1. ¿Se encuentra la felicidad en la búsqueda insaciable de todo lo que nos interesa, preocupa, inquieta a nosotros? ¿O más bien hay que dar espacio a los demás, interesándonos, preocupándonos por los demás?
No podríamos jamás encontrar la felicidad en ese egocentrismo que nos genera tristeza, infelicidad, tiene que haber un equilibrio de cuanto nos amamos a nosotros mismos y cuanto podemos amar a los demás y darle ese espacio a otras personas.
2. ¿No es el individualismo, el egoísmo, el excesivo apego a las propias cosas, ideas, criterios, métodos y pensamientos lo que nos hace sufrir tanto y por lo cual nos hace infelices?
R/. Según el artículo leído el autor dice que aquella persona que vive excesivamente pendiente de sí, concentrado en su propio yo, suele perder la visión objetiva de las cosas y se vuelve hipersensible y vulnerable. Todo le afecta mucho más, sufre desproporcionadamente y se incapacita para gozar de lo bueno que la vida le ofrece.
3. ¿Sería el resentimiento un elemento de este egoísmo?
Si, el resentimiento es frecuentemente el principal obstáculo para ser feliz, porque amarga la vida. El resentimiento es una autointoxicación psíquica”: un envenenamiento de nuestro interior, que depende de nosotros mismos y que suele aparecer como reacción a un estímulo negativo en forma de ofensa o agresión.
4. ¿No será también la incapacidad de perdonar otro elemento de este egoísmo?
Hay quienes consideran que están incapacitados para perdonar ciertos agravios porque no pueden eliminar sus efectos: no pueden dejar de experimentar la herida, ni el odio, ni el afán de venganza.
5. ¿Es la envidia una consecuencia patente de este egoísmo que encierra y aprisiona al hombre de hoy?
Si, La envidia "es un serio obstáculo para la felicidad" e incluye el agravante de que resulta difícil reconocerla en uno mismo: muy pocas veces escuchamos a alguien decir que es envidioso, cuando no tiene inconveniente en declararse ante los demás como ambicioso, desordenado, soberbio o destemplado. En un mundo competitivo como el nuestro, la propensión a la envidia se agudiza considerablemente. Tomás de Aquino explica que la envidia posee como característica específica el entristecerse del bien ajeno, en cuanto que se mira como un factor que disminuye la propia excelencia o felicidad.