Hola Hini, nuevamente estoy "en línea", desde luego tengo presente el curso, después de haber sufrido un intenso ataque por un virus informático que creo haber resuelto, no sin muchos dolores de cabeza. Reciban un fuerte abrazo.
CAPÍTULO QUINTO
EVANGELIZADORES CON ESPÍRITU
“Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo… que oran y trabajan (n. 259). La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido... Para eso urge recobrar un espíritu contemplativo… El verdadero misionero sabe que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él. Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama. En definitiva, lo que buscamos es la gloria del Padre” (nn. 264-267).
Imitando a Jesús deseamos integrarnos a fondo en la sociedad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros con la fuerza de la ternura. Sólo puede ser misionero alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros. La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida... Yo soy una misión… cada persona es digna de nuestra entrega… porque es obra de Dios, criatura suya (nn. 271-274).
Para mantener vivo el ardor misionero hace falta una decidida confianza en el Espíritu Santo, porque Él « viene en ayuda de nuestra debilidad » (Rm 8,26). y procurar la intercesión (nn. 280-281).
“En la cruz Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida... Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios… Como a san Juan Diego, María… dice al oído: « No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? » (Nican Mopohua, 118-119). (nn. 285-286).
“A la Madre del Evangelio viviente le pedimos que interceda para que esta invitación a una nueva etapa evangelizadora sea acogida por toda la comunidad eclesial” (nn. 288). “Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia… lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Es también la que conserva cuidadosamente « todas las cosas meditándolas en su corazón » (Lc 2,19)”.
“María es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás « sin demora » (Lc 1,39) (n. 288).
COMENTARIOS AL CAPÍTULO 5:
Evangelizadores con espíritu
La evangelización con espíritu, escribe el Papa Francisco, es la que arde en los corazones y ‘es muy diferente de un conjunto de tareas vividas como una obligación pesada que simplemente se tolera, o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos ’. Es el fuego del Espíritu Santo el que contagia con fervor, alegría, generosidad, audacia y amor.
“Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar. Allí aparece la enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma, esos que han decidido a fondo ser con los demás y para los demás. Pero si uno separa la tarea por una parte y la propia privacidad por otra, todo se vuelve gris y estará permanentemente buscando reconocimientos o defendiendo sus propias necesidades”
El Papa incide en que ‘la misión‘ es el corazón del pueblo cristiano, iluminado por el Espíritu Santo, y ‘con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María’ porque ‘ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización’
“Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes”