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Juan Pablo II nos explica en estas catequesis referidas a la Teología del Cuerpo que “El "reino de los cielos" es ciertamente el cumplimiento definitivo de las aspiraciones de todos los hombres, a quienes Cristo dirige su mensaje: es la plenitud del bien, que el corazón humano desea por encima de todo lo que puede ser su herencia en la vida terrena, es la máxima plenitud de la gratificación de Dios al hombre”.

Pregunta: "¿Podrías definir según este número… lo que significa el celibato por el Reino de los cielos. ¿Qué justifica que se pueda vivir en esta tierra célibe?"

Tal como lo enuncia el título del tema, el celibato es una renuncia por amor. En este sentido directo, el celibato implica la renuncia a un bien legítimo como forma particular de corresponder a un amor particular. El célibe de forma voluntaria, y que lo es por el reino de los cielos, hace de esta renuncia una forma de corresponder al amor de Cristo; dona su cuerpo a través de un sacrificio y con ello responde esponsaliciamente al amor redentor del Hijo de Dios, Esposo de la Iglesia, quien nos amo primero a través de su ministerio en favor de nuestra salvación. El celibato es, así visto, un acto de amor, y, como todo acto de amor legítimo, conlleva una renuncia y una entrega.

De tal manera que lo que justifica una vida célibe en esta tierra viene a ser en definitiva su significado como acto de amor a Cristo. Este acto, por su parte, posee una esencial significación teológica y eclesial por cuanto contribuye de forma especial a instrumentalizar en la temporalidad del mundo la realidad escatológica: el célibe expresa a través de su vida, y en medio de la realidad terrena, que el mundo futuro, la plenitud de la Resurrección, es posible y es real. Y con ello viene a expresar que las máximas aspiraciones del corazón humano, el culmen de la gracia divina en favor del hombre, son ya una realidad merced al Misterio de la Redención en Cristo Jesús. La vida del célibe es entonces un signo particular de la realidad del reino de Dios.

Dios la bendiga.

El reino de los cielos significa el reino de Dios. Al hablar de la continencia por el reino de los cielos Cristo predica y al que llama, un valor particular en sí misma. Los que lo eligen voluntariamente deben elegirla mirando ese valor y no como consecuencia de cualquier otro cálculo. Según la intención fundamental de Cristo el matrimonio sería la siguiente: si alguno elige el matrimonio debe elegirlo tal cual fue instituido por el creador "desde el principio" de buscar en el los valores que corresponden al designio de Dios si alguno decide seguir la continencia por el reino de los cielos debe buscar en ella los valores de la vocación. Uno debe actuar conforme a la vocación elegida. La opción de la virginidad o celibato para toda la vida ha venido a ser para los seguidores de Cristo una respuesta del amor del Esposo Divino; una donación de sí entendida como renuncia pero hecha por amor.

El "Reino de los cielos" significa el reino de Dios que Cristo predicaba en su relización final, es decir, escatológica. Cristo predicaba este reino en su relización o instauración temporal, al mismo tiempo, lo pronosticaba en su cumplimiento escatológico. La instauración temporal del reino de Dios es, a la vez, su inaguración y su preparación para el cumpliminento definitivo. Cristo llama a este reino y cuando llama a algunos a la continencia, los llama de una manera particular a participar en la instauración del reino de Dios sobre la tierra, gracias al cual se comienza y se prepara la fase definitiva del "reino de los cielos"
El reino de los cielos es para todos, también para los que "toman marido y mujer. Para todos es la "vina del senor", en la cual aquí, en la tierra, deben trabajar; y despúés, la "casa del Padre", donde deben encontrarse en la eternidad.
El reino de los cielos es el cumplimiento definitivo de las aspiraciones de todos los hombres: la plenitud del bien, que el corazón humano desea por encima de todo lo que puede ser su herencia en la vida terrena, es la máxma plenitud de la gratrificación de Dios al hombre.

¿Qué es el "reino de los cielos"?
R.- 2. El "reino de los cielos", significa el "reino de Dios", que Cristo predicaba en su realización final, es decir, escatológica. Cristo predicaba este reino en su realización o instauración temporal y, al mismo tiempo, lo pronosticaba en su cumplimiento escatológico. La instauración temporal del reino de Dios es, a la vez, su inauguración y su preparación para el cumplimiento definitivo. Cristo llama a este reino y, en cierto sentido, invita a todos a él (cf. la parábola del banquete de bodas: Mt 22, 1-14). Si llama a algunos a la continencia "por el reino de los cielos", se deduce del contenido de esa expresión, que los llama a participar de modo singular en la instauración del reino de Dios sobre la tierra, gracias a la cual se comienza y se prepara la fase definitiva del "reino de los cielos".

Así como nuestra naturaleza es una naturaleza caída, es también una naturaleza sustentada por Dios y por ello compartimos los dones trinitarios. La Salida de sí, la capacidad de conocer al otro como el Padre Conoce al Hijo, la capacidad de donación y de recepción del otro. Este plan de Dios que fue hachado a perder por nosotros, fue reestablecido por Cristo y es en esencia la única finalidad de este mundo histórico. Participar en la creación del hombre y hacerlo siendo la imagen del pastor que no sólo apaciente sino que conduce al rebaño debe ser a obra más motivadora para cualquiera. Así como el maestro es un colaborador de Dios en la creación, un religioso es un colaborador cercano y semejante a Cristo para este propósito trascendente.
En el matrimonio tenemos atisbos de esta experiencia con los hijos que adquirimos con Dios y con algunos de los que nos rodean, pero debe ser exaltante tener la capacidad de escuchar el llamado, decir que sí y ser, saber y servir desde la vida religiosa.

Pregunta:
¿Qué es el “reino de los cielos”?
Reino de los Cielos es reino de Dios, es el reino que Cristo predicaba en su realización final, esto es, escatológica. Tanto en su realización personal y en su cumplimiento escatológico. La instauración del reino en lo temporal es igualmente, su inauguración y su preparación para el cumplimiento definitivo. El Reino de los Cielos, es el cumplimiento definitivo de las aspiraciones de todos los hombres. El Reino de los Cielos, es la plenitud del bien, que el corazón humano anhela por encima de todas las cosas terrenas. El Reino de los Cielos es la máxima plenitud de la gratificación de Dios al hombre.