere cierta “humildad” de la inteligencia, una “limpieza interior”, y aceptar que no podemos demostrarlo todo, que sin Dios no podemos dominar precisamente lo más profundo: “Señor, yo no pretendo penetrar en tu profundidad: ¿cómo iba yo a comparar mi inteligencia con tu misterio? Pero deseo comprender de algún modo esa verdad que creo y que mi corazón ama. No busco comprender para creer (es decir, no busco compren- der de antemano, con la razón, lo que haya que creer después), sino que creo primero, para esforzarme luego en comprender. Porque creo una cosa: si no empiezo por creer, no com- prenderé jamás”269. ¿Has mirado alguna vez dentro de un pozo profundo, y has sentido co- mo un nudo en el estómago al no abarcarlo hasta el fondo? ¿No sientes en tu interior el de- seo de experimentar el misterio, de introducirte en algo que sea infinito y que te supere? Se tiene entonces la impresión de estar dentro de un océano inmenso del que no se divisan las orillas, y del que se puede sacar toda el agua que se quiera sin el temor de que se acabe.

Puede que te deprima un poco el hecho de no poder controlar la fe. Es el momento de ver su lado principal, el positivo: “¿Quién hay capaz, Señor, de penetrar con su mente una sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo que dejamos que lo que tomamos (...) Alégrate por lo que has alcanzado, sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar. El sediento se alegra cuando bebe y no se entristece porque no puede agotar la fuente. La fuente ha de vencer tu sed, pero tu sed no ha de vencer la fuente; porque si tu sed queda saciada sin que se agote la fuente, cuando vuelvas a tener sed podrás de nue- vo beber de ella; en cambio, si al saciarse tu sed se secara también la fuente, tu victoria sería en perjuicio tuyo. Da gracias por lo que has recibido y no te entristezcas por la abundancia sobrante (...) Ni te esfuerces avaramente por tomar de un solo sorbo lo que no puede ser sorbido de una vez, ni desistas por pereza de lo que puedes ir tomando poco a poco”270. Si no puedo mirar al Sol de frente es por la potencia de su luz y mi incapacidad para “contener- lo” en mis ojos; he de reconocer esto, y aprender a mirarlo de lado o con un filtro que me lo haga “asequible”. Pero eso no me impide aprovechar su luz y su energía.

Ahora se entiende mejor aquella queja de Jesús: “Hombre de poca fe, ¿por qué has du- dado?”271, y nos cuesta menos disculpar a Pedro por caerse después de haber andado un po- co sobre las aguas. Pues esa falta de fe la encontramos también hoy en muchas personas, a veces también en nuestro interior. ¿No es extraño que haya quienes dicen que creen que Jesús es Dios, y que está presente en la Eucaristía, pero nunca hacen (ni se plantean) el pequeño esfuerzo de visitarle y estar con Él de vez en cuando en una iglesia? ¿O que “nunca ten- gan tiempo” para hablar cada día un poco con Aquél a quien dicen que aman y le deben la existencia? ¿O que no dediquen unos pocos minutos a recordar lo que Jesús dijo e hizo por ellos, que se nos cuenta en el Evangelio? Es necesaria una fe más viva, para alcanzar la uni- dad vital profunda que permite que el mensaje creído, las actitudes y obras, y la vida espiri- tual, no sean ya tres cosas distintas y separadas, sino tres expresiones de una misma cosa: la vida nueva en Jesucristo que Dios nos da.

Y sin olvidar que esa fe no depende principalmente de la intensidad de mis deseos, ni de mi “seguridad” o convicción interior: es algo que me viene “de fuera”. Si mi fe en Dios se apoyase en lo que yo puedo comprobar o experimentar, ya no expresaría con ella mi de- pendencia de Dios, mi entrega a Él, mi confianza absoluta en Él272. Poder creer es un don, que me llega desde Dios a través de Jesucristo y de su Iglesia, que puedo aceptar o rechazar; y que si lo acepto me hace sentirme parte de algo muy grande, y notar que fluye en mí la
misma fe esencial y la actitud interior de los buenos cristianos de todas las épocas, y expe- rimentar la misma unión con Dios que tuvieron ellos. Porque la fe es como la sangre: sólo vivifica y es útil dentro del organismo, unida a todo el cuerpo.

“Quien no guarda esta unidad de la Iglesia, ¿piensa acaso que conserva la fe? Quien resiste obstinadamente a la Iglesia, quien abandona la cátedra de Pedro, sobre la que está cimentada la Iglesia, ¿puede confiar en que se halla en la Iglesia? (...) Muchos son los rayos del sol, pero una sola es la luz; muchas son las ramas del árbol, pero uno solo es el tronco clavado en la tierra con fuerte raíz; y cuando de un solo manantial fluyen muchos arroyos, aunque aparezcan muchas corrientes desparramadas por la abundancia de las aguas, con todo una sola es la fuente en su origen. Si separas un rayo de la masa del sol, no subsiste la luz a causa de la separación; si cortas la rama del árbol, no podrá germinar la rama cortada; si atajas el arroyo aislándolo de la fuente, se secará. Del mismo modo la Iglesia del Señor es- parce sus rayos, difundiendo la luz por todo el mundo; y esa luz que se esparce por todas partes es, sin embargo, una sola”273.

Lo anterior introduce una nueva cuestión: ¿puede vivirse una fe auténtica sin el deseo de compartirla y comunicarla? Se trataría entonces de una fe débil, gravemente enferma, quizá en peligro de muerte. Y, del mismo modo que nadie se da la vida a sí mismo, ni puede mantenerse en vida él solo sin la ayuda de otros, tampoco nadie puede darse la fe a sí mismo (es un don), ni puede mantenerla para él solo. “La fe se fortalece dándola”274, pues se trata
de una vida; y, como la vida, se extiende transmitiéndola de unos a otros. Lo más normal es que sea de padres a hijos, o a través del colegio, o de la parroquia. Pero a lo largo de la his- toria de la Iglesia hay también una larga tradición de “maestros espirituales”, de grandes transmisores y comunicadores de la vida en la fe que han ayudado a muchas personas, es- cribiendo libros donde cuentan su experiencia y, sobre todo, aconsejando personalmente a muchos (acompañamiento espiritual). Así, a partir de ellos han surgido nuevos santos, e incluso más importantes, pues “El que se ha subido a la espalda de otro verá más lejos que el otro, aunque sea más pequeño que él” (Blaise Pascal).

Tal vez tengas la cabeza cansada y el corazón un poco agitado, y es que hemos hecho un largo viaje: desde ti, desde tu interior, hasta Dios... Pero todo acaba bien, y esa fe autén- tica, intensa, de la que hablamos te hará superar tus dudas e incertidumbres, y también tu posible sensación de soledad interior o alejamiento de Dios, mantenidos quizá durante años. Y hará renacer en ti con nuevo ímpetu y mayor madurez aquel amor sencillo y directo a Jesús que tanto te ayudó en tu infancia:


Me acuerdo, y pienso en el tiempo que llevábamos sin vernos.
Dos niños pequeños que lo sentían todo y lo sigo sintiendo hoy por ti. Desesperándome,
te he buscado en mis sueños,
y ahogándome.

Volverá. Seguro que volverá.
Lo sigo sintiendo y te echo de menos, que acabe mi soledad.
Volverá, te juro que volverá.
Ese amor verdadero de cuando era pequeño seguro que volverá. Volverá.275



Una última cosa. No dejes que te dominen esos planteamientos tan difundidos que, buscando mantenerte a ras de tierra, sin subir todo lo alto que podrías (así eres más manipu- lable), te impiden apreciar la hermosura de un Dios Creador de todo lo visible y lo invisible, y que ama como Padre bueno a todos sus hijos. No te quedes en la acera: sube al último piso del edificio y, desde allí, descubre y contempla la imagen de Dios, su “marca”, escondida en todas las cosas hermosas de este mundo, también en tu interior. Y entonces te será fácil “ver” a Dios en todo, y creer en Él.


Señor, siempre estás cerca pero... ¡hay que estar tan atento para notar tu presencia! A veces me distraen las risas, la música, las conversaciones, y tantos ruidos que intentan invadir mi esfera íntima. Entonces, con tantos decibelios de fondo no te oigo, y pienso que te has ido. Y no: estás ahí, pero en silencio, sin hacer ruido, esperando que te pueda oír para hablar... Señor, que no pierda nunca esta seguridad, esta confianza en ti: Tú estás a mi la- do, dentro de mí. Y si alguna vez me olvido, o no te hago caso, o no logro sintonizar tu frecuencia, ¡¡grítame!! (KAROL).

Notas

244 Cfr. J. RATZINGER, Creación y pecado, EUNSA, Pamplona 1992, págs. 29-30.
245 Jeremías 12, 1-2 y 4. Tampoco la preocupación ecológica es de ahora...
246 Cfr. J. L. LORDA, Antropología. Del Concilio Vaticano II a Juan Pablo II, Palabra, Madrid 1996, pág. 18.
247 Cfr. AA.VV., La Iglesia en el mundo de hoy. Constitución pastoral «Gaudium et spes», tomo II, Taurus, Madrid
1970, pág. 356.
248 Cfr. I. KER, La espiritualidad personal a la luz de J. H. Newman, Encuentro, Madrid 2006, págs. 82-83.
249 Cfr. S. AGUSTÍN, Sobre el Evangelio de Juan, 29, 6; también Sermón 144, 2.
250 Cfr. Beato JUAN PABLO II, A los jóvenes en Einsiedeln (Suiza), 15.VI.1984.
251 Cfr. Beato JUAN PABLO II, A los jóvenes de Madrid, 3.XI.1982.
252 Cfr. J. AMADO (ed.), El pensamiento de Benedicto XVI sobre la fe, la iglesia y el mundo, Libroslibres, Madrid
2005, págs. 24-25.
253 Cfr. Sto. TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, II-II, cuest. 1, art. 1; cuest. 2, art. 2; cuest. 129, art. 6.
254 S. AGUSTÍN, Contra Fausto, 17, 3.
255 J. RATZINGER, La Iglesia. Una comunidad siempre en camino, 2ª ed., San Pablo, Madrid 1992, pág. 118.
256 Cfr. R. KNOX, El Credo a cámara lenta, Palabra, Madrid 1979, págs. 15-16.
257 Cfr. BENEDICTO XVI, Encíclica Spe salvi, 30.XI.2007, n. 7.
258 J. PIEPER, Las virtudes fundamentales, 7ª ed., Rialp, Madrid 2001, pág. 317.
259 Proyecto STURP (Shroud Turin Research Project). Toda la historia de esas investigaciones y de los descubrimientos realizados entonces y después está explicada en el libro de M. CORSINI titulado Historia de la Sábana Santa, 2ª ed., Rialp, Madrid 2004.
260 Lucas 16, 31.
261 BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret, La Esfera de los Libros, Madrid 2007, pág. 258.
262 J. TISSOT, La vida interior, 10ª ed., Herder, Barcelona 1947, pág. 365.
263 Cfr. S. GREGORIO MAGNO, Homilías sobre los Evangelios, 26, 9.
264 Cfr. Juan 13, 7.
265 Cfr. 1 Corintios 13, 12.
266 Cfr. P. RODRÍGUEZ, Fe y vida de fe, EUNSA, Pamplona 1974, págs. 147-148.
267 S. AGUSTÍN, Sobre el Evangelio de Juan, 96, 4.
268 En el sentido que le da la psicología moderna –no como una simple emoción o estado de ánimo, sino como un im- pulso interior (intencionado pero no del todo consciente) que pregunta por el fundamento del propio yo, y de todo lo
que existe, y del que ya se intuye algo sin saber muy bien qué– es un camino que lleva a Dios (cfr. M. SCHMAUS, Teo-
logía Dogmática, vol. I, 2ª ed., Rialp, Madrid 1963, págs. 242-243).
273 S. CIPRIANO, Sobre la unidad de la Iglesia católica, 5. Es un autor del siglo IV.
274 Beato JUAN PABLO II, Encíclica Redemptoris missio (“La misión del Redentor”), 7.XII.1990, n. 2.
275 EL CANTO DEL LOCO, Volverá.



¡Ahora toca a ti!



Tema 7: CREER, DUDAR, CONFIAR


Cuestiones para la reflexión para comentar en los foros del curso



1) ¿Cuál es la diferencia entre creer algo y creer-confiar en alguien? ¿Puede llegar a ser esa confianza total y absoluta con respecto a alguien distinto de Dios?

2) ¿Qué es la fe: un sentimiento, una actitud, un conocimiento, o un poco de todas ellas? ¿Por qué?

3) ¿Por qué algunos ven una oposición entre ciencia y fe, entre progreso social y religión? ¿Qué es para ellos la fe?

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?


Sugerencia práctica para vivir esta semana


- Piensa algo bueno pero difícil que necesitas en tu vida, y comienza a pedirlo a Dios todos los días CON MUCHA FE (=convicción de que Él puede concedértelo si quiere).





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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR

Notapor Patricia Sabina » Mié Nov 06, 2013 11:08 am

1. El ser humano es integral y el verdadero desarrollo del mismo implica un crecimiento en todas sus areas, no puede desarrollar todo su potencial una persona si le falta Dios en su vida, seria un ser incompleto, Dios nos lleva a la verdadera plenitud en todo.
2. Considero que no es incompatible tener esperanzas humanas y esperar en Dios, el quiere lo mejor para nosotros, a veces le pedimos lo que nosotros queremos no lo que verdaderamente necesitamos, debemos saber discernir y aceptar lo que Dios nos da y ser agradecidos, ver los detalles que tiene con nosotros, esa es la medida para ver a Dios en todo.
3. Nuestro deseo debe ser siempre aspirar al cielo en todo lo que hacemos, y tratar de mejorar este mundo o el pedacito que Dios nos regalo para cambiarlo, estos supuestos no los creo correctos porque no podemos paralizarnos el cristiano tiene que aspirar y actuar para ganarse el cielo.
4. Me gusto mucho el mensaje final para vivir esta semana, El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó... ,! Bendito sea el nombre del Señor!!!!
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR

Notapor mariaines » Mié Nov 06, 2013 1:18 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?

No asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano. Que el desarrollo debe mirar al hombre en su integridad y no solo el aspecto económico porque el hombre es una unidad y no es solo lo económico.

2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?
No es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios porque si tengo al centro e mi vida a Dios todo va a tener una mirada distinta y todo va a ayudar al desarrollo integral de la persona.

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?
Cuando pienso que después de la muerte no hay nada. NO es correcto este supuesto porque después de la muerta hay VIDA
mariaines
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor AlfredoRamirez » Jue Nov 07, 2013 11:50 am

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano?
No, no lo asegura y mirando este hecho desde exclusivamente el punto de vista "científico" : los científicos aun los mas recalcitrantes admiten los conceptos de conciencia/alma y sin embargo no pueden objetivamente medirla , determinar su ubicación y sin embargo ahí esta , de esa misma manera la ciencia puede explicar solamente los "comos" de Dios , pero no sus "porqués" , sus misterios el desarrollo humano requiere la guía ética y moral de Dios que responde mas alla de los comos a los porqués
¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?Ha sido demostrado en incontables ocasiones , los satisfactores materiales con mucho , no se acercan a la satisfacción humana y / ó personal y ello desencadena conflictos sobre todo de ambición y destrucción hartamente señalados por la historia

2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? Regularmente los deseos humanos corresponden a un principio de ambición y vanidad no de satisfacción de necesidades básicas humanas , queremos más , el plan de Dios contempla el crecimiento humano , en comunidad y generoso no acepta interferencias de lo material que inevitablemente conducen a la soberbia y la ambición . ¿Por qué?No comprendemos lo efímero de nuestro paso por este mundo y hacemos apego incontenible por los bienes materiales , que terminamos perdiendo el sentido del verdadero significado de la vida regresar a Dios , ser santos, el maravilloso mundo nos tienta y en muchas ocasiones nos pierde

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? Creo que no entiendo bien el sentido de la pregunta y revise el texto nuevamente , y aquí no se si se esta evaluando el concepto de esperanza y es a lo que me voy a referir. La esperanza es una virtud que nos anima y da confianza en alcanzar la plenitud y a la santidad y con ello la vida eterna , creo yo que el supuesto de esperar la vida eterna prometido contundentemente por Dios nuestro Señor vale la pena , habremos algunos humanos que estamos tan ensimismados en nosotros mismos que la soberbia nos ciega para reconocer ese camino tan sencillo , como el sentido y respuesta a nuestra vida , anhelamos que la vida y su sentido carezca de valor para hacer con ella lo que nos viene en gana , es mas difícil aparentemente esperar en lo que no hemos visto y supuestamente sacirficarnos , cuando ahora , podemos vivir si supuestas restricciones y usualmente tendemos al desenfreno con afectación de terceros y desde luego de nosotros . ¿Son correctos esos supuestos? Ver atràs¿Por qué?ver atrás

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso? Inolvidable presentación , ensayo o lección sobre la Fé y a quienes a veces tenemos dudas , o a quienes ya no las tenemos y queremos compartirlo mejor , GRACIAS y que DIOS les siga bendiciendo
AlfredoRamirez
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor MARIAANGELESAMIREZ » Jue Nov 07, 2013 1:57 pm

Hola a todos,muy buenas tardes, reciban por favor mis bendiciones:
1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?
R= Cuando Dios creo al hombre, lo hizo cuerpo, mente y alma o espíritu, por lo tanto, el desarrollo de todo ser humano, desde el inicio de su vida terrenal, debe abarcar todas las esferas del mismo, para a si mismo encontrar un equilibrio, cuando uno de estos aspectos, no es desarrollado, se rompe el balance y entonces en la persona predomina rasgos desiguales, por ejemplo, un profesionista muy inteligente y próspero económicamente, pero carente de valores, es solo un pobre profesionista egoista, banal y soberbio, en cambio una persona formada en valores y criterios religiosos bien arraigados, aún cuando tenga un trabajo que le remunere lo necesario para vivir, será un empleado amable, humano, capaz de dar a conocer con su comportamiento el progreso de su persona.

2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?
R=Lo material en todos los aspectos, es pasajero y terrenal, así como los logros personales, ya que debemos pensar que este mundo es pasajero, y debemos trabajar para llegar a la Vida Eterna y este mundo parece ser que nos ofrece obstáculos que nos impiden cada vez más alcanzar una vida espiritual, el trabajo y el esfuerzo sólo son los medios e instrumentos que nos permiten ganar el pan de cada día, y a través de nuestro trabajo, dar gloria a Dios y amar a los que nos rodean.

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?
R=Quizá, está incorrecto decir que con ese pensamiento queremos anular y mejorar este mundo, todo lo contrario, este mundo es el hogar que Dios nos ofrece para trabajar muy fuerte para lograr la vida eterna, esta vida aunque es pasajera, no debemos desperdiciar cada momento para hacer el bien a los que nos rodean y a la naturaleza, bien hermoso que se nos fue encargado para vivir como Dios quiere. El bien que hagamos o el mal que provoquemos, a este mundo, repercutirá en todos nosotros, como lo hemos visto, con el daño tan grave que hacemos a nuestro planeta, con la falta de responsabilidad que tenemos al cuidar lo que Dios diariamente nos regala.

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?
Fabulosa esta lección, cuando tengamos la plena conciencia de nuestro ser y nuestro quehacer como hijos de Dios, otro mundo será, ojalá sigamos aprendiendo , mucho más sobre cómo ser un buen Cristiano.
MARIAANGELESAMIREZ
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor MARTHA ANGELY » Jue Nov 07, 2013 5:24 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? Claro que no porque el progreso humano implica algo mucho más que eso, lo trascendente, todo aquello que aunque no se ve o no puede comprobarse es parte de nuestro ser. ¿Qué significa que “el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)? Desde mi punto de vista se refiere a que dicho desarrollo se debe dar y reflejar en todas las dimensiones de la persona abarcando al hombre integral, y esto mismo producirá automáticamente un desarrollo en los demás hombres, pues no se puede dar un auténtico y verdadero desarrollo de manera aislada, indudablemente que influirá y motivará al desarrollo de los demás.

2) ¿Es incompatible tener “esperanzas humanas”, deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué? Desde mi punto de vista no es incompatible, porque si fuera así, estaría contradiciendo lo expuesto anteriormente. Así que el ser humano en su totalidad, debe buscar una mejora continua, en todas sus dimensiones, por supuesto todo en su justa medida, perfecto equilibrio y armonía, por ejemplo: sería más bien fanatismo si espero sólo en Dios, y yo no muevo un dedo por procurar mi propio sustento, mi crecimiento intelectual y físico.
El contar con lo necesario materialmente para vivir dignamente, sin apasionamientos y sin que esto me separe de Dios o me haga olvidarlo, es algo natural y hasta deber nuestro. Pues aunque debo reconocerme necesitado de Dios para alcanzar estos logros, sin embargo debo hacer lo que me corresponde, y entonces sí lo demás esperarlo de Él y dejárselo a Él.

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué? Bajo supuestos que de alguna manera anulan la vida terrena o la minimizan, para mí no son correctos, porque como se exponía en esta lección:
“La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y esta realidad presente constituye para nosotros una «prueba» de lo que aún no se ve”. De es- te modo, el futuro se mete de algún modo dentro del presente, cambiándolo y dándole un contenido nuevo; entonces ambos, presente y futuro, se influyen mutuamente257.
Entonces por el contrario esperar en la vida eterna es movimiento, dinamismo, transformación de este mundo por uno mejor.

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?
La verdad es que soy demasiado sensible, loca, idealista, no lo sé, pero me encantó, me llena de esperanza, me contagia, es como sumergirme en un mundo de gracia, de luz, ... y que me invita a trasmitirlo a compartirlo, de hecho he pensado en organizar un tipo de evento con el grupo de cursillistas a quienes coordinamos un compañero y yo, para compartirles algunas de las ideas principales que estoy recibiendo en este curso. Claro dando la acreditación al Sr. Joaquín, nuestro asesor y a la vez promoviendo el libro para que siga transformando personas. Creo que es un formidable material, especialmente para este año de la Fe y el próximo La Celebración gozosa de la Fe. Mil gracias espero que no haya inconveniente en esta inquietud mía.
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor MARTHA ANGELY » Jue Nov 07, 2013 5:24 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? Claro que no porque el progreso humano implica algo mucho más que eso, lo trascendente, todo aquello que aunque no se ve o no puede comprobarse es parte de nuestro ser. ¿Qué significa que “el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)? Desde mi punto de vista se refiere a que dicho desarrollo se debe dar y reflejar en todas las dimensiones de la persona abarcando al hombre integral, y esto mismo producirá automáticamente un desarrollo en los demás hombres, pues no se puede dar un auténtico y verdadero desarrollo de manera aislada, indudablemente que influirá y motivará al desarrollo de los demás.

2) ¿Es incompatible tener “esperanzas humanas”, deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué? Desde mi punto de vista no es incompatible, porque si fuera así, estaría contradiciendo lo expuesto anteriormente. Así que el ser humano en su totalidad, debe buscar una mejora continua, en todas sus dimensiones, por supuesto todo en su justa medida, perfecto equilibrio y armonía, por ejemplo: sería más bien fanatismo si espero sólo en Dios, y yo no muevo un dedo por procurar mi propio sustento, mi crecimiento intelectual y físico.
El contar con lo necesario materialmente para vivir dignamente, sin apasionamientos y sin que esto me separe de Dios o me haga olvidarlo, es algo natural y hasta deber nuestro. Pues aunque debo reconocerme necesitado de Dios para alcanzar estos logros, sin embargo debo hacer lo que me corresponde, y entonces sí lo demás esperarlo de Él y dejárselo a Él.

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué? Bajo supuestos que de alguna manera anulan la vida terrena o la minimizan, para mí no son correctos, porque como se exponía en esta lección:
“La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y esta realidad presente constituye para nosotros una «prueba» de lo que aún no se ve”. De es- te modo, el futuro se mete de algún modo dentro del presente, cambiándolo y dándole un contenido nuevo; entonces ambos, presente y futuro, se influyen mutuamente257.
Entonces por el contrario esperar en la vida eterna es movimiento, dinamismo, transformación de este mundo por uno mejor.

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?
La verdad es que soy demasiado sensible, loca, idealista, no lo sé, pero me encantó, me llena de esperanza, me contagia, es como sumergirme en un mundo de gracia, de luz, ... y que me invita a trasmitirlo a compartirlo, de hecho he pensado en organizar un tipo de evento con el grupo de cursillistas a quienes coordinamos un compañero y yo, para compartirles algunas de las ideas principales que estoy recibiendo en este curso. Claro dando la acreditación al Sr. Joaquín, nuestro asesor y a la vez promoviendo el libro para que siga transformando personas. Creo que es un formidable material, especialmente para este año de la Fe y el próximo La Celebración gozosa de la Fe. Mil gracias espero que no haya inconveniente en esta inquietud mía.
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor egpa13 » Jue Nov 07, 2013 10:20 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que “el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?

Pienso que no lo asegura, pues esto debe ir de la mano de una persona llena de valores o consciente de si misma, el desarrollo material o tecnológico no lo es todo en progreso humano por que no hay un avance en cuanto tengo un conocimiento si no poseo las cualidades necesarias para compartirlo o darlo a conocer


2) ¿Es incompatible tener “esperanzas humanas”, deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?

Si, es incompatible por que siempre queremos que las cosas sean como nosotros queremos sin tener en cuenta a Dios que es aquel que nos da todo con la justa medida. Nuestro deseo de poseerlo todo nos lleva a ser unas personas materialistas y generando en nosotros ciertos apegos, debemos esperar siempre en Dios por que es El único dueño de nuestra vida y dador de todo lo que poseemos


3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?

Un supuesto es que la gente cree que no hay vida después de la muerte, otro es perder el sentido de la esperanza y son demasiados incorrectos por que Jesus nos enseñó y nos prometio una mejor vida después de la muerte y El nos esta esperando con los brazos abiertos para recibirnos y poder disfrutar del paraíso prometido, solo es tener confianza y amor en El

4) comentarios: es un tema muy especial y cada vez me llena de mas emociones para continuar con este curso, cada vez veo con mas claridad el camino de Jesús. Aprovecho para decirles que gracias a todos estos temas mi vida a dado un giro para bien
egpa13
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor Vi100 » Vie Nov 08, 2013 2:28 am

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?

a.- Más que una respuesta opinable aquí cabe, conviene, procede mirar la foto social del momento. Mientras en occidente empezamos a morir por obesidad siguen muriendo millones de personas por la más precaria necesidad; mientras en los países desarrollados somos casi todos internautas en los países pobres sigue dominando el analfabetismo. El progreso tecnológico es necesario y bueno en sí mismo, hace la vida más fácil y permite el acceso a la cultura etc. pero el imperio económico que lo sostiene y lo fomenta es un injusticia alarmante agravada por el anonimato; quién es el culpable? sería más pertinente la pregunta, quién no es culpable? Por tanto, el progreso en sí mismo no es garantía de nada.

b.- Esa definición de desarrollo de la encíclica de Pablo VI Populorum progressio sí es auténtica, es el crecimiento de todos como un único cuerpo.

2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?

Admitir esa incompatibilidad sería seguir pensando en un Dios de prohibiciones, de sacrificios. Claro que Dios acepta y bendice nuestros progresos materiales, tecnológicos, científicos para eso os dotó de inteligencia. Distinto es que creyéndonos capaces de conocerlo todo, de explicarlo todo, de investigarlo todo, vayamos dejando a Dios de lado, como así ocurre, y poniéndonos nosotros por encima de Él.

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?

No sé si he entendido bien la pregunta. No creo que haya supuesto alguno que paralice o anule el deseo de mejorar este mundo... qué sería eso, una espera pasiva a la muerte... me recuerda al indeciso de la parábola de los talentos que fue reprobado por Dios.


4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?

Me han gustado estas dos definiciones que aparecen en el libro:
a.- “Pues «creer» significa precisamente esto: entregar en manos del Dios vivo hasta las
fibras más íntimas de la propia existencia y vivir la vida diaria desde Él, con Él y orientados
hacia Él”
b.- Eso es la fe: una CONFIANZA absoluta en Dios y, a la vez, un MENSAJE concreto
de salvación. Es, al mismo tiempo, un salto en el vacío (fiarme de que Dios está detrás de
todo y no me va a engañar) y un contenido que hay que aceptar (y así demuestro que realmente me fío de Él) e interiorizar y vivir.
… me gustará encontrar más adelante la misma claridad a la hora de plantear el compromiso social que ello supone ya que no es suficiente una actitud sino una acción continuada.
Gracias.
Vi100
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor claudia corchado » Vie Nov 08, 2013 6:53 pm

Tema 7: ESPERO EN DIOS
Cuestiones para la reflexión para comentar en los foros del curso

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano?
No, el ser humano se debe estar bien en el aspecto material, intelectual y moral.

¿Qué significa que “el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?
El destinatario de todo el desarrollo que hay en el mundo debe ser para todo hombre. Todos los beneficios que produzcan el progreso, deben ayudar al hombre en todas las áreas de su vida (en lo material, en lo intelectual, en lo moral), para que así, el hombre viva feliz, viva en armonía.
Lo que actualmente vemos es una diferencia dramática en el mundo, y hasta dentro de un mismo país podemos ver esa desigualdad. Por un lado, población con buena estabilidad económica, donde se aprovechan los avances tecnológicos, donde se tiene mucho bienestar y sin embargo no son felices, existen altos índices de suicidio y seres humanos desequilibrados, egoístas. Por el otro lado, vemos sectores que viven en extrema pobreza, con altos rezagos tecnológicos, viven en injusticia y sufrimiento.
El Papa Pablo VI “asevera que el camino de la paz pasa por el desarrollo, pero éste no está en la abundancia de riqueza egoísta, sino en la economía puesta al servicio del hombre.”(1)

(1) Consultado el 7 de noviembre de 2013, http://es.catholic.net/empresarioscatol ... p?id=17082


2) ¿Es incompatible tener “esperanzas humanas”, deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?
No, más bien son compatibles. El ser humano tiene el derecho de cuidar por su vida y por su cuerpo, de aplicar su inteligencia y capacidad de elegir las cosas que considere más convenientes para su bienestar, de poseer bienes para su propio provecho. La esperanza, la confianza absoluta e DIOS, ilumina y acompaña al hombre para alcanzar lo que realmente es para beneficio si mismo, lo que ayuda al hombre a conocer a DIOS.


3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo?
El que se piense que no existe DIOS, el dejarse atrapar por la ideología que ofrece el mundo.

¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?
No, estas suposiciones no permiten ver con claridad ni escuchar lo que DIOS dice a cada uno de nosotros. La fe es la luz que orienta la conducta y hace penetrar el Evangelio en la vida. Y con los criterios sólidos, conociendo la verdad, cada persona actuara debidamente ante el mundo de apariencias, de injusticia, de materialismo, y apuntar hacia algo que todavía no se ve pero que, en alguna medida, ya se puede hacer presente ahora: la vida eterna.


Saludos a todos y que DIOS nos ayude a permanecer en el curso.
claudia corchado
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor Clau Cervantes » Vie Nov 08, 2013 9:38 pm

1) Por supuesto que no. Aunque lamentablemente en nuestro tiempo los hombres están cayendo en el Hedonismo total, pues lo único importante para ellos es complacerse y gozar (del dinero, fama, comida, lujos, sexo, etc.) y no permitir que nada los limite o lo impida. Mucha gente cree que la posición económica te "eleva" sobre otras personas y tenemos grandes ejemplos como Teresa de Calcuta, quien logró tener en su alma un nivel de espiritualidad, que la hizo una persona con grandes logros y realizaciones, aún viviendo en una condición bastante precaria. Al realizarse una persona es necesario que todos los aspectos de su vida crezcan (físico, intelectual, académico, moral, y sobre todo espiritual) así podremos reconocer los dones que el Señor nos ha otorgado y ponerlos al servicio del prójimo como Él desea.

2) Mi abuelita decía:" A Dios rogando, y con el mazo dando", o sea trabajando. Es obvio que lo que más pedimos al Señor es "casa, vestido y sustento" porque al ser de carne y hueso debemos cubrir estas necesidades básicas. Pero debemos hacer uso de todas las herramientas que Él nos ha otorgado para merecer todos los bienes y logros. Como dice San Pablo: "el que no trabaje, que no coma", lo cual me indica que debemos echarle ganas también nosotros poniendo toda nuestra esperanza en Él, porque como dice el Salmo: "el auxilio me viene del Señor, mi Dios".

3) Algunas personas consideran que no es necesario esforzarse pues "al fin y al cabo nada nos llevamos de este mundo" y se conforma con irla pasando, así se desperdician muchos talentos que el Señor proporcionó y que no se multiplicarán jamás. Por esta razón, lo considero un grave error, quizá al tener mayores ingresos o bienes, signifique poder auxiliar a más personas o apoyar a instituciones que hacen el bien. Por ejemplo, si gracias a Dios tienes un auto, puedes auxiliar a personas que tengan algún apuro, igual llevándolas a algún lugar, o ir en su auxilio donde estén, por ello lo considero una bendición de Dios.

4) Fortalecernos con temas como éste, nos ayuda a valorar los muchos bienes y bendiciones que le Señor nos da, y a encaminarlos o usarles para colaborar en Su Obra. Por otra parte, me permito contarles que el Señor me ha dado uno de los regalos más hermosos, me solicitaron para Madrina de Confirmación de un joven que es prometido de una amiga muy querida, le pido al Señor me permita cumplir con esta labor, de acompañamiento en el crecimiento en la Fé de Gustavo, como Él me lo indique. Estoy realmente emocionada y motivada, porque además nos pidieron a mi esposo y a mí, ser sus padrinos de Lazo. Es la primera ocasión que nos han hecho este gran Honor y por ello les comparto este gran momento y le pido nos acompañen con sus oraciones.

Dios les bendiga, Claudia.
Clau Cervantes
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor Joaquin Caldevilla » Sab Nov 09, 2013 5:06 pm

ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE:

Ha habido un error, y se han incluido en el tema 7 sobre la Fe ("Creer, dudar, confiar") las preguntas del tema 8 sobre la esperanza, como alguno de vosotros ha hecho notar. No sé cómo se puede arreglar.
Agradezco vuestra comprensión. Quizá es mejor esperar a que se arregle el error antes de hacer vuestros comentarios.

Un cordial saludo a todos los que estáis participando en el curso.
Joaquin Caldevilla
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor joseme87 » Dom Nov 10, 2013 4:41 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que “el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?

El desarrollo material o tecnológico no asegura el progreso humano, pues puede, incluso, a deshumanizar a las personas. Estamos avanzando rápidamente en lo tecnológico, pero en lo humano gran parte de la sociedad está retrocediendo a velocidad de vértigo. Por ese motivo, “el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral”, el hombre no es sólo materia. Debe desarrollarse tanto en lo material como en lo mental y en lo espiritual.

2) ¿Es incompatible tener “esperanzas humanas”, deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?

No es incompatible, Dios no anula una parte de la totalidad del hombre. Todo lo contrario, Dios lleva a plenitud al hombre en su conjunto, en todas sus dimensiones, incluyendo las materiales y las que puedan parecer más terrenales.

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?

Una persona puede refugiarse en el consuelo de la vida futura y olvidar su responsabilidad para con la vida presente. Esto no es correcto. El Reino de Dios no es sólo celestial, comienza aquí y ahora, es un mandato de Dios mismo, es nuestro deber trabajar por el Reino ya, aquí y ahora.

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?

Todo muy bien.
joseme87
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor JIvan187 » Dom Nov 10, 2013 6:11 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?

considero que el desarrollo material o tecnológico, por si solo, no garantiza el desarrollo de los humanos. Se requiere de ayuda de DIOS. como se decía en la lección DIOS, esta donde la ciencia no puede explicar alguna situación, y también tomando en cuenta que el desarrollo de las ciencias, es por medio de un hombre, y esa inteligencia que posee para desarrollar nuevas formulas viene de DIOS. EL verdadero desarrollo del hombre en todos sus aspectos o ámbitos en la vida, implica en promover a todos los hombres, debiendo ser integral, es decir, en la forma real de como se esta suscitando. El desarrollo esta en DIOS, en creer que todo es parte de él, y si proviene de él, debe se compartido sin ningún interés a cambio.


2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?

contestando la pregunto considero que es incompatible, ya que si esperamos en DIOS, nos traera bendiciones y lo demas vendra por añadidura, en el mismo sentido, no seria coherente como cristianos, esperar en él y tener deseos de lo material y personales. como se dice en la lección, no seria una entrega absoluta en creer y esperar en DIOS.

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?

por falta de fe, y creer en DIOS, que nos dará vida eterna, y que todo lo que hacemos es en vano, y dudamos que exista algo mas alla de la vida.

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?

Me agrado leer, respecto a la fe, y como desde los actos mas sencillos de nuestra quehacer diario, podemos creer en DIOS, y con ellos cambiar de actitud y pensamiento.
JIvan187
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor annylu » Lun Nov 11, 2013 6:56 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?

No creo que el desarrollo material o tecnológico asegure el progreso humano. Tal vez si se utilizara ese progreso en procurar el bien a la sociedad nos haría mejores humanamente, cosa que no se ha dado. Y lo que dijo Pablo Vi se refiere a que el crecimiento tecnológico y económico debe ir de la mano con el crecimiento humano.

2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?

No creo que sea incompatible, aunque si debería ser indiferente. El que espera en Dios, le da lo mismo la riqueza o la pobreza, el honor que el deshonor, exito o fracaso, sólo espera lo que Dios quiera darle, obviamene siendo activos y luchando por la vida cada día.

) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?

Pues yo creo que el hecho de no creer en vida eterna le resta importancia a la vida misma. Se vive por vivir, buscando placer temporal, sin importar los medios. Por supuesto que no son correctos estos supuestos, si se plantea sinceramente para qué y por qué vivimos.

4) Comentarios o sugerencias a esta lección del curso?

Me parece muy interesante el curso. Saludos
annylu
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor anyshaw01 » Lun Nov 11, 2013 11:22 pm

1. El desarrollo material o tecnológico no asegura por sí solo el progreso del ser humano. El verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, toda vez que el recurso humano quedaría vacío, es decir, sin calidad humana. Por tanto, existiría un desamor al prójimo y un egoísmo en crecimiento económico, que originaría un mundo de mucha indiferencia entre los seres humanos. Es importante que el crecimiento económico sea integral, o sea que debe llegar a todos los seres humanos, para evitar que el rico sea más rico y el pobre más pobre.


2. La incompatibilidad entre tener esperanzas humanas, deseos de bienes materiales y logros humanos con esperar en Dios, se da cuando creemos merecernos cada una de las cosas que esperamos o de los deseos o logros que esperamos en Dios. Cada uno de nosotros lo que debemos es confiar en la providencia divina y cada logro por el que luchamos ofrecérselo, cada deseo que tengamos o logro que pidamos, consultarlo con Dios y pedirle que se cumpla si es su voluntad y para Gloria de su nombre.

3. Estimo que el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo: cuando vivimos un día a día sin ofrecerle a Dios las obras realizadas, y en consecuencia, la existencia de una vida eterna después de la muerte carece de méritos. Además, cuando las personas carecen de una fe que les permite acoger la vida eterna como el lugar de la felicidad y que en este mundo debemos obrar según los mandamientos de Dios para alcanzar la vida eterna. No son correctos estos supuestos, porque la vida eterna es la felicidad completa a la que debe aspirar todo ser humano.
anyshaw01
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor Juanan51 » Mar Nov 12, 2013 6:28 pm

1.- a)El desarrollo material y tecnológico nunca podrá por sí sólo asegurar el progreso humano porque es obra de hombres que somos criaturas y por tanto limitados en nuestros alcances y que necesitamos además la ayuda de nuestro creador.
b)Significa que el auténtico desarrollo económico debe de tender a paliar las necesidades no solo materiales sino también espirituales de las personas ya que estamos compuestos de alma y cuerpo, y además comprendiendo a todos los habitantes de la tierra y no sólo de unos pocos privilegiados porque todos somos hijos de Dios.

2.- Para mí no es incompatible una cosa con otra. Lo que pasa es que lo primero es la esperanza en Dios que nos tiene que llamar a amar a nuestros semejantes y a procurar que ellos alcancen también los bienes materiales y espirituales que nos gustaría tener a nosotros y para eso a veces tendremos que renunciar a algunos de los materiales.

3.- El pensamiento del futuro logro de la vida eterna junto a Dios no nos debe paralizar y anular el deseo de mejorar este mundo, sino todo lo contrario ya que es único camino para alcanzar lo que anhelamos, ser felices con Dios para siempre.
Es decir que si queremos ganar el cielo tendremos que mejorar el mundo en todo lo que podamos y esto ¿como se hace?, pues amando a Dios y al prójimo, es decir obrando en todo conforme a la Ley de Dios que tan bien explicada está en los Evangelios y en la Sagrada Escritura.
Algunos creen que los cristianos pensando en la vida eterna están ausentes de los compromisos de la vida terrenal, pero ésto ni es así para un verdadero cristiano ni tiene porqué serlo porque en ese caso perderíamos dicha vida eterna pues no amaríamos lo suficiente y no aprobaríamos el examen del atardecer de la vida del que nos habló San Pablo.

4.- Gracias por el desarrollo de este tema. Es una visión muy completa sobre lo que debe ser la fe para nosotros y su meditación creo que nos ayudará a mantenerla y con la ayuda de Dios a aumentarla, aunque tenemos tan poca....Dios nuestro haznos el inmenso favor de darnos tu FE.
Juanan51
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor Carlos Caceres » Mar Nov 12, 2013 6:31 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano? ¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser autentico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?


Desarrolló está vinculado fuerte mente a la ciencia, que ha demostrado muchos avances ejemplo: la tasa de mortalidad ha disminuido, la tasa de mortalidad infantil ha disminuido, por el avance de la medicina; la globalización ha fortalecido la parte financiera de las corporaciones, por los avances de la economía, las comunicaciones es una factibilidad real de las sociedades etc. Con estos ejemplos puedo inferir que la ciencia es de mucha importancia para la economía mundial (relativamente); pero para que sea integral debe de aportar: Plusvalía, Responsabilidad Social de la Empresas, proteger la naturaleza, y especialmente el crecimiento el de la persona humana. Es aquí que se pierde la solidaridad con las personas y aparece el individualismo: corporativo, personal, etc., como lo dijo Su Santidad Juan Pablo II, el capitalismo voraz o sea la adoración del becerro de oro. Aquí justamente donde debe de estar el balance, Ciencia – moral – Fe, para hablar de justicia y que parte de las usufructos de las corporaciones debe de ser encaminadas al hombre y por supuesto al bien común.


2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?
Las esperanzas humanas tiene dos vertientes, una encaminada a los bienes materiales y otra a la espiritualidad y a la salvación, estas dos vertientes son complementarias se necesitan para la sobrevivencia humana; la valoración la encontramos en los mandamientos y en las escrituras: amar a Dios sobre todas las cosas; si quieres la salvación regresa a tu casa y regala toso tus bienes e incorpórate y tú cruz. Las acciones de amor: caridad, solidaridad, justicia, altruismo, es la cruz que Jesús nos pide para el prójimo y los más necesitados y se los devolverá con creses Dios es la creación, es amor,
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor Silviamaria » Jue Nov 14, 2013 2:50 pm

Buenas tardes, gracias por la aclaración al tema y las preguntas.
Esperaré que se realicen los correctivos. Estoy segura que todos queremos continuar el curso y qué mejor que se rectifique para comprender bien el texto y no confundirnos.
Gracias nuevamente y que Dios lo bendiga.
Silviamaria
 
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Re: 7. CREER, DUDAR, CONFIAR. Texto y lugar para tareas

Notapor lindoro50 » Vie Nov 15, 2013 2:34 pm

1) ¿Asegura el desarrollo material o tecnológico, por sí solo, el progreso también humano?

No. Hoy en día, el materialismo se presenta frecuentemente con un ropaje científico. Argumenta que todo lo humano se relaciona con lo material, y que el hombre es tan material como los demás seres naturales. Añade que la ciencia ya ha explicado muchos aspectos de la persona humana, y promete que, en el futuro, cada vez explicará mejor los restantes. Sin embargo, este planteamiento carece de base e incluso va contra el rigor científico, porque no distingue los diferentes niveles de la realidad y las diferentes perspectivas que deben adoptarse para conocerlos. Las críticas a la espiritualidad humana se basan en la posibilidad de construir máquinas que igualen, e incluso superen, las capacidades humanas. Sin duda, las máquinas nos pueden igualar y superar en muchos aspectos, pero carecen de la interioridad característica de la persona y de las capacidades relacionadas con esa interioridad (capacidad intelectual y argumentativa, conciencia personal y moral, capacidad de amar y ser amado, etc.).
Como consecuencia, nuestro conocimiento se encuentra abierto hacia toda la realidad, sin límite (aunque los conocimientos particulares sean siempre limitados); nuestro querer tiende hacia el Bien absoluto, y no se conforma con ningún bien limitado; y podemos descubrir el sentido de nuestra vida, e incluso darle libremente un sentido, proyectando el futuro.

¿Qué significa que "el verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (Pablo VI, Enc. Populorum progressio)?

Que el desarrollo completo del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad. Hay que pugnar por una verdadera unión entre las naciones para asistir a los pueblos más débiles. El deber de solidaridad de las personas es deber también de las naciones. Los pueblos deben de llegar a ser por sí mismos artífices de su desarrollo: es la meta que hay que conseguir. Es necesario también el diálogo entre las naciones: el diálogo es factor de fraternidad y ha de centrarse en los hombres, no en los intereses egoístas económicos y políticos. Esta es una obligación de todos. Hombres y pueblos, deben asumir su responsabilidad. El camino de la concordia pasa por el desarrollo, pero éste no está en la abundancia de riqueza egoísta de unos pocos, sino en la economía puesta al servicio del hombre. Hay que patentizar la urgencia de buscar el desarrollo solidario de la humanidad.

2) ¿Es incompatible tener "esperanzas humanas", deseos de bienes materiales y logros humanos, con esperar en Dios? ¿Por qué?

No. Dios nunca ha prohibido la producción de riqueza y los logros humanos, de otra forma cómo se lograría producir los bienes para compartirlos entre los que tienen y los que carecen de ellos? Debemos movernos y extender las manos a otros hombres y mujeres de buena voluntad en busca de un mundo mejor, un mundo más equitativo, donde se pueda, en solidaridad con los otros, esperar una vida mejor. La pobreza es evitable. Depende en parte del tipo de sociedad que elijamos y de nuestras decisiones políticas. Un cristiano no puede escuchar estas situaciones sin pensar en la epístola de Santiago: “Si un hermano o hermana está desnudo, y uno entre ustedes le dice, ‘vete en paz, mantente caliente, y cuídate,’ sin darles lo necesario para su cuerpo, de qué sirve?”

3) ¿Bajo qué supuestos el pensamiento en la vida eterna después de la muerte paraliza y anula el deseo de mejorar este mundo? ¿Son correctos esos supuestos? ¿Por qué?

Si lo enfrentamos con desesperación y angustia. Ésta es una primera reacción, pero no es conveniente, ni saludable, que nos encerremos en esta actitud negativa. Vale la pena hacer un esfuerzo por superarla, la vida no se detiene y necesitamos cumplir con nuestras responsabilidades porque hay personas que nos necesitan. Los muertos han alcanzado ya la vida eterna; los vivos necesitamos ganarnos esa vida eterna donde veremos a Dios.

Otra supuesto es mantener una actitud de inconsciencia. Tomamos esta actitud cuando no queremos hablar del asunto ni pensar en él. Nos volvemos irresponsables porque "no le tenemos miedo a la muerte" porque nunca hemos pensado en ella y entonces se puede caer en muchos vicios (alcohol, drogas, mal uso del sexo, etc.). Esta actitud nos lleva a desperdiciar el tiempo de nuestra vida y a cometer imprudencias. Se nos olvida que hemos sido creados por Dios, transitamos por esta vida temporalmente y que a Él debemos llegar el día de nuestra muerte. En la muerte podemos encontrar un sentido para nuestra existencia, tomando conciencia de que tenemos una sola vida aquí en la tierra y que hay que aprovecharla para poder alcanzar la vida eterna. Si tomamos cada día como si fuera el último, así lo viviremos más positivamente y realizándonos con más plenitud.

Los supuestos consecuentemente, no son correctos, porque en la vida debemos aprovechar el tiempo, y, sobre todo, emplearlo correctamente. Tiempo de merecer que Dios nos concedió y que pasa para nunca volver. ¡Qué angustia el pensamiento de que ya no es posible hacer penitencia, ni frecuentar los sacramentos, ni oír la palabra de Dios, ni visitar en el templo a Jesús Sacramentado, ni hacer oración! Lo hecho, hecho está. Es necesario pues mantener un juicio sano, quietud y serenidad para actuar bien, disipar graves escrúpulos y tranquilizar la conciencia.
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