81. El celibato, don de Dios

En esta tercera y cuarta partes se toca la teología del cuerpo, la
resurrección de los cuerpos, la virginidad, el celibato,la abstinencia en el
matrimonio, la doctrina paulina sobre virginidad y matrimonio .

Esta parte consta 23 lecciones que se enviarán todos los martes y viernes a
partir del 14 de enero de 2014 , la última será el 1 de abril del 2014
.Estas son la tercera y cuarta partes de seis partes que se darán de manera
consecutiva e ininterrumpida. El curso completo se dará a lo largo de un año
y consta de:

Parte I: Principios del amor humano (23 lecciones)

Parte II: La purificación del corazón (40 lecciones)

Parte III: La resurrección de la carne (9 lecciones)

Parte IV: La virginidad cristiana (14 lecciones)

Parte V: El sacramento del matrimonio (27 lecciones)

Parte VI: Amor y fecundidad (16 lecciones)

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano,
también conocida como Teología del Cuerpo.

Moderadores: raulalonso, tito, Catholic.net, gache, Moderadores Animadores

81. El celibato, don de Dios

Notapor pilar calva » Jue Ene 16, 2014 6:55 pm

81. El celibato, don de Dios

Al responder a las preguntas de los fariseos sobre el matrimonio y su indisolubilidad, Cristo se refirió al «principio», es decir a su institución originaria por parte del Creador.

(5-V-82/9-V-82)

1. Al responder a las preguntas de los fariseos sobre el matrimonio y su indisolubilidad, Cristo se refirió al "principio", es decir a su institución originaria por parte del Creador. Puesto que sus interlocutores se remitieron a la ley de Moisés, que preveía la posibilidad del llamado "libero de repudio", El contestó: "Por la dureza de vuestro corazón Os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así" (Mt 19, 8).

Después de la conversación con los fariseos, los discípulos de Cristo se dirigieron a El con las siguientes palabras: "Si tal es la condición del hombre con la mujer, preferible es no casarse. El les contestó: No todos entienden esto, sino aquellos a quienes ha sido dado. Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que fueron hechos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismo se han hecho tales por amor del reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda" (Mt 19, 10-12).

2. Las palabras de Cristo aluden, sin duda, a una consciente y voluntaria renuncia al matrimonio. Esta renuncia sólo es posible si supone una conciencia auténtica del valor que constituye la disposición nupcial de la masculinidad y feminidad del matrimonio. Para que el hombre pueda ser plenamente consciente de lo que elige (la continencia por el reino), debe ser también plenamente consciente de aquello a lo que renuncia (aquí se trata precisamente de la conciencia del valor en sentido "ideal"; no obstante, esta conciencia es totalmente "realística").

Cristo, de este modo, exige ciertamente una opción madura. Lo comprueba, sin duda alguna, la forma en que se expresa la llamada a la continencia por el reino de los cielos.

3. Pero no basta una renuncia plenamente consciente a dicho valor. A la luz de las palabras de Cristo, como también a la luz de toda la auténtica tradición cristiana, es posible deducir que esta renuncia es a la vez una particular forma de afirmación de ese valor en virtud del cual la persona no casada se abstiene coherentemente, siguiendo el consejo evangélico. Esto puede parecer una paradoja. Sin embargo, es sabido que la paradoja acompaña a numerosos enunciados del Evangelio, y frecuentemente a los más elocuentes y profundos. Al aceptar este significado de la llamada a la continencia "por el reino de los cielos", sacamos una conclusión correcta, sosteniendo que la realización de esta llamada sirve también -y de modo particular- para la confirmación del significado nupcial del cuerpo humano en su masculinidad y feminidad. La renuncia al matrimonio por el reino de Dios pone de relieve, al mismo tiempo, ese significado en toda su verdad interior y en toda su belleza personal. Se puede decir que esta renuncia, por parte de cada una de las personas, hombres y mujeres, es, en cierto sentido, indispensable, a fin de que el mismo significado nupcial del cuerpo sea más fácilmente reconocido en todo el ethos de la vida humana y sobre todo el ethos de la vida conyugal y familiar.

4. Así, pues, aunque la continencia "por el reino de los cielos" (la virginidad, el celibato) oriente la vida de las personas que la eligen libremente al margen del camino común de la vida conyugal y familiar, sin embargo, no queda sin significado para esta vida: por su estilo, su valor y su autenticidad evangélica. No olvidemos que la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia (cfr. Ef 5, 22-23): de Cristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, eso es "eunuco por el reino de los cielos", en el sentido más perfecto del término. Nos convendrá volver sobre este tema más tarde.

5. Al final de estas reflexiones queda todavía un problema concreto: ¿De qué modo en el hombre, a quien "le ha sido dada" la llamada a la continencia por el reino, se forma esta llamada basándose e la conciencia del significado nupcial del cuerpo en su masculinidad y feminidad, y más aún, como fruto de esta conciencia? ¿ De qué modo se forma o, mejor, se "transforma"? Esta pregunta es igualmente importante, tanto desde el punto de vista de la teología del cuerpo, como desde el punto de vista del desarrollo de la personalidad humana, que es de carácter personalístico y carismático a la vez. Si quisiéramos responder a esta pregunta de modo exhaustivo -en la dimensión de todos los aspectos y de todos los problemas concretos que encierra- habría que hacer un estudio expreso sobre la relación entre el matrimonio y la virginidad y entre el matrimonio y el celibato. Pero esto excedería los límites de las presentes consideraciones.

6. Permaneciendo en el ámbito de las palabras de Cristo según Mateo (19, 11-12), es preciso concluir nuestras reflexiones, afirmando lo siguiente. Primero: Si la continencia "por el reino de los cielos" significa indudablemente una renuncia, esta renuncia es al mismo tiempo una afirmación: la que se deriva del descubrimiento del "don", esto es, el descubrimiento, a la vez, de una perspectiva de la realización personal de sí mismo "a través de un don sincero de sí" (Gaudium et spes, 24); este descubrimiento está, pues, en una profunda armonía interior con el sentido del significado nupcial del cuerpo, vinculado "desde el principio" a la masculinidad o feminidad del hombre como sujeto personal. Segundo: Aunque la continencia "por el reino de los cielos" se identifique con la renuncia al matrimonio -el cual en la vida de un hombre y de una mujer da origen a la familia-, no se puede en modo alguno ver en ella una negación del valor esencial del matrimonio; más bien, por el contrario, la continencia sirve directamente a poner de relieve lo que en la vocación conyugal es perenne y más profundamente personal, lo que en las dimensiones de la temporalidad (y a la vez en la perspectiva del "otro mundo") corresponde a la dignidad del don personal, vinculado con el significado nupcial del cuerpo en su masculinidad y feminidad.

7. De este modo, la llamada de Cristo a la continencia "por el reino de los cielos", justamente asociada a la evocación de la resurrección futura (cfr. Mt 21, 24-30; Mc 12, 18-27; Lc 20, 27-40), tiene un significado capital no sólo para el ethos y la espiritualidad cristiana, sino también para la antropología y para toda la teología del cuerpo, que descubrimos en sus bases.

Recordemos que Cristo, al refirirse a la resurrección del cuerpo en el "otro mundo", dijo, según la versión de los tres Evangélicos sinópticos. "Cuando resuciten de entre los muertos, ni se casarán ni serán dadas en matrimonio..." (Mc 12, 25). Estas palabras, que ya hemos analizado antes, forman parte del conjunto de nuestras consideraciones sobre la teología del cuerpo y contribuyen a su elaboración.

Preguntas:
¿En qué consiste la paradoja que se presenta en este número? La ley del don y de la renuncia, como evidencia de la masculinidad y feminidad
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor Maria 2 » Mar Mar 18, 2014 8:52 pm

¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?

Al aceptar este significado de la llamada a la continencia "por el reino de los cielos", sacamos una conclusión correcta, sosteniendo que la realización de esta llamada sirve también -y de modo particular- para la confirmación del significado nupcial del cuerpo humano en su masculinidad y feminidad. La renuncia al matrimonio por el reino de Dios pone de relieve, al mismo tiempo, ese significado en toda su verdad interior y en toda su belleza personal. Se puede decir que esta renuncia, por parte de cada una de las personas, hombres y mujeres, es, en cierto sentido, indispensable, a fin de que el mismo significado nupcial del cuerpo sea más fácilmente reconocido en todo el ethos de la vida humana y sobre todo el ethos de la vida conyugal y familiar.

La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia (cfr. Ef 5, 22-23): de Cristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, eso es "eunuco por el reino de los cielos", en el sentido más perfecto del término. Nos convendrá volver sobre este tema más tarde.

Un abrazo y hasta pronto.-
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor lindoro50 » Mié Mar 19, 2014 11:02 am

¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?

"Mediante el bautismo, el hombre y la mujer se insertan definitivamente en la Nueva y Eterna Alianza, en la Alianza esponsal de Cristo con la Iglesia. Y debido a esta inserción indestructible, la comunidad íntima de vida y de amor conyugal, fundada por el Creador, es elevada y asumida en la caridad esponsal de Cristo, sostenida y enriquecida por su fuerza redentora" (Familiaris Consortio, n. 13).

La sacramentalidad es un ‘poder o eficacia’ que penetra estas acciones naturales, por el que se convierten en instrumentos de la operación de Cristo y producen efectos divinos. Como es evidente, se distingue entre el uso sacramental y no-sacramental de estas realidades. El agua o el aceite no se hacen "intrínsecamente" sacramentales para el cristiano, porque puede también emplearlos para una finalidad natural, sin ningún efecto o significación sacramental.
El matrimonio se distingue de los demás sacramentos, en cuanto el sacramento no consiste en una acción transitoria sino en una realidad resultante que es sacramentalizada de modo permanente. Si los cristianos contraen matrimonio sacramentalmente, la razón es que por el bautismo están ‘en Cristo’.

No es simplemente la expresión de consentimiento (que en nada difiere del consentimiento prestado en el matrimonio natural), sino el hecho de que el consentimiento ha sido dado por personas bautizadas, lo que efectúa el sacramento. No es al nivel de los efectos jurídicos, sino de las realidades ontológicas, que nos movemos aquí.
lindoro50
 
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor patricio » Mié Mar 19, 2014 11:15 pm

Preguntas:
¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?
-La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia: de Cristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, eso es "eunuco por el reino de los cielos", en el sentido más perfecto del término.
Aunque la continencia "por el reino de los cielos" se identifique con la renuncia al matrimonio el cual en la vida de un hombre y de una mujer da origen a la familia, no se puede en modo alguno ver en ella, una negación del valor esencial del matrimonio; más bien, por el contrario, la continencia sirve directamente a poner de relieve lo que en la vocación conyugal es perenne y más profundamente personal, lo que en las dimensiones de la temporalidad (y a la vez en la perspectiva del "otro mundo") corresponde a la dignidad del don personal, vinculado con el significado nupcial del cuerpo en su masculinidad y feminidad.
-El bautismo: fundamento de la sacramentalidad del matrimonio.
Detrás de la sacramentalidad de cada sacramento está siempre la voluntad de Cristo, que quiere incorporar a cada hombre y su vida al orden sobrenatural. El bautismo es la puerta hacia los demás sacramentos. Los bautizados están "en" Cristo; sus vidas ya llevan este sello o carácter imborrable de hijo o hija de Dios. Ahora bien: el bautismo no es tan sólo la puerta al matrimonio, en cuanto sacramento; es también su explicación en el sentido de que, dada la positiva voluntad institucional de Cristo, el bautismo es la causa de que el matrimonio sea sacramental. Si los cristianos contraen matrimonio sacramentalmente, la razón es que por el bautismo están "en Cristo". "Mediante el bautismo, el hombre y la mujer se insertan definitivamente en la Nueva y Eterna Alianza, en la Alianza esponsal de Cristo con la Iglesia. Y debido a esta inserción indestructible, la comunidad íntima de vida y de amor conyugal, fundada por el Creador, es elevada y asumida en la caridad esponsal de Cristo, sostenida y enriquecida por su fuerza redentora" (Familiaris Consortio, n. 13).
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor Jeanette Palacios » Jue Mar 20, 2014 3:08 pm

¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?
La unica Clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia. de Cristo hijo de la Virgen , el cual era el mismo Virgen o sea Eunoco por el Reino de los cielos

¿En qué consiste la paradoja que se presenta en este número? La ley del don y de la renuncia, como evidencia de la masculinidad y feminidad
En este numero se presenta el celibato y el don de Dios.
Las palabras de Cristo aluden, sin duda, a una consciente y voluntaria renuncia al matrimonio. Esta renuncia sólo es posible si supone una conciencia auténtica del valor que constituye la disposición nupcial de la masculinidad y feminidad del matrimonio. Para que el hombre pueda ser plenamente consciente de lo que elige (la continencia por el reino), debe ser también plenamente consciente de aquello a lo que renuncia (aquí se trata precisamente de la conciencia del valor en sentido "ideal"; no obstante, esta conciencia es totalmente "realística")
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor Mary Jo » Jue Mar 20, 2014 10:14 pm

Preguntas:
¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?
La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia (cfr. Ef 5, 22-23): de Cristo, Hijo de la Virgen, el cual era Él mismo virgen, eso es "eunuco por el reino de los cielos", en el sentido más perfecto del término.

¿En qué consiste la paradoja que se presenta en este número? La ley del don y de la renuncia, como evidencia de la masculinidad y feminidad.
La castidad es un don y una renuncia. ¿Por qué? Se renuncia consciente y voluntariamente al matrimonio, pero sólo es posible renunciar si supone una conciencia auténtica del valor que constituye la disposición nupcial de la masculinidad y feminidad del matrimonio. El Papa afirma: “para que el hombre pueda ser plenamente consciente de lo que elige (la continencia por el reino), debe ser también plenamente consciente de aquello a lo que renuncia”.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor NELSON » Sab Mar 22, 2014 1:39 pm

¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?
No olvidemos que la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia (cfr. Ef 5, 22-23): de Cristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, eso es "eunuco por el reino de los cielos", en el sentido más perfecto del término.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor garu » Sab Mar 22, 2014 8:57 pm

La renuncia a la disposición nupcial de la masculinidad y la feminidad al matrimonio por el Reino, no puede verse como una simple renuncia, sino que constituye una afirmación del valor del mismo (matrimonio) cuando una persona, libre y coherentemente, practica la abstinencia, por cuanto “para que el hombre pueda ser plenamente consciente de lo que elige (la continencia por el reino), debe ser también plenamente consciente de aquello a lo que renuncia”. Al descubrirse en la abstinencia una nueva perspectiva de realización personal a través del don de si mismo, existe una armonía con el significado nupcial del cuerpo vinculado a la masculinidad o feminidad del hombre y aunque ello sea una renuncia al matrimonio y, por tanto a la familia, no constituye una negación al valor del mismo
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor mariaines » Lun Mar 24, 2014 12:49 pm

¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?
La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia (cfr. Ef 5, 22-23).
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor Titica » Lun Mar 24, 2014 2:10 pm

La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia
(cfr. Ef 5, 22-23): deCristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, eso es 'eunuco por el reino de los cielos',
en el sentido más perfecto del término.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor virginia castro » Mar Mar 25, 2014 9:31 am

Virginia Castro #81

Cual es la unica clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?

No debemos olvidar que la clave para entender la sacramentalidad del matrimonio, es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia , de Cristo Hijo de la Virgen esa es "union por el reino de los cielos.
Dios antiguamente se Adelanto a unirse a su pueblo por una Alianza de amor y de fidelidad, asi el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio, y permanence con ellos para que las esposas con su mutual entrega se amen con perpetua fidelidad, como El mismo ha amado a la Iglesia y se entrego por ella.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor maguie » Mié Mar 26, 2014 1:20 pm

La paradoja que presenta esta lección consiste en que para elegir la continencia por el Reino, la persona debe conocer el valor del matrimonio y a qué está renunciando; la renuncia al matrimonio por el Reino de los Cielos pone de relieve lo valioso y estimable que es el matrimonio y al mismo tiempo evidencia que la masculinidad y feminidad se complementan, puesto que la persona con este llamado especial de Dios debe renunciar a esa complementariedad, como algo que le faltará.

La persona necesita darse para sentirse pleno, así, la persona que renuncia al matrimonio no está exenta de la necesidad de este don pero lo realiza de modo diferente. No se da a otra persona, de modo físico, como se dan los cónyuges en el matrimonio, pero sí se da a todas las personas dando su tiempo y disposición para el servicio de otros. Así, los frutos que se obtienen de la donación de sí reununciando al matrimonio son frutos espirituales.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor Silviamaria » Mié Mar 26, 2014 3:00 pm

¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?
La única clave es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia. El amor de los esposos cristianos en esa entrega mutua como Cristo se entregó por ella.

¿En qué consiste la paradoja que se presenta en este número? La ley del don y de la renuncia, con evidencia de la masculinidad y feminidad.
Consiste en el celibato y el don de Dios. Cabe señalar que toda acción se hace voluntaria y conscientemente, esto es que se renuncia con plena aprobación. La abstinencia no los hace diferentes porque no se darán como un esposo a una esposa y viceversa pero se dan al resto del prójimo y reciben sus recompensas inmateriales
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor antonio_7 » Jue Mar 27, 2014 12:40 pm

Enque consiste la paradoja que se presenta en este numero? la ley del don y la renuncia, como evidencia de la masculinidad y la feminidad.
Consiste en una aseptasion, a la paradogia de la continensia por el reino de los cielos, sosteniendo que esta llamada a la realizacion sirve tanbien y de un modo particular,para la confirmacion del significado nupsial del cuerpo humano en su masculinidad y feminidad. la renunsia al matrimonio por el reino de DIOS pone de relieve, ese significado en toda su belleza personal y en todo su interior, se puede desir que es una renuncia de parte de hombre y mujer, indispensable, afin de que el mismo significado sea reconosido en todo el ethos de la vida humana, y sobretodo el ethos de la vida coyugal y familiar.
No olvidemos que la unica clave para comprender la sacrementalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo con la Iglesia, susitando las escrituras en efesios 5, 22-23: de Cristo hijo de la Virgen, el cual el era mismo Virgen, eso es " eunuco por el reino de los cielos" en el sentido mas perfecto del termino.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor yaluz » Vie Mar 28, 2014 5:18 pm

Preguntas:
¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?
R:
La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia. Todo sacramento es un encuentro con Jesús, entonces el matrimonio es un encuentro con Él para que en Él se manifieste la conciencia auténtica del valor que constituye la disposición nupcial de la masculinidad y feminidad del matrimonio, la conformación de la futura familia. Se renuncia al celibato y a la virginidad, de manera consciente y madura pero con el mismo amor nupcial de Cristo hacia su Iglesia.
Zulay R. de Álvarez (yaluz)
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor MA SOCORRO A REYES L » Dom Mar 30, 2014 6:11 pm

La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia (cfr. Ef 5, 22-23): de Cristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, eso es "eunuco por el reino de los cielos", en el sentido más perfecto del término.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor b. gabriel reyes reyes » Lun Mar 31, 2014 10:40 pm

[b]¿Cuál es la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio?[/b]
[i]La única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia. Jesucristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, esto es: "eunuco por el reino de los cielos" en el sentido más perfecto del término, ama a su Iglesia y se entrega por ella.[/i]

[b]¿En qué consiste la paradoja que se presenta en este número? La ley del don y de la renuncia, como evidencia de la masculinidad y feminidad.[/b]
[i]La paradoja que se presenta en este número estriba en que la renuncia al matrimonio y a formar una familia propia (la continencia por el “reino de los cielos”) podría interpretarse como una negación del significado nupcial del cuerpo humano, en su masculinidad y feminidad; sin embargo, de manera paradójica, esa opción afirma de manera particular ese mismo significado en toda su verdad interior, hasta llega a ser indispensable para que el significado nupcial del cuerpo sea más fácilmente reconocido en el ethos de la vida humana. [/i]
b. gabriel reyes reyes
 
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor RoxanaGomez25 » Mar Abr 08, 2014 1:07 pm

¿En qué consiste la paradoja que se presenta en este número? La ley del don y de la renuncia, como evidencia de la masculinidad y feminidad
Cristo en su revelación quiere que el hombre sea plenamente consciente de lo que elige por lo mismo si han de renunciar al matrimonio, tienen que tener conocimiento y conciencia auténtica del valor que constituye la disposición nupcial de la masculinidad y feminidad del matrimonio, así al elegir por la continencia por el reino de los cielos, debe estar plenamente consciente de aquello a lo que renuncia. Cristo exige una opción madura. Donde no basta la renuncia a dicho valor, que aunque parezca paradoja, ya que para tomar la elección deben reconocer todo el valor del matrimonio, y libremente renuncian a este valor, pero esta renuncia es al mismo tiempo una afirmación, la que deriva el descubrimiento del don sincero de sí, con profunda armonía interior, una plena realización personal de si mismo en su masculinidad y feminidad, con armonía en su significado del cuerpo esponsalicio, que desde el principio a la masculinidad y feminidad del hombre como sujetos al matrimonio, no hay negación al valor, sino que la continencia pone de relieve su vocación conyugal perenne y más profundamente personal, que corresponde a la dignidad del don personal. Cristo llama a la continencia por el reino de los cielos, asociada a la resurrección futura.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor Alejandra S » Mar Abr 22, 2014 9:27 am

Juan Pablo II nos dice que “la única clave para comprender la sacramentalidad del matrimonio es el amor nupcial de Cristo hacia la Iglesia (cfr. Ef 5, 22-23): de Cristo, Hijo de la Virgen, el cual era El mismo virgen, eso es "eunuco por el reino de los cielos", en el sentido más perfecto del término”.
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Re: 81. El celibato, don de Dios

Notapor BlancaElena » Sab Abr 26, 2014 12:36 pm

¿En qué consiste la paradoja que se presenta en este número?

En que la renuncia es la afirmación del don de DIOS.

La ley del don y de la renuncia, como evidencia de la masculinidad y feminidad

Sirve para reafirmar la aceptación del don con el celibato (masculinidad) y la virginidad (feminidad). Renuncia a una familia propia pero a la vez fortalece el matrimonio en su indisolubilidad y fidelidad, se puede ser "uno solo" como Cristo y la Iglesia. Presente la masculinidad y feminidad ofrecidas a DIOS de acuerdo a los Consejos Evangélicos. Constituye un gran valor para la Antropología Cristiana y la Teología del Cuerpo.
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